Draco Malfoy y los Dioses Mitológicos

Harry Potter - J. K. Rowling Percy Jackson and the Olympians - Rick Riordan
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Draco Malfoy y los Dioses Mitológicos
Summary
Draco estaba jodido en términos generales.Él no sabe el momento exacto en el cuál todo se fue a la mierda. Sólo recuerda que estaba con su Madre en Londres muggle -por favor, no le digan eso a su padre o lo matará, gracias- y apareció esa cosa con una apariencia grotesca con cuerpo delgado y alas de murciélago. Probablemente hubiera estado encantado como el fanboy que era de la Mitologia al ver a una criatura tan parecida a una furia si no fuera porque esa criatura lo estaba persiguiendo para matarlo, literalmente. No entiende porqué ningún muggle lo ayudaba -después de todo, nunca creyó en todos esos prejuicios que su padre pasaba dia y noche intentando que aprendiera- ¡y en definitiva no estaba siendo nada discreto al pedir ayuda!. Al menos que se considere que gritar a todo pulmón como una niña y empujar de todo para que esa cosa no lo encuentre sea muy discreto.Volviendo al caso del porqué estaba jodido, pues cuando intentaban escapar de esa cosa sin éxito, su madre le tiro un traslador, que tal parece estaba mal configurado, porque al final terminó cayendo desde 𝘮𝘶𝘺 alto. ¡Oh! Además puede que haya golpeado a una chica con una piedra antes de desmayarse rodeado de extraños en un campamento del cual no sabe
Note
...𝘼𝙣𝙙 𝙮𝙤𝙪 𝙬𝙖𝙣𝙣𝙖 𝙨𝙘𝙧𝙚𝙖𝙢, 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙢𝙚 '𝙠𝙞𝙙', 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙘𝙖𝙡𝙡 𝙢𝙚 '𝙗𝙖𝙗𝙮'.𝙇𝙤𝙤𝙠 𝙖𝙩 𝙩𝙝𝙞𝙨 𝙜𝙤𝙙𝙛𝙤𝙧𝙨𝙖𝙠𝙚𝙣 𝙢𝙚𝙨𝙨 𝙩𝙝𝙖𝙩 𝙮𝙤𝙪 𝙢𝙖𝙙𝙚 𝙢𝙚...
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¿Campamento Mestizo? - Welcome to New York

Cuando toco el traslador creyó que lo mandaría directo a la Mansión Malfoy o algún lugar similar. Después de todo, Lucius Malfoy nunca deja nada al azar. Y seguramente no lo mandaría a algún lugar desconocido, ¿verdad? Eso creia, y mientras se recuperaba del dolor que le había dejado el traslador, pudo ver que no estaba en la Mansión o en algún otro sitio que reconocería...

 

Espera... ¡¿Por qué carajos estaba cayendo del cielo?! Literalmente.

 

Quería gritar, y lo hizo, no le importaba que después tal vez le dijeran 'niña' o algo así. Las niñas eran geniales y bellas, y para él era un gran alago que piensen que se parece a ellas. 

 

Ahora, volviendo a su caída mortal... 

 

El viento rugía en sus oídos como un coro furioso mientras caía. Sus ojos grises, abiertos de par en par, apenas podían enfocar algo más allá del cielo que se desdibujaba en formas y colores. El traslador había funcionado, pero no de la manera en la que él había esperado." ¡¿Qué tipo de broma es esta?!" Gritó al vacío, con voz ahogada por el aire que lo envolvía. Él, apesar de que ame mucho el cielo y todo lo relacionado a este, no quería morir por una caída, eso era sinceramente humillante. Había esperado aterrizar en algún lugar tranquilo, si es que la Mansion Malfoy no era la elección de su padre, algo con un piso sólido y seguro. Tal vez un bosque o un río pacífico. 

 

Pero no. Por supuesto que no. Esto era su vida ahora: caos y confusión en todo momento.

 

A medida que la velocidad de la caída aumentaba, Draco comenzó a distinguir figuras debajo de él. Eran personas, o al menos eso parecían, que estaban en medio de lo que parecía ser una ¿pelea? Muy al estilo antiguo, ¿acaso eran alguna de esas obras de teatro de la antigua Grecia? No queria arruinar el show, pero no podía concentrarse ahora en los detalles. Lo único que sabía era que estaba cayendo directamente hacia ellos.

 

"¡Cuidado! "intentó gritar, pero no estaba seguro de que su voz llegara. En un abrir y cerrar de ojos, chocó contra algo, o más bien alguien. Draco sintió un impacto fuerte, pero no el suelo. En su lugar, se encontró siendo atrapado por unos brazos firmes y tonificados, aunque el aterrizaje no fue precisamente suave.

 

"¿Qué demonios...? "exclamó el chico que lo había atrapado. Draco lo miró desde su posición, abrazado al chico que estaba sosteniendolo como si de una princesa se tratase. Era rubio, alto, con una cicatriz en el ojo que lo hacía ver considerablemente atractivo, que tenía una expresión de incredulidad en el rostro.

 

Bueno, al menos iba a morir junto a alguien guapo.

 

"¿Tú quién... qué...? "intentó decir el chico, pero no pudo terminar porque, en ese momento, una figura más pequeña con armadura, ¿era una chica? Se abalanzó hacia ellos.

 

Draco, aun en estado de pánico solo pudo pensar una cosa O no, voy a morir, ¿qué hago para no morir? Asi que con su cabeza al mil, decidió que lo mejor era tomar la primera piedra que encontró en el suelo y lanzarla con fuerza hacia la figura. Si que era un maldito genio. Escuchó un ¡crack! satisfactorio cuando la piedra golpeó el casco de su atacante y la figura se tambaleó y cayó al suelo, inconsciente. El chico que lo había atrapado, aún sosteniéndolo, lo miró con una mezcla de sorpresa y exasperación. Ahora pensándolo mejor, ¿Quién era ese tipo? "¿Acabas de...?"

 

Él había intentado responder, ¡de verdad, lo habia intentado! Después de todo, su madre no crío a alguien sin modales, pero todo el estrés, el miedo y el agotamiento de las últimas horas lo habían alcanzaron de golpe. Sus párpados se sintieron pesados, y antes de que pudiera articular una palabra, la oscuridad lo envolvió. Adiós señorita Adrenalina, fue bueno mientras duró.

