CICATRIZ DE RAYO.

Harry Potter - J. K. Rowling His Dark Materials - Philip Pullman
G
CICATRIZ DE RAYO.
Summary
Harry Potter recordaba haber muerto rodeado de sus familiares y los pocos amigos que aun seguían vivos.Entonces, ¿Por qué estaba arrodillado en una habitación vacía frente a un grupo de seres extraños que gritaban sobre líneas del tiempo, destino y magia? ¿Y que es eso de salvar al mundo mágico?
Note
Se que no es un titulo muy innovador pero no sabía cual ponerle y al guardarlo mientras escribía decidí poner ese y simplemente se quedó. Debo aclarar que no habrá parejas hasta mínimo tercer grado.Bienvenidos a este fic que a sido francamente todo un viaje, espero que lo disfruten como yo disfrute escribiéndolo.ACTUALIZACIONES TODOS LOS VIERNES.
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GASTANDO COMO UN MILLONARIO.

Tanto Tuch como Harry ignoraron el espeluznante consejo y después de 20 galeones más para que Gripook bloqueara el camino de cualquier curioso que quisiera averiguar qué forma tenía su Daemonion estaban de nuevo en el Callejón Diagon.

“Primero ropa y después libros.” Ordeno Tuch.

Harry se encamino a la que al parecer era su tienda de ropa favorita en el mundo alfa Túnicas Bohemias de Barbrow que se encontraba en la entrada del Callejón Fabricant, un callejón lleno de antigüedades y artesanías mágicas tan interesantes que fácilmente podría pasar todo su día explorando la zona.

 

Una pequeña campana indico que un cliente nuevo había entrado a la abarrotada habitación, había rollos de tela en cada esquina, una mesa de madera abarcaba la mitad del lugar y tenía más pedazos de tela sobre ella. Había un gran tomo abierto que mostraba la última moda mágica, así como modelos tan extravagantes que probablemente nadie utilizaba (salvo Dumbledore tal vez). Una voz resonó desde la trastienda.

“En un minuto lo acompaño.” Un ruido sordo después y el señor Barbrow (con una suricata a su lado) le dio la bienvenida. “Bienvenido a Túnicas Bohemias de Barbrow mi nombre es Darian Barbrow a su servicio.”

“Señor Barbrow me gustaría encargar un guardarropa completo.” Harry comenzó después de aclararse la garganta.

“Incluyendo ropa interior y calcetas.” Interrumpió Tuch que se había escondido de nuevo. Harry se sonrojo, pero asintió.

El señor Barbrow le sonrió suavemente. “Si no es mucha molestia joven.” Y saco una cinta métrica amarilla la cual comenzó a moverse y a medir todo su cuerpo desde lo largo de sus orejas hasta el grosor de su cuello.

Minutos después Harry fue libre de moverse y una suricata muy emocionada le traía muestras de ropa y preguntaba su opinión mientras el señor Barbrow le mostraba diferentes modelos de ropa.

“¿Sería posible hacer un bolsillo para mi Daemonion?” Pregunto con nerviosismo. “Es muy tímida y no le gusta que otros la vean.”

“No hay ningún problema.” Contesto el hombre y saco un catálogo con diferentes tipos de bolsillos ocultos, Harry señalo los que él creía que resultarían cómodos para Tuch.

“Todo estará listo en dos horas joven señor.” El señor Barbrow tomo en sus manos lo que Harry había escogido. “Serán 147 galeones y 2 sickles.”

Harry pago mientras trataba de suprimir una mueca.

 

Considerando la cantidad de cosas que planeaba comprar y sin querer cargar con todo dejaron los libros en tercer lugar y buscaron una buena tienda de baúles. La tienda Baúles Encantados para el Mago Ordinario fue su solución, en la puerta estaban las siglas BEMO, la B parecía un Baúl. Harry resoplo, pero entro.

Una joven bruja mascaba goma de mascar detrás del mostrador y ni siquiera levanto la mirada de la revista que estaba leyendo. “Los baúles para Hogwarts están a la derecha.”

