
Hogwarts 3/4 - Evermore
A Draco no le gustaba mucho el Quidditch.
Le parecía un deporte muy injusto con la medida de puntos y algo violento en demasía -aunque, ¿quién era él pars juzgar este último aspecto? Después de todo sólo le atraía la posición de golpeador para lanzarle cosas a otras personas con el pretexto de que es su trabajo-. Además, prefería por mucho el voleyball, lo extrañaba. Necesitaba encontrar una pelota urgente.
Así que no entiende que carajos hace aquí. En las gradas de Slytherin con Michel y Neville.
Mich está demasiado emocionado como para ser alguien que estar en una casa que ni siquiera es la suya, Neville parece más nervioso que otra cosa por todas las miradas de muerte que reciben -bueno, le dieron la oportunidad de ellos ir a Gryffindor, pero el no supo aprovecharla- ¿y él¿… bueno, ahora recuerda el porqué está allí. Porque cuando el niño-adulto responsable de los tres (osea Mich, si, tambien esta soprendido de que eso sea cierto) deja de lado todo por un juego, alguien tiene que ocupar el lugar en la relación para cuidar a Neville.
"¡Vamos, Draco!" grita Michel, dándole un codazo. "¡Admite que te está gustando!"
Él entrecierra los ojos y cruza los brazos. "No he visto nada interesante todavía" que no fueran los jugadores mayores sudados, obviamente agregó mentalmente.
En ese preciso momento, Marcus Flint falla un pase de forma catastrófica, y el equipo de Gryffindor aprovecha para tomar ventaja. Michel grita, Neville se estremece aunque igual celebra y Draco… (Dioses, va a sonar muy antipático con esto), Draco se aburre.
O al menos lo hace hasta que ve algo raro.
Potter.
Potter estb volando de una manera extraña, como si no tuviera control sobre su escoba, que si tenia si sus clases de vuelo con los leones significaban algo. Decidio ignorar eso, pero no dejo de mirar el campo, sin embargo ya no es porque le interese Potter. Es por los golpeadores.
"¿Sabías que los Murciélagos de Ballycastle una vez jugaron sin Buscador? Solo con golpeadores" murmura de repente, con los ojos fijos en los dos grandotes que están destrozando a Gryffindor.
Michel lo mira con interés. "¿Desde cuándo te interesa el Quidditch?" Él muy idiota ya sabía la respuesta, solo le gustaba molestarlo.
"No me interesa el Quidditch. Me interesa lanzar cosas contra personas sin que me regañen" responde de forma automática sin apartar la vista.
Neville a su lado parpadea confundido. "Creí que si alguna vez te interesaba esto, querrías ser Buscador" Oh, como le hubiera gustado eso a mi padre.
Michel se ríe. "Nah, eso sería injusto. Es demasiado rápido, tiene reflejos de otro nivel" le envío una mirada que decía 'tú ya sabes porqué' y si lo hacía.
Aunque de igual forma levanto una ceja "¿Y desde cuándo me importa que sea injusto? No soy un amable Hufflepuff que evita ventajas, ni siquiera pedí estas ventajas" enfatizó lo último. Ahora consideraría unirse más adelante, solo para hacerle la contra.
Ah si, como extrañaba eso. Pelear y amar a Michel por partes igual hacia perfecta su amistad.
Neville los mira con la expresión de alguien que acaba de escuchar a un hombre desquiciado hablar de teorías conspirativas. Uuh, habian olvidado de que si podian parecer mal ante él. "Voy a ignorar lo loco que sonó todo esto solo porque son mis amigos" decide Nev sabiamente.
Draco le sonríe con inocencia, pero su atención regresa a las gradas. Porque sí, Snape estaba murmurando cosas, sin embargo había alguien más. Alguien que parecía estar haciendo exactamente lo mismo.
"Oigan, ¿ven a Quirrell?" Michel y Neville buscan al profesor, y ambos fruncen el ceño cuando lo encuentran. "¿No es raro que un tipo que se supone que es miedoso y tartamudo esté tan quieto?"
"Y murmurando algo" añade Neville.
"No sé qué está pasando aquí, pero Potter casi se muere en su primer partido, y si no es él mismo quien se mete en problemas, entonces alguien lo quiere muerto" y eso... eso no sonaba nada bonito. Mal por el chico
"Bueno, si es asi entonces será el niño que vivió para el drama" bromeó. Aunque de igual manera algo tenso.
.
El partido terminó con Potter agarrando la snitch con la maldita boca, sin embargo seguía dándole vueltas a lo que habían visto. No era solo Snape, Quirrell había estado ahí, murmurando cosas, y el chico casi se muere.
Aunque antes de que pudiera comentar algo más con Michel y Neville, alguien se paró frente a ellos, bloqueando su camino.
"Tienes un minuto" hablo su tan amado compañero de cuarto Nott (notese el sarcasmo), con su típica expresión inexpresiva.
Alzó una ceja, algo molesto. Él y los otros Sangre pura ya lo tenían harto, diciéndole cada que podían lo mal visto que era juntarse con sus amigos, como si tuvieran derecho a opinar y darle consejos cuando ellos mismos lo excluian antes solo por no caer en todos los estándares. "Depende. ¿Para qué? Termino por decir.
"Para hablar" muchas gracias Nott, eso me da muuuucha información.
"No veo qué podríamos tener que decirnos" contestó, antes este quería no verlo ni en figurita, y ahora estaba detrás de él como un maldito acosador. Siempre.
Michel se cruzó de brazos, acercándose más a él poniéndose en una postura defensiva "Si es por una tontería de casa, no estamos interesados" hablo serio y contundente.
Nott lo ignoró por completo como si em verdad no estuviera ahi, solamente fijando sus ojos en Draco. "Solo quiero entender algo" fue lo único que les dio.
Suspiró con cansancio, ya había pasado por esto antes y era más fácil solo escuchar para mandarlos a la mierda después. Así que girándose a Neville y Michel hablo. "Vayan adelantándose, los alcanzo en un minuto" les dedico su mejor sonrisa.
Neville le lanzó una mirada de advertencia. "¿Seguro?" Preguntó con una clara preocupación en el rostro.
"Voy a estar bien Nev, no me va a secuestrar" le aseguro intentando darle algo de calma. "Y si lo intenta... bueno, no he usado mi querida katana desde hace un tiempo" pensó tocando su brazalete.
Michel rodó los ojos, pero igual le dio una severa mirada a Nott para luego darle una a él tambien. Le palmeó el hombro antes de irse con Neville. "Si te hace algo, dale con todo. Sabes que yo te ayudo a esconder el cadaver" murmuró en su oído para ahora si, marcharse.
Cuando se quedaron solos, se cruzó de brazos. "Bueno, ¿qué quieres?" Ya se había cansado de fingir cada vez.
"Que me expliques qué Salazares haces con ellos" afirmo. ¿Qué había dicho ese lunático?
"¿Qué?"
"Sabes a qué me refiero, Longbottom y el otro, Cornudo creo. ¿Qué haces con ellos?"
Solto un bufido indignado, Nott y él no edan cercanos ni mucho menos amigos, y le habia dejado claro varias veces que su opinión de la pasaba por donde no le entraba el sol. "¿Desde cuándo te importa con quién paso el tiempo?" Pregunto al final.
"Desde que pareces buscar meterte en problemas" Nott entrecerró los ojos. "No puedes negar que es extraño, un Slytherin junto a un Ravenclaw y un Gryffindor... ¿Sabes que los llaman el Trío de Raros?"
Se sintió un poco molesto, era un nombre original. "No tengo que explicarte nada" fue lo último que le diría para darse la vuelta después, decidido a irse de allí.
"No. No tienes que hacerlo"
Noot extendió una mano y sujetó su muñeca antes de que pudiera marcharse.
Fue solo un instante.
Un simple contacto.
Pero algo pasó.
Como un déjà vu.
Como si en algún otro tiempo, en algún otro lugar, ya hubiera estado en esta misma situación con Nott.
Sintió como un escalofrío le recorría por la espalda. Y por la expresión sorprendida de el chico, él también lo sintió.
No supo cuánto tiempo estuvieron así, sin embargo fue Nott quien lo soltó primero, apartando la mirada. "Haz lo que quieras" dijo en voz baja, antes de darse la vuelta y alejarse.
Draco se quedó ahí, con la sensación extraña todavía vibrando en su piel.
¿Qué demonios había sido eso?
...
Draco no recordaba exactamente en qué momento se había quedado dormido.
