Sombras del pasado.
El número 12 de Grimmauld Place estaba tan silencioso como un mausoleo, y Harriet Potter lo prefería de esa manera. El silencio no hacia preguntas ni buscaba respuestas que no estaba dispuesta a ofrecer. Cada habitación tenía su propia historia de oscuridad y misterio, y Harriet había aprendido a convivir con los fantasmas. Desde la batalla de Hogwarts, la mansión Black había sido su refugio y su prisión, un lugar donde podía esconderse del mundo que ahora la veneraba como una heroína. Pero ese mismo silencio también amplificaba los ecos de sus pensamientos, y últimamente, esos pensamientos no le daban tregua.
Habían pasado semanas desde que Harriet había comenzado a organizar los asuntos financieros y legales que había heredado tras la muerte de Sirius y la caída de Voldemort. En un intento de distraerse, se había sumergido en pilas de pergaminos y documentos antiguos, convencida de que mantener sus manos ocupadas lograría calmar su mente. Gringotts había sido su primera parada, necesitaba entender que le quedaba, tanto material como emocionalmente.
El día que visitó Gringotts había comenzado como cualquier otro. Los duendes la recibieron con su habitual mezcla de desconfianza y respeto. Había solicitado un inventario detallado de las propiedades Potter y Black, esperando nada más que una lista interminable de terrenos, propiedades, negocios y artefactos. Sin embargo, Grashnik, el duende encargado de sus cuentas, había señalado algo inusual.
-Lady Potter- dijo mientras hojeaba un pergamino amarrillo- hay un registro peculiar en los documentos relacionados con su linaje. Según nuestros archivos, usted fue adoptado oficialmente por los Potter cuando apenas unos días de su nacimiento.
Harriet lo miro, parpadeando confundida
-¿Adoptada?- pregunto, con una risa incrédula-. Creo que está cometiendo un error. Soy hija de James y Lily Potter. Eso es algo que se con certeza.
El duende alzo una de sus escamosas cejas, claramente acostumbrado a lidiar con los clientes en negación y con una sonrisa casi imperceptible, respondió:
-Nuestros registros no suelen contener errores, señorita Potter. Pero si confirmarlo desealo, podemos realizar una prueba de sangre mágica. Es un procedimiento sencillo que despejar cualquier duda.
Harriet dudo. Su corazón le gritaba que aquello era absurdo, pero su mente sabía que los duendes rara vez se equivocaban, la palabra “ adopción ” le quedó grabada en la mente, pero no respondió de inmediato. Había algo en el tono del duende, como si supiera más de lo que decía. Finalmente, ascendió.
-Hagalo.
La prueba fue rápida y eficiente. Grashnik coloco un pergamino en blanco sobre la mesa y le entrego un cuchillo ceremonial para que dejara caer tres gotas de sangre. La magia se activó de inmediato, y las palabras empezaron a formarse en el pergamino.
Lo que apareció el dejo sin aliento:
Harriet Elizabeth Potter
Harriet Elizabeth Wheeler
Padre Ripp Wheeler
Madre: Bethany Dutton Bethany Dutton
Fecha de nacimiento: 31 de julio de 2001
Padre: James Fleamont Potter (Adopción de Sangre) - Fallecido
Madre: Lilly Jae Potter de soltera Evans (Adopción de Sangre) - Fallecida
Fecha de adopción de sangre: 5 de noviembre de 2001
Padrino: Sirius Orion Black - Fallecido
Heredera de:
La más Antigua y Noble casa de Potter
La más Antigua y Noble casa de Peverell
La más Antigua y Noble casa de los Black
Herencia mágica:
Lenguaje pársel
Parslemagia
Encantamientos
Transfiguración
Bóvedas:
Ver declaraciones individuales de la Casa
Propiedades:
Ver declaraciones individuales de cada Casa
El aire parecía abandonarla. Harriet leyó y releyó las palabras, intentando encontrar un error en las palabras que tenía frente a ella. Pero no había. Era definitiva. No era hija biológica de James y Lily Potter. La verdad estaba allí, escrita con su propia sangre.
-Esto… esto no puede ser real- susurro, incapaz de apartar la mirada
Grashnik se limitó a inclinar la cabeza, confirmando la autenticidad del resultado.
Regreso a Grimmauld Place en un estado de aturdimiento. Las sombras de la casa parecían más densas que nunca mientras se encerraba en el estudio. Sobre el escritorio estaban los documentos de Gringotts, pero también una botella de whisky de fuego que había abierto sin pensar, no era la primera vez que bebía desde la guerra pero esta vez no buscaba consuelo, solo olvido. Durante los días siguientes se dedicó a estudiar cada detalle de los papeles, buscando una pista que le explicara cómo había terminado siendo adoptada por los Potter.
El pergamino de la prueba mencionaba dos nombres: Bethany Dutton y Rip Wheeler. Harriet comenzó su búsqueda de ellos. Inicialmente, usando métodos mágicos. Consulte el Archivo Genealógico del Ministerio de Magia, pero no encontró ningún rastro de estos nombres en el mundo mágico.
