"El Hechizo Oculto"

Harry Potter - J. K. Rowling
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"El Hechizo Oculto"
Summary
Harry Potter nunca imaginó que su vida secreta se vería marcada por una serie de verdades ocultas, criado por los Potter y conocido como el "niño que vivió", Harry siempre creyó que su vida era la de un héroe, destinado a luchar contra el mal. Sin embargo, detrás de su existencia pública se oculta una historia mucho más oscura.Después de la caída de Voldemort, Dumbledore, al descubrir la peligrosa verdad detrás de la ascendencia de Harry, decide borrar su memoria usando un hechizo prohibido. Su unico objetivo era usarlo como una herramienta para el mal. Así, Harry olvida su verdadera identidad, su relación y la existencia de sus tres hijos, quienes nacieron de una relación secreta con Lucius Malfoy, un amor que el mismo Harry ni siquiera recuerda.
Note
Esta es mi primera vez escribiendo. Disculpen si hay errores. Disfruten :)
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"Su Recuerdo"

La atmósfera era tensa, una mezcla de incertidumbre y anticipación. La magia oscura, que había permanecido en cada rincón durante años, se agitaba en el aire como una bestia esperando a ser desatada.

Hadrian, con los ojos fijos en el Cáliz, sentía la presión de cada segundo que pasaba. Su corazón latía con fuerza, cada golpe un recordatorio de la promesa que había hecho: traer a su padre de vuelta.

Había perdido tanto, había sufrido tanto… y finalmente, en este momento, podía tocar la esperanza.

Severus, a su lado, susurraba las palabras del hechizo en voz baja, con un control absoluto sobre la magia, pero incluso él no podía evitar el destello de angustia en sus ojos.

“Recuerda lo que esto significa, Hadrian. La magia oscura exige un precio,” murmuró, sus palabras cargadas de un temor que no podía ocultar.

El Cáliz sobre el pedestal brillaba con una fuerte y potente luz. La sangre de los que invocaban el ritual ya estaba marcada sobre el círculo, una firma de sacrificio, de dolor que resonaba en la casa.

Hadrian apretó la varita con fuerza. “Lo haré. Lo prometí.” Su voz tembló, pero no por miedo. No, esto era algo que había decidido con cada fibra de su ser.

La casa tembló. La magia se desbordaba, y con ella, la esencia de Tom Riddle comenzó a materializarse frente a ellos.

No era un fantasma ni una sombra. Era él, su padre, con su rostro marcado por el paso del tiempo y las cicatrices de la oscuridad que lo había consumido.

"Padre..." susurró Hadrian, su voz rota, apenas un suspiro que se perdió en la habitación.

Justo cuando la figura de Tom tomó forma, una estruendosa explosión hizo que los candelabros cayeran, el suelo crujió bajo el peso de la magia desatada.

Una figura apareció en el umbral: Dumbledore.

“¡Detente, Harry!” La voz de Dumbledore, llena de desesperación, resonó en la sala como un trueno. “No sabes lo que estás haciendo. Estás desatando algo que no puedes controlar.”

Hadrian levantó la mirada, su furia encendiendo sus ojos. “¡Tú no tienes derecho a hablarme! ¡No después de todo lo que hiciste! Este es mi padre, y voy a traerlo de vuelta, no importa lo que cueste.”

Dumbledore dio un paso adelante, su expresión dura, casi burlona. “Tu padre. Ese monstruo es la fuente de toda la oscuridad, Hadrian. Y si lo traes de vuelta, desatarás un caos que destruirá todo lo que queda.”

Severus, se interpuso entre Dumbledore y Hadrian, su varita levantada, su rostro pálido pero decidido.

“Cállate, Albus,” dijo con frialdad. “Tú no eres quien para hablar. Si quisieras proteger a Hadrian, nunca lo habrías manipulado como lo hiciste.”

La tensión creció en la habitación, y justo cuando parecía que todo podría desmoronarse, la figura de Tom, completamente restaurada, abrió los ojos.

La sala se llenó de una risa profunda, inconfundible.

“¿Intentas detener mi regreso, Albus?” La voz de Tom resonó como una maldición, pero también con una sensación de desafío latente. Caminó hacia Severus, sin apartar la mirada de Dumbledore.

Severus, aún tembloroso, miró a Tom, como si no pudiera creer que lo tuviera frente a él.

“Tom…” Su voz quebrada reveló la verdad no dicha: una mezcla de amor, arrepentimiento y culpa que había permanecido enterrada durante tanto tiempo.

“No sé si merezco ni siquiera que me mires después de lo que te hice… Después de cómo caí en las mentiras de él.”

Tom extendió la mano, la suavidad de su toque inesperada. Colocó sus dedos bajo el mentón de Severus, levantando su rostro para forzarlo a mirarlo.

“Lo que hiciste, Sev, no fue por elección. No fue por ti. Fue él. Él nos arrebató todo.” En su voz había una ternura indescriptible en sus palabras.

