Draco Malfoy y los Dioses Mitológicos

Harry Potter - J. K. Rowling Percy Jackson and the Olympians - Rick Riordan
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Draco Malfoy y los Dioses Mitológicos
Summary
Draco estaba jodido en términos generales.Él no sabe el momento exacto en el cuál todo se fue a la mierda. Sólo recuerda que estaba con su Madre en Londres muggle -por favor, no le digan eso a su padre o lo matará, gracias- y apareció esa cosa con una apariencia grotesca con cuerpo delgado y alas de murciélago. Probablemente hubiera estado encantado como el fanboy que era de la Mitologia al ver a una criatura tan parecida a una furia si no fuera porque esa criatura lo estaba persiguiendo para matarlo, literalmente. No entiende porqué ningún muggle lo ayudaba -después de todo, nunca creyó en todos esos prejuicios que su padre pasaba dia y noche intentando que aprendiera- ¡y en definitiva no estaba siendo nada discreto al pedir ayuda!. Al menos que se considere que gritar a todo pulmón como una niña y empujar de todo para que esa cosa no lo encuentre sea muy discreto.Volviendo al caso del porqué estaba jodido, pues cuando intentaban escapar de esa cosa sin éxito, su madre le tiro un traslador, que tal parece estaba mal configurado, porque al final terminó cayendo desde 𝘮𝘶𝘺 alto. ¡Oh! Además puede que haya golpeado a una chica con una piedra antes de desmayarse rodeado de extraños en un campamento del cual no sabe
Note
...𝘼𝙣𝙙 𝙮𝙤𝙪 𝙬𝙖𝙣𝙣𝙖 𝙨𝙘𝙧𝙚𝙖𝙢, 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙢𝙚 '𝙠𝙞𝙙', 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙢𝙚 '𝙗𝙖𝙗𝙮'.𝙇𝙤𝙤𝙠 𝙖𝙩 𝙩𝙝𝙞𝙨 𝙜𝙤𝙙𝙛𝙤𝙧𝙨𝙖𝙠𝙚𝙣 𝙢𝙚𝙨𝙨 𝙩𝙝𝙖𝙩 𝙮𝙤𝙪 𝙢𝙖𝙙𝙚 𝙢𝙚...
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Hogwarts 4/4 - Haunted

El castigo en el Bosque Prohibido era, en su opinión, una exageración ridícula. Había visto a Clarisse lanzarse con una lanza electrificada contra un minotauro y a Luke repartir espadazos como si fuera una danza, así que pasearse por un bosque oscuro con un viejo gruñón no le asustaba en lo más mínimo. Michel a su lado, tenía esa expresión de aburrimiento tan suya. Era como si esperara algo de emoción y hasta ahora todo le parecía demasiado tranquilo. Lo conocía bien: si algo no lo mantenía en alerta, lo desesperaba. Flich, por otro lado, los observaba con desdén, como si esperara verlos temblando de miedo. Pobrecito, iba a quedarse con las ganas.

Neville, en cambio, no podía disimular su nerviosismo. Sus manos temblaban levemente y se mordía el labio con preocupación. Sintió un pequeño pinchazo de culpa, ya que por ellos él estaba aquí y había aprendido en el campamento que el miedo no era algo que se podía ignorar; se enfrentaba o se dejaba que te consumiera. Entonces le dio un leve codazo en las costillas.

"Tranquilo, Nev " Le susurro intentsndo sonar reconfortante. "No vamos a dejar que te pase nada".

Michel asintió con una sonrisa confiada. "Exacto. Si algo nos ataca, yo me encargo. O bueno, Draco se encarga, porque le gusta presumir" bromeó.

Su amigo soltó una risa nerviosa, pero asintió. Mejor, al menos no se iba a desmayar.

Filch resopló y les lanzó una mirada de desprecio. "Si creen que esto es un paseo por el parque, piénsenlo de nuevo" gruñó. "Castigos como los de antes es lo que merecen, encadenados en los calabozos. Pero no... ahora solo puedo enviarlos al bosque. ¡Ojalá se los lleve una bestia y les enseñe una lección de verdad!" Si que les tenía aprecio.

Los ojos de Neville se agrandaron, mientras que Michel y él intercambiaron una mirada de exasperación. Esto era exactamente lo que no necesitaba escuchar, asi que le dio una palmadita en el hombro y rodeó los ojos.

"Si algo nos ataca, Filch será el primero en correr"murmuro solo para que Michel y Neville lo escucharan. El primero soltó una risa disimulada, mientras Nev intentaba no sonreír, fallando en el intento de manera catastrófica. "¿A qué hora termina esto?" pregunto mirando sus uñas con indiferencia solo porque tenía hambre.

Filch lo fulminó con la mirada, aunque antes de responder, Granger se giró con indignación. "¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¡Esto es un castigo!" bufó, ajustándose la capa.

"Oh, lo siento, ¿se supone que debería temblar de miedo?" replico con una sonrisa falsamente encantadora. "¿Cómo no me di cuenta de lo aterrador que es un bosque después de todas las veces que hemos visto a La Rue enojada, Mich?" Le susurró solo a él. Su amigo suspiró con exageración, dándole un asentimiento recordando esos gloriosos momentos.

"Sí, qué horror" dijo. "Criaturas peligrosas y oscuridad. Nada comparado con que La Rue nos arrojara al lago con una roca atada a los pies en la priemra semana  de estad ahí" aún recordaba como de locos se habían puesto Lena, Will y Luke.

Potter a su costado frunció el ceño y lo miró como si intentara descifrar un acertijo.
"¿Tú no tienes miedo?" Preguntó.

Le sostuvo la mirada, arqueando una ceja. "¿Debería?"

Por alguna razón, eso lo hizo apretar los labios con frustración. Su molestia solo se incrementó cuando Filch los llevó hasta Hagrid, quien esperaba con una lámpara en la mano y una expresión grave. Aunque su ceño se frunció más al verlos a ellos tres, su tono fue mucho más amable con Potter y Granger -eso.. eso le sonaba a la palabra con N y F-

"Menos mal que llegaron" saludo el guardabosques. "Algo anda suelto en el bosque, ha estado matando unicornios. Los unicornios son criaturas puras, si algo los caza, no puede ser bueno" y aún con eso los habían enviado como castigo allí. Muy responsable.

Michel y Draco compartieron una mirada, sabían que el bosque albergaba criaturas peligrosas, sin embargo matar unicornios era otro nivel, ¡era como lastimar a un Pegaso! Seguía en su conciencia su hermosa pegasa Rosemary, al volver le daría un muy buen bocadillo.

"Nos dividiremos en grupos" continuó Hagrid. "Harry, Hermione, conmigo. Malfoy, Corner y Longbottom, ustedes irán con Fang".

"Oh, qué conveniente" murmuro para si mismo, viendo cómo Potter obtenía la posición de chico problematico favorito.

Michel asintió sin mucho interés, mientras Neville tragaba saliva con nerviosismo. Apreto su hombro con suavidad.
"Estaremos bien" le aseguro de nuevo, llevaba su katana consigo si algo se salia de control. "Solo sigue nuestra señal y mantente cerca"

El Gryffindor asintió con torpeza, y con eso se adentraron en la oscuridad del bosque.

Neville resoplaba, tratando de mantenerse firme mientras avanzaban entre los árboles. La oscuridad del Bosque Prohibido no era particularmente aterradora cuando ibas acompañado, pero cada crujido de ramas secas bajo sus pies hacía que el gryffindor pegara un respingo.

Él iba a su lado con las manos en los bolsillos, caminando con total despreocupación, mientras Michel iba unos pasos más adelante, con su varita en alto, como si realmente esperara que algo saliera a atacarlos.

"¿Cómo puedes estar tan tranquilo?" susurró Neville, tratando de ignorar el hecho de que su voz sonaba aguda.

Draco le dedicó una mirada de relajada. "Porque en comparación con lo que he tenido que enfrentar en mi vida, esto es un paseo por el parque" le vino a la mente la persecución que tuvo hace un año junto a su madre... ¿Cómo estaría ella?

Michel asintió con diversión en su rostro. "¿Recuerdas como se puso Clarisse cuando le escondes su lanza?"

"¿Clarisse?" preguntó Neville, sin entender. Upss, se le había escapado.

"Nada" respondió él rápido. "Solo imagina un rinoceronte con muy malas pulgas y más músculos que sentido común, aunque uno muy bueno en batalla" no rebajaría en eso a la chica. Era genial a pesar de no tener el mejor historial juntos.

Neville no parecía del todo convencido, pero no tuvo tiempo de insistir porque, de repente, la linterna de Hagrid les habia dado iiluminó un charco de algo espeso y plateado en el suelo.

"Sangre de unicornio" murmuró Mich arrodillándose para verla de cerca. "Pobrecito..."

Su amigo palideció y, sin darse cuenta, sus dedos se crisparon contra la corteza de un árbol cercano. Draco no lo habría notado si no fuera porque de repente la vegetación a su alrededor pareció reaccionar, con hojas agitándose levemente y raíces que parecían moverse sutilmente bajo la tierra.

Los tres se quedaron en silencio.

Draco y Michel intercambiaron una mirada lenta y significativa.

Neville tragó saliva. "¿Qué?"

Su amigo ladeó la cabeza.
"Nada… solo que… ¿siempre haces eso?"

