Draco Malfoy no es solo una cara bonita

Harry Potter - J. K. Rowling Percy Jackson and the Olympians - Rick Riordan
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Draco Malfoy no es solo una cara bonita
Summary
¿Qué pasaría si Lucius sin darse cuenta se enamora de una Diosa? ¿Y si tienen un hijo?¿Qué pasaría si esa Diosa fuera Afrodita? Los Panteones no pueden cruzarse, porqué hay una profecía en su nombre.Una Profecía sobre el hijo de un Mago y una Diosa. Una Profecía que podría cambiarlo todo....O solo como Draco Malfoy es el hijo de Afrodita... y cambia muchas cosas con su intervención. ○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●Hola! Esta va a ser una historia diferente a la otra con temática similar que tengo en mi perfil, ¿por qué? Simple, no quiero hacer de Luke un villano ni antagonista.Así que alguien tiene que ocupar su lugar.Es una historia con inicio lento, como siempre, pero igual espero que les guste.M. S. C
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Full Speed Ahead

El aire se volvió gélido. No un frío normal, no el tipo de frío que sentirías en una mazmorra de Hogwarts, sino algo más profundo, algo que se metía en los huesos y susurraba peligro en cada escalofrío.
Lavender se detuvo a su lado, frotándose los brazos. "De acuerdo, esto sí me da mala espina".

"¿Recién ahora te das cuenta?" susurró aunque sus propios instintos ya estaban en alerta máxima.

El suelo le vibró bajo los pies. Apenas un temblor, sin embargo lo suficiente para que el aire alrededor se sintiera… vivo. Como si algo estuviera respirando allí con ellos.

Y entonces lo escuchó.

Un deslizamiento, un roce sibilante contra la piedra, el sonido de algo inmenso moviéndose en la oscuridad.

Su sangre se congeló.

No.
No. No. No.
Se giró de golpe y sin pensarlo mucho cubrió los ojos de su amiga con una mano y cerró los suyos con fuerza.

"¡Oye, qué-!"

"Shhh" su voz era apenas un susurro y el corazón le latía con fuerza contra las costillas.

Lo sentía.
Algo estaba allí.
Y era grande.

El sonido de escamas arrastrándose contra el suelo resonó en la cámara. Si cuerpo entero estaba en modo alerta, cada músculo listo para correr, aunque sabía que no serviría de nada.
Apenas abrió un poco los ojos lo notó de inmediato.

Un Basilisco.
No podía ser otra cosa.

Lavender estaba inmóvil, aunque su respiración era rápida contra su palma. Y entonces… la presencia se detuvo.

Silencio puro. No como el silencio del castillo en la noche, este era un silencio que se sentía consciente, como si algo los estuviera evaluando.

"Dioses, que maldita cagada. ¿Acaso no había algo más lindo? Como un unicornio o algo así" pensó al aire antes de escuchar una voz.

No una voz humana, no una voz en inglés o en cualquier otro idioma que pudiera reconocer. Era algo más profundo, más primitivo. Un susurro en la oscuridad.

"Hijo del amor…" La respiración de Draco se le atascó en la garganta. ¿Qué? "Tu olor… no es como el de los otros magos…"

Sentía una punzada de pánico, pero también… algo más, algo extraño.

Comprendía las palabras. No estaba seguro de cómo, sin embargo de alguna manera, sj mente interpretaba el siseo bajo y gutural del Basilisco como un lenguaje que podía entender.

"¿Quién eres?" Preguntó con la voz apenas era un murmullo, porque seamos sinceros, siempre estaba la posibilidad de que finalmente se haya vuelto cucu (loco)

"¿Tú quién crees que soy?" respondió la criatura. Esta bien, no sabia muy bien que tenía que pensar. "Tu energía es distinta" continuó el Basilisco. "No eres solo un mago" ¿Cómo lo sabia? ¿Era algo de todas las criaturas míticas y asesinas o solo suya? Aunque viendole el lado positivo, al menos no los había matado instantáneamente, eso ya era un avance.

"Eso… es complicado" susurró en respuesta.

"No es complicado, nada es tan complicado como ustedes creen, son solos tontos ciegos"

Eso lo tomó por sorpresa. ¿Acaso el Basilisco les había salido poeta? ¿O era una especie de mensaje encriptado que se suponía que debía descifrar? Él hacía de la carnada bonita, Annie se encargaba de los acertijos.

Asi qué volviendo al pensamiento normal, esto no no tenía sentido. Sin duda lo que sí tenía sentido era esto: el Basilisco no los había atacado.

Poco a poco, le dio un leve golpesito en el hombro a Lavender, aunque no saco aún las manos de sus ojos. "¿Dray…?" Hablo con la voz sonó cautelosa, y no se movió. "¿Por qué no estamos muertos?"

Buena pregunta.
Y la respuesta era aún más extraña.

"La escuchaste" le dijo al Basilisco frente a ellos.

"Es que como no he visto a alguien hace tiempo, se sintió un poco feo matarlos de inmediato. Por cierto, me llamo Euryale"

Lo primero que pensó cuando la gigantesca serpiente le dijo su nombre fue: ¿Cómo demonios se supone que recuerde eso?
"¿Euryale?" repitió con cuidado.

"Puedes llamarme Eury. Para los amigos" siseó la enorme criatura con una voz profunda y melódica que lo hizo sentir como si me estuviera envolviendo en una manta fría.

¿Amigos? Esto estaba escalando rápido. "Genial, porque no iba a recordar todo lo demás" murmuro Draco antes de carraspear y volverse hacia Lavender, que seguía con los ojos cerrados y una expresión de absoluta confusión. "Bien, Lav. Puedes abrir los ojos. No vamos a morir" creo, agregó mentalmente.

Ella parpadeó con precaución y cuando su mirada finalmente se posó en la criatura frente a nosotros… Bueno.

"Oh por Merlín y Godric Gryffindor, esto es lo mejor que me ha pasado en la vida" jadeó su amiga con una mezcla de fascinación y absoluta emoción.

Eury (que al parecer era hembra) ladeó la cabeza curiosa. "Le agrado"

No podía culparla. La maldita cosa era hermosa, de la forma más aterradora posible. Escamas relucientes de un verde profundo, ojos dorados que reflejaban la poca luz del lugar (y ahora que no te mataban con una mirada, eran bastante bonitos). Su cuerpo era puro músculo, una bestia antigua que debería haber sido un monstruo… sin embargo allí estaba, charlando como si fueran viejos conocidos.

Lav dio un paso adelante. "¿Puedo tocarla?"

"¿Quieres tocar a un Basilisco? ¿Con qué parte del cerebro tomaste esa decisión?"

"Con la parte que dice 'maldita sea, esta es una oportunidad única en la vida'."

Eury siseó una risa. "No me molesta".

Obviamente. Porque su vida nunca era sencilla, le dio un asentimiento de cabeza y Lav levantó la mano con un cuidado inusual en ella y deslizó los dedos por las escamas brillantes. Soltó un pequeño sonido de asombro.

"Draco. Puede que no me creas, pero esto es tan suave"

"Sí, sí. Maravilloso. Ahora que tenemos un nuevo y adorable amiguito, ¿podemos salir de la cueva del terror?"

"¿Pero y si hay más cosas cool aquí?"

"Más cosas cool" claro. Como trampas mortales y magia antigua esperando para matarlos.

Suspiró, volviéndose de nuevo a Eury. "Oye, amiga, ¿puedo preguntarte algo?"

"Por supuesto".

"¿Qué rayos haces aquí abajo? ¿No tienes… no sé, un plan? ¿Una vida?"

Su cuerpo se deslizó con gracia, enroscándose con un sonido suave. "Mi maestro, Salazar, me dejó aquí para proteger su legado. Sin embargo se marchó hace tiempo ya, y nunca volvió".