Desesperada, recurrió a métodos muggles. Contrato con un investigador privado llamado Robert Flinch, quien aceptó el caso con curiosidad profesional. Harriet le proporcionó los nombres de Bethany y Rip, junto con las pocas pistas que tenía sobre ellos.
Mientras Robert investigaba en el mundo muggles, Harriet visitó la biblioteca de Hogwarts, revisó viejos archivos en la oficina de Registros de Nacimientos Mágicos, incluso pidió ayuda a Hermione, aunque sin revelarle toda la verdad. Cada vez que encontraba un callejón sin salida, la frustración crecía.
Dos semanas después, Robert le entregó un informe preliminar.
-No fue fácil, pero encontré algo. Bethany Dutton, conocida como Beth, es parte de una familia influyente que posee un enorme rancho en Montana, llamado Yellowstone. Según los registros ella tendría unos diecisiete años al momento de tu nacimiento. Rip Wheeler en cambio, es más difícil de rastrear. Parece haber crecido en Montana, pero no hay muchos datos oficiales sobre él.
Harriet miro los informes en silencio. Había fotografías de Beth, una mujer rubia de ojos verdes con una mirada que parecía atravesar el alma. Había algo en ella que le resultaba familiar aunque no podía precisar qué.
-¿Y ellos son conscientes de que tienen una hija?- pregunto finalmente.
Robert negó con la cabeza.
-No hay indicios de que lo sepan, si fueron los responsables de darla en adopción, lo hicieron con mucho cuidado.
Harriet pasó los siguientes días encerrada en Grimmauld Place, estudiando el informe de Robert y comparándolo con la poca información que había reunido por su cuenta. A medida que aprendía sobre Beth y Rip, se daba cuenta de que sus vidas eran muy diferentes de lo que había imaginado. Beth parecía ser una mujer fuerte pero complicada, mientras que Rip era un hombre reservado, y según fuentes, con un pasado violento.
Parte de ella quería cerrar la puerta a todo esto y seguir adelante con su vida, pero otra parte de ella necesitaba las respuestas ¿Por qué la habían dado en adopción? ¿Habían querido hacerlo o había sido algo impuesto?, la sola posibilidad que su abandono hubiera sido deliberado le revolvía el estómago.
“¿Cómo encajo yo en todo esto?” preguntó Harriet.
Durante cuatro días se encerró en la casa, alejándose de todos. Todo lo que había descubierto se hizo insoportable. Harriet había pasado toda su vida luchando contra la muerte y la oscuridad, pero esto era diferente. Esto era personal. No respondió a las castas de Hermione ni a las vistas de Ron, pasaba el tiempo alternando entre beber y revisar los documentos, incapaz de salir de ese ciclo. El cuarto día, Hermione finalmente se hartó.
La puerta principal de Grimmauld Place se abrió de golpe, y los pasos rápidos de Hermione resonaron por el pasillo, Harriet estaba sentada en el salón, con la mirada perdida y una botella de whisky de fuego en la mano. Cuando Hermione entró en su rostro se oscureció al ver el estado de su amiga.
-Harriet, ¿qué demonios estás haciendo?- exclamo, cruzando los brazos frente al pecho.
Harriet no le respondió, solo le lanzó una mirada cansada antes de tomar otro trago.
-Hermione, vete. No quiero compañía.
-No pienso irme- Hermione avanza hasta el sofá y le quito la botella de las manos antes de sentarse frente a ella-. Has estado aquí sola durante días, Ron está preocupado. Estoy preocupada. ¿Qué está pasando?
-¿Quieres saber que está pasando? Descubre que mi vida es una mentira. Que James y Lily Potter no eran mis padres. Que fui adoptada, Hermione. Adoptada.
Hermione la miro atónita, pero no interrumpida, Harriet continúa, su voz llena de resentimiento.
-¿Sabes que es lo peor? Ni siquiera sé por qué. No sé si me abandonaron porque no me querían o porque no podían tenerme. Todo lo que tengo son nombres y más preguntas. ¿Qué sentido tiene seguir buscando?- Harriet se hundió en el sofá, cubriéndose el rostro con las manos.
Hermione espera un momento antes de hablar, eligiendo cuidadosamente sus palabras.
-Sé que esto es difícil Harriet. Pero necesitas respuestas. Tal vez tus padres biológicos no pudieron quedarse contigo, pero eso no significa que no te quisieran.
-¿Y si no quieren saber nada de mi ahora?- replica Harriet, levantando la cabeza con lágrimas en los ojos-. ¿Y si aparezco en sus vidas y solo soy un recordatorio de algo que intentaron olvidar?
-Eso no lo sabrás hasta que lo intentes- respondió Hermione con firmeza-. Pero incluso si no encuentras lo que esperas, necesitas hacer esto por ti. No puedes vivir con estas preguntas. Mereces saber quién eres.
Las palabras de Hermione Calarón Hondo. Harriet sabía que tenía razón, pero el miedo seguía ahí, paralizándola.