"¿Hacer qué?"

Él le señaló el árbol en el que estaba apoyado. "Lo de mover las plantas como si fueras un duendecillo de jardín con esteroides" intentó bromear.

Neville miró su mano, luego las raíces, luego de vuelta hacia ellos. "Eso no lo hice yo".

Michel levantó una ceja.
"Ajá, claro, y seguro el árbol se emocionó solo de verte" Neville miró de nuevo a sus alrededores, como si esperara que el bosque le diera una respuesta más razonable.

Él cruzó los brazos pensativo, recordaba haber visto a alguien hacer algo parecido, sin embargo en este momento no recordaba donde...

"Ahora que lo pienso… hubo un grupo de chicos que vi hacer eso antes"

Mich parpadeó entendiendo de inmediatom "¿Los de la cabaña de…?"  asintió lentamente.

Su otro amigo los miró a ambos con el ceño fruncido. "¿De qué están hablando?"

Él solo se limitó a sonreírle con aire misterioso.
"Oh, de nada, Nev. De nada en absoluto".

Michel se rió por lo bajo mientras Draco le daba una palmada en el hombro al gryffindor que no parecía nada convencido.

Al parecer, no sería necesario que investigara tanto para saber su secreto.

.

Avanzaban en la oscuridad con pasos cuidadosos, el único sonido era el crujido de hojas secas bajo sus pies. Michel iba a la cabeza, silbando en un intento poco sutil de aliviar la tensión. Neville, por otro lado, no podía ocultar su incomodidad; se sujetaba la varita con tanta fuerza que los nudillos se le habían puesto blancos. Draco iba en el medio, sin prestar tanta atención a lo que Hagrid había dicho antes. Lo que realmente le daba vueltas en la cabeza era lo que acababan de presenciar. Neville había tocado un arbusto y sin que él hiciera nada más, las ramas se habían movido como si lo entendieran, como si le respondieran. Ya había visto a los hijos de Démeter hacer lo mismo antes, sin embargo nunca con alguien que no supiera lo que era. Se cruzó de brazos mientras caminaba, lanzándole una mirada a Michel, este también lo había notado.

El intercambio de miradas entre ellos fue suficiente. No era el momento ni el lugar para hablar de eso, pero lo archivarían en su memoria.

"¿N-no podemos simplemente volver ya?" murmuró Neville en un susurro tembloroso, aferrándose al borde del abrigo de Michel.

Él iba a responder con un comentario tranquilizador cuando un sonido rasposo y húmedo se escuchó entre los árboles. Un leve jadeo, como si algo estuviera respirando con dificultad.

Neville se congeló.
"¿Escucharon eso?" susurró Michel, girando la cabeza en la dirección del ruido.

Draco entrecerró los ojos y se acercó con cuidado. A lo lejos, entre los árboles retorcidos, distinguió una figura encorvada sobre algo en el suelo. El resplandor pálido de la luna reveló un charco plateado: sangre de unicornio.

Su estómago se revolvió.

La criatura que estaba bebiendo del unicornio alzó la cabeza lentamente, como si hubiese notado su presencia. Sus ojos, dos abismos oscuros, se clavaron en ellos. Neville emitió un chillido ahogado, paralizado por el miedo.

"Corre" dijo con la voz tensa aunque firme. "Corre AHORA".

Michel no esperó a que se lo dijeran dos veces. Agarró a Neville por la muñeca y tiró de él mientras él se giraba para correr detrás de ellos. Un ruido viscoso y húmedo les indicó que la criatura se estaba moviendo, siguiéndolos.

Las ramas arañaban sus rostros mientras corrían a toda velocidad. Draco maldijo para sus adentros; su instinto le gritaba que se detuviera, que plantara cara, pero no sabía si podían usar sus armas ahí con Hagrid y los otros dos pudiendo verlos, así que solo tenían varitas y eso no era suficiente contra lo que fuera esa cosa.

Un destello de luz iluminó la maleza frente a ellos.

Se ajustó su agarre en la katana, sintiendo el peso familiar de la hoja equilibrarse en su mano. Antes de que pudiera dar un paso adelante, un ruido fuerte resonó entre los árboles. Una silueta emergió con rapidez, galopando a través del bosque. Era un centauro, su torso musculoso y su expresión severa iluminados por la luna.

"¡Atrás, muchachos!" ordenó con voz firme, posicionándose entre ellos y la criatura encapuchada.

Él no bajó la katana, pero sí retrocedió un paso, evaluando la nueva situación. El centauro -que, por cierto, era muy diferente a Quiron- observó al ser frente a ellos, su mirada llena de desconfianza.

"No es tu momento" hablo este con gravedad.

El encapuchado se quedó inmóvil por un segundo, como si considerara sus palabras, antes de desaparecer en la espesura del bosque con un movimiento casi antinatural.

Hubo un silencio tenso antes de que su centauro salvardor girara la cabeza y fijara sus ojos en Draco.

"Tú..." susurró como si viera algo más allá de lo evidente. "Tú serás quien guíe al hijo del mar".

Entrecerró los ojos confundido, ¿qué quería decir con eso?.  "¿Disculpa?"

Este no explicó, solo miró la sangre del unicornio en el suelo y murmuró:
"El destino está en movimiento. Vigila el agua, joven guerrero. Todo comienza con él".

Draco parpadeó, aunque antes de que pudiera decir algo, el centauro se inclinó para examinar el unicornio herido. Michel y Neville intercambiaron miradas de absoluta confusión.

"¿Al hijo del mar?" repitió Mich en un murmullo. "¿Qué carajo significa eso?"

Él bufó, envainando su katana con un movimiento fluido. "Ni idea, pero suena como un problema para otro día".

Neville asintió rápidamente.
"Sí, yo voto porque nos larguemos de aquí"

Su... nuevo compañero levantó la mirada una última vez. :Venid. Es peligroso que sigáis solos".

Dio un suspiro, sin embargo no discutió. Aún sentía el peso de aquellas palabras en su mente.

El hijo del mar... ¿A quién se refería? Lo que fuera que significara, dudaba que fuese algo bueno.

Caminaron detrás del centauro -Firenze, les había dicho- en silencio. Neville aún respiraba con dificultad, Michel seguía lanzando miradas hacia atrás, y él con su katana aún en la mano, estaba sumido en pensamientos. Las palabras del centauro seguían dándole vueltas en la cabeza.

"El destino se está moviendo. Vigila el agua, joven guerrero".

¿Qué Salazares significaba eso? ¿Y quién era ese "el hijo del maf"? No tenía ganas de resolver acertijos en ese momento, no después de ver a alguien bebiendo la sangre de un unicornio.

El crujir de las hojas bajo sus botas lo sacó de sus pensamientos. "Gracias por salvarnos" dijo Neville en voz baja, mirando a Firenze con una mezcla de respeto y nerviosismo.

El centauro inclinó la cabeza.
"Un unicornio ha muerto esta noche. Es una desgracia terrible".

"Sí… ¿y qué era esa cosa?" soltó Michel, con una risa nerviosa. "Porque te juro que no era una vibra bonita".

Firenze lo miró por un momento antes de responder. "El que bebe la sangre de un unicornio obtiene vida, sin embargo, lo hace por un precio terrible. Es un acto de desesperación, de maldad".

Draco intercambió una mirada con Michel, que silbó bajo.
"Sí, bueno, eso no suena nada aterrador" respondió con sarcasmo.

Firenze ignoró el comentario y continuó caminando.

Cuando finalmente regresaron al claro donde Hagrid esperaba con Potter y Granger, estos se giraron bruscamente al escuchar el sonido de las pisadas.

"¡Ahí están!" exclamó guardabosques con evidente alivio. "¿Dónde demonios se habían metido?"

"Nos encontramos con un unicornio muerto" soltó Nev todavía pálido.

"Y con algo más" agregó él con seriedad, agarrando el brazalete en el ue se había convertido su katana. "Alguien encapuchado estaba bebiendo su sangre" sus reacciones fueron inmediatas. Granger se llevó una mano a la boca, horrorizada y Potter frunció el ceño con inquietud.

"¿Bebiendo su sangre?" preguntó la chica con su voz temblorosa.

"Sí, y no parecía un pasatiempo saludable" comentó Michel, encogiéndose de hombros inquieto.

"¡Por Merlín!" murmuró Hagrid, pasándose una mano por la cara.

"Pero entonces…" empezó Potter con una expresión extraña. "¿Quién haría algo así?"

"Alguien que está muriendo" respondió Firenze con gravedad." Alguien que necesita la vida del unicornio para aferrarse al mundo mortal".

Se hizo un silencio incómodo. Draco cruzó los brazos, notando cómo Hagrid desviaba la mirada.
"Sabes quién es, ¿no?" preguntó entornando los ojos.

"Eso no es asunto de ustedes" gruñó este rápidamente. "Lo importante es que están bien, vámonos de aquí".

Apretó los dientes. Odia que le ocultaran cosas, pero por ahora, dejó pasar el tema. Mientras caminaban de regreso, Michel se inclinó hacia él. "¿Vas a mencionar lo del 'hijo del mar'?" Soltó un resoplido.

"¿Y que me miren como si estuviera loco? Mejor paso"

Este le sonrió agarrando su mano.
"Está bien, pero si quieres hablar... sabes que aquí estoy Draco".

