
LAS DOS MANOS.
Tracey e Isolde Davis (de soltera Addams) se aparecieron en la estación nueve y tres cuartos con diez minutos de sobra. Tracey miró nerviosamente su baúl segura de que había olvidado algo, Drovu grazno indignado y picoteo su oreja.
“Debiste hacerme caso y hacer una lista de las cosas que tenías que empacar.” Su madre sonrió ya acostumbrada a las constantes peleas entre humano y Daemonion.
“No saqué tantas cosas, debería estar bien.”
Drovu entonces prosiguió a decir en voz alta todo lo que había sacado. Tracey estaba agradecida por los genes de su madre, los Addams no se sonrojaban.
Decididas a ignorar al Daemonion hablador las dos mujeres caminaron con decisión Tracey unos pasos detrás de su madre buscando a sus amigos con la mirada.
“Ahí están los Greengrass madre.” Los rizos rubios de Isolde Addams brillaban con el sol y contrastando contra sus túnicas negras, su “pasador” con forma de Escorpión movió la cola levemente.
“Guía el camino mi pequeño cuchillo de tormenta.” Tracey avanzó con rapidez aguantando las ganas de suspirar.
Drovu había pasado de exponer sus secretos a murmurar sobre apodos horribles en voz baja. Esta vez Tracey estuvo de acuerdo.
Su madre tenía una obsesión con las dagas por lo que sus apodos cariñosos venían de los nombres de dagas famosas. A su padre no le molestaba y no parecía que la mujer se fuera a quedar sin nombres en un futuro próximo.
La madre de Daphne dejo de peinar a su hija por unos segundos para sonreír y saludarlas con la mano. Por la divertida sonrisa que adornaba su delicado rostro Tracey supo que tenía el ceño fruncido.
“Buenos días querida ¿Tu madre te sigue molestando con nombres de dagas?” Las atenciones de Morja Greengrass se centraron en ella y en su largo cabello color chocolate, su pájaro secretario se acicalaba detrás de la mujer manteniendo un ojo vigilante en la interacción. Daphne se movió discretamente más cerca de su padre tratando de escapar, se movía tan lentamente que por un momento Tracey pensó que había cambiado de lugar con Arus.
Abrió la boca para saludar de forma adecuada pero fue interrumpida por su madre.
“Es culpa de Julius por no dejarme poner el nombre que yo quería.” Astoria soltó una risita y Daphne elevo la comisura de sus labios.
“Nadie en su sano juicio nombraría a su única hija Treason querida.” Su Daemonion asintió de acuerdo y después de intercambiar un par de bromas las mujeres mayores se saludaron con un beso en cada mejilla.
Valerian Greengrass tenía las cejas fruncidas de tal forma que indicaba que estaba de buenas, miró a las recién llegadas con ojo crítico y asintió.
“¿Te gusto tu regalo de navidad querida?” Lady Greengrass se inclinó un poco para poder estudiar su rostro, había una pequeña arruga entre sus cejas.
Tracey miro fijamente a su mejor amiga en busca de ayuda, Daphne se inclinó a susurrarle algo a su padre, la traidora.
“¿No te gusto, cierto?” La morena soltó un suspiro dramático y se recompuso segundos después sacando un poco de pergamino y una pluma de su minúsculo bolso. “No te preocupes lo compensare en tu cumpleaños.”
Tracey puso una sonrisa en su rostro y asintió. Morja Greengrass era extremadamente mala para dar regalos, Tracey creía que su madre era de alguna manera la culpable.
“La escultura de Pangu fue hermosa Lady Greengrass.” Y sería perfecta si no fuera por la luz mágica que parecía salir de su frente y pechos a intervalos aleatorios. La mujer asintió distraídamente concentrada en sus notas y en los susurros frenéticos de Aset su Daemonion. Tracey se dio por vencida.
En menos de dos segundos su madre estaba recitando sus propias ideas, Tracey le lanzó una mirada grave a su mejor amiga pero fue Lord Greengrass quien intervino.
