La eternidad de los dragones

House of the Dragon (TV) Harry Potter - J. K. Rowling
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La eternidad de los dragones
Summary
Crossover de House of the dragon con el mundo mágico de Harry Potter (Porque la autora anda creativa jaja)Rhaenyra Targaryen, la heredera al trono del mundo mágico, cursa su sexto año en Hogwarts, donde nunca se ha sentido aceptada, especialmente tras ser seleccionada para Ravenclaw en lugar de la tradicional Slytherin de su familia. Su vida se complica cuando su tío Daemon, con quien tiene un pasado complicado, regresa como jefe de Slytherin en medio de crecientes ataques contra Muggles que amenazan con desatar el caos. Rhaenyra deberá enfrentar secretos familiares y su propia oscuridad mientras el destino del reino pende de un hilo.
Note
¡Hola a todos! Les traigo uno de los fanfics más difícil que he escrito de House of the dragon jajaja llevo meses en esto y soltaré algunos capítulos en este mes. Es un Crossover en realidad, con el mundo mágico de Harry Potter. No estarán los personajes de Harry Potter obviamente, porque este fic está inspirado unos 15 a 20 años antes de los sucesos de esas películas y libros. Pero si estarán algunos profesores más jóvenes y todo jaja. Me lo habían pedido unas 15 personas que hiciera algo así, y como me gustan ambas sagas, lo hice jaja.Me ha costado amoldar a los personajes, así que si tienen ideas que les gustaría aportar, no duden en hacerlo.Espero les guste estre prólogo y por favor, comenten jeje en serio, si no veo comentarios me declararé frustrada y me retiraré de la página jajajajaja broma. o tal vez no.Besos y abrazos.
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Chapter 20

Daemon esperó pacientemente.

No era un hombre que actuara sin un propósito. Podía ser impulsivo, sí, pero no estúpido. Su tiempo en Azkaban lo había convertido en algo más que un guerrero. Había aprendido a ser paciente, a acechar como un depredador antes del golpe final.

Y cuando atacó, lo hizo con una furia que sacudió el mundo mágico hasta sus cimientos.

Nadie vio venir el primer golpe.

Nadie lo esperaba, muchos temían a Lord Voldemort, pero nadie podía saber que había un peligro mucho, mucho mayor que él.

Alguien más poderoso, alguien con fuego en sus venas, que estaba decidido a ver el mundo arder.

Aquella noche no había Luna, todo estaba oscuro, hasta que Caraxes apareció en Hogsmeade.

Un rugido aterrador interrumpió la calma, su silbido causó pánico en quienes no esperaban la aparición de un dragón allí. Entonces, el cielo se cubrió de fuego.

Las llamas cubrieron todo, fuego vivo, un fuego antiguo que no pudo ser extinguido con agua ni con magia.

Casas, edificios, todo fue consumido, las calles se llenaron de gritos y caos. Magos y brujas intentaron escapar, pero el fuego los siguió, serpenteando en el aire como si estuviera cazándolos.

Uno tras uno, cada mago traidor, cada mago que alguna vez pensó siquiera ser leal a los Hightower que gobernaban a través de su hermano, fueron consumidos por las llamas.

Daemon se encargó de ellos.

La mejor forma de impedir una revolución, era acabando con ella de raíz, y Daemon hizo lo que su hermano jamás haría.

En medio del desastre, Daemon bajó de Caraxes, su mirada encendida por una ira fría e inquebrantable.

No necesitó hablar, el caos y el miedo que infringía hablaron por él.

Los aurores llegaron de inmediato.

Muchos de ellos habían sido entrenados por él, muchos de ellos combatieron las fuerzas oscuras a su lado 10 años atrás.

Ahora, apuntaban sus varitas contra él.

Él simplemente los miró, vio sus manos temblar, sus rostros bañados en miedo, y rápidamente muchos de ellos se unieron a su causa sin siquiera preguntar. Solamente cambiaron a su bando, leales a él hasta la muerte.

A todos aquellos que se atrevieron a enfrentarse a él, la tierra bajo sus pies se abrió y los devoró en un abismo oscuro del que no pudieron escapar.

