Draco Malfoy no es solo una cara bonita

Harry Potter - J. K. Rowling Percy Jackson and the Olympians - Rick Riordan
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Draco Malfoy no es solo una cara bonita
Summary
¿Qué pasaría si Lucius sin darse cuenta se enamora de una Diosa? ¿Y si tienen un hijo?¿Qué pasaría si esa Diosa fuera Afrodita? Los Panteones no pueden cruzarse, porqué hay una profecía en su nombre.Una Profecía sobre el hijo de un Mago y una Diosa. Una Profecía que podría cambiarlo todo....O solo como Draco Malfoy es el hijo de Afrodita... y cambia muchas cosas con su intervención. ○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●Hola! Esta va a ser una historia diferente a la otra con temática similar que tengo en mi perfil, ¿por qué? Simple, no quiero hacer de Luke un villano ni antagonista.Así que alguien tiene que ocupar su lugar.Es una historia con inicio lento, como siempre, pero igual espero que les guste.M. S. C
All Chapters Forward

Seven Nation Army

"Creo que ya puedes quitarte la gorra, Ann" dijo Draco cuando ya estaban sentados tranquilos en el autobús.

El aire junto a él se distorsionó un segundo antes de que Annabeth apareciera de golpe, con el cabello despeinado y cara de fastidio. Se estiró como si hubiera pasado horas en un espacio minúsculo y luego soltó un suspiro de alivio. "Odio estar invisible tanto tiempo. No poder ver mis propias manos es... desconcertante, y me da ansiedad" se quejó.

Jackson casi se atraganta con su propia saliva. "¿Annabeth?"

A su lado, Grover se golpeó contra la ventana con un chillido ahogado.

"¡Oh, por dioses del Olimpo! ¡Nos van a matar!" Lloriqueo, oh por favor, no era tan malo. "Y cuando digo nos, me refiero a que me mataran a mi" pobrecito.

"Por favor, bajen el volumen, no quiero que me echen del autobús por culpa de un niño cabra en pánico" hablo con una sonrisa divertida. No era para taaanto, solo había hecho que Ann se cuele a una misión.

Grover le lanzó una mirada asesina. "¡Esto es serio, Draco! ¡Annabeth no debería estar aquí!"

"Y sin embargo, aquí estoy" respondío ella con una tranquilidad que no parecía ayudarles en nada.

Jackson la miró como si acabara de decirle que había abandonado el campamento para hacer turismo en Las Vegas. "Tú deberías estar en el campamento, ¿cómo demonios terminaste aquí?"

"Lo mismo que yo quisiera saber" intervino el sátiro todavía en shock.

Él solo sonrió con inocencia fingida. "Digamos que puedo ser muy persuasivo cuando me lo propongo". Jackson parpadeó y Grover titilo el ojo.

"¡Dioses, Draco! ¡Nos van a colgar de los pulgares cuando Quirón se entere!"

"¿Nosotros?" repitió, no creía que a ellos también. "Técnicamente, yo convencí a Annabeth. Tú no tienes nada que ver en esto, diré que la secueste y listo".

Este le lanzó una mirada fulminante. "Oh, sí, eso me hará sentir mejor cuando me castiguen por esto"

Annabeth sacó un mapa y empezó a analizar la ruta con aire profesional, ignorando la pelea. Grover todavía parecía en pánico y Jackson mascullaba algo sobre cómo siempre terminaba metido en problemas. Él, por su parte se acomodó contra la ventana disfrutando el hecho de estar fuera del campamento después de tanto tiempo. Cerró los ojos por un momento, dejando que el movimiento del autobús lo relajara a pesar de los asquerosos olores que habia, pero una voz aguda lo sacó de golpe de su paz.

"¡Oh, por Dios! Esto no puede estar pasando"

Draco giró la cabeza con el ceño fruncido y vió a una chica que lo miraba como si acabara de ver un unicornio en llamas. "Eh… ¿necesitas algo?" Preguntó, intentando sonar lo más educado posible.

La chica le pegó un codazo a su amiga con tanta fuerza que casi la tira del asiento.

"¡Es él! ¡Es Draco Malfoy!"

