QUERIDO TONY

Harry Potter - J. K. Rowling The Avengers (Marvel Movies)
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QUERIDO TONY
Summary
Querido Tony,Estoy dejando en tus manos a tu hijo de casi quince años, pero que nació el 31 de julio de 1980 (spoiler alert, los viajes en el tiempo existen. O van a existir. Es todo muy confuso a esta altura).¡Felicidades, es un niño! Se llama Harry Potter.
Note
Obviamente, ninguno de los personajes de esta cuestión es mío (JK y Stan Lee un solo corazón).Mi niña interior solo quería que Harry tuviera un padre, y todos sabemos que Harry necesita un padre que este a la altura de la mala suerte del niño que vivió.Pd, llevo años leyendo fics en inglés y obligando al traductor de google y a mi cerebro a hacer horas extras. Para esa sujeta y para todos los que estamos acá que de hecho hablamos otros idiomas, esto está en español. Que lo disfruten!Pd2, probablemente a alguien no le cierre, pero juro que intento con muchas ganas que las líneas temporales de ambas historias se mantengan. Lo único que cambia aquí es que Tony nació diez años antes (1960 o por ahí?), porque tiene que tener tiempo para crecer antes de ser padre de un adolescente hosco.
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Querido Tony,

Querido Tony,

(Lunes, 7 de) Julio de 2014

Torre de los vengadores, Manhattan, Nueva York.

 

El chico, Harry, se había cerrado sobre sí mismo en un sillón al que Tony había tenido que arrastrarlo. Se había agrupado entre el respaldo y el apoyabrazos, lo más lejos que pudo estar de ellos y de cara al ascensor, que era la salida más cercana. Había recogido las piernas y se había abrazado a sí mismo, apoyando unas zapatillas rotosas que en algún momento habían sido rojas sobre el sillón gris. Miraba a la nada en pánico y sus pupilas no reaccionaban.
Pero por lo menos estaba respirando y no parecía que fuera a morir.

Por lo menos no estaba haciendo saltar los circuitos eléctricos de todo el piso mientras tenía un maldito ataque de pánico.

Lo que significaba que Tony podía tomarse cinco minutos para ordenar sus pensamientos y leer la carta que acababa de sacar del sobre que llevaba su nombre en el frente.

El chico no se la había dado, pero la había estrujado en su puño mientras entraba en pánico y Tony se la había tenido que robar a sus dedos como garras, mientras intentaba que el chico no muriera, respirara, lo mirara, algo.

No contaba como darle cosas, no en realidad.

Y el sobre llevaba su nombre (Anthony Edward Stark, por si hubiera alguna posibilidad de confundirlo con otro), lo que le daba el derecho de rasgarlo y acceder a la carta que había dejado el tipo que había aparecido de la nada en su maldita Torre inexpugnable. Todo para dejar a su gemelo más joven y claramente menor de edad, que juraba que era su hijo (¡¡) en sus incapaces y para nada preparadas manos. Tony no podía ser un padre. Tony era un desastre andante y había tenido de padre a un Howard.

Lo que explicaba porqué la mano le tembló cuando desdobló la hoja (una cosa muy simple que parecía arrancada de manera descuidada del cuaderno de un niño de primaria) que estaba dentro del sobre.

Tuvo que tragar saliva con fuerza cuando leyó el encabezado. Como hacía con todas las cosas desagradables que no podía posponer, evitar o enviar a Pepper en su lugar, se lo sacó de encima a la carrera. Sus ojos recorrieron las pocas líneas a la velocidad en que su cerebro solía pasar de un tema a otro cuando estaba en uno de sus momentos de genio (palabras de Pepper, no las suyas).

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Querido Tony,

Estoy dejando en tus manos a tu hijo de casi quince años, pero que nació el 31 de julio de 1980 (spoiler alert, los viajes en el tiempo existen. O van a existir. Es todo muy confuso a esta altura).

¡Felicidades, es un niño! Se llama Harry Potter.

Por favor, no busques a aquellos que conocen a Harry Potter en tu tiempo porque va a ser muy confuso para todos. Uno, porque Harry es un mago y los mundos mágico y muggle están tan separados que en realidad no existen registros de Harry en tu mundo. Dos, porque acabo de secuestrar a mí gemelo más joven de 1995 para llevarlo contigo, y en tu tiempo van a estar todos muy lacrimógenos si Harry vuelve a aparecer (no te recomiendo a una Molly lacrimógena ni en tus días más felices).

Necesito tiempo, papá. Es lo único que te pido. Nadie va a buscar a Harry en el futuro. Necesito tiempo para arreglar todo lo malo que pasa en la vida de ese niño y que no se vea obligado a sufrir una guerra. Pero es imposible hacerlo con él aquí. Hay demasiada gente de ambos bandos que no dudaría un segundo en utilizarlo y arrastrarlo sino a la muerte, a un trastorno de estrés postraumático que dejaría a tu Steve temblando. Harry nunca tuvo una vida fácil y menos un padre. Lo único que te pido es que lo mantengas a salvo y feliz.

Cuando por fin nos encuentres, recorda que no todo es lo que parece (Hermione me obligó a leer un libro muy estúpido sobre un príncipe que se cree muy inteligente). No sabía que eras nuestro padre, no hasta que todo lo malo terminó y solo quedó vacío. Te busqué, pero eras un desastre y yo no estaba dispuesto a arrastrarte al mío. No era justo para el Tony de esa época. No se sentía justo para mí. Siempre quise un padre y no podía soportar la idea de que no me quisieras. No fue tu culpa.

Harry, en cambio, bueno, todavía no es yo. Harry todavía no vivió la peor mierda porque lo saqué a tiempo. Y sé que no te atreverías a mirar a esos ojos de cachorrito apaleado y rechazarlo (lo siento por el sarcasmo de muerte, la ira injustificada y los ataques de magia accidental. Tuvimos un verano realmente, realmente terrible).

Y vos ya no sos ese que eras hace unos años cuando te encontré. Dame tiempo y date una oportunidad de conocerlo, por favor.

Pd, Harry tiene un horrocrux en la frente. Es un pedazo de magia muy oscura que mantiene vivo a un señor oscuro obsesionado con la inmortalidad y con quedarse sin nariz. No te lo cuento para que hagas algo, solo para que no te dé un ataque si lo descubrís. Yo lo voy a resolver, solo necesito tiempo para buscar los otros trozos, matar a ese bastardo y dividirlo en pedazos que no se reconozcan entre sí y que terminen en el fondo de mar. Juro que es un plan infalible.

Los veo pronto, los amo a ambos,

Harry
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-¿Qué carajo? -, el murmullo salió de entre sus labios apretados, mientras controlaba que el chico que tenía en su Torre no desapareciera en una nube de humo. Un ácido peor que el que le generaba el café que tomaba a todas horas le atacó la panza. Su mano volvió a temblar, mientras alisaba la carta y volvía a empezar. Esta vez intentó realmente prestar atención, por más que su cerebro hiperactivo le advertía que ya había aprendido de memoria, palabra por palabra, lo que la “carta” decía.

Así que mientras él recorría las locas palabras una vez más, su cerebro le tiraba una síntesis estructurada de la información.

