La eternidad de los dragones

House of the Dragon (TV) Harry Potter - J. K. Rowling
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La eternidad de los dragones
Summary
Crossover de House of the dragon con el mundo mágico de Harry Potter (Porque la autora anda creativa jaja)Rhaenyra Targaryen, la heredera al trono del mundo mágico, cursa su sexto año en Hogwarts, donde nunca se ha sentido aceptada, especialmente tras ser seleccionada para Ravenclaw en lugar de la tradicional Slytherin de su familia. Su vida se complica cuando su tío Daemon, con quien tiene un pasado complicado, regresa como jefe de Slytherin en medio de crecientes ataques contra Muggles que amenazan con desatar el caos. Rhaenyra deberá enfrentar secretos familiares y su propia oscuridad mientras el destino del reino pende de un hilo.
Note
¡Hola a todos! Les traigo uno de los fanfics más difícil que he escrito de House of the dragon jajaja llevo meses en esto y soltaré algunos capítulos en este mes. Es un Crossover en realidad, con el mundo mágico de Harry Potter. No estarán los personajes de Harry Potter obviamente, porque este fic está inspirado unos 15 a 20 años antes de los sucesos de esas películas y libros. Pero si estarán algunos profesores más jóvenes y todo jaja. Me lo habían pedido unas 15 personas que hiciera algo así, y como me gustan ambas sagas, lo hice jaja.Me ha costado amoldar a los personajes, así que si tienen ideas que les gustaría aportar, no duden en hacerlo.Espero les guste estre prólogo y por favor, comenten jeje en serio, si no veo comentarios me declararé frustrada y me retiraré de la página jajajajaja broma. o tal vez no.Besos y abrazos.
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Chapter 1

La familia Targaryen había gobernado el mundo mágico hace generaciones. Desde Aegon el conquistador, la familia real dirigía todo el mundo mágico y junto a los primeros ministros de todo el mundo, lo mantenían en secreto de los Muggles.

La familia Targaryen se habían convertido en reyes muchos años atrás, pues eran los únicos que podían montar dragones, estas criaturas majestuosas, tan antiguas como el propio mundo mágico, habían sido la clave del ascenso de los Targaryen al poder y seguían siendo un símbolo de su supremacía.

El rey Viserys Targaryen era ahora el rey, luego de que su abuelo Jaehaerys Targaryen, el más longevo de los reyes Targaryen falleciera y lo nombrara heredero luego de un consejo realizado antes de que él muriera.

Viserys era un rey pacífico y para algunos, un rey sabio.

Su esposa Aemma había muerto hace algunos años, y solo había tenido una hija con ella, su heredera, la princesa Rhaenyra Targaryen de 17 años.

Y luego de la muerte de su esposa, él se había casado nuevamente, con Alicent Hightower, la hija de uno de sus ''mejores'' consejeros, Otto Hightower.

Con ella tenía ya cuatro hijos, Aegon de 11, Helaena de 10, Aemond de 8 y Daeron de 5.

La tradición dictaba que todos los miembros de la familia asistieran a Hogwarts, la más prestigiosa de todas las escuelas de magia. Para los Targaryen, Hogwarts era mucho más que un lugar de aprendizaje; era un terreno de forja donde cada generación probaba su valía y reafirmaba su lugar en la historia. Desde los tiempos de Aegon el Conquistador, quien había sido el primer Targaryen en caminar por los pasillos del castillo, cada descendiente había dejado su huella en la escuela.

La gran mayoría de los Targaryen, habían sido seleccionados en Slytherin, una casa conocida por su ambición, astucia y determinación.

Muy pocos Targaryen eran seleccionados en otras casas. Solo había pasado en extrañas ocaciones.

La princesa Gael Targaryen había sido seleccionada en Hufflepuff, la reina Aemma Arryn había sido seleccionada en Ravenclaw, y también su hija, la princesa Rhaenyra Tagaryen.

Rhaenyra cursaba ya su sexto año en Hogwarts, y no había un solo año en que no hubiera odiado estar allí.

Ese día, el tren que la llevaba a Hogwarts se deslizaba suavemente por las colinas verdes, pero Rhaenyra no disfrutaba aquel viaje. Ni siquiera le atraía el hermoso paisaje.

Estaba sola, con los brazos cruzados y una expresión de molestia en el rostro.

Todo su verano lo había pasado intentando convencer a su padre de que la dejara transferirse a Beauxbatons, pero su insistencia no había servido de nada.

No era que le agradara la idea de irse a Francia a estudiar, tampoco le gustaba la idea de un colegio como Beauxbatons, pero en Hogwarts se sentía fuera de lugar, todos se burlaban de ella a pesar de que era la princesa heredera, y se burlaban de ella porque no había quedado en Slytherin como la gran mayoría de su familia.

Aún recordaba con molestia una de las conversas con su padre.

—Tienes que dar el ejemplo, Rhaenyra —había dicho Viserys mientras caminaba por su despacho, con una copa de hidromiel en la mano—. Aegon entra este año a Hogwarts y necesita de tu apoyo. Además, tu rendimiento no ha sido el mejor...

