Wayne's en Hogwarts y El Torneo de la Muerte

Harry Potter - J. K. Rowling Batman (Comics) Young Justice (Cartoon)
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Wayne's en Hogwarts y El Torneo de la Muerte
Summary
Draco había estado eufórico ante la llegada de su hermanita, aún más cuando él y sus amigos pudieron ir al mundial de quidditch, pero… ¿Por qué la gente corre? ¿Qué es eso en el cielo? ¿Por qué Jason y Dick están peleando? ¿Qué Caliz? Y… ¿Por qué Draco persigue a Cedric por todo el castillo?Un mundial, un torneo y mucha mala suerte.Cuarto año, es la regla de que: cuando lo hay todo para que algo salga mal, definitivamente saldrá mal.
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Astros

Fuego por todas partes, el sonido del agua se escuchaba a la distancia, la vista de unas enredaderas. La confusión, el temor, el pánico… No había orientación, el peligro era palpable, había humo, luego el agua, el cual era asfixiante, luego la sensación de ser perseguido… Y la pérdida… ¿Pérdida? ¿Dónde está Damian? ¡¿Dónde está su hermano?! 

Draco se despertó exaltado y sudado en su cama; las imágenes seguían recorriendo su cabeza de forma desordenada. Se levantó apresuradamente de su cama y aunque estaba mareado, revisó la cama de al lado, encontrándose a un Damian durmiendo. Cuando Draco lo miró, su respiración volvió a la normalidad y sus latidos empezaron a desacelerarse. Era bueno tener suficiente influencia como para poder compartir habitación con Damian; aunque se sentía un poco cohibido al ya no dormir solo, sabía que era mejor así.

El rubio salió de las mazmorras y caminó hacia la torre de astronomía. El cielo estaba totalmente oscuro; por la posición de la luna, Draco imaginó que no pasaban de las dos de la mañana y, pese a que estaba totalmente agotado, sabía que no iba a lograr conciliar el sueño esa noche. Draco estaba en el borde de la torre; miraba las estrellas mientras organizaba aquellas imágenes aterradoras en su cabeza; estaba seguro de que las vería personalmente en el futuro, solo que no sabía de qué forma irían a presentarse. Pasaron unos minutos, tal vez una media hora, incluso una hora entera, hasta que Draco sintió la presencia de alguien y se puso a alertar sosteniendo su varita de forma firme, ocultándose con su túnica. Al no ver nadie, bajó la guardia; solo hay una persona a la que le gusta vagar a su alrededor con la capacidad de no ser visto.  

 

—Para ser alguien a quien supuestamente le gusta pasar desapercibido, eres pésimo ocultando tu presencia. - La burla resonó en el lugar; Harry se quitó su capa, pero aun así Draco no apartó su mirada del cielo estrellado. - ¿Qué te trae a mí esta noche Potter? Dudo que sea coincidencia que vengas a la Torre de Astronomía cuando no eres capaz de apreciar la belleza de un astro. 

—No podía dormir, así que salí a despejar mi mente. Cuando miré en el mapa, noté que estabas aquí… ¿Qué haces despierto tan tarde? 

 

Harry agradeció realmente que el lugar estuviera lo suficientemente oscuro, para ocultar su sonrojo ante las palabras del rubio, quien parecía totalmente sereno. Draco no respondió de forma inmediata a la pregunta de su amigo; tampoco lo miró; su vista seguía puesta en las estrellas. Harry lo miró de forma más minuciosa; su pelo rubio parecía platinado a la luz de la luna y sus ojos más que gris azulados parecían morados… Era simplemente brillante a sus ojos. 

 

 —Parece que no sueles dormir mucho. Solo es una observación. —Habló el rubio captando la atención del moreno. - Siempre te ves cansado. No es difícil suponerlo. —Sufro de pesadillas, no duermo muy bien. Sirius dice que tal vez una posición pueda ayudar, pero no sé. 

 —Tal vez una ayuda, puedo conseguirte una si quieres. —Gracias. —Murmuró Harry antes de sentarse a su lado. - ¿Por qué estás despierto? 

—No eres el único que sufre de pesadillas, Potter —dijo Draco con algo de burla. 

—Pensé que era algo exclusivo mío. - Harry le siguió el juego. - Mi error. Ninguno de los dos habló; Draco solo miraba las estrellas intentando entenderlas, mientras Harry lo miraba curioso, porque no entendió el interés del rubio por las estrellas. —Nunca entendí astronomía, pero debo aceptar que esta vista es hermosa. 

—Eso es porque eres tonto. —Rio Draco, mientras se acomodaba mejor para hablar. - Las estrellas siempre guían nuestro rumbo; en el caso de mi familia, dicen que guían nuestro camino, por eso todos tenemos nombres de astros. 