Harry Potter. Quince años. nac. 1980. Británico. Su acento es terrible hasta cuando está en pánico tirado sobre su piso. (¿Quiénes carajo son sus padres?).

(Mil veces malditos) viajes en el tiempo??? Esconder a alguien en el futuro??? (¿Qué carajo por dos?). Aunque hay que admitir que es una excelente idea. ¿Quién buscaría a alguien en el futuro?

Se ve bastante joven para tener, supuestamente, 33 años. Jesucristo estaría orgulloso.

Mago. Mundo mágico. Muggle. (No tengo tiempo para más magia, mil veces maldito Loki).

Guerra. Dos bandos. Claramente, ningún bando es una buena idea.

(¿¡Qué mierda es un Horrocrux?!).

Su hijo, se suponía que ese chico con ese desastre de pelo que parecía que acababa de salir del catre de un refugio para gente sin hogar era su hijo. Y Tony iba a tener (otro) ataque de pánico; por una vez no iba a poder echarle la culpa al agujero de gusano y a los extraterrestres.

-¿Qué es? -, preguntó la suave voz de Bruce, el único que había permitido que se quedara en la habitación cuando el chico empezó a respirar como un motor en mal funcionamiento. Bruce era fácil, pasaba desapercibido (cuando no estaba verde), se tomaba la locura con calma y, más importante que todo eso, era médico (y a nadie le importaba que no fuera ese maldito tipo de médico). Tony no se gastó en explicarle algo que ni él entendía. Tampoco podía decirle que su cerebro estaba intentando un cuadro sinóptico y un árbol genealógico al mismo tiempo, solo para no entrar en pánico. En cambio, le pasó lo que muy generosamente podría llamarse una “carta que lo explicara todo”, aferrada entre sus dos dedos.

Bruce no comentó que su mano temblaba como una hoja y gracias por eso. Igual que él, saltó rápidamente de oración en oración. -Tony -, su voz lo apuró cuando terminó de leer, -Tenemos que hacer un ADN -, susurró.

Tony suspiró. -Chico, ¿Harry? ¿Me escuchas? -, preguntó desde lejos.

-¿Mmm? -, alzó los ojos rojos, cansados y llenos de niebla.

Unos ojos verde veneno que se fijaron en él y que Tony sabía que muy rápidamente iba a decepcionar. Se tragó el estremecimiento. -¿Por qué tu… tu hermano…? -.

-No es mi hermano -, se apuró a interrumpirlo el chico, -Es mi… soy su… ¿Es yo en el futuro? -. El chico hizo una mueca y se encogió de hombros al mismo tiempo, mientras escondía el verde veneno en sus zapatillas rotosas.

¿Por qué esas zapatillas tenían que estar tan rotas? ¿Era cintex lo que veía? ¿Por qué su… el chico estaba vestido como un pordiosero al que le acababan de regalar una campera de cuero vintage por pura pena?

-Okey -, Tony volvió a suspirar para disimular que el aire estaba entrando con algo de esfuerzo a su cuerpo, -Supongamos que no es una completa locura, que los viajes en el tiempo realmente existen y que tu versión futura te trajo aquí, destruyendo en el proceso las leyes de la física y la materia. Supongamos que eso que pasó y que tu… gemelo hizo, es… supongamos que es magia. No puedo creer que haya dicho eso. Oh, por Thor, chico, ¿Sos un dios? -.

-¿No que yo sepa? -, el chico le arqueó una ceja a las zapatillas rotosas.

-Okey, okey, eso no es un no, pero nos vamos a quedar con la negación plausible. Vamos a lo importante: ¿Por qué tu gemelo loco está tan seguro de que soy tu padre? -. Harry volvió a encogerse de hombros. -¿Vos crees lo mismo que él? -.

-No me mentiría -, la voz del chico parecía ronca y adolorida, lo que solo resaltaba el acento británico en su lengua, -Y es un idiota, pero no me dejaría con ustedes si no estuviera seguro -.

-Harry -, intervino Brucey, gracias a algún dios que no fuera Loki, -Pero entendes que necesitamos asegurarnos. Tanto por tu bien como el de Tony. Necesitamos hacer un ADN -.

-Bueno -, otra vez encogimiento de hombros, -¿Cómo se hace eso? -.

-Es muy simple -, Brucey le sonrió amigablemente, a pesar de que el chico seguía mirando obstinadamente esas zapatillas, mientras con dos dedos tiraba de un pedazo de cintex que mantenía unida la suela, -Un hisopo para recoger un poco de saliva y te sacamos un poco de sangre y… -.

El chico saltó del sillón en un segundo. La transición de apático y perdido en la nada, a niño aterrorizado pero listo para pelear con uñas y dientes para escapar de ese lugar y llevarse con él a todos los que pudiera fue, como mínimo, impactante. Antes de que se dieran cuenta, había encontrado una pared con la cual defender su espalda y había sacado la ¿Varita? -Nadie va a sacarme sangre -, salió de entre sus dientes apretados, que ya jadeaban desesperados por volver a respirar con normalidad, -Ni va a usarla para ningún ritual ni… -.

-Chico, chico, tranquilo -, Tony dio un paso al frente y alzó las manos, para demostrar que no llevaba nada encima, -No tenemos idea de ¿Rituales? Es un examen de ADN, perfectamente normal y científico y para nada… mágico -.

La pose de batalla no flaqueó ni por un segundo. El miedo en el verde veneno tampoco. Tony eligió ese incómodo momento para llegar a la conclusión de que el chico (de casi pero solo ¡Quince años!, si se podía confiar en una estúpida carta escrita en una letra francamente horrible), había estado en batalla y había tenido que defenderse. Lo que significaba, a la luz de haber leído en la bendita carta algo sobre una guerra: 1. Que las funciones neuronales de Tony estaban en un 20% como mucho; 2. Que Iron Man tenía que matar a algunas personas que usaban chicos que podían llegar a ser sus hijos como soldados. Pero volviendo a ese muy cómodo momento: -No vas a sacarme sangre -, ordenó la voz asustada del chico, -Nadie nunca más va a volver a sacarme sangre y usarla para… para nada -.

-¿Quién…? ¿En qué usaron…? -, Tony chistó la lengua, porque realmente no tenía tiempo para eso. En cambio, lo archivó en su memoria para empezar una lista de cosas que definitivamente necesitaba saber sobre ese chico cuando supiera si era o no su maldita progenie. -Vamos a resolver eso después -, decidió, con un movimiento de su mano.

-¿No hay… no hay otra forma? ¿Por favor? -, lo escuchó rogar, de repente. Y oh, definitivamente el tirón que Tony sintió cerca del corazón tenía que ver con el reactor de arco, que probablemente estaba funcionando mal. No importaba que en realidad ya no estuviera ahí.

-Por supuesto. Lo podemos hacer con un poco de saliva. Eso va a ser suficiente -, ya estaba diciendo Bruce, -¿Tenes algún problema con eso, Harry? -.

-Yo… no, ¿Creo que no? La saliva y el cabello se pueden usar para muchas cosas malas, pero no tan malas como -, de hecho, el chico tragó saliva con ruido, -La sangre -, les regaló una mueca.

-Es bueno saberlo -, fue lo único que la boca de Tony pudo decir, mientras su cerebro se mudaba a una playa en Malibú.

