La eternidad de los dragones

House of the Dragon (TV) Harry Potter - J. K. Rowling
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La eternidad de los dragones
Summary
Crossover de House of the dragon con el mundo mágico de Harry Potter (Porque la autora anda creativa jaja)Rhaenyra Targaryen, la heredera al trono del mundo mágico, cursa su sexto año en Hogwarts, donde nunca se ha sentido aceptada, especialmente tras ser seleccionada para Ravenclaw en lugar de la tradicional Slytherin de su familia. Su vida se complica cuando su tío Daemon, con quien tiene un pasado complicado, regresa como jefe de Slytherin en medio de crecientes ataques contra Muggles que amenazan con desatar el caos. Rhaenyra deberá enfrentar secretos familiares y su propia oscuridad mientras el destino del reino pende de un hilo.
Note
¡Hola a todos! Les traigo uno de los fanfics más difícil que he escrito de House of the dragon jajaja llevo meses en esto y soltaré algunos capítulos en este mes. Es un Crossover en realidad, con el mundo mágico de Harry Potter. No estarán los personajes de Harry Potter obviamente, porque este fic está inspirado unos 15 a 20 años antes de los sucesos de esas películas y libros. Pero si estarán algunos profesores más jóvenes y todo jaja. Me lo habían pedido unas 15 personas que hiciera algo así, y como me gustan ambas sagas, lo hice jaja.Me ha costado amoldar a los personajes, así que si tienen ideas que les gustaría aportar, no duden en hacerlo.Espero les guste estre prólogo y por favor, comenten jeje en serio, si no veo comentarios me declararé frustrada y me retiraré de la página jajajajaja broma. o tal vez no.Besos y abrazos.
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Chapter 9

Laena sabía que ya debería haberse retirado de Hogwarts, incluso se había despedido de Daemon, pero ahora corría con sigilo por los pasillos, con el corazón latiendo desbocado y sabiendo que él no iba a estar feliz cuando la viera allí de nuevo.

Llegó finalmente al dormitorio de Daemon y tocó suavemente la puerta antes de empujarla apenas lo suficiente para entrar.

Daemon estaba sentado junto al escritorio, revisando unos pergaminos. Al verla, levantó la mirada, su expresión endureciéndose un poco, en una mezcla de sorpresa y preocupación.

—¿Laena? —dijo en voz baja—. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar ya fuera del castillo?

Laena cerró la puerta tras de sí y avanzó unos pasos, con las manos entrelazadas nerviosamente frente a ella.

—Eso intenté —susurró, su mirada esquivando la de él—. Pero hay un problema...

Daemon dejó los pergaminos a un lado, sus ojos estudiándola con atención.

—¿Qué tipo de problema?- dijo él sospechando lo que podía ser.

Laena respiró hondo antes de responder, su voz apenas un murmullo:

—Rhaenyra me vio... con Harwin- dijo ella sabiendo que eso no le agradaría nada a él.

Daemon cerró los ojos por un instante, dejando escapar un largo suspiro. Entonces, se levantó de la silla y caminó hacia la cama, sentándose lentamente.

—No puede ser posible —murmuró, pasando una mano por su rostro—. ¿Cómo sucedió esto?- preguntó él sabiendo que eso era un grave problema.

Laena dio un paso adelante, con evidente nerviosismo.

—Fue un descuido. Pensé que el castillo estaría vacío a esa hora. No esperaba que nadie nos viera, mucho menos ella- dijo Laena que sabía que de todos los que podían verlos, Rhaenyra era quien menos podía verlos.

Daemon la miró, su expresión seria como si él supiera que algo así iba a pasar algún día.

—¿Estás segura de que fue ella?- preguntó Daemon pero era claro que Laena estaba segura. Solo lo decía para tener un poco de esperanza de que no.

Laena asintió, apretando las manos.

—Sí, estoy segura- dijo ella pues confundir a Rhaenyra era casi imposible. Era la heredera al trono de los siete reinos, era imposible de confundir.