Jackson a su lado frunció el ceño. "¿Lo conoces?"

Si, exacto. ¿Lo conocen?

"¡Obviamente!" chilló la chica con los ojos llenos de emoción. "¡Es el vocalista y guitarrista de Myth and Fire!"

El chico la miró como si le hablara en otro idioma. "¿Myth and qué?"

Annabeth suspiró con fastidio y se cruzó de brazos. "Nuestra banda, Percy. Draco canta y toca la guitarra, yo soy la baterista y Lavender (una amiga nuestra) toca el bajo" explicó y él la miró como si acabara de decirle que también eran agentes secretos del FBI.

"¿Tienen una banda?"

Le sonrió con arrogancia. "Y somos increíble en eso".

"¡Pero no solo eso!" intervino la chica. "¡Se han vuelto súper famosos!"

Draco parpadeó.

"¿Qué?"

Antes no eran unos desconocidos, ya tenían cierto público, ¿pero famosos famosos? No se consideraría eso. La chica sacó su teléfono y le mostró una página web, tomó el teléfono y escaneó la pantalla con incredulidad.

Su cara, la de Ann y Lavender estaban en todas partes.

Titulares, teorías de conspiración, ediciones de sus presentaciones en vivo con letras de sus canciones.

"Esto es una broma" dijo, con los ojos todavía pegados a la pantalla. Eso era... era wow.

"¡No, no lo es!" chilló la desconocida. "¡Desde que ustedes desaparecieron, su popularidad explotó! ¡Internet los convirtió en un misterio! Hay teorías de que se fueron a entrenar con monjes, que se unieron a una secta, o que se volvieron fugitivos de la ley" explicó emocionada.

Sintió un golpe de adrenalina. "Espera… ¿somos famosos de verdad?" Pregunto. No se lo creía.

"¡Por supuesto! Mira esto" La chica pasó a otro video donde cientos de personas en un "concierto" -ya que, era solo una habitación llena de pantallas donde se reproducian sus videos musicales- coreaban sus nombres.

Annie también miró la pantalla con el ceño fruncido. "No puedo creerlo…"

Él se giró hacia ella con una sonrisa enorme y extendió el puño.

"Ann, somos famosos"

Ella todavía confundida, le chocó los puños sin pensar.

"Esto es surrealista... ¿Lavender lo sabrá?".

Antes de que en verdad pudieran celebrar, Jackson los miró con el ceño fruncido. "¿Y esto no es un problema?"

Él giró el teléfono, mostrándole su propio rostro en una pancarta de concierto.

"Jackson, esto es un gran logro" le dijo emocionado.

Este rodó los ojos con una sonrisa. "Sí, es genial, aunque… ¿esto no significa que la mitad del mundo está buscando a ustedes dos?" 

La emoción que tenía se detuvo un poco, pero antes de que pudiera responder, sintió un escalofrío.

Alzó la vista.

Tres ancianas estaban sentadas en los primeros asientos del autobús, no hablaban, no se movían mucho, solo tejían. Frunció el ceño.

Algo en ellas le ponía los pelos de punta.

Jackson también se había quedado en silencio, observándolas con el ceño fruncido. "¿Qué les pasa a esas mujeres?"

Grover a su lado se tensó de inmediato.

"No… No puede ser…"

"¿Grover?" preguntó Annabeth con cautela. Sin embargo este no le contestó. Se aferró a su asiento como si fuera a salir corriendo en cualquier momento.

Las ancianas siguieron tejiendo con dedos huesudos. Y entonces, una de ellas levantó unas tijeras oxidadas y cortó el hilo.

Sintió que se le helaba la sangre, aunque no supiera porqué.

El autobús se sacudió como si algo invisible lo hubiera golpeado.

Grover jadeó. "¡Oh, no, no, no! Esto no puede estar pasando..."

El autobús siguió avanzando, pero él no podía quitarse de la cabeza la imagen de la anciana cortando el hilo. No es que creyera en supersticiones baratas, aunque considerando que estaba metido en un mundo donde los dioses eran reales y un tipo con sandalias aladas intentó matarlo hace semanas, no podía ignorarlo.

