Constelaciones & Estaciones

La clase de Pociones siempre había sido un desafío para mí. Sentado frente al caldero, intentaba recordar cada instrucción del profesor Snape, pero siempre parecía que algo salía mal. Esta vez no era diferente, y mientras trataba de mezclar los ingredientes de mi poción, sentía la frustración crecer en mí.

De repente, una mano se posó suavemente sobre mi hombro, interrumpiendo mis pensamientos. Levanté la vista para encontrarme con Draco Malfoy mirándome con una expresión seria.

—Si agregas esos ingredientes, lo más probable es que te explote en la cara —susurró Draco en voz baja, con un toque de sarcasmo en su tono.

Me quedé sorprendido por su intervención, pero también agradecido. Asentí con la cabeza mientras observaba cómo Draco comenzaba a corregir mi trabajo. Sus manos se movían con gracia y precisión, como si estuviera realizando una danza meticulosa.

—Deberías prestar más atención a cómo se hace esto —comentó Draco mientras continuaba con la tarea.

Mis ojos se quedaron fijos en sus manos, admirando la destreza con la que manejaba los ingredientes. Era como si estuviera viendo a un artista en pleno trabajo, y me sentí hipnotizado por su habilidad.

Justo en ese momento, el profesor Snape se acercó a nosotros, observando nuestro progreso con una mirada crítica.

—Si no fuera por Draco, dudo que sacaras una buena nota en este trabajo —comentó el profesor, dirigiéndose a mí.

Me sentí avergonzado por su comentario, pero también agradecido por la ayuda de Draco. Decidí dejar de lado mi orgullo y ofrecer mi ayuda para terminar la poción.

—Quizás debería ayudarte más a menudo —sugirió Draco, con una sonrisa enigmática.

Me sentí tentado por la idea, pero rápidamente negué con la cabeza.

—No quiero causarte problemas con Harry, además, soy un desastre en Pociones —respondí, sintiendo que no quería arrastrar a Draco a mis problemas.

Draco pareció considerar mis palabras por un momento antes de asentir con la cabeza.

—Está bien, pero la oferta sigue en pie si alguna vez cambias de opinión —dijo antes de volver a concentrarse en la poción.

Mientras continuábamos trabajando juntos, me di cuenta de que tal vez había encontrado a alguien que estaba dispuesto a ayudarme a superar mis debilidades en Pociones.

Estaba tranquilamente comiendo mi almuerzo cuando empecé a jugar con un poco de tinta que encontré en la mesa. Me perdí en mis pensamientos mientras garabateaba sin sentido en mi mano, hasta que Draco se acercó con curiosidad.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Draco, observando los dibujos en mi mano.

Le mostré mis garabatos, pero antes de que pudiera decir algo, Draco me regañó suavemente.

—Deberías tener más cuidado, te estás ensuciando las manos y estás comiendo —comentó mientras tomaba mi mano suavemente para limpiarla.

Me sentí un poco avergonzado por mi descuido, pero también agradecido por su preocupación. Decidí aprovechar el momento para intentar conocer un poco más a Draco.

—¿Todavía está en pie tu propuesta de enseñarme a trabajar con pociones? —pregunté, esperando que aún estuviera interesado.

Draco asintió con una sonrisa.

—Sí, de hecho, podríamos ir a estudiar un poco en uno de los jardines para tener más tranquilidad —propuso.

Después de terminar de comer, nos dirigimos juntos a un jardín un poco deshabitado en esos momentos. Nos sentamos en el césped, disfrutando del entorno tranquilo y apacible. Era el escenario perfecto para empezar a aprender sobre pociones.

Draco comenzó a explicarme algunas cosas básicas sobre pociones, y me encontré absorbido por cada palabra que salía de su boca. Era evidente que tenía un profundo conocimiento sobre el tema, y me sentí agradecido por tener la oportunidad de aprender de él.

Después de estudiar un poco, decidí tomar la iniciativa y preguntarle a Draco si podíamos conocernos un poco más. Le expliqué que a pesar de ser compañeros de casa, sentía que no nos conocíamos lo suficiente, y que además era consciente de que mi primera impresión de él no había sido la mejor.

Draco asintió con amabilidad.

—Está bien, podemos intentar llevarnos bien y hacer preguntas —respondió.

Propuse una dinámica en la que yo haría una pregunta, él respondería y luego me haría una pregunta a mí. Comenzamos de inmediato.

—¿Cómo fue hacerse amigo de Harry? ¿O qué tipo de relación tienen? —pregunté, curioso por saber más sobre su relación con el famoso Harry Potter.

Draco suspiró antes de responder.

—Harry siempre ha sido difícil de tratar. En parte, sé que es mi culpa. Como mencioné en la fiesta, nuestras relaciones son complicadas.

Luego fue su turno de hacer una pregunta.

—¿Cuál fue la razón de tu mudanza de Estados Unidos a Londres? —inquirió Draco.