Harry frunció el ceño, se bajó más el sombrero puntiagudo y se armó de valor para acercarse a preguntarle por más modelos, el gorrión que estaba en la cabeza de la chica lo miro con reproche.

“Disculpe estaba buscando baúles expandibles.” La bruja levanto la vista con irritación.

“Baúles con el encantamiento de extensión.” Espeto. Harry asintió, la joven suspiro y se dio la vuelta asomando la cabeza detrás de la cortina. “¡Greg quieren un baúl especial!”

Con eso volvió a sentarse detrás del mostrador y tomo su revista sin siquiera darle otra mirada.

“Que mal servicio al cliente.” Espeto Tuch, Harry estuvo de acuerdo, pero se sonrojo bajo la mirada ofendida de la chica.

Antes de que ella pudiera responder apareció un joven unos años más grande que ella, un ave roja lo acompañaba ambos lo miraron con ojo crítico.

“¿Qué estabas buscando exactamente?” A pesar de estar bien vestido lo seguía mirando como si los fuera a estafar.

“No puedo creer que nuestro único cliente sea un niño.” Murmuro la chica mascando agresivamente su goma de mascar.

“Les dije que BEMO era un nombre terrible.” Agrego el gorrión.

Harry estuvo de acuerdo, pero en su lugar se aclaró la garganta. “Busco algo que tenga espacio suficiente para guardar ropa, libros, tal vez una cama y un baño adjunto.”

El joven asintió y lo guio a los pasillos del lado izquierdo.

“Este baúl tiene dos habitaciones, una está configurada como comedor y sala de estar.” Señalo un baúl café con detalles dorados. “Y este tiene una habitación con baño adjunto, cocina comedor y una habitación en blanco la cual puedo configurar como gustes. Ambos pueden convertirse en un bolso de tu elección.”

Harry lo considero por un momento. “¿Cuándo cuestan cada uno?”

El chico se movió nervioso como si temiera que en cuanto dijera el precio Harry se iría.

“El primer baúl cuesta 260 galeones-“ Harry se atraganto, pero lo disimulo con una tos. “El segundo cuesta 300 galeones.”

Harry miro ambos en silencio, era mucho dinero y considerando cuanto le faltaba por comprar terminaría gastando más, por otro lado, si quería vivir por su cuenta lo necesitaría.

Harry frunció el ceño al recordar que había olvidado preguntarle a los duendes por la existencia de propiedades a su nombre.

El nervioso chico vio su rostro y se apresuró a agregar. “No le cobraría la configuración de la tercera habitación.”

“Solo decídete por un baúl.” Tuch espeto irritada. “Voto por el segundo.”

Claro que si no era su dinero el que estaban gastando.

“El segundo entonces.” Decidió.

 

Al final había decidido configurar la tercera habitación como una biblioteca que haría de sala de estar, el rostro de la chica cuando saco el dinero para pagar fue una obra de arte.

“¿Si quiero agregar una habitación tengo que comprar otro baúl o cómo funciona eso?” Pregunto mientras se dirigía a la salida con un bolso negro con una estrella al frente colgando en su hombro, el ave del chico revoloteaba alrededor.

“Puedes venir y lo configuro como quieras, por un precio justo.”

“Claramente.” Respondió Harry mirando al joven que tenía una gigante sonrisa en su rostro.

Cuando se iba escucho a la chica diciendo. “Tal vez BEMO si es un buen nombre después de todo.”

 

Con una biblioteca que llenar buscaron una librería cerca y encontraron una al final del pasillo con un letrero que señalaba con orgullo “Lo de Paladio.”

Las paredes eran de un color rojo oscuro con grandes ventanales que permitían ver hacia adentro y cuando Harry entro se dio cuenta que estaban encantados para bloquear los rayos del sol por lo que la tienda estaba un poco a oscuras, ni al dependiente ni al caniche parecía importarles. Los estantes estaban repletos de libros y había pequeñas mesitas al final de cada pasillo donde había más libros apilados. Solo había otras dos personas en el lugar por lo que Tuch asomo su pequeña cabecita considerando que era seguro.

