
HISTORIAS, RITUALES Y REGALOS.
Su primera fiesta de navidad había sido agridulce. Había más comida de la que podía imaginar. Solo para él.
Incluso Tuch había recibido un asiento. Así de vacío estaba.
La señora Black lo acompaño durante la cena contándole historias sobre como celebraban los Black, hablándole de rituales perdidos en el tiempo que se mantenían en la mente de los seguidores de la fe.
Era información completamente nueva para él pero considerando que si atrapaban a alguien adorando a los dioses antiguos terminaba en Azkaban Harry podía entender un poco el secretismo.
“En la antigüedad cada familia adoraba a sus propios dioses dependiendo de su historia.” Harry trato de no removerse en el asiento. La camisa de seda que llevaba debajo de su túnica se sentía extraña contra su piel. “Se dice que los primeros Black descendían de una antigua familia lituana, los Balthis.”
“No se sabe bien que sucedió pero la familia se extinguió, solo sobrevivieron dos hermanos Achernar y Nervia Balthis.” El plato de caldo de Harry desapareció y en su lugar Kreacher dejo un plato nuevo y limpio. En el centro de la mesa había un pequeño Buffet, Harry comenzó a servirse con cuidado mientras escuchaba la creación de la familia Black. “Para mantener su poder y linaje sin mancha Achernar y Nervia se casaron y tuvieron hijos a los cuales dieron el apellido de Black como una forma de empezar de nuevo.”
Harry hizo una pequeña mueca al escuchar sobre el matrimonio entre hermanos.
“Es por eso por lo que la mayoría de los rituales que realiza la familia Black son de Lituania.” Harry asintió con la cabeza, había comprado un libro sobre deidades mágicas en una biblioteca de moralidad dudosa y había comenzado a hojearlo. Tuch había querido que compraran un libro sobre venenos indetectables, le había prometido regresar después por el cuándo supiera preparar poción multijugos.
Después de la cena se reunieron en uno de los salones más grandes, las ventanas parecían estar congeladas. El árbol de navidad estaba en una esquina decorado de verde y plateado con una estrella hecha de ramas y tela plateada en la punta. Había nieve falsa que se derretía al tocar el suelo, la música salía de algún lugar pero Harry estaba ocupado mirando la habitación boquiabierto.
“Es hermoso.” Su visión se empaño y Harry parpadeó rápidamente tratando de eliminar la molestia. La lengua de Tuch haciéndole cosquillas le hizo saber que estaba llorando. Trato de limpiarse el rostro pero Tuch se lo impidió.
“Está bien llorar Harry.”
Tardo unos segundos en recomponerse, se quedó de pie simplemente mirando a su alrededor sin poder creer que podía participar en una celebración navideña. La señora Black se mantuvo en silencio todo el momento y cuando finalmente hablo su voz era extrañamente suave.
“En la antigüedad toda la familia se reunía a celebrar el Kaledos, las viejas peleas y rencores se olvidaban.” Kreacher apareció trayendo consigo el tronco que se quemaría durante los días más oscuros del año. “Este año no haremos el ritual completo solo una pequeña representación, espero que para el próximo año hables alto lituano con fluides así como francés.”
Harry y Tuch se miraron. Eso solo se podía significar una cosa: más sufrimiento.
A pesar de no hacer el ritual completo se le pidió a Harry que se lavara el rostro y las manos en agua con romero y otras hiervas para purificarse.
La señora Black le enseño un hechizo en alto lituano que se utilizaba para encender el tronco y que el fuego durara hasta marzo cuando se supone que se realiza otro ritual.
“Dangaus ugnis, sušildyk mano širdį.” Recibió una pequeña mueca por parte de la mujer pero el tronco se encendió que era lo importante. (fuego del cielo, calienta mi corazón)
Kreacher hizo aparecer flores, vino y las sobras de la comida para que se ofrendaran al fuego.
Arrojo un ramo de hermosos lirios rojos y carne de ciervo (la cual ni siquiera toco) al fuego y murmuro una pequeña oración en voz baja. No sabía a qué deidad rezar, aun no descubría las deidades que veneraban los Black o los Potter.
“Si estás ahí quiero agradecerte por permitirme estar a salvo, por permitirme tener esto, por permitirme algo parecido a una familia.” Harry observo como los lirios y la carne se convertían en cenizas y tuvo que ahogar un sollozo. “Cuida a mis padres por mí.”
Recibió una mirada extraña por parte de la señora Black pero aparte de eso no hizo ningún comentario.
Cuando las ofrendas finalizaron la señora Black le indico que se parara cerca del humo para intentar leer el destino.
“Entre más cerca estes del humo mejor puedes oír al destino.”