Su magia no solo destruía, sino que alteraba la realidad misma. No eran simples hechizos o maleficios prohibidos, era magia antigua, que trascendía todo lo conocido.

Cuando los sobrevivientes trataron de huir, él se encargó uno a uno de ellos, con fuego y sangre.

Y esa noche, era solo el comienzo.

Algunos intentaron luchar. Otros cayeron de rodillas, rindiéndose sin que él tuviera que decir una sola palabra.

Los rumores se esparcieron como pólvora.

El heredero de los dragones ha regresado.
Más fuerte que cualquier mago en la historia.
Más temible que el mismísimo Señor Tenebroso.

Los mortífagos, aquellos que aún quedaban fieles a Voldemort, comenzaron a dudar. Muchos de ellos habían visto lo que Daemon era capaz de hacer. Algunos lo habían visto humillar a su antiguo amo. Ahora comprendían que habían apostado por el hombre equivocado. Y uno a uno, comenzaron a inclinarse ante Daemon Targaryen.

El mundo mágico estaba dividido entre el terror y la adoración.

Mientras las llamas de Hogsmeade aún ardían y temblaban, una verdad se hacía evidente:

Daemon no había venido a sembrar el caos sin propósito. Había venido a reclamarlo todo.

Sin embargo, la información no avanzaba tan rápido como debería.

Muchos solo hablaban de un mago más poderoso que Lord Voldemort incluso, pero sin nombre. Muchos ni siquiera lo recordaban, así que transmitían el mensaje sin poner su verdadero nombre en él.

Fue así como las noticias llegaron al Valle de Godric.

Fue así como las noticias llegaron a Sirius y Rhaenyra.

Por supuesto, Sirius rápidamente se reunió en casa con los Merodeadores, todos y cada uno ahora eran parte de la orden del Fénix, y su deber era luchar contra las fuerzas del mal.

Rhaenyra escuchaba desde la escalera, oculta en la penumbra, mientras Sirius y James hablaban en la sala. La conversación era tensa, y aunque intentaba convencerse de que no debía inmiscuirse, no podía evitar prestar atención.

—No me gusta, James —decía Sirius con los brazos cruzados, el ceño fruncido—. Estos ataques... no tienen el sello de Voldemort. Son demasiado caóticos, demasiado... personales- dijo Sirius que sabía que tal ira desatada, no podía ser el simple deseo de causar caos.

—¿Y qué sugieres? —James se pasó una mano por el cabello, visiblemente inquieto—. Voldemort sigue activo, pero si esto no es cosa suya... entonces ¿quién demonios está detrás?

—No lo sé, pero lo averiguaremos- dijo Sirius rápidamente.

El silencio que siguió solo hizo que la inquietud en el pecho de Rhaenyra creciera. Se apartó antes de que la vieran y subió de nuevo a su habitación, donde su hijo dormía plácidamente.

Más tarde, cuando Sirius entró en la habitación, ella ya lo esperaba.

—Te escuché hablar con James —dijo sin rodeos.

Sirius suspiró y se sentó a su lado en la cama, pasándose las manos por el rostro.

—Lo suponía —respondió, sin reproches. La miró fijamente—. No puedo quedarme de brazos cruzados, Rhaenyra. Esto va más allá de lo que hemos visto antes- dijo Sirius intentando convencer a su esposa.

Ella lo conocía, sabía que jamás podía quedarse de brazos cruzados, ella debía comprenderlo.

—No quiero que te involucres en esto —dijo ella con firmeza, aunque en el fondo supo que no tenía sentido pedirlo. Sirius Black no era de los que se echaban atrás cuando las cosas se ponían peligrosas.

—No puedo no hacerlo. Me uní a la Orden del Fénix para luchar contra Voldemort y cualquier amenaza que venga con él- dijo Sirius que no dejaría que un tirano gobernara el mundo mágico.

Rhaenyra negó con la cabeza, con el corazón latiéndole con fuerza.

—Tienes una familia ahora, Sirius. No puedes simplemente correr a la guerra sin pensar en las consecuencias- dijo Rhaenyra pensando por qué los hombres como Sirius...como Daemon... siempre debían ir a la guerra sin pensarlo.