Hubo un latido de silencio. "Oh" ¿Qué se supone que debe decirle? Necesita ayuda en esta clase de interacciones sociales, por favor.

Eury inclinó la cabeza con su lengua bífida asomando brevemente. "Siempre hablaba de los dioses. Decía que él mismo era uno de sus decendientes".

… Oh. Draco volvió a tragad saliva. Con razón podían entenderse, Afrodita debía estar mirándolos desde algún rincón del Olimpo con una sonrisa de "ajá, sabía que esto te pasaría".

Lavender chasqueó los dedos frente a él. "Ey, ¿qué dice? No entiendo ni una palabra de idioma serpiente"

"Uh… dice que Salazar era un egocéntrico de mierda que la dejó botada" cada día perdía más su fe en los hombres.

La Basilisca siseó un sonido que lo hizo pensar en una risa baja. Técnicamente, no estaba mintiendo.
Lav frunció el ceño. "¿Qué clase de persona abandona a su mascota gigante? ¡Eso es abuso animal!"

"Bueno, Salazar no era exactamente conocido por ser un hombre equilibrado" razono.

Eury dejó escapar un sonido como un resoplido. "Estaba obsesionado con su legado. Y con Godric" susurró lo último con un pesar y dramatismo que hizo a Draco sentirse impresionado.

Lavender y él intercambiaron una mirada idéntica cuando le traducio. "Perdón, ¿qué?"

"Godric Gryffindor. Su compañero. Su corazón y su tormento" siseó la serpiente con un dramatismo que respetó aún más, Lavender le tocó el brazo para que le traduzca.

Abrio la boca y luego la cerró. "El Salazar estaba loquito por Godric" ahora se giró hacia la Basilisca. "O sea que… ¿estaban juntos?"

"Lo estaban" confirmó Eury. "Hasta que no lo estuvieron" uuuh, eso sonaba interesante.

Lav soltó un jadeo exagerado. "¡No me digas que Salazar lo dejó porque Godric le dijo que los hijos de muggles merecían derechos!"

Hubo un silencio significativo.

"Salazar nunca manejó bien los desacuerdos" hablo Eury con un tono casi diplomático.

Él se llevó una mano a la cara. "Por favor dime que al menos tuvieron una conversación adulta sobre esto"

"Mi maestro se fue en medio de la noche sin decirle nada"

"¿Qué?"

Lavender se llevó una mano al pecho, escandalizada. "¡¿Ni siquiera una carta?! ¿Un 'oye, lo nuestro fue lindo, pero me voy a buscar gente más elitista'?"

"Simplemente desapareció" confirmó la serpiente.

"¿Y qué hizo Godric?" preguntó Draco completamente atrapado en la historia.

"Se pasó meses buscándolo. Luego quemó sus cosas y fingió que nunca había existido" Bueno, eso era algo que él también haría, pero ese no es el punto.

Lavender se dejó caer dramáticamente en una piedra cercana. "Por Merlín, qué relación más tóxica"

"Totalmente" asintio con los brazos cruzados.

Eury siseó de nuevo claramente divertida. "¿Ustedes dos siempre son así?"

"Así de fabulosos e intensos? Obviamente"

Su nueva amiga gigante no pareció disuadida en lo más mínimo. "Me gusta"

Lav sonrió y volvió a acariciar su lomo. "Eres oficialmente parte del club"

"¿Tenemos un club ahora?"

"Lo tenemos desde hace diez segundos. Y Eury es nuestra primera mascota oficial"

La serpiente inclinó la cabeza. "¿Eso implica algún beneficio para mí?"

"Mucho chisme y amor incondicional" respondió la chica luego de que le traduciera.

Hubo una pausa. Luego, Eury asintió. "Acepto"

Y justo así, la criatura más letal que Hogwarts había visto en siglos se convirtió en su nueva amiga. Tal vez esto sí era una oportunidad única en la vida.

.

"Así que… ¿te dejaron botada porque un idiota no sabía cómo manejar sus sentimientos? Me suena familiar" Luke...

Eury ladeó la cabeza, sus ojos dorados brillando con un aire pensativo. "¿Has sido abandonado también, pequeño hijo de Afrodita?"

Chasqueé la lengua. "No hablemos de mí. Estamos criticando a Salazar, sigamos con eso"

La serpiente siseó un sonido parecido a una risa. "Eres divertido"

Su amiga estiró los brazos con un bostezo y se acomodó contra una roca cercana. "Es que Draco y yo somos básicamente lo opuesto a esos dos. Yo soy Gryffindor y él es Hufflepuff, y míranos, mejor dúo de amigos del mundo, aunque tenemos a una amiga más, ella si seria tan Slytherin, la quiero tanto" termino soñadora.

Él concordó con satisfacción. "Claramente, la clave para una relación exitosa es saber que puedes debatir sin hacer un berrinche y desaparecer en la noche"

Eury los observó en silencio durante un momento. Luego, siseó suavemente: "Es agradable… ver algo así. No recuerdo la última vez que hablé con alguien sin que intentara matarme, o que yo intentará matarlos"

El comentario los dejó a los tres en silencio por un momento. Lavender fue la primera en hablar. "¿Nadie te ha visitado en siglos?"

"Nadie con quien pudiera hablar de manera civilizada y sin manipulación de por medio"

Se mordió el interior de la mejilla. Genial. Ahora se sentía culpable por algo que había pasado hace cientos de años. Lavender acarició suavemente las escamas de la serpiente con su expresión mucho más seria de lo habitual. "Bueno, ahora nos tienes a nosotros".

Eury parpadeó. "¿Volverán?"

"Obviamente" respondío él como si fuera la cosa más obvia del mundo. "Ahora que sabemos que vives aquí, no podemos simplemente ignorarte. Eso sería de mala educación" y su mami Narcissa lo había educado bien, gracias.

Lavender asintió con energía. "Sí, y además tienes el mejor chisme de la historia, ¿quién más puede decir que ha sido testigo de un drama fundacional de Hogwarts?"

La serpiente siseó de nuevo, y aunque Draco no entendía exactamente cómo funcionaba la expresión en una Basilisca, juraría que parecía genuinamente conmovida.
"Me gustaría que volvieran" admitió con suavidad.

"Entonces es un trato" hablo su amiga con una sonrisa. "Y la próxima vez te traemos algo para comer".

Los ojos de Eury se abrieron un poco más sorprendida. "¿De verdad?"

"Sí. Aunque…" la chica lo miró. "¿Qué comen los Basiliscos?"

Buena pregunta. Se volvio hacia Eury. "Sí, ¿qué comes? Porque si tu respuesta es 'niños traviesos', vamos a tener que reevaluar nuestra amistad"

Eury resopló. "No me interesa comer humanos. Mi dieta consistía en criaturas grandes del Bosque Prohibido… aunque cuando me encerraron aquí, tuve que conformarme con lo que pudiera encontrar, ratones, insectos ".

Lavender puso cara de horror. "¿Te obligaron a sobrevivir a punta de ratones y bichos durante siglos? ¡Eso es inhumano!"

Eury inclinó la cabeza, pensativa. "No soy humana".

"Bueno, injusto, entonces"corrigió Lav con los brazos cruzados. "La próxima vez te traemos algo mejor".

"Sí, pero nada raro, ¿eh?" agregó él. "Nada de 'Draco, ¿crees que le gusten los dulces?' ".

Lavender rodó los ojos. "No soy tan tonta" Luego se volvió hacia Eury. "¿Te gustan los dulces?"

Suspiró, ya la conocia demasiado bien.
Eury parpadeó. "Nunca he probado uno"

"¡Pues eso va a cambiar!"

Él se pasó una mano por la cara. "No me hagas ser la voz de la razón en esto" para eso está Annie, si les interesa.

Lavender ignoró por completo su advertencia y le sonrió a Eury con una energía radiante. "Nos vamos por hoy, sin embargo volveremos pronto con comida. Y solo tendrás que pagarnos con más chismes"

Eury los observó, sus ojos brillando con una emoción que el nunca había esperado ver en una criatura como ella.

