
Los campeones de Hogwarts
Fuego, eso era en lo único que Draco podía pensar mientras intentaba no tener un ataque de pánico. Miraba la copa y luego a Jason a su lado, quien aunque parecía sorprendido no parecía asustado ni mucho menos por lo que acababa de suceder… Su nombre había salido de la jodida copa de quinta y ahora era el campeón de Hogwarts… Pero lo peor vino después, cuando segundos después de la mención del nombre de su mejor amigo, otro papel salió del jodido cáliz. Dumbledore con una tranquila y fría voz pronunció el nombre de Harry Potter.
Lo peor de todo, él lo sabía, lo había visto, pero lo catalogó como una locura y se dijo a sí mismo que era un mal sueño… Ahora parecía una broma; debió prestarle más atención a Dick cuando dijo que podría haber algo malo con la copa, pero él inocentemente pensó que si se aseguraba de que Jason no metiera su nombre en la copa con eso bastaba… Ahora, no solo Jason, sino incluso Harry estaban metidos en ese absurdo torneo de la muerte.
—Me tienen que estar jodiendo. —Bramo Jason con disgusto ante la mención de su compañero de casa.
—Esto no puede estar pasando. —Murmuró Draco con la mano en el pecho; tenía problemas para respirar correctamente. — Los menores no pueden participar… No los dejarán participar… No te dejaran participar ¿o sí? Jason.
—No lo sé, pero si el jodido cara rajada va a participar, yo no quiero. —respondió Jason con frustración mientras volvía a ver a su amigo; cambió su expresión de enojo en dos segundos al ver la cara pálida de Draco. —Mierda, Draco, tranquilo, respira, no hay forma de que nos dejen participar; la regla general para los participantes es ser mayores de 17, no me dejarán participar ni en broma; deja de dramatizar.
Sonaba grosero, pero esas palabras lograron calmarlo un poco. Draco quería quedarse al lado de Jason, pero no pudo. Los directores de sus escuelas pidieron una reunión con todos los campeones en privado.
Jason estaba en una sala; aun así quería mantenerse alejado de los otros tres campeones. Victor Krum le había preguntado si estaba bien, mientras que Fleur parecía indignada con aquello que había pasado, pero en ese momento lo que más frustraba a Jason no era que los directores, ministros y maestros aún no entraban a discutir con ellos, sino que el jodido elegido no paraba de caminar en círculos, molesto, repitiendo en murmullos que no había puesto su nombre en la copa.
Cuando los profesores y los ministros entraron a la sala, el primero en quejarse fue el director de Durmstrang, seguido de una Fleur diciéndole a su directora que no podían dejar a esos niños participar. Snape le echó la culpa a Potter, excluyendo muy convenientemente a Jason de las acusaciones, dado que el primer nombre en salir fue el de Jason, que técnicamente era el candidato oficial de Hogwarts.
—¿Echaron sus nombres en el cáliz de fuego, Harry, joven Wayne? —les preguntó Dumbledore con tono calmado.
—No. —Negó Harry con firmeza, mientras que Jason, aun algo alejado de ellos, no respondió.
—¿Joven Wayne? —reiteró Dumbledore con más severidad.
—No, no puse mi nombre en su jodido cáliz.
—¿Le pidieron a algún alumno mayor que echara tu nombre en el cáliz de fuego? —inquirió el director.
—No. —Harry volvió a negar con firmeza, mientras que Jason solo negaba con la cabeza cansada.
Jason estaba harto de las preguntas; no era él a quien debían interrogar. Con la pregunta del millón del ¿cómo pasó? Él no había puesto su nombre, entonces alguien más tuvo que hacerlo. No le importaba participar; le parecía retador; se creía capaz de jugar y ganar; no estaba asustado por ello. Por otro lado, Harry estaba molesto; su enojo sobresalía por sobre la frustración de Jason; el chico ya atraía suficiente atención sin necesidad de promocionarse a sí mismo; ahora con su nombre en el torneo, nuevamente iba a ser el centro de atención y burlas.
Los directores de las otras escuelas se quejaban con Dumbledor. Palabras como "mienten" o "deben ser descalificados" fueron pronunciadas, pero Dumbledore volvió a traer calma a la sala y pidió la opinión del ministro de magia… Lucius Fox, quien no solo estaba visiblemente molesto, sino que temía por su integridad personal, solo podía pensar en lo que Bruce Wayne iba a hacerle cuando la noticia le llegase.
—Tendrán que participar, lo sabes bien Albus Dumbledore, su magia está ligada al cáliz ahora. — Comentó Fox con disgusto por mirar a Jason y Harry con culpa, para luego volver a mirar a Dumbledore. — Te lo había advertido Dumbledore, pero tú insististe y ahora has llevado a dos niños a una posible muerte prematura.
