Draco Malfoy y los Dioses Mitológicos

Harry Potter - J. K. Rowling Percy Jackson and the Olympians - Rick Riordan
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Draco Malfoy y los Dioses Mitológicos
Summary
Draco estaba jodido en términos generales.Él no sabe el momento exacto en el cuál todo se fue a la mierda. Sólo recuerda que estaba con su Madre en Londres muggle -por favor, no le digan eso a su padre o lo matará, gracias- y apareció esa cosa con una apariencia grotesca con cuerpo delgado y alas de murciélago. Probablemente hubiera estado encantado como el fanboy que era de la Mitologia al ver a una criatura tan parecida a una furia si no fuera porque esa criatura lo estaba persiguiendo para matarlo, literalmente. No entiende porqué ningún muggle lo ayudaba -después de todo, nunca creyó en todos esos prejuicios que su padre pasaba dia y noche intentando que aprendiera- ¡y en definitiva no estaba siendo nada discreto al pedir ayuda!. Al menos que se considere que gritar a todo pulmón como una niña y empujar de todo para que esa cosa no lo encuentre sea muy discreto.Volviendo al caso del porqué estaba jodido, pues cuando intentaban escapar de esa cosa sin éxito, su madre le tiro un traslador, que tal parece estaba mal configurado, porque al final terminó cayendo desde 𝘮𝘶𝘺 alto. ¡Oh! Además puede que haya golpeado a una chica con una piedra antes de desmayarse rodeado de extraños en un campamento del cual no sabe
Note
...𝘼𝙣𝙙 𝙮𝙤𝙪 𝙬𝙖𝙣𝙣𝙖 𝙨𝙘𝙧𝙚𝙖𝙢, 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙢𝙚 '𝙠𝙞𝙙', 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙢𝙚 '𝙗𝙖𝙗𝙮'.𝙇𝙤𝙤𝙠 𝙖𝙩 𝙩𝙝𝙞𝙨 𝙜𝙤𝙙𝙛𝙤𝙧𝙨𝙖𝙠𝙚𝙣 𝙢𝙚𝙨𝙨 𝙩𝙝𝙖𝙩 𝙮𝙤𝙪 𝙢𝙖𝙙𝙚 𝙢𝙚...
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Hogwarts 2/? - I Know Places

La tormenta rugía a su alrededor. La lluvia caía con una furia implacable, convirtiendo el suelo en un caos resbaladizo de lodo y agua, el aire olía a sal y a peligro, como si la misma tempestad estuviera viva.

 

No tenía ni la más minima idea de cómo había llegado ahí, pero algo le decía que no estaba solo.

 

El sonido de una pelea estalló a su lado; choque de metal, gritos ahogados y el rugido de algo mucho más grande que un humano. Sus ojos recorrieron la escena hasta encontrarlo.

 

Un chico.

 

Su espada brillaba con cada relámpago que partía el cielo en dos. Su cabello negro estaba empapado, pegándose a su frente. Sus ojos, entre verde y azul, parecían brillar con una intensidad casi antinatural, tenía la piel bronceada, la respiración agitada, y aunque estaba cubierto de cortes y golpes, sonreía con descaro.

 

Y, por los dioses… era atractivo.

 

Draco apenas tuvo tiempo de procesarlo antes de que todo cambiara. El campo de batalla se desvaneció en un parpadeo, ahora solo había oscuridad. No era una habitación, no exactamente, no había paredes, ni techo, ni luz. Solo vacío.

 

Un escalofrío le recorrió la espalda. "¿Quién eres?" preguntó una voz masculina mientras alguien tocaba su hombro. Se giró de inmediato, de manera instintiva llevando una mano a donde debería estar su katana… sin embargo, ¡oh, sorpresa! No la tenía consigo. Genial.

 

El chico de antes estaba frente a él, más cerca de lo que le gustaría. Lo miraba con una mezcla de confusión y fascinación, como si tratara de entender si era real o solo un truco de su imaginación. Pues... ¿Qué clase de sueño extraño era este?. "Wow…" susurró el desconocido, con una sonrisa apenas visible. "No sé quién seas, pero… definitivamente no eres un monstruo, ángel".  Draco frunció el ceño. Tomaria eso como un cumplido.

 

"¿Y tú qué eres? ¿El guardián de los sueños ajenos?"

 

El otro soltó una risa corta. "No sé, pero si esto es un sueño, me salió bastante bien..." Su mirada recorrió su rostro con un claro descaro que por más extraño que parezca, no le incomodaba del todo. "Eres como… no sé, algo sacado de un cuadro remadentista"

 

"Genial, ahora soy arte" murmuró con ironía. "Y es renacentista, tarado" lo corrigió. El chico le sonrió como si acabara de decir algo gracioso.

 

A pesar de lo mucho que queria decirle al desconocido, antes de que pudiera responderle, una ola se alzó de la nada y lo arrastró. Sintió el impacto del agua contra su cuerpo. 

 

Fría, poderosa, sofocante. Y entonces… despertó.

¿Quién era ese tipo?

.

"Ya despierta Malfoy, o se nos hará tarde para el desayuno" lo llamo un chico, su compañero de cuarto seguro. Alguien llamado como Theodore Nott o algo así, ya lo había conocido en diversas reuniones antes y no le cayó muy bien. Apenas reacciono, con los ojos cerrados y la cabeza hundida en la almohada.

 

"Cinco minutos más..." no pudo evitar responder. ¿Qué? ¡Tenía sueño! Se necesita de mucha energía para mantener su grado de belleza, gracias.

 

No le importaba lo que el niño Nott hiciera, con que lo dejara en paz con su amada y cómoda cama no habría problema alguno entre ellos.