Jackson tampoco se veía muy tranquilo. "Grover, ¿qué significa eso?" preguntó en voz baja, aunque su tono dejaba claro que ya sabía que no era nada bueno.

El sátiro tenía la cara pálida y las orejas gachas como si fuera un chihuahua en peligro.

"Significa que alguien está marcado" ¿Qué significaba eso? Alzó una ceja.

"¿Marcado para qué? ¿Un descuento en Starbucks?" Por favor, díganle que era por eso y no algo mucho peor.

A pesar de su intento por bromear, él lo fulminó con la mirada. "Para la muerte, idiota".

Oh.

Bueno, genial. Justo lo que necesitaba en un día normal de camino a la muerte segura.

Iba a hacer otro comentario sarcástico -si, no sabe que más podía hacer- cuando un sonido extraño lo hizo detenerse. Un murmullo áspero, como si alguien estuviera susurrando en un idioma que no entendía.

Miró a su alrededor.

Y las ancianas ya no estaban.

Pero en su lugar, tres figuras de aspecto enfermo y retorcido se levantaban de los asientos delanteros. Sus cuerpos eran delgados y huesudos, cubiertos por túnicas oscuras desgarradas, con ojos amarillos brillaban en sus rostros demacrados y al sonreir dejaron ver dientes afilados y podridos.

Oh, por los dioses.

"No puede ser…  susurró Annabeth.

"¿Qué?" preguntó Jackson demasiado lento para procesar el peligro inmediato.

Grover se encogió en su asiento. "Furias".

Chasqueó la lengua, esto era simplemente genial. Iba a buscar a sus padres para que volvieran juntos, no para irse con ellos.

"Perfecto. Lo único que faltaba para arruinar este tan maravilloso viaje en autobús"

Las Furias lo miraron fijamente. Una de ellas, la que estaba en el centro, inclinó la cabeza y siseó.

"Draco Malfoy… y el hijo de Poseidón"

Jackson se tensó a su lado.

"¿Por qué dijeron su nombre primero?"

"Porque yo soy más bonito, obviamente"murmuró en respuesta.

La Furia del centro, que probablemente era Alecto, alzó una garra y lo señaló directamente a él. No sabía si estar contento o no por eso.

"El hijo de Afrodita… el que oculta secretos, el que rompe profecías..." hablo con tono burlón.

Oh, qué sorpresa. Otro ser llamándolo 'hijo de Afrodita' como si eso significara que no sabía pelear o demás.

Se puso de pie lentamente, sintiendo el frío familiar recorrerle la columna. Su látigo colgaba de su mano en el brazalete que siempre llevaba consigo y sus dedos se cerraron alrededor de la cadena.

"Déjame adivinar" dijo, inclinando la cabeza. "No vinieron solo por Jackson, ¿verdad?"

Alecto sonrió. "Tienes más en común con este conflicto de lo que crees, niño".

Mo tenía idea de qué demonios significaba eso, pero tampoco tenía intención de quedarse a discutir. Asi que sacó el látigo con un movimiento rápido y lo hizo crujir en el aire.

Las Furias siseaban, aunque no se movieron de inmediato.

Jackson desenfundó a Contra... o era corna... bueno, el nombre de la espada ni era importante ahora, el chico seguía todavía con la cara de alguien que no entendía qué estaba pasando aunque sabía que era peligroso. Annie ya tenía su cuchillo en la mano, y Grover parecía listo para saltar por la ventana si era necesario.

El autobús se tambaleó bruscamente cuando Alecto dio un paso adelante.

"Entréganos el rayo maestro" ordenó. Ay por favor, Jackson será un idiota aveces pero ni siquiera él haría eso pensó.

El chico a su se tensó. "¡No lo tenemos!"

Alecto siseó. "Entonces entréganos al hijo de Afrodita" no sabía como tomarse eso.

Un escalofrío le recorrió la espalda..

¿A él?

"Lo lamento en verdad, no soy un objeto que puedas comprar y tampoco estoy en adopción" hablo con una sonrisa burlona. "Y mucho menos para lagartijas decrépitas"

La Furia rugió y entonces se lanzó sobre ellos.

