La aventura de Sirius Black

Harry Potter - J. K. Rowling
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La aventura de Sirius Black
Summary
Sirius siempre ha visto la vida como una gran aventura, James fue quien le mostro las maravillas de la vida. Y es Harry por el que su vida tiene sentido. Cuando a Sirius se le presenta la oportunidad de salvar a su querido niño, no duda y la toma.
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Sirius Black

Sirius no tenía razón para estar enojado. Todo lo que necesitaba lo tenía al alcance de la mano.  Y sin embargo aun así estaba enojado. Ni siquiera la magnífica tarta de queso de Vivy había conseguido mejorar su humor.

Era un hecho conocido que Sirius tenía una mecha corta, la paciencia no era precisamente su virtud. Sin embargo, algo curioso paso en los años que paso en prisión (La única cosa rescatable de Azkabar) era que le había enseñado (obligado) a ser paciente. Tirado en la esquina de su celda escuchando los gritos eternos de los demás prisioneros había hecho maravillas para su paciencia.

 

No obstante, en este momento Sirius era una Omega embarazada y una Omega embarazada voluble, emocional y peligrosamente temperamental.

Así que cuando la Muerte apareció de la nada en su baño, mientras Sirius tomaba un baño relajante de jazmín. El mal humor de Sirius incremento. "Cómo se atreve este a interrumpir mi momento de relajación" refunfuño enojado, mientras pequeñas ondas en el agua mostraban de manera inconsciente su mal humor.  

—Veo que no haces nada más que pasarte el tiempo acostado, mortal —dijo la Muerte, su tono cargado de desdén, cruzando los brazos como si no hubiera irrumpido en la privacidad de Sirius.

Aquella insolencia fue demasiado. Sirius, olvidando momentáneamente quién estaba frente a él, clavó una mirada helada en el otro y respondió con mordacidad

—Y yo veo que no haces nada más que molestar-.

Por un instante, el rostro de la Muerte se contrajo en una expresión de pura incredulidad. Sus ojos oscuros se abrieron ampliamente, como si nadie en su existencia inmortal se hubiera atrevido jamás a hablarle de esa manera. Pero Sirius no se ablandó ni un poco. No había fuerza en el universo que pudiera doblegarlo excepto los ojos de cachorro de Harry. Y este ser insolente no era Harry.

—Habla ya, antes de que te eche a patadas de aquí —le espetó Sirius, sin molestarse en ocultar su enojo.

La Muerte, claramente ofendida, se irguió con una teatralidad que habría sido impresionante si Sirius no estuviera tan molesto.

—No voy a permitir esta falta de respeto —declaró, su voz resonando con una gravedad casi sobrenatural—. Ningún mortal es digno de mi presencia. Deberías sentirte agradecido de compartir el mismo aire que yo-.

Ese fue el punto de quiebre. Sirius, con un brillo peligroso en los ojos, dejó que su magia, tomara el control. Con un movimiento de su mano, liberó una ráfaga de energía que literalmente echó a la Muerte del baño.

El eco del estruendo desapareció tan rápido como había llegado. Sirius, satisfecho se hundió más en la bañera con un suspiro de satisfacción.

La Muerte podía esperar. Porque en este momento, Sirius Black tenía un baño que disfrutar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Muerte nunca lo admitiría, pero cuando los ojos grises del mortal se clavaron en su rostro, sintió un escalofrío. Siendo la encarnación del terror, la pesadilla viviente de innumerables mortales… un simple mortal no debería ocasionarle esta reacción.

Pero al ver el rostro contorsionado por la ira del mortal, la muerte no se atrevió a volver a entrar al baño... En su lugar, optó por un plan más seguro: mando a Vivy para que cuando viera que el mortal  estuviera más calmado lo enviara con él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sirius quedó algo confundido cuando después de que había calmado su furia interna Vivy le pregunto si quería ver a la muerte. Sintiéndose caritativo (y un poco curioso, si era honesto), decidió ir con la muerte. La muerte le hablo sorpresivamente con una amabilidad extraña

—¿Quisieras asistir en mi lugar al Wizengamot, Sirius? —preguntó la Muerte con voz profunda y serena—. De esa manera, podrías cambiar todo lo que quisieras.

Sirius parpadeó. No era exactamente la propuesta que esperaba, pero le pareció estupenda. Por fin tendría una oportunidad para mantener vigilado al inútil de Dumbledore y a esos sangre pura estirados que tanto le desagradaban. La idea causar caos en ese nido de serpientes políticas, encendió algo dentro de él.

—Me encantaría—dijo con una sonrisa que apenas pudo contener.

La Muerte asintió, y añadió de manera pausada

—Los mortales me conocen como Lord Thanatos Onyx Mordred. —Hizo una pausa teatral antes de continuar—. Tomarás mi nombre y apellido. A partir de ahora, serás conocido como Sirius Onyx Mordred.

Escuchar que la muerte tenía un nombre fue alucinante ¿Quién lo diría? Pero por otro lado a Sirius no le gustaba mucho la idea de tomar el nombre y apellido del otro.

Un cúmulo de emociones lo atravesó mientras procesaba la oferta. Sirius Onyx Mordred. Dejar el apellido Black, incluso después de todo lo que había pasado con su familia, no era algo que hubiera pensando.

Siempre había sido Sirius Black, incluso cuando se rebeló contra las creencias de los sangre pura, incluso cuando fue repudiado. Nunca abandono su apellido. Porto con orgullo su nombre, el era Sirius Black, un Black que era amante de los sangre sucia y que confraternizaba con traidores de sangre.

En el fondo Sirius, sabía que nunca lo habían eliminado del árbol genealógico; solo le habían negado la entrada y a menos que se adoctrinar con las creencias sangre pura Sirius no podía utilizar la fortuna de los Black (aunque eso cambio cuando fue el último Black en pie, siendo un prófugo no la pudo utilizar)

¿Realmente podía dejar su identidad como Sirus Black?

Por un instante, su mente viajó a su juventud. A esas épocas en las que gritaba a los cuatro vientos: "¡No soy un Black!", solo para seguir beneficiándose del prestigio que ese apellido traía consigo.

Ahora, entendía que esas palabras habían sido más una fachada de rebeldía adolescente que una declaración genuina.

Mentalmente tenía 46 años, aunque su cuerpo mostrara la vitalidad de un joven de 23, la experiencia le había dado perspectiva. Ya no era el chico impulsivo que luchaba contra el estigma de la sociedad por simple rebeldía. .... esta vez era diferente, esta vez no podía pensar solo en si mismo (Harry era su prioridad).

Esta vez, aceptaría un nuevo apellido y lo haría con orgullo.

—A la mierda —murmuró para sí, con una sonrisa torcida.

 

 

 

 

 

La Muerte observó en silencio mientras el mortal tomaba su decisión final, en su interior pensaba en el nuevo nombre del mortal. “Sirius Onyx Mordred, suena bastante bien.” Pensó satisfecho con la mezcla de sus nombres.

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