
TRAMITES DE ADULTOS
Tuch y Harry estuvieron de acuerdo en que tenían que visitar Gringotts primero, no podían hacer nada sin dinero así que se encaminaron al magnifico edificio blanco disfrutando de ser ignorados por el resto de las personas. Era un mundo diferente al que recodaba, la mayoría de las cosas eran similares, gente apresurada comprando lo que necesitaban con objetos levitando a su alrededor cuando sus manos estaban llenas de más compras. La diferencia principal recaía en los animales, había cientos de ellos uno por cada bruja o mago.
Había desde gatos hasta tigres, panteras, búhos, aves con colores chillones, cuervos, mariposas, monos. Harry sentía que estaba dentro de un zoológico.
“Eso resuelve la pregunta sobre si es normal para los magos tener un animal a su lado.” Murmuro Tuch directo a su oreja. “Pero no explica lo que soy.”
La serpiente había decidido mantenerse escondida dentro de su ropa y se alegró de hacerlo ya que hasta ahora no habían visto a ninguna serpiente en la variopinta mezcla y no creía que la reacción de la señora Black fuera normal. Fue un poco extraño no ser reconocido en el mundo mágico, pero era mejor que ser detenido cada pocos pasos solo para estrechar su mano.
Los duendes lo miraron fijamente por un momento, pero le permitieron la entrada y Harry se formó pacientemente en una de las filas disponibles, se apresuró a avanzar cuando un duende estuvo disponible.
“Que tus enemigos teman tu presencia maestro duende.” Comenzó poniendo en uso la información de sus sueños y esperando no ser irrespetuoso. “No quiero gastar tu tiempo, solicito hacer un retiro.”
El duende levanto la mirada del pergamino en el que estaba trabajando y lo estudio por un momento.
“¿Llave de la bóveda?” Dijo finalmente. Harry trato de no retorcerse en su lugar.
“No la tengo conmigo.”
“¿Y cómo esperas hacer el retiro?” Sus ojos se entrecerraron y lo miro con sospecha.
Harry estaba tratando frenéticamente de recordar el nombre de la prueba que se realiza para conocer la ascendencia de una persona, lo sabía gracias a que en el mundo alfa hubo una bruja que afirmaba estar embarazada de él, tuvieron que hacer dicha prueba para demostrar que era una acusación falsa.
“La prueba de herencia Harry.” Le recordó Tuch.
“Puedo hacer una prueba de herencia.” Los ojos del duende se estrecharon.
“Sígueme, Thornfang realizara la prueba.”
Harry lo siguió obedientemente y ni siquiera trato de recordar el camino, sabía que en el mundo alfa había robado este mismo banco, pero no quería tentar su suerte tan temprano en su vida. En las paredes de los pasillos colgaban todo tipo de armas cada una más letal que la anterior y cuando finalmente llagaron a una pesada puerta doble Harry estaba ligeramente mareado.
Las puertas se abrieron y el duende entro y se acomodó detrás del robusto escritorio marrón, Harry opto por sentarse en uno de los sillones que estaban dispuestos para los invitados, Tuch se movió un poco acomodándose mejor.
“El costo de una prueba de herencia es de 15 galeones.” El rostro de Thornfang dejaba en claro que si no tenía los galeones suficientes iba a sufrir. Y mucho.
Harry solo asintió, Thornfang lo miró fijamente una vez más y con un gruñido saco un frasco de tinta que cambiaba de colores cada que posaba sus ojos en el y un pergamino pálido, así como una daga ornamentada plateada del tamaño de su antebrazo.
“Se necesitan tres gotas de sangre en el pergamino.” Le gruño.
Harry tomo la daga con manos temblorosas ya que era demasiado pesada para que sus brazos débiles por la desnutrición pudieran levantarla, presiono la punta afilada contra su mano izquierda haciendo una herida y dejo que la sangre se acumulara un poco para después dejar caer las tres gotas en el pergamino el cual cambio de color a un café claro.
“Ahora con la tinta escriba su nombre.”
El duende se veía un poco más osco de lo normal por lo que Harry rápidamente hizo lo que se le pidió escribiendo con letra ligeramente inclinada Harry Potter.
Automáticamente la tinta tomo un color rojizo y Harry temió lo peor, afortunadamente el pergamino comenzó a llenarse con letras en todo tipo de colores.