Los árboles empezaron a despejarse a medida que los seis salían del bosque, dejando atrás el misterio de esa noche… al menos por ahora.

...

Draco no entendía cómo había terminado en esta situación.

Después de todo lo que había pasado en el Bosque Prohibido, la lógica dictaba que cada uno debería estar en su propia cama en su propia Casa, intentando procesar el trauma en soledad. Pero no. Sus amigos, en un acto de rebeldía y total falta de respeto por su privacidad, decidieron invadir su habitación, aunque, siendo realistas, él lo había hecho cientos de veces y no le molestaba en realidad.

"Esto sigue siendo una pésima idea" murmuró Neville, ya sin energía para discutir, aunque se quejaba, él fue el primero en ir a su habitación.

"Es una estrategia de supervivencia" respondió Mich acomodándose dramáticamente en su cama como si siempre durmiera ahí -cuando no era así, se turnaban los dias-. "Juntos somos más fuertes" Nevulle asintió, abrazando una de las almohadas de Draco sin la más mínima vergüenza ahora, que poco le había durado la etapa de 'buena influencia'.

"Tienes razón, no voy a dormir solo después de lo del bosque. Además, la cama de Dray es más cómoda que la mía" hablo Neville sin ninguna culpa en su voz, acomodándose mejor.

Dio un resoplido divertido. "Porque tenga buen gusto no significa que haya espacio para todos nosotros"

"Pues tu duermes en el piso y Neville en el sillón y yo en tu enorme cama matrimonial. Somos los invitados después de todo" se burló Mich.

Aunque en ese momento, alguien tocó la puerta.

Los tres se miraron y fruncieron el ceño, ¿quién podía ser a esta hora?

Así que con una idea en mente de quién pudiera ser, se cruzó de brazos y preguntó con voz impaciente: "¿Quién es?"

Hubo un breve silencio antes de que una voz familiar respondiera. "Soy yo, Malfoy"  sintió una punzada de molestia en la nuca, no quería verlo.

"¿Y qué vienes a buscar?"

Silencio.

"... a ti. Necesito hablar contigo" respondió este.

Alzó una ceja y dejó que una sonrisa irónica se dibujara en su rostro.

"Ya es tarde" canturreó.

Otro silencio incómodo. "… ¿Puedo entrar o no?"

Michel, que ya estaba al borde de un ataque de risa susurró algo que sonó como "Dioses, el idiota no sabe qué sigue".
Neville, sin embargo, tenía los brazos cruzados y una expresión de absoluto desagrado. "¿Qué quiere ese imbécil?"

Draco giró la cabeza hacia él con una ceja arqueada. "Oh, ¿qué pasó con 'sé la mejor versión de ti mismo, Dray'?"

Este le devolvió una mirada seca. "Sabes bien que no aplica con él".

Mich a su lado hizo un ruido de disgusto.
"Después de lo que dijo de ti, deberías mandarlo al infierno y que se quede ahí".

Él dejó escapar un suspiro dramático. "Lo sé, lo sé. Aunque por desgracia el universo insiste en ponerlo en mi camino".

Neville lo miró fijamente. "Entonces no lo dejes entrar" sin embargo, lo había dicho con esa mirada de "Escucha lo que tiene por decir"

Él se lo pensó por un momento. Honestamente, era una opción tentadora. Pero, al final, chasqueó la lengua y se dirigió a la puerta.

"Neville, eres una muy mala influencia".

Y con otro suspiro exagerado, abrió la puerta. Su compañero Nott estaba ahí, con su típica expresión neutral, aunque sus ojos se oscurecieron al notar la seguro asombrosa cantidad de personas dentro de su habitación, a pesar de ser solo sus amigos.

"No sabía que tenías… invitados" hablo con un tono que sugería desaprobación.

Mich se cruzó de brazos y lo miró con frialdad. "No sabías muchas cosas, ¿verdad, Nott?" le dedicó una sonrisa completamente falsa. "¿Vienes a esparcir más rumores o solo a molestar?"

Nott mantuvo su rostro impasible, aunque él pudo notar la ligera tensión en su mandíbula.

"Necesito hablar contigo. A solas" exigió-pidió.

Sus amigos hicieron un sonido colectivo de burla e indignación contenida y el exhaló con pesadez.

"Perfecto. Hablemos en tu habitación".

Y, antes de que Michel pudiera hacer algún comentario aún más hiriente, salió y cerró la puerta detrás de él, quería terminar esto rápido. Nott solo asintió sin decir nada y comenzó a caminar, y aunque él no giró la cabeza, supo que Michel y Neville intercambiaban miradas a sus espaldas, debatiéndose entre seguirlo o dejarlo ir solo. Pero la respuesta era obvia, porque apenas cruzó el umbral de la habitación del chico y la puerta se cerró, supo con certeza que estaban pegados al otro lado, escuchando. No los delató. Después de todo, también quería testigos por si las cosas se ponían... feas, y alguien que diga que él fue totalmente inocente siempre era de ayuda.

Nott se apoyó contra su escritorio con los brazos cruzados, estudiándolo con una mirada entre culpable y cautelosa.
"No esperaba que vinieras".

Draco dejó escapar una risa vacía, cruzándose de brazos también, reflejando su postura pero sin la más mínima intención de suavizar su expresión. "Sí, bueno, yo tampoco esperaba que esparcieras rumores sobre mí, pero mira, aquí estamos".

La mandíbula de este se tensó un poco, y por un instante pareció que iba a contradecirlo, sin embargo solo exhaló pesadamente y bajó la mirada.

"No fue mi intención que las cosas se salieran de control" ¡Oh, por supuesto que no lo fue!

Draco parpadeó lentamente, sintiendo cómo la rabia burbujeaba en su interior con cada palabra que salía de la boca de Nott. ¿De verdad tenía el descaro de intentar minimizar lo que había hecho?

"Ah, claro" hablo con su tono goteando sarcasmo. "¿Esas cosas suceden solas? Qué curioso, porque yo no recuerdo haber abierto la boca para decir absolutamente nada, y  sin embargo, ahora resulta que medio Hogwarts cree que cualquiera puede pasar por mi habitación como si fuera un hostal".

Este apretó los labios, desviando la mirada hacia la pared, como si tuviera que reunir fuerzas para responder.
"No… no quise que lo vieran así"

Él se rió de nuevo, pero esta vez no había diversión en su voz. "¿Ah, no? Entonces dime, ¿cómo exactamente pretendías que lo vieran? Porque a mí me parece que lograste justo lo que querías. Además estabas consciente de lo que hacías al decirle a Parkinson eso, todos saben como es ella. No fue un accidente Nott, no lo hagas parecer como tal".

"No" repitió este alzando la cabeza de golpe, con el ceño fruncido. "Yo… no quería que todos pensaran que…"

Se detuvo, tragando saliva. Draco lo miró con una ceja arqueada. "¿Que pensaran qué, Nott? Termina la frase" el chico tensó la mandíbula y murmuró, casi en un susurro:

"Que cualquiera puede estar contigo" ¿y eso que te importaba a tí?.

El aire pareció volverse más denso de golpe. Draco sintió un escalofrío subirle por la espalda, y por un momento no supo si lo que había escuchado lo enfurecía más o lo indignaba.

"¿Perdón?"

Nott apartó la vista y exhaló pesadamente, como si decir aquello le hubiera costado. "Es decir… no quería que te vieran como…"

"¿Como qué?" Dio un paso adelante, su tono afilado como un cuchillo, él no respondió de inmediato, y eso solo hizo que la rabia que tenía contenida creciera aún más. "Dilo" exigió, con la voz baja y tensa. "No te quedes a medias".

"Como si no importaras" murmuró finalmente alzando la vista para mirarlo.

Él entrecerró los ojos, sintiendo que algo se le retorcía en el estómago.
"Oh, ¿pero para ti sí importo?" Porque según él, no le haces eso a una persona que supuestamente te importa.

"Sí" respondió Nott sin dudar.

Draco sonrió, pero no fue una sonrisa amable. Fue lenta, cruel y llena de burla. "Pues qué conveniente"

"No lo digo porque me convenga, Malfoy" su voz sonó más firme, más tensa. "Me importas. Por eso vine a disculparme".

Él inclinó la cabeza, observándolo con la mayor frialdad que podía reunir. "¿Porque me ves como una persona o porque no soportas que otros lo hagan?"

Nott tardó demasiado en responder.

El silencio lo dijo todo.

Y Draco sintió una punzada de decepción en su pecho, aunque no dejó que se reflejara en su rostro.

"Lo siento" susurró este con su voz apenas audible.

Él pestañeó, sorprendido por un instante. No porque creyera que Nott no sintiera culpa, sino porque realmente parecía afectado.
Había muchas formas en las que podía responder. Podía decirle que se largara, que sus disculpas no cambiaban nada, que lo que había hecho había sido hiriente y egoísta. Podía gritarle, hacerle entender que había arruinado más de lo que imaginaba.

Pero, en lugar de eso, simplemente dijo:

"No te perdono".

El chico cerró los ojos por un segundo, como si hubiera esperado esa respuesta, y sin embargo aún así doliera.

Draco se giró y abrió la puerta sin molestarse en mirarlo de nuevo. Y ahí estaban Michel y Neville, pegados a la puerta, cayéndose un poco hacia adelante cuando la abrió de golpe.

