Lo que Regulus no sabe: El secreto Black

Harry Potter - J. K. Rowling
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Lo que Regulus no sabe: El secreto Black
Summary
James nunca imaginó que un concierto cambiaría todo. Al conocer a Regulus, algo en su mirada lo atrapó de inmediato, una atracción que no podía explicar. Pero Regulus, acostumbrado a mantenerse en las sombras, no estaba preparado para la atención de alguien como James. A medida que sus vidas se cruzan más, el misterio que rodea a Regulus se vuelve cada vez más evidente. Criado por los Rosier y sin recuerdos de los Black, su pasado está lleno de vacíos. ¿Qué consecuencias traerá descubrir la verdad?
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Encuentro en el concierto

James estaba sentado en el sillón, observando cómo Peter abría una lata de Coca-Cola y se recostaba en la silla frente a él. James tomó un trago de su propia lata, dejando que el gas burbujeara en su garganta mientras intentaba encontrar las palabras para lo que quería decir. Habían pasado la tarde charlando de cosas triviales, pero ahora había algo en su mente que no podía ignorar.

“¿Sabes, Peter? Todavía estoy pensando en lo de ayer” dijo finalmente, mirando al techo como si organizara sus pensamientos.

Peter levantó la vista, tomando un sorbo de su bebida. “¿Qué cosa? ¿El concierto?”

“Sí, y no. Más bien… Reg.”

Peter parpadeó, claramente sorprendido. “¿El Rosier menor? ¿Por qué hablas de él?”

James sonrió de lado, girando la lata entre sus manos. “No lo sé. ¿Sabías algo de él antes de ayer?”

Peter negó lentamente. “No mucho. ¿Por qué te importa tanto?”

James suspiró, dramáticamente exagerado. “Quiero volver a verlo, aunque no tenga sentido.”

Peter lo miró por un momento, como si evaluara la seriedad de sus palabras, y luego pareció recordar algo. “Podría arreglarlo, tal vez. Hoy es el primer concierto de Evan. Puede que esté allí... aunque no es seguro.”

Los ojos de James se iluminaron de inmediato. “¡Eso suena genial! ¡Te deberé un gran favor!” exclamó con entusiasmo, inclinándose hacia adelante.

“Bien, lo enviaré. ¿Seguro que no te vas a arrepentir?” preguntó Peter sin levantar la vista del teléfono, concentrado en las palabras del mensaje.

“Jamás,” respondió James, apenas pudiendo contener su entusiasmo, como si estuviera rebotando en su lugar.

Peter envió el mensaje y dejó el teléfono sobre la mesa, adoptando una actitud aparentemente relajada. Sin embargo, James notó una ligera tensión en su postura, como si también estuviera esperando con expectación.
“Ahora solo queda esperar” dijo Peter, recostándose en su silla.

James sonrió ampliamente, lleno de emoción. “Esto será increíble, lo presiento.”
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La noche cayó rápidamente mientras James ajustaba su gorra de béisbol y se acomodaba las gafas oscuras. Peter, a su lado, llevaba una chaqueta demasiado grande y una bufanda que casi le cubría el rostro. A primera vista, parecían dos aficionados tratando torpemente de pasar desapercibidos.

“¿Crees que esto funcione?” murmuró Peter, mirando su reflejo en el cristal de un escaparate cercano.

“Por supuesto” respondió James con una sonrisa confiada mientras ajustaba su chaqueta. “¿Cuántas veces hemos esquivado a la prensa? Esto no es tan diferente.”

Peter rodó los ojos. “Es totalmente diferente. Esta vez estamos caminando hacia la multitud, no huyendo de ella.”

El estadio vibraba con energía cuando llegaron. Las luces brillaban, y los fanáticos llenaban cada rincón con un entusiasmo palpable. En cuanto se acercaron a la entrada, la seguridad los reconoció al instante. Después de un breve chequeo, los escoltaron por un pasillo privado hacia una zona exclusiva.

“Ahí está” murmuró James, inclinándose hacia Peter mientras señalaba discretamente hacia el palco privado.

Peter siguió su mirada y asintió. “¿Vas a quedarte ahí mirándolo como un idiota o vas a saludar?”

“Voy a esperar el momento perfecto” respondió James, aunque su tono traicionaba cierta inseguridad.