Jason juraba que el ministro estaba siendo dramático; le recordaba a su mejor amigo quien siempre estaba preocupado por el más mínimo problema… Lo cual le recordaba que ese sería otro problema que tendría que resolver. Como le comentaba a Draco, rey del drama Malfoy, que no tenía salida del torneo al que el rubio denominaba "el torneo de la muerte", si no lo descalificaban en ese momento, iba a tener que enfrentar un dragón furioso y preocupado.
—Debe haber una forma. —Habló Harry. —No quiero participar, no queremos, esto es una locura.
"Habla por ti, Potter", pensó Jason mientras que miraba al ministro de magia pidiendo que aclare su punto. - "Honestamente debíamos verlo venir, ¿cuando no pasa algo en este estupido colegio de mala muerte?"
—Lamento informarle, joven Potter, pero me temo que no puede salirse de esto; ninguno de los dos puede. —Respondió Fox con cansancio mirando a Dumbledore. — Su magia ahora está conectada al cáliz, como magia de sangre, sin arriesgar sus vidas directamente al hacer caso omiso, pero comprometiendo su magia al no participar.
Harry miró en pánico al ministro; él no quería perder su magia, mientras que Jason, bueno, a él simplemente no le importaba en lo más mínimo aquello, pero considerando cómo iban las cosas, su mejor opción era participar.
Los directores de Durmstrang y Beauxtong quisieron replicar al ministro, pero la abrupta interrupción de Richard Grayson los hizo callar.
—Espero una muy buena explicación por la reciente intrusión de mi hermano en este torneo —habló Dick con severidad, mirando a Dumbledore y al ministro Fox. — ¿Y bien?
Poner a Dick al día en aquella situación fue extenuante y, aunque el mayor de los Wayne estaba preocupado por su hermano menor, mantuvo la compostura; miró con furia a su director; era evidente que lo culpaba por lo sucedido.
—Si no queda de otra, Jason participará; no obstante, ministro Fox, aspiro a que pronto se empiecen las investigaciones para esclarecer este suceso y así podamos saber quién puso los nombres de dos menores en el cáliz.
Draco había tomado un filtro de paz, y aunque ahora podía respirar con normalidad, la presión en su pecho no disminuyó. Su vista estaba fija a la puerta que daba a la sala donde estaban sus amigos discutiendo su participación en el torneo; incluso vio cuando Dick entró y luego salió junto con el ministro de magia y Victor Krum hablando de algo que seguro traería problemas luego… Vio salir a todos y por último a Jason y Harry, quienes se acercaron a verlo.
—No los dejaran participar… ¿Verdad?
—No tenemos de otra Draco. —Dijo Harry con frustración… El hecho de que haya llamado a Draco por su nombre no pasó desapercibido por Jason.
—Nuestra magia está vinculada al cáliz. —Explicó Jason, soltando un suspiro de frustración para mirar a su mejor amigo volverse más pálido. — Nadie sabe cómo llegaron nuestros nombres a esa copa, pero Dick ha hecho jurar al ministro de magia que se iniciaría la investigación y se haría durante el torneo.
Harry sostuvo a Draco por los hombros cuando este casi cayó al escuchar a Jason. Estaba pálido; su temperatura corporal había bajado en un segundo. Harry lo soltó cuando creyó que se estabilizó, pero al final terminó desmayado y siendo cargado por Jason a la enfermería, donde extrañamente no estaba la enfermera.
—Vamos, Draco, no seas dramático, yo soy el que se va a enfrentar a una muerte inminente. —Las palabras de Jason sonaban bruscas, casi como una burla, pero Harry podía ver la preocupación en la cara de Jason mientras dejaba al rubio en una de las camillas de la enfermería. — Ni siquiera Cass ha venido a armar el show que estás haciendo.
La enfermera Pomfrey llegó y en cuanto vio al rubio acostado en la camilla se alarmó y empezó a preguntar a Jason y Harry que había pasado, siendo Harry quien contestó la mayoría de las preguntas mientras que Pomfrey revisaba a su amigo.
—Por lo que veo se ha desmayado debido al estrés; parece que ha estado lidiando con varias cosas a la vez. — Supuso la mujer mirando las ojeras del rubio. — Lo de ustedes fue lo último que su cuerpo soportó; por ello terminó colapsando. Le daré una opción de dormir sin sueños para que pueda descansar mejor. Les recomiendo volver a su sala común.
Y pese a aquella recomendación, Jason y Harry se negaron a apartarse de Draco durante esa noche después de que la enfermera le introdujera la poción a Draco. Harry se había quedado dormido en algún punto entre las 1 y las 2 de la mañana, mientras que Jason seguía despierto; de la nada Draco empezó a sudar frío y murmuraba cosas extrañas que Jason apenas podía identificar… Supuso que era un sueño, pero era extraño; Pomfrey había administrado una poción para dormir sin sueños…
—¡Dragones! —exclamó Draco despertando de golpe. Era una suerte que Harry no se hubiera despertado. —¿Dónde estoy? ¿Jason?
