Antes del show
Regulus miró desde el coche el bullicio frente al hotel de Evan. Los periodistas y fotógrafos se agolpaban en la entrada, ansiosos por obtener alguna imagen o declaración de su hermano, quien se encontraba a punto de iniciar su gira. Aunque él no era el foco de la atención, sabía que con solo acercarse podría ser arrastrado al frenesí mediático.
Con un suspiro, bajó del coche rápidamente y, manteniendo la cabeza baja, se dirigió hacia la entrada del edificio. A medida que se acercaba, la seguridad lo reconoció rápidamente y, tras un breve intercambio de palabras, lo dejaron pasar sin mayores inconvenientes.
Regulus se permitió un respiro cuando llegó al ascensor. La idea de escapar de las cámaras y de la atención del público siempre le había incomodado, pero había aprendido a moverse entre sombras, evitando lo que no le interesaba.
Al llegar a su destino, Evan estaba allí, todavía con ropa cómoda y una expresión de cansancio. El hotel, a diferencia de su casa, estaba más impersonal, con la decoración estándar de un alojamiento de lujo, pero con algunos toques personales que mostraban que Evan lo había hecho suyo: una guitarra apoyada contra la pared, una guitarra eléctrica apoyada sobre la mesa de noche, y algunas partituras esparcidas por el suelo.
“Te ves horrible,” comentó Regulus, entrando al cuarto mientras Evan cerraba la puerta detrás de él.
“No puedo ni salir a comprar café sin que alguien me siga con una cámara,” respondió Evan con una media sonrisa. “Es emocionante, pero a veces… agotador.”
Regulus observó el espacio. A pesar de estar en un hotel, el ambiente se sentía familiar, cómodo, como si a Evan le costara despegarse de lo que conocía.
“¿Estás listo para esta noche?” preguntó Regulus, dejando su abrigo en la silla junto a la ventana.
“Más que listo”, dijo Evan, sirviéndose un vaso de agua. “Aunque no sé si estoy preparado para lo que viene después.”
Regulus levantó una ceja, tomando asiento en el sofá.
“¿La gira?”
Evan asintió, dejando el vaso en la mesa.
“Es todo tan… grande. No es como los conciertos locales de antes. Esto es a nivel mundial. A veces me pregunto si estoy listo para lo que significa.”
Regulus lo miró en silencio por un momento. Sabía lo importante que era este paso para su hermano, pero también entendía lo que implicaba estar bajo tanta presión.
“Lo estás”, dijo finalmente, con calma. “Y no tienes que hacerlo solo. Estamos aquí para ti, Evan.”
Evan sonrió, un gesto pequeño pero genuino.
“Gracias. Eso significa mucho.”
Antes de que pudieran decir algo más, un golpe en la puerta los interrumpió. Regulus arqueó una ceja.
“¿Esperas a alguien?”
Evan negó con la cabeza y fue a abrir. En el umbral estaba Barty, con su sonrisa característica y una bolsa de papel en la mano.
“¿Llegué justo para interrumpir o demasiado tarde?”, preguntó Barty, entrando como si fuera su propia casa.
“Perfecto, Barty”, respondió Regulus con sarcasmo. “Como siempre, tu sentido del tiempo es impecable.”
Evan rió, mucho más relajado. Mientras Barty sacaba algo de comida de la bolsa, el ambiente se sintió más ligero. Barty dejó la bolsa sobre la mesa, sonriendo de oreja a oreja.
“¿No tienes un trabajo o algo? ¿Cómo es que siempre estás disponible para sus presentaciones?”, preguntó Regulus con sarcasmo, observando a Barty con una ceja levantada.
Barty se encogió de hombros, divertido. “Soy su superfan. Claro que aprovecharé que seamos amigos” Evan soltó otra risa mientras Regulus lo miraba, negando.
Barty y Evan se conocieron grabando comerciales cuando ambos tenían 17 años. Desde entonces, su amistad se había mantenido firme. Barty, aunque no se tomaba las cosas demasiado en serio, siempre estaba allí en los momentos importantes. Como ahora.
Regulus no tenía muchos amigos cercanos, pero Barty estaba entre los pocos en los que podía confiar. Evan los había presentado después de conocerse en un comercial, y para sorpresa de Regulus, también había entablado una buena relación con Barty.
A Dorcas también la consideraban parte del círculo. Aunque no estaba en el país en ese momento, su familia había estado cerca de la de los Rosier desde siempre. Dorcas, ahora era una prometedora actriz, se mantenía al margen de todo el frenesí mediático, pero su amistad con ellos seguía intacta.
Pandora, tampoco estaba presente, ya que tenía un ensayo actualmente.
Y Evan, siempre rodeado de su círculo cercano, parecía haber encontrado un balance entre el trabajo y la amistad.
“Eres un caso perdido,” dijo Regulus, observando a Barty mientras acomodaba los postres en la mesa y repartía las bebidas, sonriendo de forma traviesa.
Barty había llegado con todo lo necesario para que Evan pudiera relajarse un poco. Sabía que salir del hotel le era casi imposible, así que se aseguraba de brindarle pequeños momentos de normalidad en medio de tanto caos.
Barty lo miró con una sonrisa burlona. “Tengo acceso VIP a tu hermano, ¿qué más podría pedir?”
Regulus negó con una ligera sonrisa, observando a Evan mientras tomaba su bebida. Aunque el caos de la fama siempre lo rodeaba, por más que todo pareciera estar fuera de control, Regulus sabía que, al final, su hermano nunca estaría solo.
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El teléfono de Evan vibró sobre la mesa, y él frunció el ceño al ver el nombre en la pantalla. “Qué raro… es Peter Pettigrew,” dijo, claramente extrañado.
Regulus levantó la vista brevemente. “Lo conocí ayer,” comentó con calma. “No sabía que eran amigos.”
“No es que seamos grandes amigos. Nos cruzamos en algunas fiestas, es un tipo agradable, pero no es común que me escriba así de repente.”
Barty frunció el ceño al escuchar el nombre de Peter. “¿Qué dice el mensaje?” preguntó, con curiosidad.
Evan leyó el mensaje en voz baja. “Parece que Peter quiere venir esta noche al concierto.”
Barty soltó una risa sin gracia. “¿En serio? Eso sí que es raro.”
Evan se encogió de hombros, su mirada perdida por un momento. “Sí, lo mismo pensé. Aunque una vez quedamos en que, si quería boletos para un concierto de su banda o él para los míos, no habría problema.”
Regulus permaneció en silencio mientras Evan respondía el mensaje.