Draco Malfoy no es solo una cara bonita

Harry Potter - J. K. Rowling Percy Jackson and the Olympians - Rick Riordan
F/F
F/M
M/M
G
Draco Malfoy no es solo una cara bonita
Summary
¿Qué pasaría si Lucius sin darse cuenta se enamora de una Diosa? ¿Y si tienen un hijo?¿Qué pasaría si esa Diosa fuera Afrodita? Los Panteones no pueden cruzarse, porqué hay una profecía en su nombre.Una Profecía sobre el hijo de un Mago y una Diosa. Una Profecía que podría cambiarlo todo....O solo como Draco Malfoy es el hijo de Afrodita... y cambia muchas cosas con su intervención. ○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●Hola! Esta va a ser una historia diferente a la otra con temática similar que tengo en mi perfil, ¿por qué? Simple, no quiero hacer de Luke un villano ni antagonista.Así que alguien tiene que ocupar su lugar.Es una historia con inicio lento, como siempre, pero igual espero que les guste.M. S. C
All Chapters Forward

Can't Catch Me Now

Su primer pensamiento al abrir los ojos fue: Necesito comida o voy a asesinar a alguien.
El segundo fue: ¿Por qué carajos estoy en la Sala Común de Hufflepuff?
Y el tercero fue: ¿Por qué Lavender está acostada encima de mí?

Draco intento moverse, pero tenía un brazo dormido y la espalda hecha trizas. Lavender, en su infinita comodidad, lo usaba de almohada, como si estuviera durmiendo en la cama más cómoda del Olimpo y no parecía que fuera a despertarse pronto.

"Lav…" gruñó dándole un leve empujón. "Lávate las ideas y suéltame".

"Mmm… cinco minutos más, mamá…" murmuró la chica abrazándolo más fuerte. Rodó los ojos con toda la paciencia del mundo y la empujo con más fuerza hasta que, finalmente, se deslizó del sofá con un quejido dramático. "¡Draco!"

"Oh, lo siento, ¿interrumpí tu placentero descanso en mi sufrimiento?"

"Eres tan dramático…" su amiga se frotó los ojos. "¿Qué hora es?"

"Hora de desayunar, que es lo único que importa".

Justo en ese momento, como si el universo conspirara em contra suyo, apareció Cedric, radiante como el hijo no reconocido de Apolo, con su sonrisa de héroe y su maldita perfección matutina.
"Vaya, qué escena tan encantadora".

Draco lo fulminó con la mirada (estaba de malas, ¿okey? Habia dormido mal, tenia hambre y ahora estaba avergonzado). "Si no tienes comida, no quiero escucharte"

"Buenos días a ti también, Draco" se rió este. "¿Noche difícil?"

"¿Difícil? Me desperté con un cuerpo ajeno encima, sin desayuno y con el cuello más torcido que la moral de un político, ¿cómo crees que me siento?"

Cedric sonrió de lado, con esa expresión tranquila de 'yo si dormí en una cama cómoda anoche'.
"Bueno, por si te interesa, el desayuno ya está servido en el Gran Comedor".

"¡Finalmente, un poco de esperanza en este mundo!" exclamó levantándose con la dignidad de un príncipe desterrado.

Lavender bostezó y se acomodó el cabello. "Ay, qué ganas de molestar a alguien que tengl".

"Hazlo después del desayuno" le advirtió. "Primero, necesitamos combustible".

"Uff, sí, tú sin comida eres un peligro".

"¡Exactamente!" Volvió a gritar dirigiéndose hacia la puerta. "Vamos, que no pienso dejar que Justin me robe los panecillos, esos son míos".

Y con eso, se dirigieron al Gran Comedor, porque una cosa era cierta: un Malfoy con hambre no era algo que el mundo pudiera manejar.

.

El estómago le rugía como un león enjaulado y, sinceramente, aunque amará a la chica no tenía la paciencia para lidiar con las tonterías de Lavender tan temprano. Ambos caminaban por los pasillos con ella mirándolo como si él fuera algún espécimen raro en observación, y Draco solo quería llegar al Gran Comedor antes de morir de falta de vitaminas.

"Hubo tensión" canturreó de la nada.

"¿Qué?" frunció el ceño, porque claramente había perdido el hilo de la conversación que ni siquiera sabía que estaban teniendo.

"Con Diggory."

Él se detuvo en seco, parpadeando como si le hubiera dicho que McGonagall se había rapado y ahora bailaba tap en el jardín -lo que fue... una horrenda imagen mental, siendo sincero-.
"Lavender, eres mi amiga así que tengo que decirte esto: ¿te das cuenta de que estás completamente loca?"

Ella solo sonrió con toda la confianza del mundo y se encogió de hombros. "Como dicen en las calles, ojo de loca no se equivoca".

Soltó un resoplido exasperado y volvió a caminar, acelerando el paso como si eso hiciera que la conversación muriera. "Cedric es lindo, eso no lo voy a negar" admitió, porque si seguía intentando ignorarla solo iba a insistir más ", sin embargo ¿tensión, de esa tensión?… no lo creo".

Lavender lo miró como si hubiera dicho que los dementores eran solo murciélagos con mala actitud. "Draco" lo tomó del brazo obligándolo a mirarla. "Te vi. Él te vio. Hubo algo, lo sé"

"Sí, hubo algo: hambre" le recordo, ya que aunque le interesará el chico habia prioridades. "Y sigue habiéndola, así que por favor ahórrame tu sexto sentido y deja que al menos intente llegar al desayuno antes de que me desmaye dramáticamente en medio de un pasillo".

Su amiga estaba a punto de replicar cuando un grito cortó el aire.

Lavender y él se giraron al mismo tiempo hacia el origen del sonido, y sus reflejos de 'niño que fue a una misión sin querer queriendo' activándose de inmediato, tocando el brazalete que tenía a su arma por instinto.

Suspiró.
"Solo quería desayunar en paz".

Zancadas Smart (o Smith, o como se llamara el pobre diablo) se encontraba justo en su camino, apoyado contra la pared con esa sonrisita de suficiencia que le hacía a Draco desear perder la poca paciencia que tenía a esa hora de la mañana.
"Vaya, vaya" canturreó este cruzándose de brazos. "Si no es más que el Hufflepuff de oro y su sombra".

"Ignoralo. Ignoralo. Ignoralo. Es demasiado temprano para este nivel de estupidez". Se repetía una y otra vez en su cabeza.

"¿Qué hacían tan juntitos tan temprano, uh?" continuó con voz burlona. "Déjame adivinar, ¿una cita secreta en la sala común? ¿O es que Malfoy no sabe dormir solo?"

Lavender bufó y lo miró de reojo con la misma expresión que usaba cuando veía a un primerizo hacer algo increíblemente estúpido. "Por Godric, no puede ser tan tonto" susurró.

"Sigue hablando, Smart" dijo él sin mirarlo con una sonrisa cansada. "Me interesa ver hasta dónde llega tu necesidad de atención antes de que alguien te calle" y no precisamente de una forma bonita como yo.

El chico soltó una risita irritante. "Oh, tranquilo, Malfoy. No quiero arruinar tu reputación de chico misterioso y perfecto. Aunque, con esa cara, no tienes que esforzarte mucho, ¿verdad? Debe ser fácil ser un Malfoy cuando todo lo que tienes es una cara bonita".

Ah, ahí estaba.

La frase mágica.

Esa idea absurda de que todo en su vida se resumía a los genes y no a su esfuerzo.

Draco no mordió el anzuelo, estaba demasiado acostumbrado a comentarios como a ese para hacerlo.
"Es un peso, la verdad" respondio con fingida solemnidad. "Despertar cada día y ser claramente mejor que tú debe ser difícil para los demás, pero qué se le va a hacer, no todos nacemos con suerte".

Lavender se rió a carcajadas, palmeándole la espalda con orgullo. Aunque pos supuesto, Smith no supo cuándo detenerse.

"Por supuesto, la linda Lav también está aquí. Dime Brown, ¿te sigue quedando pequeña la túnica o ya aceptaste que los elfos domésticos no pueden hacer milagros?"

El aire alrededor de nosotros cambió. Lavender no era precisamente una persona insegura, sin embargo eso no significaba que los comentarios sobre su cuerpo le resbalaran.

Mi mandíbula se tensó. Le di una última oportunidad para callarse. Pero él siendo el imbécil que era, decidió ir por la medalla de oro en la categoría de “'ersonas con deseos suicidas' arrebatando el título a Percy.

"Aunque bueno, después de todo, Malfoy está acostumbrado a las cosas que sobran, ¿no? Tu familia lo demostró cuando salió corriendo de Inglaterra como ratas cuando la cosa se puso fea".

Se hizo un silencio tan repentino que incluso los cuadros dejaron de moverse. Su amigo lo miró con los ojos muy abiertos, como si ya supiera lo que venía. Lo único que lo detuvo de estrellarle la cabeza contra la pared en ese mismo instante fue la necesidad de disfrutar el momento.

Asi que solo le sonrió.

"Oh, Zacarías" Sacudió la cabeza con fingida tristeza. "Sabes que podrías haber sido inteligente, y en cambio decidiste nacer tú" Lavender jadeó y se tapó la boca, ahogando una risa. "Supongo que no es tu culpa" continuó  avanzando un paso. "No todos podemos nacer con cerebro y buen gusto. Y, por lo que veo, tú decidiste quedarte sin ambos" Smith frunció el ceño, pero Draco ya estaba disfrutando demasiado como para detenerse. "Dime, ¿es difícil vivir sabiendo que lo más interesante sobre ti es que compartimos aire?" ladeó la cabeza, fingiendo curiosidad. "¿O es por eso que hablas tanto? ¿Para compensar lo absolutamente irrelevante que eres?"

"Draco…" susurró su amiga, aunque no lo detuvo.

El chico se puso rojo. "Al menos no soy un cobarde como tu padre".

Sonrió aún más.
"Bueno" murmuró rodando los hombros. "Ahora sí estás jodido".

Y con eso, avanzó un paso más, porque era un hijo de Afrodita. Y no hay que meterse con los hijos de Afrodita.

Mucho menos con uno que había dormido en una posición incómoda, no había comido, estaba de mal humor y tenía hambre. Y, definitivamente, nadie en su sano juicio se metería con uno que, además de todo eso, era amigo de Clarisse La Rue.

Así que cuando su puño impactó contra la nariz de Zacarías Smith, no fue exactamente una sorpresa para Draco.

