
SIMILITUDES Y CONSPIRACIONES.
Harry Potter estaba seguro de que estaba en una realidad alternativa y equivocada, Tuchronny (que al parecer podía cambiar de forma) había tratado de explicarle las cosas después de que le conto sobre sus sueños, a ambos les parecía extraño que no tuviera recuerdos de este mundo hasta antes del sueño.
Incluso la existencia de Tuchronny era un misterio ya que no había existido en sus recuerdos del otro mundo, ella le había explicado las cosas que habían sucedido antes del sueño. Como fue dejado en la puerta de su actual residencia, el tener que aprender a hacerse lo más pequeña posible para estar fuera de la vista ya que pronto había descubierto que si la lastimaban les dolía a ambos.
“Me convertí en una mariquita y tuve que esconderme cuando Petunia me vio.” Había dicho con el temor a un presente.
Al parecer no podían estar separados el uno del otro y dolía mucho si lo intentaban, Harry creía en ella.
“Cuando tomaba forma de gato Petunia siempre me sacaba de la casa, inmediatamente comenzabas a llorar, aprendí a dejar de querer ganármela, ella odia los animales de todas formas.”
Tuchronny tampoco sabía que era, su primer año de vida estaba borroso incluso para ella y cuando le conto lo que recordaba que le había sucedido en el otro mundo no pudo dejar de llorar. Al final Harry tuvo que recordarle que aún no había vivido nada de eso.
“Y nunca tendrás que hacerlo.” Le había prometido.
Habían pasado la primera semana tratando de conocerse Tuchronny estaba en duelo de alguna forma, el Harry que ella había conocido había desaparecido. Él hablo de todas las pequeñas diferencias que podía percibir en este nuevo mundo comenzando con su apariencia, en el otro mundo su cicatriz era más pequeña y rojiza, su cabello más corto y parecía estar siempre revuelto en comparación con la negrura larga y sedosa que tenía ahora sus ojos (los ojos de su madre) habían cambiado y algo dentro de él pareció romperse ante eso.
“Tu alma cambio, lo sentí.” Había dicho Tuch. “Creo que estoy cerca de decidir mi forma.”
Para distraerse del dolor de ambos habían tratado de encontrar similitudes entre este mundo y el mundo de sus sueños, el más importante hasta ahora (aparte de lo que podía hacer y que aparentemente era magia) fue la existencia de la señora Figg, su vecina.
Era el cumpleaños número diez de Dudley y al parecer iban a ir a la feria para celebrar, su tía no quería que arruinara el cumpleaños de su amado Dudders por lo que lo habían dejado con la Señora Figg para que lo cuidara.
Había sido una experiencia horrible pero la emoción que lo había alcanzado al descubrir que si la Señora Figg existía (y su casa era tan apestosa como en el otro mundo) entonces el mundo mágico también era real y por lo que Harry recordaba tenía dinero y casas a su nombre.
Podría escapar, sería libre.
Todo lo que tenía que hacer era llegar a Londres.
“… y este es el Capitán Bigotes, ¿no es hermoso?”
La Señora Figg había llegado al final del álbum de fotos de sus gatos, Harry estaba levemente mareado por el olor a repollo en este momento por lo que simplemente asintió con la cabeza esperando que eso apaciguara a su anciana vecina.
El día paso lentamente, ayudo a la Señora Figg a limpiar las cajas de arena, a pintar su cerca y a cambiar los focos que estaban fundidos. Tuchronny había explorado el lugar tomando forma de avispa cuando la anciana los dejaba solos buscando cualquier cosa que indicara que la Señora Figg de alguna manera sabía del mundo mágico.
“Creo que hay restos de polvos flu en la chimenea.” Le había dicho y cuando Harry fue a revisar se estuvo de acuerdo, según sus recuerdos era probable que fueran polvos flu... o polvo normal.
Al final recibió un pedazo de pay de nuez como recompensa por su arduo esfuerzo el cual había devorado bajándolo con un poco de té de menta.
Harry se había mantenido atento esperando atrapar a la Señora Figg hablando con alguno de los gatos, pero eso nunca sucedió. ¿Tal vez Tuchronny era solo otra de sus rarezas?
Cuando regreso a casa de los Dursley Tía Petunia lo dejo irse a su armario temprano, incluso le dio una rebanada de pan con queso por lo que Harry no se quejó, después de todo había sido un día productivo.
A partir de ese día Harry estaba alerta a lo que sucedía a su alrededor buscando a personas que de repente estuvieran hablando con animales, después de todo no podía ser el único en poder hacerlo ¿o sí? Por su parte Tuchronny le había dicho que sería buena idea que comenzara a practicar con su magia.
“Es importante que puedas controlarla Harry, si puedes controlar la magia puedes defenderte.”
Harry comenzó a hacerle caso días después cuando Tío Vernon llego del trabajo lo suficientemente enojado como para darle una cachetada sin razón, su mejilla le había ardido toda la noche como recordándole que si a él le dolía a Tuchronny también.
Su riguroso entrenamiento lo dejaba más cansado que nunca, Tuchronny vigilaba que Petunia no estuviera cerca y él aprovechaba para arrancar las malas hiervas con magia, había sido pesado y casi se había rendido las primeras veces cuando no paso nada, pero una vez que logro hacerlo nunca se detuvo.
Después de las malas hiervas se concentró en abrir y cerrar la puerta de su habitación, era un proceso delicado y si Tuchronny no hubiera estado con el probablemente se hubiera rendido. Había noches en las que estaba tan cansado que ni siquiera alcanzaba a esconderla, afortunadamente nadie entraba a su pequeño armario, pero el miedo que sintió una vez cuando Tía Petunia lo despertó tocando la puerta y vio a Tuchronny con forma de ratón al lado de su cabeza lo volvió cada vez más cuidadoso, no quería ni imaginar que hubiera pasado si su Tía la hubiera visto.
ºxº
“Deberías escribir un diario sobre tus sueños para que no los olvides.” Tuchronny con forma de camaleón lo miraba, parpadeando lentamente.
A partir del primer sueño Harry había tenido más, había veces que recordaba más que otras y no los tenía diario. Había soñado la muerte de personas que no conocía (una mujer rubia en específico le parecía conocida) y gracias a sus sueños ahora sabia como dirigirse a los duendes si es que alguna vez conocía a alguno.
Siguiendo el sabio concejo de su única amiga y con su ayuda robó de su Tía Petunia un par de libras, lo suficiente como para comprar dos diarios verdes en una librería, ahora cada que tenía un sueño lo escribía con cuidado con el lápiz roto que Dudley había tirado por ser color rosado.
Había veces que los sueños no tenían ningún sentido, pero podía decir que significaban algo, cuando soñaba con la muerte de personas o esa molesta vez que soñó con una cabaña decrepita que tenía una serpiente clavada en la puerta despertaba con mucho frio, tanto que podía ver su aliento.
Si soñaba con castillos gigantes, chispas rojas y ciervos blancos como la nieve despertaba sintiendo una picazón en su piel que se mantendría todo el día. Cuando eso ocurría era más probable que tuviera accidentes con su magia.
Lento pero constante sus diarios comenzaban a llenarse de sueños Tuchronny pensaba que eran sueños sobre el futuro, Harry no estaba tan seguro de eso, pero al menos lo distraían lo suficiente como para no aburrirse durante clases ya que mantener sus calificaciones por debajo de las de Dudley lo dejaba con mucho tiempo libre.
Cada vez estaba más cerca de poder escapar de los Dursley solo tenía que ser paciente.