ESPIAS INESPERADOS.
Walburga Black llevaba seis años muerta y podía decir con seguridad que habían sido los seis años más aburridos de toda su existencia. Había comenzado a arrepentirse un poco de haber mandado a hacer el cuadro en el que había imbuido gran parte de su existencia, a pesar de estar arrepentida no lo decía en voz alta, no es que lo necesitara Stompus lo sabía y el bastardo se burlaba de ella en cada oportunidad que tenía.
Lo único que tenía a su disposición para distraerse era al anciano elfo domestico Kreacher, dicho elfo había dado aviso al resto de sus familiares (los que seguían vivos y fuera de la cárcel) cuando la muerte finalmente la alcanzo y había cuidado religiosamente su marco por lo que no había ni una minúscula mancha sobre el. Si bien Walburga ya no podía torturarlo ni ordenarle nada la Casa Black no tenía un jefe de Casa digno de guiarla (con su hijo bueno para nada atrapado en Azkaban y el otro muerto Merlín sabe dónde) por lo que para evitar que el elfo cayera en la locura le ordeno que espiara el mundo fuera de esas cuatro paredes.
Y vaya que tipo de información podía recolectar un elfo doméstico. La mayoría de los magos solía subestimarlos, ella puede decir que lo había hecho. Pero ahora que su única diversión proviene de la pequeña criatura estaba dispuesta a descubrir cuanto podían hacer los pequeños bichos en realidad y es por eso por lo que cada vez lo enviaba a situaciones cada vez más riesgosas.
“¡Ve al Callejón Diagon!” Le había dicho.
“¡Ahora al Callejón Knockturn!”
“Escucha lo que pasa en el Ministerio.” Ese día había obtenido suficientes chismes como para sobornar a la mitad de la Gran Bretaña Mágica, lástima que fuera un retrato.
“Balban Rosier y Aldwin Travers fueron vistos entrando juntos a un baño, Kreacher los vio salir veinte minutos después, ellos se veían indecorosos.” El pequeño elfo parecía disfrutar bastante su nuevo trabajo y a pesar de no poder hacer nada con su nueva información Walburga estaba complacida de tener tanto poder en sus manos.
Una orden y una carta después y la relación entre los Travers y los Macmillan se terminaba, después de todo Walburga no pensaba que a Ekaterina Macmillan le gustara que su esposo cometiera indecencias en lugares públicos donde cualquiera se podría enterar, ella lo despellejaría vivo.
Las incursiones de Kreacher a Hogwarts habían comenzado oficialmente hace una semana, pero hasta la fecha no había obtenido información de calidad. Alianzas entre escolares que se romperían más rápido que las telarañas de una araña, detenciones dadas a estudiantes problemáticos. Nada realmente importante… hasta hoy.
Kreacher había regresado casi vibrando de emoción. “El director Dumbles parecía muy preocupado por algo entonces Kreacher lo siguió.” Se detuvo lo suficiente para tomar aire y continuo. “Había un sonido muy fuerte que venía de la habitación donde está el retrato del maestro Phineas y Mongela.”
Las orejas de Stompus se movieron al detectar información de calidad. Puede que no lo admita, pero él también se entretenía escuchando “chismes de viejas aburridas” como los llamaba.
El elfo continuo. “El director envió su pájaro plateado con un mensaje para el maestro de pociones grasiento que llego minutos después, Dumbles dijo que Harry Potter estaba en peligro.” Se detuvo dramáticamente, la mano de Walburga picaba por maldecirlo. “Envió más de esos pájaros a otras personas y le dijo al mestizo asqueroso que fuera a investigar.”
“¿Encontraron al chico?” Stompus se insertó en la conversación, Kreacher se detuvo un momento, pero después continuo.
“El mestizo regreso dos horas después junto con un pelirrojo traidor a la sangre y la maestra gato, al parecer ninguno pudo encontrar a Harry Potter, el mestizo rastreo su firma mágica, pero la perdió y murmuro algo sobre muggles.” La mueca en su rostro se reflejó en el de ella. “El Daemon del traidor a la sangre dice que lo alcanzo a ver, pero después de unos momentos lo perdió de vista, la maestra gato tampoco lo encontró. Dumbles les dijo que era un secreto y que siguieran buscando.”
Walburga asintió y volteo a ver a Stompus para reflexionar sobre lo que habían escuchado.
“Entonces Dumbledore tenía un dispositivo de rastreo en el chico, lo perdió de vista y de alguna forma logro perderlo entre los muggles.” Él resumió, Walburga no podía creer lo que escuchaba.
¿Cómo le hizo un niño que aún no ha entrado a Hogwarts para perderse de la vista de magos expertos?
De repente la puerta de entrada se abrió y todos se quedaron en silencio.
ºxº
El chico no era lo que Walburga esperaba, se veía más delgado de lo normal. La ropa extraña que llevaba puesta no le ayudaba de ninguna forma.
A pesar de ser el ultimo miembro de una familia antigua y honorable como los Potter el chico vestía lo que parecían ser harapos. "Parece un elfo domestico."
Stompus estuvo de acuerdo y Walburga se apresuro a llamar a Kreacher.
"Busca ropa adecuada para el chico." El elfo asintió. "Y obsérvalo en silencio sin que se den cuenta, su daemonion parece muy protector."
El elfo se fue y en la soledad de su retrato Walburga conspiro.
"El-niño-que-vivió solo y maltratado."
