QUERIDO TONY

Harry Potter - J. K. Rowling The Avengers (Marvel Movies)
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QUERIDO TONY
Summary
Querido Tony,Estoy dejando en tus manos a tu hijo de casi quince años, pero que nació el 31 de julio de 1980 (spoiler alert, los viajes en el tiempo existen. O van a existir. Es todo muy confuso a esta altura).¡Felicidades, es un niño! Se llama Harry Potter.
Note
Obviamente, ninguno de los personajes de esta cuestión es mío (JK y Stan Lee un solo corazón).Mi niña interior solo quería que Harry tuviera un padre, y todos sabemos que Harry necesita un padre que este a la altura de la mala suerte del niño que vivió.Pd, llevo años leyendo fics en inglés y obligando al traductor de google y a mi cerebro a hacer horas extras. Para esa sujeta y para todos los que estamos acá que de hecho hablamos otros idiomas, esto está en español. Que lo disfruten!Pd2, probablemente a alguien no le cierre, pero juro que intento con muchas ganas que las líneas temporales de ambas historias se mantengan. Lo único que cambia aquí es que Tony nació diez años antes (1960 o por ahí?), porque tiene que tener tiempo para crecer antes de ser padre de un adolescente hosco.
All Chapters Forward

Oh, Harry, adivina que, papá está vivo

Oh, Harry, adivina que, papá está vivo

Julio de 1995

El segundo dormitorio de Dudley, Surrey, Inglaterra

Harry estaba sinceramente harto de que todas las cosas raras le pasaran a él. Sus tíos lo habían llamado fenómeno anormal antes siquiera de llamarlo por su nombre, pero resultó que había un límite para las cosas raras que su cuerpo podía llegar a soportar.

Y el límite estaba ahí mismo, en esa rara noche, en la segunda habitación de Dudley.

Había aceptado más o menos con gracia todo lo del Niño-Que-Vivió, sus padres muriendo asesinados, sus parientes horribles, a Dudley vestido con su uniforme de Smeltings y ni siquiera se rio esa vez, el momento en que volvió a crecerle el pelo sin ayuda, la vez que hizo tropezar a Piers y chocar con una pared como por arte de magia, la vez que habló con su primera serpiente, cuando descubrió que realmente podía hacer magia, que las varitas existían y elegían a los magos, que los magos estudiaban en castillos y traspasaban paredes como si no existieran. A Fluffly y Norbert, los comentarios horribles de Snape, que todos supieran más de sus padres que él, la continua estupidez de Draco Malfoy. Voldemort comiendo un unicornio y más tarde apareciendo en la nuca de Quirrel.

Fue un verdadero Gryffindor y aguantó. Aguantó a Dobby acosándolo, las rejas en su ventana, el auto que volaba y el árbol que te golpeaba sin avisarte antes, el pársel que a él le sonaba a inglés, la voz asesina saliendo de la pared. Inclusive aguantó al idiota de Lockart; Harry creía firmemente que se debería haber ganado un premio por eso. Aguantó que todos en la escuela lo odiaran y lo trataran como si fuera el hijo perdido del mago Oscuro que mató a sus padres; aguantó que la gente fuera realmente muy idiota. Aguantó perder todos los huesos de un brazo y casi ser matado por una estúpida bludger, que petrificaran a su mejor amiga y se llevaran secuestrada a la hermana de su mejor amigo, que existieran Cámaras Secretas y que espadas salieran de sombreros, y la maldita serpiente gigante que quería comerlo mientras un tipo raro llamado Tom se reía de él.

Sobrevivió a inflar a su tía y evitó Azkaban. Evitó ser echado de Hogwarts y tener que mudarse debajo de un puente, porque volver con sus parientes antes de que el año empezara no era una opción, no realmente. Aunque nadie le preguntó, ¿No? Soportó, aceptó, aguantó, y sobrevivió cuando creyó que un asesino psicótico recién escapado de Azkaban del que todos decían que había matado a sus padres y era amigo de Voldy, pero que resultó ser su padrino mentalmente inestable, estaba intentando asesinarlo. Ah, y cuando su profesor preferido se transformó en un hombre lobo e intentó comerlo.

Sobrevivió al Torneo. Sobrevivió al cementerio. Sobrevivió a Cedric.

La mayoría de las noches, su inconsciente todavía luchaba con esa idea. La mayoría de los días sentía que no merecía haber sobrevivido y que quizás hubiera sido más fácil seguir a Cedric. Pero Harry sobrevivió. Soportó con los dientes apretados las pesadillas. Aguantó la culpa y el miedo y el dolor. Aceptó que tenía una vida de mierda y que estas cosas simplemente le pasaban, porque él era el maldito Niño-Entre-Guiones, y esperó ansioso a que llegara el siguiente golpe.

Esperó a que los mortífagos lo encontraran y vinieran a llevárselo. Rogó sobrevivir a la absoluta falta de amor de sus parientes, mientras tanto. Esperó que sus amigos se acordaran de él y esperó que fuera antes de que Voldy lo encontrara y volviera a torturarlo, antes de intentar matarlo. Otra vez. Esperó terminar el verano sin enloquecer. Esperó que Voldy no matara gente mientras él estaba confinado en Privet Drive sin saber qué carajo estaba pasando. Esperó, con muy pocas esperanzas, pero esperó, llegar a cumplir quince años. No esperó que su quinto año en Hogwarts, si sus parientes no lo mataban de hambre antes, fuera normal o fácil.

Lo normal, lo fácil, lo simple no le sucedía a Harry James Potter.

Y, a pesar de que esa era una verdad tallada en piedra, Harry definitivamente no esperaba que una noche cualquiera de verano una versión más vieja de él mismo apareciera en el segundo dormitorio de Dudley en Privet Drive.

Por supuesto que no esperaba que su yo más viejo se presentara como Harry Potter del futuro, con todo y cicatriz en la frente y el pelo Potter desordenado, y le dijera que lo iba a secuestrar de los Dursley y llevarlo con su padre vivo.

Probablemente Harry había llegado, por fin, a su límite; se había vuelto tan loco que la realidad no existía e iba a terminar encerrado en una habitación acolchadita para siempre. En el ámbito de las buenas noticias: en un psiquiátrico seguro había mejor comida y un colchón más cómodo que en Privet Drive. Y drogas recreativas. Y, en realidad, había menos posibilidades de que Voldy lo encontrara allí. Y si lo encontraba, Harry iba a estar demasiado ido para darse cuenta.