Por suerte para todos los implicados, Brucey ya se estaba moviendo por la habitación y se acercaba al sillón en el que había estado sentado el chico como si se tratara de un animal salvaje acorralado. Una de sus manos estaba alzada, la otra llevaba su maletín de no soy ese tipo de médico. Lo apoyó en el sillón y sacó de él un hisopo todavía en su envoltorio de plástico. Rompió el envoltorio y lo alzó en el aire. -¿Quizás queres hacerlo vos? -, se lo tendió. -Solo necesito que lo pases por tus mejillas y juntes toda la saliva que puedas y lo coloques después en este frasquito que está esterilizado-, alzó el frasco con la otra mano.

El chico tomó mucho aire antes de alejarse de la pared. Pero cuando lo hizo, cruzó el espacio de dos zancadas, tiró del hisopo con su mano izquierda y se lo metió en la boca sin demora. Lo movió durante un rato bastante largo y fue concienzudo. -¿Así está bien? -, preguntó, cuando lo sacó de su boca.

Brucey le sonrió. -Así esta perfecto -, estiró con mucha calma el frasco esterilizado de vidrio.

El chico se apuró a meterlo en el frasco y se retrajo otra vez contra la pared, su varita todavía aferrada en su puño como si en eso se le fuera la vida. -¿Cuánto tarda el estudio? -, preguntó, desde el otro lado de la habitación.

-Una hora, más o menos. El laboratorio de tu… de Tony tiene los mejores equipos. Voy a ir ahora mismo a encargarme de esto y los voy a dejar solos ¿Sí? -.

-Gracias, Brucey -, habló Tony, que se tuvo que contener para rogarle que no lo dejara solo con el adolescente. El silencio que siguió a su partida en el ascensor era más pesado que el osmio. (Sos el adulto acá, idiota. Comportémonos como un adulto y enorgullezcamos a Rhodey, ¿Sí?). -No hace falta que te quedes ahí, chico -, habló por fin. Se sintió mal cuando el chico reaccionó con un salto, así que agregó: -Tranquilo, no muerdo. Nadie aquí muerde -.

Para su sorpresa, el chico casi se tiró de paracaídas sobre su comentario: -Tu amigo dispara flechas y tu amiga la del cuero parece una de esas a las que le pagan para asesinar -.

Tony alzó ambas cejas. -De hecho, le pagan para eso. Pero no los ves en la habitación ¿No es cierto? -, señaló a su alrededor, -Los eché cuando empezaste a hiperventilar -.

-No estaba hiperventilando -, retrucó.

-No estabas teniendo un ataque de pánico, ¿Querés decir? -.

-No -, su voz ronca se volvió igual de cortante que los cuchillos de Natasha.

-Okey -, claudicó Tony, habiendo perdido oficialmente su primera discusión con el adolescente desconfiado que tenía delante.

-¿Y qué pasa con el que usa la bandera de EE.UU. de lycra? -, preguntó de repente.

Tony alzó aún más las cejas. -¿No sabes quién es? -.

-¿Debería? -.

-¿Si deberías conocer al maldito Capitán América, al Capsicle que nos mantiene unidos y entrenados? Sí. ¿Qué les enseñan del otro lado del charco? Gran Bretaña, ¿No? ¿Sos de ahí, no es cierto? En fin, no importa. Podes preguntarle cuando lo veas -.

-¿Va a volver? -. Tony no pudo saber si el chico estaba o no preocupado por eso.

-Vive acá. Bueno, técnicamente todos vivimos acá, pero la mayoría va y viene entre misiones y tiene su propio lugar en otros lados. Es la Torre de los Vengadores -.

-¿Quiénes? -. Podría haber pensado que le estaban haciendo una broma, pero el chico realmente parecía confundido.

-Oh, por favor. En serio, ¿No fuiste a la escuela? ¿Qué te enseñaron ahí? -.

-A usar algodón para pelear y así no paspar nuestras partes privadas -, el comentario salió como una bala de sus labios.

-Bueno, por lo menos aprendiste algo bien -, Tony se esforzó por sonreír. Hubiese sido mucho más divertido el sarcasmo del chico si no estuviera dirigido a él y le recordara a él. Mierda. -¿Vas a quedarte ahí? -, preguntó cuando el silencio volvió a incomodar.

-¿Vas a quedarte mirando? -, retrucó el chico, mientras lo señalaba con la barbilla en modo matón.

-En realidad… tengo cosas que hacer. ¿Vas a estar bien hasta que estén los resultados? -. El chico se encogió de hombros. -Voy a tomar eso como un sí. Podes… podes moverte tranquilo por acá -, señaló al piso con las manos, -Es la zona común. Estas solo y el ascensor no te va a dejar pasear por otro piso, porque… bueno, para que no te pierdas -.

-No vine a husmear entre tus cosas -.

-No dije eso. Podes… encender la tele, supongo. Relajarte y soltar ese… -, señaló su mano como si espantara moscas, -¿La varita? Comer si tenes hambre. Los baños están allá -, señaló atrás. El chico se limitó a asentir. -Bueno, bien -, Tony se sintió como un idiota mientras saltaba sobre sus talones. Hizo tres intentos antes de dirigirse al ascensor.

No pudo ver al chico relajar su postura. Esos ojos verde veneno, entrecerrados con miedo y sospecha, lo siguieron atentamente hasta que las puertas del ascensor se cerraron.
***
Bruce tuvo listos los resultados en cincuenta y cinco minutos, y no es que Tony hubiera estado pegado al reloj. Tampoco es como que podía trabajar en algo de lo mucho que tenía a medio hacer, porque su cerebro hiperactivo seguía volviendo a los ojos verde veneno (y le seguía tirando porcentajes y probabilidades de que fuera padre).

Mientras tanto, escaneaba una y otra vez las otras posibilidades. 1980. Gran Bretaña o por ahí. Potter. ¿El apellido de la madre?

Lamentablemente, esos habían sido años oscuros de discotecas de mala muerte y droga para Tony. No es que se arrepintiera, porque no se arrepentía de haber apagado la vida de mierda que tenía con alcohol, drogas y orgías. Si llegaba a ser padre, quizás tendría que arrepentirse de no arrepentirse un poco más.

Pero en fin, que ahí fue donde lo encontró Bruce cuando tuvo los resultados. O JARVIS, más bien. Como Tony estaba en la luna, JARVIS dejó entrar a Bruce a su santuario (taller) en el que se había atrincherado (escondido) para terminar algún que otro proyecto a medio hacer y pensar tranquilo (tener un ataque de pánico en soledad).

Bruce tuvo prácticamente que gritarle al oído, porque la música estaba tan fuerte que retumbaba en su cuerpo y Tony llevaba (no tenía idea, pero) demasiado tiempo mirando sin ver un motor desarmado, con un destornillador entre los dientes.

El salto que dio no tenía nada que envidiarle al que había dado el chico un rato antes.

(Esperaba que no) de tal palo, tal astilla.

Pero lo supo. Lo supo apenas vio las cejas ajustadas de Brucey.

-Oh, mierda -, se sacó el destornillador de la boca, casi llevándose un par de dientes en el proceso, -Soy un padre. ¡Soy un maldito padre! -, gritó.

