
El Mundial
Agosto llegó, y eso no hizo muy feliz a Draco, quien veía cómo la escuela se acercaba eminentemente, pero el mundial de Quidditch todo lo puede arreglar, porque Damian y Draco se encontraban escogiendo un vestido para Stella, a quien sacarían por primera vez del territorio de los Malfoy. Sería su primera salida oficial y ambos adolescentes estaban ayudando a Narcissa con la ropa de la bebé.
Harry también se estaba alistando para ir al mundial; iría con sus amigos.
Harry llegó al lugar con Sirius y los Wayne, quienes eran la familia encargada de reinsertar a Lord Black a la sociedad mágica nuevamente. Ron y Hermione se acercaron corriendo a Harry apenas lo vieron, mientras que Jason se apartaba de la tienda de campaña para ir a buscar a Draco y Damian, quienes estaban dentro de la tienda más grande de allí mirando a Australis Malfoy jugar con un sonajero de plata con detalles de oro blanco.
—Entonces, está es Stella. —dijo Jason entrando a una de las habitaciones de la tienda. - Se parece mucho a Narcissa y a ti.
—Pero tienes los ojos de padre. —contestó Draco mientras alzaba a la bebe. - Stella, dile hola a Jason.
—También puedes llamarle Zombie o Cabeza Hueca. —Esta vez fue Damian quien habló.
— Es linda. - Jason intentó tocar a la bebé, pero Draco apartó a la bebé y luego Damian le golpeó la mano con su palma. - ¡Oye!
—No la toques con manos sucias. —Regaña Draco, mientras que Damian se limpiaba sus manos con un pañito húmedo.
Al final, la discusión no siguió porque Narcissa llegó para cambiar a la bebé para poder sacarla a dar una vuelta; después de todo, aún faltaban unas horas antes del partido.
Los tres chicos salieron de la tienda de los Malfoy y empezaron a caminar hacia la tienda de los Wayne, la cual no estaba muy lejos.
— ¿Artes oscuras? Debí quedarme con ustedes y no con Potter y Black. —Discutió Jason cuando Damian le presumió su aprendizaje durante las vacaciones.
—Llora Red Hood. —Dijo Draco con burla, mientras que se preguntaba porque este no había entrenado con Dick y Tim.
—Mejor chilla tu Black Dragon.
—Draco —Se escuchó desde atrás, haciendo que Jason pusiera mala cara.
—Potter. — Suspiraron los tres amigos al mismo tiempo con frustración, mientras que el elegido se colgaba de la espalda del rubio.
Draco se soltó de Potter con ayuda de Damian para luego voltearse a ver a su pseudo amigo Gryffindor junto con sus dos amigos tras de él. El rubio recordaba su primer año, durante los primeros meses estuvo celoso de cómo esos tres chicos vivian de arriba a abajo por el castillo como bueno amigos, expresándose libremente, mientras él tenía que portarse a la altura de su apellido para no avergonzar a sus padres, ni a su familia; no era precisamente porque sus padres le impusieran aquello, sino porque hasta ese momento era lo único que conocía, sus amigos eran los hijos de los socios de sus padres por lo que nunca había tenido que ofrecer su amistad, las personas se acercaron a él primero, hasta que por primera vez quiso hacer un amigo en la tienda de túnicas y luego la segunda vez que vio al niño a quien quiso como amigo, este lo rechazó.
Pero terminó conociendo a Jason y fue totalmente diferente a todo lo que creyó. No había expectativas que cumplir, las metas eran algo que cada uno tenía por aparte y no competían por ellas; ambos eran totalmente diferentes, pero a la vez tan parecidos. Draco ya no tenía que envidiarle nada al llamado trío de oro, porque ahora era él quien tenía todo a su alcance, una familia, hermanos y amigos leales que no dudarían en soltar su veneno por él.
—Wayne, Malfoy —dijo Ron con odio y resentimiento.
—Granger, comadreja con patas. —Saludaron a Draco y Damian al tiempo que Jason miraba mal a Potter.
—No dijiste que irías a buscar a Draco. —Dijo Harry con cierto resentimiento en su voz.
—Es mi mejor amigo; además, la bolita de odio estaba con él; era obvio que iría con ellos. —Contestó Jason de mala gana.
—No es solo tu amigo, yo también quería verlo, verlos…
—Lo que sea, venimos a buscar a Dickhead. —Habló Jason de forma brusca.
—Está con los gemelos y Wally cerca de donde se queda la familia Weasley —fue Hermione quien habló.
—¿Y Cass? —preguntó Draco.
—Con Selina llegan más tarde.
—Ya quiero que contemplen a mi hermanita.
Hermione y Ron estaban fuera de sí; desde que saludaron habían pasado un par de minutos y Malfoy ni siquiera había reparado en verles ni nada; solo estaba ahí frente a ellos cruzando palabras con Jason y Harry, mientras que Damian les enviaba una mirada de advertencia como si les recordara como terminó el año anterior para el pelirrojo y que si decía algo en ese momento su muerte sería inminente.
—Yo también quiero verla. —Exige Harry mientras se aleja de sus amigos. - ¿A quién se parece?
—Su cabello es más amarillo que el mío, sus ojos son azules grises y es la estrella más brillante —dijo Draco por lo bajo para que las personas externas no escucharan.
Pese a que Ron y Hermione no escucharon, aún pudieron ver la cara feliz del rubio, quien parecía emocionado. No era el usual gesto que usaba cuando lanzaba sus comentarios mordaces hacia ellos; su cara demostraba una felicidad simple, por decirlo de algún modo.
Dick apareció a los pocos minutos, haciendo enfadar un poco a Jason, quien para sorpresa de Draco estaba siendo más grosero de lo normal con su hermano mayor, pero no tuvo mucho tiempo para preguntar por ello a su mejor amigo, porque su madre llegó junto con la bebé, haciendo que todos los Wayne, más Harry y sus amigos se acercaran para ver a la niña, pero solo los Wayne pudieron tocarla.
Se acomodaron en los palcos del estadio; en el palco del ministerio estaban la familia Malfoy junto con Jason y Damian Wayne, compartiendo espacio con el actual ministro de magia Lucius Fox. Mientras en el palco de al lado estaban la familia Wayne y Black con sus respectivos acompañantes, Dick con George y Wally, Cass con Fred, Tim con sus amigos Conner, Justin y Stephanie y Harry con Ron y Hermione.
El partido empezó después de que entrasen los equipos al campo; la emoción se sentía en el ambiente. Jason había apostado a Bulgaria con Tim, que le apostó a Irlanda. Draco miraba más a su hermana que al partido. Todo era bastante alegre, excepto cuando Bulgaria perdió y Jason tuvo que pagarle 100 galeones junto con 100 libras a Tim.
Todo era emoción y risas, pero… ¿cómo es que ahora estaban todos corriendo al bosque? Draco no hallaba qué hacer, ni pensar; se maldijo a él mismo por no verlo venir; después de todo ya lo había soñado. El rubio estaba solo con Jason, quien no terminaba de comprender cómo llegaron a esa extraña situación, sus familias se habían ido en traslador y ellos se quedaron atrás, sin saber exactamente cómo les pasó eso… Finalmente fueron encontrados por agentes del ministerio; les acusaron de invocar la marca tenebrosa, pero después de la revisión de varitas y de que el ministro apareciera con sus padres fueron absueltos.
Jason y Draco lo veían venir. Ese iba a ser un año de mierda.