 

Lo último que escuchó fue una voz femenina gritando algo que no logró entender del todo.

 

Luego, silencio.

 

...

 

La cabeza le daba vueltas, sentía unas grandes ganas de vomitar y no recordaba que había pasado, ni sabía dónde estaba, todo era tan confuso... si en definitiva ese era un gran día para él. Intentó ponerse de pie, o al menos sentarse, sin embargo todo su cuerpo le dolía en gran manera, así que se conformo con quedarse acostado en esa cama -que, por cierto, no sabe de quién es y siendo sinceros no le importa ahora, solo quiere dormir-. Toda esa 'paz' si es que se puede llamar así, se esfumó cuando empezó a escuchar unas voces totalmente desconocidas que discutían entre sí.

 

"Esto no tiene sentido, ¿Cómo alguien puede caer del cielo así? No tiene heridas graves, pero se ve como si hubiera pasado por algo realmente horrible. ¿Y esta... rama? ¿Qué se supone que es? " hablo un niño algo menor que él tocándole. No podía verlo muy bien pero parecía preocupado, como si le examinará.

 

"Tal vez simplemente estaba escapando de algo, como hacemos todos. Mira su cara, parece agotado, no creo que sea una amenaza " le siguió la charla una chica mayor, que aunque no podía verla claramente, parecía muy linda." Y con la rama... a lo mejor es algún tipo de arma rara Aunque no parece muy útil ya que no tiene filo ni nada"

 

" No lo sé, para mi que no nos podemos confiar tanto, si las defensas lo dejaron pasar es seguro que es un Semidiós, sin embargo, ¿caer del cielo? No es algo muy común por aquí, hay algo raro... "dijo el chico que lo había atrapado moviendo su mano por el cabello del rubio, cuando la chica linda intentó defenderlo, él la corto, que descortés." Silena, no lo defiendas solo porque muy seguramente sea tu hermano, aunque nunca he visto un niño varón hijo de Afrodita... eso es muy raro"

 

Iba a seguir durmiendo ante el suave tacto del chico, pero cayó en cuenta de lo último. ¿Hijo de Afrodita? ¿Afrodita como la Diosa? ¿Y si antes lo había atacado de verdad una furia? Se levantó rápidamente de la cama sobresaltando a los otros tres. "¿Pero que carajos es esto? ¿Dónde estoy? " preguntó moviéndose rápido por el lugar.

 

" Ey, ey, ey, chico relájate, te explicaremos todo "dijo su 'salvador' pero Draco lo ignoro, lo siento chico lindo, no era el momento. El otro niño también intento calmarlo pero no funcionó, o no hasta que la chica -Silena, ¿verdad?- hablo. "Por favor, Cálmate " su voz fue tan hipnotizante que acato la orden sin problemas. "Eso fue más fácil de lo que pense" murmuró.

 

"¿Dónde estoy?" Fue lo primero que pregunto."¿Acaso estoy en el purgatorio? Estupendo... pero esto no parece el infierno" dijo mirando a su alrededor, la habitación en la que estaba parecía ser una enfermería.

 

"Quédate tranquilo, yo soy Will Solace y soy tu médico, tienes que recuperarte de tu llegada... peculiar" hablo el tal Will. Draco asintió pensando.

 

"¿'Peculiar'? Supongo que es una buena forma de decirlo" sonrió un poco para aligerar el ambiente, los chicos si que se veían tensos. "Ahora si pueden decirme, ¿donde estoy?" su salvador le respondió.

 

"Estás en el campamento mestizo, un refugio para personas como tú.... Semidioses" aclaro. Draco literalmente se quedó en shock, eso no podía ser verdad, él era un Malfoy y un Black, tenía a sus dos amorosos padres que lo amaban, ¿cómo podía ser hijo de un Dios? ¿O era una Diosa? El no podía ser un mestizo...

 

"Estás bromeando, ¿verdad? Yo tengo padres, mi madre me dijo que mi esta cosa me traería a un lugar seguro... dijo que mi- ohh" ahora muchas cosas se explicaban con eso. Todo cabía en su lugar.

 

¿Por qué lo llevaba al mundo muggle siendo él un sangre pura? Porque no lo era.

 

¿Por qué solo podía leer bien en Griego? Debe ser por su padre divino.

 

¿Por qué su madre dijo 'Tú padre me dio esto' y apareció en un lugar totalmente desconocido? Porque si se lo dio su padre, pero no Lucius, si no su donante de esperma.

 

Eso no le importaba, él era un Malfoy, y su padre siempre será Lucius Malfoy, eso no cambiaría.

 

"Lo tomaste mejor que muchos, la verdad" hablo Sillena con una sonrisa, le recordaba a Narcissa. "Ahora ven, yo te daré un recorrido por aqui". Le estiro su mano y él la estrecho, Will no estaba para nada de acuerdo con que se vaya, pero lo dejo ir con la promesa de vovler y un abrazo. Su salvador -que ahora sabe que se llamaba Luke- los siguió.

 

"Bueno, creo que tengo que presentarme. Soy Draco Malfoy, un gusto en conocerlos" hizo el típico saludo que su madre le enseñó con esmero. Y hablando de ella... oh, puede que esté muerta.

 

La sensación de saber que esa es una gran posibilidad hace que se detenga en medio del monólogo de Luke, su respiración empieza a subir rápidamente, pero al ver que todos parecían estar rodeándolo preocupados se recompone. Un Malfoy no puede ser visto en estado de debilidad.

 

Así que cuando le preguntan que le paso, él miente, porque es lo que tiene que hacer, no quería su lastima o algo parecido por la posible muerte de su madre. Sabe que Silena y Luke no le creyeron nada, pero se alivia un poco al ver que no tocaran el tema. Aunque casi se lanza a llorar cuando le entregaron la varita de su madre... al menos podría tener algo de ella con él... y hacer magia. "¿Cómo sé cual Dios es mi padre?" Dijo cuando le terminaron de explicar la aburrida charla de como todo esto era real, era un mago -aunque no sabia si decir eso, parecían que estos eran desconocidos para los mestizos-.