Severus cerró los ojos, sintiendo el dolor de los años que había sufrido. La culpa, el arrepentimiento, todo se desmoronaba con el simple toque de Tom.

“Te fallé…” susurró, su voz quebrándose. “Te fallé, y por eso no te pude proteger.”

Tom lo interrumpió, su tono lleno de una dolorosa sinceridad. “Sé lo que sufriste, Sev. Siempre lo supe. Siempre te vi. No me importa lo que hiciste. Lo que importa es lo que somos ahora.”

"No podía vivir sin ti," susurró Severus, las lágrimas empañando sus ojos. "Te necesitaba. No podía perderte."

Con un suave movimiento, Tom acercó a Severus a él, y en un gesto desesperado de amor, lo besó.

Severus, al principio titubeante, se entregó por completo. Las lágrimas cayeron por su rostro mientras correspondía al beso, con la sensación de que todo lo que había perdido finalmente regresaba a él. Se dejó llevar, dejando que su hombre le explorara la boca, abriendola más para él.

Un aplauso cruel rompió el momento. “Qué conmovedor,” dijo una voz. Dumbledore, de pie con una sonrisa sarcástica, los observaba con desprecio.

“El gran Tom Riddle y el siempre ingenuo Severus Snape. ¿De verdad creen que este amor patético será suficiente? ¿Qué harán después? ¿Creen que la oscuridad se apaga con un simple beso?”

Tom se apartó lentamente de Severus, su mirada se endureció.

“Tu juego ha terminado, Albus.”

Hadrian, estaba sonriendo, feliz por sus padres, para después mirar con odio a Dumbledore. Con su varita en mano, recitó en voz baja un hechizo antiguo, su cuerpo envuelto en una energía oscura y luminosa.

La sala se iluminó con una explosión de magia que conectó la fuerza de su hechizo con la de Tom y Severus. Juntos, lanzaron un ataque devastador hacia Dumbledore, quien cayó de rodillas, su varita deslizándose de su mano mientras su cuerpo comenzaba a desmoronarse.

“No… esto no puede ser…” murmuró, su mirada llena de desesperación.

“Esto es por todo lo que nos arrebataste,” dijo Tom, su voz gélida mientras se acercaba a la figura que una vez había sido su mentor.

Con un gesto final, lanzó un hechizo tan potente que desintegró a Dumbledore en un torbellino de cenizas, dejando detrás solo el eco del fin de su reinado.

La casa, ahora tranquila, había sido liberada del peso de la manipulación de Dumbledore. La familia de Tom Riddle estaba reunida, pero el precio de su victoria seguía pesando sobre alguien.

Severus, junto a Tom, sentía un vacío profundo que nada podría llenar. Aunque la oscuridad de su pasado estaba detrás, el dolor de la pérdida de su hija, la hija que nunca conoció, seguía siendo una herida abierta en su corazón.

Tom lo miró, y aunque había recuperado todo lo que quería, sabía que este nuevo comienzo no sería fácil.

"Si hay algo que Dumbledore nunca pudo entender," dijo Severus, una noche, su voz temblando de dolor, "es que no somos sus juguetes. Ese niño no fue solo una prenda en su juego. Fué mi hija."

"Lo sé, sev. La encontraremos." Dijo el mago, intentando calmar a Severus. Comenzó a caminar por la habitación, su mente trabajando en cómo abordar el próximo paso. "Sabemos debe estar en algún lugar, probablemente en una base secreta o en un lugar donde la magia no pueda ser rastreada fácilmente."

Hadrian, que había estado escuchando en silencio, se acercó a su madre. "Entonces, ¿cómo la encontramos? ¿Hay algún rastro que podamos seguir?"

"La magia del linaje", murmuró su madre, para sí mismo. "La magia que destruye y crea, la magia de la conexión."

Un vínculo único entre los miembros de un linaje que, a lo largo de los siglos, había sido utilizado para sellar la esencia de un ser dentro de otro. Un hechizo que no solo se basaba en la sangre, sino en la conexión emocional, la fuerza del amor no correspondido, la culpa, el arrepentimiento, y, finalmente, la aceptación. Un sacrificio en el que el sacrificador debía ofrecer algo profundamente personal, algo irremplazable.

"Es la única forma," dijo Severus, con voz baja. "Recuperarla no será simplemente cuestión de magia o artefactos. La única forma en que puedo restaurarla es... traerla de vuelta a través del dolor que pasé"

"¿Qué significa eso? ¿Vas a hacer algún tipo de sacrificio?" Preguntó Tom con preocupación

"El sacrificio no es físico. Es emocional. Dumbledore usó mi dolor y la culpa para ocultarla, y es en ese mismo dolor que yo debo ir en busca de ella. Necesito aceptar lo que me fue arrebatado, y solo entonces, al liberar ese dolor, mi hija será restaurada."

Hadrian, sintiendo que algo estaba en juego, intervino. "¿Pero qué necesitas hacer, exactamente? ¿Cómo puede la magia misma de esa conexión traerlo de vuelta?"