-JARVIS, apaga la música, por favor -, pidió Bruce, con las cejas apretadas. JARVIS, que se había hartado de Tony hacía rato, le hizo caso al instante.

-J, ¿Lo encontraste? -, más que nada rogó Tony.

-No desde la última vez que me lo consultó, hace dos minutos, señor -, su IA le habló con toda la condescendencia que podía reunir un maldito robot.

-¿A quién estas buscando? -, preguntó el idiota de Bruce.

Tony chistó la lengua. -A mi hijo, Brucey. Aquel niño que acabamos de conocer -, señaló con la mano, espantando moscas otra vez, -Y que lleva una varita, unas zapatillas sacadas de la basura y un trastorno de estrés post traumático delicioso. Aquel niño que acabas de confirmar que es un maldito Stark, con todo lo que eso implica, pero que podría ser un fantasma, porque no existe, Brucey -.

-Técnicamente, señor, existe. Solo que hay muy poca información sobre él en las redes -.

-Lo cual siempre es una buena noticia -, acotó el sarcasmo de Tony, -Dios mío, ¿Cómo pasó esto, Brucey? ¿Cómo nunca supe que tenía un hijo? ¿Quién carajo es su madre? ¿Dónde carajo está? (Tony). ¡Mi hijo tiene magia y una varita! ¿Ya hablamos de eso? ¿Ya hablamos de que parece salido de un refugio para personas sin hogar? (Tony, por favor). ¿O de que su… otro yo nombró una guerra? ¿Guerra que no puedo encontrar en ningún lugar? ¿Vamos a hablar de que actúa como si acabara de volver de Irak? (Tony, respira, ¿Sí?). Dios, ¿Se supone que tengo que hablarlo con él? ¿Qué…? ¿Cómo carajo se hace esto? No sé ser un padre. (Tony, soy malísimo para los ataques de pánico). Ningún Stark es buen padre. Somos genios multimillonarios, pero no somos padres. Somos el ejemplo que los psicólogos ponen sobre malos padres. Los internados para padres con mucho dinero a los que no les importan sus hijos se crearon cuando los Stark nacieron. (Oh, por favor, Tony). Oh, dios mío, ¿La cagué cuando saqué el reactor y estoy funcionando mal? ¿Acá muero? Decile a Pepper que agregue a mi hijo al testamento, eso sí puedo hacer. Puedo darle más dinero del que nunca va a poder gastar en mil vidas. Probablemente sea lo único malditamente bueno que puedo darle, pero… -.

En un giro interesante de los acontecimientos, Tony fue sacado de su espiral de pánico gracias a una cachetada del bueno y siempre amable de Brucey Banner. La cachetada fue lo suficientemente fuerte como para obligarlo a girar la cabeza y soltar un gemido de dolor.
Cuando volvió a mirar a Bruce, parecía igual de sorprendido que él y completamente arrepentido.

A Tony se le escapó algo entre un resoplido y una carcajada. -Hulk estaría orgulloso de ese golpe-, murmuró, muy a su pesar asombrado.

Bruce chistó la lengua, mientras sus mejillas se coloreaban de rojo. -Lo siento mucho, Tony -.

-No, no, está bien. Ayudó -. En el silencio que siguió, Bruce le puso en la mano los resultados positivos de ADN y Tony suspiró. -¿Qué hago, Brucey? -, preguntó, sin siquiera mirarlos.

-Paso a paso, Tony -, Bruce le dio palmaditas en el brazo, mientras le sonreía amablemente, -Por lo pronto, vas a buscar a tu hijo y le comunicas que comparten sangre y, al parecer, la tendencia a tener ataques de pánico -.
***
El chico dormía. Tony lo sabía porque había dejado a JARVIS controlándolo. No, no iba a dejar a un chico de quince años (que tenía magia) suelto en ningún lugar de esa Torre.

Pero el chico era su hijo.

Su hijo mago.

Se había contenido para no controlarlo a través de las cámaras durante los eternos cincuenta y cinco minutos que tardó en confirmar lo que un estremecimiento en la columna vertebral ya le había avisado la primera vez que lo vio. Que los vio, a los dos. Que se reconoció a sí mismo en ese pelo, en esa mandíbula, en esa maldita actitud.

(Se había distraído mandando a JARVIS a buscar a un tal Harry Potter hasta debajo de las piedras metafóricas que ponía SHIELD en sus archivos super encriptados).

No encontrarlo no era una buena noticia. Nunca era una buena noticia. Y era él el que se había quedado con la versión de quince años traumatizada. Excelente.

Salió de su taller con taquicardia y recorrió el camino que lo separaba de su progenie como si estuviera usando los propulsores de Iron Man. Los dos minutos que tardó el ascensor en bajar hasta el piso común de los Vengadores, parecieron estirarse como un chicle y transformarse en siglos.

Los propulsores de Tony frenaron a medio hacer y su corazón se detuvo en su pecho cuando sus ojos volvieron a encontrarse con el chico. Su hijo había vuelto a acurrucarse en la esquina del sillón (todavía con la varita fuertemente aferrada a su puño, como si no pudiera relajarse ni por un segundo), y dormitaba incómodo e inquieto. Mientras el corazón de Tony volvía a acomodarse en la arritmia, el chico se removió, murmuró algo, apretó aún más la varita y acomodó la cabeza contra la almohada, donde empezó a babear.

Y que lo perdonara Einstein si no era adorable su chico traumatizado mientras dormía. Parecía (algo más) relajado. Parecía (ligeramente) menos en guardia. Parecía el niño que en realidad era. Definitivamente, no parecía tener quince años.

Oh, Tony estuvo a punto de asegurarse si el agujero que le había dejado en el pecho el reactor de arco se estaba derritiendo, porque así se sentía. Alguien había lastimado a esa cosita adorable que babeaba almohadas, que no se sacaba los (terriblemente de mal gusto) lentes ni para dormir, y que no se peinaba ni amenazado. Alguien, probablemente varias personas, iban a sufrir una muerte muy dolorosa.

-¿Chico? -, le habló desde un par de pasos lejos. No levantó la voz, tampoco. Tony sabía una o mil cosas sobre el TPSD y no era un idiota que fuera a ponerle una mano encima a un chico que hasta dormido apretaba una varita. -¿¡Chico!? -, llamó un poco más fuerte. Fue el único testigo del momento en que los ojos verde veneno se abrieron de golpe y buscaron rápidamente en la habitación el peligro del que se tenía que defender. Tony estuvo a punto de usar el sillón como escudo, pero en cambio alzó las manos y sonrió. -Solo soy yo, chico -, habló despacio.

La varita bajó un centímetro. Los hombros se destensaron ligeramente cuando lo reconoció. -Ah, hola -, habló su voz ronca.

-Hola -, Tony lo saludó con la mano, -¿Fue una buena siesta? -.

-¿Qué? Ah, perdón. Estaba… el idiota de mi otro yo me despertó de madrugada y supongo que… ¿Se puede tener jet lag si viajas por aparición? -.

Tony no tenía ni la más pálida idea de lo que era la aparición, pero suponía que era esa cosa de materializarse de la nada en lugares de propiedad de otras personas. -¿Supongo que sí? -, respondió.