Había pasado la Navidad solo en Hogwarts -cosa que le vendieron mal, no era nada como se lo habían planteado- con Michel y Neville visitando a sus familias. Le ofrecieron que los acompañara incluso se lo propusieron varias veces, sin embargo había declinado cada vez. No le gustaba la idea de ser una molestia. Además, su padre también estaba ocupado, buscando a su madre, y en realidad no podía reprochárselo. El quería hacer lo mismo. Eso no impidió que una pelota de voley, sus discos de Taylor Swift y una carta muy larga de parte de su padre aparecieran en la mañana.
Lo último que tenía claro era el frío de la Sala Común de Slytherin, la taza de chocolate caliente que había estado sosteniendo y el vago pensamiento de que la Navidad en Hogwarts no estaba resultando tan espectacular como le habían dicho.
Luego, estaba aquí.
No en las mazmorras, no en su cama, si no en un muelle de madera que se extendía sobre un mar en calma, iluminado por la luna. Y por obvias razones, no estaba solo.
"Vaya, si que te tomó tiempo volver a aparecer"
Draco parpadeó y miró al chico frente a él. Era el mismo que en su otro sueño. Ojos verdes, no, azules más vivos que los de Potter y menos odiosos, cabello oscuro y no tan desordenado en realidad y una expresión entre divertida y curiosa.
"Oh, genial" dijo, cruzándose de brazos. "Otra vez esto".
El otro se echó a reír y se dejó caer en el muelle, con las piernas colgando sobre el agua." 'Esto' me encanta cómo reduces una experiencia empra o era extra... cómo se diga esa palabra a un simple 'esto' ".
Dio un largl suspiro y, después de un momento, se sentó también. El agua debajo de ellos era de un azul casi irreal, reflejando el cielo nocturno. "Me gustaría saber quién eres" murmuró. No podía andar llamándolo Potter 2.0 toda su vida.
El chico ladeó la cabeza. "Podrías decirme tu nombre primero".
Lo miró con sospecha. "No tienes idea de quién soy, ¿cierto?"
"Depende. ¿Te llamas por casualidad 'el chico más hermoso del mundo'? Porque en ese caso, creo que sí" ignorando el hecho de que se sonrojó un poco ante el alago y que no pudo evitar sonreír, soltó un bufido.
"Draco".
El otro asintió, con una sonrisa traviesa. "Sabía que era algo dramático".
"Mira quién habla"
El desconocido se echó hacia atrás, apoyándose en sus manos, y miró al cielo. "¿Tienes algo en mente, Draco?"
Se quedó en silencio. El chico había hecho la pregunta con la ligereza de alguien que no esperaba una respuesta seria, pero eso solo hizo que pensara aún más en ella.
"No lo sé" dijo finalmente. "He estado... confundido"
"¿Sobre qué?"
"Cosas" no creía que decirle a su chico desconocido que su madre podría o estar muerta o perdida en el mundo por el ataque de una furia, y que él perro se Hades estaba en su escuela de magos sea una buena idea.
El otro arqueó una ceja. "Muy específico".
Gró la cabeza para mirarlo directo a los ojos. "No sé qué quiero". ¿Qué era querer algo en sí, qué era anhelarlo? ¿Cómo podía saber cómo se sentía, que lo estaba haciendo?
El chico dejó de bromear y lo observó con más atención. "¿Qué quieres ahora?"
Draco parpadeó. "¿Qué?"
"Ahora mismo, en este instante, ¿qué es lo qué quieres?" Repitió.
Miró el agua, después el cielo, y luego de vuelta al chico. Todo esto, ellos dos solos en un lugar tan tranquilo y en paz, sin problemas, sin presiones... solo siendo.
"…Quiero quedarme aquí un rato más".
El otro sonrió, satisfecho. "Entonces hazlo".
El silencio que siguió no fue incómodo. Fue... tranquilo. Algo dentro de él se relajó aún más, aunque fuera raro estar relajado al lado de un tipo en sus sueños del que no sabía literalmente nada. "¿Tú qué quieres?" preguntó en voz baja.
El chico lo miró y, por un momento, pareció debatirse. Luego sonrió de lado. "Podría decirlo, pero eso arruinaría la sorpresa" eso... ni era lo qué dijo, sino cómo lo habia dicho.
"¿Eso fue una frase de coqueteo?" Silena le habai enseñado mucho, y estaba casi seguro de que era coqueteo de manual.
El otro se encogió de hombros. "Depende, ¿funcionó?"
Sintió cono su cara comenzaba a calentarse. "¡Definitivamente no!"
El chico se echó a reír, y el sonido fue tan natural y alegre que Draco no pudo evitar reír también.
Por un momento, la confusión en su pecho desapareció.
Y entonces, todo se desvaneció.
Se despertó con un sobresalto, aún sintiendo la brisa marina en su piel y la risa del chico resonando en sus oídos.
Y apesar de que fuera raro, quería verlo de nuevo.
...
Draco nunca había sido alguien que hiciera las cosas con moderación.
Si algo le gustaba, se sumergía por completo en ello. Así era con la música, con la magia cuando quería, con los desafíos y, sobre todo, con el voleibol.
Después del sueño extraño con el chico desconocido -que aun no le habia dicho su nombre- su mente estaba demasiado inquieta. Necesitaba moverse, despejarse. Así que, con la pelota que su padre le había dado, salió directo al patio de Hogwarts, era un buen lugar ahora que era temprano en la mañana y la mayoría de los alumnos seguían fuera.
El aire frío le ardía en los pulmones, pero lo ignoró. Botó el balón un par de veces y comenzó a hacer saques. El sonido del impacto era lo único que le importaba en ese momento.
Hasta que alguien más atrapó su pelota.
Alzó la vista con el ceño fruncido y ahí lo vió, estaba Anthony Goldstein, sosteniendo el balón con una ceja arqueada y una sonrisa divertida.
"Tienes una fijación con terminar en mi camino, Malfoy"
Soltó un bufido divertido, se habian encontrado varias veces ya gracias a Michel. "No es mi culpa que no sepas mantenerte fuera de él".
Goldstein rodó la pelota entre sus manos, evaluándola. "Voleibol, ¿eh?"
"No. Es claramente una snitch enorme" respondió con sarcasmo, este le sonrió de lado.
"Parece que además de meterte a escondidas a nuestra habitación también sabes sobre deportes. No lo creo de ti" apesar de lo que dijo, no había sonado insultante, igual rodolos ojos.
"¿Sabes jugar o solo viniste a molestar?"
Goldstein botó la pelota una vez. "Sé lo suficiente".
"Entonces demuestralo" lo reto.
El 'partido' entre comillas improvisado comenzó con pases sencillos, aunque pronto la competencia implícita los hizo aumentar la intensidad. Él tenía fuerza, precisión, experiencia y un instinto natural. Goldstein por otro lado, tenía rapidez y sabía cómo leer la mayoría de sus movimientos.
Hubo un momento en el que saltó para rematar con toda su fuerza, pero él otro lo leyó y devolvió la pelota con una recepción perfecta.
"Parece que no soy tan malo, ¿eh?" Lo provocó, con una sonrisa que no sabía si quería golpear o… algo más.
Draco resopló con un evidente falso enojo. "Por ahora".
Siguieron jugando hasta que sus respiraciones eran irregulares y el frío ya no era un problema. En un momento, Goldstein toci la pelota con una mano y se la pasó con un giro casual, él la atrapó, sin embargo se quedó mirándolo.
Había algo en la manera en la que el chico lo observaba. Una chispa de diversión, sí, pero también algo más. Algo que no quería analizar demasiado o 'podría irle mal' según Lena.
Así que simplemente dijo: "Vamos a mi habitación".
Goldstein parpadeó, y un se sonrojó ligeramente por el frío. "¿En serio?"
Se encogió de hombros. "Aqui hace frío, y te aseguro que no hay muchos más en las mazmorras, muchas galas y demás. Y quiero mostrarte algo que tengo" le sonrió.
Él lo miró, claramente evaluando la situación, antes de sonreír con un brillo en los ojos. "Está bien, Malfoy. Vamos".
Draco no supo por qué su corazón latió un poco más fuerte con esa respuesta.
.
El camino hacia las mazmorras fue… interesante.
Goldstein no parecía del todo convencido de que ir a su habitación, o que ir en la zona de Slytherin fuera una buena idea, en si.
"Si esto es una trampa para que tus compañeros me lance una maldición, al menos avísame con tiempo para ponerme guapo antes de morir" bromeó.
Él rodó los ojos divertido. "Oh, sí, porque lo primero que hago cuando quiero maldecir a alguien es jugar voleibol con este antes".
"¿Y si es parte de un plan elaborado? Tal vez querías que bajara la guardia" conspiró. Si es tenía imaginación.
"No tengo tanta paciencia" le respondió con una sonrisa ladeada. Goldstein soltó una carcajada.
"Eso es cierto".