“Cuéntame más de este señor Potter a quien decidieron seguir.” Los ojos del Lord siempre la incomodaban, cada que les daba el sol se veían de un rojizo extraño. El hombre puso una mano pálida sobre el hombro de Daphne, su daemonion parpadeo lentamente. “Daphne recibió un buen regalo de su parte.”
La esposa del hombre se quejó y por el brillo en los ojos de este lo había dicho a propósito.
“¿Qué recibiste? A mí me dio un libro de “Pociones para tontos.” Astoria resoplo.
“Al menos tiene instrucciones precisas de como disecar correctamente un corazón para su uso en pociones.” Su madre había estado encantada con el regalo.
Una señora que llevaba a un pequeño en brazos miró a su madre como si fuera la reencarnación de Morana y apresuro el paso, la rana en su hombro los miraba fijamente como esperando que se abalanzaran por el corazón de la mujer.
“Recibí una diadema que quita algunos hechizos de ilusión.” Lord Greengrass asintió con aprecio. “Fueron regalos acertados.”
Esta vez fue su turno de interrumpir. “Aunque no creo que sepa que regalar.”
Daphne la miro con aire pensativo por unos segundos y después asintió y miro a su padre con una mueca de exasperación en su rostro. “Creo que sigue sin entender la dinámica de nuestra camara.”
“Deberíamos invitarlo a quedarse con nosotros durante el verano.” Morja Greengrass por fin había guardado su lista de posibles regalos.
Daphne negó con la cabeza cortando la idea de su madre de raíz.
“Nott menciono en una de sus cartas que vio a Potter abrir una carta con el sello de la familia Black.”
Astoria rodo los ojos cansada de escuchar a todos hablar de manera tan formal pero al estar en un lugar público era lo que se esperaba de ellos.
“A menos que los fantasmas de repente puedan mandar notas eso sería imposible.”
Tracey se encogió de hombros ganándose un mordisco por parte de Drovu. “Todo lo que implica a Harry es un poco imposible.”
Daphne asintió con la cabeza y miro con una leve mueca a su alrededor. “Deberíamos buscar un compartimiento.”
Las dos familias se movieron por la plataforma que era un espectáculo increíble gracias a la mezcla de humanos y animales, las multitudes en el mundo mágico solían ser ruidosas y apretujadas al menos las zonas comunes lo eran, los sangre pura preferían moverse delicadamente por las habitaciones y sus Daemonions seguían su ejemplo.
“¿Llevas todos tus libros?” Morja Greengrass miraba a su primogénita con lágrimas en los ojos. “Te enviare lo que se te olvide.”
Daphne asintió a pesar de que las probabilidades de que hubiera olvidado algo eran casi nulas.
“El resto de las muestras deben de llegar para finales del mes.” Lord Greengrass acaricio la nariz de su hija con suavidad. Había algo extraño en sus ojos que desapareció rápidamente. “Ten mucho cuidado.”
Tracey compartió una mirada con su madre y al parecer llegaron a la misma conclusión: La magia familiar de la familia Greengrass era peligrosa.
La magia de la familia Addams era considerada por muchos como extraña pero desde su punto de vista no era peligrosa.
“Voy a extrañarte mucho mi hermoso puñal fantasma.” Tracey sonrió. Iba a extrañar a su madre y sus extraños apodos.
“También voy a extrañarte madre.” Netra el Daemonion de su madre abandono los rizos de su humana para colocarse sobre su oído moviendo su cola lentamente.
Su madre asintió y rebusco algo en su bolso. Saco un pequeño paquete con un moño del color de la sangre.
“Tu regalo de despedida mi daga infernal.” Tracey tomó la pequeña bolsa y después de besos y abrazos por parte de las dos mujeres mayores así como lágrimas de Astoria lograron subirse al tren.
Se quedaron de pie por unos segundos y finalmente Drovu rompió el silencio.
