La aventura de Sirius Black

Harry Potter - J. K. Rowling
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La aventura de Sirius Black
Summary
Sirius siempre ha visto la vida como una gran aventura, James fue quien le mostro las maravillas de la vida. Y es Harry por el que su vida tiene sentido. Cuando a Sirius se le presenta la oportunidad de salvar a su querido niño, no duda y la toma.
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La propuesta

El despacho de la Lord Mordred era …un lugar peculiar. Paredes rosas adornadas con leones voladores dorados en movimiento, un sillon peludo de un rosa estridente. Y una enorme silla con forma de corazón…Lord Mordred tenia un gusto muy raro aunque Abraxas no lo mencionaría jamás.

—Impresionante —dijo, intentando no dejar que su asombro se notara demasiado.

—Por supuesto que lo es —respondió el otro señor sangre pura con desdén, tomando asiento en el asiento de corazon. Sus dedos tamborileaban sobre el reposabrazos mientras observaba al rubio con un aire de aburrimiento. —Ahora, hablemos de esta… asociación que tanto le interesa.

Abraxas se aclaró la garganta y dio un paso adelante, con la compostura calculada de un político consumado.

—Su excelencia, he estado observando sus recientes intervenciones en el Wizengamot. Debo decir que sus propuestas son… innovadoras, aunque, admito, un poco ortodoxas para alguien de su rango.

Mordred arqueó una ceja —¿Ortodoxas? —repitió, como si le divirtiera la palabra

—Por supuesto que no lo estoy cuestionando —respondió Abraxas, inclinándose ligeramente hacia adelante—. Ha logrado lo que muchos de nosotros solo hemos soñado: influir en decisiones críticas y proponer cambios que jamás habríamos considerado. Me pregunto si podríamos colaborar… mutuamente.

—¿Colaborar? —repitió lord Mordred como si la idea le resultara entretenida.

Abraxas asintió, con una chispa de ambición en los ojos.

—Imagine un consejo de mentes brillantes que trabajen juntas para moldear el futuro del mundo mágico. Con su sabiduría infinita y nuestra experiencia, podríamos guiar la política hacia… horizontes más prometedores.-

—¿Mi sabiduría? -Mordred dejó escapar una risa baja y gutural

-Todos los cambios que he hecho han sido por idea mi esposo-

Abraxas parpadeó, sorprendido. “¿Su… esposo?" no esperaba aquello. Fue una sorpresa enterarse que el esposo de Lord Mordred era la mente maestra detrás de todos los cambios políticos.

Pero no perdió la compostura. Era un Malfoy, y los Malfoy nunca dejaban escapar una oportunidad.

Enderezándose, respondió con suavidad calculada.

—Debe de amarlo profundamente.

Mordred asintió lentamente, su mirada oscurecida por… melancolía ¿Tal vez?

—¿Y es su esposo lo que le motivo a cambiar la política?-

—Él tiene una voluntad de hierro. Sueña con un sistema reformado, libre de amenazas- Y lo que él quiere, yo lo hago realidad-

Había una intensidad en sus palabras que dejó a Abraxas sin aliento. Él, que siempre había creído en el poder y en la supremacía de los matrimonios arreglados, nunca habría imaginado a Modred amara de vedad a su esposo.

Pero, pensándolo bien era una oportunidad estupenda, el esposo de Lord Modred sonaba como una persona fantasiosa que no conocía la dura verdad de la vida

Abraxas tragó saliva, sintiendo

—¿Y si fuera su esposo quién asistiera a Wizengamot? —propuso, midiendo cuidadosamente su tono. No quería sonar emocionado

Por un momento, la sala quedó en silencio. Mordred entrecerró los ojos, evaluando las palabras de su interlocutor.

—Interesante propuesta… —murmuró al fin—. Dices que mi esposo podría ir en mi representación a Wizengamont

—Por supuesto, excelencia —respondió Abraxas con una inclinación de cabeza, satisfecho de haber captado su atención.

Mordred sonrió

—Entonces, así será. Pero le advierto, Lord Malfoy… mi esposo no es un hombre fácil de convencer

Abraxas mantuvo su compostura, pero una chispa de incertidumbre cruzó su mirada para extinguirse al segundo siguiente ¿Qué tan difícil podría ser lidiar con el conyugue de Mordred?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para La muerte las ultimas semanas habían sido tediosas. Un tedio existencial, pero el culpable no era la eternidad, sino Sirius, a quien secretamente había empezado a llamar "el terror viviente".

El mortal de Sejmet no le había dejado en paz

—No puedes faltar a la próxima reunión del Wizengamot —le insistió con tono urgente—. Pensarán que los Mordred no se toman en serio la política, y eso perjudicará a Harry —lo regañó.

La Muerte, indiferente, respondió con simpleza:—A mi amo no le interesaba la política.

Para el, era una obviedad. Su amo, Harry, no era del tipo que disfrutara debatiendo reformas legales o manipulando consejos de magos encorvados. Sin embargo, el mortal no parecía compartir esa certeza.