Daemon suspiró de nuevo, inclinándose hacia adelante con los codos apoyados en las rodillas.

—Esto complica las cosas —dijo en tono bajo, más para sí mismo que para ella—. ¿Sabes si ella habló con alguien?- preguntó Daemon sabiendo que si los Velaryon se enteraban, o su hermano, podía haber problemas.

—No lo sé —respondió Laena rápidamente—. Pero estaba sola cuando nos vio, y solamente huyó de allí antes de que pudiera alcanzarla- dijo Laena y Daemon cerró los ojos.

Pensó en lo confundida que debía estar Rhaenyra. Eso no era bueno.

Daemon la observó en silencio por unos momentos antes de levantarse.

—Laena... Sabes que no te estoy recriminando. Hemos sido cuidadosos durante años. Pero si alguien más llega a enterarse...- dijo él que no tenía problemas con que Laena y Harwin estuvieran juntos, solamente le preocupaba que alguien se enterara.

Laena bajó la mirada, sus ojos llenos de culpa.

—Lo sé, Daemon. Lo siento.

Daemon se acercó y puso una mano en su hombro, su voz volviéndose más suave.

—Hablaré con ella, vuelve a casa con nuestras hijas- dijo Daemon calmándola y Laena asintió.

- Gracias, y nuevamente, lo siento Daemon- dijo Laena y él negó.

Tarde o temprano algo así pasaría, él lo sabía, solo que no esperaba que Rhaenyra fuera quien viera eso.

Daemon decidió no buscar a Rhaenyra esa noche. En lugar de confrontarla de inmediato, prefirió observar sus movimientos al día siguiente, curioso por ver cómo manejaría lo que había presenciado. Pasó el día estudiándola desde la distancia, sus ojos atentos a cada gesto y expresión.

Rhaenyra parecía diferente, más nerviosa de lo habitual. Evitaba sus ojos en las pocas ocasiones en las que sus caminos se cruzaban, y siempre tenía una excusa lista para no quedarse en su proximidad. Daemon notó cómo torcía sus manos detrás de su espalda, un hábito que tenía cuando estaba ansiosa.

Cuando llegó la noche, Daemon decidió que era momento de acercarse. La encontró en uno de los pasillos cerca de la Torre de Ravenclaw, revisando su túnica como si buscara algo que probablemente no necesitaba.

—Rhaenyra —llamó él rápidamente.

Ella se sobresaltó al escuchar su nombre, y cuando lo miró, sus ojos estaban llenos de una mezcla de emociones: culpa, duda y algo que parecía miedo.

—Tío... —murmuró, inclinando la cabeza como si estuviera ocupada —. Lo siento, estaba a punto de regresar a mi dormitorio.

Daemon cruzó los brazos, inclinándose ligeramente hacia ella.

—¿A esta hora? Pensé que las escaleras de Ravenclaw eran... caprichosas, ¿no es así?- preguntó él provocándola a decir lo que había visto.

Rhaenyra parpadeó, evidentemente atrapada en su excusa.

—Sí... Bueno, a veces, pero...- dijo Rhaenyra sabiendo que él conocía Hogwarts mejor que ella incluso, era lógico que él sabía que en ese minuto las escaleras no la llevarían a donde iba.

—Rhaenyra. —Daemon interrumpió suavemente y ella lo miró inquieta.

Ella apretó los labios y volvió a enfocar su atención en cualquier lado que no fueran sus ojos.

—No hice nada malo, si es lo que estás pensando- dijo Rhaenyra nerviosa.

Daemon arqueó una ceja, observando cómo su nerviosismo crecía.

—¿Por qué habría de pensar eso?- preguntó él casi con sarcasmo.

Rhaenyra finalmente lo miró, su respiración ligeramente acelerada.

—Porque parece que siempre lo haces..- dijo ella que estaba segura de que él jamás confiaba en ella.