Quizás ya estaba muerto y soñando con una versión alternativa de su vida. O era el paraíso. No sonaba al paraíso. ¿El infierno del que hablaba el cura de su tía? No importaba. Ya nada importaba lo suficiente como para hacerse un problema al respecto.

-Papá está muerto -, fue lo primero que salió de su boca, en un susurro ronco, porque llevaba días sin usar su voz. Los Dursley lo ignoraban o lo golpeaban, no había habido término medio ese verano. Llevaba casi una semana encerrado en su habitación, después de que había irritado a Petunia con su simple presencia y su poca predisposición para quemarse la cabeza al sol en el patio.

El que se había presentado como su yo del futuro, su versión más vieja, le sonrió amablemente. Dio un paso adelante y se alejó del rincón de la habitación en el que había aparecido. Lo que lo dejó más cerca de Harry. El mismo que aferró más fuerte sus rodillas con una mano y la varita con la otra. Todavía sentado en la cama y protegido por la pared. Todavía en pijamas. Bueno, una remera sucia y desgastada de Dudley y unos calzoncillos también de Dudley. Todavía jadeaba por la última pesadilla que el Marty Mcfly que tenía enfrente acababa de interrumpir. Harry versión dos alzó las manos como si lo estuvieran arrestando. Su sonrisa amable no vaciló. Se acercó como se acercaría a un perro rabioso y se sentó en cámara lenta en el borde más alejado de la cama.

-No lo sabíamos cuando teníamos quince años, pero nuestro padre está vivo -, habló suavemente, como si estuviera intentando calmar a un niño llorón.

Harry se ofendió. No era un niño llorón y su reacción a ser sorprendido de noche en su… bueno, la habitación que Dudley le prestaba, en calzoncillos, por un adulto mayor que se parecía a él, no era exagerada. Apretó los dientes y le dedicó una mueca. -Estás mintiendo, gemelo pervertido. James Potter lleva años muerto -, susurró. Se lo hubiera gritado, pero, mucho más peligroso que el adulto mayor que se había colado en su habitación, era despertar al tío Vernon. Había tenido suerte de no haber estado gritando en sueños antes; no iba a desperdiciar esa suerte.

-¿Gemelo pervertido? -, el otro le sonrió.

-¿Te das cuenta que estás en mi habitación de noche y que estoy en calzoncillos, no? -.

-No es nada que no haya visto antes, ¿No? -.

Harry jadeó. -Y eso no es algo que diría un pervertido -.

Su otro yo no le hizo caso y, además, decidió cambiar de tema. -¿Por qué te mentiría? -, preguntó. Mientras se encogía de hombros, agregó: -Somos uno. Y sí, James Potter lleva años muerto -.

-¿Me volví loco, es eso? -, intentó Harry. Y lo estaba preguntando en serio. Llevaba días al borde de la locura, durmiendo casi nada para no despertar a sus tíos con sus pesadillas y viendo los ojos rojos de Voldy hasta cuando estaba despierto. La mano que todavía sostenía la varita tembló sin que le diera permiso.

Los ojos de su otro yo escanearon sus dos manos y el resto de su cuerpo. Harry se encogió. La sonrisa de su otra versión desapareció. Una mueca se escapó de sus labios. -No estás más loco que yo -, murmuró. Harry bufó ante su respuesta, porque eso no le decía demasiado, no realmente.

-¿Por qué confiaría en que somos el mismo? -, cambió de táctica Harry.

-Es justo -, otro yo asentía, -Preguntame algo que solo nosotros sabríamos -.

-¿Qué hay en nuestro escondite detrás del cajón de la cómoda -, tiró Harry a quemarropa.

La sonrisa de su otro volvió. -Muy buena pregunta. El álbum de fotos de mamá y papá que Hagrid nos regaló. La capa de papá. El mapa de los merodeadores. La comida que hayas podido robar. Los libros que sacaste del baúl para poder hacer la tarea de pociones y que Snape no tenga excusas para castigarte. Y no están escondidos detrás de ningún cajón. Están debajo de la tabla suelta del piso, justo ahí -, señaló el lugar exacto del escondite, al borde de la cama. Harry entrecerró los ojos, todavía dudando. Su versión 2.0 se rio suavemente de su desconfianza. -En unas semanas -, siguió hablando, -Cuando cumplas quince años, vas a esconder ahí los regalos de Hermione, de Ron, de Hagrid y de Sirius. Tus amigos van a mandarte torta, porque saben que tus tíos no te están alimentando -. Harry apretó los labios, mientras la rabia inundaba sus venas. Estaba tan enojado con sus amigos. La sonrisa de su versión 2.0 se volvió condescendiente. -Más tarde este verano descubrimos porqué se han estado comportando como idiotas -, murmuró, mientras se estiraba para darle unas palmaditas en el pie desnudo a Harry, -Te prometo que tienen una buena excusa, aunque sé que es una mierda. Sé cómo te sentís -.

Harry le blanqueó los ojos. -¿Ah, sí? -, preguntó, más que nada para hacer la contra. Se sentía enojado y muy traicionado. Se sentía abandonado y terriblemente solo. Estaba asustado todo el tiempo. Y ni hablar de la culpa que le corroía la panza. Lo que menos necesitaba era que una versión vieja de él le explicara como se sentía.

Su versión del futuro simplemente asintió. -Somos lo mismo. Ya me sentí así. Harry, dejame… dejame resumir muy brevemente tu… nuestro quinto año -, rogó de repente, sus cejas ajustándose sobre sus ojos preocupados.

-Espera, espera, tiempo -, Harry se alzó del lugar en el que se había hecho una bolita, con las manos alzadas, -Decís que venís del futuro -.

-Exacto, sí -.

-No se puede viajar al futuro. Y al pasado solo un par de horas hacia atrás -, decidió Harry.
Su otro yo alzó dos cejas muy sorprendidas. -¿Quién dice eso? -.

-Hermione y el giratiempo que usamos para rescatar a Sirius en tercer año. ¿Ya nos olvidamos de eso, señor del futuro? -, Harry no pudo evitar que su tono se volviera petulante.

-No -, versión futura suspiró, -Pero supongo que no te sorprenderá que en un futuro, Hermione descubra e invente algo mucho mejor -.