Draco no lo había pensado demasiado antes de invitarlo, pero ahora que estaban bajando hacia su habitación, se dio cuenta de que… nunca había llevado a alguien que no fuera Michel o Neville, o el chico de segundo para hacer su tarea, o Zabini no sabe porque, o... bueno, mucha gente.
"¿Siempre es tan oscuro aquí?" preguntó el chico, observando las paredes de piedra.
"Sí, pero lo compensa el hecho de que estamos lejos del drama de las otras casas" y que tenemos la vista del Calamar Gigante, también agregó mentalmente. Ese era un dato que no a muchos le gustaba.
Goldstein arqueó una ceja. "¿Dices eso cuando compartes cama con Michel?"
Se detuvo un segundo, touche. "Okey, tienes razón en eso".
Anthony -si, ahora era Anthony- se rió de nuevo, aunque no dijo nada más mientras llegaban a la puerta de la habitación. Al ya estar ahí, la abrió con un empujón casual y dejó que su invitado entrara primero.
Al principio, el chico de Ravenclaw pareció analizar el lugar con curiosidad… hasta que vio la colección de cosas de voleibol.
"Draco..." dijo lentamente. "Esto es… mucho".
Se cruzó los brazos, lo sabía. "No te pedí tu opinión" le respondio sin malicia.
Había un póster de la selección de voleibol de Estados Unidos, otra de Japón y Argentina en la pared, varias pelotas diferentes acomodadas en un estante, y en un rincón, su uniforme de su último torneo antes de Hogwarts en el mundo muggle, el que fue con su madre..
Anthony se acercó a la camiseta y la levantó. "Número trece, ¿eh?"
Draco asintió. "Mi número de la suerte" bueno, lo había elegido por Taylor Swift, pero es lo mismo.
Dejó la camiseta de vuelta en su lugar y se giró para mirarlo. "Te apasiona de verdad" que gran revelación.
Se encogió de hombros. "Es lo único que no tiene expectativas absurdas sobre mí" No supo por qué lo dijo en voz alta. Tal vez porque Anthony no parecía ser alguien que lo juzgaria.
"¿Y qué hay de la música? También pareces amarla" pregunto.
Se quedo pensando un segundo. "No es lo mismo" terminó por responder. Si, podía cantar toda la discográfica de Taylor Swift pero si lo ponen a cantar el himno de Hogwarts... habría un adiderencia considerable. Anthony no insistió, solo sonrió un poco y dejó que el silencio se acomodara entre ellos. Luego, con una expresión traviesa, dijo:
"Así que, ¿qué se supone que vamos a hacer en tu habitación, Draco?"
Se sonrojó un poco, tenía que admitir que el chico tenía cierto... encanto. "Anthony, si sigues diciendo cosas que se pueden malinterpretar, voy a golpearte con una de esas pelotas".
Él se puso una mano en su pecho, fingiendo sorpresa. "¿Yo? Jamás haría algo así" Draco bufó, aunque una pequeña sonrisa amenazó con asomarse en su rostro.
"Lo que quería mostrarte era esto" dijo, caminando hacia su estantería. Sacó un viejo álbum de recortes.
Anthony se acercó, apoyando un brazo en el respaldo de su cama. Estaban demasiado cerca, sin embargo él no se movió.
El chico pasó los dedos por una de las fotos en el álbum. Era una imagen de él en un campeonato, sosteniendo un trofeo con una gran sonrisa. Lo recordaba bien, lo orgullosa que se puso su madre.
"Te ves feliz"
Se quedó en silencio por un momento. "Lo estaba" respondió pasando sus dedos por la imagen.
Hubo algo en la forma en la que Anthony lo miró después de eso. Algo que hizo que se sintiera un extraño cosquilleo en el estómago. El ambiente en la habitación se había vuelto más… espeso. Él no estaba seguro de en qué momento había ocurrido, aunque la forma en la que Anthony lo miraba -una mezcla de curiosidad y algo más- hacía que su piel se erizara.
Obvio que no era ajeno a las miradas, estaba acostumbrado a recibir atención. Pero la de Anthony era diferente. No era el tipo de interés que recibía en el Campamento Mestizo, donde lo observaban con una mezcla de incredulidad y admiración. Tampoco era la atención que le dedicaban algunos estudiantes de Hogwarts, que solía ser una combinación de envidia y chismes.
No.
La mirada de Anthony era… afilada.
"¿Qué?" soltó arqueando una ceja, intento no parecer nervioso.
Anthony le sonrió con calma, como si supiera algo que él no. "Nada. Solo te estoy viendo" respondió.
"Pues deja de hacerlo" que me pones nervioso carajo.
"No puedo evitarlo. Es fascinante ver cómo alguien tan seguro de sí mismo se pone nervioso" bueno, ahí ven los resultados de sus intentos por no parecerlo.
Entrecerró los ojos, pero antes de que pudiera responder, la puerta de la habitación se abrió.
No de golpe. No con dramatismo.
Fue peor.
Mucho peor.
La puerta se entreabrió lentamente, con una calma escalofriante, y cuando giró la cabeza, se encontró con su tan amado, aclamado y deseado compañero de cuarto apoyado en el marco de la puerta.
"Vaya, vaya…" murmuró con una sonrisa irónica. "Malfoy trayendo visitas" ¿ya había dicho lo irritante que era su voz? ¿No? Pues ya lo saben.
Puso los ojos en blanco. "¿Qué es lo que quieres, Nott?" Anthony, por su parte, simplemente se enderezó, cruzando los brazos con una expresión neutra.
"Solo pasaba por aquí" dijo Nott con falsa indiferencia, aunque su mirada se deslizó por la escena: él junto a Anthony, el álbum de recortes abierto, la cercanía entre ellos.
Sintió una punzada de incomodidad. "Si no tienes nada importante que decir, entonces…" por favor, no quería problemas.
"Nada importante" repitió su compañero con una pequeña risa, no le gustaba nada eso. "No, claro que no. Solo me preguntaba… ¿desde cuándo permitimos que los Ravenclaw se acomoden tan cómodamente en nuestra habitación?".
No tenía porqué decir eso, apesar de que compartieran habitación no s eveian casi nunca ya que había literalmente una pared entera que los separaba. ¡y él también había traído a sus dos grandotes que tenía de guardaespaldas ahí!
Anthony a su lado soltó una carcajada. "¿Desde que alguien me invitó?".
La mirada de Nott se oscureció apenas un segundo antes de que volviera a su expresión relajada.
Suspiró, masajeando su sien, no quería que él viera lo que pasaría luego. "Anthony, en verdad lo siento mucho, me agrado pasar tiempo contigo, pero será mejor que te vayas antes de que esto se vuelva más irritante de lo necesario" le dedicó su mejor sonrisa.
Él se encogió de hombros, claramente entretenido con la situación, sin embargo no insistió. "Nos vemos, Draco, espero volver a verte luego" dijo con una pequeña sonrisa, antes de salir con calma, sin siquiera voltear a ver a Nott.
La puerta se cerró detrás de él. Y...
Silencio.
Se cruzó de brazos. "¿Y bien?" Esperaba que fuera algo de verdadera importancia, ya que se la estaba pasando bien con el chico sin su intervención.
Nott no respondió de inmediato. Se quedó ahí, mirándolo, con una expresión que no supo leer del todo.
Finalmente, habló. "¿Desde cuándo traes gente aquí?" ¿Qué mierda te importa? Seguí con tu vida, superalo. Obviamente no le respondio eso.
En cambio, arqueó una ceja. "¿Perdón?"
"No recuerdo que solieras invitar a extraños a nuestra habitación" y dale con el nuestra, como si no estuvieran separadas.
Resopló cansado. "Tampoco sabía que tuviera que pedirte permiso".
Nott chasqueó la lengua, aunque no respondió. Caminó lentamente hasta la estantería donde él guardaba todas sus cosas de voleibol y pasó un dedo por uno de los balones.
"¿Sabes qué es curioso?" murmuró. "Desde que llegaste a Hogwarts, haces cosas que nadie espera de ti".
Draco frunció el ceño. "¿Eso es un problema para ti?" Y si es así, metetelo en el culo. Por mala suerte no le podía decir eso, seguía teniendo algo de educación.
Nott se giró para mirarlo. "No. Pero sí me molesta que actúes como si nadie pudiera cuestionarlo"
Lo miró fijamente. Pues porque no les importa pensó. "¿Te molesta que traiga a Anthony aquí?" Al final preguntó.
"Me molesta la actitud que tienes"
"¿Qué actitud?"
"La de siempre, Malfoy. La de hacer lo que te da la gana y esperar que nadie diga nada" apretó la mandíbula. Bueno... eso podía se run poquito cierto, pero no le daría la razón, no ahora.