 

"Malfoy... por favor, tienes una imagen que mantener" Yyyy, señoras y señores, momentos como estos lo hacían extrañar el campamento. Aunque se acomodaba mejor en su ahora por fin cómoda y digna cama para él solo y se le pasaba.

 

"Diles que estoy enfermo, que.. me mató un fantasma, me tire de la Torre... de Astronomía o algo así..." Apenas llego a murmurar, seguía sin despertar del todo. En una línea media entre el mundo de los vivos y el de los sueños.

 

"Si, si, si, lo que quieran. Ahora tengo que despertar a mi amigo o ni aunque le lancen un Cruciatus se levanta de su cama" escucho a alguien gritar de forma exagerada y fuerte. Sintió un escalofrío al reconocer de quien provenía.

 

Oh, no, no, no.

 

Era esa horrible y maldita voz.

 

"¡DESPIERTA!" Grito Michel lanzándose encima suyo sin ningun avismo de piedad, no tuvo tiempo de soltar un quejido antes de que su supuesto mejor amigo lo hiciera rodar fuera de la cama, estrellándose ambos contra el frío suelo de piedra. "Veo que sigues igual de perezoso que siempre, Drac" se burlo él. Ignorando por completo la mirada horrorizada de su compañero de cuarto.

 

Él, todavía en el suelo, parpadeó para despejarse mientras sentía un fuerte golpe de nostalgia. "¿Michel?" preguntó con voz ronca. "¿Cómo demonios entraste aquí?"

 

"Con muchas amenazas y habilidades superiores de infiltración" respondió con orgullo, sacudiéndose la túnica. En realidad, el niño Nott aún estaba en la habitación, mirando la escena con horror absoluto.

 

"Salazar... ¿Qué es lo que acaba de pasar?"

 

Decidio hacer lo que mejor se le daba; ignorarlo por compelgo y en su lugar, miró con sospecha a Michel. "De verdad, ¿cómo entraste?"

 

"Ah, eso. Digamos que convencí a alguien de que me dejara entrar. Bueno, más bien me colé detrás de un grupo de prefectos distraídos. Fácil" suspiró pesadamente. Hijo de Hermes tenía que ser.

 

"Eres un caos, Mich"

 

"Lo sé" respondió con una gran sonrisa. "Ahora tienes que vestirte Draco. Tenemos clases y no pienso soportar solo a los Slytherin, además de que hay que encontrarnos con Neville"

 

Solo gruñó con cansancio, ¿por qué el mundo no lo dejaba ser feliz? Lo que equivalia a dejarlo dormir por unos cinco malditos minutos, pero al final se puso de pie de mala gana.

 

"Dame cinco minutos"

"Te doy dos"

 

Nott seguía en shock en su esquina "¿Me podrían decir quién eres tú?" Dijo señalando a Michel.

 

Él de repente se puso serio, demasiado serio.

 

"Tu peor pesadilla".

 

.

 

"¿Al menos sabes siquiera la contraseña para entrar en su sala común?" Pregunto mientras iban hacia la entrada de Gryffindor. Michel lo miró con esa expresión que claramente decía "si,  pero no te gustará a tí". "Ya suéltalo, el teatrito del misterioso no te queda".

 

"Bueno Draco..." empezó susurrando con un tono bajo. "Tendrás que usar alguno de tus beneficios" ¿Qué estaba diciendo?

 

"No puedo sacar mi katana, se supone que nadie puede saber que somos Semidioses" hablo en murmurros. Su amigo negó con la cabeza. "Oh no, ni en tus más grandes sueños haré eso". Seguia teniendo un poco de integridad, ¿Saben? Era poca pero seguía ahí, y eso en definitiva se la quitaría.

 

"Solo será una vez, ¡es por un bien mayor! Además... así nos ahorraríamos muchos problemas".

 

"Está bien" Termino aceptando con pesar. Definitivamente se arrepentiría luego.

 

Cuando llegaron frente al retrato de la Dama gorda, para su suerte un chico Gryffindor algo mayor pasaba por ahí. Era hora de comenzar el plan. Se acercó a paso lento y discreto, para que no lo tome con una amenaza y con la sonrisa más angelical que pudo poner, empezó a hablarle. "Disculpa... ¿podrías hacerme un pequeño favor? Lo prometo, no es nada malo" en sí, no estaba mintiendo, lo que harían no sería nada malo. Él chico mayor -si, sigue sin saber el nombre- lo miró de arriba a bajo, deteniéndose un poco más la mirada sobre él.

 

"¿Por qué debería hacerlo? Eres un Malfoy, y un Slytherin" casi no pude evitar rodar los ojos. ¡Ay, por favor! Ya no estaban en los mil seiscientos, ¿la gente no podía dejar sus prejuicios atrás y continuar con su vida? Se guardo para sí mismo todos los insultos que rondaban en su mente, tenía una misión que cumplir. Y ese tonto Gryffindor no se lo impediría.

 

"Sé que estás en todo tu derecho en desconfiar de mi, sin embargo, en verdad necesito ayuda en esto. Es por un amigo... y los Slytherin hacen todo por un amigo" simuló inocencia, pero exclamando con una clara insinuación lo último. 

 

El chico pareció dudar, y cuando miró para los costados, ya sabía que lo tenía. "Está bien, pero me deberás una Malfoy. No olvides eso" susurró cerca de su oído, algo intimidante para otros. ¿Pero él? ¿A quién básicamente tiene a toda la cabaña de Ares y a La Rue tras su cabeza? Por Salazar, el tonto Gryffindor no le llegaba ni a los talones a la hija de Ares. 

 

Tal vez en otro universo se hubieran hecho amigos, la chica apesar de tirarlo muchas veces a un bote de basura era genial.

 

"Eso fue más rápido de lo que esperaba" le dijo Michel mientras entraban directo a los dormitorios de primer año. La sala común estaba completamente vacía, así que no tuvieron problema alguno en pasar.