"Estaré esperando"

Así fue como terminaron su noche, haciéndose amigos de una criatura muchos metros más altos que ellos que podría matarlos fácilmente.

....

"La belleza no es un adorno, es un arma".
Afrodita caminaba con la gracia de alguien que sabía exactamente quién era y lo que valía. No importaba que estuvieran en un claro del bosque, rodeados por la magia de Hécate y la brisa de la noche, ella seguía pareciendo como si estuviera en la pasarela de la eternidad. Y él, bueno… él era su hijo. Así que debía aprender a hacer lo mismo.

"Sí, sí, mamá, ya entendí" murmuró frotándose las sienes, estaba cansado por las tareas y demás, pero cuando Hécate le dijo que su madre se sumaría a su lección de la semana... bueno, no desperdiciaria una oportunidad como esa. "La belleza es poder. La pregunta es: ¿cómo convierto eso en algo útil en una pelea? Porque dudo que pueda coquetear con un monstruo para que no me coma" aunque eso sería algo gracioso de hacer.

Afrodita le lanzó una mirada de pura decepción maternal.
"Draco, cariño, ¿crees que te traje al mundo solo para que seas un adorno bonito? La gente no teme a lo hermoso porque es frágil. Teme porque lo hermoso destruye sin ensuciarse las manos".

Hécate asintió desde su lugar junto al círculo de fuego azul que había invocado minutos antes. "Tu madre tiene razón. La magia fluye a través de la percepción. La forma en la que te ven, en la que te sientes, en la que te proyectas… todo eso influye en lo que puedes hacer. Si un ejército te ve como alguien intocable, como un rey en su trono de mármol, nunca cuestionará tu poder".

Eso sonaba bien en teoría, aunque…

"Me gusta la idea de ser un rey, sí, claro" dijo alzando una ceja ", aunque sigues sin decirme cómo aplico eso en batalla".

Afrodita sonrió con satisfacción, como si hubiera estado esperando que preguntara eso. Se acercó y le colocó una mano en el pecho, justo sobre el tatuaje de mamá Narcissa.

"Tu magia no es solo magia de semidiós. Es magia antigua, heredada de mí y de tu padre. Y ahora que la sangre de Cronos en mí ha despertado en ti…"

Oh.
Oh, sí.
Sentía la magia moverse debajo de la piel, algo líquido y vibrante, como si su cuerpo fuera un vaso lleno hasta el borde con energía pura. El tatuaje ardió con un calor que no era del todo doloroso, sino intenso.

"Tu canal de magia" susurró Hécate. "Es diferente a los demás".

Él se miró el brazo. El tatuaje de Narcissa no era un simple grabado en la piel. Nunca lo había sido. Se retorcía, se movía con cada oleada de poder, como si fuera parte de él en un nivel más profundo. Como si en lugar de tinta estuviera hecho de pura magia.

Afrodita chasqueó los dedos. "Es hora de que aprendas a usarlo".

Y entonces el entrenamiento comenzó de verdad.

.

"La gente cree lo que ve" hablo su madre mientras caminaba en círculos a su alrededor. "Y lo que ve… lo decides tú."

"¿Quieres que haga trucos de ilusionismo?" Murmuró con brillos en los ojos. Le encantaban los trucos ilusiorios.

Ella suspiró con paciencia infinita.
"No. Quiero que aprendas a controlar la manera en la que te perciben" ¿Eso significaba nada de nada de hechizos ilusorios? Afrodita extendió la mano y con un movimiento fluido, su apariencia cambió. Ya no era solo la diosa del amor, sino algo más. Su porte era regio, su mirada intensa. Su belleza se volvió menos delicada y más imponente, como la de una reina en un trono dorado. De repente, no parecía alguien a quien quisieras subestimar.
"Si caminas como un rey, te tratarán como uno. Si proyectas duda, dudarán de ti. Si sonríes con confianza, aunque no tengas idea de lo que estás haciendo, nadie se atreverá a cuestionarte".

Le pasó una mano por el cabello y lo hizo girar los hombros hacia atrás. "La belleza no es solo un adorno. Es una armadura. Y en tu caso, Draco, es un arma".

Pensó en eso mientras practicaba. No se trataba solo de verse bien (aunque, vamos, eso ya lo tenía dominado). Se trataba de presencia, de actitud.

Cuando volvió a pararse frente a Afrodita, ella sonrió. "Ahora eso está mejor".

Si quería que un enemigo dudara, debía mostrar confianza absoluta.
Si quería que un aliado lo siguiera, debía ser un líder incuestionable.
Si quería que Zeus dejara de joderle la vida… bueno, ahí iba a necesitar un plan a largo plazo.

.

La magia no es estática. Cambia con los sentimientos, con la intención. Afrodita le enseñó que el amor, el deseo, la pasión, incluso la ira, eran combustibles perfectos. Hécate, en cambio, le enseñó que debía ser lo suficientemente astuto para usarlos sin dejar que me controlaran.

"La emoción te da poder" comenzó la Diosa del Amor con una mano en su mejilla. "Sin embargo la estrategia te da la victoria".

"¿Y qué pasa si quiero ambas?" pregunto con una sonrisa.

Ambas Diosas se miraron, para luego sonreír de la misma manera peligrosa.

"Entonces, Draco" susurró Hécate ", estarás destinado a la grandeza".

Y sinceramente, eso no le sonaba nada mal.

..

El entrenamiento con Hécate siempre era un desafío. Nunca le daba las respuestas fáciles. Si fallaba un hechizo, no se lo corregía de inmediato, sino que lo dejaba encontrar la falla por sí mismo. Si su canalización mágica se interrumpía, lo obligaba a empezar de nuevo desde cero. Era frustrante, pero le encantaba. Le gustaba mejorar, le gustaba superarse.

Pero esa tarde, algo se sentía... diferente.

Afrodita estaba ahí. Y no con su actitud usual de madre amorosa y sobreprotectora, en cambio tenia con una expresión calculadora, como si lo estuviera evaluando. Hécate, por su parte, tenía los brazos cruzados y una sonrisita de diversión contenida. No confiaba nada en esa sonrisita.

" ¿Qué pasa?" preguntó deslizándose los guantes de cuero con los que entrenaba.

Su madre ladeó la cabeza, mirándolo. como si fuera una pintura incompleta.
"Mi hijo es fuerte" comentó, y en su voz se notaba un brillo de orgullo. "Eres rápido, preciso… pero no has peleado conmigo".

Ah.
Eso no era una pregunta. Era un desafío.

Fruncí el ceño. "¿Quieres que entrene contigo?" Eso... eso no sonaba tan mal eh.

Afrodita sonrió, y en sus manos aparecieron dos dagas de filos curvos y oscuros. Reflejaban la luz del atardecer con un brillo letal.

"Katastrophí".

El nombre retumbó en el aire como una profecía. Draco sintió un escalofrío recorrerme la espalda mientras que Hécate silbó bajo.
"Así que traes las pesadas, ¿eh?"

"No voy a contenerme" respondió Afrodita, girando las dagas con la facilidad de alguien que había peleado con ellas toda su existencia. "Mi hijo es un guerrero. No lo subestimo'.

Algo dentro de ŵl ardió con satisfacción. Así es como quiero que lo traten. Como un igual. No como un niño frágil.

Sonrió aún más.
"No sé si deba pelear contra mi propia madre" comentl probando la tensión en su látigo-espada antes de desenrollarlo con un chasquido seco. "Sería un poco vergonzoso para ti si pierdes" si algo le habia enseñado Clarisse en el campamento, era el arte de la provocación (Luke decía qje era una mala influencia para él, Clarisse se defendía diciendo que solo sacaba su lado oculto).

Afrodita levanto una ceja divertida.
"Oh, cariño, piensas que tienes una oportunidad".