Entonces reaccionó por instinto.

Saltó hacia un lado justo cuando las garras de la Furia rasgaban el asiento donde estaba. La adrenalina tomó control. Giró sobre su eje y lanzó su látigo en un movimiento rápido, el cuero se enroscó alrededor del brazo de Alecto, sin embargo ella se sacudió con una fuerza brutal, tirándolo hacia adelante.

Maldición.

Se deslizó por el pasillo del autobús, tratando de recuperar el equilibrio. A su lado Jackson estaba forcejeando con otra Furia, bloqueando sus ataques con la espada, Annabeth también se movía rápido, esquivando y apuñalando con una gran precisión. Apretó los dientes y jaló su látigo con fuerza, en el instante en que se liberó del brazo de Alecto, Draco cambió su agarre. La energía corrió a través del mango, y la magia chisporroteó. El látigo se solidificó en su mano, extendiéndose hasta convertirse en una espada de hoja oscura.

Los ojos de Alecto se abrieron con sorpresa.

Y él no perdió tiempo.

Se impulsó hacia adelante y la golpeó con el filo de su espada, obligándola a retroceder. Ella siseó y trató de contraatacar con sus garras, lo bloqueó y le devolvió el golpe, haciéndola tambalear. El autobús entero se sacudió con violencia.

"¡Tenemos que salir de aquí!" gritó Annabeth.

"¡No me digas!" Le devolvió el grito esquivando un golpe solo por unos centímetros.

Jackson logró derribar a una de las Furias, pero la tercera ya estaba levantando una garra hacia él.

Draco no pensó. Se lanzó hacia adelante y golpeó a la Furia en el rostro con el mango de su espada, ella gritó y se tambaleó.

"¡Vamonos!" gritó Grover, ya corriendo hacia la puerta trasera. Ann y Jackson lo siguieron de inmediato.

Él retrocedió unos pasos más, asegurándose de que las Furias no lo atraparan, y luego giró sobre sus talones y saltó fuera del autobús.

El suelo le recibió con un golpe doloroso, aunque no se detuvo. Corrieron.

El autobús explotó detrás de ellos.

Las Furias chillaban entre el humo y el fuego, pero no los siguieron de inmediato.

Draco respiraba con dificultad, sin embargo no pudo evitar sonreír con arrogancia, se incorporó rápidamente, sacudiéndose el polvo de su ropa, pero en cuanto bajó la mirada sintió que el alma se le iba del cuerpo.

 

Su campera.

Su campera de cuero negra.

Su favorita.

 

La que le costó una fortuna y que combinaba perfectamente con todo su armario. La que era tan parecida a la de su tío Sirius, quien de su madre le hablaba...

 

Ahora tenía un rasgón enorme en la manga y estaba chamuscada por la explosión.

 

"No…" susurró con horror. "¡Mi campera favorita!" Ahora si que volvería y mataría a esas Furias.

 

Annie jadeando por el esfuerzo de la carrera le lanzó una mirada incrédula. "¿Es en serio, Dray?"

 

Él la fulminó con la mirada. "¡Era perfecta, Annie!" se llevó una mano al pecho, como si estuviera de luto. "¿Cómo se supone que enfrente al mundo sin mi campera de confianza?"

 

Su amiga rodó los ojos,y apesar de eso noto como no pudo evitar sonreír. Ya lo conocía demasiado bien..

 

"Tranquilo, sobrevivirás".

 

Suspiró dramáticamente y extendió el puño hacia ella. "Por el trauma compartido" sabía que ella también amaba esa campera.

 

Annabeth resopló, sin embargo chocó su puño con el de él. "Por el trauma compartido".

 

"¡¿Qué diablos fue eso?!" interrumpió Jackson con los ojos aún desorbitados por la explosión. Grover estaba doblado por la mitad aún jadeando. 

 

"Agh… Odio a las Furias… Odio los autobuses… ¡Odio mi vida!"

 

"Te apoyo en lo de los autobuses" le respondió. "Aunque creo que mi campera fue la verdadera víctima aquí".

 

Jackson lo miró como si estuviera loco.