 

"¿Qué esperabas entonces?" Se burlo. "Deberíamos de enseñarle el voleyball a Neville, podría ser un buen libero". Michel concordó con él.

 

Entraron con un silencio total a su habitación -no le pregunten como lo sabían, simplemente lo hacían- y casi grita al ver que cinco, si, CINCO malditos niños dormían en una misma habitación. Todo desordenados y roncando... le recordó a la cabaña de Hermes, aveces extrañaba ese lugar. Cuando dieron con la cama de Neville, bueno, hicieron lo esperado, lo que veían a hacer.

 

"¡NEVILLE! Gritaron al entrar, saltando en su cama. "Es hora de despertar".

 

"¿Qué, cómo, cuándo, porqué? ¿Eh?" Hablo incoherencias él. "¿Qué hacen aquí?" 

 

"¿No es obvio? ¡Vinimos a despertarte!" Exclamó Michel, mientras seguían saltando en su cama. "Ahora levántate, que tenemos clases y hay que ir al desayuno, tengo hambre".

 

"¿Quienes están gritando tanto?" Murmuró Potter levantándose. No, en serio, ¿por qué justo con la persona con la que no quería hablar dormía junto a su amigo?. "Oh, eres el chico de la tienda, sabía que no estaba loco" Termino sonriendo. Viéndolo a los ojos se aprecia a... a ese chico.

 

"Eh, si, bueno... ¡te esperamos a fuera Nev!" Fue lo único que llego a gritar para despedirse, llevándose a rastras a Michel. "Uff, que bien que logramos salir" 

 

"¿Qué te pasó ahí dentro?

 

"Solo... nada, tuve un sueño raro y el chico con el que soñé se parecía a Potter" murmuró, de repente doliendole la cabeza

 

Michel no respondió de inmediato. Solo lo miró con una mezcla de confusión y diversión mientras caminaban por los pasillos de Hogwarts.

 

"¿Nada?" repitió con escepticismo. "Draco, me estás diciendo que soñaste con Harry Potter y que eso no significa nada"

 

Solo suspiró dramáticamente, llevándose una mano a la frente. "No era Potter. Bueno, tal vez un poco. Tenía el mismo cabello de rata electrocutada y cara de niño perdido, pero los ojos… los ojos eran diferentes" 

 

Él levantó una ceja. "¿Diferentes cómo?"

 

¿De qué forma eran diferentes..? frunció el ceño, tratando de recordar. "No eran verdes… o tal vez sí. Pero a veces parecían azules. No sé, el punto es que estaba en medio de una pelea, era temerario y, honestamente, muy guapo"

 

Michel abrió los ojos como platos antes de soltar una carcajada. "¡JA! ¡Lo admitiste!"

 

"¡No admití nada!" protestó sin embargo el rubor en sus mejillas lo delataba. "Solo dije que era guapo, lo cual es un hecho objetivo. Como decir que yo soy impresionante" afirmo.

 

"Lo que tú digas, Míster Style," canturreó Michel con picardía.

 

Draco parpadeó antes de sonreír maliciosamente. "Oh, no. No, no, no. No me cites a Taylor Swift y esperes salir impune"

 

Michel, sin miedo a la muerte, se aclaró la garganta y, en un movimiento dramático, levantó una mano al aire.

 

"Are you Ready,  Mister Style?"

 

Draco soltó un gritito emocionado antes de unirse de inmediato, se puso una mano en el pecho dramáticamente, cerrando los ojos como si estuviera sintiendo cada palabra en lo más profundo de su alma.

 

"Midnight, you come and pick me up, no headlights..."

 

Michel le siguió el juego, tomando su varita como si fuera un micrófono y señalándolo con una mirada intensa. Como hacían antes.

 

"Long drive, could end in burning flames or paradise..."

 

Draco giró sobre sus talones, abriendo los brazos mientras Mich se inclinaba hacia atrás con un suspiro exagerado.

 

"Fade into view, oh, it's been a while since I have even heard from you!"

 

Para cuando llegaron al estribillo, ya estaban completamente en la zona.

 

"You got that James Dean daydream look in your eyes! And I got that red lip classic thing that you like!"

 

Draco hizo un ademán hacia su propio rostro, lanzando un beso al aire, mientras que Michel daba un giro dramático.

 

"And when we go crashing down, we come back every time! 'Cause we never go out Style, we never go out Style!"

 

En ese momento, un carraspeo fuerte los hizo detenerse de golpe. Neville estaba parado frente a ellos con los ojos muy abiertos, mirándolos como si acabara de descubrir que ellos eran, en efecto, extraterrestres.

 

El silencio fue tan incómodo que hasta el eco de su canción pareció morir lentamente en el pasillo. Él fue el primero en reaccionar, acomodándose la túnica con una dignidad que no merecía después de semejante show.

 

"Neville" saludó con su tono más formal. "¿Hace cuánto qué estás ahí?"

 

Neville parpadeó varias veces antes de responder con una mezcla de incredulidad y horror.

 

"¿Con quién me estoy juntando?"

 

Michel se encogió de hombros, sonriendo con orgullo. "Con los mejores, obviamente"

Draco asintió con una sonrisa satisfecha. "Eso, querido amigo, se llama cultura musical" 

 

Neville negó con la cabeza, pasándose una mano por la cara. "Por Merlín, necesito nuevas amistades."

 

"¡Oh, no! Ahora nos desprecia" fingió drama Mich, llevándose una mano al pecho.

 

Él suspiró. "Siempre es el mismo ciclo. Nos aman, nos odian, nos vuelven a amar..."

 

"Uuy si, ¿sabes por qué, Neville?" le dio un codazo.

 

"¿Por qué?" preguntó con curiosidad. Bingo.

 

" 'Cause we never go out Style" respondieron al unísono.