 

"Para eso el Dios que es tu padre tiene que reclamarte, por ejemplo, el padre de Luke es Hermes, el de Will es Apolo" empezó Silena emocionada, mire de reojo a este pero no parecía sentir nada "y mi madre es Afrodita". 

 

Oh, eso sí era interesante.

 

"¿Afrodita? ¿Cómo la Diosas del amor? Creo que ella es genial, me encantan las Diosas, mi favorita es Artemisa" Draco comenzó a hablar sin parar, lo único que lo calló fue la risa de Luke detrás suyo.

 

"Te gusta bastante una Diosa que tiene la fama de odiar a los hombres, tú siendo uno" Draco giró la cabeza rápidamente hacia Luke, sus ojos grises brillando con emoción e indignación mezcladas. Oh, él si que iba acabar con Luke.

 

"¿Y qué con eso?" dijo respondió, cruzándose de brazos con un gesto que, aunque desafiante, resultaba más adorable que intimidante por su pequeño tamaño. Ya esperaba crecer más. "Artemisa no odia a todos los hombres, solo a los insoportables. Y yo, querido Luke, soy todo menos insoportable, bueno, tal vez lo sea un poco, pero también soy encantador, culto y, modestia aparte, extremadamente agradable a la vista. No veo cómo podría caerle mal" siguió con una sonrisa inocente.

 

Luke arqueó una ceja, apoyándose casualmente contra un árbol cercano mientras observaba al rubio con una sonrisa que bordeaba la burla. "¿Encantador?" repitió, alzando un dedo para señalar a Draco"¿Agradable a la vista? Mira, no estoy diciendo que no tengas... ciertos atributos" y aquí dejó que su mirada se detuviera un segundo más de lo necesario antes de volver a encontrar los ojos de Draco, este sonrió aun más. ", pero Artemisa no es del tipo que se deja impresionar solo por eso"

 

"Oh, por favor" bufó él, gesticulando de forma exagerada mientras comenzaba a caminar de un lado a otro. "Artemisa es una diosa, claro, pero ¿eso significa que es inmune al carisma? ¿A una buena conversación? Estoy seguro de que, si me diera una oportunidad, podría demostrarle que no soy como el resto de los hombres" afirmó con total confianza y brillando.

 

Luke y Silena tuvieron que taparse un poco los ojos para cubrirse, el primero dejó escapar una carcajada, sacudiendo la cabeza. "Draco, ¿te escuchas a ti mismo? Suena como si estuvieras planeando un discurso de ventas. 'Hola, soy Draco Malfoy, semidiós y un entusiasta defensor de las deidades que me odian de antemano' ".

 

Draco se detuvo en seco, apuntándolo con un dedo. " ¡Exacto! " exclamó, como si Luke acabara de darle la idea del siglo. "Solo necesito encontrar la manera de hablar con ella y seguro que podríamos conectar. Quizás le hable de cómo admiro su independencia, su fuerza, su... bueno, todo. ¡Es increíble!" Luke rodó los ojos, aunque la sonrisa en su rostro no desapareció.

 

"Draco, para empezar, ni siquiera puedes acercarte a ella sin que probablemente te convierta en algo desagradable, como una serpiente o, peor, un hurón"

 

El menor se encogió de hombros, aparentemente sin inmutarse. "¿Y qué? Los hurones son muy lindos, ¿no? Además, ¿sabes lo que diría mi padre? 'Nunca subestimes el poder de la perseverancia, Draco'. Y yo, Luke Castellan, soy un experto en perseverar" el mayor suspiró, cruzándose de brazos."

No sé si admirarte por tu optimismo o preocuparme por tu falta de sentido común" murmuró

 

"Admirarme, claramente" replicó Draco con una sonrisa encantadora. "Porque, seamos honestos, ¿qué semidiós en su sano juicio no querría estar del lado bueno de una de las diosas más increíbles que existen?".Luke lo miró un momento, sus ojos brillando con un destello que siendo sincero no alcanzó a identificar del todo. Finalmente, negó con la cabeza, aunque su sonrisa se suavizó. "Eres algo más, Malfoy. Solo... trata de no meterte en problemas con las diosas, ¿de acuerdo?"

 

Él le devolvió la sonrisa, inclinando la cabeza con un aire encantador. "No prometo nada"

 

"Ahora, siguiendo con el recorrido, estas son las canchas de voleiball" se interpuso Silena entre esos dos, sentía una tensión poco sana ahí. Los ojos de Draco parecían llenos de alegría.

 

¡El amaba el voleiball!

 

Rápidamente se fue corriendo hacia los chicos y chicas que jugaban, viendo como en un equipo faltaba un buen armador. Y para su suerte, él era el mejor en eso.

 

"¡Hola! Soy nuevo aquí, pero ¿puedo jugar con ustedes? ¡por favor! Soy muy bueno, lo juro" intentó convencerlos, y por suerte, ellos habían aceptado. "Soy armador" respondio cuando le preguntaron en que posición jugaba. "No se preocupen, soy bueno en lo que hago" afirmó con una sonrisa depredadora. Él iba a acabar con ellos.

 

Así que con la presentación de nombres más rápida que haya existido, empezaron a jugar.

 

Desde el primer saque, Draco sintió cómo su cuerpo entraba en modo automático. Su corazón latía con fuerza, pero no de nerviosismo, sino de pura emoción. Este deporte era su escape, su pasión, y ahora que era nuevo en este mundo, él estaba dispuesto a mostrarles a todos estos semidioses lo que significaba amar verdaderamente un deporte.

 

Cuando el balón voló hacia su lado, Draco reaccionó al instante. Sus pies se movieron con precisión, el sonido de sus zapatillas desgastadas golpeando la tierra marcaba el ritmo de sus pasos, se deslizó hacia el balón y lo recibió con un toque limpio, elevándolo justo lo suficiente para que Yew Tanaka, en la posición de ataque, pudiera prepararse.

 

“Bien, esto es solo el principio”, pensó Draco, su mente analizando cada movimiento en la cancha.

 

El primer set transcurrió con rapidez, pero él no bajaba la guardia. Todo en la cancha lo tenia perfectamente calculado, como si fuera un juego de ajedres. Y apesar de que cada vez que esa chica -que si, no sabe el nombre- remataba, el balón parecía un proyectil dirigido con precisión mortal, no iban a perder. No con él en guardia. Draco tuvo que esforzarse al máximo para anticipar sus movimientos, pensar en que podía hacer y realizarlo.