"¿Casi nos matan y tú piensas en tú campera?" Pregunto incrédulo. Eeeh, ¿sí?

 

Le dio una palmada en el hombro. "Cada quien tiene sus prioridades, Jackson".

 

Este lo miró como si considerara seriamente arrojarlo de regreso a la explosión.

 

Grover gimió. "Chicos… vámonos rápido antes de que las Furias salgan de ahí"

 

Volvió a supirar y se acomodó la campera destrozada con toda la dignidad que pudo reunir. "Bien, bien. Pero que conste que estoy de luto".

 

"Sí, sí, campera muerta, lo sentimos mucho" dijo Ann arrastrándolo del brazo. "Ahora corre".

 

Draco resopló, aunque no protestó. Se lanzó a la carrera con los demás, mientras el humo del autobús seguía elevándose detrás de ellos.

 

O bueno, eso fue hasta que llego la cana.

 

Las luces rojas y azules giraban a su alrededor como si estuvieran atrapados en una máquina de pinball. Sirenas perforaban el aire, órdenes gritadas se mezclaban con el zumbido del tráfico y el olor a goma quemada flotaba en el ambiente.

 

Analizo la escena con rapidez: patrullas bloqueando la calle, oficiales nerviosos con pistolas en mano, un autobús en llamas en el fondo, testigos murmurando y apuntando en su dirección.

 

"Ah sí, esto definitivamente no parece sospechoso en lo absoluto" murmuró con sarcasmo.

 

Jackson ahora arrodillado junto a él con las manos en la nuca, le lanzó una mirada de incredulidad.

 

"¡Esto es malo! ¡Esto es muy malo!"

 

"¿De verdad, Jackson? No me había dado cuenta".

 

Grover gimió como si su vida pasara frente a sus ojos. "Nos van a encerrar. ¡Nos van a interrogar! ¡Nos van a inyectar suero de la verdad y luego nos enviarán a una prisión federal de la que jamás saldremos!" Lloriqueo.

 

"No creo que eso sea legal" murmuró Annie con fastidio. No lo era, ¿cierto?

 

Uno de los oficiales se acercó con cautela, el arma apuntando directamente a la cabeza de Jackson, genial.

 

"¡MANOS DONDE PUEDA VERLAS!"

 

"¡Ya las tienes donde puedes verlas!" exclamó él levantándolas más alto solo por puro dramatismo.

 

El policía no parecía encontrarlo gracioso. Buuu, ¿dónde están los policías de las series? Ellos se habrían reído.

 

"¡AL SUELO! ¡AHORA!"

 

"Estamos literalmente en el suelo" gruñó Ann. "¿Quieren que cavemos?"

 

Él tuvo que morderse la lengua para no reírse, la situación no era divertida, pero los nervios le daban ganas de soltar un chiste inapropiado y ver qué tan rápido podían dispararle.

 

No era el mejor en situaciones de estrés, ¿de acuerdo?

 

Jackson en cambio parecía al borde de un colapso. "¡Annabeth, esto es serio!"

 

"Sí, lo sé. Y por eso vamos a salir de aquí" susurró ella sin apartar la vista de los oficiales.

 

Draco frunció el ceño, oh no. "¿Tienes un plan?"

 

Ella le sonrió. "Por supuesto que lo tengo".

 

Sintió un golpe de adrenalina y asintió. Ya habian pasado por esto antes -no pregunten cómo o porqué- y sabía lo que su amiga quería decir.

 

"Está bien, lo que tú digas".

 

Ella le dio un codazo en el brazo. "Preparado…"

 

Los oficiales avanzaron con cautela.

 

"Tres…"

 

Draco sintió la electricidad corriendo por su cuerpo, lista para explotar.

 

"Dos…"

 

Jackson los miró con pánico.

 

"Chicos, ¿qué están haciendo?" Preguntó con desconfianza.

 

"¡UNO!" Grito.

 

Y corrieron.

 

Él se lanzó hacia un lado en el mismo segundo en que Annabeth rodó por el suelo. Jackson gritó algo incomprensible mientras que Grover se tropezaba en su intento de seguirlos.

 

Los oficiales tardaron medio segundo en reaccionar. "¡DETÉNGANLOS!"