¿Acaso eso sería una constante en su vida?

—¿Crees que no lo pienso? —respondió él, con una intensidad que la dejó sin palabras—. ¿Crees que no sé el peligro en el que estamos? Justamente por eso lucho, Rhaenyra. Porque no quiero que nuestro hijo crezca en un mundo donde alguien como Voldemort o... quien sea que esté detrás de estos ataques, tenga el control- dijo Sirius intentando hacerla entender.

¿Acaso ella no sentía la misma impotencia que él? Ella entre todos, a quien la corona había sido arrebatada ¿Ella no lo comprendía?

Rhaenyra apartó la mirada. No quería discutir, pero tampoco quería perderlo en una guerra que tal vez ni siquiera podían ganar.

- Intentas convencerme a mi, pero tus palabras no son suficientes- dijo Rhaenyra mientras miraba a Aegon.

Para Rhaenyra, lo único importante era Aegon, pero sabía que Sirius siempre buscaría mucho más, sus deseos de justicia, iban más allá que su amor por su familia.

—Entonces únete a la Orden —dijo Sirius tras un momento.

Ella lo miró con incredulidad.

—¿Qué?- preguntó ella confundida.

—No me pidas que me aleje de la lucha. Pero puedes estar a mi lado. Puedes ayudar. No tienes que pelear en primera línea, pero puedes hacer la diferencia, ya intentaste unirte una vez- dijo Sirius recordando que ella lo había intentado, podía intentarlo de nuevo.

Rhaenyra sintió una punzada en el pecho.

—No quiero poner a nuestro hijo en peligro, jamás lo haría- dijo Rhaenyra que no se uniría a una orden que pondría al mundo entero antes que a sus propias familias.

Ella no era como James y Lily, que no pensaban en Harry primero. Para ella, todo lo que importaba era Aegon.

Sirius suspiró y tomó su mano con suavidad.

—Yo tampoco, Rhaenyra. Pero precisamente por él, tenemos que hacer algo- dijo Sirius que sabía que ella se había rendido hace mucho, cuando su padre le dio la espalda, cuando su hermano se quedó con su corona....y por más que le doliera reconocerlo....cuando el único hombre que Rhaenyra había amado la había abandonado.

Sirius sabía lo que Rhaenyra sentía por él, eran un matrimonio ahora, tenían una vida feliz, pero Sirius sabía que Rhaenyra jamás lo amaría como amaba a Daemon Targaryen, y él podía vivir con ello, pero no por eso dolía menos.

Ella se quedó en silencio. Sabía que en el fondo, Sirius tenía razón. Pero algo dentro de ella le decía que había algo más en esos ataques.

Algo que le resultaba inquietantemente familiar.

Sirius la dejó sola por esa noche, y al otro día encontró a Rhaenyra jugando con Aegon en la sala.

Sirius los observó y luego subió a su habitación. Rhaenyra lo vio observarlos y sabía lo que él pensaba.

Lo siguió mas tarde y se recostó en la cama con él.

—Lo ves a él. Cada vez que miras a nuestro hijo, lo ves a él- dijo Sirius que veía la nostalgia en los ojos de Rhaenyra.

Rhaenyra suspiró. Nuevamente una discusión parecida.

Siempre que Sirius no conseguía que ella hiciera algo que quería, como unirse a la orden, venía una discusión parecida.

Él no lo hacía a propósito, simplemente su corazón no dejaba pasar ese tema. No lo culpaba, pero no por eso era algo que le gustaba discutir.

—Es su padre —dijo simplemente, ignorando el tema.

Sirius, molesto porque ella no quería unirse a la Orden, le dijo con dureza:

—No esperes a que tu tío aparezca a salvarte. Te abandonó con su hijo. Tienes que aprender a defenderte sola o encontrar aliados con quienes valga la pena luchar- dijo él sabiendo que lo que había dicho abriría una gran brecha en su relación.

Había sido impulsivo, pero simplemente no comprendía por que Rhaenyra no era como Lily, por qué no lo seguía como ella seguía a James.