-Oh, estas acá -, se dio cuenta de repente, mientras se levantaba de golpe del sillón. Abrió más los ojos, -¿Ya están los resultados? -.

Tony asintió. El ácido hizo estragos en su panza. -Tenes un papá, chico -, se apuró a decir, para no alargar más el suspenso y la ansiedad del niño. Para ansiosos ya estaba él.

-Oh -, fue su única respuesta, mientras sus ojos sorprendidos se dirigían al lugar seguro que parecían ser sus zapatillas. Eso no evitó que Tony viera todo lo que pasaba en el verde veneno, que parecía transparente a las emociones que lo recorrían. Ahí estaban la sorpresa, la realización, el leve alivio, la pizca de esperanza que pasó y se fue, enterrada en el miedo, el terror, el pánico y la preocupación.

Tony era un niño grande, pero sabía que Tony el adulto era el que tenía que arreglar eso y ser el que hablara. -Escucha, chico -, rogó a Thor que estuviera demasiado ocupado en estar nervioso para notar que la voz le temblaba, -Obviamente los dos acabamos de desayunarnos con esta noticia y obviamente no tengo ni la menor idea de cómo ser padre y probablemente la cague muchísimo, pero… ¿Podemos los dos hacer un esfuerzo para llevarnos bien mientras aprendo cómo no arruinarte tanto la vida? -.

Todas las emociones se borraron de golpe y dieron paso a la sorpresa. -¿Pero queres? -.

-¿Qué cosa? -, se confundió Tony.

El chico tomó aire y se removió mucho antes de hablar: -¿Llevarte bien conmigo y tenerme en tu… en tu vida? -.

Bueno, eso era algo que Tony podía hacer bien. -Por supuesto que sí -, respondió, antes de que pasara un latido.

No había dudas al respecto. Iba a ser un mal padre, iba a cagarla exactamente igual que (o peor que) Howard. Pero iba a ser (¿Ya era?) un padre. Un padre presente y para nada abandónico.

-¿Por qué? -, ahora era el chico el confundido.

Tony se encogió de hombros, pero le dijo la verdad: -Porque soy tu padre -.

El chico le regaló una mueca y Tony se dio cuenta que la había cagado, pero no tenía idea cómo. -Nunca tuve uno de esos -, murmuró.

-Ahora lo tenes. Me disculpo desde ya por la mala calidad del producto, porque no tiene devolución -, tuvo que agregar su yo más autocrítico. La voz que sonaba con Rhodey en su cabeza empezó a regañarlo inmediatamente.

El chico bufó. -Yo tampoco tengo idea cómo ser un hijo. Probablemente sea un desastre en eso también -, agregó, y Tony decidió que le debía a Rhodey un regalo de conmiseración, porque fue terrible escuchar la falta de autoestima salir de su hijo. Y él había abierto esa puerta. Ya eran dos puntos menos en cinco minutos de charla.

Tony suspiró. -Supongo que tendremos que aprender juntos -. No le contestó, pero le regaló algo parecido a una sonrisa. Por fin, la varita volvió a su bolsillo. -Chico, ¿Sabes qué? Vamos a desayunar -, decidió de repente.

-Por favor, no me digas chico. Tengo un nombre -.

A Tony se le escapó una mueca y tarde se dio cuenta que el chico se tensó cuando la vio. Strike tres. Ni siquiera podía usar su nombre en su cabeza. ¿Qué tan horrible era eso? -Harry, vamos a desayunar -, corrigió inmediatamente.

Harry se alejó de un salto de su intento de poner una mano en su hombro, pero lo siguió. Y lo siguió a una mesa en la que estaban todos los Vengadores que actualmente vivían casi a tiempo completo en la Torre (básicamente todos, menos Thor). El desayuno, interrumpido por un montón de magia, se había mudado a su propio piso porque Tony echó a todos cuando su hijo empezó a hiperventilar.

-Queridos amigos, es oficial, ¡Soy padre! -, exclamó Tony apenas bajó del ascensor, sus brazos abiertos y su cuerpo entre su hijo y sus Vengadores (solo por precaución adicional. Después de todo, esa era gente peligrosa).

Harry se estremeció cuando todos se volvieron a mirarlo, pero no escondió los ojos. No esa vez. De hecho, los miró a todos como esperando que empezaran a criticarlo o a atacarlo, sus pies bien plantados, sus manos temblorosas dentro de los bolsillos del jean rotoso, demasiado grande y muy desgastado que llevaba.

Tony no pensaba dejar que nadie atacara a su hijo, y eso sí que podía hacerlo bien. Donde el chico no podía verlo, alzó una ceja y desapareció su sonrisa, acomodándose en el señor Stark que alguna vez había sido llamado el Mercader de la Muerte.

-Un gusto, Harry. Soy Steve Rogers. O el Capitán América -, se apuró a decir Stevo.

Para sorpresa de todos, el chico bajó los ojos, escondió las manos detrás de la espalda y se acomodó en pose de cachorro sumiso antes de paladear con su acento más británico: -Un gusto, señor Rogers -.

Las caras sorprendidas estaban a la orden del día. ¿Tony podía culparlos? Él casi se había quedado con la boca abierta. El chico (Harry, idiota, se llama Harry), no había sido precisamente respetuoso ni elegante en su hablar. ¿En qué momento ese desayuno se había transformado en un té con la Reina?

Sparkles miró a Tony, antes de aclararse la garganta. -Steve está más que bien, Harry. No somos muy… formales por aquí -.

-¿Por qué no te presento al resto del equipo, ya que vamos a compartir casa? -, salvó el momento Tony, dando un paso adelante. -A ese de ahí -, señaló a Bruce, -Ya lo conoces. Bruce Banner. Brucey. Es un osito de peluche, salvo cuando se pone verde y se transforma en Hulk -.

-Tony -, lo amonestó Brucey, con las cejas apretadas, -Un gusto, Harry -, le sonrió, -Y no tenes que preocuparte o tener miedo de mi… -, se señaló el pecho, -Del Otro Tipo, lo tengo controlado -.

-¿El Otro Tipo? -.

-¿Tampoco conoces a Hulk? -.

-¿Debería? -.

-¿No salimos en las noticias británicas? -, le preguntó Tony al equipo.

-De hecho, sí -, respondió Bruce, muy confundido.

-Oh, es que no me dejan ver la… -, Harry se interrumpió de golpe, sus mejillas rojas como dos manzanas. Negó con la cabeza, -No veo mucha tele cuando estoy en el mundo muggle -.

-¿Muggle? -, gracias a Thor, Steve preguntó.

-¿Sin magia? ¿Cómo ustedes? Y en la escuela no hay electricidad ni mucho contacto con el exterior, así que… -, se encogió de hombros, sin terminar la frase.

-¿Los magos no saben de nosotros? -.

-En realidad, no lo sé -, ahora su hijo parecía confundido, -Supongo que los que tienen familias muggles, familias normales (Oh, por supuesto que Tony no se perdió ese comentario), como mi amiga Hermione, sabrían algo. Aunque estamos un poco lejos. No creo que las familias de sangre pura sepan algo sobre ustedes o les importe. Son un poco… bueno, es un mundo un poco cerrado. Al Ministerio de Magia británico en realidad no le importa lo que hagan los muggles, salvo que sea algo que los ponga en peligro. No sé si… no sé qué tan amigable será el MACUSA -.