 

Y con eso, ambos chocaron las manos y siguieron caminando como si nada hubiera pasado.

 

.

 

Neville y él entraron al aula de Pociones juntos, algo que no debería haber sido un evento trascendental, pero de alguna manera logró crear un pequeño caos.

 

El niño Nott, que ya estaba sentado en una de las mesas de Slytherin, alzó la vista y frunció el ceño al ver que se estaba desviando hacia la zona de Gryffindor.

 

"¿Qué estás haciendo?" preguntó en un susurro, aunque con un tono que claramente decía: ¿por qué te vas con él (y no conmigo)? Que, ¡por Hecate! Ni siquiera eran amigos como para eso.

 

Entonces, decidió que era mejor no responderle. Simplemente le dio un encogimiento de hombros perezoso antes de sentarse junto a Neville en una de las mesas compartidas. El aula no tardó en llenarse de murmullos. ¿Ya habia dicho que todo ahí eran unos chismosos dignos de la cabaña de Afrodita? ¿no? Pues ahora lo hace.

 

"¿Desde cuándo Malfoy y Longbottom son amigos?"susurró Seamus Finnigan a Dean Thomas. Si, si se tomo la molestia de investigar a todos, nunca se sabe.

 

"¿Desde nunca?" respondió el otro mirándolos con la misma confusión.

 

Incluso los Slytherin estaban inquietos.  Pansy Parkinson -o la niña con cara de pug, de cariño- le lanzó una mirada escandalizada, mientras que su negro favorito (Blaise Zabini, él era bueno a pesar de tratarlo como los demás aveces) le susurraba algo a la mayor de las Greengrass. Y en la otra esquina de la sala, Nott seguía mirandolo con una expresión mezcla de decepción y leve traición. ¿Traición de qué? No estaba haciendo nada malo, y tampoco eran amigos. Los niños eran raros.

 

Suspiró y se pasó una mano por el cabello. No es que tuviera algo en contra del chico, pero parecía demasiado empeñado en hacerse su mejor amigo, y honestamente, Draco no tenía paciencia para eso. No después de tratarlo como un guardaespaldas, objetivo de beneficio o basura durante las pocas reuniones Sangre pura a las que fue.

 

"Creo que acabo de meterme en un problema" murmuró Neville a su lado nervioso. A Draco le agradaba Neville, no era como los otros sangre pura.

 

Soltó una risa nerviosa. "Si te sirve de consuelo, creo que yo también"

 

Antes de que pudieran seguir con su conversación, la puerta se abrió con un golpe seco y la figura de su profesor Snape apareció en el umbral.

 

La sala se sumió en un silencio instantáneo.

 

Snape caminó hacia el frente con su túnica negra ondeando como si fuera la sombra de la muerte misma. Sus ojos recorrieron la sala con desinterés, pero pudo notar que se detuvieron ligeramente en él y Neville, tuvo mucha práctica en notar miradas en el Campamento, gracias.

 

Sí, Snape también lo había notado, sin embargo no parecía tan enojado como creía (su padre le contó... ciertas cosas de su profesor antes de llegar). Así que lo tomaria como un punto para el.

 

"No espero que esta clase sea un espectáculo de chistes como las de Flitwick" comenzó Snape con su característica voz baja pero amenazante. "No habrá ridículas agitaciones de varitas ni encantamientos innecesarios. Aquí aprenderán el sutil arte de la preparación de Pociones".

 

Cuzó los brazos, escuchando con media atención mientras su profesor continuaba su monólogo. A su lado, Neville ya estaba sudando de miedo.

 

Y luego, Snape cambió de dirección.

 

"Señor Potter"

 

Draco alzó una ceja. Bueno, tal parecia que esto se pondría interesante.

 

Potter parpadeó, claramente sorprendido. "¿Sí, profesor?"

 

Snape lo observó con esa mirada fría que podía congelar a cualquiera. "Dígame, Potter… ¿qué obtendría si agrego raíz de asfódelo en polvo a una infusión de ajenjo?"

 

Se enderezó en su asiento interesado. Ah, la clásica táctica de intimidación de Snape. O eso le había dicho su padre.

 

Potter parpadeó de nuevo. "Yo…"

 

"No lo sabe. Vaya sorpresa" sonrió con una pizca de... algo que no podía identificar.

 

Casi sintió pena por Potter. Casi. Si no lo hubiera estado acosando, en los desayunos, almuerzos y cenas... durante clases igual, tal vez podría ser una historia diferente.

 

El profesor continuó su interrogatorio, lanzándole preguntas que claramente Potter no tenía idea de cómo responder. Mientras que la chica Granger, por otro lado, tenía la mano levantada con tanta desesperación que parecía que su brazo estaba a punto de despegarse de su cuerpo.

 

No pudo evitar lanzarle una mirada divertida. La frustración de Granger por no poder responder era clara, demasiado.

 

Finalmente, Snape pareció aburrirse del interrogatorio y simplemente dijo. "Parece que la fama no lo es todo, ¿verdad, Potter?" Él niño se hundió en su asiento, claramente incómodo.

 

Se giró hacia Neville con una expresión de fingida sorpresa. "Bueno, eso fue innecesariamente dramático" Neville le dio un codazo con disimulo, como diciéndole que se callara.

 

Pero por favor, no sería Draco Malfoy si realmente lo hiciera.

 

"¿Cuanto a qué algún Gryffindor hace explotar algo?" Le pregunto antes de empezar.

 

"Diez galeones a que no, no creo que lo hagan en la primera clase" tartamudeo un poco, pero termino por responder.

 

La clase continuó y Snape finalmente los puso a trabajar en la preparación de una Poción para Encoger. Y junto a Neville comenzaron a reunir los ingredientes cuando de repente sintió una mirada clavada en él. Se giró y, como lo había sospechado, encontró a Harry Potter mirándolo.