“Ahora a buscar respuestas.” Murmuro mientras escaneaba los estantes con sus pequeños ojitos.

Media hora más tarde Harry llevaba una pequeña pila en sus brazos, Daemonions su significado e historia, Hechizos domésticos para el mago joven, Las Casas y sus regalos mágicos; la recopilación, Una cuestión de transformación. Y muchos otros títulos absurdos más.

El dependiente miro a Harry con los ojos muy abiertos y parpadeo.

“Espera tengo más en una de las mesas.” Harry camino rápidamente y regreso con más libros.

Lo escucho murmurar algo como “Un Ravenclaw seguro.” Y después “Son 27 galeones y 13 sickles.”

Harry dejo el dinero desapasionadamente y guardo todo en su nuevo bolso.

“Vuelva pronto.” Dijo el hombre alegremente.

 

El señor Barbrow lo recibió con una sonrisa y con toda su ropa lista, le ayudo a guardar todo en su bolso e incluso le regalo una bufanda gris con estrellas en la que Tuch se escondió. Ambos decidieron que estaba lo suficientemente escondida como para que lo acompañara a comprar su varita sin problemas por lo que con una serpiente envuelta en estrellas se encamino a Ollivanders.

A pesar de haber pasado unas buenas cuatro horas rodeado de magia el proceso de selección de su varita fue el más mágico de todos. Había soñado con recibir una varita y se preguntaba si en este mundo obtendría la misma que en el anterior, probablemente si, ya había probado veinte de ellas sin ningún resultado.

“Podría ser…” El señor Ollivander lo estudio con la mirada y se dio la vuelta, Harry casi salta fuera de su piel al ver a un extraño animal de ojos saltones aferrado a la túnica del mago el cual regreso con una caja que había visto solo en sueños.

Harry la tomó y la madera comenzó a crujir, la varita fue arrebatada de sus manos. Harry abrió la boca para preguntar qué había pasado, pero fue interrumpido.

“Curioso, muy curioso la varita escoge al mago señor Potter y esta varita seria perfecta para usted.” Hizo una pausa y se dio la vuelta llevándose la varita consigo. Los ojos de su dameonio eran más grandes que antes.

¿Seria?

“¡Sígame, señor Potter!” Harry dio un pequeño brinco y camino apresuradamente detrás del hombre con cuidado de no chocar con nada ignorando al extraño animal que lo miraba sin parpadear.

“¿Qué está pasando?” Tuch miraba a su alrededor con nerviosismo. Hasta el momento el señor Ollivander no había preguntado sobre su bufanda parlante, pero Tuch se mantenía escondida.

“No lo sé, la varita comenzó a agrietarse.”

“Vi eso.” Tuch se quejó.

El señor Ollivander los condujo a una pequeña puerta color plateada, la abrió con cuidado y se adentró sin mirar atrás, su daemonion salto con agilidad y se acomodo en un cojín muy usado. Tuch se apretó alrededor de sus hombros tratando de darle ánimos, Harry avanzó.

“¿Sangre de unicornio? No, chocaría con la madera de acebo.” Ollivander murmuraba y miraba los ingredientes a su alrededor. “¿Espinas de shrake? Muy volátil…”

Harry se sentó en un pequeño banco que seguía de pie solo gracias a la magia, Tuch olisqueaba el aire casi vibrando de la emoción.

“A la derecha huele a poder y fuego, detrás de ti a agua dulce.” Murmuraba con éxtasis. “Espera en esa esquina huele como tú.”

“¿Cómo yo?” Harry volteo a ver hacia donde supuestamente olía como él, solo pudo ver un frasco vacío.

“Ah señor Potter, había olvidado que estaba aquí.” Ollivander se giró para mirarlo.

“Claramente.” Escupió Tuch. Harry se sonrojo furiosamente.

“Señor Potter la última varita que tomo resuena con su núcleo mágico.” Comenzó a explicar. “El problema es que su poder mágico parece ser superior al que puede soportar la varita o falta algo para que su magia termine de asentarse en la varita.”