Bueno, para él no, pero los otros... hubo un instante de silencio, uno de esos momentos en los que el universo parece darse una pausa dramática antes del desastre. Como cuando dejas caer un vaso y, por un segundo, todos los presentes se quedan congelados, esperando el estrépito inevitable.

Smith fue el primero en romperlo con un grito de dolor. Un sonido chillón y estridente, completamente indigno de alguien que se creía con el derecho de opinar sobre los demás. Se llevó las manos a la cara, los ojos abiertos en shock mientras la sangre comenzaba a manar de su nariz con rapidez.

Un espectáculo patético, la verdad.

"¡Mi nariz!" sollozó con la voz entrecortada, como si esperara que alguien viniera a salvarlo.

Y a él le gustaría decir que sintió algo de remordimiento, un mínimo atisbo de culpa, sin embargo lo cierto es que no, no después de que insultara a su mejor amiga, no después de que insultara a su familia.

Así que lo calló con otro golpe.

"No es tan divertido cuando no eres tú el que habla, ¿verdad?" Espetó sujetándolo por la túnica y estampándolo contra la pared con más fuerza de la necesaria. Él gimoteó, aunque eso solo lo fastidió más.

Detestaba a la gente que no sabe cuándo detenerse, aunque ahora los entendía mucho mejor.

Sintió un tirón en la espalda y supo que alguien intentaba separarlos, pero movió el brazo con rapidez y lanzó un codazo sin siquiera girarse a ver quién era. El chico de sexto que intentaba hacerse el héroe se tambaleó hacia atrás, llevándose las manos al estómago con una mueca de dolor.

Oh, qué lindo, ¿pensaban que lo podían detener? Habían cometido un error crucial.

Draco no era solo un mago. Era un semidiós.

Era más fuerte, más rápido, más letal. Un guerrero. Y, honestamente, si algo lo diferenciaba del resto de los alumnos de Hogwarts, era que él sí sabía cómo pelear.

Otro estudiante intentó intervenir, sin embargo lo recibió con una patada en la espinilla antes de volver a sujetar a Smith por el pelo y jalarlo hacia él, obligándolo a mirarlo directo a los ojos.

"¿Qué decías de mi padre?" preguntó en voz baja, con su tono lo suficientemente letal como para que su respiración se volviera aún más errática.

"¡Draco!" Lavender gritó su nombre, pero no fue para detenerlo. "¡Eso estuvo increíble! ¡Tienes que repetirlo cuando le cuente a Annie!"

Smith sollozó.

Patético.

"¡D-Deja de-!"

"Oh, ¿qué pasó?" ladeó la cabeza con fingida confusión, tirando de su cabello para que lo mirara. "¿No puedes aguantar las consecuencias de lo que das? Qué pena".

No hubo respuesta, solo una serie de jadeos y más lágrimas. La adrenalina en su sistema aún estaba alta, sus músculos tensos, su mente gritando que aún no había terminado.

Sin embargo entonces una voz tuvo que interrumpir el momento.

"¡Draco Orion Malfoy!"

Y, con ese tono, solo podía ser una persona.

Suspiró soltando a Smith con fastidio y dejando que se desmoronara en el suelo como la miseria humana que era. Draco se dio la vuelta con toda la calma del mundo, sacudiéndose la túnica como si simplemente hubiera terminado de ajustar su vestimenta, y le sonrió con inocencia que pudo reunir a la profesora Sprout.

"Profesora, qué gusto verla".

Ella le lanzó una mirada, luego a Smith y luego al resto de los estudiantes aún paralizados. Se llevó una mano a la frente, respiró hondo y cerró los ojos un momento.

"A mi oficina. Ahora".

Buu.

Estaba apunto de hacer el momento aún mejor.

Su mañana ya estaba lo suficientemente arruinada de todas formas.

.

Nota mental: Noquear a alguien te da aún más hambre.

No es que Draco se arrepintiera de haberlo hecho, claro que no. Solo que, después de una pelea, el cuerpo pide reponer energías. Y considerando que no había desayunado, ahora se sentía como si pudiera comerse a un hipogrifo entero.

Lamentablemente, en lugar de estar en el Gran Comedor con un plato de comida frente a él, estaba escoltando a Smith a la enfermería como si le importara su bienestar.

El cual no le importaba.

Solo estaba ahí porque la profesora había dicho "Esto le enseñara algo de bondad y culpa, joven Malfoy". Sinceramente, una estupidez, ¿por qué el sombrero lo había puesto en esa Casa entonces?

"Qué pena lo de tu nariz, Smith" dijo con toda la hipocresía del mundo. "Deberías tener más cuidado con tu cara".

El chico lo miró con odio, aunque no pudo decir nada, porque justo en ese momento Draco le lanzó un hechizo simple no verbal con un leve movimiento de la varita. Algo sutil, nada muy llamativo. Solo lo suficiente para asegurarse de que Madame Pomfrey tuviera un poco más de trabajo de lo usual.

Lavender lo notó a su lado, ella ahogó una risita. "Draco" susurró divertida. "Eres un desastre, eso no se hace, niño malo" hablo con falsa desaprobación.

"Lo sé" sonrío con satisfacción mientras Smith se tambaleaba, quejándose aún más.

Un par de minutos después, finalmente lo dejaron en la enfermería y se dirigieron a la oficina de la profesora Sprout. Bueno, técnicamente no los invitó a su oficina, sino que prácticamente los arrastró hasta la sala de profesores.

Lo cual, en retrospectiva, no fue una mejora.

Porque al entrar, se encontró con dos figuras que no esperaba ver tan temprano en la mañana: la profesora McGonagall y el profesor Snape.

Genial.

Si ya estaba en problemas, ahora estaba en problemas nivel supremo.

Justo los dos profesores conocidos por su amabilidad y querer a alguien de otra Casa que no fuera la suya, eran los mismo que se quería encontrar ahí. ¿No podía ser Flitwick? Ese hombre le escribió una carta feliz a su pergamino al corregirlo, a Draco le caía bien.

"¿Me explica qué es lo que ocurrió, señor Malfoy?" La profesora Sprout lo miró con seriedad cruzándose de brazos.

Él le dediqué mi mejor expresión de 'yo no hice nada malo, se lo juro'.

"Fue defensa personal".

"Le rompiste la nariz, Draco" su amiga lo miró con incredulidad.

"Exacto" asintio con tranquilidad. "Si lo hubiera hecho alguien más, tal vez aún tendría su nariz intacta".

Sprout exhaló un suspiro largo y pesado, mientras McGonagall lo analizaba con una expresión extraña. De hecho, ahora que lo notaba, tenía el ceño ligeramente fruncido, como si estuviera… confundida. Snape, por otro lado, lo observaba con la misma expresión de siempre: algo entre "me desagrada la humanidad entera" y "por qué desperdicio mi tiempo con adolescentes".

"Malfoy, Brown" McGonagall los miró a ambos. "Por un momento, creí haber retrocedido en el tiempo".

Arqueó una ceja, mientras Lavender sonreía con curiosidad. "¿Sí?"

"Sí" la profesora entrecerró los ojos. "No sé qué es más preocupante, si la actitud o la forma en la que interactúan. Pero por un instante, recordé a Potter y Black".

Draco se quedó en silencio. Lavender, sin embargo, estaba encantada.

"¿O sea que somos legendarios?" preguntó con emoción.

McGonagall le dirigió una mirada de advertencia.
"No es algo positivo, señorita Brown".

"Bueno, yo lo tomo como un cumplido" respondió ella con toda la desfachatez del mundo. Draco, por su parte, no podía evitar pensar en lo que acababa de decir.

Potter y Black. James y Sirius.

Había oído historias, claro. Todo el mundo hablaba de ellos, su madre había hecho algunas comparaciones también. Un par de bromistas carismáticos, siempre metidos en problemas, aunque con talento y presencia como para salirse con la suya.

No sabía si lo que dijo McGonagall era algo bueno o malo.

Sin embargo sí sabía que Snape lo miró con aún más fastidio después de que lo dijo.

"Cómo terminaste en Hufflepuff, solo el Sombrero Seleccionador lo sabe" soltó la profesora con resignación.

"Tal vez sabía que la casa necesitaba una joya" habló con falsa modestia.

Sprout negó con la cabeza y luego suspiró. "Cincuenta puntos menos para Hufflepuff".

"¿¡Qué!?" Exclamó ofendido.

"Y está castigado por el resto de la semana".

Perfecto.

Se cruzó de brazos frustrado "¿Terminamos?"

"Sí."

"Esta bien" se giró hacia Lavender y le tomó del brazo. "Vamos a comer, no puedo pensar con el estómago vacío".

Salieron de la sala de profesores mientras Lav murmuraba algo sobre cómo iba a presumirle esto a Amnie más tarde.

Draco solo tenía un pensamiento en mente: Necesito comida.

.

El desayuno había mejorado su humor un poco. No del todo, porque seguía castigado y con cincuenta puntos menos para Hufflepuff. Aunque al menos tenía comida en el estómago, y eso hacía que la vida fuera más soportable.

Lavender estaba sentada a su lado en la mesa de Hufflepuff comiendo despreocupadamente y de vez en cuando, murmurando algo sobre lo injusto que era todo, sobre cómo "Smith se lo merecía" y "Dray, eres un espectáculo, deberíamos hacer esto más seguido".

Entonces, llegaron las cartas. Y con ellas una lechuza elegante dejó caer un sobre frente a él. Lo miró con una mezcla de curiosidad y resignación.

Su padre no era el tipo de persona que escribía por placer, sin embargo sabía que no sería algo muy malo.

Desdoblo la carta y comenzo a leer.

.

Draco,

Me enteré de tu Selección, y aunque es sorprendente, no quiero que pienses que estoy decepcionado. Cuando yo nunca lo estaría, te amo y espero que nunca lo olvides.

Tu madre y yo hicimos una apuesta sobre dónde terminarías. Ella por algún motivo estaba convencida de que irías a Hufflepuff. Yo aseguré que eso era imposible. Al parecer el mundo volvió a darle una vez más la razón.

No hace falta decir que duele en más de un sentido.

En cualquier caso, confío en que sabrás manejar tu situación con el decoro apropiado.

Por otro lado, Annabeth ha estado acaparando todos los libros de arquitectura en la Mansión. He intentado razonar con ella, pero ya conoces a la niña. Por lo menos es reconfortante saber que sigue practicando con la batería.