"¿Como es que encontró la casa?" Stompus como siempre hizo las preguntas adecuadas.
"No lo se querido pero eso solo nos afirma que es poderoso." Su daemonion se quejo sobre no poder analizar su olor, sobre ser un retrato, sobre lo que se le ocurriera. Walburga le chillo que se callara y la ayudara a planear como utilizar y ayudar al chico.
Walburga no podía olvidar la voz melodiosa que había escuchado hace tantos años.
"... pero ganaras una oportunidad."
ºxº
Harry Potter abrió los ojos de golpe y se mantuvo completamente quieto sin reconocer su entorno, cuando el pánico estuvo a punto de inundarlo sintió a Tuch removerse por las mantas, la serpiente se acomodó en su pecho y saco su lengua para probar el aire.
“Estas a salvo Harry.” Harry se relajó al oír su voz. “Recuerda que estamos en la casa de los Black.”
Su respiración se estabilizo y se permitió mirar a su alrededor. La habitación era grande, pero en comparación con su armario cualquier habitación lo era, las paredes eran de un verde bosque y los muebles de color caoba. Había un escritorio empotrado frente a la cama que por cierto era gigante llena de almohadas mullidas y de mantas de seda que se deslizaban contra su piel. Harry ni siquiera podía soñar con tener lujos como estos en su día a día por lo que se sentía constantemente fuera de lugar.
La noche anterior había estado cansado, tanto física como emocionalmente como para explorar su habitación. Después de todo había caminado un largo tramo desde la parada del metro hasta Grimmauld Place y dejar atrás a los únicos parientes vivos que conocía, aunque lo trataran como basura le había dolido. Había dejado atrás la última conexión que tenía con su madre y era algo que nunca podría recuperar.
Harry se puso de pie y movió las pesadas cortinas para recibir un poco de luz solar, no sabía qué hora era por lo que decidió darse una ducha rápida para terminar de despertar. Tuch le conto lo que había descubierto hasta ahora.
“Somos los únicos aquí junto con el elfo.” Le informo. “Todas las pinturas de humanos tienen animales en ellas, tal vez sea algo común entre los magos.”
Harry reflexiono sobre esto último. “Después de Gringotts deberíamos de buscar libros sobre el tema.”
Tuch estuvo de acuerdo y se distrajo haciendo una lista mental de todo lo que iban a necesitar, Harry se sonrojo al escucharla murmurar. “Conseguir ropa que no parezcan harapos debe ser lo primero en la lista.”
Una vez bien bañado Harry se vistió con su muda más limpia lo que consistía en pantalones de mezclilla azules en los que fácilmente entrarían dos de él mismo, una playera igualmente grande con el escudo de un equipo de futbol que Harry no conocía en frente y unos tenis que le quedaban enormes, pero tenían la ventaja de no tener agujeros. En su opinión no se veía tan mal pero tan pronto como la mujer del retrato (llámame, señora Black) lo vio los gritos comenzaron de nuevo.
“¡Kreacher ven aquí.” El elfo apareció con un pop “Dale ropa limpia al chico y quema todo lo que traiga.” Ella ordeno, el elfo hizo una profunda reverencia y lo miro con disgusto.
“El intruso Harry Potter no estará siendo visto usando harapos.” Tuch soltó una risita, traidora.
Regreso a su habitación arrastrando los pies y eso le gano una mirada venenosa del elfo por lo que dejo de hacerlo.
“…educado por animales..” Harry decidió no preguntar.
Con un chasquido de dedos apareció ropa limpia y de su tamaño sobre la cama, Harry se giró para comenzar a cambiarse, pero la voz alarmada de Tuch lo detuvo.
“No tires esos, son importantes.” Se había desplazado de su lugar alrededor de los hombros de Harry y ahora estaba plantada protectoramente sobre los muy gastados diarios.
El elfo se congelo por un momento y luego asintió con la cabeza. “Como ordene el numen.”
Tuch lo miro por un momento insegura de si la había ofendido o no y después lentamente se movió lo suficiente como para que el elfo pudiera tomar la ropa y desaparecer.
“Primero daimonion y después numen.” Tuch negó con la cabeza algo muy gracioso de ver en una serpiente. “Tendremos que investigarlo.”
“Me duele la cabeza de solo pensarlo.”
La ropa le quedaba bien, pero era incomoda, nunca había utilizado tantas prendas a la vez, Tuch se había burlado varias veces de él cuando no sabía cómo ponerse algo en específico. No es que ella supiera, pero las burlas se mantuvieron.
La señora Black no comenzó a gritar en cuanto lo vio, pero lo obligo a desayunar antes de irse y también obligo a Kreacher a aparecerlo en el Callejón Diagon. Harry tenía vagos recuerdos de lo horrible que era aparecerse, pero no estaban ni siquiera cerca de la realidad. Solo la mirada aguda del elfo le había impedido vomitar sobre su nueva ropa.
“El intruso le hablara a Kreacher cuando termine de hacer sus compras dijo la Ama.” Y sin más desapareció.
Harry parpadeo como un búho un par de veces antes de que los recuerdos del otro mundo (al que Tuch había comenzado a llamar Alfa para evitar confusiones) lo invadieran.
Se bajo más el incomodo sombrero puntiagudo ya que Kreacher había quemado sus gorras con un placer vengativo y en su lugar le dio la incómoda cosa, esperaba que le cubriera un poco la gran cicatriz.
Con sus esperanzas más altas de lo que deberían estar Harry dio un paso hacia el mundo mágico.