Michel se recompuso rápidamente y le dedicó una sonrisa orgullosa. "Ese fue un momento hermoso. Me encantó"

Neville, en cambio, frunció el ceño con aire pensativo y murmuró: "Aunque yo si le creí un poquito..."

Él apretó los labios, sintiendo una punzada de irritación.

"Pues qué bueno que no depende de ti".

Y sin decir más, se dirigió a su habitación, sabiendo que esa conversación no iba a dejarlo en paz en su cabeza por mucho, mucho tiempo.

.

Cuando la puerta se cerró con un golpe seco, Draco exhaló con frustración y se dejó caer pesadamente sobre su cama, sintiendo el colchón hundirse bajo su peso. Michel, con toda la confianza del mundo, se acomodó en el borde, cruzando las piernas y echándose hacia atrás con las manos detrás de la cabeza, como si estuviera en el lugar más cómodo de todo el castillo. Neville por otro lado se mantuvo sentado en la silla de madera junto al escritorio, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

El silencio que quedó tras su conversación con Nott era espeso, cargado de pensamientos que ninguno de los tres estaba dispuesto a decir en voz alta todavía. Finalmente, Michel rompió la tensión con una carcajada seca.

"Qué fastidio de persona" soltó con tono burlón, meneando la cabeza. "¿No se cansa de hacer el ridículo?"

Él con los ojos cerrados y los brazos cruzados tras la cabeza, dejó escapar un bufido.
"No tiene vergüenza. Ni siquiera me sorprende, fue así desde niño" aún recordaba esa Gala de Yule antes de que todo saliera mal con ellos dos.

"Es impresionante" continuó su amigo acomodándose mejor. "Primero va esparciendo chismes por todo el castillo, y ahora, cuando lo enfrenta el único al que no debería haberse metido, viene con cara de perro arrepentido"

Neville resopló, mirando la puerta con una mezcla de incomodidad y enojo. "No lo sé…" dijo en voz baja, como si dudara de sus propias palabras. "Lo que hizo estuvo mal, eso nadie lo discute, pero… ¿no les pareció sincero?"

Draco giró la cabeza y lo miró con incredulidad. "¿Sincero?" repitió, alzando una ceja. "Nev, con todo el cariño que te tengo, tienes que aprender a leer mejor a la gente. Nott no oo siente em verdad, solo lo hace para quedar bien y hacerme caer en su tonto jueguito".

Este frunció los labios claramente debatiéndose de forma seria. "No estoy diciendo que lo perdones ni nada, solo que… no sé, parecía que de verdad lo lamentaba" que lo lamente no es suficiente. El daño ya esta hecho, y desde hace mucho antes que esto.

"Ah, sí, seguro" dijo Mich con sarcasmo. "Lamenta que lo hayamos descubierto siendo un imbécil".

Él asintió con lentitud, sin dejar de mirar a Neville. "Escucha, Nev. No es que queramos ser crueles solo por diversión. Bueno, tal vez un poco, aunque ese no es el punto. El punto es que Nott siempre ha sido un metido. Cree que tiene derecho a opinar sobre mi vida, a decidir qué es lo mejor para mí o a hablar de mí cuando ni siquiera estamos en términos de amistad".

Michel chasqueó la lengua. "Y encima ni siquiera tiene la decencia de ser un chismoso decente. Hubiera inventado algo interesante al menos, pero no, tenía que ir por el drama barato"

Si otro amigo suspiró, mirando hacia otro lado.
"Sí, bueno… eso sí es cierto".

Draco sonrió con satisfacción y volvió a recostarse con tranquilidad, disfrutando del momento en el que Nev finalmente entendía su punto. Sin embargo, su paz duró apenas unos segundos antes de que un golpe fuerte resonara en la puerta.

"¡Dejen de hablar de mí como si no estuviera aquí al lado!"

Michel soltó una carcajada divertido y él simplemente cerró los ojos, exhalando con cansancio.
"Parece que el metido sigue en la puerta" murmuró con tono aburrido.

"¡Draco!" insistió este golpeando la madera con más fuerza. "¡Solo quiero hablar! En verdad lo siento"

"Y yo quiero que me dejen en paz, aunque no siempre obtenemos lo que queremos" respondió él con indiferencia.

"No sé si admirar su perseverancia o sentir lástima por él" hablo Mich.

Neville, que hasta ese momento se había mantenido en silencio, apoyó los codos en sus rodillas y suspiró. "Esto es ridículo".

"¡Draco! ¡No puedes simplemente ignorarme!" Volvió a gritar el chico.

"Mira cómo lo hago" soltó él con una sonrisa burlona, que Nott no podía ver porque la pared los separaba.

Michel rió entre dientes. "Está desesperado".

"Sí, ¿y qué? No es mi problema" respondió con un encogimiento de hombros.

"¡Déjenme entrar, por favor!"

"¿Para qué?" intervino Mich por él. "¿Para decir más tonterías? No, gracias".

"Tal vez piensa que si grita lo suficiente, mágicamente lo voy a perdonar" murmuró acomodándose mejor en su cam.

"¿Le decimos que no?"

"Nah, mejor dejemos que se humille un poco más".

"¡Draco, por favor!" Suplico el chico.

"Escucha bien Nott, ya sé que te encanta el drama" hablo con tono exasperado ", pero honestamente no estoy de humor para escuchar más excusas baratas".

"¡No son excusas!" Repitió.

"Sí, claro" se burló Mich. "Seguro que no".

"¡No lo son!"

Él se volteó en la cama y miró a Neville con una expresión cansada. "¿Cuánto crees que dure antes de rendirse?"

Su amigo volvió a suspirar, frotándose las sienes.
"Me sorprendería si se rinde".

"Punto válido".

Otro golpe en la puerta. "¡De verdad lo siento!"

Michel bufó. "Y él de verdad no quiero escucharte".

"¡Corner, Malfoy, son insoportables!"

"Gracias, lo sé: respondió Draco con una sonrisa de autosuficiencia.

Nott dejó escapar un gruñido de frustración. "¡Y rres un terco!"

"También lo sé".

"¡Maldita sea, Malfoy! ¡Solo dime qué quieres que haga para arreglarlo!" ¿Y hacer que deje de actuar su humillación? No gracias. Así que se giró lentamente en la cama, apoyándose en un codo, y sonrió con frialdad.

"Pues desaparece".

El silencio fue casi inmediato. Nott no dijo nada durante varios segundos, y por un momento, Draco pensó que realmente se había ido. Sin embargo luego escucharon un resoplido y el sonido de pasos alejándose con pesadez.

Michel dejó escapar una risa triunfal. "¿Ya dije que eso fue hermoso? Porque lo fue"

Neville, aunque todavía parecía incómodo, no dijo nada en defensa de Nott esta vez. Esta vez fue él quién suspiró y cerró los ojos de nuevo.

"Por fin algo de paz".

Sus amigos por fin se acomodaron bien en la cama, y con un resoplido Michel fue el primero en hablar. "Bien, ahora sí, ¿de qué estábamos hablando antes de que el metido nos interrumpiera?"

Draco sonrió al ver que Neville también lo hizo.

Theo Nott nunca tuvo oportunidad.

...

La conversación con Neville se alargó más de lo que Draco hubiera esperado. Al principio, todo parecía una charla inofensiva, pero cada respuesta de Neville solo confirmaba más sus sospechas. Él no podía evitar notar cómo Michel tenía esa mirada afilada, como un detective de novelas de misterio a punto de resolver el caso del siglo.

"A ver, Nev" empezó Michel, apoyando los codos en las rodillas y entrelazando los dedos. "Dijiste que siempre has sido torpe, ¿pero alguna vez te ha pasado que te caes y, de alguna manera inexplicable, te salvas de romperte algo?"

Su amigo parpadeó confundido.
"Bueno… sí, varias veces" admitió, rascándose la nuca. "Una vez me caí de una ventana cuando era niño, y en lugar de estrellarme contra el suelo, reboté como si hubiera un colchón invisible".

Ambos intercambiaron una mirada significativa, eso podría ser puramente magia, y sin embargo aún tenían sus sospechas. "¿Y qué hay de los animales?" siguió Draco, fingiendo indiferencia mientras se acomodaba más en la cama. "¿No te ha pasado que los animales te siguen o que pareces entenderlos mejor de lo normal?"

Neville frunció el ceño. "Bueno… mi abuela dice que siempre he tenido buena mano para las plantas y los animales" murmuró. "Pero eso no tiene nada de raro".

"Claro, nada raro en absoluto" dijo Michel con sarcasmo evidente. Y" dime, ¿alguna vez has tenido sueños extraños? De esos que parecen demasiado reales, como si alguien te estuviera enviando mensajes".

Estee se removió incómodo. "¿Cómo lo saben?" preguntó con recelo. "A veces sueño con… lugares que no conozco, y luego resulta que existen" mmm eso les daba más pistas. Además, ya les había dicho que tenía una leve dislexia...

"Interesante…" Draco dejó caer la palabra con teatralidad, tamborileando los dedos contra su rodilla.

"¿Y objetos que se pierden y aparecen en lugares imposibles?" insistió Mich cada vez más emocionado.

Neville se quedó callado por un segundo antes de asentir lentamente. "Sí… me ha pasado" admitió. "Una vez perdí mi varita y apareció dentro de una maceta en el invernadero de la escuela. Nadie supo cómo llegó ahí" y de ahí en más, siguieron con unas cuantas preguntas.