Llámala cuando puedas. Tal vez a ti te haga caso.

Mandale saludos de mi parte a Lavender, que me disculpe por la desaparición que tuvimos en el verano.

Finalmente, recibí una carta de una tal Madame Lavoisier.
Dice que quiere regalarte una escoba.

¿Quién es y por qué dice que fue un honor presenciar tu "espectáculo"?

Con mucho amor,
Lucius Malfoy, tu padre.

.

Pestañeo varias veces, volvio a leer la última parte.

Madame Lavoisier. Escoba. Espectáculo.

Mierda, se había olvidado de devolver la escoba.

"¿Por qué pones esa cara?" Lavender se inclinó hacia él tratando de leer la carta.

"Porque aparentemente Madame Lavoisier quiere regalarme una escoba por un espectáculo que di, y mi padre se enterara y me matará..." susurró con horror. "Al menos no tengo que pagar por la escoba" veanle el lado positivo, ¿no? Aunque tampoco es como si le faltará dinero para pagarle.

Lavender se quedó en silencio por un segundo. Luego, chasqueó los dedos. "¡Oh, eso debe ser por la entrada que hiciste el otro dia al Comedor!" Por eso su amiga no estaba en Ravenclaw, aun así la quería.

La miró. "¿Había alguna duda de eso?"

"Sí, Dray. Además creo que se entero porque un alumno de quinto al parecer es hijo de Madame Lavoisier. Estaba fascinado" Se encogió de hombros. "Igual, la historia de lo que le hiciste a Smith ya está corriendo por el castillo. Hay apuestas sobre cuánto tiempo tardarás en volver a romperle la nariz a alguien más"

Cerró los ojos y respiro hondo. "Genial".

Levantó la vista y noto que en la mesa de Gryffindor, Pecas y Gafitas (si, esos apodos nunca se los quitaría) lo estaban mirando raro. Aunque lo más extraño fue que la chica al lado de ellos no lo estaba mirando a Draco.

Miraba a Lavender. Y con una expresión que no supo descifrar.

Genial.

Como si no tuviera suficientes problemas, ahora también tenía que lidiar con eso.

...

No estaba de humor para clases.

Aunque, honestamente, nunca estaba de humor para clases.

Encantamientos con Ravenclaw no podía ser tan malo… o eso creia Draco hasta que el profesor Flitwick empezó a hablar y recordó que había olvidado sus lentes para la dislexia en la habitación. Asi que las letras en su pergamino se retorcían como gusanos, fusionándose y separándose en una danza caótica diseñada específicamente para arruinarle la existencia.

"¿Joven Malfoy?" Levantó la mirada y se encontro con Flitwick, mirándolo con su clásica expresión de 'bueno, a ver qué tienes para sorprenderme esta vez'. "¿Podría leer la teoría del hechizo en la página cuarenta y dos?"

Draco le dio un vistazo al libro. Las letras bailaban y hacían coreografías. Se dio cuenta de que si no decía algo rápido, la gente empezaría a notar que no estaba leyendo nada. "Oh, claro, profesor" hizo una pausa dramática, como si estuviera reflexionando, a pesar de que en su mente estuviera pensando la mejro forma de no leer. "Sin embargo creo que este hechizo es más fácil de entender en la práctica" ¡Eso es! Actúa como si siempre hubieras pensado eso y no se te acabara de ocurrir.

Flitwick levantó una ceja. "¿Sí?"

"Definitivamente" sonrió. "Puedo demostrarlo" ahora era el momento de poner los consejos de Hécate a prueba.

Flitwick dudó, aunque finalmente asintió. "Adelante."

Saco su varita, apunto al cojín que tenía como práctica y murmuró el encantamiento..El cojín salió disparado en un arco perfecto, aterrizando en la mesa de un grupo de Ravenclaws.

Silencio, y luego un murmullo de aprobación. Flitwick sonrió.
"Impresionante, señor Malfoy. A pesar de eso, la teoría sigue siendo importante".

"Por supuesto' asintió con la seriedad de alguien que definitivamente no tenía intención de estudiarla.
Cuando se volvio a sentar, escucho una risa baja a su costado. "¿Qué?"

El chico a su derecha, de cabello castaño y sonrisa encantadora aunque algo dibutativa lo miraba con un brillo de reconocimiento. "Eres algo impresionante, Malfoy."

Parpadeó varias veces, ¿quién 'era ese chico?.  "¿Perdón?"

"Michel" se presentó extendiendo una mano de forma que, si veías bien, dudaba un poco. "Michel Corner, un gusto".

Él le estrechó la mano, todavía algo desconcertado. "Draco Malfoy".

"Eso creo que todo el mundo lo sabe".

No era la primera vez que alguien lo miraba como si fuera demasiado interesante. Y aunque a veces le molestaba que las personas se enfocaran demasiado en su apariencia para siquiera atreverse a hablar con él, tampoco se quejaba. Espíritu introvertido y todo eso.

.

Transfiguración debería ser más interesante.

El problema era que el libro de teoría seguía siendo tan ilegible como el de Encantamientos, lo que significaba que la profesora McGonagall probablemente le pediría que leyera algo en voz alta en cualquier momento.

Suspiró resignado a su inminente y cruel destino. A su lado, Lavender revolvía su bolso.
"¿Qué estas haciendo?" Preguntó con curiosidad.

"Dándote esto" respondió su amiga, y al segundo le lanzó sus lentes para la dislexia. Oh, esa chica era un ángel.

"Lavender, eres oficialmente mi persona favorita en este castillo"

"Lo sé, aunque me ofende no haberlo sido antes."

Ignoro su broma para ponerse los lentes justo cuando McGonagall decidió que era su turno de demostrar algo en clase. Aparentemente, la tarea era transformar una cerilla en una aguja.

Fácil. Tomo la varita y lo hizo a la primera. McGonagall se quedó mirándolo con los labios fruncidos. Como si hubiera visto esto antes. Finalmente, dijo: "Señor Malfoy, su talento en la práctica es innegable, sin embargo su teoría necesita mejorar".

"Voy a trabajar en eso, profesora' Lavender dejó escapar un ruidito ahogado, porque sabía que eso era mentira colosal. Era como decir que el Dios favorito de Draco era Zeus, eww.

Rodó los ojos y siguio con la clase.

.

Si había un lugar en el que jamás se le encontraría a Draco voluntariamente, era ese.

El olor a pergamino viejo y tinta flotaba en el aire, y la luz de las velas proyectaba sombras largas sobre las estanterías. A él no lo engañaban. La biblioteca tenía algo de siniestro. Como si los libros estuvieran vivos y pudieran saltar sobre ti en cualquier momento. Pero de todas formas allí estaba, no hace falta decir que Lavender lo había obligado.

"Dray, es necesario para nuestra educación".

"No, no lo es."

"Solo un rato".

"No quieroooo"  desvió la mirada y justo encintro al verdadero motivo del porqué su amiga queria ir a la biblioteca. "Mira, ahí está Pavarti Patil".

Silencio. La vio alzar las cejas con una sonrisa victoriosa antes de desaparecer entre los estantes, la maldita lo había planeado. Así que ahí estaba él, atrapado en un mar de libros, sin la menor intención de abrir uno. Se dejó caer en una mesa vacía, apoyando la barbilla en la mano. Cualquier cosa era mejor que la lectura obligatoria.

"¿Draco Malfoy?" Preguntó una voz conocida. No, el vecino del frente.

Levantó la mirada. Una chica con cabello rosa lo observaba con una sonrisa ladeada. No era difícil reconocerla.

"Si, ¿Nymphadora Tonks, no?"

"Solo Tonks" lo corrigió de inmediato arrugando la nariz. "¿Qué haces aquí?"

"Estoy secuestrado."

Ella soltó una carcajada. "Ya veo".

Se dejó caer en la silla de frente suyo sin siquiera preguntar, apoyando los codos en la mesa. Draco solo la observó con más atención.

No era igual a su madre, pero había algo en ella que le recordaba a Narcissa. No en la apariencia. Era más bien la forma en que hablaba, la manera en que sus ojos estudiaban cada movimiento, como si estuviera realmente interesada.

Se removio en su asiento y Tonks entrecerró los ojos. "Tu madre es mi tía".

"Lo sé."

"No la he visto desde que regresaron a Inglaterra" sintió que un nudo se formaba en su estómago. No quería hablar de eso. Sin embargo Tonks siguió. "Mi mamá también está preocupada. Dijo que ni siquiera se la vio en el Ministerio cuando ustedes volvieron".

Tragó saliva. "¿Por qué te interesa?"

"Porque es mi familia." Él se quedó en silencio, Tonks se encogió de hombros. "Quería conocerte. Y también quería saber más de ella".

Respiró hondo. Por un momento, casi le dijo la verdad, simplemente para decirle a alguien. Que Narcissa no se había ido por elección, que la última vez que la vio un monstruo la estaba arrancando de su lado. Pero sj garganta se cerró, no lo dijo. En su lugar, se inclinó un poco hacia adelante, con una media sonrisa.

"Entonces supongo que deberíamos seguir hablando".

La chica sonrió. "Supongo que sí".

Y en ese momento, Lavender regresó con una expresión triunfal y los labios curvados en una sonrisa cómplice. Draco se e lanzo sobre la mesa, porque aunque lo hubiera dejado tirado ahí era más importante saber qué había pasado.

"¿Cómo te fue?'

"¿Con qué? Solo fui a hablar con Pavarti..." esa niña mentirosa.

...

El viento agitaba la superficie del Lago Negro, formando pequeñas ondas que reflejaban el cielo nublado. No sabía exactamente por qué había terminado allí, pero la verdad era que no tenía otro sitio donde ir. El Gran Comedor estaba demasiado lleno. La Sala Común de Hufflepuff también. Y la Biblioteca… bueno, si volvía a ver a Diggory con su séquito de admiradores otra vez, iba a terminar dándole un puñetazo en la cara solo por existir.

Así que, sin pensarlo mucho, Draco se dejó caer en la orilla del lago, observando el agua oscura mientras hacía girar un dracma entre sus dedos.

Quería creer que estaba en mejores términos con Poseidón que con Zeus. Aunque no es que se llevara bien con ningún dios en particular que mo fueran Hécate o Afrodita, sin embargo considerando que el padre de Percy era el dueño de todas las masas de agua y él había estado en su territorio en más de una ocasión sin que le partiera un tsunami en la cara, pues… algo era algo.