 

Otra vez.

 

Draco entrecerró los ojos. ¿Potter estaba tratando de hablarle con la mente o qué? Justo cuando pensó en preguntarle qué demonios quería, algo explotó al otro lado de la sala.

 

¡BOOM!

 

Un espeso humo verdoso llenó el aire y todos retrocedieron en sus asientos. Draco se giró con rapidez, esperando ver a Neville en pánico, pero…

 

No. No había sido Neville.

 

Dean Thomas observaba su caldero carbonizado con una expresión de absoluta desesperación.

 

"¿Qué pasó?" murmuró su amigo.

 

Sonrió con suficiencia. "Lo que pasó, Neville, es que me debes diez galeones"  él rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír.

 

Mientras tanto, Snape se acercó a la zona del desastre con una expresión de puro desprecio. "Thomas, si tu propósito en la vida es desperdiciar ingredientes costosos, avísame con anticipación para que no perdamos más el tiempo" hablo con frialdad. "Diez puntos menos para Gryffindor".

 

El aula quedó en completo silencio.

 

Y él apenas pudo contener una carcajada, pero antes de que pudiera hacer algún comentario sarcástico, de nuevo sintió la intensa mirada de Potter sobre él. Se giró con exasperación, en verdad creía que esta obsesión con él no era sana.

 

"¿Qué?"

 

Potter se sobresaltó, como si no se hubiera dado cuenta de que lo estaba mirando. "Nada" respondió rápidamente, volviendo a enfocarse en su caldero.

 

Que sospechoso... y algo loco, en realidad.

 

Fue entonces, otra mirada perforó su alma -si, si era una exageración-. Giró la cabeza lentamente, solo para encontrarse con Granger observándolo con los labios fruncidos y los ojos entrecerrados. En serio, los Gryffindor no eran los más disimulados con su interés en él.

 

Sonrió de manera encantadora  y Granger le devolvió la mirada con una expresión que decía claramente 'voy a averiguar lo que tramas'.

 

Dioses, qué entretenido sería Hogwarts.

 

.

 

Draco no tenía nada en contra de Hogwarts -bueno, casi nada-, sin embargo tenía que admitir que la comida no le convencía del todo. No era un asco, pero después de haber probado la comida de las cabañas en el Campamento Mestizo, con platos preparados mágicamente para ajustarse a los gustos de cada campista, cualquier otra cosa le sabía… normal. Y a él lo normal le aburría. Y a Mich igual.

 

Por eso, cuando su amigo sugirió encontrar las cocinas, no dudó en acompañarlo. De paso, podrían hacer un par de travesuras. O simplemente encontrar algo decente para comer. Neville, por supuesto, se sumó sin pensarlo demasiado, aunque más por evitar que ellos hicieran algo estúpido sin supervisión que por interés real. Que confianza le tenían.

 

El plan era simple: encontrar un pasadizo que los llevara a las cocinas sin levantar sospechas. Fácil, ¿no? Bueno, así habría sido si Hogwarts no estuviera diseñado como un laberinto con escaleras que cambiaban de posición cuando les daba la maldita gana.

 

"¿Estás seguro de que es por aquí?" preguntó Neville, observando con desconfianza un pasillo oscuro y sospechosamente vacío. Buuu, aburrido.

 

"Nev, confía en mí, sé cuándo un pasillo esconde un secreto" le respondió Michel, avanzando sin dudar.

 

Draco bufó. Mentiroso. "Traducción, Michel no tiene ni la menor idea de adónde vamos, pero prefiere perderse con confianza"

 

"¡Esa es la actitud!" Le aplaudió.

 

Rodó los ojos, aunque de igual forma lo siguió. Si se metían en problemas, al menos sería divertido.

 

Fue cuando entonces la vieron.

 

Una puerta de madera algo ajada, con una cerradura oxidada y sin ninguna señal de estar prohibida. Casi como si pidiera a gritos que la abrieran, Michel empujó la puerta con facilidad. Aveces se preguntaba porque su amigo era un Ravenclaw.

 

El cuarto al que entraron era oscuro y olía a polvo y piedra húmeda. Nada fuera de lo común, pero fue cuando sintió algo. Un escalofrío recorrió su espalda, un instinto que no podía ignorar, era eso a lo que le habían llamado 'su instinto de semidios'. Michel reacciono igual.

 

"Algo aquí no está bien" murmuró, poniéndose en guardia.

 

"¿Lo dices porque está oscuro y sucio o porque realmente no está bien?" susurró Neville nervioso. Diablos. Le iba a responder cuando escucharon voces al otro lado de la habitación. Se detuvieron en seco.

 

"¿Por qué siempre encontramos a estos tres?" se quejó Michel en un susurro.

 

Ahí estaban, en el extremo opuesto de la sala Potter, Weasley y Granger, justo las personas que quería encontrar. Gracias Merlín, eso era de gran ayuda.

 

Sin embargo apenas les pudo prestar atención. Porque detrás de ellos, en un rincón de la habitación, había un perro gigante de tres cabezas. El tiempo pareció detenerse. Sintió que su cerebro necesitaba un reinicio.

 

"¿Qué… demonios?"

 

No era solo un perro grande. Era un Cerbero. Un monstruo mitológico. Algo que no tenía sentido en Hogwarts, algo que no debería estar ahí ni en ningun lado del mundo mágico.

 

Michel también lo había reconocido. "Dray…" susurró, poniéndose también en guardia.

 

Neville, en cambio, parecía a punto de desmayarse. "¿Por qué hay un perro de tres cabezas aquí?" chilló.

 

Al otro lado de la sala, los otros tres también los había visto. Y por sus caras, estaban igual de sorprendidos.