Habían pasado diez minutos y no había oído nada, Tuch se había negado a acercarse al fuego por lo que estaba acurrucada al lado de un Kreacher que lo observaba en silencio con un cuadro de la Señora Black en sus brazos.
“Tienes que concentrarte Harry, observa el humo, siente su calor.” Con los ojos entrecerrados Harry intento hacer precisamente eso. “Si tienes suerte podrás escuchar la voz de Hemsut.”
Al final Harry no pudo escuchar nada y su cabello termino oliendo a humo el resto de las vacaciones.
Contrario a lo que esperaba la señora Black no se veía molesta con él por no poder oír las voces y cuando se lo pregunto su única respuesta fue. “No todos pueden escuchar la voz del destino y cuando lo hacemos no siempre nos gusta lo que nos dice.”
Tenía una expresión extraña en su rostro. Harry se preguntó si alguna vez la diosa Hemsut le había susurrado al oído.
ºxº
Walburga observo el tronco de Yule quemarse desde uno de sus nuevos marcos. Era la primera vez en más de una década que hacían algo parecido a un ritual completo del Kaledos. No había sido perfecto y al estar muerta no podía realmente participar pero era algo.
Su glotón se acercó a ella mirando con atención el tronco que ardía.
“¿Lo viste?” Walburga hizo un sonido interrogativo, su daemonion continuó. “El leve brillo plateado que apareció alrededor del joven cuando hizo su ofrenda y rezo.”
Walburga suspiro. Lo había sospechado desde que vio al niño (no debía llamarlo chico, había notado como se estremecía cuando lo olvidaba) sus ojos al igual que su cicatriz eran plateados algo no tan común entre los magos. Pero el brillo lo confirmaba.
“Fue tocado por Lady Morana.” Era un poco difícil de creer, el niño-que-vivió tocado por la diosa de la muerte. “La última vez que se registró a alguien tocado por Lady Morana fueron los hermanos Peverell.”
“Es un Potter y ellos descienden de los Peverell después de todo.” Stompus le recordó amablemente Walburga suspiro de nuevo. “¡Kreacher!”
El elfo apareció haciendo una reverencia.
“Busca información sobre las costumbres de los Peverell y de los Potter.” Sabía que era poco probable que encontraran algo, eran secretos guardados con ferocidad después de todo. “Tal vez haya elfos de esas familias vivos, ponte en contacto con ellos.”
Kreacher asintió y desapareció.
Se mantuvieron en silencio por un par de minutos. Walburga podía prácticamente sentir la curiosidad salir de Stompus en oleadas.
“Solo pregunta.”
“¿Por qué haces tanto por el joven?”
“Escuche la voz de Hemsut una vez antes de que naciera Sirius.” Se mantuvo en silencio por tanto tiempo que incluso llego a parecer una pintura muggle. “Me dijo que perdería dos hijos pero que ganaría una oportunidad.”
Cuando se enteró de que había quedado embarazada por primera vez había entrado en pánico pensando que perdería a la criatura y después cuando eso no sucedió vivió sus días con miedo, esperando que algo sucediera. Había imaginado miles de escenarios diferentes y trato de preparar a sus hijos para lo que fuera buscando la perfección en ellos asustada por su supervivencia, no se había dado cuenta que los había perdido por su propia mano.
Sirius alejándose de ella, renunciando a las costumbres, poniendo en riesgo su vida y finalmente terminando en Azkaban.
Regulus uniéndose al que ella pensaba que sería el bando ganador aquel que lo mantendría a salvo solo para morir por una causa en la que no creía realmente.
Los había amado pero había permitido que el miedo la cegara.
“¿Y crees que ese chico es tu oportunidad?” Walburga asintió alejándose de su pasado, ese niño era probablemente su última oportunidad.
No dejaría que le miedo la paralizara, había temido no solo por sus hijos, era un secreto a voces que la magia familiar los había abandonado y aunque hicieran hasta lo imposible por esconderlo el resto de las familias mágicas lo notaron y los murmullos comenzaron.
Cuando Sirius no heredo el regalo familiar Walburga lo culpo y desquito todos sus temores sobre el chico, los Black caían como moscas a diestra y siniestra, la orgullosa familia parecía estar llegando a su fin.
Al ser una familia antigua, la gente tenía expectativas sobre ellos, eran temidos incluso odiados por su magia pero seguían siendo Black.
Y Harry Potter parecía ser su última oportunidad para muchas cosas, por eso Walburga se enfocaba en que aprendiera todo lo que tenía para enseñar del mundo mágico. Era su última oportunidad para preservar su magia familiar y sus costumbres ahora que era obvio que Narcisa no había educado a su hijo correctamente.
Era su última oportunidad para corregir todos los errores que había hecho en vida.
ºxº
Tenía regalos, un montón de ellos. Por primera vez en su vida.