Daemon dio un paso hacia ella, inclinándose lo suficiente para que sus ojos quedaran al mismo nivel.

—¿Por qué estás actuando así? Como si tuvieras algo que decir, pero no puedes decidir si hacerlo o no- preguntó él queriendo ver si Rhaenyra se atrevía a decirle que vio a Laena ''engañándolo''.

Rhaenyra apartó la mirada, mordiéndose el labio inferior.

—No es nada. Solo... estoy cansada, eso es todo- dijo Rhaenyra temiendo decirle algo.

¿Y si él no le creía? Él solo creería que era una mocosa que inventaba cosas. ¿y si se molestaba?

Daemon la estudió en silencio, sus ojos buscando cualquier indicio de lo que realmente pasaba por su mente.

—Está bien, no diré más por ahora. Pero, Rhaenyra... —Su voz se suavizó— Si hay algo que necesites decirme, Solo hazlo- dijo Daemon y Rhaenyra lo miró con dolor.

- ¿Así como pude decirte todo lo que quería decirte en estos años?- preguntó Rhaenyra aún sintiendo ese dolor en su corazón- ¿Quieres que te lo diga como la vez en que logré hacer mi primer hechizo de fuego y corrí a tú habitación, pero ya tú no estabas allí? ¿Eso quieres?- preguntó ella

- Rhaenyra- dijo él con culpa. La verdad era que esa vez si estaba, pero se escondió para que ella no lo viera, tuvo que abandonarla. No tuvo otra opción esa vez.

- Solo olvídalo, mira, mis escaleras ya cambiaron, adiós, te veo en clases, tío- dijo ella saliendo de allí con los ojos brillantes.

Él quiso seguirla, debería haberlo hecho. Pero ella jamás entendería por qué tuvo que abandonarla.

Daemon la observó hasta que ella desapareció en el castillo y aunque sus pasos se desvanecieron, la sensación de su presencia seguía allí, aferrándose a él. Cerró los ojos por un momento, reprimiendo las emociones que se arremolinaban en su interior, hasta que una voz tranquila lo sacó de sus pensamientos.

—Una noche particularmente inquieta, príncipe Daemon

Daemon giró hacia la figura alta y serena de Dumbledore, quien lo observaba con una sonrisa sabia y las manos cruzadas detrás de la espalda.

—Director Dumbledore. —Daemon inclinó ligeramente la cabeza—. ¿Se trata de los ataques recientes?

—No esta noche, Daemon. —Dumbledore negó suavemente con la cabeza, sus ojos brillando con un aire fraternal—. Esta noche, mi curiosidad recae en la princesa.

Daemon tensó la mandíbula, una señal de que no estaba seguro de hacia dónde iba la conversación.

—¿Qué desea saber?

Dumbledore dio un paso más cerca, su mirada penetrante pero amable.

—Si la ama.

El silencio cayó entre ellos, solo interrumpido por el lejano sonido de los retratos murmurando en sus marcos. Finalmente, Daemon desvió la mirada, sus ojos oscuros fijos en el suelo.

—Más que nadie, usted sabe que amar no siempre es suficiente. —Su voz era baja, cargada de la frustración de alguien atrapado entre lo que desea y lo que cree imposible.

Dumbledore dejó escapar un suspiro suave, su sonrisa melancólica y llena de comprensión.

—Sí, lo sé. Mi propia historia es un testimonio de ello. —Por un momento, sus ojos se perdieron en algún lugar del pasado—. Pero lo suyo con la princesa no es como lo mío con Grindelwald. No es tan imposible.

Daemon arqueó una ceja, claramente sorprendido por la declaración.

—¿No lo es?

Dumbledore asintió, su expresión adquiriendo un aire más reflexivo.