Se inclinó hacia adelante y abrió la palma sobre el agua, dejando que una pequeña cantidad corriera entre sus dedos antes de soltar la moneda. "Diosa Iris, acepta mi ofrenda."

El dracma atravesó la superficie y en un parpadeo la imagen de Annabeth apareció flotando en el aire, con su típico ceño fruncido y una pila de papeles detrás.
"Tardaste demasiado" fue lo primero que dijo.

Rodó los ojos. "Cálmate, Einstein. No tenía un sitio decente para hacer esto".

"¿Por qué no en una de esas Sala Común?'

"No quiero ver a Diggory."

Ann frunció el ceño. "¿Quién es Diggory?'

"Un chico de Hogwarts" respondí con desinterés, pero Lavender, que estaba sentada a su lado, soltó una risita.

"Uno de los más guapos".

Ella entrecerró los ojos. "¿Una amenaza para mi pareja predilecta para Draco?"

Él se llevó una mano a la cara. "Por todos los dioses no..."

Lavender solo sonrió con inocencia. "Bueno, si me preguntas, creo que es guapo, y por lo que sé, Draco piensa lo mismo".

"¿Por qué estamos hablando de esto?" gruñó cruzándose de brazos.

Annie sonrió con suficiencia, aunque no insistió más. "Bueno, ¿para qué me llamaste?"

Aprovecho el cambio de tema. "Necesitamos componer y grabar. Joey nos va a matar, y tú necesita sacar tu cabeza de los libros" Ella suspiró, pasándose una mano por el cabello.

"Lo sé, aunque no pueden simplemente escaparnos de la escuela"

"Papá puede mover algunos hilos."

"Ugh, suena tan típico de él".

"Sin embargo, piensa en lo muy efectivo que es" segundo Lavender. Ella asintió con resignación.

"Si logran salir, hay que hacerlo rápido".

Lavender, que había estado jugando con un mechón de su cabello, levantó la mirada con diversión. "Joey debe estar a punto de arrancarse el pelo."

"Seguramente ya está apostando cuántos días nos quedan antes de que el grupo se desmorone" respondió él con una sonrisa de medio lado.

Annabeth se cruzó de brazos y los miró con una expresión que no le gustó nada.
"Por cierto, Draco, Percy te mandó saludos."

Frunció el ceño. "¿Cómo rayos consiguió contactarte?'

"No tengo idea, aunque es muy insistente".

Lavender ladeó la cabeza. "¿Quién es Percy?"

Draco intercambio una mirada rápida con Annabeth antes de responder al mismo tiempo: "Un chico que conocimos en las vacaciones".

Su amiga parpadeó procesando la información.
"Mmm… me suena de algo" Chasqueó los dedos. "Ah, ya sé. Recuerdo que me contaste que conociste a una tal Clarisse y a un tal Luke también".

Annabeth alzó una ceja con una expresión de puro interés. "¿Le hablaste de Luke?"

Se tenso.
"¿Y qué si lo hice?"

La chica sonrió como si acabara de ganar una partida de ajedrez. "Ajá".

"Por Hécate, no empiecen".

"Solo me parece curioso.'

"Sí, claro".

Lavender chasqueó la lengua de repente. "Draco, vete por favor.

Él la miro incrédulo. "¿Qué, por qué?"

"Es mi turno de hablar con Annabeth, ya sabes, cosas de chicas".

"¿Es en serio?"

Annabeth sonrió con diversión. "¿Acaso quieres quedarte y escuchar?"

Draco se puso de pie con un gruñido, sacudiéndome la túnica. Ya se había quedado una vez, y terminó con las cejas depiladas. Ahora no tenían nada para hacerlo, sin embargo conociendo a sus amigas seguro que hayarian la forma, lo sabía.
"No puedo creer que me estén echando".

Lavender agitó la mano con indiferencia. "Te llamamos si te necesitamos, Dray".

Rodó los ojos y se alejo, pero cuando miro hacia atrás y vió a Annabeth y Lavender riendo juntas como desde hacía mucho.... por primera vez en mucho tiempo, todo se sentía exactamente en su lugar.

.

Lavender lo había echado sin la más mínima vergüenza y con pocas opciones, termino vagando por los pasillos del castillo. No tenía sueño, y tampoco tenía ganas de volver a la Sala Común. No tenía ganas de nada en sí.

Las velas flotantes parpadeaban con la brisa helada que se colaba por las ventanas, proyectando sombras alargadas sobre las paredes de piedra. Hogwarts de la casi noche tenía una vibra diferente. Como si la magia que sostenía el castillo se agitara en la oscuridad, cobrando vida propia. Camino sin rumbo, disfrutando la rareza de un pasillo vacío, hasta que algo lo hizo detenerse en seco.

Un sonido..

Algo rascaba en los bordes de su percepción, como una voz lejana deslizándose entre las piedras. Cerró los ojos por instinto y se obligo a escuchar.

…Sshhh… sssshhh…

Eso fue raro, no había nadie, pero el sonido seguía ahí, recorriendo los muros, moviéndose por los cimientos del castillo.
Era tarde t no había nadie alrededor. Estaba completamente solo en ese pasillo helado, con esa sensación viscosa deslizándose por las paredes.

No. No estaba solo. Su cabeza no está callada. Desde que recibio la carta de mi padre sobre la selección, un nudo se había instalado en el pecho, tenso y constante. Actuaba como si no le importara, como si fuese lo más normal del mundo, pero en su cabeza… en su cabeza era otra historia.

¿Qué tal si no era suficiente?
¿Qué tal si me habían elegido solo porque soy un Malfoy?
¿Qué tal si la gente cree que todo me lo dieron de regalo?

El sonido en las paredes se volvió más intenso, como si riera en su cara. Apoyo una mano en la piedra fría y cerró los ojos.

Respira, Draco.

Pero no podía. No cuando el fuego en su pecho todavía ardía con rabia. Zacarías aprendió a la mala que no debía meterse con él..Le rompio la nariz de un puñetazo..No se arrepiente.
Pero tampoco puede ignorar lo que sintió en ese momento.

No fue solo enojo. Fue furia. Una furia densa, sofocante, que vibró en mi piel como si fuera algo que no solo me pertenecía a mí. Algo más grande.

¿Cuánto de eso era mío y cuánto venía de ser un semidiós? ¿Hasta cuando será el día en el que no oo pueda controlar más?

Apretó los puños y se apartarto de la pared, siguió caminando, los pasos resonando en el pasillo vacío, aunque su cabeza seguía su propia guerra.

Tal vez si fuera otra persona, si no tuviera el nombre que tengo, si no hubiera nacido con este rostro, la gente me vería como algo más.

Porque sí, soy bonito.

Soy hermoso.

Soy un Malfoy.

Soy el chico que apareció volando en su escoba en vez de usar el tren, el que capturó todas las miradas desde el primer día.

Hasta Cedric Diggory parece interesado en mí.

Y sin embargo, en los susurros de los pasillos, en las conversaciones que creen que no escucho, en las miradas que me siguen…

Todo lo que ven es eso.

Bonito.

Pero también soy fuerte. Soy inteligente. Soy talentoso.

¿Por qué parece que siempre tengo que demostrarlo el doble que los demás?
¿Por qué siento que, si dejo de intentarlo, voy a convertirme en lo que dicen que soy?

Respiro hondo y apoyó la frente contra una de las ventanas. El jardín se extendía más allá, en la oscuridad, con su superficie tranquila ocultando las criaturas que se movían en sus profundidades.

Un buen lugar para pensar, tal vez para escribir. Porque, al final del día, ¿qué más podía hacer con todo esto? Si cabeza era un desastre, aunque si eso se convertía en música.

Tal vez debería escribir una canción sobre esto.

Tal vez eso lo haría más fácil. O tal vez no. Tal vez nada lo haría más fácil.

Pero al menos sería suyo.

.

'¿Otra vez?c Lavender se inclinó hacia adelante, apoyando las manos en las rodillas y respirando con dificultad. "Te juro que si no fueras mi mejor amigo, te golpearía de verdad".

Levantó una ceja, girando su espada entre los dedos con facilidad (hubo una gran e incómoda platica antes de cómo tenía una espada con él).

"Eso asumiendo que pudieras tocarme".

Lavender le lanzó una mirada asesina y se lanzó de nuevo contra él. Esquivarla era casi demasiado fácil. Draco movía los pies con rapidez, deslizándose fuera de su alcance cada vez que intentaba atraparlo. Ella tenía energía, era puro fuego en cada movimiento, pero no tenía la técnica. No aún.
"¡Draco Malfoy, juro por Merlín que te voy a hacer tragar tierra!"

Él rió agachándose justo a tiempo para evitar su golpe y barrerle los pies. Lav cayó de espaldas con un sonido ahogado, y aprovecho para deslizar la espada ahora convertida en látigo alrededor de su muñeca, deteniéndose justo antes de apretar.

Uy, uy, uy, ahora venía el gran momento que esperaba con ansias, ¡siempre quiso hacer eso!, ¡Clarisse y Hécate siempre le decían eso al entrenar!

"Muerta."

¿Lo sintieron? ¿No? Pues deberían porque fue genial.

Ella gruñó, dejándose caer contra el suelo. "Eres una pesadilla. ¿Cómo te hiciste tan bueno?"

"Práctica."

"No te creo".

Él se encogió de hombros, enrollando su arma con un movimiento fluido. "Digamos que entrené mucho este verano".

Lavender lo miró con atención. "¿Eso tiene que ver con el misterio que no puedes contarme?"

Se quedó en silencio por un momento. No podía hablar de lo que había hecho en el Campamento Mestizo. No podía contarle sobre Clarisse La Rue lanzándolo contra el suelo una y otra vez hasta que aprendía a levantarse. No podía contarle sobre las noches en vela con una espada en la mano, repitiendo movimientos hasta que sus músculos dolían.

Aunqud sí podía decirle esto: "Sí, sin embargo sabes que si fuera por mi te lo contaría, pero oo tengo prohibido..."

Ella le sostuvo la mirada y luego asintió. "Bien. Pero si yo lo descubro por mi cuenta no contaría como un castigo para tí".

Tragó saliva y miró hacia otro lado, sacudiendo el látigo en sus manos. Porque si alguien podía descubrirlo, era ella.
"Deberías probar con uno de estos".