Y desapareció.
No se movió. No corrió. Simplemente dejó de estar ahí.

El instinto le gritó que se moviera. Giró en el último segundo, apenas esquivando la daga que rozó su cuello. Sentía el corte en el aire, chasqueó el látigo en un arco amplio para alejarla, sin embargo la Diosa esquivó con la gracia de una bailarina.

"No me lo estás poniendo difícil" comentó ella moviéndose con la ligereza de una pluma.

"¿Y quién dijo que iba en serio?"

Afrodita sonrió más divertida aún.

Atacó.

Intento enredar su daga con el látigo, pero era demasiado rápida. Cada golpe que lanzaba encontraba aire vacío o el sonido metálico de sus dagas desviándolo. A su alrededor el polvo se alzaba en remolinos y la energía vibraba con la emoción de la batalla. Entonces todo se volvió un caos.

Afrodita cambió el ritmo. De la danza pasó al ataque. Su velocidad se duplicó. No le dio respiro, no podía pensar, solo reaccionar. Cada bloqueo le costaba más, cada movimiento era más forzado.

Y entonces lo jodieron.

"No te distraigas' hablo Hécate.

El suelo bajo sus pies se convirtió en agua, que pasó a lodo pegadizo. Un segundo estaba en terreno firme. Al siguiente, sus botas se hundían en lodo espeso. Así que como se imaginaran, su equilibrio se fue al carajo.

"¡Oh, vamos! ¿Las dos contra mí?" Eso no le sonaba muy justo, aunque no negaría que le emocionaba la idea de pelear contra ellas a pesar de sus probabilidades de perder.

"No eres tan indefenso" contraatacó Afrodita, lanzándose de nuevo a la carga.

Y él sonrió.
No, no era indefenso. Era un Malfoy, era un hijo de Afrodita, era un semidiós.

La pelea apenas comenzaba.

Y si querían jugar sucio... él también podía hacerlo.

El lodo de Hécate le hundía los pies, atrapándolo justo cuando Afrodita se lanzaba con esas dagas malditamente rápidas. Sin embargo Draco no iba a quedarse quieto como un imbécil esperando a que lo hicieran puré de semidiós.

Así que hizo lo que cualquier hijo de Afrodita con un poco de astucia haría.

"Hágase la luz".

Dijo las palabras con la seguridad de un rey dictando una orden, y su piel se encendió. No en fuego, sino en pura belleza.

Deslumbrante. Radiante. Divina.

La magia de su madre no era solo encanto y manipulación. Era un arma, tal y como ella había dicho. Afrodita se detuvo una fracción de segundo, no porque no estuviera acostumbrada a la belleza, sino porque él acababa de canalizar su propio poder contra ella.
"¡Oh, qué inteligente, amor!" exclamó claramente orgullosa.

Y ese fue el momento en el que Draco aprovecho. Hundió su mano en el lodo, sintiendo la magia de Hécate vibrando en la tierra, y la devolvió. No necesitaba anularla, solo redirigirla. El lodo se volvió mármol sólido bajo sus pies.

Afrodita se recuperó demasiado rápido. Ya venía por él de nuevo con las dagas listas.

Movió el látigo. No para golpear, para distraer. Ella se inclinó hacia un lado para esquivar un golpe que nunca iba a llegar, y ahí es cuando se movió. Él se deslizo hacia su lado ciego y lanzó un puñetazo directo a su abdomen.

La golpeó.
A su madre. A la diosa del amor. A una de las inmortales más viejas del Olimpo.

Y -por un segundo glorioso-, ella pareció sorprendida.

"¡JA!"

Luego desapareció, y su daga estuvo justo en su cuello. Congelado, tragó saliva, pero no se rindió.

"Psique". El hechizo salió con voz baja, aunque la magia lo amplificó, Afrodita parpadeó.

Draco volvió a moverse a la par que Hécate sonrió. Porque sabía lo que había hecho, era el hechizo del alma. No era una ilusión, sin embargo sí algo peor. Durante un segundo, Afrodita vio lo que él quería que viera.

No a él, sino a otra versión suya. Un paso a la izquierda, el tiempo suficiente para que girara su daga en la dirección equivocada.
Entonces lo aprovecho. Pateó su pierna, la empujé y la derribó.

Sk madre, tirada en el suelo. Nunca, en todas sis décadas de existencia (osea, meses en el campamento mestizo y entrenamiento con Hécate) Draco había sentido tanta satisfacción.

Ese sentimiento le duró dos segundos.

Porque Afrodita se carcajeó.
"Oh, mi amor, eso fue MARAVILLOSO!" Y después lo derribó con un simple toque de su mano en su frente.

Él despertó en el suelo. Hécate se inclinó sobre él con su mejor sonrisa de 'te lo iba a decir, pero me pareció divertido no hacerlo'.

"Buen intento, Draco".

Gimoteo levantándose un poco. "¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?"

"Solo un momento, amor" canturreó su madre tomándole de la mano para ayudarlo a levantarse. "Y créeme, lo hiciste mucho mejor de lo esperado".

Se sentó respirando hondo. "Pero perdí."

Hécate bufó.
"Niño, peleaste contra Afrodita y yo al mismo tiempo. Un niño mortal de doce años. Y casi le haces un buen rasguño a la diosa del amor".

Afrodita se sentó a su costado, sonriendo con puro orgullo.
"No vuelvas a subestimarte, cariño. Eres mi hijo".

...

La Sala de los Menesteres desapareció detrás de él con un susurro de magia, y el frío del pasillo lo golpeó de inmediato. Estaba sudado, con la ropa pegándose a la piel, el cabello revuelto, los músculos ardiendo después del entrenamiento. No era una imagen que permitiera a menudo, aunque después de dos horas esquivando hechizos de Hécate y dagas de su madre, lo último que le importaba era verme presentable. Además se veía bien sudado (no lo dice él, pregúntenle a cualquiera y verán).

Y, por supuesto, justo en ese momento tenía que encontrarse con Cedric Diggory. Porque el universo lo odia.

El chico wstaba apoyado contra una de las paredes de piedra, aparentemente casual, como si no hubiera estado esperándolo o siguiéndolo (y claro que no lo estaba, pero su ego lo prefería así). Lo miró y sonrió enormemente.

Su corazón hizo algo raro

Como si… sintiera calor en el pecho.

Oh, no.

"Draco" saludó con voz relajada, cruzándose de brazos. Las mangas de su túnica estaban arremangadas, dejando ver esos antebrazos que parecían sacados de un mito griego.

(Que no tenía derecho a tener. ¿Cómo podía ser tan… tan atractivo y luego esperar que uno simplemente respirara con normalidad? Egoísta de cuarta)

"Cedric" se detuvo a una distancia segura, o relativamente segura. Lo miró con el ceño fruncido. "¿No tienes lugares más interesantes donde estar?"

"Probablemente, aunque me han dicho que los misterios son más entretenidos".

"¿Misterios?"

"Si, por ejemplo... tú".

Draco cerró la boca.
Maldito él y su maldita voz suave.

"¿Yo qué?"

"Desapareces todo el tiempo. A veces, ni tú amiga Brown sabe dónde estás"

Él se encogió de hombros.
"¿Y qué, vas a decirle a McGonagall? No esta prohibido desaparecer que yo sepa" si alguien se atrevía a decir que se puso nerviosos y por eso estaba a la defensiva, Draco le cortaría la lengua.

"No. Pero me da curiosidad" Cedric inclinó la cabeza, analizándolo con esos ojos dorados, ese maldito brillo que no tenía derecho a poseer. Era el tipo de luz que no quemaba, en cambio calentaba. Que te hacía bajar la guardia antes de que te dieras cuenta. Era peligroso.

"Quizá me guste desaparecer" replicó  enderezando los hombros. "Y si piensas interrogarme, te ahorraré el esfuerzo. No me gustan los chismosos".