Harry arqueó una ceja, pero dijo la verdad: -No, no me sorprende en lo más mínimo -.

Harry dos se rio. -Yo tampoco estaba sorprendido cuando me encontró a los 27 y ella venía de más adelante -.

-¿Tenes 27 años? -.

-Tengo 37 años, más o menos -.

-¿Más o menos? -.

-Viajar constantemente en el tiempo tiene sus ventajas y desventajas. En realidad, no tengo idea cuantos años tengo. He vivido más tiempo que la mayoría, pero también he estado retenido en el tiempo más que la mayoría. Ir y volver hace eso. La última vez que conté y que estuve en mi propio tiempo, acababa de cumplir 27. Después de eso, intenté mantener la cuenta, más o menos -.

-Sos consciente de que lo que estas diciendo es una locura y que no demuestra que no estoy encerrado en una habitación acolchada balbuceando, ¿No? -, tuvo que decir Harry. Quizás necesitaba que alguien le asegurara que no estaba loco. Ese miedo había ido subiendo puntos en el rating de las peores cosas que le podían pasar, y en las últimas semanas estaba por encima de morir a manos de Voldy. No era como que el Señor de la Oscuridad no hubiera intentado matarlo muchas veces ya. O torturarlo. Definitivamente, el miedo a la tortura era mucho peor que el miedo a morir.

Su otro yo bufó. -Pensé que eras consciente de que la magia existe -. Harry no supo qué responder a eso. -Entonces, sobre tu increíble quinto año –, palmeó el colchón que tenía delante, -Resulta que unos días después de cumplir quince, nos ataca un dementor. Sí, fue divertidísimo. Dudley casi muere y lo salvas haciendo magia, así que por eso casi te expulsan de Hogwarts -.

-¿Qué? -.

Su otro yo asentía como idiota. -Es ahí cuando descubrimos que el Ministerio ha estado jugando con la información y ha convencido a mucha gente de que estás ¿Estamos? locos. También los han convencido de que nuestro inestimable director -, versión futura blanqueó los ojos, -Está jugando con ellos y vos lo estás ayudando. Por supuesto, según nuestro agradable gobierno, Voldy definitivamente no ha vuelto y Fudge tarda siglos en sacar la cabeza del culo -.
Harry no pudo evitar bufar. -¿Cuál sería la novedad? -, preguntó. Había tenido dos encontronazos hasta ahora con el Ministro de magia. Dos más de los que prefería haber tenido. Y ninguno había sido particularmente memorable. Además, chicos, la gente normal no hablaba con el Ministro de magia todos los días.

Su otro yo se rio apenas. -Si te estás preguntando si tu quinto año es horrible, la respuesta es sí. Te voy a ahorrar los detalles, pero si alguna vez conoces a una Dolores Umbridge, corre lejos de ella y llama a un adulto responsable, ¿Sí? Y repetí conmigo, no está permitido usar plumas de sangre con estudiantes -.

-¿Qué carajo? -.

Su otro yo lo sacó de largo con un movimiento de su mano. -No importa. A fin de año, Voldy vuelve a perseguirte, porque Merlín no quiera que ese señor nos deje tener nuestros TIMOS en paz. Nos tiende una trampa y porque tenemos una mala suerte terrible… Sirius muere intentando salvarnos -.

-¿Qué? -, Harry jadeó, -¿Maté a Sirius? -.

Harry 2.0 chistó la lengua. -No mataste a nadie y definitivamente no es tu culpa lo que le pudiera pasar a Sirius en cualquier futuro, ¿Entendido? -.

-Pero lo vamos a arreglar, ¿No es cierto? ¿Estás acá para ayudarme a arreglarlo? ¿Para que eso no pase? -.

Harry versión futura se acercó a él, puso una mano sobre su rodilla y apretó. -Respira, Harry, por favor -, susurró con su voz suave. La sonrisa no flaqueó, pero sus ojos estaban preocupados. Oh, Harry estaba tan desacostumbrado a eso. A que alguien se preocupara. Ni siquiera se había dado cuenta, pero sí que estaba respirando con esfuerzo. -Mirame, Harry, mírame -, lo llamó su otro yo, mientras aferraba su mandíbula para que tuviera que mirarlo sí o sí, -No voy a dejar que nada le pase a Sirius -, dijo cuando sus ojos se encontraron.

-¿Lo prometes? -. Oh, Harry odió que su voz sonara tan chiquitita.

-Lo juro -, y la voz de su otro yo no era chiquita como la suya, -Vos y yo sabemos que no juramos en vano. Respira -, volvió a ordenar. Harry tomó mucho, mucho aire y lo fue soltando despacio, -Eso, muy bien -, otro yo le sonreía de nuevo, -Mirame, esto es importante. No solo vine a salvar a Sirius. Vine a arreglarlo todo. Vine a evitar que tengas un quinto año horrible. Y un sexto año peor. Definitivamente vine a evitar nuestro asqueroso séptimo año de hacer novillos. Vine a evitar la guerra y a matar a Voldemort. Vine a salvar a todos los que amamos y a terminar con esta mierda incluso antes que comience. Lo juro por mi magia y por todos los que amamos -.

Harry se relajó cuando sintió la magia del juramento casi acariciar su piel, y la reconoció. -De verdad sos… sos yo del futuro -.

-¿No es lo que estuve diciendo? -, la sonrisa del Harry versión dos se volvió salvaje.

Harry asintió. -Okey, ¿Qué tenemos que hacer? -.

-Bueno, ahí está la parte difícil -, la sonrisa se transformó en una mueca, -Sí, porque vos no tenes que hacer nada más que seguirme a un lugar y confiar en mí -.

-¿Seguirte a dónde? -, preguntó Harry, con sospecha. Nunca era bueno que no le dijeran las cosas. Nunca salía bien cuando la gente le pedía que confiara.

Su otro yo notó instantáneamente el cambio. Alzó las manos como si lo estuvieran arrestando. -Dejame explicarme antes de empezar a gritar, ¿Okey? -, lo señaló.

-Supongo -, Harry se encogió de hombros, y otra vez estaban tensos.

-Vos vas a ir a quedarte con papá y él te va a mantener seguro, mientras yo arreglo esta mierda y mato a Voldy -, dijo simplemente.

-James está muerto -, le recordó Harry, que estaba empezando a pensar que no era él la versión loca.