 

Sacar, recibir, armar, pensar cual era la mejor opción para el ataque y engañar a la defensa del enemigo, rematar si es necesario, bloquear y hacer fintas.

 

Era el cerebro del equipo.

 

Ser armador era difícil, exigente.

 

Ser armador era cansado, desgastante.

 

Ser armador era pasar desapercibido la mayoría del tiempo, ya que todos siempre eataban centrándose en los rematadores.

 

Pero ¿Saben qué? A él no le interesa eso, no le importa.

 

Ser armador para él era exitante.

 

Algo fugaz, complicado, interesante.

 

Ser armador era tener todo el partido controlado, como un titiritero eligiendo a quien pasar el balón, o ni siquiera hacerlo si no quería.

 

Cada pase era un desafío, un equilibrio entre cálculo e instinto, donde un solo toque podía cambiar el curso del juego.

 

Era la responsabilidad de convertir la incertidumbre en oportunidades, y en ese acto encontraba una satisfacción inimaginable.

 

Ser armador le daba adrenalina.

 

Y él era un adicto a esta.

 

“Es como si estuviera luchando en un campo de batalla”, pensó mientras se lanzaba al suelo para salvar un remate algo inesperado. Sentía cómo la tierra raspaba sus brazos, pero no le importaba. 

 

El balón seguía en juego, y eso era lo único que importaba.

 

El marcador seguía ajustado, pero Draco disfrutaba cada segundo. Cada pase, cada remate, cada estrategia que ponía en práctica le recordaba por qué había empezado a jugar en primer lugar. En medio del segundo set, decidió arriesgarse con una jugada que había practicado innumerables veces en los parques muggles junto a su amigo Michel.

 

Con el balón en el aire tras una recepción imperfecta, decidio saltar. Saltando más alto de lo que cualquiera esperaba. Sus ojos estaban fijos en el balón, su cuerpo se arqueó y golpeó con fuerza, enviándolo al suelo de la cancha contraria y el impacto fue tan preciso que dejó al equipo contrario y al suyo propio paralizados por un segundo.

 

"¡Punto!" gritaron sus compañeros, pero Draco apenas lo registró. Su mente ya estaba pensando en la siguiente jugada.

 

"Seguro es suerte de principiante" escuchó decir a la chica de antes enojada, a la que por accidente había atacado con una piedra... tendría que disculparse luego.

 

"¡No es suerte! Es práctica, querida" le solto mientras hacía otra colocación. Le gustaba que la gente pensara que era bueno, le encantaba. Pero odiaba que solo por eso desestimaran todo el trabajo duro que también le costo.

 

Es bueno, lo sabe, pero lo es porque siempre trabajo duro. Practico dia y noche a escondida de su padre. No era suerte, no era talento, era pasión, pasión y práctica.

 

Cuando llegó el tercer set, la tensión era palpable. Draco podía sentir las miradas de todos sobre él, pero no lo intimidaban. Al contrario, lo motivaban. Este era su momento, el tipo de situación que amaba: cuando todo se definía por una jugada, por un segundo de su genialidad.

 

El balón se elevó tras un saque peligroso de equipo contrario. Lo siguió con los ojos, con sus movimientos calculados al milímetro. Con un salto rápido, lo levantó con un pase suave pero perfecto. Era un pase que pedía a gritos ser rematado, y su rematadora, Yew Tanaka no lo desaprovechó, golpeando con fuerza y velocidad.

 

El set siguió con su curso, hasta que tuvo que llegar el final, veintitrés a veinticuatro a su favor.

 

El punto final llegó de una manera inesperada para los demás, pero totalmente calculada para él. El balón había rebotado en la red tras un mal saque del otro equipo y la punta lo tuvo que salvar de forma abstracta, pero al menos llegando hacia su posición.

 

¿Qué debía de hacer? 

 

Todos esperaban el punto final, uno memorable, emocionante. 

 

Tenía a un opuesto listo, un bloqueador central que remataba decente y la punta. Tenía para elegir quién haría el cierre maestro, así que lo hizo.

 

Todos esperaban un pase, tal vez uno bajo y arriesgado o uno alto y seguro por el medio. Pero a Draco nunca le gustó mucho hacer lo esperado.

 

Así que hizo una finta.

 

Una finta que nadie vio venir, por cierto.

 

El sonido del balón tocando el suelo fue seguido por un grito de victoria que resonó en toda la cancha. 

 

Si, amaba esa sensación. Y nunca se cansaría de ella.

 

Draco dejó caer el balón y se permitió una sonrisa, respirando con dificultad mientras observaba a su equipo celebrando. El voleiball no era solo un juego para él; era su manera de demostrar que, sin importar de dónde viniera o quién fuera, podía encontrar un lugar al que pertenecer.

 

"Bueno, ese si que fue un buen partido, Principe del voleiball" se sentó junto a él Luke seguido de Silena y Will.

 

"Siempre para servirle, sir" le siguió la broma Draco, que pronto sintió como todas las miradas y susurros se dirigían a él. "¿Sabes de qué tanto hablan? Es un poco incómodo" le pregunta a Silena, apesar del poco tiempo que se llevaban conociendo, estaba seguro de que ella sabría todos los chismes del campamento.

 

"Oh si, los hermanos Stoll iniciaron una 'casa de apuestas' para ver a que cabaña iras, la mayoría dice que de Afrodita o Apolo, aunque también hay muchos que consideran la cabaña de Athenea, después de todo tienes los ojos grises... y para ser armador tienes que ser muy inteligente, ¿no?" Preguntó con un dedo en su barbilla. Él solo se rio de todo.

 

Le hubiera gustado saber quien era su padre divino, le gustaban las apuestas. Bueno, le gustaba ganar las apuestas.

 

"...pero hasta entonces, tendrás que quedarte conmigo y los demás en la cabaña de Hermes" le dijo Luke, él asintió aunque no había escuchado nada de lo que había dicho el chico.

 

Tal vez esto estaría tan mal.

 

...

 

Olvidenlo, esto es un asco.