"Si tienes algo que decir, dilo de una vez, por favor" le pidió de forma amable.
Nott sostuvo su mirada por unos segundos, como si estuviera considerando sus palabras. Luego, simplemente suspiró y murmuró: "Olvídalo".
Draco sintió que el momento ya había pasado, aunque fue entonces, justo cuando Nott estaba por irse, que se giró con una expresión más afilada.
"Por cierto…" su voz tenía un tono casual, pero cargado de veneno. "Nuestra habitación no es un prostíbulo, Malfoy". El maldito no acababa de decir lo que creía aue había dicho. Sintió cómo se le endurecía la mandíbula. Debe de estar...
No era que no estuviera acostumbrado a los comentarios venenosos. De hecho, la mayor parte del tiempo los repartía él mismo con total naturalidad. Sin embargo algo en la manera en la que Nott había dicho aquello -con esa sonrisa ladina, con esa maldita calma exasperante- le hizo hervir la sangre.
"¿Qué carajos acabas de decir?" preguntó en un tono peligrosamente bajo.
Él se encogió de hombros, como si no tuviera la menor importancia. "Sólo que nuestra habitación no es un prostíbulo, Malfoy" repitió palabra por palabra.
La indignación lo golpeó de lleno, no fue sólo el comentario en sí, si no la forma en la que lo había dicho. Como si fuera un hecho, como si él… como si…
"¿Perdón?"
Nott alzó una ceja, apoyándose contra la pared con una expresión relajada, como si estuviera viendo una simple reacción predecible. "¿Me escuchaste bien o quieres que te lo repita de nuevo?"
"Lo que quiero" dio un paso adelante, sintiendo el impulso de empujarlo, de hacer algo que lo borrara de ese estado de falsa indiferencia. ", es que expliques qué mierda quisiste decir con eso".
Le sostuvo su mirada, pero esta vez su sonrisa se volvió apenas una línea en su rostro. "Vamos, Malfoy. No te hagas el sorprendido" su tono seguía siendo casual, aunque sus ojos tenían un brillo que otra vez no supo descifrar del todo. "Primero traes a Conner y duermen juntos, no le mires así, ya que es verdad y si paso. Luego a Longbottom, con el cual cierras las cortinas… y ahora a Goldstein. A este ritmo, ¿quién sigue? ¿Flint? O no me digas, ¿tal vez Potter?"
Sintió un escalofrío de rabia. Como iba a golpear a ese idiota si no se callaba en ese mismo instante. Tenía la katana consigo. "¿Desde cuándo te importa con quién paso el tiempo?" Le refutó.
"No me importa" replicó él de inmediato, su tono demasiado rápido, demasiado… mordaz. "Lo que sí me interesa es el espectáculo. ¿Acaso haces una audición antes de traerlos aquí o solo los ves y dices 'mmm lo voy a invitar a mi habitación'?"
Draco sintió que algo se le atoraba en la garganta. Iba a aplicar con él todo lo que se le fue enseñado en el campamento, y no era nada de lo lindo. "Si tienes algo que decir, dilo de una puta vez, Nott" repitio, no quería llegar a tales extremos, era mejor que eso.
Este ladeó la cabeza, fingiendo pensarlo.
"Solo que…" su mirada se deslizó por la habitación, por los balones de voleibol, por la ropa deportiva amontonada en un rincón, por el álbum de recortes aún abierto en la mesa. "… es curioso. Nunca antes te vi compartir tu espacio con nadie"
Dio un resoplido. "Tal vez porque antes no tenía amigos" y aunque tenía a Michel, no le era posible mostrarse con él. La diferencia era que ya no era así.
"¿Y ahora sí?"
Apretó los puños más fuerte de lo que pretendía. "¿Y qué si los tengo?"
Nott se quedó callado por un momento, su rostro iluminado por la tenue luz de las mazmorras. Luego, en un movimiento apenas perceptible, su mandíbula se tensó. "Nada" dijo al final. "Sólo asegúrate de no confundir las cosas".
Soltó una risa sin humor, ¿Confundir qué? "¿Confundir las cosas?".
El chico se inclinó ligeramente hacia él, lo suficiente como para invadir su espacio personal, lo suficiente como para hacerle notar el brillo afilado en su mirada. "No juegues con ellos, Malfoy".
Draco sintió cómo su respiración se volvía más pesada. "¿Eso crees? ¿Que los estoy usando?" Si le preguntaran a cualquiera diría que él que usa a la gente seria Nott, no él.
Nott no respondió, y él soltó una carcajada, aunque no había diversión en ella. "Si alguien está confundiendo las cosas, ese eres tú".
Su compañero frunció el ceño, y por primera vez en toda la conversación, su expresión se volvió tensa. Y él lo notó.
Oh.
Oh, oh, oh.
Interesante.
"Dime, Theodore" cambio a su nombre solo para tensarlo más, e inclinó la cabeza con su voz más baja, más inquisitiva. "¿Qué es lo que realmente te molesta? ¿Que invite a gente aquí… o que no seas tú?"
Nott parpadeó, poniéndose muy tenso. Y por un segundo, solo un segundo, pareció que iba a responder algo. Pero entonces su expresión cambió, endureciéndose en una máscara de absoluta indiferencia.
"No digas estupideces, Malfoy".
Él le sonrió con burla, aunque su pecho todavía ardía de furia.
"Entonces deja de actuar como si te importara".
El chico lo miró una última vez, no dijo nada más. Simplemente se giró y salió de la habitación con pasos lentos, cerrando la puerta tras él con mucha más fuerza de la necesaria.
Draco se quedó ahí, sintiendo el peso de la conversación aún flotando en el aire.
Y, por primera vez en mucho tiempo, no tenía ni idea de lo que acababa de pasar
...
Draco estaba de un humor de mierda.
Lo lamenta, pero esas eran las mejores palabras para describir su situación.
Las palabras de Nott seguían rebotando en su cabeza, su tono condescendiente, su mirada afilada, la maldita forma en la que había dicho todo como si tuviera derecho a opinar sobre su vida. Por eso al día siguiente en cuanto vio entrar a Michel de vuelta en el castillo, se acercó sin perder el tiempo.
"Vamos".
"¿Eh?" Mich lo miró con una ceja arqueada. "¿A dónde?" No le contestó. Simplemente lo agarró del brazo y lo arrastró con él sin más explicaciones. "¿Qué pas-? ¡Draco!" Su amugo trató de resistirse, sin embargo él no cedió. Esto era más importante que el bienestar de su brazo.
Mientras cruzaban la sala común, Boot y Anthony los miraron desde donde estaban sentados, claramente expectantes. Él los saludó con un movimiento de la mano, sin detenerse.
"¿Ocurre algo?" preguntó Anthony con un brillo de diversión en los ojos.
Ni siquiera se digno a girar la cabeza. "Sí, pero no tengo ganas de explicarlo".
Michel puso los ojos en blanco. "¡Qué sorpresa!" Grito con sarcasmo.
Solo lo ignoró y continuó su camino, saliendo de la torre de Ravenclaw y subiendo las escaleras hasta la torre de Gryffindor. Cuando finalmente entraron en la habitación de Neville, este los miró con cara de '¿por qué Merlines están aquí?'
"…¿Hola?" Saludo cerrando el libro que estaba leyendo. "¿Qué hacen ustedes aquí?"
Draco soltó a Michel, cruzándose de brazos. "Necesito quejarme de mi insufrible y estupido conpañero de cuarto". Aunque quién debería de hacerlo sería Nev, después de todo el pobre dormía con cuatro monos que los miraban expectantes y en shock.
Michel dejó escapar un largo suspiro. "Por supuesto que sí".
Neville se acomodó en la cama, preparándose mentalmente. "Está bien, adelante" hablo con una paciencia casi sobrehumana. Por eso lo amaba.
Como le dio pase libre, sus quejas no se hicieron sperar. "Ese imbécil me dijo que mi habitación parecía un prostíbulo solo porque tengo amigos y los invito a pasar".
Neville parpadeó. Michel silbó.
"Wow" fue lo único que dijo.
"¡Exacto!" levantó las dos manos, indignado. "¡¿Quién mierda se cree que es para decirme algo así?!"
"Bueno…" Neville lo miró de forma fija. "Técnicamente, sí has invitado a varios chicos a tu habitación".
Draco se giró hacia él con incredulidad. "¡No me ayudas, Nev!"
Este levantó las manos en un gesto de paz. "Solo digo..."
"¡Pero no con esa intención!" exhaló con frustración. "Es como si le molestara que tenga amigos. ¡Siempre actúa como si le diera igual lo que hago, oh, pero cuando hago algo, de repente se convierte en el juez supremo de mi vida!"
