Constelaciones & Estaciones

Harry Potter - J. K. Rowling Harry Potter and the Cursed Child - Thorne & Rowling
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Constelaciones & Estaciones
Summary
Miré a Draco, sus ojos brillaban con una intensidad que siempre me había parecido fascinante.- Draco- comencé - Siempre he encontrado algo increíblemente interesante en ti. Me gusta cómo tus ojos brillan cuando hablas de algo que te apasiona. Esa luz en tus ojos, es como si estuvieras mirando a las estrellas- .Draco sonrió, su dulzura y gentileza siempre me habían cautivado.- Eres como una estrella, Draco. Brillante, hermoso, y siempre iluminando mi camino. Me recuerdas a las noches estrelladas, llenas de belleza y misterio...- Miré a Draco, y luego al cielo.- Somos como el sol y la luna, Draco. Diferentes, pero de alguna manera, perfectamente alineados. Tú eres la luna, tranquilo y sereno, y yo soy el sol, ardiente y apasionado. Y aunque estamos separados por el cielo, siempre encontramos la manera de encontrarnos. Y al igual que las constelaciones y las estaciones, nuestro amor cambia y evoluciona, pero siempre permanece. Siempre estaremos juntos, Draco, a través de todas las constelaciones y todas las estaciones.
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Entre la amistad y el deber


Me sentía como si estuviera en el ojo de una tormenta. La pelea con Harry no solo dejó una marca en mi nariz, sino que también desató una tensión palpable entre Gryffindor y Slytherin. Mientras caminaba por los pasillos, podía sentir las miradas acusatorias de algunos compañeros de Gryffindor, quienes apoyaban las acciones impulsivas de Harry, pero también percibía la desaprobación en otros que cuestionaban su comportamiento.

— ¿Qué opinas de lo que hizo Harry, Apolo? —preguntó Jack con incertidumbre en su voz.

— No creo que haya sido la mejor manera de manejar las cosas. Estaba tratando de estudiar y simplemente estalló —respondí, tratando de no entrar en detalles.

La división en Gryffindor era evidente, y la lealtad hacia Harry complicaba las cosas para Draco. Lo veía debatirse internamente, atrapado entre sus sentimientos por Harry y su amistad conmigo. Era evidente que se sentía culpable por cómo habían escalado las cosas.

Mientras tanto, la intervención del director Albus Dumbledore no se hizo esperar. 

El director Dumbledore nos recibió con una mirada seria cuando entramos a su despacho. Junto a mí estaba Harry, y frente a nosotros estaba el profesor Snape, quien nos acompañaba en calidad de testigo.

—¿Puedo preguntar qué pasó exactamente? —preguntó Dumbledore, su tono tranquilo pero firme.

Harry tomó la palabra primero, explicando su versión de los hechos. Escuché en silencio mientras admitía que me había golpeado, pero explicaba que había sido un malentendido. Explicó que había pensado que estaba burlándome de él por no tener padres, un tema delicado para Harry.

Cuando Dumbledore me dio la oportunidad de hablar, no pude evitar sentirme frustrado por la situación injusta en la que me encontraba.

—Director, yo jamás me burlaría de Harry por algo así. Es un tema muy delicado y respeto sus sentimientos —dije con calma, tratando de transmitir mi sinceridad.

Después de escuchar ambos lados de la historia, Dumbledore permaneció en silencio por un momento, como si estuviera reflexionando sobre lo que acababa de escuchar.

Finalmente, habló con voz grave. — Entiendo lo que están diciendo, pero el hecho sigue siendo que ambos participaron en una pelea, lo cual es inaceptable en Hogwarts. Como consecuencia, Gryffindor perderá 20 puntos y Slytherin también —

Sentí una oleada de frustración y disgusto. 

— ¡Pero director, no es justo! ¡Yo no hice nada para provocar la pelea, y ahora estoy siendo castigado por los errores de Harry! — exclamé, incapaz de contener mi molestia.

Dumbledore me miró con seriedad antes de responder. — Comprendo tu punto de vista, Apolo, pero lo que intento enseñarles es que deben tener respeto mutuo y no permitir que las disputas personales se conviertan en conflictos físicos. Las acciones tienen consecuencias, y es importante aprender de ellas — 

Tanto Harry como yo fuimos suspendidos de los juegos y entrenamientos de Quidditch durante tres semanas como castigo por nuestra conducta. Sentí un nudo en el estómago al enterarme de la noticia, el Quidditch era mi escape, mi distracción en la escuela, y no quería perderlo de esa manera.

La suspensión sólo aumentó la presión que sentía sobre mis hombros, mientras luchaba por encontrar un equilibrio entre mis responsabilidades académicas, mis relaciones personales y la tensión constante entre las casas de Hogwarts. Aunque no estuve de acuerdo con la decisión de Dumbledore, comprendí su mensaje. 

Me siento bastante molesto después de que nos suspendieran del equipo de Quidditch, y todo por culpa de Harry. No puedo evitar sentir cierta ira hacia él por meterme en este lío, pero decido que lo mejor es concentrarme en mis estudios y ver qué puedo mejorar. Me alejo un poco de Draco, no porque no confíe en él, sino porque no quiero más problemas con Harry y definitivamente no quiero acabar con un ojo morado esta vez.