Ignoro los gritos de la Señora Black cuando paso corriendo por las escaleras rumbo al salón principal.
“¡Corriendo como un loco!”
Harry se detuvo en la entrada del salón con la respiración acelerada, Tuch tenía un agarre apretado en su cuello casi ahorcándolo ya que había estado a punto de caerse varias veces para disgusto de la serpiente.
“Tienes que buscar un hechizo de pegado.”
Harry resoplo y se dejó caer en el suelo ignorando la mirada venenosa de Kreacher.
“¿De verdad quieres estar pegada a mi todo el tiempo?” Tuch hizo el equivalente a una mueca considerando que no tenía músculos faciales. “Eso pensaba.”
Una taza de chocolate así como un rollo de pergamino y tinta aparecieron a su lado, un suspiro escapo de sus labios. Había recibido regalos, eso significaba escribir montones y montones de cartas de agradecimiento.
“Kreacher los reviso en busca de cosas peligrosas.” El elfo se removió incomodo y murmuro por lo bajo. “No es que el intruso plateado pudiera reconocer la poción de sangre de Banshee aunque la tuviera enfrente.”
Por su paz mental Harry decidió no responder.
Tomo el primer regalo que resulto ser de Daphne era un diario con la cubierta de un color azul oscuro, había una pequeña nota que decía “Se espera que este diario contenga nuestras investigaciones.” En las instrucciones de uso indicaba que lo que sea que se escribiera en el pergamino se podía duplicar en el diario, al parecer todos habían recibido uno y estaban conectados entre sí.
Daphne ya había agregado sus notas sobre lo que había encontrado sobre la magia familiar.
Harry esperaba que le gustara la diadema que le regalo, permitía que el usuario mirara debajo de hechizos de ilusión básicos. Anoto su nombre en el pergamino para no olvidarse de agradecerle y continuo.
Theo le regalo un libro que recopilaba todas las familias mágicas que existían en la actualidad, se incluía la historia de la creación de cada familia. No podía esperar para investigar sobre su historia familiar.
Harry le había regalado al chico un juego de ajedrez que solo permitía movimientos poco comunes.
Millie le había enviado un encantador amuleto de la suerte hecho a mano, Tuch lo olisqueo con interés y se acomodó sobre el, Harry esperaba que la bufanda y guantes encantados para mantener el calor que le había enviado le gustaran.
Zabini le regalo un perfume que probablemente costaba más que su casa (no es que Harry tuviera una casa) en la nota decía que contaban con una sutil muestra de la poción sugestiva, decidió preguntarle al chico que se supone que haría antes de averiguarlo por las malas.
“Crees que Zabini se enoje por la corbata maldita que le envié.” Tuch tardo un rato en responder con el equivalente a un encogimiento de hombros. “Está bien que anoche no hayas podido dormir pero no creo que sea para tanto.”
“No parabas de temblar de la emoción Harry.”
El calor en su rostro no tenía nada que ver con la ofensa de Tuch, la habitación estaba calida por el tronco de Yule después de todo.
Tracey le había mandado un libro llamado “El arte de aprender a relajarse.” Harry lo miro con el ceño fruncido.
“Debí de haberle mandado una cucaracha viva en su lugar.” Tuch fingió roncar.
Neville y Hermione le habían regalado una colección de dulces de Honeydukes. Harry esperaba que los libros que les había enviado Daemonions su significado e historia (a Hermione) y Las varitas y otros focos mágicos (a Neville) fueran pistas suficientes.
Encontró en su pila la famosa capa de invisibilidad con una carta de Dumbledore quien lo invitaba a tomar el té en su oficina.
“No me da buena espina.” Tuch se había dignado a moverse para olfatear la carta.
“Nunca bajes la guardia en su presencia.” La señora Black miro la carta con tanta ferocidad que por un momento Harry pensó que la podría incendiar. “Ahora abre tu ultimo regalo.”
Harry lo hizo y encontró una caja rojiza la cual contenía un anillo dentro, era muy lindo pero no entendía porque la señora Black le regalaría un anillo.
Después de girarlo entre sus dedos se dio cuenta que por dentro decía algo.
“Lucem in sacrificio”. Miró al retrato de la madre de Sirius sin comprender.
“Es un anillo de sello.” Respondió la pintura como si eso significara algo para él. “Ese es el escudo de la familia Potter.”
Tuch elevó su pequeña cabecita con curiosidad, Harry miro el anillo nuevamente parecía una especie de árbol, en la parte de arriba de este había algo parecido a un martillo y sus raíces formaban una especie de nudo extraño.
“No es el anillo de heredero pero fue lo que Kreacher pudo encontrar.” Harry sentía que le ardían los ojos pero estaba harto de llorar a cada rato. “Feliz navidad Harry Antares Potter.”