 

Clarisse -la chica a la que le había golpeado al llegar- aunque ya habia intentado disculparse por lo que paso en su llegada, parecía tener un profundo odio hacia él. No lo entendía. Está bien, tal vez empezar su relación golpeándolo no fue la mejor de sus decisiones, ¡pero ey! Ella también tenía que aprender a superar y soltar las cosas. 

 

Entonces por eso estaba en un bote de basura ahora, simplemente asqueroso. Intento ir directo hacia las duchas, pero no tenía ropa consigo, así que al final terminó usando la cosa más horrenda y fuera de moda que había visto en toda su vida, la camisa naranja chillón del campamento. ¡en serio! ¿Acaso no hay gente con un minino gusto de la moda en el lugar? Exceptuando a la cabaña de Afrodita, claro. Y hablando de sus hijos... Silena estaba yendo directo hacia él.

 

"¡Draco! Hasta que te encuentro, Luke también te estaba buscando, ven conmigo, tengo algo que mostrarte" le grito. Él a regañadientes acepto seguirla hacia el lugar donde había caído, una zona de pelea. "Antes de que preguntes, como te dije antes pero seguro no escuchaste, nosotro los Semidioses tenemos un olor que atrae a criaturas peligrosas hacia nosotros, así que aquí nos especializamos en aprender técnicas de combate para luchar contra estas" le explico amablemente ella.

 

Ah, entonces fue por eso que esa furia atacó a su madre. Él.

 

Negó un poco la cabeza, no debía ni quería pensar en eso, al menos no ahora, por lo que se conformo con seguir a la chica donde estaban algunos chicos más aprendiendo movimientos básicos. Mientras que otros se movían con la confianza de años de entrenamiento, para algunos eso podría parecer intimidantes. ¿Pero Draco? ¡Por favor! Era un Malfoy -apesar de lo que digan, lo seguia siendo-. Había estado en lugares donde las expectativas eran aún más altas, donde cada mirada juzgaba cada movimiento. Esto no era diferente a cualquier reunión sangre pura a la que no haya ido antes. Incluso era mejor, Pansy no se encontraba ahí.

 

La mayoría se fue directo hacia las espadas o lanzas, típicas de Grecia, pero él no pudo evitar correr al ver una katana ahí en el medio olvidada. La reconoció por su forma y equilibrio; no era griega, pero eso no le importó. Al sostenerla, una sensación familiar recorrió sus manos. Era como reencontrarse con un viejo amigo. Desde niño, la katana había sido una gran amiga más que una herramienta, algo que le permitía concentrarse, olvidar el caos de su mundo y perderse en la precisión de cada movimiento.

 

Un hijo de Ares soltó una carcajada burlona desde el fondo del grupo. "¿De verdad va a elegir eso?" dijo, señalando con un dedo como si fuera la elección más ridícula posible. "Eso no es un arma, es un adorno".

 

Otro campista, un hijo de Hermes, se unió a las risas. "Sí, claro, porque todos sabemos lo útil que es una katana contra monstruos griegos, ¿no?"

 

Draco ignoró los comentarios, concentrándose en ajustar su agarre en la empuñadura. La katana tenía un equilibrio perfecto, y al blandirla en un movimiento de prueba, el aire pareció cortar con un silbido claro. Era ligera, precisa, y despertaba una memoria muscular que le resultaba tan natural como respirar. Era perfecta.

 

"Tal vez quiere ser un samurái japones" bromeó otro campista. "¿Por qué no eliges algo que realmente sirva?"

 

Las risas continuaron, pero él no reaccionó. En su lugar, se colocó en el centro del campo, en posición, ajustando su postura con la precisión de quien sabe lo que hace. Había aprendido hacía tiempo que las palabras eran fáciles de ignorar. La verdadera respuesta estaba en las acciones.

 

Algunos cuchicheos se apagaron cuando comenzó a moverse, la katana en sus manos transformándose en una extensión de su cuerpo. Los movimientos eran precisos, fluidos, y cada golpe parecía dividir el aire con intención y elegancia.

 

Paro rápido el pequeño espectáculo, ya que mucha gente estaba empezando a venir. Cuando terminó, la hoja apuntando hacia el suelo, un silencio incómodo se extendió entre los observadores. Incluso el hijo de Ares, que había sido el primero en burlarse, frunció el ceño, claramente impresionado aunque no lo admitiera. 

 

Los niños eran unos tontos. Por eso prefería a las chicas, por ejemplo Silena, que lo estaba aplaudiendo ahora mismo. Lástima que no le gusten, él era otra prueba de que los niños eran tontos de diferentes formas.

 

De repente, Luke que apareció detrás de él lo observó con una sonrisa curiosa mientras Draco volvía a inspeccionar la hoja. "Buena elección" dijo con tono relajado. "Aunque es un poco inusual por aquí, ten cuidado, es muy grande y peligrosa"

 

Él solo alzó una ceja, divertido. "No soy muy de seguir tradiciones, ¿sabes? Además, la katana tiene algo especial. Te exige respeto, disciplina... y estilo, obviamente. Además, no es como si por accidente terminará apuñalandonos a ambos hasta la muerte" el mayor lo intento convencer de que primero empezara con una daga, o al menos una katana de madera, pero él se negó rotundamente. Ya había pasado por eso hace años, asi que decidieron hacer una pequeña simulación de combate y movimientos antes.

 

Luke rio y lo dejó en el centro del campo, donde Draco tomó una posición firme. Su cuerpo recordaba lo que su mente no necesitaba pensar; los movimientos eran fluidos, casi instintivos después de años de práctica. La katana cortaba el aire con precisión, giraba en sus manos como si formara parte de él.

 

Poder, precisión, control.

 

Decestres, libertad, paz.

 

Empuñar una katana era como sostener un rayo entre sus manos, algo que te exige mucho, pero que si lo logras hacer bien, es la mejor sensación del mundo. La hoja era una extensión más de su cuerpo, ligera pero firme, como si cada movimiento conectada mente alma y acero.

 

Cada golpe, cada giro, cada bloqueo era un recordatorio de las horas que había pasado practicando en los jardines de la mansión Malfoy, lejos de la mirada crítica de su padre y bajo la paciente guía de su madre. Ella le había enseñado que la katana no era solo un arma, sino algo importante que requería respeto y disciplina.