Cedric se rió. "No soy un chismoso."

"Claro, y yo no soy devastadoramente atractivo"

Error.
Porque la sonrisa de Cedric se volvió más lenta, más felina.

"Bueno, en eso no puedo discutir".

Mierda.
El chico no jugaba limpio, pero Draco tampoco.

"Tú tampoco eres feo, Cedric".

Eso sí lo tomó por sorpresa.
Una fracción de segundo, nada más, sin embargo lo vio. El ligero parpadeo, la rigidez en su postura, la manera en la que su mandíbula se tensó. Interesante. Aunque antes de que pudiera regodearms demasiado, le llegó el maldito pensamiento:

No se parece a Luke.

No lo hacía, y a la ve zhabía algo.

Algo en la manera en la que sonreía con la boca y no con los ojos. Algo en la forma en la que miraba y esperaba.
Luke le daba la sensación de una tormenta inminente. Cedric era distinto, no era una tormenta, era un maldito atardecer dorado, envolviéndote en su luz sin que pudieras evitarlo.

Y si había algo que él no podía permitirme, era enamorarse.

No tenía tiempo para eso. No quería tiempo para eso.

Así que hizo lo que mejor sabía hacer:
Fingió que no le importaba.

"Fue un placer verte, Cedric" Le dio una sonrisa de revista, un movimiento despreocupado con la mano. "Aunque si vas a acosarme, al menos la próxima vez ten la decencia de invitarme a cenar".

Y se fue sin esperar respuesta.

Pero sintió su mirada en la espalda durante todo el camino.

.

Draco se recostó sobre la cama con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

Estaba en crisis.

No una crisis de vida o muerte, ni siquiera una de 'oh no, accidentalmente amenacé a Zeus otra vez' (que ya había pasado) o una crisis de moda. No, esto era peor.

Era una crisis emocional.
Y lo peor de todo era que él ni siquiera era una persona emocional.

"Esto es ridículo".

Lavender que estaba acostada boca abajo en la cama de al lado, masticaba una pluma con aire de superioridad.
"Lo es" confirmó con una sonrisa felina.

"¡No deberías estar de acuerdo!" Se suponía que debía de hacerle la contraria y hacerle una linda mentira en la que viviría felizmente, ese era el plan.

"Pero lo estoy".

Tomó una almohada y se la lanzó a la cara. Lavender la atrapó sin esfuerzo y se sentó con la mirada afilada de una bruja que estaba a punto de cambiar si vida.
"Dray, solo escucha con atención".

"No quiero."

"No tienes opción".

Bufo, ¿no podía tener una amiga normal? "¿Esto es otra intervención sobre lo poco que duermo o algo peor?" Porque en realidad esperaba que fuera eso.

"Peor".

Genial. Lavender apoyó los codos en sus rodillas, observándolo como si él fuera un libro interesante que acababa de abrir. Esa mirada lo ponía nervioso. No porque no le gustara ser el centro de atención (por favor, era Draco Malfoy), sino porque su amiga veía cosas.

Lavender siempre veía cosas.

No sabía cómo, ni por qué, sin embargo ella siempre sabía.

"Diggory."

Suspiró pesadamente. "¿Qué con él?"

"Te gusta".

Draco la miró con horror. "Retíra eso por tu propio bien"

"No puedo".

"Retíralo igual."

"No funciona así."

Él solo hundía aun más la cara entre sus manos. "No me gusta".

"Draco" hablo la chica con voz de. advertencia

"Que no me gusta."

"Draco" volvió a repetir.

Se desplomo dramáticamente sobre la cama. "Es ironía cósmica".

Lavender arqueó una ceja. "¿El qué?"

"Que ame las cosas románticas, soy un romántico de primera, amo las flores, las cartas, las.peliculas cliche, cualquier pequeño gesto de mínimo interes" y soy hijo de la diosa del amor y ni siquiera sé qué hacer con el amor, agregó mentalmente.

Lavender se rió de forma fuerte.
Y mucho.
Demasiado.

"No es gracioso".

"Oh, si es muy gracioso".

Draco se lanzo sobre ella con otra almohada, y terminaron en el suelo entre risas y empujones. Sin embargo cuando Lavender lo miró, su expresión cambió. Fue un cambio sutil, casi imperceptible, aunque igual lo notó. Su sonrisa se suavizó. Sus ojos adquirieron un brillo extraño.

"Draco."

Él trago saliva. "¿Qué?"

Lavender veía cosas.
Y ahora lo estaba mirando a él.

"Vas a amar de una manera que te va a doler".

Se quedó en silencio.
Porque no lo dijo como una broma, no lo dijo con ironía ni burla. Lo dijo con certeza.

"Pero no significa que no valga la pena".

Su garganta se cerró. "¿Qué estás diciendo?"

Lav le sonrió con esa tristeza serena de alguien que sabía algo que él no. "Que el amor es la mejor tragedia de todas".

Y luego actuó como si no hubiera dicho nada en absoluto.

¿Ya habia dicho que su amiga era rara?

....

Hay muchas cosas en esta vida que no entiende. Por ejemplo, cómo es que la gente cree que los Crocs son aceptables para la sociedad. O cómo es que Hermione Granger, la bruja más inteligente de la escuela, aún no se da cuenta de que está enamorada de Lav. O cómo es que Lavender Brown, la chica con el mejor cabello de todo Hogwarts, aún no se da cuenta de que está enamorada de Granger.

Es desesperante.

Quiere decir, Draco esta bastante seguro de que ambas se odian. Sin embargo también esta bastante seguro de que esa es la base de muchas historias de amor trágicas y apasionadas.

Él no es tonto, ha leído libros.

(… Okay, ha visto novelas, aunque el punto sigue en pie)

La tensión está ahí.
Es intensa.
Es innegable.
Y sin embargo, ninguna de las dos parece notarlo.

Granger y Lavender se estaban lanzando miradas asesinas por quinta vez en la semana, porque por supuesto que lo estaban haciendo.

"No todo se resuelve con maquillaje, Brown".

"Y no todo se resuelve con libros, Granger".

Ahí está.

La chispa.
El odio.
La represión.

Si esto fuera una de sus historias favoritas, las dos ya estarían besándose. Tristemente, parece que tendra que esperar.

Lo peor es que ellas piensan que su pelea tiene sentido. Que están debatiendo sobre algo importante, pero él sé la verdad, él sabe lo que esto realmente es. Es tensión romántica disfrazada de rivalidad.
Debería escribir sobre esto en su diario.

(… no tiene un diario, aunque si tuviera uno, esto definitivamente estaría en la página principal)

"¿Draco?"

Parpadeó dándowe la vuelta hacia aquella voz, Gafitas lo estaba mirando, esperando una respuesta.

… ¿lo había hablado? ¿En qué momento?

Lo observó con cuidado. Su cabello estaba tan desordenado como siempre, sus ojos verdes parecían aún más brillantes con la luz del sol, su boca estaba un poco tensa, como si estuviera nervioso por algo. Lo miró un poco más, el chico no desvió la mirada, Draco tampoco. Fue un segundo incómodo.

Y entonces…

"¿Vas a comerte eso?" Pecas interrumpió señalando su panecillo.

Le lanzó una mirada aburrida y confundida. "Sí."

Pecas asintió lentamente y no dijo nada más, lo cual era raro. Por lo general, si alguien pregunta por su comida es porque quiere robársela, y a pesar de eso Pecas no intentó hacerlo. Simplemente siguió mirándolo, como si estuviera esperando algo.

¿Qué rayos estaba pasando aquí?

Se giró hacia su amiga y Granger otra vez, que seguían peleando. Por supuesto que seguían peleando, ya que ellas estaban en su propia historia de amor trágica y negada. Y él es el único que lo nota.

Suspiró, apoyando la cabeza en su mano, luego miró su panecillo. Que, por lo menos, no estaba discutiendo con nadie. Volvió a suspirar cansado de ser el único con neuronas en este castillo.