Finalmente, dejo escapar un largo suspiro.
-Montana, entonces. Supongo que ese es el próximo paso.
Hermione se tranquilizó suavemente, viendo como su amiga recuperaba algo de su determinación.
Harriet pasó las siguientes semanas preparando su viaje con la meticulosidad que había aprendido en la guerra. Aunque la idea de presentarse sin previo aviso ante Beth y Rip, la aterraba, sabía que no podía llegar sin información sólida, antes de partir, debía resolver algunos asuntos pendientes tanto en el mundo mágico como en el muggle.
En primer lugar, volvió a Gringotts para realizar un último análisis de sus bienes. Aunque había aprendido a manejar su fortuna con cierta frialdad, el descubrimiento de su adopción le daba un nuevo significado a cada título, cada propiedad y cada legado que le habían dejado los Potter y los Black.
Grashnik, el duende que había realizado la prueba de sangre, la recibió con su habitual marca de indiferencia y eficiencia.
-Lady Potter ¿Cómo podemos ayudarla esta vez?
-Quiero un desglose detallado de todas las propiedades y bienes que poseen en ambos linajes. Además, necesito transferir una parte de mis fondos a una cuenta muggle accesible. Voy a realizar un viaje y necesito prepararme para cualquier eventualidad.
El duende avanzando y comenzó a trabajar en silencio, entregándole una lista interminable de propiedades y cuentas. Harriet revisa los documentos con cuidado, asegurándose de que todo estaba en orden. Al final, firmo los pergaminos necesarios para completar la transferencia.
-¿Algo más, Lady Potter?- se pregunta Grashnik mientras organizaba los papeles.
-Harriet dudo antes de hablar.
-¿Existe algún registro de por qué fui adoptada? ¿Algún detalle adicional sobre mis padres biológicos?
Grashnik levanta la vista, sus ojos oscuros brillando con una chispa de curiosidad.
-Me temo que no, Lady Potter. El archivo de adopción es extremadamente escondido. Solo menciona que la adopción fue gestionada a través de una agencia muggle en Estados Unidos. Si deseas más información, podrías ser prudente buscar directamente en el mundo muggle.
Aquella respuesta no la sorpresa, pero si la dejo con un sentimiento de vacío. Agradeció al duende y se retiró dirigiéndose a Grimmauld Place para planear el siguiente paso.
Mientras tanto, su investigación en el mundo muggle seguía avanzando, Robert Flinch, el detective privado, le entrego un segundo informe más detallado, con nuevas fotografías y el registro histórico de los Dutton y del Rancho Yellowstone.
-He rastreado algunos documentos relacionados con su nacimiento, aunque la información es limitada- explico Robert mientras mostraba un archivo lleno de notas y fotografías-. Según lo que encontré, Bethany Dutton habría sido una adolescente cuando quedo abrazada, no hay registros médicos directos, pero hay registros de que fue internada en un hospital.
Harriet examina las fotografías en silencio. Beth era joven en las imaginas, probablemente de su edad cuando se enfrentó a la guerra. Había algo en su mirada que resultaba dolorosamente familiar: una mezcla de desafío y vulnerabilidad que resonaba en ella misma.
-¿Y Rip Wheeler?- pregunto Harriet, sin apartar los ojos de las fotos.
- Él es más complicado. Parece que tuvo una infancia dífila, y según mis fuentes, ha trabajado para la familia Dutton desde joven. No hay registros que indiquen que está casado con Beth, pero hay una clara conexión entre ellos. Si es tu padre biológico, probablemente no sepa de ti.
La idea de que ninguno de los dos supiera de su existencia era un golpe inesperado. Harriet había asumido que había sido una decisión consciente, por dolorosa que fuera. Pero si su nacimiento había sido un secreto, las razones detrás de su adopción podrían ser aún más complicadas.
-Gracias, Roberto. Esto me ayuda mucho.
-Harriet, quiero que sepas que esto no será fácil. Estas personas tienen vidas completamente distintas a la tuya. Si decides enfrentarte a ellos, prepárate para lo inesperado.
En los siguientes días, Harriet con la ayuda de Kreacher, comenzó a ordenar las habitaciones y revisar los objetos mágicos que habían pertenecido a la familia Black. Algunos fueron enviados al Departamento de Artefactos Mágicos para su custodia, mientras que otros los guardan en un baúl protegido con hechizos.
Finalmente, después de semanas de preparación, estaba lista para viajar a Montana. Con una mezcla de nervios y determinación. Cuando se paró en Grimmauld Place, con la varita en mano y el corazón latiendo con fuerza en su pecho, supo que no había vuelta atrás. El viaje que estaba a punto de emprender no solo la llevaría a un lugar desconocido, sino también a enfrentar verdades que podrían cambiarlo todo.
Con el último vistazo a la casa que había sido su refugio, Harriet respiro hondo y desapareció con un suave crack . Las vastas tierras de Montana la esperaban y con ellas, las respuestas que tanto anhelaba.