—Estas en la enfermería, idiota, te desmayaste cuando hablabamos sobre el torneo. — Aclaró Jason tendiéndole un vaso de agua al rubio y luego sacó su varita. —Muffliato. Nuestros planes de esta noche se han visto truncados por culpa de este jodido torneo.
—Tal vez mañana, es sábado después de todo… Esto es estupido; no pueden ser serios cuando dicen que participarán; solo tienen 14 años.
—No hay muchas opciones. Draco, no tienes que preocuparte; puedo decir que he sido entrenado para este momento durante toda mi vida. En cuanto a Potter podemos estar tranquilos; mala hierba nunca muere.
Draco soltó una leve risa y bajó su mirada a Harry, quien dormía al costado izquierdo de su cama sosteniendo su cobija en un puño… Draco puso la mano en su cabeza y volvió a mirar a Jason, quien soltó un suspiro e ignoró la acción de su amigo al ver como el rubio volvía a ponerse pálido para luego sentir un escalofrío.
—Te desmayaste por estrés acumulado, Draco, y no creo que sea por nuestro más reciente experimento. —dijo Jason dando alusión a su futuro pacto de sangre. —Si vamos a hacer esto, debes dejar de tener tantos secretos conmigo; algo te preocupa. Tiene que ver con tus sueños ¿no? Me imagino que es por la razón que no has podido dormir correctamente últimamente.
—La primera prueba será sobre dragones o tal vez sea la segunda. —confesó Draco para luego taparse la boca con las manos.
—¿Dragones? ¿Eso qué tiene que ver? Espera, no. ¿Cómo sabes eso? —preguntó Jason.
—Visiones, eso es lo que te he ocultado, Jay. Son esporádicas, a veces cuando duermo, otras veces vienen a mí derrepente o una persona las desencadena…
—¿Pero cómo? No, la pregunta es estúpida. Me imagino que es la sangre de los Black ¿no? — Jason sabía de aquello; durante el verano pasado su hermana había empezado a cambiar de color sus ojos a voluntad, y él había tenido explosiones mágicas sin sentido. Al final fue Sirius Black quien les comentó sobre las habilidades que los miembros con sangre Black eran capaces de tener con el paso del tiempo. — Tuviste otra mientras dormías ¿verdad?
—¿Cómo…?
—Pomfrey te dio una poción de dormir sin sueños; lo que sea que soñabas no era un sueño seguramente. —Interrumpió Jason. —Me voy a atrever a suponer que Dick también sabe.
—Es frustrante, sabes, ni siquiera he podido decirle esto a mis padres y ahora tú también lo sabes. Tengo miedo; hay veces en las que no puedo diferenciar un sueño de una visión; nunca son claras y temo que si cometo un error, cambie el futuro de alguien.
—¿Por qué te importa? No eres de las personas que se preocupan por otras; dudo que el futuro esté escrito en piedra y no hay forma de que sepas lo que tus acciones vayan a desencadenar en el futuro. No te mortifiques por otros. El Draco Malfoy que conozco no le importa lo que le pase a los demás mientras los que tú quieras estén bien.
—No es tan fácil, Jason, no cuando no sabes si tus acciones pueden ser contraproducentes. No me molestaría quemar el mundo mágico por mi familia; el problema es cómo hacerlo con tantas variantes.
—Eres inteligente, Draco; estoy seguro de que sabrás hacerlo. —Jason sabía que debía dejar el tema Morir ahí. No podía presionar a su amigo, ni mucho menos decirle cómo debe o no hacer las cosas. — Entonces, viste dragones.
—Aun tengo que confirmarlo con mi padre, pero si tengo razón, necesito encontrar una forma de que no te vayan a rostizar vivo en la primera prueba… Bueno, ninguno de los dos. — Draco volvió a poner su mano en el cabello de Harry.
Jason soltó un suspiro mientras miraba la escena. Sabía que a Draco le importaba Potter; no era ciego; su amigo desde el primer año siempre había parecido un poco obsesionado con Harry Potter, no como la leyenda que representaba, sino como un niño que no había querido ser su amigo. Se sintió mal por él cuando vio lo mucho que le afectaba el rechazo; bueno, él solo quiso jugar un poco y le dio una recomendación a su compañero de casa. Si bien Draco ya no está hablando de lo que hace o deja de hacer Harry Potter, su mirada siempre termina desviada hacia él y de alguna forma él era responsable de lo cercanos que eran esos dos.
—Si dices que es un dragón, es un dragón. Enfrentó a uno diario; no puede ser tan malo. —Comentó Jason con desdén. —Espero que apuestes por mí, ya sabes, como el ganador del torneo.
—Eres un imbécil, Jason. —Murmuró Draco algo de humor y preocupación, mientras se acomodaba en la cama. —Puedes dormir a mis pies, mañana veremos cómo resolver todo este fiasco.
—El pacto Dray… No olvides el pacto. —Dijo Jason mientras se acostaba en la camilla de Draco.