Rhaenyra había sentido cómo la sangre le hervía al escucharlo. No soportaba que Viserys sacara a relucir su bajo rendimiento escolar, como si no tuviera derecho a estar frustrada. Pero lo que realmente le dolía era otra cosa.

—Claro que no quiero apoyarlo —había gritado, ignorando por completo el tono conciliador de su padre—. Aegon es un niño mimado y yo... yo ni siquiera quiero estar en Hogwarts. ¡No pertenezco a ese lugar!

Viserys suspiró, con una paciencia que a Rhaenyra le resultaba exasperante. Él sabía que Rhaenyra odiaba haber quedado en Ravenclaw, de hecho había amenazado con quemar al sombrero seleccionador, y el director había querido expulsarla. Pero él había tenido que abogar por ella diciendo que no volvería a cometer un error así, que aunque fuera la princesa heredera, ella acataría las reglas de la prestigiosa escuela.

—Tu madre también estaba en Ravenclaw, y siempre estuvo muy orgullosa de ello. No entiendo por qué te cuesta tanto aceptarlo- dijo Viserys bebiendo un poco.

—Porque casi toda nuestra familia ha estado en Slytherin, papá —espetó, con los ojos brillantes de frustración—. Incluso tú. No tiene sentido que yo sea diferente.

Viserys dejó su copa sobre la mesa y la miró con seriedad.

—Quizás no se trata de encajar, Rhaenyra. Quizás se trata de destacar. Eres mucho más capaz de lo que crees- dijo Viserys cansado de escuchar por 6 años las mismas quejas.

Nunca escuchó a Aemma quejarse de haber quedado en Ravenclaw, pero Rhaenyra solía hacer un escándalo por eso.

Pero las palabras de su padre no habían hecho mella en ella. Lo único que sentía era la misma frustración de siempre. Estar en Ravenclaw le recordaba constantemente que era diferente, que no encajaba en el molde que se suponía que debía cumplir como una Targaryen.

Justo cuando Rhaenyra pensaba que la conversación había terminado, Viserys dejó caer la última bomba.

—Por cierto, Daemon aceptó volver desde Pentos, volverá a Hogwarts y será el nuevo jede de la casa de Slytherin, así que puedo contar con que él te vigilará de vez en cuando- dijo Viserys sabiendo que su hija odiaría que la vigilaran, pero cuando Viserys logró convencer a su hermano de volver dado a que él, y el director de la escuela no confiaban en nadie más para ser jefe de la casa de Slytherin, se había encargado de pedirle que vigilara a Rhaenyra, porque ella estaba volviéndose, un poco difícil.

La sola mención del nombre de su tío había hecho que ella se quedara en silencio.

Hace años que no pensaba en él, más bien, intentaba no pensar en él.

Daemon había sido su figura favorita durante su infancia, el hombre que la llevaba a volar en escobas a escondidas y le enseñaba hechizos que estaban muy lejos de ser apropiados para su edad.

También había sido quien le enseñó a montar en Syrax, volar en escobas era divertido, pero montar a un dragón era maravilloso.

Pero cuando cumplió once y recibió su carta de Hogwarts, él se había marchado, ni siquiera había estado en la cena de despedida que organizó su madre. Poco después, Rhaenyra había escuchado rumores sobre su matrimonio con Laena Velaryon, su prima. Desde entonces, Daemon no había sido más que una sombra en su vida.

Sin embargo, esa sombra había vuelto a cobrar forma cuando Viserys le anunció que Daemon sería el nuevo jefe de Slytherin.

—Espero que este año te comportes —había dicho su padre, con un tono severo—. Daemon será el encargado de mantener el orden en su casa, y te vigilará también, así que no quiero quejas sobre ti ¿Fui claro?- preguntó Viserys y ella no pudo responder.

Su corazón intentaba calmarse, pero pensar en ver a Daemon nuevamente hacia que no pudiera estar tranquila.

No quería verlo, no quería que él fuera parte de su vida nuevamente, él se había casado, tenía dos hijas y la había abandonado.

Ella odiaba pensar en él, porque él había sido su mundo entero y cuando se fue ella quedó totalmente sola. Odiaba pensar en él, odiaba lo que sentía por él, no quería sentirlo, porque para él, ella no era importante.

Desde entonces, el pensamiento de reencontrarse con Daemon había sido un torbellino en su mente. Años de frustración, enojo y... algo más, algo que no se atrevía a nombrar, la había acompañado durante todo el viaje al castillo. Ahora, mirando las torres de Hogwarts acercarse, Rhaenyra sintió que su corazón latía con fuerza, como si la misma magia que envolvía el castillo también la alcanzara a ella. Aunque ella sabía que lo que sentía no tenía nada que ver con la magia.

Cuando llegó al Gran Salón, se deslizó hacia la mesa de Ravenclaw, ignorando las miradas curiosas de los otros estudiantes. Las velas flotantes iluminaban el rostro de los profesores en la mesa principal, pero Rhaenyra notó la ausencia de Daemon. No estaba entre ellos.

