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Al caer la noche, Sirius se detuvo para admirar su trabajo (o lo que había logrado antes de que su cuerpo decidiera rebelarse y pedir un descanso), Vivy apareció con un té de hierbas especialmente preparado.
Sirius aceptó la taza con una sonrisa agradecida, pero cuando intentó levantarse de nuevo, Vivy lo detuvo con sorprendente firmeza.
—¡El amo necesita descansar ahora! —exclamó Vivy con una inesperada determinación—. ¡Si el amo no se cuida, Vivy no puede cuidar del amo ni del bebé!
Sirius, se sorprendió por el tono de la pequeña elfa, y no pudo evitar soltar una carcajada. Dejándose caer en un sofá recién tapizado, suspirando con una sonrisa mientras tomaba un el té.
—Está bien, Vivy. Me has vencido esta vez —dijo con una sonrisa burlona, aunque sus ojos mostraban un agradecimiento genuino—. Pero solo porque ya es de noche.
Mientras observaba el cielo estrellado, Sirius se permitió relajarse en aquel extraño lugar. Miró a través de las ventanas, contemplando la decoración que había puesto. La idea ver a la expresión desconcertada de la muerte por la excéntrica decoración le daba un placer mental enorme, pero ahora, se conformaría por las estrellas que hace mucho tiempo que no contemplaba con calma.
Sus pensamientos volaron hacia Harry. ¿Qué tal diferente seria al criarse en un entorno saludable? Sirius lo imaginaba corriendo entre flores, riendo mientras trepaba a los árboles y jugando con criaturas mágicas. Estaba vez crecería rodeado de magia y amor.
Una sonrisa tierna apareció en su rostro al pensar en todo lo que quería darle. Tenia que ir pronto a Hogsmeade para conseguirle una escoba a su pequeño, una Nimbus 2000 de entrenamiento tal vez. Seria encantador ver a Harry montado en su pequeña escoba corriendo por todas partes.
La visión de ese futuro lo llenaba de alegría. Sabía que la situación era extraña, y todavía tenía muchas preguntas sin resolver. Pero por primera vez en mucho tiempo, no estaba solo. La muerte estaba de su lado. Aunque fuera solo porque Harry supuestamente era su futuro señor. A Sirius hace mucho que dejo de importarle usar herramientas cuestionables para mantener seguros a los que ama. Y aunque sonara extraño que Harry tenga el apoyo de un ser oscuro tan poderoso le reconfortaba.
Cuando Vivy se acercó tímidamente con una manta, Sirius se la echó sobre los hombros, agradecido.
—Gracias, Vivy —murmuró con voz cansada, su mirada todavía perdida en el horizonte—. Vamos a hacer de este lugar un verdadero hogar, ¿sabes? , para Harry.
Vivy asintió con fervor, sus grandes ojos brillando con determinación.
—¡Vivy hará todo lo posible para ayudar al amo! —exclamó con entusiasmo.
Sirius dejó escapar una risa suave, apoyándose en el respaldo del sofá. Por primera vez en años, sintió una chispa de esperanza iluminando su interior.
—Harry —susurró, cerrando los ojos mientras se acurrucaba en la manta—, te lo prometo. Tendrás el hogar que siempre mereciste. Y no permitiré que nada ni nadie te lo quite.
Con esa resolución grabada en su mente, Sirius se dejó llevar por un sueño reparador, mientras la mansión empezaba a vibrar con el eco de una nueva vida.
A primera hora de la mañana antes de que saliera el sol, Sirius fue a encontrarse con la muerte. Quería ver la cara de sorpresa del otro hombre moreno. Riendo para sí mismo, se encontró con la muerte.
Al cruzar el umbral de un estudio que había cambiado drásticamente desde su última visita, Sirius no pudo contener una carcajada.
—Bueno, bueno… Si no es mi ser inmortal favorito —se burló, inclinándose con teatralidad exagerada
La muerte , lo observó como si fuera un insecto particularmente molesto y la emoción de Sirius por ver la sorpresa del otro se esfumo.
“Este hombre es ciego” pensó consternado Sirius “Ni se ha dado cuenta que su estudio oscuro y tetrico habia cambiado a un estudio rosa: con un sofa esponjoso de un rosa fosforecente, las paredes eran de un rosa paste e INCLUSO en las cortinas habían unicornos estampados” -¿En serio? Ni siquiera lo haz notado. —le dijo haciendo un ademán amplio y señalando el cambio radical en el ambiente.
Thanatos parpadeó, inexpresivo.
—¿Buscas algo, mortal? —preguntó la muerte imperiosamente-
Sirius resoplo y sin ganas de estar más tiempo del necesario en la presencia del otro le comento que necesitaban conseguir a las institutrices de Harry. Puede que Sirius se estuviera adelantado mucho, pero “quería a lo mejor, solo mejor para Harry”
La muerte lo miro como si fuera un idiota por señalar lo obvio y antes de que Sirius pudiera saltar enojado por la respuesta de otro. La muerte arqueo una cejac luciendo claramente divertido.