....

Cuando volvieron a lo que sea esa cámara llena de cosas espeluznantes, Eury casi los mata del susto con la emoción con la que se lanzó hacia nosotros. Bueno, se lanzó en el sentido más metafórico posible, porque seguía siendo un basilisco gigante y si intentara lanzarse probablemente los convertiría en una bonita mancha en el suelo. Pero el punto es que estaba feliz de verlos.

"Draco Malfoy, llegas tarde".

Lavender sonrió de inmediato y cruzó los brazos. "Mira, Eury, por fin alguien que le dice eso sin miedo".

"¡Hey!" protestó él ofendido, no debió de haberle dicho a su amiga eso.

Eury ignoró su sufrimiento y se enroscó un poco más cerca, con la curiosidad brillando en su mirada sin pupilas.
"Pensé que te habías olvidado de mí".

Se llevó una mano al pecho, fingiendo estar herido. "Eury, ¿cómo podrías decir eso? ¿Acaso no soy tu criatura trágica favorita?" La basilisco chasqueó la lengua (o lo más cercano que un basilisco puede hacer a eso).

"Quizá, pero he oído rumores de que pasaste demasiado tiempo con un montón de dioses y héroes últimamente"

Lavender arqueó una ceja sin entender, Draco tenía mejores cosas que preguntar. "¿Quién te lo dijo?'

"Tengo mis fuentes".

La miró miramos de reojo. Oh, claro, porque ahora había una red de chismes de serpientes en Hogwarts. Perfecto. "Bueno, no soy yo quien trae los chismes hoy' hablo acomodándode contra una de las paredes de piedra con la naturalidad de quien no está enfrentando a una criatura capaz de matarlo con la mirada. "Eres tú, ¿no?"

Lavender chasqueó los dedos.
"¡Sabía que nos tendrías algo bueno!"

Eury sonrió de la única manera en que una serpiente gigante puede hacerlo: con mucha superioridad.
"Por supuesto. Y este es especialmente jugoso."

Lavender y él intercambiaron una mirada y se prepararon. Siempre que Eury decía eso, significaba que estaban a punto de enterarse de algo masivo.
"Bien" dijo Lav con los ojos brillando. "¿Qué tenemos hoy?"

El basilisco se tomó su tiempo, enrollándose con deliberación antes de soltarlo. "Albus Dumbledore estaba enamorado de Grindelwald".

El silencio que siguió fue glorioso. Lavender lo miró con la boca entreabierta, él parpadeó lentamente, tratando de procesar la información.

"No puede ser" susurró.

"Sí puede ser" confirmó Eury, disfrutando cada segundo de nuestra incredulidad.

Lavender sacudió la cabeza, con una sonrisa de puro caos formándose en su rostro. "¿Dumbledore tuvo un romance épico con el tipo más tenebroso antes de Voldemort y nadie nos lo dijo?"

Eury siseó en lo que casi sonó como una risa. "El mundo mágico no es muy bueno manejando drama gay".

Draco se pasó una mano por la cara. "Esto cambia todo..." ¿su director cascarrabias era un aliado?

"¿Van a seguir diciendo eso o quieren más detalles?"

Ambos se callaron inmediatamente.
"Más detalles" afirmaron al mismo tiempo.

Eury sonrió como la Basilisca dramática y chismosa.que era. "Bueno, entonces siéntense, porque esto se pone mucho mejor".

....

Todo era niebla.

El tipo de niebla que se aferra a la piel como una segunda capa, fría y pegajosa, que se mete en los pulmones con cada respiración. No podía ver más allá de unos pocos metros, sin embargo el aire olía a humedad, como si estuviera en la orilla de un lago… o algo peor.

Se giró sobre sus talones. Nada.

Bien.
Otro maldito sueño raro.

Porque, claro, no podía soñar con cosas normales, como estar en una playa rodeado de chicos atractivos o recibir el Grammy a "Mejor Artista del Año". No, tenía que ser niebla y silencio inquietante.

Y, de repente, él apareció.

Grover. En un vestido de novia.

Casi le da un infarto. Porque no era cualquier vestido de novia. Era uno de esos modelos victorianos, con encaje en cada maldita esquina, mangas largas y una falda que parecía sacada de un comercial de detergente para ropa blanca. Un velo le caía por los rizos, dándole un aire casi místico. Casi. Porque el ramo de flores en sus manos temblaba ligeramente, y su expresión era la de alguien que acababa de ver a la Parca reservándole una cita.

"¿Grover?" Él no respondió. "¿Por qué estás vestido de novia?" Volvió a preguntar, tampoco respondió. "No me jodas, Grover, ¿esto es algún tipo de advertencia? ¿Voy a casarme y no me avisaron?"

Nada.

Solo el sonido del viento susurrando entre la niebla. Y luego… abrió la boca.

"Blaaaaahhh" ¿eh? ¿Qué rayos significaba eso?

"… ¿Qué?"

"Blaaaaahhh".

Retrocedió un paso. "¿Eso es un mensaje en código? ¿Es la contraseña de una sociedad secreta? ¿Grover, por qué mierda estás balbuceando como una cabra con migraña?" Pero él simplemente oo miró, y de repente la niebla lo envolvió como si nunca hubiera estado ahí.

El silencio cayó otra vez. Y entonces, la vio a ella.

Silena, su hermana.

El aire se volvió más frío. No como el frío de un día lluvioso o el de una noche de invierno en Hogwarts. No. Este era un frío que se filtraba en los huesos, que helaba la sangre en las venas y te hacía sentir que, en cualquier momento, algo iba a salir terriblemente mal.

No la había visto en mucho tiempo.

Mucho.

Pero ahí estaba, de pie frente a él, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

Su vestido era elegante, negro como la medianoche, ajustado a su silueta con la misma precisión con la que solía manipular a todos a su alrededor. Su cabello caía en ondas perfectas, y su maquillaje estaba impecable, como si la si alianza con Cronos, la traición y el tiempo no hubieran dejado ninguna marca en ella.

Su mandíbula se tensó. Porque la última vez que la vio, ella lo estaba apuñalando.

"Draco" hablo su voz. Y no era el tono dulce que usaba cuando quería algo. Era algo más pesado, más oscuro, algo que se sentía como un cuchillo afilado deslizándose entre costillas (y creanle, Draco sabe como se siente eso).

Se cruzó de brazos. "Bueno, esto es incómodo".

Ella rió, un sonido suave y casi encantador. "¿Es así como me saludas después de tanto tiempo?"

"Bueno, la última vez que nos vimos estabas muy ocupada traicionándome y casi matándome, así que no estoy seguro de cuál es el protocolo aquí. ¿Un apretón de manos? ¿Un 'oye, qué bien te ves desde la última vez que intentaste asesinarme'?" En realidad quería hablar con ella, abrazarla, ayudarla, quería hacer tantas cosas... pero no podía, no era real.

Ella ladeó la cabeza, estudiándolo con esa mirada calculadora que siempre lo ponía de los nervios.

"Siempre tan dramático".

"Siempre tan apuñaladora".

Silena suspiró como si de verdad estuviera cansada de él, y luego dio un paso adelante.

"No confíes en el reflejo en el agua".

La frase lo golpeó con la fuerza de un relámpago. Sentía que su cuerpo se tensaba. "¿Qué?"

"No confíes en el reflejo en el agua".

Su voz era más baja esta vez, más siniestra. La niebla empezó a moverse a su alrededor, como si la estuviera absorbiendo, tragándosela poco a poco.

"Silena" intento mantener la calma, aunque el corazón le latía como un tambor de guerra ", ¿qué significa eso?"

Pero ella solo sonrió.

Esa sonrisa suya, la misma que usó cuando lo vio sangrar.