-Lo sé -, su otro yo asentía como idiota.

Harry lo pensó y lo pensó. -Oh -, se dio cuenta por fin, -¿Me vas a llevar al pasado? -.

-Lo pensamos -, confesó su otro yo. Harry no tuvo tiempo de preguntar quienes lo habían pensado, pero probablemente Hermione tenía algo que ver. Hermione siempre tenía algo que ver con la parte de pensar y planificar. -Pero es peligroso llevarte al pasado, porque las cosas ahí están pasando y Voldy está vivo. Y James y Lily… ellos estaban en el medio de todo y en realidad eran dos niños de 21 años, luchando en una guerra. No es lo suficientemente seguro -.

-No estás explicando nada y no te entiendo -.

-Es verdad. Me disculpo. Es… difícil, pero James no es nuestro padre biológico -.

-¿Qué? -, esa vez su voz salió como un jadeo herido.

-Todavía somos Potter, ¿Okey? -, se apuró a aclarar su otro yo.

-¿Estás…? ¡¿Qué carajo, versión 2.0?! -.

-¡Shh! -, su otro yo se estiró para poner una mano sobre su boca, -No grites, vas a despertar al tío Vernon y no tengo deseos de tener esa conversación con él. Vamos a hacer esto bien -.

Oh, Harry estuvo tan tentado de morderle la mano fuerte. -¿Bien? -, susurró contra su mano. Al segundo, la había apartado de un manotazo enojado, -¡Ya nada está bien! ¿Me estás…? ¿Esto es una broma? Porque es mala, muy mala -.

-Me encantaría que fuera una broma, pero no. Y cuando superes la sorpresa inicial, te aseguro que es una buena noticia -.

Harry chistó la lengua. -¿No ser hijo de papá es una buena noticia? ¿Que mamá hiciera…? -, oh, dios, de repente Harry se dio cuenta de eso, y la traición fue como un cuchillazo a su panza, -¿Qué hizo mamá? -, más que preguntar, gimió.

-Nada malo hizo mamá. Te lo prometo, Harry. Mamá no hizo nada malo. Conocieron a este muggle en una fiesta, y los dos estaban de acuerdo con lo que estaban haciendo. Por supuesto, nuestra llegada al mundo fue un accidente, pero James era consciente de que no era nuestro padre. Nos adoptó tanto mágica como legalmente. Somos Potter y esto no cambia el hecho de que ambos nos amaron incondicionalmente y lucharon para que estemos a salvo -.

-Y murieron por eso, idiota -, la exclamación de Harry fue otro jadeo. El aire estaba realmente haciendo esfuerzos para entrar en su cuerpo. Su otro yo intentó acercarse otra vez y hacer lo de respira niño, respirá, pero con otro chistido y un nuevo manotazo, Harry lo alejó.

Por supuesto, eso no le impedía seguir hablando y arruinando todo con sus confesiones de madrugada: -Murieron por su hijo que amaban, sí. Y resulta que tras hacer muchos viajes en el tiempo, puedo decir sin asomo de dudas que lo único que querían para nosotros dos fue que fuéramos felices y que estuviéramos a salvo -. A Harry se le escapó un bufido. Quizás un jadeo. Podría haber sido un sollozo. -Lo sé -, Harry dos asintió. -Y sé que si estuvieran vivos, si pudieran estar acá, lo arreglarían. Vos también lo sabes -.

-No es justo -, gimió, mientras se secaba los ojos húmedos de un manotazo, sin mirar a su otro yo.

-No, no lo es. Por eso yo lo voy a arreglar y vos vas a ir a conocer a papá -.

Por el amor de Merlin, el tipo seguía con eso. En vez de gritarle, Harry se tomó su tiempo para tomar mucho, mucho aire y soltarlo lento. -Ni siquiera me dijiste como se llama -, murmuró por fin.

-Tony -.

-Pero él no… ¿Él siquiera sabe que existimos? -.

Harry versión 2.0 sonrió maliciosamente. -Está a punto de enterarse -.
***
De alguna extraña manera, su versión futura convenció a Harry de ir a conocer a papá biológico.

Y con convenció, se refiere a que lo obligó a empacar, siempre con una sonrisa en la cara. Y a que cuando Harry se quejó, lo amenazó suavemente con despertar a Vernon y contarle que dentro de unos días iba a venir de visita un dementor. Harry no sabía a qué le tenía más terror; si a un dementor o al tío Vernon siendo despertado antes de las seis de la mañana para hablar de su tema favorito: Harry siendo un fenómeno.

Tanto Harry como su versión del futuro sabían que en realidad no tenía opciones. Harry se quejó entre dientes todo el tiempo, porque odiaba no tener opciones, pero la realidad era que le pasaba tan seguido que ya se había acostumbrado a cerrar los ojos, caer de cabeza y confiar en que el fondo no fuera cemento. Su otro yo sonrió petulantemente, y Harry versión 1995 decidió que era un idiota.

Versión futura fue a rescatar el baúl de Harry del armario debajo de las escaleras, para que pudiera llenarlo con todo lo que era importante para… bueno, para ambos.

Mientras él hacía eso, Harry se puso algo de la ropa de Dudley y se guardó para sí la mueca que quería formarse en sus labios. No sabía cuál era el outfit indicado para ir a conocer a tu padre biológico que no sabe que existís, pero seguro no era la ropa vieja y estirada de su primo. Cuando su versión futura volvió, Harry se enojó aún más. Él sí estaba bien vestido. Unos jeanes rotos a propósito, una remera con la marca de una banda que Dean solía escuchar, que le quedaba bien a su cuerpo que tenía carne y color porque había podido estar al sol. Oh, y una campera de cuero espectacular con borcegos altos a juego con los que seguro se estaba friendo en el verano más cálido de los últimos cien años o algo así, según el programa de noticias de tío Vernon.

-¿Qué pasa? -, preguntó Harry dos, cuando notó que lo miraba.

-Nada -, Harry se apuró a apartar la mirada, mientras recorría la habitación para asegurarse de que no se olvidaba nada.

-Oh, ¿Es la ropa de Dudley? -.

-No -, contestó Harry, más hosco de lo que pretendía. Pero le molestaba que ese tipo pareciera leerle la mente porque, bueno, compartían mente. O algo así.

-Lo siento, no traje nada para vos. Pero puedo arreglarla un poco -.