Harry asintió a pesar de que no entendía nada. ¿La varita no era para él? ¿Qué quería decir con que falta algo?

“Voy a poner frente a usted varios ingredientes y usted me va a decir con cual resuena mejor su magia.” Harry lo miró fijamente sin comprender.

Frente a él se colocaron varios frascos. Había un líquido amarillento que parecía girar y si lo miraba fijamente le dolían los ojos. Una pasta azul que cada dos segundos cambiaba de color a gris. Harry ni siquiera trato de adivinar que era cada cosa.

Cerro los ojos y busco la extraña sensación que sentía cada que utilizaba su magia, como si una manta fría lo rodeara. Su magia se extendió por la pequeña y abarrotada habitación probando cada uno de los ingredientes que habían puesto frente a él.

“El frasco en la esquina.” Harry hizo un gesto. “Se siente como si fuera parte de mi magia.” Escucho a Ollivander atragantarse, pero lo ignoro. “Y el frasco frente a mí se siente apretado, pero como un abrazo.”

La imagen de una mujer pelirroja con vestido azul apareció en su mente y Harry asintió con la cabeza.

“Muy bien señor Potter.” Harry abrió los ojos saliendo del trance, Ollivander lo miraba con ojos enfocados. Sus labios se veían ligeramente morados. “Puede venir a recoger su varita dentro de una semana.”

 

Después de su ligeramente traumática experiencia con las varitas Tuch exigió un último paseo antes de regresar a Grimmauld Place caminaron por los Callejones y se detuvieron a comprar zapatos en Calzado Casual para cualquier ocasión. Ahora Harry era el orgulloso dueño de dos pares de zapatos de vestir que prometían durar toda la vida.

Ya casi al finalizar se detuvieron en una tienda de mascotas donde Harry compro varias cosas para Tuch incluyendo una especie de torre y lugares cómodos para que se escondiera en su baúl, estaba acostumbrada a estar escondida todo el tiempo, pero Harry quería crear un espacio seguro para ella.

 

Con todo arreglado Harry no pudo retrasar más lo inevitable. “Kreacher.”

Un pop después y un arrugado elfo lo miraba de arriba abajo.

“El intruso termino sus compras, Kreacher lo llevara ante su Ama.”

Y sin más desaparecieron.

 

En cuanto Harry llego a Grimmauld Place se escondió en su habitación. No se estaba escondiendo realmente solo tenía demasiadas cosas que organizar o al menos eso es lo que le decía a Tuch quien lo miraba con diversión.

Al enviar una ola de magia a la estrella en su bolso este se convirtió en un bonito baúl negro con detalles plateados, en el interior había escaleras negras que descendían hasta una sala de estar con libreros y repisas vacíos, así como un pequeño sofá que había sido transfigurado de una piedra.

Sus compras estaban amontonadas en el centro de la habitación, Harry se arremango la camisa para ponerse manos a la obra, sería una forma excelente de practicar el control sobre su magia.

Levito las cosas que había pedido para Tuch y a pedido (o más bien exigencia) de ella las coloco en su lugar. Pequeñas ramas clavadas en las paredes que le permitían deslizarse por las habitaciones, su torre estaba colocada entre dos estantes que pronto se llenarían con libros.

Después siguió con su ropa levitándola todo el camino hasta su habitación, abrió el pequeño armario que había en una esquina y comenzó a acomodar su ropa, las túnicas formales de un lado, seguido por las informales, pantalones, camisas, ropa muggle, pijamas. Su ropa interior y calcetas iban en un solo cajón, Harry aventó todo dentro sin siquiera mirar.

Tuch lo siguió a la sala de estar burlándose de su mortificación y estreno su torre trepando hasta la cima con su elegante cuerpo, elevo su pequeña cabeza. “¿Cómo deberíamos organizar los libros?”

Harry observo las pilas a su alrededor y suspiro con molestia por todo el trabajo que tenía por delante.

Al final acomodo los libros por tema y miro orgulloso a su alrededor.

Tenía algo suyo. Era pequeño, pero era más de lo que nunca tuvo en esta vida.

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