 

Noto como los otros semidioses -muchos más esta vez- le comenzaron a prestar atención. Sus murmullos llegaban a sus oídos,  porque, Merlin, no eran nada disimulados, pero él no se detuvo. Si algo había aprendido durante años de practicar magia, jugar un deporte y manejar armas, era que siempre había alguien mirando, esperando con satisfacción a que fallaras.

 

Y él no les iba a dar esa satisfacción.

 

No más.

 

Decidió cambiar sus movimientos, ahora eran más fuertes, más poderosos, más letales. Podía escuchar como algunos trataban saliva, después de todo, la katana podía ser un arma muy peligrosa si las llegabas a usar bien.

 

Le gustaba eso también.

 

La fuerza que emanaba siempre, lo poderosa que era con o sin él empuñandola, lo letal y fugaz que podías herir a alguien. No era un loco, jamás dañaría a nadie primero, simplemente le gustaba apreciar las dos caras de la misma moneda, o katana en este caso.

 

Su movimiento final fue un giro elegante que terminó con la katana apuntando al suelo, su respiración controlada, su postura perfecta. El silencio del campo solo fue roto por un susurro entre los observadores.

 

"Pero qué carajos" oyó decir a Will impresionado, Silena retandole por decir malas palabras después.

 

"Es impresionante para ser nuevo aquí" dijo alguien al fondo.

 

"Parecía casi angelical... "

 

"Angelicalmente tenebroso, querrás decir"

 

Draco bajó la katana, limpiando la hoja con cuidado antes de levantar la mirada. No buscaba la aprobación de los demás, pero se permitió dar una ligera sonrisa de satisfacción al ver como Luke, Silena y Will le aplaudían. Había sido un buen entrenamiento.

 

Mientras seguía apreciando la katana, sintió la mirada fija de una chica... Annabeth Chase, le habia dicho Luke, desde la distancia. No la entendía del todo, pero no era necesario. Sabía que no todos aceptarían su presencia de inmediato, y eso estaba bien. Tampoco es como si él esperará su aprobación, asi que lo único que podía hacer era seguir con su vida adelante, como siempre había hecho, demostrando con hechos que merecía estar ahí.

 

Tal parecia que Chase no pensaba lo mismo.

 

"¿Crees que impresionas a alguien con eso?" Dijo ella acercandose y cruzándose de brazos. Draco se giró hacia ella, sorprendido por el tono cortante de su voz, no le habia hablado nunca asi que se confundio un poco por su hostilidad, pero en lugar de molestarse, le dedicó una sonrisa despreocupada.

 

"¿Impresionar? No, solo intento no cortarme un dedo, ¿pero qué tal lo hice? ¿Un ocho de diez?" 

 

"Un ocho es ser generoso" replicó Chase, frunciendo el ceño. "Aquí no es suficiente ser 'elegante'. Esto es un campamento de guerra, no un desfile"

Él parpadeó, confundido por su claro disgusto hacia su persona. 

 

Era él, ¿o era un requisito ser raro para ser un Semidiós?

 

"Espero que solo por ser un poco atractivo, bueno en un deporte y en un arma que casi nadie utiliza te creas mejor que todos los demás aquí. Porque no lo eres. Es solo suerte, niño, no vale nada. Así que será mejor que no seas estúpido y te cuides la espalda, porque o si no..." siguió pero no la dejo continuar.

 

"Espera, espera, espera. ¿Me estas amenazando? ¿Me estás diciendo que todo en lo que soy bueno, no 'vale nada' solo por qué lo hice a la primera? ¿Cuando, en realidad no es así? Que yo sepa no te conozco de ningún lado, ya que evidentemente soy de Gran Bretaña y no conocía nada de esto, pero eso no significa que no conozca un deporte mundial mente famoso, y sepa usar un arma" hablo con un tino alto y autoritario, que dejó helados a muchos. "Así que espero y será mejor que no estés amenazandome con suposiciones erróneas y sacadas de la reverenda nada. No cuando me esforce tanto, no cuando pase día y noche practicando, no cuando tuve que ocultar miles de moretones de mis padres para que me dejaran seguir jugando o practicando con la katana. No cuando no sabes nada de mi, no cuando no me conoces. Escúchame bien tú, Chase, que tu solo veas el fruto de todo mi entrenamiento no te da el más mínimo derecho a minimizarlo, y mucho menos a amenazarme solo porque crees algo, y no digas que no es así, porqué lo es" terminó con un tono frío.

 

Estaba enojado. ¡Diablos! Eso se quedaba corto, estaba furioso.

 

Y no quería rebajarse a insultar a la chica de forma deliberada, porque era una mujer y debía respetarla. Pero aunque la respete, no se dejara pasar por alto. Nunca.

 

"Asi que, gracias por el consejo, señorita Chase. Trataré de no ser tan... deslumbrante para usted la próxima vez" finalico con claro sarcasmo en su voz.

 

Luke intervino, intentando suavizar el momento. "Vamos, Annabeth. Dale un respiro. Lo está haciendo muy bien para ser su primer día, y él tiene razón, pudo haber practicado mucho y tu ni enterada, no vuelvas a hacer suposiciones tan malas de una persona de nuevo" lo defendió el mayor. Ese comentario pareció ser la gota que colmó el vaso. La chica que parecía indignada en demasia, giró sobre sus talones y se marchó, dejando a Draco mirando su espalda con una mezcla de confusión y preocupación. "Mierda... Draco, espérame aquí, lo hiciste excelente" hablo abrazándolo un poco para después irse corriendo hacia donde fue la chica.

 

"Bueno... cambiando de tema, tengo que enseñarte tiro con arco, Draco, ordenes de Quiron" le dijo después Will emocionado acercándose con una sonrisa que parecía iluminar el ambiente. Draco giró hacia él, relajando el agarre de la katana sonriendo un poco, la energía de Will era contagiosa, como si una sola de sus sonrisas fuera un rayo del mismo sol, no de esos de los que te quemaban la cara, si no de los que iluminaban todo al pasar.

 

"¿Tiro con arco?" repitió  levantando una ceja. "Nunca he probado eso. Aunque, si te soy sincero, dudo que sea tan emocionante como esto" dijo, levantando la katana ligeramente con un gesto. Aunque no estaría mal probar... Will rió, aunque sus ojos no se desviaron de Draco, y él continuo ese contacto, era una sensación muy cálida.

