
Compras navideñas
Hermione se encontraba una mañana de sábado sentada en su pequeño estudio dentro de la mansión. Estaba haciendo una lista en un bonito pergamino color crema con el escudo de los Malfoy, rasgando con rapidez la pluma de ibis escarlata que su esposo Draco le había traído de uno de sus viajes a Brasil. De vez en cuando, se detenía para pensar, jugueteando con el extremo de la pluma antes de seguir escribiendo- Elegir lo que consideraba que sería el mejor regalo para sus seres queridos requería de varias horas cada Navidad.
Dicha lista aumentaba cada año: nuevos bebés, nuevas parejas… Afortunadamente, aún no contabilizaban pérdidas… Ya habían tenido suficiente de ellas durante la guerra.
Draco odiaba ir de compras. Por más espíritu navideño que él intentara tener, las multitudes y las visitas a las interminables visitas a las tiendas no eran lo suyo. Pero le gustaba observar a su esposa planearlo todo: la mirada concentrada en el papel, el movimiento de sus labios mientras murmuraba nombres y opciones.
—Nunca sé qué regalarte… —dijo Hermione de pronto, soltando la pluma y cruzándose de brazos. Draco, apoyado en el marco de la puerta, sonrió.
—Tengo varias ideas —respondió, acercándose a ella como si fuera una pantera a punto de atrapar a su presa. Hermione se sonrojó intensamente al notar su expresión depredadora.
—Yo no cuento como regalo —advirtió, frunciendo la boca y levantando la barbilla con suficiencia. Lo conocía demasiado bien.
—Difiero contigo. —Draco se inclinó para susurrar a su oído—. Con que te envuelvas en crema batida… o en aquel sirope de chocolate que usas para el helado de vainilla…
—Ya dije que no —Hermione le lanzó una mirada de fingido reproche, aunque sonrió con picardía, probablemente recordando la noche del fin de semana anterior.
—¿Y qué pasa si prometo acompañarte a esas insoportables compras sin quejarme ni una sola vez? —inquirió, arqueando una ceja, sugerente—. Así me aseguro que incluyas el sirope o algún otro aperitivo para acompañar mi regalo.
—Eres todo un caso, Draco Malfoy. —Hermione negó con la cabeza, intentando contener una risa.
Draco la tomó entre sus brazos y la levantó con suavidad antes de besarla con pasión.
—Después de todo, creo que no es mala idea eso de envolverte como regalo —dijo Hermione con un brillo travieso en su mirada.
Draco sintió la anticipación creciendo en su interior.
—Se me ocurren varias ideas para regalos creativos… no aptos para niños —dijo sonriendo de lado, antes de volverla a besar.