—Mis padres tienen un alto rango en el Ministerio de Magia de Estados Unidos y necesitaban hacer algunos trabajos en Londres. Por eso nos trasladamos temporalmente aquí —respondí.

Draco asintió con comprensión antes de continuar con la siguiente pregunta.

—¿Cómo te sientes respecto a tu relación con Harry? — pregunté

—A veces me siento feliz de tenerlo como amigo, pero otras veces me siento un poco desanimado. Siento que siempre está a la sombra de su fama y me cuesta encontrar mi lugar al lado suyo —confeso, sintiéndose un poco vulnerable.

Finalmente, llegó su turno de preguntar.

—¿Qué es eso que tanto ocultas en tu brazo derecho? —preguntó Draco, sorprendiéndome con su conocimiento.

Apreté mi mano hacia mi pecho, sintiéndome un poco vulnerable mientras le contaba sobre el ataque que sufrí cuando era niño en Ivelmorny.

—Fui atacado por algunas personas en Ivelmorny. Me consideraban un traidor de sangre y eso me llevó a dudar de mi lugar en Slytherin al llegar a Hogwarts —respondí, notando que mi voz temblaba un poco.

Draco parecía sorprendido por mi historia, y su reacción me hizo sentir un poco más cerca de él. Era reconfortante compartir mis experiencias con alguien que estaba dispuesto a escuchar.

Seguimos conversando en el jardín, compartiendo más detalles sobre nuestras vidas y preocupaciones. Me sorprendió lo fácil que era hablar con Draco, y cómo poco a poco me sentía más cómodo compartiendo mis pensamientos más íntimos con él.

—¿Cómo lidias con la presión de tu apellido? —le pregunté, curioso por saber más sobre su experiencia como un Malfoy.

Draco pareció reflexionar por un momento antes de responder.

—Es complicado. A veces siento que tengo que estar a la altura de las expectativas de mi familia, pero también quiero ser fiel a mí mismo —confesó con sinceridad.

Sus palabras resonaron en mí, y me di cuenta de que compartíamos más similitudes de las que imaginaba. La presión de cumplir con las expectativas de los demás era algo con lo que yo también luchaba.

Luego fue su turno de hacer una pregunta.

—¿Qué te llevó a dudar de tu casa al llegar a Hogwarts? —inquirió, mostrando interés genuino en mi experiencia.

—Siendo honesto, me sentía un poco perdido al principio. No sabía si realmente encajaba en Slytherin, pero con el tiempo he aprendido a valorar las cualidades de mi casa y a aceptar que ser diferente no es algo malo —respondí, recordando los momentos de incertidumbre que había enfrentado al llegar al colegio.

Continuamos nuestra conversación, compartiendo nuestras preocupaciones y nuestros sueños más profundos. Me sorprendió la facilidad con la que podía abrirme a Draco, y me di cuenta de que estaba empezando a confiar en él de verdad.

Nuestra amistad estaba floreciendo en ese tranquilo rincón del jardín, y por primera vez en mucho tiempo, me sentí verdaderamente comprendido y aceptado.

Seguíamos conversando tranquilamente en el jardín cuando de repente Harry apareció con una expresión sombría en el rostro. Se dirigió directamente a Draco y le pidió que lo acompañara a algún lugar. Sentí un ligero nudo en el estómago al ver cómo Harry trataba a Draco, pero decidí no intervenir. Parecía que Draco estaba acostumbrado a ese tipo de trato, e incluso parecía complacido por ello.

Mientras Harry y Draco se alejaban, me quedé solo en el jardín, observando el césped recortado perfectamente. Poco después, llegaron algunas personas que parecían ser muy buenos amigos. Sus nombres eran Herzen, Damián, Violett y Jack. Se acercaron a mí con entusiasmo, y Gerson fue la primera en presentarse.

—¡Hola! Soy Herzen, de Gryffindor. No hemos tenido la oportunidad de hablar antes, entre los exámenes y la fiesta todo ha sido un poco caótico —explicó, sonriendo amablemente.

Jack, un chico de Hufflepuff, asintió con entusiasmo.

—Sí, ha sido una locura. Mucho que hacer, ¿verdad? —añadió.

Damián, de Slytherin, también se unió a la conversación.

— Te he visto por aquí antes y también en la sala común de Slytherin —comentó, con una sonrisa ligeramente misteriosa.

Finalmente, Violett, de Ravenclaw, se presentó con una sonrisa encantadora.

—¡Hola! Soy Violet, me alegra conocerte. Tienes un cabello precioso, por cierto —dijo, señalando mi cabello castaño ondulado

Me sentí abrumado por la amabilidad de mis nuevos compañeros. Nos sentamos juntos y comenzamos a conversar animadamente. Era reconfortante tener más personas con las que hablar en Hogwarts, y me sentí agradecido por haberles conocido.