
Draco sentía los besos descender por su cuello, ardientes y desesperados, como si Harry intentara capturar cada esencia, cada gota de sudor, cada fragmento de su alma...
En la habitación, el silencio solo era roto por los jadeos entrecortados de Harry y los gemidos ahogados de Draco. Una mano firme cubrió la boca del rubio cuando un gemido profundo escapó de sus labios al sentir, una vez más, cómo su cuerpo era tomado, cómo su piel era utilizada para calmar la urgente necesidad de Harry.
—Mierda, ¿por qué? —la voz ronca de Harry era como fuego en la piel de Draco, quien se derretía en los brazos del moreno—. Deja de provocarme, Malfoy.
El deseo y la contradicción bullían dentro de Draco, lo volvían loco. Lo quería con una intensidad desgarradora, pero sabía que no era culpa de Harry que estuviera tan obsesionado con poseerlo... Malditos destinos, maldita la hora en que sus ojos y su corazón se fijaron en ese león obstinado y prohibido.
Draco estaba harto de ver a su destino atado a la niñita Weasley, solo para que luego, cuando sus miradas se encontraran, su cuerpo fuera arrastrado a la primera sala vacía para ser tomado, utilizado como un objeto que saciara esos deseos prohibidos.
Draco fijó sus ojos grises en los verdes de Harry, consciente de que su naturaleza veela hacía que Harry no pudiera evitar sentirse atraído, que no pudiera resistir esa necesidad. Harry se hundió en su cuerpo con fuerza, marcándolo, llenándolo, intentando satisfacer la desesperación que Draco sentía al estar cerca de su destinado, aunque sabía que más tarde Harry lo culparía, lo acusaría de provocarlo, de manipularlo con sus poderes, de usarlo... y después lo rechazaría, gritándole que le daba asco, que nunca podría amar a otro hombre...
Pero Draco solo sonreía al ver la mirada cautiva de Harry mientras lo penetraba, con movimientos cargados de furia y necesidad. Era una mezcla de lástima y algo más oscuro lo que nublaba sus facciones.
No, nunca le diría que sus poderes veela no tendrían efecto alguno si no hubiera una chispa, una atracción inicial...
Dejaría que Harry se diera cuenta por sí mismo, cuando su naturaleza veela alcanzara la madurez y ya no necesitara el contacto con su destinado... cuando pudiera escapar de esa prisión.
Draco sonrió una vez más mientras sus caderas se movían al ritmo de los embates, sintiendo a Harry llenarlo por completo, hasta perderse en la inconsciencia.
—Nunca volverás a sentir placer con nadie más, Potter... y yo estaré completo cuando cumplas tu función —susurró Draco, acariciando su propio abdomen, sabiendo que, con lo que estaba ocurriendo entre ellos, no pasaría mucho tiempo antes de que su veela madurara—. Pronto... pronto no dependeré de ti... solo seré yo... y Scorpius...