Y entonces, la niebla la devoró. Draco se despertó de golpe con el corazón martillando en el pecho. El techo de la sala común de Hufflepuff era lo primero que notó, iluminado solo por la luz tenue de la luna.

Su piel estaba fría.
Su respiración era un desastre.
Y la frase seguía repitiéndose en su cabeza, como un eco imposible de ignorar.

"No confíes en el reflejo en el agua."

....

Dos semanas antes de lo previsto, Lab y él habían podido salir de vacaciones invierno.

"¿Cómo es que lograron convencer a nuestros padres de esto?" preguntó  ajustando sus lentes de sol mientras se dirigían a la puerta de embarque.

Lavender sonrió con esa expresión de 'soy adorable y salgo con la mía siempre' que conocía demasiado bien. "Manipulación emocional y una presentación bien estructurada."

"Ajá. ¿Y cuántas veces usaste la carta de 'es el sueño de mi vida'?"

"Seis" respondió la chica sin vergüenza.

Sonrío. Hermosa, realmente.

Eloise Brown y su padre los miraban con una mezcla de resignación y complicidad. Sabían perfectamente que este viaje no era solo unas vacaciones. Tenían una misión: reunirse con Annabeth (que había viajado antes que ellos, la muy maldita no se los habia dicho) y demostrarle que la música los llevará lejos.

… Bueno, y también aprovechar para desaparecer de Londres antes de que una Furia lo encontrara.

Sin embargo, claro, tenían un pequeño inconveniente. Habían estado desaparecidos todo el año.

Y no era solo un 'se tomaron un descanso'. No, ellos se habian evaporado sin previo aviso, sin contacto, sin entrevistas, sin ensayos. Ni siquiera habían dado señales de vida a su representante, el buen y sufrido Joey, quien probablemente estaba al borde de un colapso nervioso desde hacía meses.

¿Y lo peor?.Lo peor era que habían reaparecido de la manera más escandalosa posible.

Un video viral. Un video en el que Annabeth y él bajándose de un autobús en llamas.

Así es, en llamas. Porque si íban a hacer una entrada, tenían que hacerla legendaria.

"Nos va a matar" murmuró él mientras subían al avión.

"Pero lo hará con amor" replicó Lav con una sonrisa, y luego agregó: "¡Oh! ¿Ya pensaste qué canción vamos a tocar cuando veamos a Annabeth?"

Rodó los ojos con diversión. "La que ella quiera."

El vuelo fue largo, aunque el entusiasmo hacía que pasara rápido. Y luego, después de horas en el aire y el ajetreo del aeropuerto, finalmente la vieron.

Annabeth Chase, su mejor amiga, la única persona en la tierra que podía desafiarle intelectualmente sin que quisiera estrangularla (bueno, a veces sí).

Y ella gritó. "¡DRACO! ¡LAVENDER!"

Obviamente ellos también gritaron. Y luego corrió hacia ellos como si estuviera en una maldita película dramática. Lavender se lanzó primero, y el abrazo que se dieron fue tan fuerte que jura que alguien saldría con las costillas rotas.

"¡TE EXTRAÑÉ!"

"¡YO TAMBIÉN!"

"¡NUNCA VUELVAS A IRTE ASÍ, MALDITA!"

"¡LO PROMETO!"

Él se cruzó de brazos, fingiendo desinterés. "¿Y yo quién soy? ¿El vecino de al lado?"

Annie lo miró. Y luego oo embistió en un abrazo que casi le sacó el aire.

"Idiota."

Sonreía contra su cabello. "También te extrañé".

Cuando se separaron, Ann los miró con los ojos brillando de emoción.
"Díganme por amor a los Dioses que trajeron sus guitarras".

Lavender y él intercambiaron una mirada sonriendo con picardía.

"Obviamente."

Y justo cuando el momento se volvía más hermoso y emotivo, un tercer grito se escuchó en el aeropuerto. Uno lleno de desesperación, angustia y furia reprimida.

"¡¡¡MALDITOS NIÑATOS!!!"

Joey, su representante.

Con el cabello despeinado, la corbata mal puesta y una expresión de 'les voy a asesinar y luego revivirlos solo para matarlos otra vez'.

Los tres se giraron al mismo tiempo. "¡Joey!'exclamaron con alegría fingida.

"¡NO ME JO…! ¡¿SABEN TODO LO QUE ME HICIERON PASAR?!"

Lavender intentó calmarlo. "Te extrañamos".

"¡LITERALMENTE SALIERON DE UN AUTOBÚS EN LLAMAS Y SE HICIERON VIRALES! ¡¿EN QUÉ MOMENTO PENSARON QUE ERA UNA BUENA IDEA?! ¡OH, Y LUEGO VOLVIERON A DESAPARECER!"

Draco le dio unas palmaditas en el hombro. "Somos estrellas, Joey. Eso es lo que hacemos".

"Voy a llorar…"

Annabeth los miró con diversión. "Bienvenidos a América".

.

El estudio olía a café rancio y cables calientes, con la energía caótica de una tormenta eléctrica en plena formación.

Estaban aquí.

Después de años separados, después de todo (okey, solo uno meses) estaban en la misma habitación, con instrumentos en mano y una misión: hacer historia en ese jodido estudio de grabación.

Annabeth ajustó su batería, golpeando un redoble de prueba que hizo vibrar el suelo. Lavender afinó su bajo, moviendo la cabeza al ritmo de un beat imaginario. Y él… bueno, él miraba las letras de las canciones, tratando de no emocionarse demasiado. Porque eso significaba mucho más de lo que cualquiera de ellos quería admitir en voz alta.

"Muy bien" hablo Annie haciendo girar una baqueta entre los dedos. "¿Por cuál empezamos?"

Lavender y él se miraron.
"Caos primero, emociones después" dijo con una sonrisa traviesa.

"Take me away entonces" afirmo Lav con una carcajada.

Esa canción era un desastre… en el mejor sentido de la palabra. Desde el primer acorde, la energía se disparó por la habitación. Annabeth golpeaba la batería con furia controlada, cada redoble y platillazo perfectamente sincronizado con la locura que era su guitarra. Draco cantábacomo si el mundo se fuera a acabar mañana, y su voz mezclándose en un torbellino de rock y pop punk.

"¡Ey, Take me away!"

Annabeth gritó un "¡VAMOS, MALDITOS!" antes de desatar un solo de batería que hizo que Joey (quien los miraba desde la cabina) soltara un "Dios, ayúdenme".

La canción era una montaña rusa. Un himno al desastre. Y cuando terminaron, los tres estaban sin aliento, mirándose con sonrisas cómplices.

"Dime que lo grabaste" hablo el aunque sea obvio, observando a través del vidrio del estudio.

Joey presionó el intercomunicador. "Lo grabé. Pero me deben terapia".

.

Esta… esta era otra cosa. No era caos, no era locura. Era una carta. Se acomodó frente al micrófono, ajustando su guitarra mientras Lav tomaba su bajo y Ann se preparaba en la batería con un ritmo suave.

La primera nota resonó. El estudio se llenó con un sonido profundo, casi etéreo, mientras la voz de Draco se alzaba en la primera estrofa.

"Oh, Aphrodite, Bring me love and bring me youthm. Oh, Aphrodite, haven't you felt lonely, too?""

Su madre.
Esa canción era para ella. Para la diosa que nunca pude conocer realmente antes, y que ahora estaba siempre para él, para la mujer que estaba en cada reflejo, en cada destello de amor, en cada tragedia disfrazada de belleza.

Lavender cantó el coro junto a él, su voz mezclándose con la suya en un eco de emociones.

"Oh, Aphrodite, Bring me love and bring me youth. Oh, Aphrodite, haven't you felt lonely, too?"

Si ella supiera.
Si supiera que no era solo una metáfora. Que Afrodita no era solo una imagen poética en una balada de rock, cuando terminaron la última nota, el silencio en el estudio fue pesado.