-No -.

-¿Sabes qué? Podes usar esto para conocer a papá -, se sacó la campera de cuero y se la ofreció.

Harry la miró como si fuera más horrible que su remera deshilachada. -No -, repitió.

Su otra versión suspiró. -Por favor, Harry -, rogó de repente.

-Hace calor -, intentó Harry.

-Era la campera de Sirius -, devolvió su otro yo el golpe.

La panza de Harry hizo algo muy raro en ese momento. -¿Qué? -.

-¿La queres o no? -, su otra versión sonreía como idiota y movía la campera delante de su cara. Harry chistó la lengua y le sacó la campera de las manos de un manotazo.

Otro yo bufó. -Es como leer la mente, realmente -.

-Callate -.

-¿Terminaste de meter las cosas en el baúl? -, preguntó su otro yo. Harry asintió. En realidad no había nada que meter. Sus cosas ya estaban adentro. Lo único que Harry tenía que llevar de su habitación eran las cosas debajo de la tabla suelta del piso y un par de las remeras menos gastadas. Otro yo lo encogió con un movimiento de su varita y lo metió en el bolsillo del jean rasgado que llevaba.

Le pasó la jaula de Hedwig a Harry. Hedwig le ululó indignada, pero picoteó amorosamente el dedo de su otra versión cuando él empezó a arrullarla y a decirle niña y a confesarle que la había extrañado, lo cual fue rudo y maleducado de parte de su mascota. ¿Preferir a su otro yo? ¿En serio? Harry estuvo a punto de hacer un comentario hiriente, pero después se dio cuenta de que su versión adulta tenía los ojos llorosos, así que simuló que no había visto nada y que su mascota no era una traidora.

Cuando estuvieron listos, su versión futura lo arrastró hasta el patio sin ayuda de la magia. Bueno, usó algo de magia para romper los candados y abrir la puerta. Harry se aseguró de decirle que creía que era un idiota por arriesgarlos a ambos a la ira de la tía Petunia si los encontraba dando vueltas de madrugada por la casa. También le dijo, porque era lo justo, que sus habilidades para moverse como un fantasma silencioso cuando hacía falta, seguían siendo excelentes. Harry versión futura le guiñó un ojo.

-No sé de qué te preocupas -, susurró cuando ya estaban en el patio, y ya les había puesto un hechizo desilusionador y algo que sonaba como muffliato a ambos, -Nunca más vas a tener que ver a esta gente -, se encogió de hombros.

Harry sintió que su estómago se retorcía, pero no supo decir qué estaba sintiendo. -¿Lo prometes? -, susurró al final, su voz haciendo ese algo chiquito en su garganta.

-¿Para qué crees que estoy acá? -, su versión futura le hizo una caricia en el nido que era su cabeza. Se le escapó una mueca. -Nos peinábamos muy poco cuando teníamos quince años, ¿No? -. Harry miró la cabeza de su versión 2.0. No estaba despeinado como “acabo de salir de la cama, de escapar de una pesadilla en la que Voldemort mata a Cedric y me tortura y de tener una conversación con mi yo del futuro”; pero tampoco podía decirse que estaba peinado. Harry arqueó una ceja. Su otro yo se rio a carcajadas en su cara. -Lo sé. No tiene arreglo en ninguna línea temporal. ¿Y adivina qué descubrí? Lo sacamos de papá. De papá Tony, no de papá James. Aunque admito que fue muy confuso, porque los dos tienen un nido ahí arriba -.

Harry no supo qué responder a eso, así que otro Harry alzó el brazo y le mostró una pulsera de oro que llevaba en la muñeca derecha. Le aseguró que eso también lo había inventado Hermione y los iba a ayudar a llegar de un solo salto a donde Tony vivía. Cuando Harry preguntó dónde estaba eso, otro Harry se rio y le preguntó si alguna vez había querido salir del Reino Unido.

No le dio tiempo a contestar. No le dio tiempo a pensar realmente una respuesta.

No hicieron ningún sonido al aparecer, o lo que sea que hiciera el invento de Hermione.

Un segundo antes, estaban en el patio perfectamente verde de los Dursley, su otro yo pisaba con sus botas las petunias perfectas de la tía Petunia, mientras mentía que no podía verlas bien en la oscuridad.

Al segundo siguiente, estaban en una habitación abierta que se extendía casi hasta el infinito. Era de día. Un enorme ventanal mostraba una ciudad de altos rascacielos. Por supuesto, era casi humanamente imposible concentrarse en la vista con las exclamaciones, los gritos y los movimientos de sillas que su llegada desencadenó.

De repente, un montón de gente que parecía desayunar anabólicos y que abusaba del cuero y la lycra para vestirse, los apuntaba con una increíble variedad de armas muggles. Había un arco y dos pistolas y ¿Era eso un escudo con la bandera de EEUU? Y esa luz que salía de la mano de ese tipo apestaba a rayo láser. Por favor, que no lo apuntaran con un rayo láser en su momento más bajo. Por favor, que no se salvara de Voldemort hacía unos meses para morir empalado por un escudo.

En el segundo tres después del salto hacia un montón de cosas que Harry no comprendía ni tenía intenciones de comprender antes de conocer a la versión futura y definitivamente loca de sí mismo, por fin fue demasiado. Hasta Harry me-pasan-cosas-raras-desde-que-nací Potter tenía un límite, al parecer. Así que su cuerpo se dobló en dos y vomitó.

-Oh, chico, lo siento mucho, olvidé que era tu primera vez apareciendo -, habló en el silencio que siguió su otro yo, mientras una mano acariciaba su espalda y la otra le sacaba la jaula de Hedwig de las manos. Harry escondió sus ojos en sus zapatillas y deseó morir.

Ahí iba la mejor presentación que alguien iba a tener con su padre biológico ausente.

Alguien se aclaró la garganta un poco más allá. -Disculpen, ¿Quiénes son ustedes y porqué están en mi casa? -, preguntó una voz desconocida. Harry miró obstinadamente sus zapatillas.

Su otro yo se enderezó a su lado, aunque su mano no abandonó su espalda. -Les pido disculpas, Harry no estaba preparado para ese viaje. Fue mi culpa -. Harry no sintió el hechizo ni tampoco vio que su otro yo sacara su varita. Con un movimiento perezoso de su mano, el vómito que todavía manchaba las zapatillas de Harry y el piso, desapareció. El olor también, y Harry pudo tomar aire y obligarse a alzar los ojos y a no estar tan rojo vergüenza.