El mortal le frunció el ceño, evidentemente molesto.

—¡Harry nunca tuvo la oportunidad de interesarse en política! Ahora podría hacerlo, y no podemos cerrarle esa puerta —replicó con pasión.

La Muerte ladeó la cabeza, como una lechuza confundida. ¿Acaso tenía razón aquel mortal? Pero, restándole importancia, replicó con tono solemne

—¿Cómo osas cuestionar mi conocimiento sobre mi amo? Nadie lo conoce mejor que yo. A Harry lo que más le gustaba era Hogwarts, no la política.

Pensó que con eso zanjaba el tema. Pero su estrategia resultó ser un error colosal, subestimó la testarudez de Sirius Black.

El mortal estalló—¡Harry no puede ni debe regresar a esa escuela mientras sea un un campo minado! ¡No lo permitiré!

La Muerte, intrigada por la vehemencia, cometió otro error: le permitió al mortal expresar sus ideas. Y, como descubrió rápidamente, aquel hombre era una fuente inagotable de palabras y opiniones.

—¡Ve al tribunal!
—¡Propón esta ley!
—¡Asegúrate de que Harry crezca en una sociedad segura!
—¡Hogwarts necesita buenos profesores!
—¡Haz que Moony enseñe Defensa Contra las Artes Oscuras! ¡Harry lo amará!

Horas de monólogo interminable siguieron. Para ponerle fin, la Muerte, agotado, cedió

—Me encargaré de todo ¡Basta!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y así fue como pasó semanas inmerso en reuniones del Wizengamot proponiendo reformas, supervisando votaciones, e incluso resolviendo disputas sobre la importación de calderos de latón. Para alguien que debería estar manejando los hilos del destino, esta rutina era un insulto personal. El simple pensamiento del trabajo acumulado le hacía estremecerse.

Finalmente, al terminar una reunión particularmente larga, se apresuró a irse. Pero justo cuando creía haber escapado, un mortal de cabello rubio platinado lo detuvo. Lord Malfoy, si su memoria no le fallaba.

El hombre comenzó a hablar, y aunque la Muerte no le prestó demasiada atención, entendió lo esencial: el rubio quería formar una asociación. Una idea tomó forma en su mente: podría ser su oportunidad para escapar de este ciclo interminable.

—Suena interesante. ¿Le parece si discutimos los detalles en mi despacho? —le ofreció, con una sonrisa tan educada como afilada.

El rubio parecía sorprendido, pero asintió con entusiasmo. La Muerte, sintiéndose magnánima, añadió:
—¿Le gustaría que lo lleve allí directamente?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando el mortal total le propuso colaborar a muerte no pudo evitar sentirse divertida.

La Muerte, que era un ser ancestral que había visto caer imperios y surgir civilizaciones vio divertida como el otro se atrevía a proponerle su ayuda. Sinceramente, el entusiasmo del rubio era casi adorable. (este mortal cree que puede ayudarme a mí la muerte quién tiene cientos de años más que este), pero… tal vez podría serle útil y hacer su trabajo.

El otro hablo de su sabiduría la muerte no puede evitar reírse. No estaría involucrado en la tediosa política de los magos si no fuera por el terco mortal de Sejmet. Todo esto era culpa del mortal

-Debe de amarlo mucho- la muerte asintió de manera dolorosa (amar qué broma) su mirada oscureció pensar en todos los problemas de cabeza que el mortal le ocasionaba

—¿Y su esposo le motivo a usted a cambiar la política?-Ja, si el otro supiera, la muerte sólo había aceptado para hacer que el mortal se callara

—Es un hombre de voluntad fuerte- Quiere Un sistema reformado, libre de amenazas -(mortal loco si le preguntabas a la Muerte) pero la muerte haría cualquier cosa por su amo-Y lo que él quiere, yo lo hago realidad- sentencio la muerte firmemente 

—¿Y si fuera su esposo quién asistiera a Wizengamot ?

La Muerte entrecerró los ojos como no lo había pensado. Sirius haría cualquier cosa con tal de proteger a Harry, incluso soportar al Wizengamot.

—Interesante propuesta… —muro para afirmar si había escuchado bien—. Dices que mi esposo podría ir en mi representación a Wizengamot

—Por supuesto, excelencia —respondió el mortal rubio con una inclinación de cabeza.

La Muerte sonrió, había sido una muy buena idea reunirse con este mortal aunque tuviera actitud de pavorreal.

—Entonces, así será.- Y sintiendo pena por el futuro tormento que Sirius le causaría al mortal rubio, le dio una advertencia, compadeciéndolo-Pero le advierto, Lord Malfoy, mi esposo no es un hombre fácil de convencer.-

Recordando que el bienestar de su amo dependía de Sirius . Amenazó al otro

—Y recuerda, Malfoy. Esta alianza no se trata de ti. Traiciona ese propósito… y pagarás un precio que ni toda tu fortuna podrá evitar.

—Entendido.

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