Ninguno dijo nada por un momento. Hasta que Annie, con su forma de decir lo que todos pensaban, simplemente murmuró:
"Esa fue jodidamente hermosa".

Lavender asintió. "¿A quién se la escribiste?'

"A alguien que probablemente nunca entenderá lo que significa para mí".

Lav sonrió. "Dramático. Me encanta".

.

Si íban a hacer esto bien, tenían que hacer una de esas canciones.

Lavender y él, cantando juntos. Un duelo. Una conversación en acordes y letras. Las voces subiendo y bajando, entrelazándose como si fueran una sola. Y Annabeth, como la maldita diosa del ritmo que era, marcando cada cambio con la precisión de alguien que entendía el alma de la música.

Cuando todo terminó, cuando el último acorde se desvaneció en el aire, los tres nos miramos.
Lavender, con el bajo aún colgando de su hombro.
Annabeth, con las baquetas descansando en su regazo.
Draco, con la guitarra aún en las manos.

Después de todo este tiempo. Después de todo lo que pasaron.

Ahí estában.

Juntos.

En la música.

Porque la música era todo.

Y siempre lo sería.

.

La cena tenía un aura de familiar, aunque si alguien los miraba desde fuera, probablemente pensaría que eran un grupo de desconocidos atrapados en una sitcom de comedia. La mesa estaba llena de platos bien servidos (gracias a la insistencia de Eloise, que creía firmemente en alimentar a los adolescentes como si fueran a entrar en hibernación), y la conversación fluía entre risas, comentarios sarcásticos y algún que otro regaño disfrazado de preocupación.

Lucius con su usual postura de hombre refinado pero con corazón blando para su hijo, cortaba su carne con precisión quirúrgica mientras lanzaba miradas de reojo hacia él cada vez que decía algo demasiado sarcástico. Eloise Brown, por otro lado, tenía esa mirada de madre que lo ha visto todo y sobrevivió para contarlo.

Lavender, Annabeth y él… bueno, eran ellos mismo.

"Así que" Eloise apoyó los codos en la mesa, entrelazando los dedos ", ¿qué pasó exactamente con sus vacaciones de este año?"

Joey (quien probablemente se habría unido a la cena si no estuviera al borde de un colapso nervioso) los había estado regañando toda la semana por desaparecer todo el año. Pero escuchar la pregunta de Eloise significaba algo peor: un juicio maternal.

"Oh, no fue gran cosa" hablo Annie con falsa inocencia. "Solo terminamos virales en redes sociales después de saltar de un autobús en llamas" siempre era un momento memorable para recordar.

Su padre dejó su tenedor con un clink contra el plato, a pesar de que estaba al tanto de esp.

Eloise parpadeó y Lavender sonrió como si no fuera su culpa (cosa que, por primera vez en un tiempo, no era).

"Oh, sí, eso" agitó la mano como si fuera un detalle sin importancia. "Nada que un par de cicatrices emocionales y terapia no puedan arreglar".

"¿Y dónde se supone que estaba el adulto responsable en esta historia?" La mujer entrecerró los ojos, claramente reprimiendo un discurso maternal.

"Uhh…" Lavender miró a Annabeth también con curiosidad.

"Técnicamente, éramos nuestros propios adultos responsables" intervino ella con su lógica imbatible.

Lucius suspiró profundamente, frotándose el puente de la nariz. "Y luego se preguntan por qué tengo canas" murmuró.

Eloise se rió, dándole una palmada en el brazo. "Vamos, Lucius, admítelo, te encanta que sean así".

Draco sonrió con una expresión descarada. "Es cierto, padre, admítelo. Te divierte un poco".

Su padre le lanzó una mirada severa. "Draconis" uuh, nombre completo.

Él levantó las manos en señal de rendición, aunque su sonrisa seguía intacta. Lav que había estado callada por demasiado tiempo (una señal de que estaba tramando algo), de repente se inclinó hacia Ann con los ojos brillando de diversión.
"Entonces, Ann, ¿cómo va eso de ser la mejor baterista del maldito universo?"

Annabeth rodó los ojos, sin embargo no pudo evitar sonreír. "Oh, por favor, no exageres".

"No exagero, subestimo, que es distinto" insistió Lav.

"Lav, dijiste que mi solo fue tan bueno que hizo llorar a un dios" viéndolo así, deberían de preguntarle a Afrodita si alguno lloro.

"Exacto. Subestimé."

Eloise soltó una carcajada y miró a Lucius con una expresión de 'mira a nuestros hijos, son un desastre, pero un desastre adorable', por eso amaba a la mujer. Su padre por su parte, simplemente se rindió y tomó un sorbo de su vino.

"No sé cómo sobrevivimos a esto" murmuró.

"Con mucho amor" dijo llevándose un trozo de pan a la boca con dramatismo.

"Y mucha paciencia" añadió Eloise.

"Y probablemente magia" agregó Annabeth guiñando un ojo.

"Y un representante con nervios de acero" siguió Lavender, alzando su copa como si estuviera brindando por Joey, quien en algún lugar seguramente estaba gritándole a un asistente.

La cena continuó con más historias, más risas y más momentos que parecían pequeños destellos de algo seguro.

Porque eran un desastre.

Pero era su desastre.

Y eso era suficiente.

....

Las vacaciones terminaban, o al menos esta parte de ellas. Las maletas estaban listas, las despedidas inminentes, y el aire tenía ese peso extraño de cuando algo bueno está por terminar, aunque no del todo.

Lavender cruzó los brazos, mirándolos con la expresión de alguien que sabe que le están ocultando algo pero que, por ahora, no va a presionar.

"Está bien, no me digan" comenzó con fingida indiferencia. "Me quedaré aquí, esperándolos como la amiga leal y paciente que soy. Pero cuando descubra la verdad (y lo haré), espero una disculpa y un helado de vainilla extra grande".

Annie sonrió con un deje de culpa. "Te lo compensaremos, Lav."

"Sí, sí, sí" agitó la mano. "Aunque háganlo rápido, porque me están abandonando y ahora tendré que lidiar sola con nuestros padres".

"Oh, por favor" rodé los ojos. "Sabemos que amas toda la atención".

"Obviamente" sonrió su amiga ", sin embargo esa no es la cuestión".

Eloise y Lucius estaban cerca, observándolos con esa mezcla de orgullo y resignación que los padres perfeccionan con los años. Su padre miró a Annabeth con algo parecido al afecto paternal.

"Cuida a mi hijo, niña lista".

Annabeth se cuadró como si estuviera aceptando una misión de guerra.

"Siempre".

"No soy un niño, ¿saben?" Hablo a pesar de que nadie pareció escucharlo.

Eloise suspiró, arreglando una arruga inexistente en el abrigo de Lavender. "Bueno, al menos intenten mantenerse alejados de los autobuses en llamas esta vez".

Lav chasqueó los dedos. "Cierto, casi lo olvido" lo apuntó con el dedo. "Nada de videos virales sin mí'.

"Lo intentaré".respondió con toda la sinceridad del mundo (es decir, cero).

El momento de irse llegó demasiado rápido. Annabeth y él subieron  al taxi, las ventanas bajadas, las despedidas llenando el aire.

"¡No se mueran!" gritó Lavender con una sonrisa.

"¡Lo intentaremos!" respondió Annabeth con la misma expresión.

El taxi comenzó a alejarse, alejándolos de su familia, de su amiga.

"¡Draco, no hagas estupideces!"

"¡Es parte de mi encanto!"

Ann suspiró, recostándose contra el asiento. "¿Listo para volver?"

Él miró por la ventana, las luces de la ciudad se desdibujaban a medida que se alejában y la idea de regresar al Campamento Mestizo se sentía extrañamente… correcta.

Sonrió. "Listo."

El campamento mestizo está esperando.
Sus hermanos, sus amigos están esperando.
Luke está esperando.

Así que adelante, a toda velocidad.

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