Ghost Story

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Ghost Story
Summary
La misteriosa muerte del salvador del mundo mágico y la boda del heredero Malfoy fueron titulares famosos.19 años después conocemos la verdad ¿Qué secretos ocultaba Harry Potter? ¿Qué fue lo que realmente sucedió? ¿Suicidio o Asesinato? ¿Doble vida? ¿Qué tiene que ver Draco Malfoy? Rita Skeeter contestará estas preguntas, tiene en su poder el diario del niño que vivió.No olviden comprar la edición matutina del profeta.
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Nota 1 - El inicio del caos

Harry Potter

03 de junio, 2002.

Hoy el titular del Profeta me ha atravesado como una maldición imperdonable: "El heredero de los Malfoy se casa". Draco, el hijo único de la orgullosa y antigua familia finalmente ha sido conquistado por la hija de un adinerado sangre pura francés. La noticia no es sólo un anuncio, es un eco que me retumba en la cabeza. Cada palabra está grabada, como si me las hubieran tatuado en la piel, y sé que será difícil olvidarlas. A veces, pienso que no quiero olvidar.

No sé por qué reacciono así, de forma tan intensa, una noticia que es de celebración para la élite del mundo mágico es la misma que rompe mi corazón, que empieza a desintegrarse lentamente, trozo a trozo. Y si, quizá esté exagerando, pero es lo que siento, en la manera en que ahora me cuesta respirar, como cada latido es un recuerdo que aún vivo y que viviré para verlo casarse con otra persona. Me invade una oscuridad que no sabía que aún existía en mí, después de todo lo que he pasado.

¿Por qué yo? ¿Acaso mi vida está destinada a la infelicidad? Me niego a aceptarlo. No quiero pensar que merezco este sufrimiento, después de todo lo que di, de todo lo que sacrifiqué para defender nuestro mundo. Al derrotar a Voldemort, pensé que finalmente encontraría la paz que tanto anhelaba, que podría vivir sin miedo. ¿Por qué parece que estoy más perdido que nunca? Como si aquella victoria fuera sólo una tregua momentánea en una guerra que nunca termina.

A veces, en días oscuros como hoy, pienso en él, en Voldemort. Quizá, de alguna manera perversa, mi final habría sido más sencillo si aún estuviera vivo. Tal vez en lugar de sentirme vacío, habría tenido un final claro, un cierre. Pero ahora sólo hay esta nada, este dolor interminable.

No pude soportarlo. Apenas vi el periódico en la cocina de la Madriguera, inventé una excusa para escapar. Necesitaba aire, necesitaba estar solo. Nadie entendía mi reacción, todos me miraban confundidos, haciéndome preguntas que no quería responder. Mentí más veces de las que puedo recordar. Les dije que estaba agotado, que sólo quería un rato de paz, pero eso no fue suficiente. Sentía que me ahogaba, como si mis pulmones no pudieran absorber el aire en esa casa. Entonces, me fui.

La Casa de los Gritos me sirve como refugio. Irónicamente, es el único lugar donde encuentro la calma que el mundo no me da. Los magos de Hogsmeade aún creen que está encantada, que hay gritos de tortura resonando en las paredes. Claro, no saben que sólo es un hechizo de sonido que conjure hace años. A nadie se le ocurriría buscarme aquí, así que puedo permitirme este espacio de soledad. Puedo permitirme enfrentar mi dolor, aunque sea por un momento.

Mientras escribo esto, mis pensamientos no dejan de regresar a esa imagen: Draco frente a las cámaras, sonriendo, rodeado de la parafernalia de los Malfoy. Su futura esposa a su lado, radiando un entusiasmo que me resulta tan ajeno, tan hiriente. Me parece increíble que el Draco que conocí sea el mismo que ahora posa con esa expresión altiva, casi desafiante, como si le perteneciera el mundo. Y por supuesto, detrás de ellos están Lucius y Narcissa, exudando el orgullo que siempre sentí que los aplastaba.