Tal vez se arrepentía, tal vez le había dicho a su padre que volvería pero se había arrepentido.

Pero ella sabía que no era así, Daemon podía ser un idiota arrogante, como había comenzado a decir ella en su mente, pero cuando decía algo, siempre lo cumplía. Excepto quedarse con ella para siempre, pero ella suponía que la promesa que le hizo a una niña de 7 años cuando le regaló un pastel de limón, no contaba para él como una promesa.

En lugar de Daemon, solo vio a algunos profesores antiguos y nuevos.

Estaba Albus Dumbledore, la celebridad del momento luego de que hubiera derrotado al mago tenebroso Grindewald. Además de eso, ella lo conocía desde antes, pues él había descubierto varios usos de la sangre de dragón para pociones. Conseguir sangre de Dragón era difícil, pero Dumbledore se llevaba bien con la familia real, y su padre estaba más que dispuesto a dejar que tan prestigioso profesor experimentara con la sangre de sus dragones.

También estaba una profesora joven pero bastante seria y estricta llamada Minerva McGonagall. También estaba la jefa de la casa de Ravenclaw, y estaba Horace Slughorn. Había más profesores que no conocía del todo, pero Daemon no estaba en ningún lugar.

De hecho, sabía que volvía, pero ni siquiera sabía que iba a enseñar él. Probablemente como volar en escobas, aunque se sorprendía de que Daemon volviera como profesor, pues si había algo que él odiaba, era enseñar.

Pero por supuesto, estaba segura de que a su padre ya no le quedaban lugares donde tener a su conflictivo hermano y había decidido darle un puesto de confianza den Hogwarts.

Que Corlys Velaryon, el padre de la esposa de Daemon fuera miembro del consejo escolar, probablemente también había influido en que él estuviera en Hogwarts.

Lo cierto era que Daemon volvía porque había peligro en Hogwarts, ese año particularmente se habían reportado numerosos ataques a familias Muggles y el mundo mágico estaba peligrando ser expuesto. Además de ataques a hijos de Muggles nacidos magos, y si había alguien que podía proteger el reino e investigar que sucedía, era Daemon.

Pero Rhaenyra no sabía de esto, Viserys no quería que ella supiera de eso, estaba mejor sin saberlo.

El director de Hogwarts, anunció que se retiraría y que en su lugar, Albus Dumbledore asumiría como director, para nadie fue una sorpresa. Albus Dumbledore les dio la bienvenida a Hogwarts a los nuevos y Rhaenyra se sintió aún peor cuando su hermano tuvo que pasar al sombrero seleccionador.

Su hermano la miró, pero ella no quiso mirarlo, odiaba al mocoso mimado, bueno, no lo odiaba, pero lo quería lejos de ella.

Cuando el mocoso se sentó en el banco y pusieron el sombrero sobre su cabeza, ella deseó que lo eligieran en otra casa que no fuera Slytherin, así ella no se sentiría tan mal.

Finalmente, el sombrero seleccionador pronunció un "¡Slytherin!" al asignar a Aegon y el niño la miró con burla antes de caminar con orgullo hacia la mesa de Slytherin donde fue recibido entre aplausos.

Era obvio que todos estarían felices, que ella fuera la heredera y no el primer hijo varón del rey no agradaba a muchos en el reino, y era claro que la gran mayoría esperaba que el rey cambiara de opinión y Aegon se convirtiera en heredero. Ahora que había sido elegido en Slytherin, era obvio que así sería, pensó Rhaenyra.

Ella solo podía imaginar los comentarios condescendientes que escucharía de su padre al respecto de que Aegon fuera elegido en Slytherin. Como hablarían de las cosas que hicieron en esa casa, y como a pesar de la mala fama que tenía en un principio esa casa, los Targaryen le habían devuelto su grandeza.

El banquete comenzó, pero a Rhaenyra no le sabía bien la comida. Se sentía atrapada en un lugar donde no quería estar, en una casa donde no sentía que pertenecía, y rodeada de personas con las que apenas compartía algo en común y que por si fuera poco, la odiaban.

Miró hacia la mesa principal una última vez, mirando si Daemon había llegado, pero eso no sucedió. Mejor así porque no quería volver a verlo.

Se retiró en medio del banquete sin comer más que un pequeño bocado y se dirigió a los ''horribles'' aposentos de la casa de Ravenclaw, como solía decir ella.

Tal vez conversaría con Elinda después, la única a la que consideraba amiga, pero no compartían clases juntas casi, y conversaban solo de noche.

Suspiró y se retiró sin importar si parecía irrespetuosa, luego le llamarían la atención por ser la única caminando en medio del pasillo y retirándose, ya no le importaba.

Solo quería salir de allí.

Aegon miró a su hermana y pensó en seguirla, pero no lo hizo. Su hermana lo odiaba, y él debía odiarla, así era como debían ser las cosas.

Rhaenyra salió del gran comedor sin mirar atrás, otro año comenzaba, y Rhaenyra solo quería irse de allí.

Sin duda, sería un año bastante largo.

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