Se escucharon varios jadeos cuando su homónimo hizo magia. Harry recorrió las caras a la carrera, sin detenerse en ninguna, y no le gustó lo que vio. Esos eran muggles y, por lo que se veía, peligrosos. Las armas seguían arriba, el miedo brillaba en todos los ojos. El que les apuntaba con una flecha se tensó como si hubieran llegado con un cadáver en las manos. Instintivamente, su mano izquierda se aferró a la remera de su otro yo. La otra se movió corriendo a su bolsillo y sacó su varita. Ni siquiera tuvo que pensarlo para adoptar una postura defensiva.

No ayudó, por supuesto que no. El grupo que tenía enfrente se erizó aún más. El láser apuntó directo a su frente. -Chico, no sé qué es eso, pero vas a guardarlo en tu bolsillo -, ordenó.
Su otro yo tardó un suspiro en pararse entre él y el láser y cubrirlo con su propio cuerpo. -¿Por qué no nos tranquilizamos, todos? -, alzó las manos como si lo estuvieran arrestando, su voz todavía suave y como si hablara con un niño.

-Porque están traspasando en mi casa -, habló el del láser.

-Te pido disculpas -, dijo su otro yo, -Te prometo que tiene una explicación. ¿Podes dejar de apuntarle al niño con eso? -.

-¿Puede él bajar su… lo que sea? -.

-¿Harry? -, habló su otro yo sin mirarlo. De reojo, Harry notó que sonreía tranquilo, -¿Podrías? No sacamos la varita cuando llegamos a una casa que no es la nuestra sin invitación -.

-¡Nos está apuntando con una flecha, idiota! -, se escapó de los labios de Harry.

-Y tiene razón en tener miedo -, su otro yo asentía, -Nos metimos en su casa sin invitación -.

-Nos metiste -, lo acusó Harry. Por Merlín y por el Dios de su tía, su otro yo era un idiota. -Podrías haber tocado el timbre -.

Lo vio alzar las cejas, como si en realidad no se le hubiera ocurrido. -Podría -, admitió, -Aunque, en mi defensa, es terriblemente difícil acceder a este piso por los canales… habituales -.

-Y por una muy buena razón -, se quejó el del láser. Harry tuvo que admitir que estaba del lado del dueño de casa.

Otro Harry le sonrió. -Lo sé. Lo siento mucho -, insistió en ser el más caballero, -Harry ¿Vas a guardar la varita? -.

-No sos el jefe solo porque sos el mayor, o lo que sea ¿Sabías? -, Harry chistó la lengua, pero volvió a meter la mano en el bolsillo, donde aferró su varita más fuerte, -Si muero con una flecha en la frente va a ser tu culpa -.

-¿Quizás tu… amigo podría bajar el arco? Me temo que nunca nos han apuntado con una flecha hasta ahora -, intentó mediar versión 2.0.

Harry bufó, todavía detrás de la espalda de su otro yo. -Ni con un láser, ni con una pistola. Es una delicia viajar con vos, ya que preguntas -. Su otro yo se rio apenas, todavía concentrado en la gente que podía matarlos, por suerte. Harry creía que entre los dos podían crear un buen escudo. Lo que no sabía era si el escudo resistía las balas o el láser maligno.

Para su consternación, hizo falta comprobar esa teoría inmediatamente.

Quizás fue Harry el que se removió muy incómodamente, y fue por eso que el de la flecha disparó.

Su otro yo se movió mucho más rápido que la flecha, gracias a quien sea, porque la susodicha iba directo a su cabeza. Con un movimiento flojo de las manos de su otro yo, que seguían arriba, un escudo transparente se alzó. La flecha rebotó contra el escudo y fue a hacer un agujero y prender fuego una pared del costado.

-¡Ey! -, gritó Harry.

Su otro yo estaba más ocupado extendiendo su magia por la habitación y poniendo los pelos de todos de punta. Mierda, ¿Cuándo Harry había aprendido a hacer eso? La magia chispeaba en la piel, casi quemando. Harry se sintió de repente como si pudiera tirarse de un décimo piso y volar. Como si pudiera luchar él solo y de manos desnudas con cincuenta magos al mismo tiempo. Fue como un shot de adrenalina. Aunque no creía que los demás en la habitación lo sintieran así. Dos de ellos soltaron las pistolas con un grito, como si quemaran. Otros dos saltaron en su lugar, tan asustados como erizados. El láser del que estaba más cerca chisporroteó y murió.

-Jarvis -, habló el del láser, mientras les regalaba una mirada muy incómoda, -Operación cierre -.

Le tocó a Harry saltar cuando las hermosas vistas de los rascacielos desaparecieron detrás de unas ventanas que parecían de un metal muy duro y que los encerraron en la habitación. El mundo se oscureció un poco y la luz se volvió artificial. Como si eso no fuera lo suficiente incómodo, armas salieron de agujeros en las paredes. Muchas luces rojas apuntaron a la remera de su otro yo, hasta el punto que parecía que la luz roja salía directamente de él.

Otro Harry se limitó a arquear una ceja, sus manos todavía arriba, todavía pidiendo un alto al fuego. Harry de 1995 se sintió tan humillado como impresionado por el poder que emanaba. -Podría quemarlos a todos -, ofreció su voz suave y calma, mientras señalaba un cañon enorme que había salido de pared más cercana.

-Te agradecería que no lo hicieras -, respondió el del láser.

-No estaba en mis planes -, admitió otro Harry, con un encogimiento de hombros, -¿Podes pedirle a tu amigo de las flechas que baje el arco y que no le tire flechas a un niño? -.

-No le estaba apuntando al niño -, aclaró el de las flechas, su voz dura y peligrosa. Harry no le creyó ni por un segundo.

-Baja el arco, Clint -, ordenó el del láser de repente.

-Tiene magia, Tony -, el tal Clint parecía asesino, pero también asustado. Una muy mala combinación, si alguien le preguntara a Harry.

-Y es obvio que estamos superados -, contestó el del láser, -Bajá el arco ahora -. Para sorpresa de Harry, el de las flechas le hizo caso. En un segundo, había acomodado la flecha detrás de su espalda y el arco entre sus rodillas. Los miró muy mal después de eso.