No puedo evitar imaginar a Lucius planeando cada detalle, asegurándose de que el compromiso de su hijo sea un evento digno de los Malfoy. Él está más que feliz, eso queda claro en sus palabras. Su deseo de conservar el famoso legado Malfoy, como lo llamó el Profeta, finalmente fue cumplido. No puedo evitar preguntarme si en algún lugar profundo de su mente, Draco también comparte esa misma ambición. Y mientras Draco se dirige hacia el altar, mi vida vuelve a ser un ciclo de tristeza. La misma tristeza de siempre, como si el pasado no pudiera soltarse de mí.

Imagino a veces, en esos momentos de debilidad, lo que pasaría si gritara mi verdad, si le pidiera que huyera conmigo. Me veo interrumpiendo la boda, declarando mi amor ante todos, rompiendo el falso decorado de su vida perfecta. Pero ese pensamiento es absurdo. Jamás podría hacerlo, por demasiadas razones. El mundo mágico no entendería, nadie lo haría. El amor que siento es inaceptable, prohibido, una vergüenza para todos los que me rodean. ¿Podría soportar el desprecio de todos? ¿El escándalo? He aprendido a vivir con el rechazo, lo sé, pero esto sería diferente. Esto sería un odio compartido, universal, por algo que ni siquiera puedo explicar.

Por supuesto, todo eso sería sólo una fantasía. Sé que él no apoyaría esa locura. Para Draco, sólo soy un secreto, alguien con quien cruzarse en la penumbra, alguien cuyo nombre jamás debería ser pronunciado. ¿Podría acaso abandonar esa vida que Lucius le ha moldeado con tanto esmero? Él nunca me seguiría. No puedo engañarme: para Draco, su mundo es inmaculado, mientras que el mío es una amenaza constante.

Y luego está Ginny. Sólo pensar en lo que tendría que decirle me atormenta. ¿Cómo explicarle que no soy feliz con ella, que he estado ocultando algo tan importante todo este tiempo? No es sólo ella; también están Ron y Hermione. Son mis amigos más cercanos, y la sola idea de traicionarlos con esta confesión me rompe el corazón. Sus miradas de decepción, de incredulidad, me asustan más que cualquier cosa que Voldemort haya lanzado contra mí. Ellos siempre me han visto como un héroe, alguien en quien confiar. ¿Qué pensarían si descubrieran que les he mentido desde hace tanto tiempo?

Tal vez sea mejor así, mejor que Draco continúe en su mundo de sangre pura, mientras yo regreso a esta vida de mentiras y resignación. La idea de renunciar a todo -a la magia, a todo lo que me dio sentido alguna vez- me parece un sacrificio impensable. A veces me pregunto si merezco la vida que llevo, si acaso tengo derecho a buscar la felicidad.

Es mi obligación seguir en el papel, mis ojos deben reflejar odio hacia él, mis palabras tienen la función de herirle y mis acciones apoyan para que todo salga perfecto, pero mi corazón sufre, solo quiere amarlo y ser feliz a su lado, ya estoy soñando despierto nuevamente.

Arrojó el periódico a la chimenea en un momento de desesperación. No puedo soportar ver su rostro, esa mirada distante y altiva que se posa sobre una mujer que nunca sabrá de nuestra historia, que jamás sospechará la verdad. Pero no importa; el Profeta, como siempre, logra sus titulares. Mañana habrá otro artículo, otra historia de los Malfoy, y seguirán adelante. Todos, menos yo.

Es hora de regresar. La Madriguera me espera y no quiero preocupar a los demás. Todos han estado pendientes de mí, pero si supieran la verdad... Es mejor que crean que sólo estaba tomando un descanso. Antes de irme, necesito escribirlo, aunque sea para mí, para que no se pierda en medio de tanto silencio.

Porque todo es mi culpa. Porque Draco nunca prometió un "para siempre". No prometió nada, en realidad. Nunca habló de amor, nunca dejó que sus palabras fueran más allá de lo necesario, de lo mínimo. Y aun así, como un tonto, me aferré a cada susurro suyo, a cada roce de sus labios, como si en ellos pudiera encontrar alguna esperanza, alguna promesa oculta. Me ilusioné con esos momentos, construyendo en mi mente una historia en la que él también me elegía, en la que yo era algo más que una sombra en su vida, su entretenimiento, su amante.

Te amo Draco Malfoy, aunque tu no ames de vuelta.

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