 

"¿Qué están haciendo aquí?" preguntó Potter con el ceño fruncido. ¡Oh, por supuesto! Potter le prestaría más atención a que estaban haciendo que al maldito perro de tres cabezas que tenían en frente.

 

"¡La pregunta correcta es qué hace eso aquí!" respondió frustrado, señalando al perro.

 

"¿Y qué importa eso ahora? ¡Tenemos que salir antes de que nos coma!" chilló Granger.

 

"Yo puedo encargarme de él" murmuró, casi como un reflejo. Sus manos buscaron el brazalete que era su katana, solo para recordar que no podía mostrarla a nadie. Maldición pensó ó.

 

Podía pelear sin armas, pero enfrentarse a un monstruo así sin su katana o poderes divinos era una locura. Michel tampoco parecía muy convencido de la idea.

 

"¿Seguros de que queremos intentar esto? Digo, suena divertido y todo, pero… ¿y si nos come?"

 

El Cerbero gruñó, mostrando sus tres juegos de colmillos afilados.

 

"¡Corran!" gritó Potter.

 

Y, por primera vez en su vida -y única, lo jura- le hizo caso a Potter. No quería enfrentarse sin todo su arsenal al perro de Hades. Y mucho menos pensar que le haría este.

 

Mientras corrían fuera de la sala, escucharon pasos acercándose. "¡Filch!" exclamó Weasley.

 

Bueno, eso era todo. Si no morían devorados por el perro, los atraparía Filch y estarían oficialmente muertos.

 

"¡Por aquí!" susurró Michel, jalándolos hacia un pasadizo estrecho. Se dejó arrastrar, y unos segundos después, todos estaban escondidos, jadeando en la oscuridad. Desde su escondite, escucharon la voz de Filch.

 

"¿Quién anda ahí? ¡Salgan, pequeños mocosos!"

 

El silencio se extendió. Y por más loco que fuera, Draco reprimió una risa.

 

"Bien, eso si que fue un desastre" hablo con una sonrisa.

 

"¡¿Un desastre?!" susurró-grito Neville con incredulidad. "¡Casi morimos comidos por un perro gigante! ¡eso ni siquiera debería estar aquí!"

 

"Cierto, pero estamos vivos, así que técnicamente no fue un desastre" espondió Michel con una sonrisa identica a la suya. Tendrían que hablar con Lena o Will luego.

 

Potter los miró, aún con el ceño fruncido con su expresión diciendo '¿que diablos fue eso?'. "¿Cómo sabían que podían enfrentarse a eso?"

 

Draco le devolvió la mirada, sin responder. Aunque su mirada era de un claro 'no te lo diré ni en tus mejores sueños, Potty' o eso esperaba que se entienda.

 

Ahora, de vuelta a la seguridad… más o menos

 

El pasillo seguía en silencio mientras todos contenían la respiración. Filch seguía cerca, murmurando cosas sobre castigos y estudiantes problemáticos.

 

"No podemos quedarnos aquí toda la noche" dijo Granger claramente frustrada.

 

"¿Y qué propones, genia? ¿Que salgamos y nos entreguemos?" murmuró Weasley.

 

Él en cambio solo se cruzó de brazos y apoyó la espalda contra la pared de piedra. "Podemos esperar a que se vaya y luego encontrar una salida. A menos que quieran que nos arrastre a todos a la mazmorra" 

 

Michel sonrió. Y eso era sinónimo a nada bueno, en su experiencia.

 

"O podemos intentar mi plan"

 

Neville se estremeció. "¿Cuál plan?"

 

"El que acabo de inventar"

 

Antes de que alguien pudiera detenerlo, Michel tomó una piedra del suelo y la lanzó en la dirección contraria a donde estaban Filch y su gato. El sonido de la piedra rodando por el pasillo hizo que Filch girara bruscamente.

 

"¿Eh? ¿Quién anda ahí? ¡No se escondan de mí!"

 

El hombre empezó a alejarse, siguiéndole la pista al ruido.

 

Draco parpadeó. Eso habai salido mejor de lo que esperaba. "Ok, eso fue impresionante"

 

"Lo sé" dijo Michel con una sonrisa satisfecha.

 

"Ahora vámonos antes de que vuelva" hablo Potter sacándolos de su escondite.

 

Corrieron lo más silenciosamente que pudieron, retrocediendo por el pasadizo hasta llegar al corredor principal del castillo. La adrenalina todavía les corría por el cuerpo, pero al menos estaban fuera de peligro. O eso creyeron.

 

"¿Y ahora cómo volvemos a nuestras salas comunes?" preguntó Weasley.

 

Él alzó una ceja. "Ese no es mi problema"

 

"¡Pero ustedes tampoco pueden volver a la suya!" señaló Granger, exasperada con una sonrisa.

 

"Eh…" Neville los miró a él y a Michel con una expresión de pánico. "No habíamos pensado en eso, ¿verdad?"

 

"Para nada" respondió Michel con total tranquilidad.

 

Solto un suspiró y miró alrededor. No podían simplemente caminar por los pasillos como si nada, alguien los descubriría. Sin embargo entonces, su mirada se posó en un tapiz cercano.

 

"Tengo una idea" Empujó el tapiz y, como lo sospechaba, había un pasillo oculto detrás. "Este pasillo conecta con la segunda planta, podemos usarlo para alejarnos del área prohibida y luego cada uno toma su propio camino".

 

"¿Cómo sabes eso?" Le dijo Granger escéptica. Mejor da gracias por darte una solución, eh? Pero no le iba a responder eso a una chica, ¿qué mal educado haría eso? 

 

"Porqué soy muy bueno en lo que hago" Termino diciéndole. Potter le lanzó una mirada sospechosa aunque no dijo nada. El grupo se coló por el pasadizo y avanzó en la oscuridad. Cuando salieron, ya estaban lo suficientemente lejos de la escena del crimen. "Bien, ahora sí nos separamos" hablo sacudiéndose el polvo de la túnica. "Fue un placer no morir con ustedes".