Severus no lo miró, y con baja respondió. "Necesito revivir lo que me arrebató Dumbledore. No puedo buscarla en un lugar físico. Tengo que revivir el momento en que la perdí, y permitir que esa energía fluya a través de mí."

La idea del sacrificio emocional era aterradora. Severus sabía que tenía que regresar a un punto en el que se sentía más vulnerable: el instante mismo en que Dumbledore había matado a su hija. Ese día, ese vacío desgarrador, ese dolor que había arrastrado consigo durante años, se convertiría en la clave para recuperar lo que había perdido.

Tom y Hadrian lo observaban, preocupados. Sabían que este ritual no era común, ni simple. No sabían si Severus lograría superar la tormenta emocional que traería consigo. Sin embargo, no había vuelta atrás.

"Este hechizo no es solo magia. Es voluntad. " dijo Severus con voz quebrada, y cerró los ojos, comenzando a invocar el poder de la conexión olvidada.

Con cada invocación, la oscuridad crecía, envolviendo a Severus en una nube de energía negra. El dolor de la pérdida lo atravesaba, y mientras lo hacía, el vínculo que había estado sellado comenzó a romperse. De repente, sintió que algo cambiaba en el aire, algo que lo conectaba con una parte de sí mismo que había estado oculta. Era su bebé.

El espacio frente a él se distorsionó, y una figura apareció. No era la pequeña que había imaginado, sino una figura más adulta, le miró fijamente.

"¿Mamá?" La voz era suave, pero cargada de una tristeza profunda. "¿Por qué me dejaste ir?"

Severus, con lágrimas en los ojos, dio un paso adelante. "Nunca te dejé ir. Fue Dumbledore quien te arrebató de mi."

Tom y Hadrian permanecían al margen, observando en silencio.

De repente Severus, más agotado que nunca, se desplomó, su respiración entrecortada por el esfuerzo de haber atravesado esa profunda oscuridad emocional.

"Lo he hecho," murmuró Severus, como si no pudiera creer lo que acababa de suceder. "La he traído de vuelta... pero de alguna manera no está completo. No es lo que imaginé."

Tom se acercó con una mirada seria. "¿Qué quieres decir? ¿nuestra hija no regresó?"

"Regresó, sí... pero no en la forma en que esperaba. No está aquí, en cuerpo. Está... en otro lugar, un lugar entre lo que fué."

Hadrian, frunció el ceño. "¿Entonces, lo que viste... no era realmente ella?"

"Era ella, pero no lo era," respondió Severus, con un suspiro cansado. "Era una manifestación de lo que ha quedado atrás, una proyección de mi dolor y mis recuerdos. No puedo decir que haya regresado completamente."

Tom miró fijamente a Severus, comprendiendo algo más profundo que él mismo no quería admitir. "¿Qué significa eso para ti, Severus? ¿Qué nos queda ahora?"

Severus bajó la mirada, su rostro más oscuro que nunca. "Significa que no hemos hecho más que rascar la superficie. Lo que Dumbledore hizo no se puede deshacer tan fácilmente. Él no solo la ocultó; también manipuló el tiempo y la realidad misma. Lo que hemos recuperado es solo una sombra de lo que una vez fue."

Tom frunció el ceño, desconcertado. "Entonces, ¿qué significa eso? ¿Cómo podemos traerla de vuelta completamente?"

"No podemos." Afirmó, sus ojos llenandose de lágrimas, dandole pase a un llanto descontrolado.

Tom se arrodilló frente a él, colocando una mano sobre su rodilla. “La encontraremos,” prometió. “No importa cuánto tiempo tome, no importa el precio. Es nuestra hija, Severus.”

Severus negó con la cabeza. “¡No entiendes!. Lo que Dumbledore hizo…. Él… dividió su esencia. Una parte de ella está aquí, atrapada en mi magia, en mi dolor. Pero la otra parte… está en un lugar que no debería existir.”

Tom apretó los labios, rápidamente exclamó. “Entonces, debemos ir allí. No importa lo que tome, no importa lo que exija. Si eso significa traerla de vuelta, entonces lo haremos.”

“No entiendes, Tom. Entrar al Inframundo de la Magia no es simplemente abrir un portal. Ese lugar te exige partes de ti mismo. Pide que abandones lo que más amas, que te enfrentes a tus mayores miedos. Y no hay garantía de que salgamos con vida. O con ella.”

Hadrian con voz firme aseguró. “Si eso es lo que se necesita, entonces lo haré. Lo haré por nuestra familia.”

Severus lo miró, horrorizado. “¡No! No sabes lo que dices. La magia oscura ya ha tomado demasiado de ti. No puedo permitir que te sacrifiques por esto.”

"Tu madre tiene razón, Hadrian. Somos sus padres. Es nuestra responsabilidad, tus hijos te necesitan, tu marido te necesita, te quedarás aquí. Si algo nos sucede… será tu responsabilidad mantener a salvo lo que quede de nuestra familia.”

Hadrian quiso protestar, pero la mirada de su padre lo detuvo. Sabía que no tenía elección.

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