—¿Todos? Tu hermana se llama Stella; no recuerdo haber escuchado que alguna estrella o constelación se llame así. Además pensé que te llamaron Draco por Dragón. 

—Eres un idiota, Stella significa estrella brillante, además se llama Australis, por la constelación Corona Australis. - Draco tuvo que contar hasta 10 y devolver para no lanzarle un hechizo a Harry. - Te lo he dicho antes, mi madre pensó mi nombre durante mucho tiempo, y sí, mi nombre significa Dragón, pero viene de la constelación Draco. 

 

Draco sacó su varita y, mirando las estrellas, unió las estrellas de su constelación con una tira de luz hecha con su magia. Aquel truco lo había aprendido de su padre, quien en su tiempo lo usó para señalar la constelación Lyra para su madre. 

 

 —Una de las razones por las cuales quería entrar a Hogwarts, además de estar cerca de mis padres, es por su lema en latín "Draco Dormiens Nunquam Titillandus", que traduce: Nunca hagas cosquillas al Dragón dormido. Los nombres tienen un significado. Potter, para los Black, tu estrella o constelación es lo que rige tu vida… 

—Es hermoso, que ponga tanto esfuerzo en los nombres. - Habló Harry conmovido. —Creo que ahora puedo entender el por qué te molesto tanto cuando Ron se rió de tu nombre en primer año… 

—Tal vez suene raro para ti, pero hay tradiciones mágicas que deberían perdurar; estas cosas hacen parte de nuestra identidad mágica. Al menos para mí significan algo. 

 

Draco no lo miró, y aun así Harry no pudo apartar sus ojos de él; era simplemente perfecto. Y ahí se quedaron los dos mirando las estrellas; no supieron cuánto tiempo estuvieron ahí, pero habían terminado quedándose dormidos. Esa noche Harry comprendió algo; no todas las personas ven las cosas de la misma forma y si quería convivir con Draco y sus amigos, necesitaba encontrar un punto medio para todo el usual drama del mundo mágico. 

 Jason odiaba Francia; oficialmente, él se declaraba hater número uno de los franceses. Para alguien quien odia más cosas de las que le pueden gustar, odiar algo no sería nuevo, solo excepto cuando tu mejor amigo es un rubio clasista, mimado, cuyo francés es mucho mejor que el de los nativos, lo cual lo hacía mucho más molesto. 

 

 —Eres un imbécil. —Le dijo Draco mientras este se disculpaba con los franceses. - Je suis désolé, il est de mauvaise humeur, ce n'est pas personnel. (Lo lamento, está de mal humor, no es personal). 

 

 Unas sencillas palabras las cuales los chicos de Beauxbatons aceptaron, encantados por la sonrisa que Draco les había dado. Solo que les había mentido en esa disculpa porque en realidad sí era personal para Jason. 

 

— Ne vous inquiétez pas, nous avons tous de mauvais jours. (No te preocupes, todos tenemos días malos). 

—Todos los días son malos desde que Dumbledore nos obligó a guiarlos. - Murmuró Jason molesto. 

 

La realidad es que Jason entendía y hablaba bien el francés, pero desde que el director les exigió a él y a sus hermanos hacer de guías turísticos como si fueran meros empleados del colegio, le agarró un profundo desagrado a los estudiantes y al idioma. Su rechazo había llegado a tal punto, que se negaba a decir siquiera media frase en francés… 

Draco negó con la cabeza, sin saber si debería reír o regañar a su amigo ante las quejas tan groseras que este estaba diciendo frente a los estudiantes franceses que, si bien no le entendían, seguro que sí sentían el fuerte desagrado que Jason expresaba, no sólo en sus palabras. 

 

—Jason, debes calmarte de una vez. —Le murmuró Draco mientras ponía una sonrisa en su rostro y volvía a dirigirse al grupo de franceses. - Nous partons pour le moment; vous savez déjà comment vous déplacer dans la majeure partie du château; si vous avez des problèmes, parlez-en à un professeur. (Nos iremos por el momento, ya saben cómo dirigirse por la mayoría del castillo; si tienen algún inconveniente hablen con un profesor). 

 

Los franceses agradecieron al rubio, un poco desconcertado, porque se suponía que este iba a acompañarlos a Hogsmeade; sin embargo, este solo se disculpó y agarró a su amigo de la túnica para guiarlo a otro ala del castillo. A los extranjeros no les quedó de otra más que buscar a uno de los otros Wayne para que les acompañara; tan solo esperaban encontrarse con uno de los hermanos simpáticos. 