"Y, por último…" Draco se inclinó un poco hacia adelante. "¿Alguna vez te ha pasado que como vez criaturas inexistentes, que no deberían de estar ahí? Como las de la Mitología..."

Neville los miró fijamente.
"Sí…" susurró.

Se hizo un silencio cargado de tensión, y él sintió un cosquilleo de anticipación, casi podía ver cómo se iluminaban las piezas en la mente de Michel al mismo tiempo que en la suya.

De pronto, como si fueran uno solo, los dos se pusieron de pie de un salto, levantaron las manos y gritaron al unísono:
"¡SEMIDIOS!"

Neville se sobresaltó tanto que casi se cayó de la cama. "¿Qué?" exclamó, mirándolos como si hubieran perdido la cabeza.

Él solo sonrió con suficiencia. Oh, esto iba a ser muy divertido.

"¿¡Qué!?" Repitió su amigo. "No, eso es imposible. Yo tengo dos padres. Son magos normales, no dioses, ninguno de ellos... ¿y si quiera estos existen? Chicos, esto no..."

Y en ese momento, como si el universo decidiera que era la mejor oportunidad para una revelación dramática, un resplandor verde y dorado envolvió a Neville. El cuarto entero pareció iluminarse con un brillo cálido, como si el sol se filtrara entre campos de trigo y árboles frondosos. Sobre su cabeza, flotando con una majestuosidad imposible de ignorar, apareció el símbolo de una espiga de trigo dorada.

Hubo un silencio sepulcral.

Neville parpadeó. Miró el brillo que lo rodeaba. Miró a Draco y a Michel. Volvió a mirar el símbolo sobre su cabeza.

Él se llevó una mano a la boca, fingiendo sorpresa. "¿Quién lo hubiera dicho?" murmuró con el tono más sarcástico posible, a pesar de que él estuviera igual de sorprendido. "Nuestro amigo experto en Herbología, el cual las plantas reaccionan diferentes con él era hijo de la diosa de la agricultura. Jamás lo vi venir".

Michel se dejó caer en la cama, carcajeándose. "¡Esto es demasiado bueno! ¡Ahora tenemos que decirle a los demás!"

Neville, por su parte, parecía haber entrado en un estado de shock.
"Yo… ¿qué? ¿Cómo?" balbuceó, mirando su propio cuerpo como si esperara encontrar la respuesta en sus manos.

Draco suspiró y le dio una palmada en la espalda. "Bienvenido al club, Nev. Ya te explicaremos todo. Aunque primero, necesito que proceses esto antes de que entres en pánico y te desmayes" ya habia visto cono algunos lo hacian.

Este abrió la boca como para protestar, pero luego simplemente se dejó caer en la cama, mirando al techo con una expresión que oscilaba entre el asombro y la desesperación.

Michel le dio un codazo y susurró: "Le va a llevar un rato aceptarlo"

Solo sonrió con diversión. "Sí. Pero al menos ahora no somos los únicos en este lío" ¡Era genial! Cree.

"¿Cómo… cómo se supone que ustedes descubrieron esto?" Neville seguía en shock, mirando la espiga de trigo brillante sobre su cabeza como si esperara que desapareciera si parpadeaba lo suficiente.

Draco se dejó caer en la cama con un suspiro exagerado, como si contar la historia fuera una carga insoportable. "Oh, la mía es una historia encantadora" hablo con sarcasmo, cruzando los brazos detrás de la cabeza, intentando que con ese tono no se ntoe si tristeza. "Imagínate esto, Nevulle: yo, un niño adorable, rubio, con un futuro brillante, paseándose en el Londres muggle como cualquier otro niño normal. Y de repente, ¡bum! Aparece una furia, fea como un trasero de troll, y decide que soy su merienda. Mi madre trató de defenderme, pero..." Su voz se corto de forma notable ", bueno, no salió bien. Al final, terminé en un campamento donde me dijeron: 'Felicidades, eres un semidiós, tu vida apesta ahora más que antes' "

Neville lo miró con la boca entreabierta, asimilando la información. "¿Una furia? ¿Como en los libros de mitología?"

"Exacto. Muy real, muy mortal, y con aliento peor que el de un hipogrifo con indigestión".

Este tragó saliva, claramente horrorizado.

Michel, que hasta ese momento había estado jugando con un hilo suelto de su túnica, levantó la cabeza y sonrió. "Lo mío fue menos dramático, supongo. Mi mamá me lo dijo el verano antes de entrar a Hogwarts. Simplemente me sentó y me dijo: 'Ah, por cierto, tu papá es Hermes. No lo llames para pedirle dinero porque no contesta mensajes'. Y ya, sin más. ¿Por qué decidió decírmelo justo entonces? Ni idea, sigue siendo un misterio".

Draco rodó los ojos. "Sí, bueno, después de eso nos encontramos en el campamento, aunque ya éramos amigos de antes. Lo cual, por cierto, fue bastante conveniente, porque si hubiera tenido que lidiar con todo eso solo, probablemente habría renunciado y me habría ido a vivir a una cueva" aunque... "en realidad, tenía amigos ahí. Sin embargo con Mich siempre todo fue más facil".

El mencionado asintió con aire solemne.
"Sí, el campamento es genial y todo, pero la verdad es que sigue siendo un campamento. Prefiero Hogwarts, al menos aquí las probabilidades de morir son del sesenta por ciento y no del noventa".

Neville seguía con cara de 'esto no puede estar pasándome'
"Entonces... ¿yo también tendré que ir a ese campamento?"

Los dos se miraron y luego se encogieron de hombros al unísono. "Probablemente" dijeron al mismo tiempo.

Su amigo gimió y se dejó caer de espaldas sobre la cama. "Genial. Simplemente genial" murmuró, aún sin creérselo. "... ¿como se lo diré a mi abuela?"

Y ahí, ahí venai un problema más.

.

Escribir cartas era una tortura.

Draco apoyó la cabeza en la mesa, mirando el pergamino en blanco frente a él con absoluto desprecio. A su lado, Michel estaba en la misma situación, con la pluma en la mano, pero sin haber escrito ni una sola palabra. Y en el centro, con una expresión de pura agonía, estaba Neville.

"Tal vez debería empezar con un 'Querida Abuela' "murmuró Neville, sin embargo su voz sonaba tan incierta que ni él mismo se convencía.

"Sí, eso es lo lógico" concordó Michel. "A menos que quieras poner 'Hey, Augusta, tengo algo impactante que decirte' ".

Neville le lanzó una mirada cansada. "Muy gracioso Michel".

Él suspiró y se enderezó en su asiento.
"Bueno, ¿qué piensas decirle exactamente? ¿Vas a soltarlo de golpe o darle un poco de contexto? Porque si le dices 'Soy hijo de una Diosa", podrías causarle un infarto" y no cree que quieran eso, ¿verdad?

Verdad, ya que Neville enseguida palideció.
"No había pensado en eso…"

"Quizás algo como… 'Últimamente han pasado cosas extrañas' "sugirió Michel. "Eso da pie a la revelación sin parecer una locura inmediata".

Draco asintió y tomó su pluma. "Vamos, dicten y yo lo escribo. Algo como… 'Querida abuela, espero que estés bien. Hay algo importante que debo contarte, pero quiero que sepas que sigo siendo el mismo. Solo que… últimamente han pasado cosas extrañas' ".

Neville lo leyó en voz baja y asintió con cautela. "Bien… bien. ¿Y luego?"

"Luego puedes decir que descubriste algo sobre tu familia que nunca supiste" siguió Mich. "Que no cambia quién eres, pero explica algunas cosas".

Su amigo respiró hondo y asintió, dictando con más confianza. Lentamente, la carta tomó forma. Y cuando la terminaron, los tres se quedaron en silencio, mirando el pergamino con la sensación de que acababan de escribir algo mucho más grande que unas simples palabras.

"¿Y ahora?" preguntó Neville.

"Ahora la enviamos" dijo Michel, poniéndose de pie con decisión. "Antes de que entres en pánico y la quemes". Este no discutió.

Y cuando cada uno regreso a su habitación, Draco se dejó caer en su cama con un suspiro.

Solo entonces recordó que él también tenía que escribir una carta.

.

Se quedó mirando el pergamino en su mesita de noche, sintiendo una punzada de incomodidad en el estómago. La carta de Neville era difícil, pero la suya… La suya no tenía idea de cómo empezarla.

Finalmente, agarró la pluma y, después de un momento de vacilación, escribió:

"Padre…"

Y se quedó ahí, con la pluma suspendida en el aire, sin saber qué más escribir. La palabra se sintió demasiado pequeña para todo lo que quería decir. Se quedó mirando el pergamino, la pluma en el aire, sin saber por dónde empezar.

"Espero que estes bien"

No, eso sonaba como algo que escribiría un extraño. Tachó la línea y apoyó el codo en la mesa, golpeando la pluma contra su mejilla.

"¿Cómo estas? He estado pensando en tí"

Si, eso era mejor.

"Aquí todo va… bueno, ya sabes cómo soy. Me adapto. Hogwarts es diferente a lo que imaginé, aunque también se siente exactamente como lo esperaba. Hay caos, hay magia, hay gente con la que me meto en problemas y otros con los que me meto en más problemas. No te preocupes, nada grave"

Se rió un poco con cariño. Sabía que su padre seguramente se preocuparía de todas formas, siempre lo hacía.