Sus amigos intercambiaron miradas iguales. Eso no le gustaba, porque significaba que dirían algo que no le gustaría.
"A ver…" comenzo Mich masajeándose las sienas. "No quiero sonar como si estuviera de su lado, aunque… ¿estás seguro de que su problema es que tienes amigos y no que con quién pasas tiempo?
Draco lo miró, confundido. "¿Qué diferencia hay?" Es lo mismo.
Neville suspiró con fuerza. "¡Por Merlín, eres tan tonto!"
"¡Oye!" De Michel se lo esperaba, ¿pero de Neville? Debe ser serio.
"Draco" este lo miró directamente ",¿nunca has pensado que a lo mejor a Nott le molesta ver ciertas cosas?"
Frunció el ceño, ¿a donde quería llegar?. "¿Cómo qué?"
"Oh, no lo sé…" Mich se encogió de hombros. "Tal vez verte reír con Anthony. O verte traer a Neville aquí como si fuera lo más normal del mundo. O que hagas lo que te dé la gana con quien te dé la gana sin siquiera considerar que a lo mejor a él…"
Neville lo interrumpió con voz firme: "Le importas, Draco".
El silencio se hizo en la habitación.
Deben de estar jodiendolo.
¿Theodore Nott, el príncipe mimado, fiel defensor de que nadie debería estar con él, preocupándose por su persona? ¿Quién lo había ignorado toda su infancia? ¿Quién lo llamó promiscuo? ¿En serio? ¿Estaban hablando de la misma persona?
Draco sintió cómo algo incómodo le subía por la garganta, una sensación que no sabía si era molestia o algo más difícil de definir.
"No" respondí automáticamente. "No le importo".
Neville levantó una ceja. "¿Estás seguro?"
Se cruzó de brazos. "Por supuesto, más seguro de que me llamó Draco Malfoy".
Michel rodó los ojos. "Entonces, ¿por qué estás aquí en vez de en tu habitación?"
Draco abrió la boca para responder, sin embargo no encontró nada que decir. Este le sonrió con suficiencia y Neville suspiró, cansado.
¡Oh, esperen ya se le ocurrió que decir! Porque es un idiota que...
"Mira, Draco… No sé qué rayos pasa entre ustedes dos, pero si realmente no te importara, no estarías tan alterado" resopló, no llego a decir nada.
"No estoy alterado" susurro, no lo estaba.
Sus supuestos dos mejores amigos lo miraron con cara de '¿en serio? Pues no lo parece' que ahora odia, porque el mismo se las enseño. Como dicen, cría cuervos y te sacaron los ojos.
Dio un largo suspiro, dejándose caer en la cama de Neville sin más. "Me quedaré aquí esta noche" le informo.
"Eso es en contra de las reglas" ha lo Neville, aunque no sonaba sorprendido.
Él lo miró sin inmutarse, ya lo habia hecho antes y ni una sola detención. "Me vale mierda" respondió con su sonrisa más inocente. Neville le sonrió con cansancio.
"Por supuesto que sí".
Michel se dejó caer en el otro lado de la cama, mirando el techo. "Demonios, debo estar loco por extrañar esta locura".
Draco sonrió, más relajado por primera vez en toda la noche.
"Bienvenido de vuelta".
.
Se despertó sintiendo un peso extraño sobre él. Parpadeó un par de veces antes de notar que Michel estaba prácticamente enredado con él, su brazo sobre su cintura y una pierna enganchada sobre las suyas.
"Merlín…" murmuró, empujándolo suavemente. "Mich, quítate de encima".
Este solo gruñó y enterró la cara en la almohada. Volvió a suspirar y, con un poco más de esfuerzo, logró zafarse. Se sentó en la cama de Neville y se estiró, bostezando.
Fue entonces cuando notó las miradas.
Weasley, Thomas, Finnigan y Potter estaban en sus camas, pero todos los miraban con expresiones que iban desde la confusión hasta la incredulidad.
De repente sintió como un deja vu, aunque en vez de ellos tres eran solo Michel y él. Y en vez de esos cuatro Gryffindor's eran dos Ravenclaw's.
Neville, que estaba poniéndose los zapatos, fue el primero en hablar. "¿Ustedes dos... durmieron juntos en mi cama?"
Parpadeó, confundido. Obviamente. "Sí, ¿y qué?"
Finnugan se inclinó hacia Dean. "Eso suena a algo que hay que analizar" el chico asintió y Weasley frunció el ceño.
"Es raro"
"¿Raro?" arqueó una ceja, tu eres raro. "Lo raro es que me estén mirando como si acabara de matar a alguien"
Potter, que había estado en silencio hasta ahora, finalmente habló. "Es que… se quedaron hablando un buen rato" chismoso habían salido.
Neville asintió. "Sí. De Nott".
Weasley cruzo los brazos. "Sonó intenso".
"¿Ah, sí?" Hablo cln sarcasmo, no era muy bueno en las mañanas. "¿Y qué tanto creen que saben?"
Seamus se encogió de hombros. "No sé, pero 'sobre cómo algunas personas piensan que pueden opinar sobre lo que hago en mi propia cama y habitación' suena sospechoso" levantó las cejas dejando claro su intención.
Thomas lo .iró con atención. "... ¿Eso significa lo que creo que significa?"
Ahora él lo miró con incredulidad. "¡Por supuesto que no!" Tenía doce, por dios. Aunque tal vez cuando tenga trece... no, no, no, Draco, por eso mismo dormiste con Neville y Michel hoy.
Potter frunció el ceño. "¿Entonces qué significa?"
Abrió la boca para responder, aunque luego la cerró. Michel, que apenas estaba despertando, los miró con confusión. "¿Qué pasa?"
"Nos están acusando de algo impuro" le respondió con dramatismo.
Neville rodó los ojos. "Solo quieren saber qué pasó con Nott".
Dio un largo suspiro (¿cuantas veces iban ya), pasando una mano por su cabello. "Nada. Peleamos. Como siempre" se quejó.
"Parecía más que eso" murmuró Potter.
Entrecerró los ojos. "¿Por qué estás tan interesado, Potter?" No estaba de humor para que volviera a la fase de ser su acosador personal.
Este apartó la mirada rápidamente. En cambio, su amigo Weasley lo miró con clara desconfianza. "En serio, Malfoy, eres raro".
Draco bufó. "Y ustedes son insoportables".
Neville suspiró. "Bueno, ya que estamos todos despiertos, ¿vamos a desayunar o quieren seguir con su análisis sobre la vida de Draco?"
Dean y Seamus se miraron. "Podemos hacer ambas cosas".
Los fulminó con la mirada." No. No pueden".
Weasley en la otra cama resoplo. "Lo averiguaremos de igual forma".
Se pasó otra mano por la cara y se levantó de la cama. "¿Por qué siempre me rodeo de gente que no sabe cuándo dejarlo ir?" Murmuró.
Michel a su lado se estiró y le dio una palmada en la espalda. "Porque nos amas".
Hizo una mueca.
"Y cada día me arrepiento más".
Su fiel amigo Neville se rió de él, que traición. "Sí, claro".
Y con eso, salieron de la habitación, aunque él seguia teniendo la extraña sensación de que la conversación no había terminado.
.
Pensó, solo por cinco segundos, que la conversación había quedado atrás en cuanto bajaron al Gran Comedor, pero al parecer había subestimado la insistencia de los chicos.
Todo parecía ir bien al inicio. Se sentó con Michel y Neville en la mesa de Gryffindor, desayunando con calma mientras ignoraba a Weasley, Potter, Thomas y Seamus que cuchicheaban entre ellos.
Hasta que Seamus abrió la boca. "Entonces, Malfoy…" dijo con una sonrisa de suficiencia. ", si no fue nada con Nott, ¿qué pasó con Goldstein?"
Jura casi se atraganta con su jugo. ¿Cómo se habian enterado de eso?
"¿Qué?"
Weasley frunció el ceño. "Sí, anoche dijiste que 'algunas personas' opinaban sobre lo que hacías en tu cama y habitación. Y ahora que lo pienso… ¿no llevaste a Goldstein a tu cuarto?" Fijo su mirada en dirección a la mesa de Slytherin, donde Nott lo miraba con una sonrisa socarrona. Ese maldito se habai atrevido a...
Potter que estaba a punto de darle un mordisco a su tostada, se detuvo en seco y lo miró con ojos entrecerrados. Respifo y exhalo, apoyando un codo en la mesa y masajeando su sien.
"¿De verdad estamos haciendo esto?"
Neville intentó cambiar de tema. "Déjenlo en paz. ¿Acaso nunca han tenido una pelea con alguien y luego han dormido en la cama de su mejor amigo porque sí?" Todos lo miraron y su amigo frunció el ceño. "¿Qué? Es normal".