“Eso fue algo.”
Ambas asintieron.
“Busquemos un compartimento.” Repitió la rubia y tomo la delantera con su baúl flotando detrás de ella, Arus estaba dentro de su concha y francamente Tracey no podía culparlo.
Una vez que acomodaron sus cosas se sentaron frente a frente mirándose fijamente por un par de segundos y después Tracey soltó una carcajada.
“Míranos, las dos manos de Harry atormentadas por nuestras madres.”
Daphne rodo los ojos lo que le saco otra carcajada.
“Mi madre me regalo algo llamado curitas.” Tracey resoplo y recibió una mirada sucia.
“¿Pero estas aprendiendo primeros auxilios o no?”
Daphne asintió y se enderezo un poco más siendo la imagen perfecta de la heredera de una gran familia.
“Mis tiempos de reacción son más rápidas ahora.” Parecía satisfecha consigo misma. Tracey no entendía porque pero supuso que tener a alguien en su grupo que supiera primeros auxilios era bueno.
“Entonces fue un buen regalo, los curitas se utilizan para cubrir heridas.” Daphne la miró desconcertada.
“¿Por qué cubrirían las heridas?”
“No pueden cerrarlas con magia Daphne, tienen que esperar a que lo hagan solas.”
La chica parecía completamente escandalizada.
La puerta se abrió una vez más Nott y Zabini las miraban con expresiones gemelas de desconcierto, Millie estaba entre ellos.
“Un elfo domestico acaba de dejar a Potter.” Zabini informó mientras se dejaba caer al lado de Daphne. “Un elfo domestico muy arrugado.”
Millie reclamo el asiento a su lado y le sonrió suavemente.
“Gracias por el libro de tipos de roedores, fue muy interesante.” Tracey asintió tratando de ignorar el calor que sentía en sus orejas.
“El moño que me diste era hermoso.” Millie se sonrojo suavemente.
“Mi madre insiste en encontrar un hobby que la entretenga.” Señalo un delicado moño verde que atrapaba sus mechones rubios. “Por ahora hace moños.”
“Mi madre también encontró un nuevo hobby, se llama Thomas.”
Nott hizo una mueca y empujo a Zabini para sentarse a su lado.
“¿Harry fue dejado por un elfo dices?” Daphne trato de mirar por la ventana. “¿Se está quedando con una familia mágica?”
Nadie supo que responder y cuando Harry por fin apareció llevaba ropa mágica aunque se veía un poco incomodo dentro de ella.
“Eh.. Hola a todos.” Les dedico una sonrisa incomoda y se acomodó al lado de Millie. “Espero que hayan tenido unas felices festividades.”
“¿De dónde sacaste esa corbata maldita Harry?” El chico se encogió de hombros.
Los miro en silencio por unos segundos como si estuviera considerando algo y después miro hacia la puerta, saco su extraña varita y lanzo una rápida sucesión de hechizos sobre ella.
Tracey parpadeo preguntándose donde los había aprendido.
“Entonces, durante las vacaciones participe en una extraña celebración llamada Kaledos.” Comenzó mirando fijamente tanto a Daphne como a Theo.
“Eso explica el ligero olor a humo.” Blaise volvió a hablar.
Harry ignoro al chico y continuo. “También soñé con una extraña mujer café, Tuch jura que-“
“¿Café con tatuajes blancos en el rostro y cuerpo?” La voz de Millie temblaba ligeramente, su rostro antes sonrojado ahora estaba extrañamente pálido.
Harry asintió con aprensión.
Todos en el compartimiento compartieron una mirada. Al parecer Harry no pudo soportar el suspenso porque se puso de pie con los brazos cruzados.
“Muy bien, basta de miradas, ¿Quién era ella?” A pesar de su tono irritado parecía temeroso de obtener una respuesta.
Todos miraron a Daphne y la joven heredera soporto la presión con heroísmo.
“Soñaste con Lady Laima, la diosa de la vida.”