Harry Antares Potter.
Padre: James Charlus Potter. - Daimonion final: Guepardo.
Madre: Lily Potter (de soltera Evans) - Daimonion final: Lémur.
Padrino: Sirius Orión Black (encarcelado) - Daimonion final: Zorro.
Madrina: Alice Colette Longbottom (de soltera Sayre) (indispuesta) - Daimonion final: Conejo.
Heredero de las Casas.
Potter (por parte del padre)
Peverell (por nacimiento y magia)
Black (por parte del padrino)
Draiocht (por magia)
Harry miro fijamente el pergamino y muy inteligentemente dijo. “¿Mi segundo nombre es Antares?”
Thornfang lo miró fijamente leyendo lo que decía el pergamino, por un minuto pareció estar lo suficientemente conmocionado como para hablar, pero se recuperó. “Supongo que los 15 galeones se sacaran de su Bóveda señor Potter.”
Harry asintió, el duende gruño algo en Habla de Duendes y unos minutos después se abrieron las pesadas puertas dejando entrar a un duende de aspecto similar pero que se le hacía vagamente familiar. Probablemente lo conocía del mundo alfa.
“Si sigue a Gripook lo llevara a su oficina.” Thornfang le entrego el pergamino y prácticamente lo echo del lugar.
Cinco minutos después estaba en otra oficina con Gripook detrás del escritorio mirándolo con una mueca ¿o era su rostro así?
“Señor Potter me han informado que no tiene su llave, ¿Dónde está?”
“No tengo idea señor.” En realidad, no era mentira, en el mundo alfa la llave había estado al poder de Dumbledore, pero no sabía si en este mundo era igual.
“Sacar una nueva llave tiene un costo de 2 galeones y desactivar las copias existentes cuesta 5 galeones.” Le gruño.
Harry lo pensó lentamente con Tuch susurrando en su oído los pros y los contras de cada decisión, al final Harry decidió que era más seguro desactivar todas las cuentas. Dumbledore podía preguntar, pero en lo que a él respecta Harry seguía sin saber nada del mundo mágico por lo que estaba a salvo por ahora.
“Quiero una llave nueva y desactivar las copias.” El duende asintió y de uno de los cajones saco una llave dorada brillante la cual toco con su puntiagudo dedo.
“¿Desea que se le envíen resúmenes de sus cuentas?” Pregunto y Harry asintió, quería revisar que todo estuviera en orden.
“¿Cuánto cuesta una bolsa ligada a mis bóvedas?” Gripook lo miro por un momento tal vez preguntándose como es que sabía de su existencia.
“50 galeones.” Harry se estremeció ante el precio.
“Me gustaría una.”
El duende escribió algo en un pergamino y asintió, de otra parte del escritorio saco una bolsa de cuero color marrón. Cuando Harry la toco sintió como parte de su magia envolvía la pequeña cosa.
“Si eso es todo señor Potter le cobraran en la recepción.”
Harry se levantó y camino levemente aturdido, cuando estaba a punto de abrir la puerta Gripook lo interrumpió.
“Señor Potter ¿De casualidad su Daimonion ya tomo su forma final?” Tuch se tensó ligeramente.
Harry asintió con la cabeza.
“Debe saber señor Potter que los Daimonion establecidos deben ser registrados por orden del ministerio.”
Harry se quedó quieto sin saber cómo responder, por un lado, no quería poner a Tuch en peligro y por el otro no quería ir en contra de la ley, se giró rígidamente. La mirada del duende era calculadora.
"Esta bien Harry." Tuch comenzó a removerse.
“Es demasiado peligroso.” Harry susurro.
“Puede que no tengamos otra opción.” Tuch respondió.
La serpiente se movió hasta asomar su pequeña cabeza por encima del cuello de la camisa, Gripook se puso de pie inmediatamente y en respuesta Tuch y Harry se tensaron.
“¿Eso es una mamba negra?” Su voz era cuidadosa.
Tuch se encabrito indignada al ser llamada eso.
“En realidad no sabemos qué tipo de serpiente es.” Respondió Harry.
“Si yo fuera usted tendría cuidado señor Potter, la última persona que tenía a una serpiente como Daemonion trajo caos a nuestra comunidad.”