Weasley negó con la cabeza. "No lo es"
Dean se inclinó un poco hacia él, evaluándolo. "No lo sé, Malfoy. Entre Goldstein, Nott y que duermes con Conner, pareciera que-"
"Ni termines esa oración, Thomas" le gruñó bajo.
Michel, con su usual falta de filtro, lo miró curioso. "Bueno, técnicamente sí invitaste a Anthony a tu habitación". ¿Por qué fue tan tonto en contarle todo a ese zoquete que se hacía llamar su amigo?
"¿De qué lado estás?" Lo miró mal.
"Del lado de la verdad" le sonrió.
"Pues la verdad es que deberían dejar de hacer suposiciones ridículas" soltó rodando los ojos. "¡Y eres mu amigo! Tienes que fingir que mi lado es la verdad" no, no lo tenia que hacer, pero no era el momento.
Potter que había estado en silencio, entrecerró los ojos y apoyó los codos en la mesa. "¿Entonces qué pasó realmente con Goldstein?"
Draco le sostuvo la mirada. "Jugamos voleibol"
"¿En medio de la noche?" Preguntó Weasley sorprendido. "¿Y qué es eso?" También lo escucho susurrar.
"Sí".
Seamus negó con la cabeza. "Ajá. Y después, lo llevaste a tu habitación"
Se cruzó de brazos. "Porque tenía frío" aclaró, aunque si lo ponían así si sonaba mal.
Thomas alzó una ceja. "¿Nada más?"
"Nada más".
Michel asintió. "Aunque sí hubo un momento en el que estaban muy cerca..."
Le lanzó una patada bajo la mesa "¡Michel! Se suponía que no tenías que decirlo".
Este solo se encogió de hombros.
"¿Ven? Esto es exactamente lo que Draco decía anoche. Todos opinando sobre lo que hace en su habitación" hablo su dulce y querido Neville.
"¡Gracias! ¡Por fin alguien con sentido común!" Lo abrazo de forma dramatica.
"Aún así, sigue siendo sospechoso" y Weasley seguía y seguía sin estar convencido.
Potter no apartó la mirada de Draco, como si intentara leer algo en su expresión. "¿Y lo de Nott?"
Apretó la mandíbula. "Eso no es asunto de ustedes".
Neville le dio una palmadita en el hombro. "Vamos, lo importante es que Draco está aquí, con nosotros"
Él asintió, satisfecho. "Exacto".
Seamus chasqueó la lengua. "O sea, que seguimos sin respuestas".
Tomó su jugo y bebió un sorbo, mirándolos por encima del borde de su vaso. "Y así seguirá".
Potter frunció el ceño, pero no dijo nada más.
Estaba seguro de que no era la última vez que el tema saldría a la luz, pero por ahora, era suficiente.
.
Sabía que algo estaba mal cuando Michel y Neville lo miraron con caras raras al salir de Pociones.
"Draco" murmuró Michel, casi divertido ", todos te están mirando".
Draco arqueó una ceja, giró la cabeza y, en efecto, varios estudiantes en el pasillo susurraban y le lanzaban miradas poco disimuladas. Algunos Slytherins lo veían con expresión de "no puedo creerlo", mientras que en otras casas había una mezcla de asombro y… ¿escándalo?
"Qué demonios pasa ahora?" bufó, ya harto de ser el centro de atención por las razones equivocadas.
"No lo sabemos" respondió Neville. " pero... digamos que hay un rumor bastante… llamativo sobre ti".
Antes de que siquiera pudiera exigir respuestas, la voz de Snape lo llamó desde el aula. "Malfoy, quédate un momento"
Michel y Neville intercambiaron una mirada preocupada, aunque él solo suspiró.
"Nos vemos en el almuerzo" dijo con fastidio antes de entrar.
Snape estaba en su escritorio, frotándose el puente de la nariz con cansancio. Levantó la vista y fijó su mirada oscura en él. "Siéntate".
Se dejó caer en la silla con los brazos cruzados. "Profesor, si esto es sobre mi ensayo de pociones, juro que la caligrafía ilegible es culpa del estrés y no de la pereza" empezó.
Snape lo ignoró. "¿Sabes lo que se está diciendo de ti en la escuela?"
Parpadeó varias veces. "¿Que soy increíblemente talentoso y guapo? Sí, lo sé" sabía que no decían eso.
Este mo reaccionó. :Parkinson ha estado esparciendo un rumor sobre ti y la cantidad de personas que entran y salen de tu habitación. Según ella, no se trata precisamente de visitas amistosas, no de la forma en la que me gustaría".
El estómago de Draco cayó en picada. "¿Perdón?".
"Y según parece" continuó el profesor con voz controlada ", la fuente original de esta información es tu compañerl Nott". Ese maldito...
Sintió un calor abrasador en el pecho. "Ese hijo de…" se mordió la lengua antes de terminar la frase. "¡Lo hizo a propósito! ¡Sabe perfectamente lo que hace cuando le dice cosas a la vibora de Parkinson!"
Snape suspiró. "Puedo hablar con Nott y decirle que deje de esparcir rumores, pero el daño ya está hecho".
Draco sintió un hormigueo de furia en las manos. "¿Entonces qué se supone que haga? ¿Explicar a todo Hogwarts que no estoy usando mi habitación para… para cosas indecentes?"
"No puedes controlar lo que la gente cree, Malfoy" respondió él con tono firme. "Pero sí puedes controlar tu reacción" pues controlar su reacción sería no torturaron hasta la muerte, sino solamente matar de una manera muy fea a Nott.
Apretó los dientes. "Entonces contróleme a mí cuando le parta la cara a Nott".
"Eso no ayudará a tu reputación" pues entonces que bien que su álbum favorito fuera Reputation. Soltó un gruñido de frustración y se pasó las manos por el cabello. Esto era un desastre.
Snape lo observó por un momento y luego habló con un tono más serio: "Si me lo permites, un consejo: cuida tu imagen. No quiero darte la charla, pero si sigues rodeándote de tantas personas, los rumores no se van a detener".
Se quedó en silencio, sorprendido de que Snape estuviera siendo... ¿considerado? Respiró hondo y decidió aprovechar la oportunidad. "En ese caso, quiero cambiar de compañero de cuarto"
El profesor alzó una ceja. "No".
Draco frunció el ceño. "¿Cómo que no?"
"Los cambios de habitación solo pueden hacerse al inicio del año escolar".
"¡Pero esto es una emergencia!" ¡el idiota lo habai difamado a toda la escuela!.
Snape lo miró con expresión imperturbable. "Entonces lidia con tu emergencia como un Slytherin: con astucia, no con impulsividad"
Lo fulminó con la mirada. "Entonces permítame matarlo astutamente".
Él volvio a ignorar su comentario. "Ya puedes irte, Malfoy".
Se puso de pie de golpe, aún ardiendo de ira. "Esto no se acaba aquí" murmuró antes de girarse hacia la puerta.
Cuando salió del aula de Snape aún furioso, con ganas de arrojar a Nott al lago negro con una piedra atada al pie. Sin embargo antes de que pudiera planear su venganza, una luz parpadeante apareció en la pared de piedra del pasillo.
Era un mensaje de Iris.
Frunció el ceño y se acercó, viendo cómo la imagen de Lena y Will aparecía frente a él.
"¡Draco!" exclamó su amiga, con su característico tono dramático. "Tenemos noticias buenas y noticias horribles" genial, lo que faltaba. Al menos ver a sus amigos lo ponía de mejor humor.
"Lo cual es genial, porque me viene perfecto otra mala noticia hoy" bufó Draco, cruzándose de brazos. "¿Qué pasa ahora?"
Will, que parecía estar en medio de un entrenamiento en el Campamento Mestizo (seguramente porque tenía la cara llena de tierra), tomó la palabra: "El perro".
Sintió un escalofrío. "¿Qué pasa con él? ¿Me van a decir que es Cerbero disfrazado?"
"No exactamente" Silena sonrió con nerviosismo. "No es Cerbero, aunqur sí una cría de Cerbero"
Draco sintió que su alma abandonaba su cuerpo. "Es un cachorro"confirmó Will. "Bueno, cachorro en el sentido de que no ha crecido lo suficiente como para tragarse a una casa entera de un solo bocado"
"¡Eso no es un cachorro, Will" exclamó, mirando a ambos con incredulidad.
"Lo peor" intervino Lena como si nada ", es que Hades se lo prestó a alguien"
"¿Cómo que se lo prestó? ¿Desde cuándo Hades renta a sus perros del infierno como si fueran ponis para fiestas infantiles?"