"Michel y yo hicimos un nuevo amigo. Neville. Es algo torpe, pero tiene buen corazón. A veces me recuerda a mí mismo, cuando aún no sabía nada del otro mundo. Y bueno, resulta que tal vez él tampoco lo sepa… ya te contaré luego".

Hizo una pausa. Esto era lo difícil.

"He estado pensando mucho en el verano. No sé qué haré todavía"

Eso era mentira. Sí lo sabía, solo que no quería admitirlo en voz alta.

"El campamento… lo extraño. Extraño todo de él. Las peleas, el entrenamiento, la cabaña, las fogatas, las noches locas con Michel. Es mi hogar, padre. Sé que no siempre fue fácil, sin embargo fue mi hogar"

Le tembló un poco la pluma, así que la dejó sobre la mesa por un momento. Respiró hondo y la tomó de nuevo.

"Pero tú también eres mi hogar. No quiero dejarte solo. No quiero que pienses que me olvido de ti cuando estoy lejos, porque nunca lo hago"

Cada palabra pesaba más que la anterior.

"Por eso quiero saber… ¿vas a volver este verano? ¿Te volveré a ver ahí?"

Apretó los labios y se forzó a seguir.

"¿Cómo va tu búsqueda? ¿Has encontrado alguna pista sobre mamá?"

No estaba seguro de si quería saber la respuesta.

"Si necesitas que me quede… puedo hacerlo. Aunque si voy al campamento, ¿me visitarás?"

Sabía que su padre no era de los que prometían cosas sin estar seguros de cumplirlas. Pero Draco solo quería una señal, una mínima certeza.

Se quedó mirando la carta. ¿Demasiado? ¿Muy poco?

"Cuidate, te amo"

Firmó su nombre con un solo trazo y se quedó observando la carta.

Quizás debería reescribirla.
Quizás debería romperla.
Quizás debería enviarla antes de pensarlo demasiado.

No había forma de saberlo, así que la dobló con cuidado y la guardó en un sobre. Luego, apoyó la frente en la mesa y cerró los ojos.

En el fondo, ya sabía la respuesta.

.

Había algo inquietante en la tranquilidad de su habitación.

Draco dejó la pluma a un lado y repasó su carta una última vez. Las palabras dirigidas a su padre estaban cuidadosamente medidas, lo suficiente para decirle lo que sentía sin sonar desesperado, lo suficiente para hacerle saber que quería verlo en verano sin parecer un niño aferrado.

Suspiró.

No importaba cuántas veces la leyera, siempre sentía que le faltaba algo.

Entonces, ocurrió.

Un leve cosquilleo le recorrió la nuca, un instinto, un aviso, se giró bruscamente, sin embargo la habitación estaba vacía.

Frunció el ceño y regresó la vista a su escritorio. El pergamino sobre el que había estado escribiendo estaba exactamente en el mismo lugar, la vela seguía ardiendo con normalidad. Nada se había movido.

Excepto que ahora… había algo más.

Un pequeño trozo de pergamino, doblado con precisión, justo al lado de su carta.

Draco se quedó completamente quieto. No había escuchado a nadie entrar, no había sentido ningún movimiento. Y sin embargo, ahí estaba. Con el ceño fruncido, estiró la mano y tomó el papel.

Solo una línea escrita en tinta negra, con una caligrafía firme y elegante en Griego Antiguo:

No bajes la guardia. Él está cada vez más cerca.

El aire se sintió más denso.

Tragó saliva y miró alrededor una vez más, pero no había nada, ni siquiera una brisa que delatara la presencia de alguien.

Esto no era una simple broma.

Alguien le estaba advirtiendo.

Y si el primer mensaje lo había dejado en duda… este lo confirmaba.

Respiró hondo y dobló el pergamino con cuidado, guardándolo en el bolsillo de su túnica.

No sabía quién estaba detrás de esto.

Pero lo averiguaría.

...

Draco apenas cruzó la puerta de la habitación de Michel cuando se encontró con Anthony tumbado en su cama, hojeando un libro con expresión aburrida, y a Terry sentado en su escritorio inmerso en la lectura.

"Pensé que no vendrias hoy, ya te estabas tardando" comentó Anthony sin levantar la vista, aunque con una sonrisa que delataba su diversión.

Él se apoyó en el marco de la puerta y le dedicó una mirada burlona. "¿Y perderme la oportunidad de torturar tu existencia? Jamás".

Anthony soltó una risa. "¿Torturar ni existencia? Hay quienes pagarían para estar en mi lugar" en esa le daba la razón.

Michel suspiró y entró detrás de él tirándose sobre su cama con el agotamiento de alguien que tenía que lidiar con él todos los días. "No lo animes, Anthony. Ya de por sí tiene el ego por los cielos".

"Ay Mich, cariño" hablo con una sonrisita y tono meloso ", lo mío no es ego, es confianza bien puesta" su amigo le tiró una almohada en respuesta. Se notaba cuanto lo amaba.

Neville que aún seguía de pie junto a la puerta, miraba la escena con algo de fascinación. Draco sabía exactamente lo que está a pensando su amigo en esos momentos.

"¿Siempre son así?" preguntó este girándose hacia Terry.

El chico levantó la vista de su libro y ajustó las gafas con aire serio. "Peor. Hoy están controlados" Neville apenas procesó la respuesta antes de que Terry cerrara su libro con calma y lanzara una pregunta que los tomó por sorpresa. "Hablando de cosas insoportables… ¿Alguna vez alguien no ha pensado que ustedes dos son pareja?"

Ambos se miraron, luego intercambiaron una mirada con Anthony y Neville antes de responder, completamente sincronizados: "Sí, aunque hay razones para que no lo piensen".

Michel levantó un dedo. "Draco se la pasa coqueteando aunque no quiera".

Él solo sonrió y añadió: "Michel está demasiado ocupado armando caos".

"Y tenemos once años" concluyeron ambos a la vez.

Nev parpadeó, sin saber si reírse o dejar de hacer preguntas.

"Bueno, en su defensa" dijo Anthony con una sonrisa pícara ", su dinámica no ayuda a desmentirlo".

Él se encogió de hombros con elegancia.
"Ni lo intento".

Michel le lanzó otra almohada. "Ya cállate amor".

Antes de que la conversación derivara en más tonterías, Anthony cambió de tema, señalando el libro en el escritorio de Terry. :¿Qué lees?"

"Mitología griega" respondió este con calma. Ooh, eso sí le interesaba. Alzó una ceja, ahora genuinamente interesado.

"¿Y qué parte exactamente?"

"Sobre los dioses" uy, justo ellos eran hijos de algunos.

Michel se sentó de inmediato. "¡Oh! Esto sí me interesa. ¿Cuál es su dios o diosa favorita?"

"Atenea" respondió Terry sin dudarlo, y Draco no pudo evitarlo, una parte de él pensó automáticamente en Annabeth y sintió un escalofrío. La chica ni le tenia el mayor odio -ejem, no como La Rue- sin embargo tampoco era de sus personas de mayor aprecio.

"Hermes" dijo Michel, con una sonrisa casual. Él puso los ojos en blanco. Pues obvio, es su maldito padre, obligación genética y eso pensó, aunque no dijo nada.

"Yo he estado investigando sobre Démeter..." susurró Neville dándoles una mirada fugaz a ambos.

"Neptuno" respondió luego Anthony, lo que hizo que todos lo miraran.

"¿Neptuno?" repitió él sorprendido.

"¿Y quién es este tal Neptuno?" preguntó Michel, girándose hacia Terry, el experto en mitología.

"Es el equivalente romano de Poseidón" respondió este aunque su expresión indicaba que no entendía la elección de Anthony.

"Suena más imponente que Poseidón" explicó con naturalidad ", y los romanos tenían más disciplina".

Él se cruzó de brazos, evaluándolo con interés. "Interesante"

Michel chasqueó los dedos. "¡Falta Draco!" Los demás lo miraron expectantes.

"Artemisa" dijo sin dudarlo.

Hubo un silencio breve, interrumpido solo por la forma en que Terry entrecerró los ojos y Michel se llevó una mano a la frente. "¡Oh, lo sabia!" exclamó su amigo con diversión. "Básicamente le tiene un culto". Solo puso los ojos en blanco.

"No es un culto, solo la admiro".

"A la diosa que juró no tener nada que ver con hombres" dijo Terry con incredulidad.

Él le sonrió con malicia. "Justamente" quiza era masoquista, o solamente le gustaba hacerle la contra a la gente.

Neville, quien hasta ese momento había seguido la conversación en silencio, decidió intervenir.  "De acuerdo, esto se puso raro. Sigamos hablando de los dioses".

Y así, entre risas, discusiones sobre quién era el dios más problemático y el por qué Artemisa toleraría (o no) a Draco, la noche continuó.

...

Draco no tenía la menor intención de pasar la noche en la Torre de Gryffindor, pero la insistencia de Michel y Neville había sido agotadora. Después de semanas de rondar juntos, tenía sentido que durmieran en la misma habitación de vez en cuando. Neville no se quejaba de tener compañía, y él tampoco se esforzaba demasiado en fingir que no le gustaba.