De alguna manera, la sonrisa de su otro yo no flanqueó jamás. -¿Podemos hablar civilizadamente ahora? -, pidió.

-¿Podes dejar de quemarnos con tu magia? -, retrucó el del láser.

-Oh, lo siento mucho -, la sensación se retiró, como si fuera una banda de plástico que se suelta y vuelve a su lugar. Varios de ellos jadearon cuando se esfumó, pero Harry se sintió de repente desamparado. Suspiró. El escudo transparente también desapareció, y fue como si nunca hubiera estado ahí en primer lugar.

-Te perdonamos si nos explicas quiénes carajo son, qué hacen acá y cómo entraron a mi casa -, la voz del del láser sonaba tensa, pero también había algo más. Todavía parecía pensar que habían perdido esa pelea, pero también era su casa y se veía que le encantaba dar ordenes dentro de ella.

-Cierto -, su otro yo aprovechó muy rápido la oportunidad, -Él es Harry -, lo señaló sin mirarlo, -Y, por una casualidad del destino, yo me llamo igual -, Harry bufó, -Entramos con magia y vinimos a verte -.

-¿A mí? -.

Harry no pudo evitarlo, se asomó detrás de su otro yo. -¿Es él? -, preguntó, mientras señalaba al del láser. Esa luz con la que los había apuntado parecía salir de un ¿Guante? en su mano derecha. Llevaba unos pantalones cortos de gimnasia y una remera rotosa de Black Sabatth, y de repente Harry se sintió no tan mal vestido.

Su otro yo asintió. -Ese es Tony Stark -.

-Lo soy -, se cruzó de brazos y encogió un hombro, -¿Para qué me buscaban, si se puede saber? -.

-Porque somos tus hijos -, otro yo confesó, sin ninguna anestesia de por medio.

Tony Stark bufó. -Oh, chico, eso no va a funcionar conmigo. ¿Sabes la cantidad de madres que aparecen cada año intentando sacar un pedazo de la herencia Stark con ese cuento? Resulta que sé cómo usar preservativos -.

-Lo supuse. También supuse que para vos sería un juego de niños hacer un ADN. Tenemos a mano a tu amigo Banner para que nos ayude con eso -, señaló a otro tipo. Uno que parecía profesor de Harvard venido a menos y el único que no los había apuntado con ningún arma hasta ahora.

-¿Lo tenes todo planeado, no? -, contestó Tony.

-Oh por Merlín -, se quejó otro yo, -Si supieras la cantidad de planes sobre planes que hizo Hermione para llegar hasta acá -.

Tony arqueó una ceja. -¿Quién es Hermione? -.

-No importa ahora -, Harry estaba negando con la cabeza, -Lo que importa es que sé que ese ADN va a salir positivo -.

-Podemos hacerlo, Tony -, habló el tal Banner, de repente.

-¿Perdón? -, la ceja de Tony se arqueó aún más cuando se giró a mirar al ¿Médico Banner?

-Por dios, Tony, miralos -, Banner los señaló, -Hasta vos tenes que admitir que hay un cierto… aire de familia. ¿No es un ADN lo que siempre haces cuando aparecen tus admiradoras? -.

-¿Quién dice que somos admiradores de él? -, se metió Harry.

-Harry -, lo amonestó su otro yo. El caradura.

Harry lo miró sorprendido. No podía creer que fuera a insistir, a pesar de que esa debía ser la presentación más incómoda y más peligrosa que habían tenido un padre biológico ausente y un hijo nunca buscado en la historia de los ADNs. -¡Cree que vinimos a sacarle dinero y casi te clavan una flecha, idiota! -, exclamó, mientras los señalaba, -Por Godric, ¿Podemos irnos, por favor? -, casi rogó.

-¿Y volver adonde? -, su otro se giró por primera vez en esa molesta conversación y lo miró. Arqueó una ceja. -¿Con la tía Petunia? -.

-Puedo quedarme con vos -, se apuró a ofrecer, -¡Puedo ayudar! -.

-No -, su otro yo fue tajante. La sonrisa se fue de viaje más rápido de lo que había aparecido, -Sos un niño. La guerra no es lugar para un niño -, volvió de golpe a la conversación anterior, -Tony, no vinimos a buscar dinero. Tenemos de sobra. Tampoco necesitamos tu apellido ni toda esa cosa de… vengador y salvador del mundo. No realmente. Lo único que necesitamos… que necesito, es que lo cuides y lo mantengas a salvo de todos los de… nuestro mundo -.

-¿Su mundo? -, preguntó alguno de los otros.

-Harry y esta carta pueden explicártelo -, alzó un sobre, que puso descuidadamente en la mano de Harry, sin siquiera mirarlo, -Después de que hagas el ADN, por supuesto. Por favor, cuídalo -, volvió a pedir.

-¿Por qué suena a que estas a punto de irte con un pop? -, Harry por fin abandonó la varita que apretaba en el bolsillo y se aferró con fuerza y con ambas manos a la remera de su otro yo.

-Harry -, esa vez no lo estaba retando. Era más bien un ruego. Cuando lo miró, sus cejas estaban apretadas y preocupadas. Y en sus ojos había un montón de emociones complicadas.

-¡No! -, exclamó Harry, mientras algo muy, muy incómodo se instalaba en su panza ante la inevitabilidad de lo que estaba por pasar, -¡No se te ocurra dejarme acá! -, gritaron sus labios asustados, -¡No me vas a dejar solo con ellos! ¡Ese acaba de intentar clavarme una flecha! -, lo señaló con la cabeza.

Su otro yo puso ambas manos alrededor de su cara. -Harry, respira -, ordenó su otro yo, como había hecho un rato antes, cuando todavía no lo había robado de todo lo que conocía. Y sí, lo que conocía era una real mierda. Pero por algo existe esa frase de mejor malo conocido que peor por conocer.

-No te atrevas a dejarme -, medio ordenó, medio sollozó asustado, medio lo odió Harry.

-Harry, ¿Confias en mí? -, le preguntó su otro yo.

-¡No! -, le gritó sinceramente, -¿Desde cuándo confiar en nosotros ha salido bien? -.

-Lo voy a arreglar y vos vas a estar seguro acá -, le prometió, mientras Harry negaba con la cabeza.