Will se encogió de hombros. "No sabemos los detalles, pero al parecer Hades se lo entregó a un socio anónimo con algún tipo de trato especial" ¿a quien...? Ah, a su desquiciado director, obviamente, aunque... ¿el director sabía sobre los Dioses? ¿Eso era posible?
"Y ahora, por alguna razón, ese perro está contigo" añadió Silena. "Y nadie sabe quién es el socio"
Se pasó una mano por la cara, respirando profundamente para no gritar. "Déjenme recapitular "dijo con sarcasmo. "Primero, casi muero por ese bicho. Luego, resulta que no es un monstruo cualquiera, sino una cría de Cerbero. Y ahora me dicen que no se sabe quién es su dueño"
"Básicamente, sí" asintió.
Cerró los ojos por un momento, procesando todo. "¿Y cómo rayos se enteraron de esto?" Pregunto confundido.
Will y Silena intercambiaron una mirada. "Digamos que…" ella sonrió con dulzura—, tenemos nuestras fuentes".
Draco abrió la boca para exigir explicaciones, sin embargo en ese momento, un grupo de alumnos pasó por el pasillo, mirándolo de reojo y susurrando.
Genial. Aún tenía que lidiar con su fabulosa reputación antes de preocuparse por un perro infernal sin dueño. "Tengo que irme' hablo con fastidio ", pero no piensen que esto se queda así. ¡Quiero toda la información sobre ese perro, y la quiero ayer!"
"Lo intentaremos, cariño" respondió su amiga, divertida. "¡Y mándale saludos a tu padre!"
"Y trata de no morir" añadió Will con una sonrisa.
Draco cortó la conexión con un suspiro, sintiendo que el universo estaba conspirando en su contra.
Y ahora… tenía que encargarse de Nott.
.
Entró en la sala común de Slytherin con la gracia de un depredador acechando a su presa. Sabía exactamente lo que quería hacer, aunque primero tenía que encontrar a Theodore maldito chismoso Nott.
Y ahí estaba.
Cómodamente sentado en un sillón de cuero, rodeado de la vibora Parkinson, la niña Greengrass y un par de sus seguidores habituales, contando con gran dramatismo cómo accidentalmente había dejado escapar cierto comentario sobre Malfoy y su 'vida amorosa exotica'.
Sintió su ojo temblar. "Nott" llamó.
El silencio cayó en la sala común como una maldición. Parkinson cerró la boca en seco, Greengrass miró entre ambos como si estuviera presenciando el inicio de un duelo a muerte.
Nott, en cambio, sonrió.
"Oh, Malfoy, justo hablábamos de ti"
"Sí, me di cuenta. Qué amable de tu parte seguir difundiendo rumores completamente falsos"
Este se encogió de hombros, con la calma de alguien que claramente no entendía que su vida pendía de un hilo. "No es un rumor si la mitad de la escuela ya te ha visto con tus amigos en tu habitación".
Apretó los dientes. "Tienes cinco segundos para explicarme por qué decidiste abrir la boca, Nott".
Él se puso en pie, sin perder la compostura. "Mira, Malfoy. No es mi culpa si la gente malinterpreta lo que dices y haces. Pero tal vez si no llevaras a todos a tu habitación, no tendrías este problema".
"Oh, claro" dijo con una sonrisa que no alcanzó sus ojos. "Porque tú nunca has llevado a nadie a tu habitación, ¿verdad?" Nott no respondió. "Sabes qué, no importa" continuó, con una exagerada expresión de comprensión. "No me interesa lo que haces o con quién lo haces. Aunque si me encantaría que me explicaras exactamente qué pretendías lograr diciendo lo que dijiste".
Él no respondió de inmediato.
Greengrass y Parkinson intercambiaron miradas.
Draco, con su instinto afilado, notó algo, lo mismo que la otra noche.
"Oh"
Nott parpadeó.
"Oh".
Draco esbozó una sonrisa lenta, peligrosa. "No es posible que tú de todas las personas en este castillo estés celoso, ¿verdad?"
Él hizo una mueca. "No digas estupideces".
"¿Celoso de quién, Nott?" canturreó Draco, disfrutando cada segundo de la incomodidad del otro. Este apretó la mandíbula.
"No seas ridículo, Malfoy. Ya te lo dije la otra vez".
Se inclinó la cabeza con fingida inocencia. "¿Es por Anthony? ¿Por Michel? ¿Neville? ¿McClinthon? ¿O es por Potter?" Aunque a este último nunca lo haya llevado. Y nunca lo haría.
"¡Cállate!"
Alzó las manos en un gesto de rendición. "No me digas que tú querías ser el único en mi cama, Theodore" dijo con fingida dulzura, cambiando otra vez a su nombre de pila.
La reacción de Nott fue inmediata.
Parkinson jadeó y Greengrass se cubrió la boca con la mano.
Nott, rojo de furia, se acercó peligrosamente. "Tienes un concepto muy alto de ti mismo, Malfoy".
Draco solo le sonrió. "Y tú tienes un concepto muy bajo de ti mismo si crees que yo no me daría cuenta".
Este abrió la boca para responder, pero en ese momento, la puerta de la sala común se abrió y un par de estudiantes de segundo entraron ruidosamente.
El hechizo del momento se rompió. Y él se se pasó una mano por el cabello, frustrado. "Haz lo que quieras, Malfoy. Ya me cansé de esta conversación".
Lo vio marcharse sin decir nada.
Pero en su mente, la información ya estaba guardada y archivada.
Theo Nott estaba celoso.
Y Draco pensaba divertirse con eso.
Los chismes no iban a desaparecer, pero a partir de ahora, si alguien preguntaba… la verdadera incógnita sería por qué Nott estaba tan obsesionado con su vida.
Y eso, era justicia poética.
...
El sonido metálico de la katana cortó el aire con un silbido mortal. Hasta él sintio como Michel sintió el impacto vibrar en su brazo cuando bloqueó con su... bueno, no recordaba bien el nombre del arma de su amigo, lo lamenta. Volviendo al tema, la fuerza del choque termino empujándolo hacia atrás.
"¡Por los dioses, Draco!" Espetó Mich tratando de recuperar el equilibrio. "¿Intentas matarme o qué?"
Él giró su katana en su mano con la facilidad de alguien que respiraba la batalla como si fuera oxígeno. Sus ojos grises brillaban con una intensidad letal. Como había extrañado pelear con esta, tendría que agradecerle a su padre por los productos que le dio para esta luego.
"Si intentara matarte, estarías en el suelo hecho pedacitos" bromeó, aunque Michel tragó saliva.
Su amigo se levantó y cargó contra él, la cadena de su arma girando con violencia. Se lanzó en un ataque directo, intentando sorprenderlo con un movimiento inesperado.
No funcionó.
Se inclinó hacia un lado en el último segundo, esquivando el golpe con una facilidad insultante. Luego, en un solo movimiento fluido, giró sobre su eje y colocó la katana contra el cuello de Michel.
El filo rozó su piel.
Silencio.
"Mierda" murmuró, con la respiración agitada.
Draco sonrió divertido. "Muerto otra vez".
Michel dejó caer su morning star -¡si, ya lo recordaba!- levantando las manos en señal de rendición. "Eres un maldito psicópata"
Se encogió de hombros, con la misma indiferencia de siempre. "Solo soy tu amigo, eso es lo que me esta volviendo loco". Su amigo resopló, pero antes de que pudiera responder, un sonido los interrumpió.
Un jadeo.
Ambos giraron la cabeza al mismo tiempo y vieron a Neville en la entrada de la sala.
Su expresión era una mezcla de confusión, miedo y absoluta incredulidad.
Draco bajó la katana lentamente. Michel también relajó su postura, sin embargo ninguno de los dos dejó de observar a Neville con atención.
Porque algo estaba muy, muy mal.
Neville no hablaba. Solo los miraba, los ojos fijos en las armas, seguramente su cerebro trabajando a toda velocidad para procesar lo que acababa de ver.
Porque aquello no había sido un simple entrenamiento. Había sido una pelea de verdad.
Con armas de verdad.
Con intención de matar sin hacerlo realmente.
Neville tragó saliva. "Ustedes… ¿qué demonios son?" Preguntó.
Ambos intercambiaron una mirada rápida. Esto no era bueno. Esto no era nada bueno.
Con movimientos calculados, deslizó su katana de regreso a su brazalete, donde desapareció sin dejar rastro. Michel hizo lo mismo con su morning star, que volvió a su forma de arete.
Su amigo parpadeó, aún procesando lo que acababa de ver. "Eso… eso no era magia" susurró.
Draco inclinó la cabeza. "¿No lo era?" Tal vez hacerse el loco era una buena opción. Diablos... Quirón lo mataría.