La noche era silenciosa en Hogwarts, y aunque las paredes del castillo solían ser ruidosas con los susurros de estudiantes insomnes y el crujido de la piedra antigua acomodándose en su lugar, esa vez había una calma diferente. Draco lo notó al girarse en su cama, envuelto en la calidez de sus mantas. Algo no estaba bien.

Abrió los ojos, fijando la vista en el techo.

Al principio, pensó que se trataba de la paranoia habitual. Desde que había llegado al castillo, la sensación de peligro inminente se había convertido en algo normal. Sin embargo, esta vez no era solo un presentimiento vago en el fondo de su mente; era algo real.

Giró la cabeza y vio un pequeño pergamino sobre la mesita de noche de Neville. Eso no estaba ahí antes.

Frunció el ceño y, con cuidado, lo tomó entre sus dedos.

Ahora esta ocurriendo.

El mensaje era breve, sin firma, sin más explicaciones como las veces santeriores. Sin embargo entendió al instante que no era algo que pudiera ignorar.

Se incorporó de golpe, empujando las mantas a un lado, y miró a su alrededor. Neville que antes dormía profundamente en su cama, con la boca ligeramente abierta ya no estaba ahí. Michel, en cambio, apenas estaba cubierto con su sábana y tenía un brazo colgando fuera del colchón, su pecho subiendo y bajando con respiraciones pesadas.

Draco suspiró y le dio un empujón. "Mich, despierta" Un murmullo de protesta fue la única respuesta, rodó los ojos y lo sacudió con más fuerza. "Michel, levántate ahora".

Esta vez, el chico gruñó y entreabrió un ojo. "Cinco minutos más…"

"No, ahora. Neville no está".

Ahora si su amigo parpadeó, y el sueño se le despejó en un instante.

"¿Qué?"

"No está en la habitación" repitió mostrándole el pergamino. "Y encontré esto".

Michel tomó la nota y frunció el ceño. " "Ahora está ocurriendo'… ¿Qué se supone que significa eso?" se puso de pie.

"Que algo está pasando, y si Neville no está en su cama, seguramente está metido en medio del problema".

Sin más explicaciones, salieron en silencio de la habitación.

.

La Torre de Gryffindor estaba vacía a esa hora, lo que no era una sorpresa. La mayoría de los estudiantes ya dormían, y aquellos que solían merodear por la noche -como ellos- sabían moverse con discreción.

Bajaron las escaleras con cautela, la madera crujía bajo sus pasos, y aunque el castillo estaba sumido en sombras, sus ojos se acostumbraron rápido a la poca luz. Doblaron un pasillo y entonces lo vieron.

Neville.

Petrificado.

Michel soltó un maldición en voz baja, y él se detuvo en seco.

Su primera reacción fue negar lo que estaba viendo. Pero ahí estaba Neville, completamente rígido, con los ojos abiertos en una expresión de horror.

"¡Mierda!" susurró Michel, arrodillándose junto a él. "¿Qué demonios…?" Draco se quedó mirándolo, intentando entender qué había pasado. Alguien lo había petrificado. "¿Sabes cómo quitar esto?" preguntó su amigo en voz baja, sin apartar la vista de Neville.

Draco tomó aire.
"Sí" apuntó su varita con precisión y susurró: "Finite Incantatem".

El hechizo se disipó con un resplandor dorado, y de inmediato Neville cayó de rodillas al suelo, respirando agitadamente. Michel lo sujetó antes de que se desplomara por completo.

"Hey, hey, ¿estás bien?"

Neville tardó unos segundos en responder. Parpadeó varias veces, como si intentara recordar dónde estaba, y luego levantó la cabeza con los ojos muy abiertos.

"Harry… Hermione… Ron…" balbuceó. "Ellos bajaron al tercer piso"

Los dos intercambiaron una mirada.
"¿Y qué hiciste?" preguntó con cautela.

Neville tragó saliva. "¡Intenté detenerlos! Les dije que no podían ir, que era peligroso. Pero Hermione me atacó".

Draco alzó una ceja, eso si que no se lo esperaba. Espera, espera… ¿Me estás diciendo que Hermione 'no rompo las reglas ni aunque mi vida dependiera de ello' Granger te dejó inconsciente?"

Este frunció el ceño. "¡No es el punto!" Michel trató de contener la risa ante su reacción. "¡Cállense! ¡Se fueron al tercer piso! ¡Tenemos que hacer algo!"

Draco suspiró, llevándose una mano al rostro. "Sí, claro. Tenemos que hacer algo".Él asintió rápidamente.

"¡Exacto!"

Lo miró fijamente y luego dijo:
"Avisar a los profesores"

Hubo un silencio.

¿Qué? ¿Pensaban que irían a por los tres mosqueteros en medio de la noche como unos idiotas? No gracias, tenia sueño. Esos tres podian sobrevivir sin ellos, pelear sus propias batallas suicidas, ellos tenian cerebro y no irian corriendo al peligro.

"Sí. Porque nosotros no somos Gryffindor para lanzarnos a una muerte segura" Concordó Michel.

Neville abrió la boca, pero él no le dio oportunidad de protestar. "Escucha, Nev. Si Harry Potter quiere jugar a ser un héroe, y Granger y Weasley lo siguen, ese no es nuestro problema".

"¡Pero si esto es tan importante…!"

Le puso una mano en el hombro. "Exacto. Tan importante que deberíamos dejarlo en manos de los adultos".

"Vamos, Neville, somos irresponsables, no suicidas" hablo Michel intentando convencerlo, él frunció el ceño, aunque finalmente cedió.

"Esta bien…"

.

No tardaron en llegar a la oficina de la profesora McGonagall. Draco tocó la puerta con insistencia, sin importarle si la despertaban. Cuando la profesora abrió la puerta, los miró con el ceño fruncido.

"¿Qué están haciendo fuera de sus habitaciones a esta hora?"

"Profesora, Potter y sus amigos están bajando al tercer piso" hablo de forma rápida.

McGonagall palideció. "¿Qué?"

"Lo que escucho, Neville intentó detenerlos y lo petrificaron" explicó entre bostezos.

La profesora se llevó una mano a la frente. "Oh, por todos los cielos…" y sin decir nada más, se giró y salió apresurada, desapareciendo en el pasillo.

.

Cuando volvieron a la habitación, Neville seguía intranquilo. "¿Y si los profesores no llegan a tiempo?"

Él se dejó caer en la cama, cruzando los brazos detrás de la cabeza. "Si no llegan a tiempo, Potter estará muerto, y el problema se solucionará solo" murmuró más en el mundo de los sueños que ahí en realidad.

"Tiene un punto" le siguió Michel casi roncando.

Su amigo los miró horrorizado.
"¡No digan eso!"

"Nev, de verdad. Hicimos lo que teníamos que hacer. Ahora, a dormir" murmuró dando un muy largo suspiro, que al final pareció convencerlo ya que no escucho nada más.

Mientras el Trío de Oro luchaba contra trampas mortales, enfrentaba a Quirrell y evitaba el regreso de Voldemort…

Draco Malfoy dormía plácidamente, convencido de que había hecho su buena acción del día.

...

El Gran Comedor estaba decorado con los colores de Slytherin, y Draco no podía estar más satisfecho con la vista.

Las serpientes habían ganado la Copa de las Casas, como debía ser, y el verde y plateado cubría cada rincón del salón. Incluso los profesores parecían más apagados de lo usual, como si la idea de ver a los Slytherin celebrando les amargara la noche. Draco se acomodó en su asiento con una sonrisa satisfecha, disfrutando del momento.

Tanto esfuerzo para qué, Gryffindor…

No era solo que hubieran perdido. Era que Slytherin había ganado limpiamente, sin posibilidad de que Dumbledore hiciera una de sus maniobras ridículas de último minuto.

Y eso era, en parte, gracias a él y Michel.

Habían hecho lo correcto cuando informaron a McGonagall sobre Potter y sus amigos. No solo evitaron que tres niños de once años murieran en una trampa mortal -porque, aunque le gustara burlarse, Draco sabía que sus amigos no lo dejarían en paz si se enteraba de que permitió que Potter muriera sin intervenir- sino que se aseguraron de que la intervención de los profesores contara como una resolución oficial del problema.

Nadie en el colegio iba a premiar a Potter por meter las narices donde no debía si los adultos fueron los que resolvieron todo.

Esa era la diferencia entre ser impulsivo y ser astuto.

"Brindemos por nuestra victoria" hablo Marcus Flint, levantando su copa. "¡Slytherin domina Hogwarts!"

Los vítores no tardaron en llenar la mesa, y Draco alzó su copa con una sonrisa arrogante.

Era una noche perfecta.

O al menos lo fue hasta que Dumbledore se levantó.

Dejó de beber y fijó los ojos en el anciano, que tenía esa sonrisa suya que siempre significaba problemas.

"¡Ah, qué año tan fascinante hemos tenido!" Grito el director, con ese tono de abuelo excéntrico que tanto lo irritaba. "Y aunque la Copa de las Casas ya ha sido concedida… ¡Me temo que aún nos queda una última revisión de puntos!"

La mesa de Gryffindor se iluminó de esperanza. La de Slytherin se tensó. Y Draco sintió su mandíbula apretarse.

No. No puede ser.

Dumbledore empezó su espectáculo.