-¿MACUSA? -, le tocó preguntar a Tony.

-¿El Ministerio de Magia Estadounidense? -, abrió los ojos de repente, -Oh, esperen. Yo no debería… yo no debería estar contándoles todas estas cosas. Hay un Estatuto del Secreto. Aunque el idiota de mi otro yo por supuesto que no pensó eso cuando entró a este lugar usando magia. Lo único que falta es que termine en Azkaban por su culpa -.

-No te preocupes, Harry -, se apuró a intervenir Tony, con el celular ya en la mano, pero los ojos sobre su hijo, -Guardamos muchos secretos aquí con nosotros, solo por ser los Vengadores y tener a SHIELD respirándonos en la nuca. Uno más no hace diferencia. Y, técnicamente, somos familia. ¿Supongo que este Ministerio permite que le hables de magia a tu familia? -.

-Supongo -, el chico parpadeaba como idiota, y Tony no sabía que había dicho mal esa vez.

-Entonces, sigamos con las presentaciones. La señorita es Natasha Romanoff. La Viuda Negra. Que no te asuste el cuero y la total falta de sonrisa, por dentro esta hecha de algodón de azúcar -.

Natasha resopló. -Podes llamarme Nat, Harry -.

-¿Puede? -, la acusaron Tony y Steve, a coro.

-Es un niño, por supuesto que puede -.

Tony resopló en su cara. -Y él es Clint. Hawkeye. Creo que hasta te dejaría llamarlo tío Clint -.

-¿El tío asesino de las flechas? -, parecieron vomitar los labios de su hijo. Un segundo después, se dio cuenta de lo que había dicho. Volvió a sus zapatillas. -Lo siento, eso fue muy maleducado, señor Hawkeye -.

Tony nunca sabría si Clint se apuró a responder porque se sintió genuinamente mal por haber apuntado con una flecha a un niño de quince años, o porque Tony lo fulminó con una mirada que prometía muerte si no arreglaba eso ahora mismo. -Oh, Harry, no, no hace falta -, de repente, Clint alzaba las manos como si lo estuvieran arrestando, -En realidad, yo debería pedirte perdón... por lo de la flecha -, todos pudieron ver que su hijo alzaba otra vez la mirada, sorprendido. Sorprendido, por supuesto, de que alguien le pidiera perdón por algo. Tony realmente iba a matar a un montón de gente, con un gran sufrimiento de por medio.
-No he tenido las mejores experiencias con la… magia. No reacciono bien -.

-Suerte para tu persona que el hijo que acabo de descubrir es un mago. Vas a tener tiempo para acostumbrarte -, Tony no pudo evitar que cierta mordacidad se filtrara a su tono.

-No… no hace falta. Te puede dar miedo la magia -, se apuró a responder su hijo.

-No le tengo miedo a la magia -, se obstinó Clint, como un niño con un berrinche. Varios resoplaron.

Y por eso, casi que se perdieron el murmullo del hijo de Tony, que hizo que todos los pelos de su nuca se erizaran: -Merlín sabe que puede ser una mierda y que puede doler o intentar matarte. Pero no tenes que preocuparte. Yo no soy peligroso -.

-Bueno chico, no creo que tu gemelo poderoso opine lo mismo -, acotó Clint.

-Harry -, corrigió inmediatamente, como si fuera un reflejo, -Y no soy ese ni creo que llegue a ser nunca. Le pasaron muchas más mierdas que a mí, y eso es mucho decir -. No, eso era muy poco decir. Casi nada. Y Tony realmente necesitaba saberlo todo para ayer.

Mientras tanto, las emociones del chico estaban por todos lados. (Y no es que Tony fuera el experto en emociones, pero era tan evidente en esa cara y en esos ojos verde veneno lo mucho que su hijo sentía, que era imposible no verlo). Su ansiedad era palpable. Literal. No tenía idea de cómo, pero Tony la estaba saboreando en el aire, junto con una mezcla extraña a quemado (Tony estuvo a punto de oler disimuladamente la remera que llevaba) y a tierra mojada.

-Está bien, y esas son todas las presentaciones -, dijo, para evitar un silencio en el que él y su hijo se ahogaran en ansiedad, -Falta Thor, pero no creo que nos visite por un tiempo -.

-Espera, ¿Estás seguro que no sos un dios? -, le preguntó Clint, pero lo miró a él.

-No que yo sepa, no -, el chico repitió lo que ya le había dicho.

-Y nunca has puesto un pie en Asgard o conocido a un Loki -.

-¿Loki, como en Loki el dios de las travesuras de los cuentos nórdicos? No tuve el placer -.

-Mejor, no es el tipo más amable -, intervino Tony, mientras se acercaba a la isla y se adueñaba de un banco alto, -Sentate, Harry -, palmeó el banco que estaba al lado del suyo, -Desayunemos. Todos hemos amanecido demasiado temprano hoy -.

Harry se removió, incómodo. Pero después de pensarlo durante un segundo, arrastró el banco que estaba más alejado y se sentó en la única esquina de la isla que no estaba ocupada. Lo que le dejaba lugar para correr de ambos lados y una buena visión de la salida del ascensor. Por supuesto que Tony se dio cuenta. También Steve, que le dedicó un alzamiento de cejas.

-¿Vas a comer algo, Harry? -, preguntó Tony cuando el chico ya se había sentado. Una de sus manos estaba escondida debajo de su muslo, la otra clavaba las uñas en la madera de la isla, mientras su mirada estaba fija en la comida que tenía delante. Era obvio para todo el que mirara que el chico tenía hambre. Igual de obvio que sus mejillas hundidas y sus muñecas demasiado flacas y su piel de cera.

-¿Mmm? -, Harry dejó de taladrar con la mirada la comida y se volvió a él. La mano que estaba a la vista tembló ligeramente, lo que Bruce también notó. Su hijo lo disimuló jugando a tocar el piano con sus uñas en la madera de la isla. Recorrió a todos los que estaban en la habitación, buscó la salida otra vez y volvió a Tony. -Oh, no tengo hambre -, mintió descaradamente.

Estaba prácticamente salivando.

-Bueno, es una lástima, porque tenes que probar estas donas. ¿Tienen donas en Inglaterra? No lo creo -, mientras hablaba, Tony preparaba un plato con dos donas de chocolate y se lo pasaba a Steve.

-Oh, y estos buñuelos. Son los mejores buñuelos de todo Nueva York, te lo prometo -, Steve, el santo que era, agregó dos buñuelos al plato y se lo pasó.

-¿Cereales, Harry? -, Bruce estaba preparando su propia taza de cereales y leche, pero rápido como un rayo, se lo pasó a Harry. -Le agregué pedacitos de fruta, es lo mejor para chicos en crecimiento como vos -, las señaló como si le estuviera mostrando lo más interesante del mundo, y le sonrió mientras le pasaba una cuchara.

Harry se aferró a la taza y la cuchara como si las necesitara para salvar su vida. Miró el plato que le había pasado Steve como si tuviera que encontrar algo ahí adentro. -A comer, niño. El desayuno es la comida más importante del día para un estadounidense -, Tony aplaudió, -Ya escuchaste al doctor Bruce -.