Es entonces cuando empiezo a notar a Hermione Granger de una manera diferente. Al principio, la veía como esa chica súper lista que siempre está levantando la mano en clase y citando libros como si fueran la guía definitiva para todo. Pensaba que era un poco pretenciosa, para ser honesto, pero con el tiempo, me doy cuenta de que hay mucho más en ella que solo ser inteligente. Es increíblemente amable y atenta, y está dispuesta a ayudar a cualquiera que lo necesite.

Lo que más me sorprende es que no solo se conforma con ser inteligente, sino que está realmente emocionada de compartir su conocimiento con los demás. No le importa si eres de Gryffindor, Slytherin o incluso Hufflepuff, si estás dispuesto a aprender, ella está dispuesta a enseñarte.

El sol se filtraba a través de las altas ventanas de la biblioteca, pintando franjas doradas en los estantes de libros polvorientos. Estoy de pie junto a la sección de encantamientos, hojeando un libro con expresión concentrada. De repente, una voz familiar me interrumpe.

—¿Necesitas ayuda con eso?

Alzó la vista para encontrarme con los ojos marrones brillantes de Hermione Granger, llenos de calidez y curiosidad.

—Sí, estoy buscando un libro sobre Encantamientos Avanzados —admito, sorprendido por lo reconfortante que resulta su presencia.

—Ah, los encantamientos avanzados son fascinantes —responde ella con entusiasmo, deslizando un libro de un estante cercano. —Aquí tienes uno que podría interesarte. 

Me encuentro disfrutando de nuestras conversaciones, que van desde temas tan profundos como la historia de la magia hasta debates acalorados sobre los últimos descubrimientos en el mundo mágico. Hermione me desafía a pensar de manera diferente y a cuestionar mis propias creencias, y eso es algo que aprecio mucho.

Aunque al principio pensé que Hermione y yo éramos muy diferentes, ahora me doy cuenta de que tenemos más en común de lo que imaginaba. Ambos nos esforzamos por ser lo mejor que podemos ser, ya sea en los estudios o en el Quidditch, y ambos valoramos la amistad y el compañerismo por encima de todo. Hermione me ha enseñado que ser inteligente no es algo de lo que deba avergonzarme, sino algo de lo que puedo estar orgulloso. Estoy agradecido de haberla conocido y emocionado de ver a dónde nos llevará esta nueva amistad.

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A medida que pasaba más tiempo con Hermione, me encontraba cada vez más cautivado por su inteligencia y su encanto. Era fascinante ver cómo se sumergía en los libros y cómo iluminaba la habitación con su entusiasmo por el conocimiento. A veces me sorprendía a mí mismo observándola mientras explicaba pacientemente un concepto difícil, con una expresión de concentración en su rostro que me resultaba irresistible.

 

Nuestras conversaciones eran siempre estimulantes, y me encontraba ansioso por cada encuentro. A menudo, nos quedábamos hablando en la biblioteca hasta tarde, intercambiando ideas sobre magia, historia y cualquier otro tema que surgiera. Y aunque nuestras interacciones eran principalmente académicas, había un aire de camaradería entre nosotros que no podía ignorar.

 

En ocasiones, nuestras manos se rozaron accidentalmente mientras compartimos un libro o cuándo intercambiamos notas en clase. Y aunque esos momentos eran fugaces, dejaban una sensación cálida y reconfortante en el aire, como si algo más estuviera latente entre nosotros.

 

Cuando caminábamos juntos por los pasillos de Hogwarts, a menudo notaba las miradas curiosas de nuestros compañeros de casa. Algunos parecían intrigados por nuestra cercanía, mientras que otros simplemente nos observaban con una sonrisa cómplice. Y aunque no podía evitar preguntarme qué estarían pensando, prefería no profundizar demasiado en ello, disfrutando simplemente del presente.

 

En resumen, estar con Hermione era como estar en una constante danza de palabras e ideas, donde cada gesto, cada mirada, parecía cargado de un significado más profundo.

 

Nos encontramos sentados en un tranquilo rincón del jardín de Hogwarts, rodeados por la serenidad de la naturaleza que nos rodea. El suave murmullo de las hojas en el viento crea una atmósfera relajante mientras Hermione continúa con su explicación detallada sobre una escuela mágica en los países nórdicos.

 

Tomó un sorbo de mi jugo y luego asiento con interés.

 

—Wow, Hermione, eso suena increíble. ¿Una escuela mágica mucho más antigua que Hogwarts? ¿Cómo descubriste esa información?

 

Hermione sonríe, complacida por mi interés.

 

—Fue durante una de mis investigaciones sobre la historia de la magia. Me encontré con un antiguo pergamino que mencionaba esta escuela en los países nórdicos y su biblioteca antiquísima. Parece ser que alberga una gran cantidad de libros de texto bien cuidados, así como pergaminos desde la era antigua que hablan sobre muchos aspectos de la historia de la magia. Incluso se dice que tienen libros mucho más antiguos que los de Hogwarts.

 

Asiento, fascinado por la idea.

 

—Es realmente impresionante. Me encantaría tener la oportunidad de explorar una biblioteca tan antigua y llena de conocimiento. Debe de haber un sinfín de secretos por descubrir entre esas páginas.

 

Hermione me sonríe con entusiasmo, y ambos nos sumergimos en una conversación animada sobre las posibles maravillas que podríamos encontrar en una biblioteca tan antigua y mágica. En ese momento, mientras el sol se oculta lentamente en el horizonte, me siento agradecido por tener a alguien como Hermione con quien compartir estos momentos de asombro y emoción por el mundo mágico.

 

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