"No hay mejor momento que el ahora” bromeó Peter.

Las luces del escenario se encendieron de repente, bañando el lugar con un brillo cegador. La multitud rugió en anticipación mientras Evan Rosier aparecía en el escenario con su característica chaqueta de cuero y una sonrisa deslumbrante. Levantó la mano, saludando al público mientras los primeros acordes resonaban por todo el estadio.

En el palco privado, Reg estaba sentado cerca de la baranda, observando el espectáculo con una expresión serena. No parecía impresionado por las luces ni por la energía de la multitud, pero había algo en su postura que llamaba la atención de James: una sutil mezcla de orgullo y relajación.

“Tienes razón. Voy a hablar con él” anunció James de repente.

Peter casi se atragantó. “¿Qué? ¿Ahora?”

“Es ahora o nunca” respondió James, levantándose con decisión.

Cada paso que daba hacia él sentía el retumbar del bajo mezclado con los latidos acelerados de su pecho. Cuando finalmente llegó, se apoyó en la baranda junto a él, esforzándose por parecer relajado.

“¿Disfrutando del espectáculo?” preguntó con naturalidad.

Reg giró la cabeza hacia él con una ceja levantada. “Más o menos. Evan siempre sabe cómo hacer un buen show.”

James esbozó una sonrisa. “No sabía que tenías tan buen gusto para la música.”

“¿Y tú? ¿Qué haces aquí? No parece tu estilo.”

James se encogió de hombros. “Digamos que tenía curiosidad.”

Reg lo observó en silencio por unos segundos, como si intentara leer entre líneas. Finalmente, volvió su mirada al escenario.

James sonrió de lado, permitiéndose mirarlo un segundo más.

Por su parte, Reg estaba concentrado en el escenario, pero James percibió una leve tensión en su mandíbula, como si estuviera conteniendo algo. No podía evitar mirarlo, algo en su actitud lo tenía completamente cautivado. A medida que la luz del escenario iluminaba su rostro, la línea de su mandíbula parecía aún más definida. James podía notar cómo sus pestañas largas se levantaban ligeramente con cada parpadeo, acentuando su mirada, aun cuando estaba inmerso en la música. Su cabello, ligeramente desordenado, caía de manera que no hacía más que resaltar la belleza natural de sus facciones.

Cuando sus ojos se desviaron hacia sus labios, James se sobresaltó cuando Reg se dirigió a él.

"Potter, ya no puedo soportarlo. Pareces un tonto con esos lentes. ¿Siquiera ves algo?" lanzó la crítica sin apartar la vista del escenario, su tono directo y mordaz. James parpadeó sorprendido, ayer no había dicho mucho, así que no se lo esperaba. “Traigo lentes de contacto abajo,” respondió con humor, encontrando entretenida la interacción. “¿Te molesta que me vea un poco misterioso?”
"Si eso te hace sentir mejor, adelante. Pero sigues viéndote como un tonto."
James, sin perder su sonrisa, respondió: “Bueno, si tanto te molesta…” mientras se quitaba lentamente los lentes de sol y los guardaba en el bolsillo de su chaqueta.
“Ya estoy listo para ver el espectáculo entonces,” dijo James, volviendo a centrar su atención en el escenario.

Reg siguió con la vista fija en el escenario. No le dijo que se fuera, y eso James lo tomaba como una victoria.

La música del concierto finalmente terminó, y la multitud comenzó a dispersarse, dejando atrás el eco de los últimos acordes resonando en el aire. Reg le dio una mirada fugaz, y James lo siguió con una sonrisa contenida.

Salieron del recinto, la noche fresca envolviendo el ambiente. El sonido de sus pasos sobre el pavimento resaltaba en el silencio que se apoderaba del lugar.

Reg se dirigió directamente hacia su auto. James lo siguió de cerca, disfrutando de la calma que sucedía tras la intensidad de la música. Al llegar al vehículo, James no pudo evitar hacer una pregunta.

“¿No vas a pasar a saludarlo?” La curiosidad le hizo elevar la voz más de lo que había planeado.

Reg permaneció en silencio un momento. “Iré a su hotel…” dijo como si la respuesta fuera evidente. Luego, tras un suspiro leve, agregó “Sube. Pettigrew irá también.”

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