 

"¿Qué estaban haciendo ustedes tres ahí, de todos modos?" Pregunto Potty.

 

"Podría preguntarte lo mismo, Potter" 

 

Hubo un breve silencio incómodo. Weasley carraspeó. "Creo que todos deberíamos olvidar lo que pasó hoy" 

 

"Sí, eso suena bien" concordó Neville rápidamente. Él asintió con una sonrisa burlona.

 

Granger parecía que quería seguir interrogándolos, pero Weasley la tomó del brazo antes de que pudiera intentar cualquier cosa. Ese trio desapareció por un pasillo, dejándolos a ellos tres solos, pero Neville se quedó atrás.

 

Neville finalmente suspiró. "No sé por qué los sigo en estas locuras" les sonrió de manera tímida, aunque sincera.

 

Michel le dio una palmadita en el hombro. "Porque en el fondo, te divierte al igual que a nosotros". Neville bufó, pero no lo negó.

 

Draco solo sonrió, y lo vio partir por el mismo lugar al que habían ido los otros leones. Se giró hacia Mich e hizo la tan esperada pregunta. 

 

"¿En qué cama dormiremos hoy?"

 

Él le dio un codazo divertido, para pasar un brazo por sus hombros.

 

"Supongo que la Torre de Ravenclaw esta más cerca..." suspiró alegre.

 

"Entonces lleveme, oh mi príncipe" exagero tomando su mano.

 

Había sido una noche interesante. Y algo le decía que no sería la última.

 

.

 

Lo primero que sintió al despertar fue luz de la mañana se filtraba por las ventanas de la habitación, iluminando el desastre de mantas y almohadas en la cama de Michel. 

 

Bueno, al menos esta vez ese chico no apareció en sus sueños. Él apenas había abierto los ojos cuando sintió algo pesado sobre su pecho.

 

Oh. Michel básicamente lo estaba usando como almohada y abrazándolo como un maldito koala.

 

Lo que no habría sido un problema si no fuera porque, al levantar la mirada, se encontró con dos pares de ojos muy despiertos observándolos con demasiado interés. Anthony Goldstein y Terry Boot -si recordaba bien- estaban cómodamente sentados en sus camas, mirándolos como si estuvieran viendo una obra de teatro particularmente entretenida.

 

"No es por nada, pero no esperaba despertar con esta vista" comentó Boot con una sonrisita casi imperceptible. Goldstein en cambio, tenía los brazos cruzados y una ceja arqueada, como si estuviera evaluando la situación con suma atención.

 

Draco parpadeó. Luego, con la mayor tranquilidad del mundo, se estiró un poco y dio un largo suspiro. "Si piensan que hemos hecho algo escandaloso, lamento decepcionarlos" señaló a Michel, que aún dormía plácidamente sobre él. "No es mi culpa que este chico tenga un problema de apego conmigo".

 

Michel gimió algo inentendible, aún con la cara pegada a su túnica.

 

"Oh, vamos, Malfoy" dijo Boot con un gesto de la mano ", no hay nada de malo en tener un novio" hablo con curiosidad y algo de inteligencia.

 

Draco parpadeó. Luego miró a Michel. Luego a Terry. Y luego a Michel otra vez. Luego a Anthony, que seguía mirándolo con expresión inquisitiva.

 

"¿Perdón?" Debía de estar bromeando, ¡conocía a Michel desde que se comía los mocos, por los Dioses!.

 

"Bueno…" el chico señaló la escena frente a ellos ", se despertaron abrazados, pareciera que duermen juntos todo el tiempo, y hasta terminan cada una de sus frases" va a intentar evitar pensar en como se dio cuenta de todo eso.

 

Así que solo dejó escapar una carcajada baja, sacudiendo la cabeza. "Oh, dulce e ingenuo Boot, si pensara en Mich como algo más que mi eterno dolor de cabeza, me preocuparía por mi salud mental".

 

Michel, que aparentemente había estado lo suficientemente consciente para escuchar eso, le dio un codazo sin despegar la cabeza de su pecho.

 

"Eres un idiota" le murmuró acurrucados más en él.

 

"Lo sé, cariño" se burlo inclinandose un poco, y con una voz baja y aterciopelada añadió. "Pero al menos soy un idiota al que amas".

 

Goldstein chasqueó la lengua. "No voy a discutir eso"

 

Parpadeó una vez. Luego dos veces. Bien, eso era interesante.

 

Con una media sonrisa, se acomodó un poco en la cama y giró el rostro hacia Goldstein con el brillo de un depredador oliendo oportunidad, o como le gustaba llamarle la mirada de un crío de Afrodita  (nombre aprobado por Lena).

 

"Vaya, Goldstein, ¿me estás diciendo que soy atractivo? O ¿estás diciendo que te quieres sumar? Podriamos hacerte un espacio si quieres, o yo mismo ir a la tuya"

 

Él lo miró fijamente por unos segundos, su expresión aún inexpresiva… hasta que desvió la mirada y se aclaró la garganta. "No confirmo ni niego nada". Draco sonrió de manera peligrosa.

 

"Oh, eso fue adorable" 

 

"Cállate"

 

Boot que claramente estaba disfrutando del espectáculo, a pesar de su cara inexpresiva se echó a reír disimuladamente.

 

Michel solo suspiró y se incorporó un poco, frotándose los ojos. "¿Por qué siento que esto se volvió una telenovela?"

 

"Porque lo es" respondió Boot de manera seria, aunque algo extraña por su emoción. El se estiró con elegancia y luego se deslizó fuera de la cama, sacudiendo su ropa para alisarla.