"Pff, ya quisiera. Apenas me dejan usar varita, ¿crees que me van a dar un arma?"

"Bueno, cuando lo hagan, probablemente te golpees a ti misma antes que al enemigo" bromeó.

"¡Te odio!"

Su risa lo siguió mientras se preparaban para otra ronda más de entrenamiento.

.

"No es justo" bufó Lav tratando de secarse el sudor con la manga de su túnica. "¿Cómo es que te ves así después de entrenar mientras yo parezco un trapo sucio?"

Draco se encogio de hombros con una sonrisa ladina. "Magia".

"Eres sinceramente malvado, seguro hiciste un pacto con el diablo"

Él se rió porqué casi hace uno con este si no le hubiera dicho que su madre estaba muerta-muerta y no solo muerta, mientras la escoltaba de regreso a su habitación, notando cómo las miradas se posaban en ellos a medida que avanzaban por los pasillos. Ya se había acostumbrado a eso: cuchicheos, susurros, ojos siguiéndolo como si fuera algún tipo de criatura exótica. ¿Era la chaqueta de cuero? ¿El cabello alborotado de forma intencionada? ¿El hecho de que, objetivamente, se veía increíble incluso después de haber estado entrenando? Probablemente todo lo anterior.

Su amiga se dio cuenta también porque rodó los ojos y bufó: "Por favor, podrías al menos fingir que no te gusta la atención".

Le sonrío con toda la arrogancia posible. "¿Y privar al mundo de este espectáculo? Nunca".

Ella lo empujó con el hombro, pero luego bajó la voz.
"Draco, hazme un favor".

"Depende" con su amiga nunca se sabía.

"Necesito que entres a mi habitación".

Draco se detuvo en seco. "¿Quieres que haga qué?"

"Solo por un rato"

"Lavender, hay reglas, ¿sabes?" Aunque nunca le implicaron mucho, en realidad.

"Oh, por favor, como si eso te importara". Bueno, tenía razón. Suspiró, observando el pasillo con atención antes de sacar la varita y hacer un pequeño truco. Un par de palabras susurradas, un movimiento sutil de muñeca, y listo: solo él podría entrar y no salir disparado para afuera ahora. Lavender sonrió victoriosa. "Sabía que lo harías".

"Me usas por mis talentos".

"Obviamente. Ahora entra".

Cerró la puerta detrás de ellos y se cruzó  de brazos. "Bien, ¿qué es tan urgente que requiere violar el reglamento escolar?"

Lavender señaló su cabello ahora húmedo y despeinado. "Necesito una trenza, por favor".

La expresión de Draco se congeló. "No."

"Sí".

"Lavender, a pesar de tus creencias, no soy tu sirviente"

"Pero eres el único que sabe hacerlas bien" susurró con cara apenada.

"No es mi culpa que mi madre me enseñara y ahora esto sea mi condena por toda la eternidad".

"Eres el mejor amigo del mundo, Draco".

Suspiró, sentándose detrás de ella y tomando mechones de su cabello con manos expertas. "Me estas explotando laboralmente" se quejó.

"Y bien que lo disfruto".

Él se rió en silencio mientras empezaba a trenzarle el cabello, aceptando su destino.

"Wow"

Draco ñarpadeó deteniendo sus manos a medio movimiento en el cabello de Lavender. Ya que acababa de darse cuenta que frente a ellos Pavarti Patil los miraba con los ojos entrecerrados, claramente sorprendida. "¿Draco Malfoy en la habitación de las chicas?" arqueó una ceja, cerrando su libro. "¿Cómo demonios lograste entrar sin que los demás se den cuenta? Además con todas las reglas que hay'

Sonrió con arrogancia.
"Soy un hombre de muchos talentos".

"Traducción: hizo algo ilegal" intervino su amiga divertida.

Pavartk dejó escapar una risa y se cruzó de brazos, mirándolo con más interés del que esperaba. Bueno, supone que la imagen era rara. Un chico, en la habitación de chicas, trenzando el cabello de su amiga como si fuera lo más normal del mundo. No es que le importara lo que pensaran, pero definitivamente no era una escena cotidiana.
"Nunca imaginé que serías del tipo que sabe hacer trenzas" comentó la chica inclinando la cabeza.

"Oh, él no es del tipo" Lavender sonrió echando un vistazo por encima de su hombro. "Solo es víctima de una madre muy meticulosa".

"Sigo sin entender por qué no puedes aprender a hacerlo tú sola" murmuró terminando la trenza con un nudo perfecto.

"Porque no me salen tan bien" respondió ella con total descaro. "Y porque tú lo haces mejor, me gusta".

Él rodó los ojos y dejó caer sus manos sobre su hombro. Justo en ese momento, noté algo curioso.

Pavarti estaba mirándola. No de cualquier manera, no como alguien que solo observaba la interacción con interés casual. Había algo en su expresión, en la forma en la que sus ojos se detenían en Lavender un segundo más de lo necesario, en la manera en la que su sonrisa tenía un matiz diferente.

Oh. Levanto una ceja, girando la cabeza sutilmente hacia su amiga.

Lavender, por su parte, estaba haciendo un esfuerzo notable por actuar con normalidad. Sin embargo la forma en la que su tono de voz cambió, la ligera tensión en sus hombros, incluso el modo en que jugueteaba con la punta de su trenza recién hecha, todo gritaba: me importa lo que piense Pavarti Patil.

Oh. Bueno, bueno, bueno. Esto se ponía cada vez más interesante.

Se acomodó en la cama con toda la intención de disfrutar la escena.
"Entonces, Pavarti" habló con un aire despreocupado ", ¿qué estabas haciendo aquí?"

Ella le lanzó una mirada evaluadora antes de responder. "Estaba estudiando. A diferencia de algunas personas, mi vida no gira en torno a la estética y las acrobacias en escoba".

"Qué insulto más elaborado" musito divertido.

Lav carraspeó, claramente queriendo evitar que el tema se desviara demasiado. "Bueno, al menos alguien aquí tiene prioridades claras."

"Oh, no me malinterpretes, Lav" Pavarti le sonrió. "La estética también es importante".

Draco notó cómo el rubor subió apenas un poco a las mejillas de Lavender. ¿Ya habia dicho que su amiga ni siquiera se dignaba en disimular? Porque no lo estabaa haciendo, para nada.

Se reclino sobre sus codos, observándolas con la satisfacción de alguien que acababa de descubrir un nuevo pasatiempo. Esto prometía mucho. Se estiro sintiendo cómo el cansancio del entrenamiento aún pesaba en sus músculos. Era tarde, demasiado para seguir allí sin tentar a la suerte. Ya había burlado las reglas una vez. No tenía intenciones de tentar al destino y terminar con un prefecto regañándolo o, peor aún, McGonagall descubriendo su pequeño truco. (En realidad y en pocas palabras, tenía sueño y extrañaba su cama).

"Bien, es mi señal para largarme" dijoponiéndose de pie.

"Oh, ahora te preocupan las reglas" bromeó Parvati

Le devolvió una mirada divertida, aunque antes de que pudiera responder, un sonido familiar le hizo detenerse.

¡PAM!

La puerta se abrió de golpe. Lavender soltó un gritito ahogado, Pavarti se quedó inmóvil y él se giró con el corazón acelerado. Por favor que no sea McGonagall, por favor que no sea McGonagall...

Y para su suerte, ahí en la entrada con los brazos cruzados y una ceja arqueada con evidente juicio, estaba Hermione Granger. "Zeus, me sigues cayendo mal, pero gracias por esto" pensó, aunque ese pensamiento se fue tan rápido como llegó.

Hubo un gran silencio en la habitación, la chica los miró a los tres, luego a todo el desorden que definitivamente no estaba ahí antes, y finalmente de vuelta a ellos.

"No sé qué es más impactante" comenzó con su tono más impactante posible. "Que Malfoy esté aquí, o que Malfoy esté aquí".

Draco se quedó mirándola.
Lavender también.
Pavarti cerró su libro con calma.
Y entonces, al mismo tiempo, Lav y él soltamos la risa.

"¡¿Qué haces aquí?!" Granger prácticamente chilló al recobrar la compostura, apuntándolo con un dedo acusador.

"Oh, vamos…" Lavender puso los ojos en blanco, claramente exasperada.

"No. No, no, no" la niña negó con la cabeza, mirando alrededor como si esperara que un profesor apareciera de la nada y les impusiera un castigo divino. "¿Un chico? ¿En el cuarto de chicas? ¿Tan tarde? En primer lugar, ¡¿como fue que lograste entrar?!"

"Técnicamente, yo ya me iba" intervino alzando las manos en gesto de rendición.

"¡Exacto!" Lavender le lanzó una mirada de traición al darse cuenta de lo que dijo en verdad. "Espera, ¿qué? No la ayudes Dray".

"Lo siento, Lav, sin embargo esta vez tiene razón" esperaba que el mensaje entre líneas fuera claro 'si me voy, habra menos alboroto y podré volver sin que se de cuenta'.

Granger lo examinó como si no estuviera segura de si debía sentirse sorprendida o si eso la hacía sospechar aún más de él. "Claro que tengo razón" bufó cruzándose de brazos. "Alguien aquí todavía respeta las normas del colegio."

"¡Oh, por favor!" Su amiga puso los brazos en jarra. '¿No puedes relajarte por una vez, Hermione?"

"¿Relajarme? ¿Relajarme?" repitió esta con gran incredulidad. "No es una cuestión de relajarse, es una cuestión de sentido común".

"¡No es como si estuviéramos haciendo algo ilegal!"

"¡Tener a un chico aquí ya es una infracción!"

Draco suspiró, echando un vistazo a la puerta. Podía simplemente… irse. Salir de ahí y evitarse la escena.

Pero.
Siempre tenía que haber un pero.

Si lo pensaba bien, y si esto fuera una película romántica, esta sería la clásica escena de "rivalidad con tensión romántica".

No era su culpa, ¿okey? Annabeth lo había tenido demasiado tiempo metido en la biblioteca y él había visto demasiadas películas de romance como para no pensar eso.

Solo lo pensó por un segundo, ¡lo jura!

Y por solo ese segundo, la idea de un enemies to lovers con peleas intensas y confesiones dramáticas funcionaba demasiado bien en su cabeza.

Dioses, necesitaba urgentemente concentrarse en otra cosa.