-No soy ese tipo de doctor -.

-Pero tiene un doctorado, y es un genio loco, así que seguro sabe lo que necesitas comer para ser un adulto grande y poderoso -.

Harry tardó un rato en llevar la cuchara a su boca. Primero los estudió a todos (y todos hicieron como que no lo estaban mirando de reojo y estaban muy concentrados en sus propios desayunos). En ese primer bocado, su mano volvió a temblar (¿Qué carajo, Tony?). No le dio más que un par de cucharadas a los cereales. Apenas si mordisqueó una dona, mientras perdía el tiempo deshaciéndola con los dedos. Tony apretó los labios, pero se guardó para otro momento el comentario. Otra cosa a arreglar.

Muchas preguntas que hacer. Pero sabía que cuando empezara con eso, su hijo iba a abandonar el pobre intento que estaba haciendo de desayunar, así que esperó.

Al final fue el chillido agudo el que interrumpió el desayuno. Su hijo soltó la dona y abrió los ojos. -¡Mierda! -, exclamó, -¡Me olvidé de Hedwig! -.

-¿Qué cosa? -, Tony, que también había saltado de su banco, buscó alrededor el sonido.

-¿Dónde están mis cosas? -, preguntó Harry, en vez de responder.

-Oh, aquí en el piso -, Tony señaló a donde había visto el baúl más temprano, detrás del sillón más grande y cerca de la puerta de la habitación que Tony ya había decidido que sería de su hijo (¿Magia? ¿Adivinanza? ¿Su hijo adulto lo espiaba? ¿Qué carajo?), -Creo que tu otro yo las… ¿Teletransportó? -.

Harry se levantó de un salto y corrió hacia sus cosas. -¿Hedwig? -, exclamó. Se escuchó otro chillido. -Ahí voy. Lo siento, lo siento, lo siento. No me di cuenta lo que estaba haciendo el idiota de mi otro yo, y después estaba esa cosa del ADN. Y me dormí, lo siento, niña -, volvió de allá a la carrera, con la enorme jaula con la que había llegado entre los brazos. Se sentó en el banco que había abandonado y acomodó la jaula entre sus rodillas, -Ya te saco. Dame un segundo. Alguien tiene… -, buscó algo sobre la mesa, -¿Me prestas ese cuchillo? -, señaló el cuchillo que estaba cerca de la mano de Natasha.

-¿Para qué? -, Natasha alzó una ceja.

-Para romper el candado -, Harry les mostró el candado que cerraba la jaula.

-¿Perdiste la llave? -, preguntó Tony.

-¿No se abre con magia? -, más que nada se burló Clint.

Su hijo los miró mal a los dos, pero el Capitán América fue al rescate como si se tratara de un gatito en un árbol. -Puedo ayudarte con eso -, se levantó de su asiento, mientras se limpiaba la boca con una servilleta. De un simple tirón, destruyó el candado, -Listo -, le sonrió.

-Gracias -, su hijo ni siquiera lo miró, demasiado concentrado en abrir la maldita jaula en la mesa del desayuno. El pájaro ¿La lechuza? ¿Hedwig? salió de la jaula tan pronto como tuvo vía libre y dio una vuelta entera a la habitación para estirar las alas. -Niña -, la llamó su hijo, mientras extendía la mano. La lechuza ya había terminado de girar e iba directo a él. Aterrizó en su pelo, de un salto pasó a su hombro, desde el que le dio un par de picotazos (Tony creía que cariñosos) en la oreja, antes de ulular y saltar a la mesa. Su hijo le presentó un pedazo de la dona que había sobrevivido a sus dedos ansiosos. Tony tuvo asientos de primera fila para ver cómo una lechuza desdeñaba una riquísima dona y regañaba a su hijo con un chillido molesto. -¿En serio te vas a poner en quisquillosa? -, lo escuchó susurrar, mientras acercaba la taza con cereales y pedazos de fruta empapados en leche. La lechuza ululó. -No, no hay tocino. No estamos en Surrey, come lo que hay -, le ordenó. Bufó cuando la lechuza lo miró mal. -No es como si comieras mejor ahí, ¿O sí? Malcriada -. Otro chillido. Su hijo bufó otra vez. -Anda a buscar tus propios ratones, entonces -, miró alrededor y señaló de repente la única ventana abierta. Ululó dos veces. -Ya sé que es de día, ¿Qué querés que haga si el idiota nos mudó de país y de zona horaria sin avisarnos? -. Chillido. Mordió sus dedos un par de veces. Ulular. -No lo defiendas. Que se busque su propia versión de Hedwig. ¿Vas a ir a pasear? Tene cuidado, no conoces el lugar -. Tony estaba seguro como de que el sol era azul que esa lechuza sabía blanquear los ojos. Ululó una vez más antes de extender las alas y escapar por la ventana. En el silencio que siguió, su hijo por fin se dio cuenta que había pasado los últimos diez minutos hablando con una lechuza, mientras todos en la mesa seguían atentamente la conversación. Sus mejillas se colorearon instantáneamente. -Um, lo siento, yo… -.

-Esa es… una lechuza muy inteligente -, tuvo que decir Bruce.

-Sí -, las mejillas de Harry seguían rojas, pero sonrió apenas, -Es la mejor -.

-Interesante… elección de mascota -, acotó Tony.

-No es una mascota. Es mi amiga. Mi primera amiga, de hecho. Y lleva y trae cartas -.

-Oh, ¿Es así como se comunican los magos? -, muy a su pesar, Tony estaba interesado. Horrorizado, pero interesado.

-Sí -, su hijo se encogió de hombros, -Lechuzas. Búhos. Red flu -.

-Lo último del siglo XXI -, casi que bufó.

-Lo sé. Pero las lechuzas son geniales, te lo juro -, de repente, pareció darse cuenta de algo, -Yo… perdón por sacarla así, pero llevaba casi un mes encerrada. A mis tíos no les gusta que la deje suelta y Hedwig la pasa mal en la jaula. Oh, Tony, ¿Te… te gustan las mascotas? ¿Tenes alguna? ¿Es… es un problema tenerla acá? Prometo que es muy educada e inteligente. No ensucia y en realidad prefiere estar afuera. Puedo tenerla en… -, recorrió la habitación, -Supongo que puedo dejarla en su jaula, si te molesta. Solo… no hace falta el candado. Hedwig se porta muy bien, te lo prometo. No va a salir si se lo pido -.

-Chico, Harry, respira. No, no soy de mascotas, pero no me molesta tu lechuza -, mintió descaradamente, -Te creo si decís que se porta bien. Puede quedarse con vos en tu habitación y salir y entrar por la ventana todo lo que quiera -.

-¿Mi habitación? -. La confusión en sus ojos era un poema. Pero un poema de los malos (No, Tony no tenía idea de poesía, pero Pepper amaba leer ¿Y qué?).

-Oh, todavía no te mostré tu habitación, ¿No es cierto? Lo siento. Estamos haciendo todo al revés. ¿Qué te parece si terminamos de desayunar y te la muestro? -.

-Yo… en realidad creo que ya terminé de desayunar -.