"Cincuenta puntos para Harry Potter por su valentía"
"Cincuenta para Hermione Granger por su intelecto"
"Cincuenta para Ron Weasley por su habilidad en el ajedrez"

La mesa de Gryffindor estalló en vítores. La de Slytherin en murmuraciones tensas. Y Draco apenas podía creerlo.

¿En serio?

Iban a robarles la Copa en sus caras. Por un maldito truco barato de último minuto.

Y entonces…

"Diez puntos para Neville Longbottom" Miró hacia la mesa de Gryffindor, donde Neville estaba más pálido que un fantasma. "Por tener el valor de enfrentarse a sus amigos" no lo malinterpreten, esta feliz de que su amigo reciba el reconocimiento que se merece, solo que...

Giró bruscamente la cabeza hacia Nott, que estaba sentado no muy lejos, con la misma expresión de incredulidad. "Nos van a robar la Copa" susurró este con los ojos entrecerrados, cerró los puños.

No si él podía evitarlo.

Lo lamentaba, Neville. Pero no era hora de quedarse callado.

Cuando Dumbledore levantó la mano para hacer su gran anuncio final, él actuó antes de que el anciano pudiera abrir la boca.

"¡Profesor Snape!"

El Gran Comedor se quedó en silencio. Dumbledore se giró con una expresión de sorpresa entretenida, como si no esperara que nadie lo interrumpiera. Snape, por otro lado, estaba rígido en su asiento.

Él se puso de pie. "Si estamos concediendo puntos por actos de valentía fuera de las normas, creo que hay algo que no se ha tenido en cuenta"

El director entrecerró los ojos. "¿Oh?"

Sintió la mirada de todos sobre él, sin embargo no se echó atrás. "Nada es peor que estar contra la cabaña de Ares y Atenea juntas en el captura a la bandera" se repetía en su mente. "Cuando informamos a la profesora McGonagall sobre Potter y sus amigos, tomamos la decisión de no actuar nosotros mismos porque entendimos que la seguridad de la escuela es responsabilidad de los profesores, no de los estudiantes" Hubo un murmullo en la sala, y continuó sin darle importancia. "Podríamos haber seguido a Potter, podríamos haber intentado detenerlos nosotros. Pero no lo hicimos, porque sabíamos que eso sería imprudente y peligroso" giró la cabeza hacia McGonagall. "Si no hubiéramos informado lo que estaba pasando, ¿habrían llegado a tiempo para evitar lo peor?"

McGonagall no respondió de inmediato. Miró a Dumbledore con una expresión seria y luego suspiró. "Probablemente no".

Él levanto una ceja. "Entonces, según su propia lógica, profesor Dumbledore, nuestra intervención también fue esencial para evitar una crisis mayor".

Este sonrió, pero esta vez, no con esa sonrisa de 'voy a hacer lo que quiero y nadie me va a detener'. "¿Y qué sugieres, señor Malfoy?"

Draco se cruzó de brazos. "Si Potter, Granger y Weasley reciben cincuenta puntos cada uno por enfrentarse a los peligros del tercer piso, entonces Michel y yo deberíamos recibir lo mismo por prevenir que un grupo de niños de once años muriera en una trampa mortal" queria nombrar a Neville, sin embargo no seria lo más inteligente ahora, y el director ya lo habia hecho, eso le pasaba por apresurarse demasiado.

Los Slytherin estallaron en murmullos, y el profesor Snape sonrió muy, muy levemente.

McGonagall se aclaró la garganta y asintió. "De hecho, considero que sus acciones fueron tan importantes como las de Potter y sus amigos. Si la advertencia no hubiera llegado, no habríamos sabido nada hasta que fuera demasiado tarde".

Dumbledore mantuvo su sonrisa, pero no dijo nada. Y cuando Snape habló, su voz fue suave y letal:
"Cincuenta puntos para Malfoy. Cincuenta puntos para Corner".

El Gran Comedor estalló en reacciones.

Los Gryffindor gritaron indignados.

Los Slytherin rompieron en aplausos.

Él solo sonrió.

Y cuando Dumbledore no tuvo otra opción que confirmar el conteo final…

La Copa de las Casas se quedó en Slytherin.

...

El tren se detuvo con un crujido metálico, anunciando el final del viaje. A través de las ventanas empañadas por el contraste de la temperatura, se veían decenas de familias agolpadas en la plataforma, algunas sosteniendo carteles con nombres, otras revisando relojes con impaciencia. Afuera, el sonido de los silbatos y el bullicio de la estación marcaban el inicio de las vacaciones de verano. Un suspiro escapó de sus labios.

Hogwarts se había acabado. Al menos por ahora.

Sentía algo extraño en el pecho, una mezcla de alivio y ansiedad que no lograba descifrar del todo. No era tristeza. No era felicidad. Era algo a medio camino entre ambas, una sensación que le decía que lo que dejábamos atrás había significado más de lo que estaba dispuesto a admitir.

A su lado, Neville recogía su baúl con manos algo temblorosas. "Mi abuela ya debe estar esperándome" hablo en voz baja, como si la idea lo pusiera nervioso. Él se crucé de brazos, apoyándose contra el respaldo del asiento.

"¿Nos escribirás?" preguntó Michel antes de que él pudiera hacerlo.

Neville titubeó. "Si me deja ir al campamento, serán los primeros en saberlo, lo prometo".

Frunció el ceño. "Y si no te deja ir, también nos escribirás, ¿cierto?"

Neville abrió la boca para responder, pero se detuvo. Durante un momento, pareció sopesar sus palabras con cuidado. Luego, con una sonrisa tímida, asintió. "Sí, tontos. Obvio que lo haré".

Se dieron un rápido abrazo, y lo vio marcharse con su baúl arrastrándose tras él.

Uno menos.

Michel se desperezó con exageración antes de tomar su propio equipaje.
"No te mueras de aburrimiento en el mundo de los sangre pura, Dray".

Le lanzo una mirada sarcástica. "¿Y qué haría el mundo sin mi brillante existencia?"

Michel se echó a reír, pero su atención se desvió cuando una voz femenina llamó su nombre. Samantha, su madre, estaba parada en la puerta del vagón, observándolos con una ceja alzada y una sonrisa en los labios.

"¡Draco!, ¡Mich!" Saludó, acercándose con paso relajado. "Vaya, sigues vivo" bromeó ella.

"¿Esperabas lo contrario?"

"Teniendo en cuenta tu historial de caos y problemas…" murmuro y sin previo aviso, le revolvió el cabello.

Solto un bufido, tratando de apartar sus manos, pero no lo conseguío a tiempo. "No soy un niño, tía Samy".

"Claro, claro" le sonrió con cariño, ignorando su queja.

Michel sacudió la cabeza. "Dioses, mamá, no es un cachorro".

"Oh, lo sé" la tía Samy le dio un leve empujón en la cabeza antes de pasar un brazo por sus hombros. "Ven, tenemos que tomar el metro antes de que se llene de muggles".

Michel se giró hacia mí. "Nos vemos en verano"

"Nos vemos" no sabía que más decir, habían pasado tanto tiempo juntos que...

Se chocaron los puños y vil cómo se alejaban, Michel despidiéndose con un gesto perezoso de la mano.

Dos menos.

El andén estaba cada vez más vacío.

Se quedé quieto, con el baúl junto a él y las pelotas colgadas del hombro, observando cómo el resto de los estudiantes encontraban a sus familias. Algunos eran recibidos con abrazos sofocantes, otros con palmadas en la espalda, y unos cuantos con miradas críticas que hablaban de expectativas no cumplidas.
Por un momento, sintió un nudo en el estómago.

¿Qué pasaría si él no venía?

Lo había considerado una posibilidad desde el momento en que piso el tren. Lucius Malfoy no era un hombre que pudiera darse el lujo de salir de la nada sin previo aviso. Su vida en el mundo estaba envuelta en una rutina de secretos y planes meticulosamente calculados. Y él, que no era su hijo de sangre... quizá su padre...

Quizás había pasado algo.

Quizás había cambiado de opinión.

Quizás…

Pero entonces, lo vio.

De pie, en el otro extremo del andén, con la espalda recta y la cabeza alta.

Su padre.

El mundo pareció reducirse por un instante. No era su ropa perfectamente planchada ni su impecable cabello lo que captó mi atención. Era su rostro.

Su sonrisa.

Era sutil, pequeña, apenas perceptible. Pero estaba ahí.

Su respiración se entrecortó.

No lo había visto en meses.

Los pensamientos que lo habían estado atormentando durante todo el viaje de regreso desaparecieron en un segundo.

"Hola, hijo".

No pensó. No dudó.

Simplemente soltó su baúl y corrió hacia él.

Su padre apenas tuvo tiempo de abrir los brazos antes de que se lanzara contra su pecho, envolviéndolo en un abrazo desesperado. Era cálido. Real.

Su padre.

"Te extrañé tanto" murmuró, sintiendo su mano apoyarse en su espalda.

Él no respondió de inmediato. Sin embargo sintuĺ cómo su agarre se volvía más firme, como si estuviera asegurándose de que realmente estaba allí.

"Yo también".

El nudo en su garganta se apretó.

Por primera vez en mucho tiempo, se sintió seguro. Se sintió en casa.

Y en ese momento, el verano le pareció perfecto.

Lo que no sabía era que estaba a punto de convertirse en un desastre.

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