Neville lo miró, y en su rostro no había la usual torpeza o duda. Solo una certeza aterradora.
"No" dijo con voz firme. "No lo era".
Silencio.
Michel lo miró de reojo, esperando su reacción. Él por su parte, mantenía la calma, aunque en su interior, su mente trabajaba rápidamente.
Neville no debía saberlo.
Neville no podía saberlo.
Draco exhaló despacio, evaluando la situación. "Mira, Neville…"
Pero justo en ese momento, la puerta se abrió de golpe. "Señores Malfoy, Conner y Longbottom" La voz de McGonagall era tan afilada como su katana. Aunque mucho menos linda en realidad.
Llego a sentir como Michel se detuvo por un segundo. Draco cerró los ojos y susurró:
"Estamos jodidos"
Cuando se giró para enfrentarla, lo hizo con su mejor sonrisa inocente. "Profesora McGonagall, ¿qué la trae a este maravilloso rincón fuera del castillo?"
La profesora lo miró con su expresión severa. "Oh, no es nada. Solo vengo a castigar a algunos alumnos que creen que las reglas no aplican para ellos" Y detrás de ella, Potter y Granger los miraban con los brazos cruzados. Mierda, ¿Ellos también?
Michel maldijo en voz baja. Neville exhaló, resignado. El se pasó una mano por el cabello y murmuró: "Bien. Supongo que esto será un castigo más en la colección"
McGonagall los miró con dureza. "Espero que tengan una muy buena explicación" ¡si! Somos semidioses profe, así que andavamos entrenando, ¡yeeeii!.
Draco y Michel intercambiaron una mirada. Luego, al mismo tiempo, giraron la cabeza hacia Neville.
Este parpadeó.
"¡Oh, vamos! ¡No me echen la culpa a mí!"
.
El fuego en la chimenea crepitaba con suavidad, proyectando sombras alargadas en las paredes de la sala común de Gryffindor. Draco observó cómo las llamas bailaban, absorto en sus pensamientos, mientras el sonido de pasos cautelosos se acercaba a la habitación.
Neville Longbottom.
Sintió un ligero nudo en el estómago. No por miedo, sino por la incomodidad de lo inevitable. Sabía que Neville tenía preguntas. Sabía que había visto demasiado. Sabía que, después de presenciar su entrenamiento con Michel, ya no lo miraba de la misma manera.
Y eso lo inquietaba más de lo que quería admitir.
Neville no era como el resto. No era un idiota que simplemente aceptaba lo que le decían sin cuestionarlo. No era como Potter, que lo observaba con una mezcla de desdén y obsesión. No era como Nott, que se obsesionaba con su vida mientras pretendía que no le importaba.
No. Neville veía.
No con la suspicacia de un rival, ni con la condescendencia de un maestro, sino con la genuina curiosidad de alguien que quería entender.
Draco no estaba acostumbrado a eso.
El sofá frente a él crujió cuando Neville se dejó caer en él, pero no levantó la vista de las llamas. No necesitaba hacerlo para saber que su amigo lo estaba observando, esperando.
Silencio.
Neville no hablaba. No lo presionaba. No lo atacaba con preguntas ni con acusaciones. Solo estaba allí, esperando que él fuera quien tomara la iniciativa.
Eso lo hizo sentir más expuesto que cualquier otra cosa.
Porque Neville sabía que algo no cuadraba. Había visto la forma en que su katana aparecía de la nada, la manera en que se movía en el combate, con una velocidad y precisión que ningún mago de su edad debería tener. Había visto a Michel manejar su morningstar con la facilidad de alguien que había nacido para la guerra.
Neville no había dicho nada en ese momento, sin embargo aún recordaba la expresión en su rostro.
Sorpresa. Confusión. Tal vez un poco de miedo.
Y luego, la peor parte: la comprensión.
Neville no era idiota como todos creian falsamente. No necesitaba que le explicaran con palabras lo que ya había entendido en su interior.
Draco sintió su mirada aún sobre él, paciente, esperando.
Se pasó una mano por el cabello, exhalando lentamente.
Sabía que no podía decirle la verdad. No del todo. No todavía.
Pero tampoco podía mentirle.
Porque Neville era su amigo.
Porque Neville también se había convertido en su persona.
Y si había algo que había aprendido sobre la amistad, era que no se construía sobre mentiras.
Así que, sin apartar la mirada del fuego, dejó caer la verdad en un tono bajo, casi un susurro, sin adornos ni explicaciones.
Esperando que fuera suficiente.
Esperando que, aunque no pudiera entenderlo todo aún, Neville no se alejara.
Porque no por primera vez en mucho tiempo, no quería perder a alguien. No de nuevo.
Y eso era, sin duda, lo más aterrador de todo.
Neville no preguntó más. No insistió, no exigió respuestas que claramente no estaban listos para darle.
Aunque vio la forma en que los observaba. Con la cabeza ladeada, con los ojos entrecerrados, como si estuviera resolviendo un rompecabezas que no terminaba de encajar.
No lo culpaba.
Después de todo, ni Michel ni él se esforzaban demasiado en disimular.
Michel con su forma natural de moverse, con la fuerza bruta que no encajaba en un niño de once años. Él con su instinto de batalla, con la manera en que su cuerpo reaccionaba ante el peligro antes siquiera de que su mente procesara la amenaza.
Era cuestión de tiempo antes de que alguien los notara.
Y el hecho de que ese alguien fuera Neville... Bueno, no era lo peor que podía pasar.
Pero sí era un problema.
.
Neville no los dejó irse inmediatamente después del entrenamiento o que la profesora McGonagall los mandara a su habitación.
Los miró, los analizó, y cuando abrió la boca, su voz sonó mucho más firme de lo que estaba acostumbrado a escuchar.
"Ustedes no son magos normales" No era una pregunta.
Lo observó con cautela. Michel, a su lado, cruzó los brazos sobre el pecho.
Neville no parecía acusador, ni molesto. Solo... curioso. Demasiado curioso.
"Eso no significa que seamos peligrosos" hablo él con cuidado. Porque había visto ese leve destello de miedo que cruzó por los ojos de su amigo, y no quería que Neville les tuviera miedo. No. Quería que confíe en él, en ellos.
Neville solo parpadeó. "Nunca dije que lo fueran" al escuchar esas palabras, sintió como pudo volver a respirar.
De igual manera apretó la mandíbula. No quería hablar de esto. No con Neville, no con nadie.
Pero Neville ya había visto demasiado.
"No somos solo magos" admitió finalmente, sin darle más vueltas. Se tensó.
"¿Qué significa eso?"
"Significa lo que escuchaste" intervino Michel con cara seria, aunque algo en su tono, el nerviosismo lo delataba. "No somos solo magos".
Neville entrecerró los ojos. "¿Y qué más son?"
Exhaló lentamente. "No podemos decirte todo" Aunque quiera, no podemos decírtelo.
"¿Por qué no?"
Michel resopló. "Porque nos meteríamos en un problema enorme".
Neville frunció el ceño. "¿Mayor que el problema en el que ya están?"
Draco sintió la punzada de ironía. Sí, ese era el problema. Y si alguien descubría lo que realmente eran, la situación solo se volvería más complicada.
Neville debió de notar la seriedad en sus expresiones, porque después de un momento, relajó los hombros y desvió la mirada.
"No voy a decir nada" aseguró. Lo sabía, Neville nunca lo diría si se lo pedían, no era ese tipo de personas.
"¿Por qué?" No pudo evitar preguntar de todas formas.
Neville le sostuvo la mirada de manera valiente. "Porque no creo que sean malos. Porque sé que no lo son" hablo con toda la terquedad de un Gryffindor. Se quedó en silencio. No supo qué responder a eso. "Draco..."
"¿Sí?"
"Voy a averiguarlo, ¿sabes? No se aún cómo, pero voy a hacerlo" sabía que no sería para algo malo, solo que Neville queria entender. Y el respetaba eso. Lo entendía.
Suspiró dramáticamente y lo miró con un ojo entreabierto. "Claro que sí".
Neville le sostuvo la mirada un momento más antes de ponerse de pie y salir de la habitación.
Michel, que había estado dormido hasta ese momento, gruñó y se revolvió entre las mantas. "¿Por qué siento que nuestro secreto tiene los días contados?"
Draco cerró los ojos y se encogió de hombros.
"Porque probablemente los tiene".
Y eso... no le molestaba, en realidad. Además, los Dioses no podrían decirles absolutamente nada, ya que él lo hubiera averiguando solo. Y si se enojaban... bueno, tendría algunas quejas que hacer.
Todo un ganar-ganar.
Ahora... solamente se preocuparía por cual castigo McGonagall les daría.