 

— ¿Cuál es tu problema? Entiendo que estés frustrado por tener que hacer esto; a mí tampoco me gusta que me usen como si fuera un elfo doméstico, pero los franceses no tienen la culpa; ni siquiera hablan nuestro idioma. —Criticó Draco con molestia a su amigo. 

—¿Quién eres y qué hiciste con mi mejor amigo? El Draco Malfoy que conozco jamás de los jamases sentiría compasión por otras personas. - Comentó Jason de forma dramática. 

—Y a mí me dicen dramático. —Contestó el rubio con sarcasmo mientras rodaba los ojos. —No es compasión, solo trato de poner buena cara, porque creeme que tu cara de odio vale por los dos. 

— Olvidalo, ¿tienes el libro de Nott? 

—Vamos cerca del bosque prohibido, ahí te explico. 

 

Mientras que los dos amigos se perdían en los límites del castillo, en los pasillos de las mazmorras estaba Damian Wayne debatiendo los pros y contras de matar extranjeros en el castillo.  El joven pelinegro no sabía qué debía hacer en ese momento. Tampoco sabía a qué personas odiaba más, si a Dumbledore por intentar juntarlo con la plebe, a sus hermanos por estar peleados que solo le daban por su lado al director, a Draco por mostrar más interés en su hermano mayor que en él, a Harry, acosador Potter, por andar siempre detrás de Draco para robarle su atención o a su propio acosador marca Gryffindor, el cual no paraba de seguirlo por todo el castillo. Damián iba a herir a alguien; sus opciones eran limitadas. Estaba entre dos Gryffindors acosadores o unos extranjeros molestos. Y lastimosamente aun no podía deshacerse del elegido.

 

Oh, c'est un des Wayne, allez, il sait que Frances peut faire du travail de traductrice. (Oh, es uno de los Wayne, vamos, él sabe francés, puede hacer como traductor). 

 

Por un extremo del pasillo estaba Jon y por el otro un grupo de extranjeros; ambos caminaban hacia Damian, mientras que este estaba sacando su varita de su bolsillo. 

 

 —Azkaban no puede ser tan malo. —Murmuró el niño, apuntando a conjurar algo. 

—Damian, que bueno que te veo, ha que no sabes de qué me enteré recientemente. —Habló Jon mientras caminaba rápido. 

— Vous êtes Damian, le plus jeune des frères Wayne. Pourriez-vous nous aider à traduire? (Tú eres Damian, el menor de los hermanos Wayne. ¿Podrías ayudarnos a traducir?). 

Oui, que veux-tu? (Sí, ¿qué quieres?) —contestó Damian con voz tenue sin mirar a Jon. - Parle, je n'ai pas ton temps. (Habla, no tengo tu tiempo). 

Quel personnage... Nous avons besoin d'aide pour traduire une partie de notre carte Hogsmeade. (Que carácter... Necesitamos ayuda para traducir una parte de nuestro mapa de Hogsmeade). 

— Donne-moi ça. (Dame eso). —Espetó Damian arrebatando el mapa, sacó su varita y murmuró un hechizo. — Endre til fransk. 

 

Y tan rápido como Damián conjuro el hechizo, el mapa del pueblo se tradujo por completo al francés; los extranjeros se impresionaron antes del hechizo, querían aprenderlo, pero ni siquiera tuvieron tiempo de preguntarle al chico sobre ello, dado a que este ya se estaba yendo de aquel pasillo seguido de Jon, quien hablaba fascinado de lo que Damian acababa de hacer, lo cual lo había hecho sonreír de medio lado con algo de arrogancia. 

Durante los últimos días varios estudiantes se dedicaron a poner su nombre en el cáliz con el fin de ser uno de los campeones; lastimosamente, pasar por encima de Dumbledore no era tan sencillo; ni siquiera los gemelos Weasley lograron entrar con su poción más reciente. Para Harry y Ron era todo un espectáculo ver a instintos estudiantes menores fracasar en su intento de introducir sus nombres en el cáliz, mientras que Draco y Jason usaban su tiempo para repasar los requisitos de su pacto de sangre. Lo harían pronto, por lo que no podían descuidarse. 

 Finalizó la primera semana de noviembre y por primera vez en años, Jason no estaba interesado en conseguirle un regalo de cumpleaños a su hermano mayor. Estaban en el salón de la copa. Se iba a anunciar a los tres campeones. Draco y Jason prestaban atención ante las palabras de su directo; estaban mirando los orbes que el rubio había comprado por lechuza; después del anuncio iba a proceder con los siguientes pasos, eso hasta que se anunció al campeón de Hogwarts… o ¿campeones?

 

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