"Okey, okey, calma" levanto las manos, tomando una decisión firme. "De todos modos, yo ya me iba" el amor de su vida estaba esperándolo -su gran y cómoda cama-.

Lavender chasqueó la lengua, no muy satisfecha. "No tienes que irte si no quieres, lo sabes".

Granger la miró como si acabara de invocar un dementor en medio de la habitación. "¿Perdón?"

"Oh, sí" Ella  sonrió con esa expresión de 'te fastidiaré por deporte'. "¿Qué pasa, Granger? ¿Que es lo que te incomoda de la presencia de Draco?"

La chica entrecerró los ojos.
"No es la presencia de Malfoy lo que me incomoda, sino la violación de normas básicas del colegio".

"Mmm… Suena a que te incomoda Draco".

Él cerró los ojos un momento. Por Hécate, iba a quedar atrapado en esto pase lo que pase, ¿no? Por suerte (y gracias a los dioses, especialmente Afrodita) Pavarti decidió intervenir.

"En realidad, Granger" hablo con calma aunque con un destello travieso en los ojos ", no es para tanto. Draco es amigo de Lavender, no está haciendo nada malo" bueno... en realidad, ya ni siquiera diría nada más. "Además, sabemos que si Potter y Weasley encontrarán la forma de entrar también lo harían".

Lavender sonrió con satisfacción. "¡Exacto! Gracias, Pavarti. Al menos aún hay alguien aquí que tiene sentido común".

Granger frunció el ceño, claramente disgustada con el giro de los acontecimientos. "Eso no cambia el hecho de que las reglas existen por una razón" insistió. "Y si Harry y Ron encontrarán la forma de entrar si, si lo harían, pero con mi total desaprobación".

Él se recargó contra la pared, cruzando los brazos y observando la escena como si fuera un espectador más. Honestamente, esto era mejor que muchas de las películas que había visto.

"Lo que no entiendo" continuó la chica ahora mirándolo directamente ", es por qué Harry y Ron se obsesionaron tanto contigo".

Esperen. Stop. Wait. ¿Qué se había perdido? ¿Dónde se había ido su romance enemis to lovers lesbico? ¿Qué tenían que ver Pecas y Gafitas ahí?

"Creo que escuché mal, ¿qué dijiste?"

"Sí, ¿qué?" preguntó su amiga igual de confundida.

Ella solo suspiró, claramente molesta. "Desde que llegaron, Ron y Harry no dejan de hablar de Malfoy. Como si fuera la cosa más interesante que les ha pasado en la vida" Bueno... en realidad él es lo más interesante en la vida de muchos, la verdad.

Entrecerró los ojos.
"¿Te refieres a Gafitas y Pecas?"  Llamarlos 'Harry y Ron' o 'Potter y Weasley' le sonaba tan mal, los apodos que les puso eran mejores.

Pavarti soltó una pequeña risa, sin embargo Granger lo fulminó con la mirada. "Tienen nombres" si, unos muy feos.

"Sí, sí" concordó con un gesto de la mano ", pero lo importante aquí es… ¿obsesionados?"

Eso sí que no lo vio venir. Sabía que llamaba la atención, claro, pero lo último que esperaba era que los dos chicos dorados de Gryffindor anduvieran pendiente de él. La noche se estaba volviendo cada vez más rara.

Lavender y Padma parecían disfrutarlo, mientras que la otra chica se veía a punto de explotar y él… bueno, si tenía que seguir presenciando eso, al menos merecía unos pochoclos.

Granger respiró hondo, claramente tratando de calmarse. Luego, con los brazos cruzados y un aire de escepticismo, lo miró fijamente. "Dejando de lado todo esto, tengo otra pregunta: ¿Por qué llegaste en escoba? ¿Por qué no usaste el Expreso de Hogwarts como cualquier persona normal?"

Draco parpadeó, llevándose una mano al pecho con dramatismo.
"Oh, Granger… No sabes por lo que he pasado"

Lavender, sin perder el ritmo, dejó escapar un suspiro trágico y negó con la cabeza. 'Pobrecitoc.

Padma los miró con curiosidad, sin embargo la castaña solo entrecerró los ojos.
"Estoy segura de que no es tan trágico como harás que suene" habló lentamente.

Él puso su mejor cara de víctima. "Verás, todo comenzó cuando… cuando…" hizo una pausa teatral, como si recordar su 'doloroso pasado' fuera demasiado para él. Su amigs incluso puso una mano en su hombro, como si le ofreciera apoyo moral. "Mis padres y yo" continuó "estábamos en la estación, listos para que tomara el tren, cuando de repente…" Bajó la mirada, respirando profundo como si intentara contener la emoción.
"Un búho cayó del cielo".

Pavarti arqueó una ceja. "¿Un búho?" Preguntó con incredulidad, no porqué le creyera, sino más por pensar que se le ocurriría algo mejor.

"Sí, un pobre búho mensajero, completamente desplumado, con una última carta en su garra."

Lavender dejó escapar un dramático 'oh, no'.
"¿Qué decía la carta?"

Draco cerró los ojos. "Solo dos palabras: corre, Draco".

Granger bufó. "Por favor, es lo más falso que he escuchado en todo el día".

"No, Granger, es en serio" insistió él siguiendo el teatro. "Y, claro, no podía simplemente ignorar una advertencia tan misteriosa. ¡Así que agarré mi escoba y salí volando!" Aunque ahora pensándolo bien, si les contaba la historia donde Zeus intentaba matarlo les estaría contando la verdad, y ellas no les creerian. Lo dejara para la próxima.

Lavender asintió con gravedad.
"Yo no estaba ahí, pero suena muy real".

"Demasiado real" agregó Pavarti con una sonrisita divertida.

La otra chica puso los ojos en blanco. "Sabía que era una tontería".

Draco se llevó una mano al corazón.
"Granger, acabas de burlarte de la peor experiencia de mi vida".

"¿Un búho con un mensaje críptico?"

"¡Podría haber sido una maldición!"

"O solo un búho enfermo."

Su amiga suspiró con exageración. "Qué insensible Hermione".

Esta decidió no seguirles la corriente y simplemente agitó la cabeza con incredulidad. Él en cambio estaba bastante orgulloso de su improvisación. Y más aún de que Lavender lo hubiera respaldado sin dudar. Definitivamente, su mejor aliada en el crimen.

...

El entrenamiento con Hécate lo había dejado agotado, aunque no lo suficiente como para querer encerrarme en su habitación. Así que terminó donde siempre terminaba cuando no quería estar en ningún otro lado: el lago. El agua tenía ese color dorado de las tardes en Hogwarts, con el sol reflejándose en su superficie de una forma casi hipnótica. Se sentó en una roca, dejando que la brisa fresca despejara un poco eu cabeza. El cuerpo le dolía, sin embargo era un dolor satisfactorio, de esos que te recuerdan que estás vivo y que cada músculo en tu cuerpo ha trabajado hasta el límite.

Dracl se quedó así unos minutos, solo escuchando el sonido del agua y de los árboles moviéndose con el viento, hasta que algo captó su atención. Un brillo en la superficie del lago, un resplandor familiar que reconocía al instante. Clarisse apareció en la imagen reflejada, su ceño fruncido y los brazos cruzados como siempre. Su expresión decía lo que su boca no necesitaba: estaba molesta, pero también había algo más en sus ojos, algo que no veía en ella muy a menudo.

"Draco" dijo en modo de saludo.

"Clarisse" respondio arqueando una ceja con aire despreocupado. "¿A qué debo el honor?"

"No hagas preguntas estúpidas".

Ah. Claro, no hacía falta que lo dijera. Ambos sabían por qué estaba aquí, por qué había buscado contactarlo cuando los dos habían evitado hablar de ese tema por semanas.
Se acomodó mejor sobre la roca, aunque sabía que eso no haría que la conversación fuera más fácil.

"Hablaste con Chris, ¿verdad?"

Clarisse apretó la mandíbula antes de contestar. "Sí." Ese monosílabo lo decía todo.

Bajo la mirada hacia el agua, dejando que sus pensamientos giraran sobre sí mismos. No importaba cuánto intentara darle sentido a todo, siempre terminaba en el mismo punto: no lo tenía.

"Silena…" murmuró sintiendo el peso de su nombre en la lengua, como si al decirlo la realidad se hiciera más tangible, más real de lo que quería aceptar.

"No quiero hablar de ella" gruñó ella, y aunque su voz sonó firme, había algo en su tono que la delataba. Mentira. Claro que quería hablar de ella. Claro que lo necesitaba. Aunque tampoco quería hacerlo. Y él entendía eso.

"Tú la querías mucho" dijo más como una afirmación que como una pregunta.

Clarisse soltó una risa sin humor, una risa áspera, como si la sola idea de admitirlo en voz alta le resultara insoportable. "Qué observador".

No respondío. No había nada que decir. El silencio se instaló entre ellos, pesado, denso, más no incómodo. Era un silencio lleno de significado, de palabras no dichas, de sentimientos que ninguno de los dos quería explorar demasiado. Después de un rato, Clarisse suspiró, con ese aire cansado que rara vez le veía.

"No sé cómo no me di cuenta".

"No era algo obvio."

"Debería haberlo sido".

Draco se mordió el interior de la mejilla, debatiendo si decir lo que pensaba o no. "¿Y qué habría cambiado?" preguntó al final.

Su amiga no respondió. No necesitaba hacerlo. Los dos sabían bien la respuesta. Nada habría cambiado. Absolutamente nada.

El agua reflejaba su expresión seria, sus ojos llenos de una mezcla de rabia y tristeza que no le gustaba ver en ella.
"¿Cómo estás tú?" preguntó de repente.

Parpadeo sorprendido por la pregunta. "¿Yo?"

"Sí, tú, cabeza hueca. Silena también te importaba".

Se removió un poco en su sitio, sin saber bien qué responder. "No lo sé".

"Eso es una estupidez."
"Gracias por tu comprensión".

Rodó los ojos con fastidio. "Solo digo que no tienes que hacerte el fuerte conmigo".

Draco volvió a quedarse en silencio un momento, considerando sus palabras. "No me estoy haciendo el fuerte".

"Ah, claro."

Ignoró su sarcasmo. "Solo…" hijo un gesto vago con las manos, buscando palabras que explicaran lo que sentía ", es raro" Clarisse asintió, como si entendiera exactamente a lo que me refería.

"Sí."

"Como si no tuviera sentido".

"Sí."