—¿Institutrices? ¿Acaso crees que un futuro señor de la nobleza se quedará sin educación adecuada?-
Sin entender Sirius le pregunto a que se refería
—¿Nobleza? ¿De qué hablas? —
la muerte se rio de su confusión y hablándole como si fuera un niño chiquito le dijo-
—Oh, mortal, ¿no te lo había dicho? Tu querido Harry será Harrison Mordred, heredero de la Casa Noble de los Mordred.- Debes pensar muy poco para creer que mi amo no será nada más que venerado y reverenciado-
El mundo de Sirius se tambaleó como si alguien le hubiese quitado el suelo bajo los pies.
—¿Mordred? —repitió, incrédulo.
El otro no podía estar hablando enserio “¡¿Mordred?!” como la casa fundadora perdida. Era de conocimiento de cualquier sangre pura que Merlin se había casado con Morgana y su hijo Mordred habia conquistado tierras y reinados enteros. Mordred era el linaje más puro y antiguo conocido, solo el linaje de los Pendragon podía rivalizar con los Mordred.
La muerte lo miró como si Sirius acabara de preguntar si el cielo era azul.
—Sí, Mordred. Como en la Casa Mordred. El linaje directo de Morgana y Merlín. —Hizo una pausa, disfrutando del impacto visible en la cara del otro. -Se me conoce como Thanatos Mordred en esta tierra, mortal. He acumudo prestigio y poder atraves de los años y no hay nadie más digno de portar este prestigio que mi querido amo-
Sirius parpadeo procesando la información. Esto quería decir que Sirius estaba unido con un “señor sangre pura”. “ No es posible pensó consternado” su madre estaría extasiada por este giro de acontecimientos. “¡Oh, ríete ahora, madre!” pensó con saña Sirius “tu hijo descarriado que desprecia a todo lo que los sangre pura profetizan es ahora parte con la noble casa ancestral de los Mordred”
La muerte sin darse cuenta de la desgracia de Sirius continuo —Ahora que lo mencionas, mortal, creo que es hora de restaurar mi lugar en Wizengamot – hizo un gesto como si estuviera pensando mucho -Como dicen los mortales, ir hallando el camino para mi querido amo.
Sirius solo pudo gemir internamente
"¿En qué demonios me he metido?” pensó afligido
Al ser cómplice indirecto de la idea de la muerte de ir a Wizengamot. Sirius decidió que, si la muerte iba a causar caos en los sagrados 28, seria con clase. Thanatos Mordred se vería como un verdadero señor sangre pura. No podía permitir que vaya vestido como un espectro. Todo negro, sin personalidad… tal como Snivellus ¡Solo imaginarlo le daba horror!
Le consto un montón de súplicas dramáticas y un par de comentarios sobre la importancia de causar "la impresión correcta". Para que la muerte accediera.
No obstante, Sirius no dejó nada al azar. Los llevó al taller de la famosa Violette Dubois, una mujer cuya destreza en la confección de túnicas y trajes mágicos era legendaria. Incluso la tía Druella, con su siempre inconforme personalidad, había alabado a Dubois en su tiempo.
—Mademoiselle Dubois, tengo un reto para usted —anunció Sirius al entrar en el taller, con Thanatos siguiéndolo como una sombra elegante. —Necesitamos algo digno de un señor de sangre pura. Majestuoso, imponente… y con un poco de sors d'ici, j'arrive. (quítense que ahí les voy)
Fue más agotador de lo que imagino. La muerte no tenia un apéndice de sentido de la moda. Todo lo quería era negro. Y Sirius moriría antes de dejar que el otro no mostrara color alguno. Mientras estuviera en su vigilancia la muerte no se vestiría como un doble de Snivellus.
—Todo negro —declaró la muerte con firmeza, sosteniendo una tela oscura entre sus dedos largos.
—¡No todo negro! —replicó Sirius, arrebatándole la tela. —¿Sabes cuán aburrido sería? ¡Hasta Snivellus parecería vibrante a tu lado!
La disputa continuó por horas. Thanatos, con su eterna predilección por la sobriedad y el negro absoluto, parecía determinado a ignorar cualquier otra sugerencia. Pero Sirius, con la paciencia de un hombre que había lidiado con James Potter y Remus Lupin durante años, no se rindió.
Finalmente, tras innumerables pruebas y la intervención decisiva de Violette, encontraron el atuendo perfecto: una túnica de un gris profundo que contrastaba magníficamente con la piel oscura y el aura etérea de Thanatos. Las mangas y el cuello estaban decorados con bordados plateados que representaban constelaciones antiguas, y Sirius logró incluir broches con forma de león que brillaban discretamente en los hombros
—Una obra maestra —murmuró Violette, satisfecha mientras ajustaba el último detalle.
Pero Sirius no había terminado. Después de pagar generosamente a Dubois y prometer que regresarían pronto, llevó a Thanatos de regreso a la mansión.
Y con ayuda de las manos expertas de Vivy. Trenzaron el largo cabello blanco de la Muerte en elegantes trenzas que caían con fluidez por su espalda. Las trenzas estaban adornadas con pequeñas cuentas plateadas que reflejaban la luz, dándole un aire místico.
Cuando Thanatos se miró en el espejo, Sirius no pudo evitar sonreír con orgullo.
—Perfecto. Ahora sí pareces un verdadero señor sangre pura.
Thanatos inclinó la cabeza, evaluándose con ojos críticos.
—Supongo que no está del todo mal… para estándares mortales.
Sirius resoplo, sabia que era lo más cercano a un cumplido que recibiría del otro así que no le hizo caso y miro orgullosamente el trabajo final de su obra maestra