—El amor, aunque complejo, puede ser el ancla que nos sostiene en tiempos de tormenta. Y lo suyo, Daemon, no está atado por las mismas cadenas que el Ministerio y la corona intentaron imponerle hace años, el tiempo ha pasado, y la corona se ha mantenido firme protegiendo el mundo mágico, usted más que su hermano, debo añadir- dijo Dumbledore siendo consciente de que lo que decía implicaba decir que Daemon había hecho más incluso que el rey.

Daemon dejó escapar un resoplido, cruzando los brazos.

- El ministerio no perdonará que rechazara el matrimonio con Rhea Royce, era conveniente para el mundo mágico, pero yo no quería atarme a ella- murmuró él recordando el origen del problema.

Dumbledore sonrió ligeramente, pero había un atisbo de gravedad en su mirada.

- El ministerio creía que era un matrimonio conveniente, sin embargo, no se puede forzar el amor, o el respeto, elegir a Laena fue una buena elección, ambos eran presionados para casarse con quienes no deseaban- dijo Dumbledore y Daemon se quedó recordando los amargos días en que el ministerio quería actuar incluso por sobre la corona.

Daemon desvió la mirada, sus pensamientos nublados por recuerdos de batallas políticas y decisiones que todavía lo perseguían.

—Laena y yo compartíamos un entendimiento. Sabíamos lo que significaba ser piezas en un juego ajeno- dijo Daemon recordando el día que huyó con Laena.

Fueron perseguidos, incluso los Velaryon los persiguiero por un tiempo, hasta que Corlys supo que su hija estaba embarazada.

Casarse había sido un acuerdo político para salvarse de las imposiciones del ministerio. Y aprendieron a luchar juntos y quererse, más nunca llegaron a amarse.

—Y aun así, te encuentras aquí, con una decisión que no está dictada por reyes ni ministros, sino por tu propio corazón. —Dumbledore hizo una pausa, sus ojos volviendo a iluminarse con una sonrisa—. Viniste a proteger a la princesa, no había motivos para que aceptaras volver, y aún así viniste por ella. Tal vez, Daemon, este sea el momento de recordar que algunas cadenas solo existen en nuestras mentes.

Daemon no respondió, pero sus ojos se suavizaron mientras miraba hacia el pasillo por donde Rhaenyra había desaparecido. Sacó de su túnica un pequeño colgante que había llevado consigo durante años: un dragón de plata que había encontrado cuando ella era apenas una niña y se lo mostró emocionada, diciéndole que le recordaba a él. Pasó los dedos por el grabado, un gesto automático que había hecho tantas veces pero que ahora adquiría un nuevo significado.

Dumbledore lo observó, una chispa de satisfacción cruzando por sus ojos.

—El pasado puede atarnos, Daemon, pero también puede guiarnos hacia lo que realmente importa. Lo mismo le dije a un muy asustado auror, cuando le mencioné que la princesa Laena tenía muchos deseos de dejar de llevar el título de princesa- dijo Dumbledore y Daemon sonrió.

- ¿Ha asustado a Harwin haciéndole saber que sabe lo de ellos?- preguntó Daemon y Dumbledore asintió.

- Hogwarts es mi hogar, se todo lo que sucede acá- dijo Dumbledore viendo como Daemon acariciaba el colgante que Rhaenyra le había dado.

Daemon levantó la vista, asintiendo ligeramente mientras guardaba el colgante.

—Siempre tiene algo que decir, ¿verdad, Dumbledore?

—Es un defecto del que nunca me he disculpado. —El director le dio una palmada en el hombro antes de comenzar a alejarse por el pasillo, dejando a Daemon solo con sus pensamientos.

Mientras Daemon se dirigía hacia sus aposentos, su mente volvía a las palabras de Dumbledore y al brillo en los ojos de Rhaenyra cada vez que lo miraba. Quizás, después de todo, el amor no era tan imposible como creía.

Laena y él se habían vuelto poderosos por si mismos, pero sería difícil lograr que el ministerio no decidiera por ellos. Y él lo sabía bien.

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