"Como si de alguna forma tuviera que haber algo más".

"Sí."

Suspiraron al mismo tiempo, como si con eso pudiéran descargar un poco del peso que llevaban encima. Después de un rato, la chica chasqueó la lengua con frustración.
"Voy a encontrar respuestas".

Él la miro de reojo, evaluando su tono, su postura. "¿Eso qué significa?'

"Significa que no me voy a quedar de brazos cruzados"

Él bufo cruzándose de brazos. "Claro, porque eso siempre te funciona".

"Cierra la boca, Draco" Una pequeña sonrisa se le escapó, a pesar de la conversación. Su amigs se pasó una mano por el cabello, exhalando con fastidio. "Solo… tenía que hablar con alguien que entendiera".

Asintio con la cabeza. "Lo sé".

La imagen empezó a distorsionarse un poco, la conexión a través del Iris comenzando a debilitarse.
"Tengo que irme" hablo ella, como si no quisiera hacerlo pero tampoco tuviera opción.

"Esta bien, entiendo".

"No hagas nada estúpido, o lo sabré" le advirtió.

"Esa es mi línea" intento bromear.

Puso los ojos en blanco, sin embargo, por un segundo creyó ver la sombra de una sonrisa en su rostro. "Nos vemos luego, rubio".,

Y la imagen desapareció, dejando tras de sí solo el reflejo del lago, el sonido del viento y la sensación de que nada de esto había terminado todavía.

Apenas Draco se puso de pie y dio un par de pasos lejos del lago, la superficie volvió a brillar. Fruncio el ceño, girándome con cierta incredulidad.

"¿Ya me extrañaste tan rápido Clarisse?" bromeó cruzándose de brazos.

Esta solo volvio rodó los ojos. "]Cállate y dime si ya te enteraste, yo acabo de hacerlo".

"¿Enterarme de qué?"

"De la noticia" que específica.

"Oh, claro" Draco asintió con seriedad, como si supiera exactamente a qué se refería. "El cumpleaños catorce de Luke".

Clarisse parpadeó. "¿Qué?"

"Sí, estoy pensando en qué regalarle" continuó sin darle tiempo a procesarlo. "Tal vez algo simbólico. ¿Un libro? ¿Una espada nueva? ¿Una camiseta con la frase 'Soy la pesadilla de los dioses'?"

La chica del otro lado de la línea lo miró con absoluta incredulidad antes de fruncir el ceño.
"No, cabeza hueca. No me refería a eso".

"Ah, bueno, entonces iluminame".

Ella hizo un sonido de frustración antes de cruzarse de brazos.

"Luke está saliendo con Ethan Nakamura".

La noticia de Clarisse lo había tomado por sorpresa, pero no de la forma en la que ella esperaba. Primero, porque no tenía idea de que Luke y Ethan tuvieran algún tipo de química. Segundo, porque la forma en la que Clarisse se lo dijo fue tan dramática que Draco casi pensaba que alguien había muerto. Y tercero… porque, en serio, ¿cómo no se había enterado antes?

"¡Luke y Ethan!" exclamó sintiendo una emoción genuina burbujear en mi pecho. "¡Eso es genial! ¡Eso es increíble! ¡Eso es lo mejor que he escuchado en semanas!"

Clarisse frunció el ceño. "Espera, ¿qué? Es que creo que acabk de escuchar mal".

"¡Estoy tan feliz por él!" Siguió él ignorando su desconcierto. "¡Esto es maravilloso! ¡Es amor, Clarisse! ¿Cómo no estaría feliz?" Su amiga parpadeó lentamente, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.

"Tú…'

"¿Desde cuándo?" pregunto sin detenerse. "¿Cómo pasó? ¿Quién dio el primer paso? ¿Hubo confesión romántica? ¿Fue algo espontáneo? ¡Cuéntamelo todo!" Clarisse lo miró con la boca entreabierta, completamente perdida.

"Tú…'

"¿Yo qué?"

"Nada'se pasó la mano por la cara. "Afrodita, claro que tenías que ser hijo suyo".

"Oye, el amor es lo mejor que existe" se defendió.

"Creo que ya lo sabes, pero a veces te odio un poco".

Él sonrió con satisfacción. "¡Esto hay que celebrarlo!"

"No es para tanto."

"¡¿Cómo que no?! ¡Voy a hacerle una canción de felicitación!'

"Ni se te ocurra".

"Demasiado tarde, ya la estoy componiendo en mi cabeza".

"Draco, por favor".

"No me puedes detener".

Y justo en ese momento, como si el destino estuviera esperando el mejor momento para intervenir, la imagen de la proyección en la llamada de Iris cambió. "¿Detener qué?'

Draco se giró encontrándome con Luke, que los observaba con curiosidad y un ligero ceño fruncido. Clarisse se tensó al instante. Él, en cambio, sonrio aún más.

"¡Luke! ¡Muchas felicidades, en verdad!"

El chico parpadeó. "¿Eh?"

"¡Por Ethan!" exclamo todavía emocionado. "Clarisse me acaba de contar. ¡Me alegro tanto por ti!"

Luke parpadeó otra vez, como si las palabras no tuvieran sentido. "Tú… ¿tú estás feliz?"

"¡Obvio! ¿Por qué no lo estaría?"

"No lo sé, yo…" se pasó una mano por el cabello, claramente confundido. "Solo… no esperaba que reaccionaras así".

Frunció el ceño, fingiendo indignación.
"¿Acaso me ves como un amargado que odia el amor?"

Clarisse soltó una risa sarcástica. "Tienes una definición muy flexible del amor, Malfoy".

"Aunque te quiera mucho, las personas que no creen en el amor no pueden opinar aquí". Sin embargo lo cierto es que no estaba bromeando. De verdad estaba feliz por él. Luke siempre había sido un poco caótico con las relaciones, así que saber que este había encontrado a alguien lo hacía sentir… orgulloso, incluso.

"¿De verdad te alegras?" insistió Luke, mirándolo con una intensidad extraña.

"Luke" habló con toda la sinceridad del mundo. "Te mereces ser feliz. Y si Ethan te hace feliz, entonces estoy feliz por ti".

El chico se quedó en silencio. Algo pasó por su rostro, aunque desapareció tan rápido que no pudo identificarlo. Sus labios se entreabrieron, como si estuviera a punto de decir algo, pero luego los cerró.

Clarisse carraspeó, cruzándose de brazos. "Bueno, ahora que tuvimos esta conmovedora escena, ¿podemos seguir con nuestras vidas?"

"¡Sí! ¡Pero solo después de que Luke me cuente cómo pasó todo!'

Él puso los ojos en blanco, aunque no pudo evitar sonreír. "¿Sabes algo pretty boy? Eres un caso total ucompletamente perdido".,

"Lo sé, lo sé. Ahora, habla. Quiero todos los detalles".

.

Estaba con Lavender en la sala común, tirado en uno de los sofás mientras ella jugaba con su cabello. Bueno, más bien estaba tratando de hacerme una trenza, sin embargo Lav siempre decía que su pelo tenía vida propia y hacía lo que le daba la gana.
"¿Cómo es posible que puedas hacer trenzas perfectas y yo no?" bufó separando un mechón con frustración.

"Talento natural" respondío con suficiencia. "Y años de práctica con mi propia condena contigo, Annie, papá y mamá"

Ella se rió. "Bueno, al menos ahora tienes una habilidad secreta para impresionar a cualquiera que quieras".

"Lav, no necesito habilidades para impresionar a nadie".

"Ugh, lo peor es que tienes razón".

Estaba a punto de decirle algo más cuando la bruma dorada de una llamada de Iris apareció frente a él. El rostro de Annabeth tomó forma y, por la expresión que tenía, supo que algo la tenía escandalizada.

"¡Draco Orion Malfoy Black!'

Oh. Nombre completo. Esto iba a ser bueno.
"¿Qué fue lo que hice ahora?" preguntó  acomodándose en el sofá.

"¡Me acabo de enterar de lo de Luke y Ethan!''

Lavender frunció el ceño. '¿Quién es Ethan?c

Ignoró su pregunta porque, honestamente, le interesaba más el escándalo de Ann. "Sí, lo sé, increíble, ¿verdad? ¡Luke finalmente tiene vida amorosa!"

"¡No es increíble, es un desastre!"

Parpadeo confundido. "¿Por qué?"

La chica se llevó una mano a la cara. "Draco, no puedes ser tan denso"

"¿Por qué todo el mundo dice eso últimamente?" Murmuró pensativo.

Lavender le dio un codazo. "¿Me van a explicar qué pasa o tengo que adivinar?"

Annabeth suspiró, aunque luego pareció recordar que Lavender existía y le dirigió una sonrisa. "Mira, Lav" hablo ella ignorándolo por completo. "Imagina que tienes un libro favorito, uno que te obsesiona. Has estado leyendo cada página, analizando cada detalle, esperando que la historia vaya en una dirección específica porque tiene sentido".

"Ajá…" la chica ladeó la cabeza, siguiéndole el ritmo.

"Y de repente, el autor mete un giro de trama que no encaja con nada de lo que se ha construido antes. Algo que se siente… no sé, forzado. Como si solo estuviera ahí para confundir al lector".

Lavender abrió los ojos, comprendiendo de inmediato. "Como cuando te hacen creer que la heroína terminará con el chico principal, sin embargo de repente empieza a salir con un personaje secundario que apenas ha tenido desarrollo".

"Exacto."

"Ohhhh…" murmuró asintiendo lentamente. "Ya veo, ahora todo tiene más sentido".

"¿Qué están diciendo?" preguntó Draco mirándolas con sospecha, porque, siendo sinceros, él no entendió con qué se relacionaba eso con Luke y Ethan.

Annie lo miró con una mezcla de resignación y burla. "Nada, Draco. Solo que algunas historias no siempre siguen la dirección que deberían".

Lav asintió, dándole unas palmaditas en el brazo. "Sí, a veces los autores meten subtramas extrañas para ver cómo reacciona el público".

Él frunció el ceño, sintiendo que le estaban tomando el pelo. "No tengo idea de qué están hablando, aunque de alguna manera siento que me están insultando".

Ambas resoplaron y Ann negó con la cabeza.
"Eres una causa perdida".

"No sé por qué esperábamos otra cosa" añadió Lavender. Draco decidió que por su bien mental lo mejor sería que cambiará de tema, así que lo hizo.

