"Reflejos del Pasado"
En la mansión Riddle, entre los jardines encantados y los verdes bosques, el mago más poderoso del mundo se encontraba comiendose las uñas y lanzando maldiciones y crucios, hasta que, el llanto de una nueva vida se escuchó.
Severus estaba allí, sosteniendo y amamantando a su hijo por primera vez.
"Eres tan pequeño... tan frágil" –dice mientras acaricia el pequeño rostro de su bebé – "Haré todo lo que esté en mi poder para mantenerte a salvo, Hadrian. No permitiré que nadie te haga daño".
Tom Riddle también estaba allí, a pesar de su carácter frío, se quedó viendo a su familia con ojos llorosos, con miedo de sostener a su hijo y romperlo. Por segunda vez sintió algo que nunca había experimentado antes: un amor puro hacia su pareja y un amor incondicional hacia su hijo.
"Los protegeré con mi vida cariño". Dice mientras sostenía el pequeño dedo y besaba la frente de su alma gemela.
La primera palabra de Hadrian fue "Mamá". El bebé movia sus manitos abriendo y cerrando sus puños para llamar la atención de su mamá para que este lo alimente. Severus se sorprendió al escucharlo, para después mirar a su marido con una sonrisa burlona.
"Te gané " le dijo en su mente.
"No es justo" responde el hombre con un puchero "a ver, Hadrian, dí papá; pa-pá" provocando que Severus rodara los ojos.
A los dos años Hadrian corría descalzo por un enorme salón, el eco de sus risas resonando por toda la mansión. Severus Snape, con su habitual túnica negra, lo seguía con un destello de alegría y calidez en los ojos.
"¡Hadrian, cuidado!", Advirtió Severus mientras el niño casi caía por las escaleras. Con un movimiento rápido de mano, el cuerpo de su hijo aterrizó la seguridad del suelo. Luego, el hombre se arrodillo sosteniendo su pecho con el corazón acelerado. Se acercó a su cachorro y le acarició el cabello negro como el suyo. "Tienes la misma personalidad de tu padre, no sientes el peligro, y eso me preocupa".
Tom Riddle, que en ese momento se encontró leyendo El profeta, dejando de lado su porte majestuoso, con sus ojos oscuros, observa a su marido con una mueca ofendida.
"Déjalo, amor. Necesitas explorar. Por algo es el hijo del mago más poderoso" su tono cargado de un orgullo que rozaba la arrogancia. "Nuestro hijo será el mejor de todos" dijo acercándose a Hadrian, lo levantó en brazos, girándolo en el aire mientras el niño reía.
A medida que crecía, Hadrian mostró interés por las magia negra, influenciado por sus padres. A los cinco años, Severus decidió dejar que su hijo lo ayudara en el laboratorio, supervisando cada uno de sus movimientos.
"Bien!, Excelente!, Hadrian" le decía con una pequeña sonrisa mientras el niño intentaba imitar los movimientos de su madre con su cucharita de plástico.
"Igual, mamá" dice el niño mientras lo señalaba con su pequeño dedito.
"Si, pastelito, pronto lo harás mejor que mamá", dijo emocionado llenando de besos al cachorro.
Poco después Hadrian ya era capaz de hacer pociones avanzadas, recibiendo siempre los elogios y besos de su madre. Tom entró al laboratorio en ese momento, observando la escena con una ceja levantada y una enorme serpiente en su hombro. Hadrian al verla se puso a llorar de miedo mientras intentaba esconderse en su mamá.
La serpiente rodó hacia el suelo, observándose con sus ojos amarillos, deslizándose hacia él. Severus frunció el ceño al ver a Nagini tan cerca de su hijo.
"¿Es realmente necesario que tu mascota se acerque al niño, Tom?"
"Nagini es tan protectora como yo, Sev. Nunca le haría daño a nuestro hijo"
Hadrian al escuchar las palabras de su padre, se acercó cuidadosamente hacia la enorme serpiente.
" Soy Nagini, la guardiana de tu padre. Y ahora, también la tuya. "
"Papá, ella habla. ¿Por qué puedo entenderla?" Hadrian lo miró emocionado.
"Eso es porque eres mi hijo, Hadrian. Puedes entenderla porque tienes un don, eres un hablante de pársel, como yo."
Nagini siseó suavemente, inclinando su cabeza hacia Hadrian en señal de respeto.
"¡Mira mamá! Nagini es amable. Creo que le gusto", dijo con una sonrisa.
Tom sonrió, acariciando la cabeza de la serpiente.
"Es genial" murmuró el niño, maravillado.
Cuando Hadrian cumplió sus 16 años, Tom y Severus decidieron organizar una fiesta en su honor. Aunque no solían recibir en la mansión a muchas personas, invitaron a los pocos amigos de la familia.
Cuando la familia Malfoy cruzó las puertas del gran salón, Hadrian lo notó de inmediato. Un hombre imponente, con cabello rubio perfectamente peinado y una túnica que hablaba de elegancia y riqueza.
Tom se acercó para recibirlos, con una sonrisa que rara vez mostraba en público.
"Abraxas, amigo mío, es un placer tenerlos aquí".
"Sabes que el placer es siempre nuestro" dice con la elegancia que caracteriza a los Malfoy.
"Y este debe ser Hadrian, tu hijo". Abraxas habló, su voz suave, dirigiendole la mirada.
Tom asintío, inflando su pecho.
"Sí, este es mi tesoro más grande. Hadrian, saluda al señor Malfoy".
Hadrian ofreció una pequeña reverencia. "Es un placer conocerlo, señor Malfoy."
"El placer es mío, joven Riddle. A propósito, este es mi hijo, Lucius" Dice mientras pone sus brazos en los hombros del muchacho, lleno de orgullo.
"Feliz cumpleaños, Hadrian. Es un placer para mi conocerte, me han hablado mucho de ti", exclamó el hombre cuando la palabra le fue dada.
Hadrian sonrió tímidamente. "Solo cosas buenas me imagino, espero que con el tiempo, podamos conocernos mejor." dice parpadeando lentamente con un aire coqueto.
Lucius abrió sus ojos sorprendido por el descaro del chico mientras los padres solo se miraban con una sonrisa grande extendiéndose en sus rostros, entendiendo como acabaría todo.
El tiempo pasaba y en la mansión Riddle reinaba la paz, el amor, las risas y la familia, hasta ese día.
El día que todo cambió...