 

Sin embargo medio segundo era todo lo que necesitaban.

 

Literalmente podia sentir la adrenalina bombeando en su sangre mientras se deslizaba entre los autos con la agilidad de alguien que había escapado de situaciones mucho peores -porque, bueno, lo habia hecho-. Saltó sobre el capó de un taxi, aterrizando con un giro elegante antes de lanzarse hacia el otro lado de la calle. Annabeth iba a la par, su agilidad natural haciendo que pareciera que había nacido para evadir la ley.

 

Por otro lado, Jackson parecia no tenía tanta suerte.

 

"¡AAAAH!"

 

Llegó girar la cabeza justo a tiempo para verlo tropezar con una bolsa de basura y aterrizar de cara contra el asfalto.

 

"¡Jackson, por el amor de los dioses, corre con dignidad!" Se burló aún escapando de los policías.

 

"¡No me hables de dignidad cuando tú sigues usando esa campera horrorosa!"

 

Se detuvo en seco.

Se giró lentamente.

 

"¿Qué acabas de decir sobre mi campera?"

 

El chico todavía en el suelo, lo miró con ojos desafiantes. "Dije que es horrible. Y que ahora está chamuscada"

 

Draco bajó la mirada y vio la gran quemadura negra en la manga.

 

Por un momento, solo hubo silencio.

 

Luego…

 

"¡HIJO DE-!"

 

Antes de que pudiera siquiera terminar, un disparo perforó el aire.

 

Él instintivamente se agachó, agarró a Jackson del brazo y lo arrastró con él antes de que un segundo disparo hiciera volar pedazos de concreto donde habían estado hace un segundo.

 

"¡¿QUÉ MALDITOS DEMENTES DISPARAN A UNOS ADOLESCENTES?!" gritó Grover mientras corría con el pánico reflejado en sus ojos.

 

"¡Bienvenidos a América!" respondió él con una sonrisa y saltando sobre una cerca con facilidad.

 

Los cuatro se adentraron en un callejón estrecho, las sirenas y los gritos quedando cada vez más lejos. Finalmente, cuando estuvieron lo suficientemente ocultos, se detuvieron, respirando con dificultad.

 

Ann chocó su puño contra suyo otra ves. "No estábamos listos para que eso se volviera un tiroteo"

 

Él le sonrió todavía sintiendo la adrenalina entre sus venas. "Sí, pero admitámoslo, fue una salida con increíble, digna de una película de Jonh Wick".

 

Jackson con la cara cubierta de mugre, solo gruñó.

 

Grover suspiró resignado. "Voy a vomitar…" 

 

Se alejo del inminente y asqueroso futuro de Grover para dejarse caer contra la pared con una sonrisa de satisfacción.

 

"Bueno, fue un día interesante" murmuró.

 

A su lado Percy (si, ya era Percy, no con cualquiera escapas de un tiroteo) lo miró con ojos asesinos.

 

"Draco"

 

"¿Sí?" Respondió con toda la inocencia del mundo.

 

"Cierra la maldita boca".

 

.

 

Miren, no es que le guste ser un fugitivo, pero qué gran día para ser él.

 

Las Furias los habían atacado en un autobús en movimiento, habían sobrevivido de milagro y ahora estaban refugiados en una estación de servicio con olor a panchos rancios y mucha gasolina. El aire olía a aventura en el mejor de los casos.

 

Se bajé del autobús con toda la dignidad posible (considerando que todavía tenía hollín en la cara) y reviso por un espejo su reflejo. Tenía un corte a la altura de la oreja, probablemente se vería mal en otras personas. Por suerte, él no era 'otras personas', y se le veia genial.

 

"Genial" resoplo. "Mi cabello está arruinado" no lo estaba, sin embargo lo sentía sucio.

 

Percy que todavía respiraba como si hubiera corrido un maratón, le lanzó una mirada de incredulidad. "¿Estuvimos a punto de morir y eso es lo que te preocupa?"

 

"Percy, creo que ya lo dije antes. Tengo prioridades".

 

Annie asintió con la cabeza, como si mi respuesta tuviera todo el sentido del mundo. Por eso la amaba tanto.