 

"Eso es porque no sabes lo genial que puede ser acertar justo en el centro de una diana. Es... es como magia, en serio". Se tenso un poco cuando sacaron el tema de la Magia, tenía que pensar más en eso después, ya que cuando empiecen las clases tendría que ir a Hogwarts. Pero, ¿cómo lo haría? ¿Su padre sabría dónde encontrarlo? Decidió que pensaría en eso luego.

 

Draco le devolvió la risa, notando cómo Will desviaba ligeramente la mirada, como si intentara controlar algo que no quería que se viera. "Magia, dices. Bueno, no sé si puedo superar lo de 'magia', pero me interesa aprender. ¿Es complicado?" Él más joven se apresuró a negar con la cabeza, sus palabras saliendo rápido, como si temiera que Draco pudiera cambiar de opinión. Aunque tampoco era como si pudiera negarse, le habían dicho que ese tal Quiron daba las órdenes máximas. "Para nada, yo puedo enseñarte. Es más fácil si tienes buen equilibrio y precisión, y tú tienes de sobra. Bueno, ya sabes... porque eres bueno con la katana y todo eso" balbuceo Will, Silena se rió un poco detrás de ellos.

 

"¿Es un cumplido? Porque lo tomare como tal" jugueteo sonriendo de forma egolatra mientras aflojaba la correa de la katana, e iba a ponerla en su lugar.

 

"¿Cumplido? Ah, no... sí... bueno, ¿tal vez? quiero decir, claro que sí. Eres bueno con las manos. Con las armas, quiero decir" Will se corrigió apresuradamente, él creia que sus palabras no tenían sentido. Así que para calmarlo un poco, puso su mano en su cabello y lo revolvió, eso hacía su madre cuando lo veía nervioso.

 

"Bien, entonces tú mandas, capitan. Pero no esperes demasiado, apenas puedo mantener una espada sin intentar darle a alguien" tarde se dio cuenta de lo que había dicho, pero por suerte ellos se lo habían tomado como una broma, bien.

 

Will lo guió hacia el área de tiro, hablando rápidamente sobre las reglas y técnicas, y en cada pausa, sus ojos parecían buscar el rostro de Draco, esperando una sonrisa o una señal de interés. Draco, por su parte, lo encontraba muy tierno, como si esperará su aprobación, asi que cada vez que veia que Will hacia eso, le decia lo muy bien que le estaba enseñando. Ahora centrandonse más en el tiro con arco, él estaba demasiado concentrado en entender las instrucciones y no pensar en cómo un arco se parecía demasiado a los viejos instrumentos de caza muggle que había visto en libros antiguos que aveces llegaba a colar en la mansion. "Coloca los pies así, ajústate la postura... perfecto" habló Will, acercándose un poco más de lo necesario para corregirlo, pero ni le importo. 

 

¿Silena? Era otro caso aparte, ya que la chica básicamente dejó de hablar -ejem, chismear- con Luke para soltar un gran chillido al aire.

 

Draco soltó la primera flecha, que pasó rozando el borde de la diana. Dejó a un lado el arco para bufar un rato. Buu, esto era muy difícil. "Bueno, no está mal para ser mi primer intento, ¿no crees?"

 

"Fue genial" insistió Will, su entusiasmo genuino. "Estoy seguro de que pronto darás en el centro" lo animo.

 

Luke solo sonrió, Silena le aplaudió y él terminó satisfecho con su avance, mientras Will seguía observándolo de reojo, ¿capaz quería llevarlo a la pared de lava? No, ni en sus más grandes sueños, esa cosa era digna de terror.

 

Siguieron con todas las actividades que le habían asignado para conocer. Y al finalizar el día, se encontraba junto a Luke en medio de la cabaña de Hermes con una bolsa de dormir y un montón se chicos más.

 

"Por favor... dime que no voy a tener que dormir aquí" suplico con ojos de perrito. Si, quizá eso podría funcionar. Hizo un puchero al ver que no. 

 

¿No podría haber una cabaña solamente para los no reclamados? Seguirán siendo muchos, pero seguro que era más cómodo. O sería mejor que sus progenitores se dignaran a reclamarlos, al menos que se hagan cargo si andaban de calentones.

 

Termino acostándose en una esquina casi vacía al final, y cuando se apagaron las luces, su peor miedo ya estaba ahí.

 

El pensar.

 

Todo había pasado demasiado rápido. Primero estaba en el Londres muggle junto a su madre, y luego ¡pum! Apareció una furia que los comenzó a perseguir, su madre le lanzo el traslador y cayó del cielo aquí. Ni siquiera sabía lo que le había pasado a ella... ¿Estaría bien? Eso quería creer. No es como si no le gustará ahí, apesar de que parecía que no le agradaba mucho a los hijos de Ares y Athenea lo demás estaba pasable (y pensándolo bien, ¿no es impresionante? Había logrado que dos cabañas importantes que escuchó que se odiaban mutuamente trabajen juntas para molestarlo, genial). ¿Lo que no estaba bien? ¡No sabía cómo volver a casa! ¿Su padre lo encontraría? ¿se preocuparia? ¿Lo aceptaría aunque él fuera un mestizo? Tenía la varita de su madre... podría intentar aprender un poco de magia, sin embargo sería un difícil.

 

No encontró respuestas precisas ni cuando se fue hacia el lago. No quería pensar, pero sabía que debía de hacerlo. Lágrimas silenciosas se empezaron a brotar de sus ojos, pasando por sus mejillas.

 

No era débil, no iba a llorar.

 

Un Malfoy no llora.

 

Un Malfoy prevalece fuerte, apesar de todo.

 

Sin embargo, esta situación lo ameritaba, todo esto lo superaba, ¡apenas había cumplido once, Merlín! 

 

Así que lloró, no hizo un berrinche como los que hacia cuando era más chico, simplemente lloro, con lágrimas silenciosas que expresaban todo su dolor sin gritar.

 

Por azares del destino decidió mirar en el lago, que apesar de parecer estar lejano, era tranquilo, sentía que lo reconfortaba. Se rió un levemente, tan bajo había caído que un simple lago lo reconfortaba.