Rhaenyra lo miró herida y salió de la habitación sin decir una palabra. Sirius se dio cuenta de inmediato de su error. Se levantó de la cama y salió corriendo tras ella.

—Rhaenyra, lo siento —dijo, tomándola del brazo—. No quise decir eso.

Ella lo miró con ojos vidriosos, pero no de tristeza, sino de cansancio.

—Lo sé —susurró.

Se inclinó y lo besó suavemente, casi con resignación.

—Déjame sola un momento- dijo ella luego de besarlo. Simplemente, necesitaba estar sola.

Sirius asintió, respetando su petición.

Rhaenyra caminó hasta el balcón y dejó que el viento despeinara sus cabellos dorados. Miró el horizonte, perdida en sus pensamientos.

Daemon.

¿Dónde estaba él?

¿Por qué la había abandonado?

¿Por qué había dejado esa carta?

¿Por qué?

Era la respuesta que en todos esos años nunca había encontrado.

Ni siquiera estaba molesta con Sirius, tal vez él tenía razón, ni siquiera lo sabía.

Lo único que podía pensar cada vez que miraba a Aegon, era en Daemon.

Habían pasado tantos años desde que estuvieron juntos esa noche. Tantos años desde que la abandonó, y dolía como el primer día.

Al principio creyó en esa carta, luego negó, él no sería así, lo buscó día y noche, ella y Laena.

Pero él jamás apareció, luego hubieron rumores, y finalmente su padre se lo confirmó.

Él se había ido con una mujer a otro lugar, una mujer llamada ''Ortigas'', luego, nadie supo más de él.

Rhaenyra a veces no creía eso, pero era su tío.

Siempre tuvo fama de ser un mujeriego a pesar del respeto y temor que infundía en todos.

¿Por qué le sorprendía? Si incluso su padre se lo había confirmado ¿Por qué le costaba tanto creer eso?

Daemon incluso le había dejado una carta. ¿Acaso eso no debería ser suficiente?

Se secó una lágrima que caía libre por su rostro.

No lloraría por él, y sin embargo, allí estaba llorando y rogándole al viento respuestas que no encontraría.

Pero ese día....las cosas cambiarían...ese día, nada volvería a ser como en esos 10 años.

Cuando se dio la vuelta, una silueta estaba de pie en el marco de la puerta.

Una silueta que ella reconocía muy bien.

Pero algo en él había cambiado, no era el mismo hombre que la abandonó 10 años atrás.

Ella abrió los ojos sorprendida, y retrocedió.

Su corazón latía rápidamente, no entendía que pasaba.

¿Era real? ¿Era una cruel ilusión?

¿Cómo? ¿Cómo era posible?

- Rhaenyra, corre- dijo al voz de Sirius y entonces Rhaenyra vio como algunos hombres lo sostenían de los brazos y él luchaba contra ellos.

Miró a Daemon y comprendió...la familiaridad de los ataques, era eso.

Él era el mago tenebroso que era más temido que Voldemort...era su tío. Era Daemon, era él que había hecho todo eso.

- Tú- dijo Rhaenyra sin saber que sentir. ¿Terror? ¿Añoranza? ¿Ira?

- Aegon- gritó Rhaenyra cuando vio como un hombre tenía al dormido niño entre sus brazos- Aegon no- gritó Rhaenyra mirando a su hijo en brazos de un mago desconocido.

- Tú vienes conmigo- dijo Daemon, sus primeras palabras para la mujer que dejó atrás tantos años atrás.

- Suelta a mi hijo- gritó Rhaenyra actuando por instinto, sacando su varita, pero Daemon la desarmó rápidamente.

La tomó de un brazo y se apareció con ella fuera de allí.

Cuando Rhaenyra despertó, no sabía donde estaba, lo único que supo fue que al verlo a él, no pudo soportarlo más y se desmayó, demasiado abrumada con todo lo que sucedía.

- Aegon- fue lo último que susurró antes de caer en los brazos de su captor.

Antes de caer en la oscuridad de lo desconocido...

Él la cargó en sus brazos y la recostó en la cama de una habitación.

Ella y su hijo estaban con él ahora...y de Sirius...ya se encargaría después.

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