 

"Bueno, caballeros, fue un placer pasar la noche en su encantadora residencia, pero Michel y yo tenemos asuntos que atender".

 

Mich lo miró con sospecha. "¿Qué asuntos?" Oh por favor, ¿se había olvidado?

 

"Tenemos que hablar con los otros dos" le susurró en su oído, para que los chicos no escuchen. Michel, ahora completamente despierto, dejó escapar un suspiro de resignación.

 

"Genial. Entonces, vamos antes de que esto se vuelva más incómodo" 

 

Asintió en acuerdo y se giró hacia Goldstein con una sonrisa radiante.

 

"Por cierto, Goldstein, gracias por el cumplido. Si alguna vez quieres confirmar algo… ya sabes dónde encontrarme"

 

Goldstein se atragantó con el aire. Y él  salió con la cabeza en alto. La cabaña de Afrodita estaría tan orgullosa de él.

 

.

 

"Hasta que por fin te dignas a llamar" fue lo primero que les dijo Will al contestar a la mensajería Iris. Ya habían intentado con Lena, pero ella no había respondido.

 

"Un placer verte también, Will" le respondió de la misma forma.

 

"¿Sabes cuántas veces intenté contactarlos?" bufó Will, frotándose la sien. "No es como si estuvieran en un internado mágico o algo así" ambos se miraron por un segundo, antes de apartar la mirada. Todavía no lo sabía, fue sarcasmo. "Está bien, estan raros y ustedes no llamarían si no fuera importante. ¿Qué sucedió?"

 

"Vimos a Cerbero" respondieron al unísono.

 

La imagen de Will en el arco iris se congeló por un segundo. "Perdón, creo que acabo de escuchar mal ¿qué dijeron?"

 

Draco suspiró, pasando una mano por su cabello. "Que. Vimos. A. Cerbero".

 

"Eso es imposible" replicó él de inmediato. "El perro de Hades está en el Inframundo" pues debería.

 

" sin embargo, lo vimos aquí" Mich hizo un gesto con las manos. "Tres cabezas, baba asquerosa, muy mal aliento..."

 

Will entrecerró los ojos. "¿Están seguros de que no era solo un perro normal?"

 

Lo miró con una expresión de absoluta incredulidad. Porque claramente podrían confundir al maldito perro de Hades con uno cualquiera.

 

"Oh, sí, Will. Claro. Porque los perros normales miden cuatro metros y tienen tres cabezas" 

 

"Eso no tiene sentido… ¿Cómo llegó ahí a su internado? ¿Y por qué?" Murmuró pensativo.

 

"Eso es lo que queríamos averiguar, pero entonces casi nos atrapa el conserje" Michel se cruzó de brazos. "Y Potter y sus amigos también estaban ahí" 

 

"Ni preguntaré quienes son esos" dijo antes de negar y ponerse serios. "Genial. Justo lo que necesitábamos: más niños metidos en esto"

 

Draco apoyó un codo sobre la mesa, la mandíbula tensa. "Tienes que averiguar si esto ha pasado antes" 

 

Él asintió. "Veré qué puedo hacer. Pero tengan cuidado, ¿sí?" Preguntó-ordeno preocupado.

 

"¿Desde cuándo no lo tenemos?" respondió por ambos Mich con una sonrisa.

 

Will solo los miró con cara de '¿en serio estas preguntado eso?' Y Draco solo pudo suspirar porque tenía razón... aún recuerda bien la vez que casi se caen ambos en la pared de lava.

 

"De acuerdo, nos portaremos bien". Will se quedó callado por un momento.

 

"Tú en especial, Draco" su tono era ligero, pero había algo más en su expresión que lo hizo sentirse mal por preocuparse tanto a su amigo.

 

"¿Siempre tan preocupado por mí, Will?" Intentó bromear.

 

"Nos vemos luego" fue lo último que dijo antes de cortar la llamada. La imagen de Will se desvaneció, y él soltó un largo suspiro. 

 

"Bueno. Esto se volvió más interesante" murmuró al final.

 

Michel sonrió. "Mejor vayamos a desayunar, que se nos hace tarde".

 

.

 

El desayuno en Hogwarts era una de las pocas cosas que Draco disfrutar, algo al menos. No eran las delicias que estaba acostumbrado pero los croissants recién horneados algo secos, el jugo de calabaza bien frío y una buena taza de café para despejar la mente apesar de tener azucar eran buenos para él.

 

Por eso, cuando vio un pedazo de pergamino doblado junto a su plato, su primera reacción fue fruncir el ceño.

 

No recordaba haber dejado nada ahí.

 

Lo tomó con cuidado, revisando si tenía algún sello o firma, sin embargo no había nada. Solo un simple mensaje escrito con tinta oscura y trazos elegantes:

 

Cuidado con el hombre de dos caras, Draco.

 

No había firma. No había más explicaciones. Solo esas esas palabras, tan directas como inquietantes.

 

Un escalofrío recorrió su espalda. Draco parpadeó y notó algo más.

 

Estaba en Griego antiguo, y en Gran Bretaña no era muy común conocer de este. En casi ningún sitio lo era, amenos que...

 

Antes de que pudiera analizarlo más, sintió una mirada sobre él. "¿Draco?" Neville lo observaba con curiosidad, la boca llena de tostada, mientras Michel le daba un sorbo a su jugo de calabaza, también atento. Solo dobló el pergamino rápidamente y lo deslizó dentro del bolsillo de su túnica, tendría que hablar de esto luego.

 

"Nada" respondió con indiferencia, llevando la taza de café a sus labios.

 

Pero no era nada.

 

¿Era un mensaje? ¿De quién? ¿Por qué?

 

Parecía de alguien que sabía más que él.

 

Y detestaba estar en desventaja.

 

Además, ¿quién era el hombre de dos caras?

 

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