 

Miró bien su reflejo en la superficie del agua. El lago era, como un espejo perfecto que le devolvía su imagen con una nitidez que casi resultaba cruel. Su rostro estaba enrojecido, los ojos hinchados por el llanto y su cabello, normalmente impecable, desordenado por el viento. Y, sin embargo, algo en el reflejo lo hizo detenerse.

 

"¿Cómo es posible que me vea así?" susurró, casi incrédulo.

 

Las lágrimas brillaban como pequeñas estrellas en sus mejillas, y los reflejos plateados de la luna parecían acariciar su cabello, dándole un resplandor etéreo sus ojos grises; aunque empañados por las lágrimas, parecían más intensos, casi hipnóticos. Había algo en su rostro que combinaba a la perfección la vulnerabilidad y la fuerza, una mezcla que incluso en ese momento no podía evitar reconocer. Era hermoso.

 

"Maldita sea..." murmuró, pasándose una mano por el cabello y despeinándolo aún más. "Hasta llorando me veo increíble" río ante eso.

 

No era vanidad, al menos no exactamente. Era una especie de resignación divertida ante la realidad de quién era. Incluso en su peor momento, incluso con el corazón hecho pedazos y los nervios al límite, su reflejo se negaba a traicionarlo. Sus facciones seguían siendo impecables, sus rasgos aristocráticos intactos, como si fueran una burla cruel de su propio linaje. Totalmente de parte de su madre, seguía teniendo eso de ella con él.

 

Suspiró, apoyando la barbilla en las rodillas mientras seguía mirando su reflejo. Tal vez no podía controlar lo que sentía, tal vez no podia controlar nada en realidad, pero al menos podía apreciar que, si el mundo lo veía como un desastre, lo haría con estilo. Eso lo animaba un poco.

 

Al final, se quedó dormido en la incertidumbre del lago.

 

~~~❤︎~~~

 

El campamento era horrible si solo se ponía a pensar en las cabañas de Ates y Athenea. Parecía que había 'insultado' y 'hecho enojar' a los líderes de cada una, así que todo o la mayoría de los chicos de parte de las dos cabañas estaban totalmente en su contra. Y hace un rato ya había dejado de contar cuantas veces terminó en un bote de basura por parte de La Rue, hasta que se canso y utilizo a Luke como su escudo personal.

 

Tener un amigo mucho más grande que tu tenía sus ventajas.

 

Otro caso era Chase, la chica tenía un gran disgusto hacia su persona sin ninguna razón justificable. Y lo miraba con ganas de matarlo cada vez que estaba cerca de Luke. Era obvio que a ella le gustaba él mayor, pero no encontraba razón para mirarlo mal a él, ¡no le había hecho nada! 

 

Pero no todo era tan malo. Al menos las otras cabañas eran... interesantes. Claro, la de Hermes parecía más un almacén desordenado o un chiquero que un lugar para dormir, pero había algo acogedor en la forma en que todos los hijos de Hermes siempre parecían estar conspirando algo, y si, algunas veces los hermanos Stoll podian ser un poco insoportables, pero eso era hasta ahi no más, ¡le habian dado jugo de manzana! Unas malas personas no harian eso, asi que empezo a ayudarlos con alguna que otra broma. También estaba Silena, con su amabilidad casi desbordante, se aseguraba de que nunca se sintiera demasiado fuera de lugar, aunque ella claramente disfrutaba dándole consejos de moda mágicamente innecesarios o ayudándome a montar un pegaso, eran increíbles y ya había encontrado a su alma gemela con alas, la pegasa Rosemary.

 

Aprender las actividades del campamento fue otro nivel de desafío. Las carreras de cuadrigas lo dejaron con un moretón del tamaño de un melón en el brazo derecho, y los entrenamientos con La Rue eran básicamente su versión personal del inframundo, él podia ser bueno y le daba mucha pelea a la chica -cosa que ella odiaba y con más razon lo hacia- pero ella era un monstruo total, digna hija del Dios de la guerra. 'Si sobrevivo a esto, definitivamente puedo sobrevivir a cualquier cosa", pensaba mientras bloqueaba, o al menos intentaba bloquear, un golpe de su lanza.

 

Y luego estaba el amor de su vida, el voleiball. Oh, cómo amaba el voley. Cada vez que tenía la oportunidad, escapaba al rincón del campamento donde algunos semidioses jugaban en una gran cancha de arena. Cuando estaba ahi, por un momento, no importaban los monstruos, los dioses o los misterios de que haria cuando comiencen sus clases. Solo existía la pelota, el movimiento, la estrategia. Allí era donde se sentía más vivo, y donde, irónicamente, no tenía que demostrar nada a nadie, porque todos sabían que era bueno.

 

Había decidido que no estaría tan mal empezar a aprender un poco de magia, ya que de por sí sus padres como sangre pura le habían inculcado ya algunos hechizos básicos, así que intentaba recordar todos los posible hechizos que podía aprender, fue algo difícil al principio, pero iba mejorando. Obvió, todo a escondidas de los demás, Quiron le había advertido que estaba prohibido que algún Dios a excepción de Hecate tuviera hijos con un mortal, no sabía porqué y no quiso preguntar.

 

Los días pasaban, y Draco empezó a adaptarse. Se levantaba con el sonido del cuerno, desayunaba entre risas y cuchicheos, y sobrevivía a los entrenamientos con la katana mientras soportaba las miradas de Chase que parecían querer perforarlo. Se hizo amigo de Will, quien siempre encontraba una excusa para pasar tiempo con él, y de Silena, quien lo arrastraba a actividades que involucraban decorar armaduras o seleccionar telas "por si acaso". Incluso Luke, con su aire despreocupado, parecía haber desarrollado un interés particular por él, aunque nunca entendía muy bien por qué siempre estaba cerca.

 

Un mes pasó volando. Las noches eran tranquilas, las fogatas llenas de canciones y leyendas, y las peleas amistosas casi siempre terminaban con risas y algún comentario sarcástico. Todo parecía encajar, como si, finalmente estuviera encontrando un lugar en el que estar, un lugar al que pertenecer.

 

Ya se estaba empezando a acostumbrar a todo, las cosas ya se le hacían normales.

 

Hasta que no lo fue.

 

Un día de septiembre un chico que se le hacia muy familiar se presentó en el campamento.

 

"¿Hola...?' Preguntó esa voz tan familiar.

 

"¿Michel?"

 

 

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