Tony se esforzó un montón en mantener la sonrisa en su cara, no blanquear los ojos, no entrecerrar los ojos, no ser el padre que le dice a su hijo que tiene que comer más porque parece que va a desaparecer de lo flaco que está. Básicamente, se esforzó un montón en ser el padre genial y permisivo que sabía que podía ser. -Oh, dame un par de minutos más para ahogarme en este café y nos ponemos con eso. Mientras tanto, ¿Puedo hacerte una pregunta? -.

-¿Supongo? -.

-Entonces, ¿Puedo preguntar cómo se llama tu madre? -.

-Oh -, zapatillas rojas otra vez. Uno esperaría que hubiera algo interesante que mirar ahí, -Se llamaba, está muerta -.

Mierda, ese golpe fue físico y dolió. -¿Cómo se llamaba, entonces? -, esperaba que no se notara en su voz.

-Lily Evans -, murmuró su vocecita muy británica.

-Mmm, no recuerdo ninguna Lily Evans -, Tony inmediatamente se perdió dentro del servidor que era su cabeza. A veces chamuscado por las drogas, pero su cerebro definitivamente era una computadora de última generación. Oh, mierda. Se ganó un nuevo golpe en el pecho cuando por fin encontró la información, -Recuerdo… espera, ahora que lo decís, recuerdo a una Lily Potter, Lily y James Potter -.

Harry asentía y todavía no lo miraba. -Mis padres -, murmuró, -O eso creía yo -.

-Los conocí en Londres en el 80 o por ahí. Yo estaba en una conferencia, ellos… me acuerdo que dijeron que se habían tomado unas mini vacaciones de su vida de mierda. Pasamos unas semanas juntos en el mismo hotel. Llevaban unos meses casados y querían… digamos que estaban abiertos a probar cosas nuevas. Los dos -. Su hijo no lo miraba, pero el rubor había llegado a su cuello. Y, de repente, Tony se dio cuenta lo que estaba diciendo y a quien se lo estaba diciendo. -Éramos jóvenes, Harry -, aclaró, -Y yo era un idiota de primera que se estaba escapando de sus responsabilidades, pero tus padres eran… eran muy buena gente. Estaban muy enamorados, estaban muy felices, estaban… eran muy libres. Fue todo consensuado y fue… -, chistó la lengua cuando las palabras no le alcanzaron.

-¿En los ochentas todavía no habías aprendido lo de los preservativos, Tony? -, acotó Natasha, en el silencio incómodo que siguió. Tendría que haber esperado a tener esa conversación a solas.

-¡Natasha! -, exclamaron Bruce y Steve.

Tony volvió a chistar la lengua. -Ya dije que era un idiota. además, estaba un poco distraído por ese grupo. Tus padres, Harry, y Sirius, y… oh, le decían Moony -.

-¿Siri y Remus? -, su hijo alzó la cabeza de repente.

Tony le sonrió. -Sirius Black. Remus Lupin. Nombres difíciles de olvidar -.

Su hijo sonrió, apenas. -¿Qué dirías si te cuento que uno de ellos es, en serio, un hombre lobo? -.

-Mmm, ¿Cuál de ellos será? -, le siguió inmediatamente el juego.

-Adivina -, la sonrisa se amplió.

-¿Wolfi McWolf, quizás? ¿Acaso su madre no lo quería? -, a su hijo se le escapó un bufido. Y Tony seguiría en esa línea de preguntas por siempre, pero cuanto antes se sacaran de encima los temas difíciles, mejor. -Harry, tus padres, ellos… ¿Qué les pasó? -.
La sonrisa desapareció. Sus cejas se ajustaron. -Los asesinaron cuando yo tenía un año -, contestó, su voz dura, su acento bien marcado. Por una vez, no escondió los ojos.

-Eso es… -.

-¿Una mierda? Sí, lo es -.

-¿Quién…? -.

Harry suspiró, mientras inconscientemente su mano se alzaba y peinaba su flequillo hacia abajo. Tony ya había visto, mientras su hijo tenía un ataque de pánico en el piso, lo que intentaba esconder detrás del negro y desordenado. Una cicatriz que parecía un rayo que cortaba su ceja y se perdía donde empezaba la línea del cabello. Los dedos de Harry eligieron otra dona para destrozar, casi sin que se diera cuenta. Sus ojos se elevaron y se perdieron en las vistas del enorme ventanal, aunque Tony realmente no creía que estuviera mirando nada, -Estaba este… este mago malvado con problemitas mentales que empezó una guerra porque se levantó de mal humor un día y le empezaron a caer mal los… bueno, la gente como ustedes, y como mi mamá, que era bruja pero hija de muggles y como yo, que no soy lo suficientemente puro de sangre, y decidió que quería matarme y papá… bueno, James, él se interpuso en el medio para darle tiempo a mamá de escapar pero en realidad no había dónde escapar. El mago oscuro le dijo que se hiciera a un lado, pero ella… ella básicamente se sacrificó para… (El golpe en el pecho lo dejó sin aire esa vez y Tony iba a empezar a plantearse seriamente la necesidad de devolver el reactor de arco a su lugar si seguía así), sí, un cuento para dormir digno de los hermanos Grimm. Entonces, huérfano -, dios, su hijo dejó de mirar Nueva York y le regaló una de las sonrisas sarcásticas patentadas de los Stark. Mierda, cómo dolía, -Y… más o menos ¿Famoso por eso? No importa -, lo sacó de largo con un movimiento de su mano, -Es una larga historia. Tony, yo… es genial conocerte y me hubiese venido muy bien tener un padre vivo hace unos años pero… -.

-No lo sabía -, se apuró a interrumpir.

-Lo sé -, su hijo volvió a suspirar, -No te estoy echando la culpa. Solo digo que soy prácticamente un adulto… -.

-No tenes ni quince años -.

-Casi quince años bastante traumáticos, cuentan como si fueran más. De todas maneras, necesito volver a casa, Tony… tengo que ayudarlo… ¿Ayudarme? No importa. A él. Y a mis amigos. Este mago malvado no se va a morir solo y… -.

-Si así estuviera de acuerdo con eso último, que no lo soy -, Tony le regaló una ceja alzada y su mirada más seria, -En realidad no sé cómo devolverte al pasado, Harry -.

-¿El pasado? -, toda la cara de Harry mutó a confusión.

Oh, oh, oh, fue como si Hulk le diera un golpe en el pecho a Tony cuando se dio cuenta que Harry en realidad no lo sabía. Toda su espalda se tensó. -Harry, ¿En qué año crees que estas? -, preguntó, con la voz más suave que encontró.

-¿No es 1995? -, un dejo de terror se escapó de sus labios.

-Harry -, tragó saliva con fuerza y de hecho se levantó de la silla cuando notó que los ojos de su hijo se volvían un poco vidriosos, y su respiración se desacomodaba, -Estamos en 2013 -, casi que susurró, como si así fuera a evitar lo inevitable.

-¡¿Qué?! -, los Vengadores tuvieron asientos de primera fila para el momento en que la tez de Harry se destiñó de puro terror, -Oh, mierda, mierda, mierda -, murmuraron sus labios blancos como papiro. Harry se levantó de un salto de la silla alta en la que estaba, se giró hacia la bacha de la cocina y vomitó (otra vez) lo poco que había conseguido ingerir.

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