"¿Sabes que solo le dijo 'me gustas'y ya?" Dijo con horror, estaba realmente indignado. "¿Dónde está la gran confesión? ¿El drama? ¿La emoción? ¡No hubo ni una mísera flor, ni una!"

"Por todos los dioses, Draco, concéntrate" replico ella frotándose la cara con ambas manos.

Lavender, que había estado escuchando toda su queba mientras jugaba con un mechón de su cabello, intervino con una sonrisa divertida.
"Entonces, ¿Luke y Ethan están saliendo?"

"Sí" respondió Annie con un suspiro largo y sufrido. "Y este idiota no entiende lo importante que es".

"No es que no lo entienda" se cruzo de brazos ", es que me parece indignante lo poco romántico que fue".

"¡DRACO!" Su amiga se tomó la cabeza con ambas manos, claramente perdiendo la paciencia, ¿y qué habia hecho ahora?. "¿No entiendes lo que esto significa?"

"Sí, que ahora Luke tiene vida amorosa" respondío con una sonrisa satisfecha. "¡Por fin uno de mis amigos encuentra el amor! Esto es grandioso".

Sus dos mejores amigas intercambiaron una mirada.
"Es increíble cómo no lo ve" murmuró Lav.

"Te lo dije" Ann resopló exasperada. "Hombre tenía que ser".

"¿Qué no veo?" Siempre lo decían y decían, pero no decían exactamente qué no veía, así nunca lo haría.

Ann le lanzó una mirada que podría matar. "Nada, Draco. Nada en absoluto" ¿ven? ¡a eso se refiere! Lavender solo sacudió la cabeza con una sonrisa de 'ya te darás cuenta algún día'.

Él no entendía por qué tanto escándalo. ¡Luke estaba en una relación! ¡Era algo bueno! Aunque en serio, qué decepción que no haya sido más elaborado.

...

La oscuridad se disipó como la niebla al amanecer, dándole paso a un resplandor dorado y cálido. Draco se encontró de pie en una pradera interminable, donde el viento cargaba la fragancia de rosas frescas y el cielo tenía el tono exacto de un atardecer perfecto. No había caos, ni responsabilidades, ni expectativas aplastantes. Solo tranquilidad.

Y frente a él, sentada en un columpio dorado que parecía flotar en el aire, estaba su madre. Afrodita.

"Draco". Su voz era suave, aunque tenía el peso de un millón de historias de amor susurradas a lo largo del tiempo. Se sintió como un niño otra vez, protegido, seguro, amado sin condiciones.

"Mamá…" la voz salió con un deje de alivio que ni siquiera intento ocultar.

Ella le sonrió, con ese aire de quien sabe todos los secretos del universo y aún así te deja descubrirlos por tu cuenta. "Hace mucho que no nos vemos, mi amor".

Se acerco sin pensarlo. No solía ser alguien de contacto físico, pero con su madre era diferente. Se dejó envolver por su abrazo, por la sensación de que, al menos en ese instante, todo estaba bien. "¿Estás bien?" preguntó porque después de lo de Zeus, no podía evitar preocuparse.

Su expresión se suavizó con ternura. "Zeus no se atrevería a tocarme, cariño. Pero tú…" le tomó el rostro con ambas manos, su pulgar acariciando su mejilla como si intentara memorizar cada rasgo. "Él es un hombre rencoroso, Draco. Y tú ya lo desafiaste una vez, no, dos veces".

Su pecho se apretó.
"Si me está buscando, que me busque. Pero no quiero que tú estés en peligro por mi culpa".

Afrodita sonrió con dulzura, como si fuera adorable que pensara así. "Mi amor, soy la diosa del amor. Nadie me toca a menos que yo quiera" Draco esperaba que, por favor, eso sea cierto y no solo algo para tranquilizarlo. Así que le creyó, y aún así, la idea de Zeus revoloteando como una sombra sobre su vida le revolvía el estómago. Afrodita cambió de tema con la facilidad de quien ha perfeccionado el arte de las conversaciones significativas.

"Me enteré de tu pequeño Tatuaje"

Tragó saliva, esperando su reacción. "No estoy enojada" habló como si pudiera leerle la mente. "Al contrario. Es un homenaje hermoso".

Un peso invisible cayó de sus hombros. "Es mi forma de llevarla conmigo" admitio en voz baja.

Afrodita sonrió, sus ojos brillando con algo parecido al orgullo. "Tu madre estaría muy feliz de saberlo". Se quedó en silencio, sintiendo un nudo en la garganta. Afrodita pasó sus dedos por su cabello, como si todavía fuera un niño al que podía arrullar. "Pero dime, corazón, ¿qué es esto que escucho sobre Luke Castellan y Ethan Nakamura?"

Draco parpadeó con confusión. "¿Qué hay con eso?

Ella lo miró con incredulidad. "Por todos los dioses, hijo, a veces pienso que te Lucius y Narices te criadon demasiado bien".

Frunció el ceño. "¿Qué se supone que significa eso?"

Afrodita suspiró y se acomodó en su columpio con la resignación de una madre que ve a su hijo cometer los mismos errores que miles antes que él. "Nada, nada..." habloñ con una sonrisa misteriosa. "Solo que me intriga cómo alguien tan inteligente puede ser tan ciego'.

"¿Ciego de qué?"

Sin embargo ella solo rió con dulzura, dándole un beso en la frente.

"Ya lo descubrirás, mi amor. Algún día".

...

El entrenamiento nocturno había sido intenso. Su cuerpo estaba cubierto de una fina capa de sudor, y la respiración aún era irregular mientras caminaba por los pasillos de Hogwarts. Había algo extrañamente satisfactorio en sentir los músculos cansados después de pelear, como una prueba física de que seguía mejorando. Lavender iba a su lado, estirándose con exageración mientras se quejaba en voz alta.

"Juro que si mañana tengo dolores, te haré responsable".

"Por supuesto, porque claramente fui yo quien te obligó a esquivar como si tu vida dependiera de ello" respondío con sarcasmo.

"¡Exacto! Me esforcé demasiado porque no quería quedar en ridículo. ¡Eres un maldito monstruo peleando, Dray!" Él se rió suavemente. Era un cumplido, aunque ella lo dijera como si fuera una queja.

El castillo estaba en silencio, aunque una sensación extraña me recorrió la espalda. Era ese instinto que había desarrollado en el Campamento Mestizo, la certeza de que algo no estaba bien. Se detuvo en seco.

Lav lo miró con curiosidad. "¿Qué sucede?"

Inclinó la cabeza, tratando de escuchar mejor. Un sonido… un susurro, un siseo bajo, como si algo se arrastrara por los muros de piedra. "¿Oíste eso?"

Ella entrecerró los ojos, como si con eso pudiera captar mejor el sonido. "Mmm… nope".

"Qué útil".

"Oye, yo solo soy una simple bruja, no un chico que desapareció el verano y volvió con habilidades aún más locas qje las de antes".

No respondío. En lugar de eso, seguía el sonido, caminando con sigilo por el pasillo. No tenía idea de qué estaba buscando, sin embargo su instinto gritaba que algo estaba allí.

"Draco' susurró Lav, siguiéndole sin dudar. "¿Sabes que estamos en Hogwarts y no en tú Casa, verdad? O sea, si nos metemos en problemas, no podemos usar la excusa de que estábamos paseando por la Casa" Él no se molesto en contestar. Se había detenido frente a una de las paredes de piedra del pasillo. Había algo raro en ella… algo que no terminaba de encajar "¿Qué miras?'preguntó su amiga pegándose aún más a su lado.

Paso los dedos por la piedra fría. Había una ligera hendidura, casi imperceptible. "Creo que hay una puerta aquí".

Lavender chasqueó la lengua. "¿Y qué estamos esperando?'

Antes de que pudiera detenerla, presionó la piedra con ambas manos.

La pared se movió. Se deslizó con un sonido bajo y profundo, revelando un pasadizo oscuro que descendía en una espiral de piedra.

"Oh, mierda" susurró.

Su amiga lo miró con emoción y cero sentido común. "Vamos a entrar, ¿verdad?" Draco negó con la cabeza.

"Definitivamente no deberíamos".

"Lo tomaré como un sí."

Antes de que pudiera detenerla, la chica ya estaba bajando los escalones con una confianza que no tenía ningún sentido. "¿En serio?" resoplo siguiéndola. "¿Ni siquiera vamos a pensarlo dos veces?'

"Mira, tú eres el chico buena en la magia y peleas, yo solo soy una chica con exceso de energía. Si me meto en problemas, tú me sacas".

Rodó los ojos, a pesar de eso continuó bajando junto a ella. La temperatura descendió a medida que se adentraban más. El aire se volvió más denso, más húmedo. Algo en el ambiente se sentía… antiguo. Como si estuvieran entrando en un lugar que había permanecido sellado durante siglos.

Cuando sus pies tocaron el suelo de la caverna, supo que habían cometido un error. Las paredes estaban cubiertas de grabados en parsel, el lenguaje de las serpientes. Columnas enormes de piedra tallada con formas reptilianas se alzaban a ambos lados. La cámara se extendía más allá de lo que podía ver.

Lavender giró sobre sus talones, admirando el lugar con fascinación. "Esto es tan genial".

Dracl no estaba tan seguro. Había algo en este lugar… algo que se sentía mal. "Deberíamos volver " dijo en voz baja.

"Oh, vamos. ¿No te da aunque sea un poco de curiosidad?" Bueno.... su lo ponía así, como que un poquito si.

Abrió la boca para responder, pero entonces escucho algo.
Un sonido bajo, gutural. Un susurro en la oscuridad.

Lavender también lo escuchó, porque se tensó junto a él. "¿Qué fue eso?"

Trago saliva. "No lo sé .

Ambos se quedaron quietos por un momento, esperando. Nada más se movió. Finalmente, la chica se encogió de hombros.
"Tal vez era solo el viento"No había viento aquí, igual decidio no discutirlo..Ella lo miró con una sonrisa cómplice y dio un paso adelante. "Vamos. Solo un poco más".

Draco debería haber dicho que no. Debería haber dado la vuelta en ese mismo instante y arrastrarla con él de regreso a la seguridad del castillo.

Pero no lo hizo.

Porque, seamos honestos… también tenía curiosidad.

Así que, con un suspiro, le siguió el paso.

Sin saber que acababan de entrar a la Cámara de los Secretos.

Forward
Sign in to leave a review.