-¡No sabes eso! ¡No sabes nada! ¡No podes… no podes simplemente irte y dejarme! -, le rogó, realmente le rogó. Y su otro yo sabía que ellos no rogaban. Ellos no pedían cosas. Ellos no esperaban ni soñaban con las cosas que nunca iban a tener. Los ojos verdes de su otro yo se entristecieron cuando lo leyeron en el espejo que eran los suyos.

-Harry -, susurró, -Te prometo por mi magia y la tuya que lo voy a arreglar y voy a volver a buscarte -, la sensación familiar de la magia, de su magia, chispeó en sus venas y le calentó la piel. Pero esa vez, no sirvió para relajarlo. Su otro yo le dio un beso en el pelo.

-Por favor, por favor, llevame con vos -, rogó Harry donde nadie lo veía y creía que nadie lo escuchaba, casi escondido detrás de la remera de su yo futuro.

Su yo futuro que se lo estaba sacando de encima y que soltaba sus manos como garras de su remera. Se aferró a sus muñecas para que no pudiera tocarlo. -¿Cuándo no cumplimos una promesa? -, le guiñó un ojo y le regaló una última sonrisa. Se volvió a los demás. -Esa promesa se extiende a vos, Tony. Cuidalo con tu vida -.

Su versión 2.0 más traicionera soltó sus muñecas de repente. Se tiró hacia atrás, y en un parpadeo, había desaparecido.

Harry sintió como si alguien le hubiera clavado un cuchillo en el estómago. Jadeó de dolor. La traición ahogó su garganta y llenó sus ojos de lágrimas. Pero no podía llorar, no ahí. -¡Maldito idiota! -, gritó en cambio, -¡Imbécil, estúpido, sangrante idiota! ¡Sos igual de abandónico que todos los demás! ¡Mierda! Mierda, mierda, mierda -, cayó contra una pared, -Oh, por Godric y las bombachas más desgastadas de Merlín, soy un idiota -, se escondió detrás de sus manos, -¡Soy el peor idiota de este mundo! -, se deslizó en la pared y terminó en cuclillas, -¿Desde cuándo confiar en mí salió bien? ¿Desde cuándo me pasan cosas buenas, por dios? -, le preguntó a sus rotosas zapatillas rojas, mientras el cuello de su remera desgastada comenzaba a molestar, -¿Cuándo me va a salir algo bien, mamá, dios, Thor, Morgana, quien sea? ¿¡Qué carajo!?-, todo molestaba, toda su ropa le molestaba, su piel le molestaba y le raspaba, las lágrimas le picaban en la garganta, -No es justo, no es justo, no es justo -, susurró a un piso que no reconocía.

Porque no estas en los Dursley y no estas en Hogwarts, idiota, le recordó su cerebro.

Lo que solo sirvió para que la piel de Harry se erizara aún más. El aire había estado haciendo horas extra para entrar en sus pulmones, pero de repente pareció que su garganta se cerraba completamente. Oh, muerto por idiota. El niño que vivió y que no dejó que Voldy lo matara, muerto por haber olvidado como respirar. El Profeta se iba a hacer un festín.

El Profeta no tiene ni idea dónde estás ahora, Harry idiota.

El aire no quería entrar. Las piernas de Harry dejaron de sostenerlo y se deslizó al piso, sus manos temblorosas intentando romper el cuello de la remera de Dudley.

Nadie en todo tu mundo sabe dónde estás ahora.

Harry inhalaba y nada entraba.

Estas encerrado con gente que no conoces en un país que no conoces en una trampa de metal.
Se escondió de la realidad y del terror que le recorrió el cuerpo como rayos, detrás de sus rodillas.

Pueden pasar meses hasta que alguien descubra que ya no estas con los Dursley. No es como si ellos fueran a llamar a la policía y no es como si a tus amigos les importara.

De los jadeos para conseguir aire, pasó directo a los sollozos. No es como si Harry pudiera escucharlos, porque parecía que estaba debajo del agua. Ni siquiera debajo del agua se sentía tan incómodo como en ese lugar cerrado. ¿Acaso había vuelto al armario? No, hacía años que no lo encerraban en el armario. No porque no quisieran, sino porque le había quedado muy pequeño.

No estás en el armario, Harry, abrí los ojos. Y respira, idiota.

Harry.

-Chico -.

¡Harry!

-¡Harry! -.

Se estremeció hasta la punta de los pies cuando algo frío tocó su piel. Un gemido de terror se escapó de sus labios, y esa vez lo escuchó claramente.

Lo siento, chico, pero necesito que escuches mi voz y que prestes atención al frío. ¿Podes sentir el frío? ¿Harry? Mírame, por favor.

Necesito que respires, chico. Estás teniendo un ataque de pánico, pero estas seguro. Nada malo está pasando. Nadie va a clavarte ninguna flecha ni va a encerrarte en ningún armario, si de mí depende. Y de mí depende, porque esta es mi casa.

Por favor, Harry. Respira. Inspira. Sí, sí, así. De a poco. Estas seguro. Estas a salvo.

Solta el aire ahora. Eso. Sé que no nos conoces ni conoces este lugar pero te prometo que no mordemos. Ni asesinamos niños asustados.

Toma todo el aire que puedas, eso, así. Chico, somos los buenos. Tengo muchos videos para mostrarte.

Ahora soltamos el aire. Ya estas respirando mejor, ¿Ves?

Otra vez. Inspira. ¿Podes salir de tus rodillas y mirarme?

Espira. Así. No hay flechas ni gente ruda ni armarios.

Tomamos aire. Eso. De hecho, varias revistas han dicho que la Torre Stark tiene la mejor vista de Nueva York.

Soltamos el aire. Muy bien. ¿Vas a desaprovechar la oportunidad de contemplar la mejor vista de Nueva York por un simple ataque de pánico? No lo creo.

Harry, mirame, por favor. Hola, chico. Oh, ahí estás, detrás de esas rodillas. Por más cómodo que sea mi piso, vamos a sacarte de la esquina, ¿Sí?

Arriba. Eso. Creo que vos y yo empezamos con el pie izquierdo. Vamos de vuelta, ¿Sí? Soy Tony Stark.

-H-Harry Potter -, se encontraron diciendo sus labios.

Cuando Harry pudo volver a enfocar, se dio cuenta que la sonrisa de Tony no daba miedo, no en realidad. Era amable. Era la sonrisa de un buen tipo. -Hola, Harry. Un gusto conocerte -.

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