 

Grover, por otro lado, se estaba desmoronando contra la pared. "Esto es malo… muy, muy malo…" se agarró los cuernos como si su cabeza estuviera a punto de explotar.

 

"Depende de cómo lo veas" hablo Annabeth, revisando su mochila con toda la calma del mundo. "No nos morimos, no nos capturaron…"

 

"Sí, y aprendimos que las Furias realmente odian nuestro brillo natural" agregó sacudiéndome la ropa.

 

"¡Nos van a atrapar! ¡Nos van a meter a la cárcel! ¡Vamos a ser…!" Y volvía con ese discurso pesimista. 

 

"Dioses cálmate, Grovef" le dio un par de palmaditas en la cabeza. "No creo que haya celdas para sátiros en este país" o eso esperaba.

 

Grover lr lanzó una mirada de pánico absoluto. "¿Y si las hay?"

 

Abrió la boca para responder, pero en ese momento, Percy se tensó y miró fijamente la televisión dentro de la gasolinera.

 

"Chicos…" Seguimos su mirada.

 

En la pantalla, un noticiero mostraba imágenes borrosas de ellos bajando del autobús en medio del humo. Aunque al parecer la parte importante no era la explosión, ni la policía, ni siquiera el desastre del autobús.

 

Era el texto en la parte inferior de la pantalla:

 

"¡Myth & Fire regresa! Miembros de la banda desaparecida vistos en Nueva Jersey".

 

Los cuatro se quedaron callados.

 

"¿QUÉ?"

 

Annabeth y yo casi nos lanzamos contra el vidrio.

 

"Nos están grabando. Nos están grabando. Nos están grabando" susurró Draco con los ojos brillando.

 

"No es por el ataque" leyó Ann en voz alta. "No es por el ataque ¡A la prensa no le importó el autobús en llamas! ¡Sólo les importamos nosotros!"

 

Él se llevé una mano al pecho emocionado. "¡Dioses…! Esto es tan... aaah".

 

Annie se tapó la boca, tratando de contener una sonrisa. "Escuchaste lo que dijeron las chicas en el autobus, dicen que desaparecimos misteriosamente, que algunos creen que nos unimos a una secta. Y ahora que otros piensan que fingimos nuestras muertes para regresar con un nuevo álbum…" se giré hacia ella, maravillado. 

 

"Eso es… brillante".

 

Annabeth asintió con la cabeza. "Deberíamos considerar esa idea en el futuro".

 

"¡Definitivamente!"

 

Ambos se miraron entendiendo que habían descubierto la mejor estrategia de marketing de la historia. Percy por otro lado, parecía a punto de sufrir un colapso nervioso.

 

"¡No estamos planeando una gira, estamos huyendo!"

 

"Dioses Percy, sí sabemos, pero ¿entiendes lo que esto significa?" exclamo él casi brincando de emoción. "¡Somos más grandes que la muerte!"

 

Annabeth dejó caer la mochila y lo tomó de las manos. "Draco, creo que este es un momento para celebrar. Tenemos que decírselo a Lavender luego".

 

"Ann, tienes toda la razón".

 

Y sin pensarlo dos veces, la hizo girar en un mini baile improvisado. No sabia qué demonios estaban haciendo, pero en este punto, se merecían ese momento.

 

"¿En serio?" se quejó Percy. "¿Acabamos de sobrevivir a un ataque y están bailando?" Si, ¿y qué?

 

"Percy, no cualquier banda logra ser noticia después de desaparecer, esto es historia musical" respondíl con su mejor cara de 'eres un tonto'.

 

"¡Esto es un problema!" intervino Grover. "¡Nos están buscando! ¡Nos están haciendo más visibles!"

 

Le lancé un guiño. "Y no pueden atraparnos si no nos dejamos" Annabeth sonrió, era la única que lo entendía. Percy se pasó una mano por la cara, como si estuviera reconsiderando todas sus decisiones en la vida.

 

"Me rindo"

 

"Sabia decisión" concordó.

 

Nada puede ser peor que lo que acabamos de pasar

 

Oh, qué equivocado estaba.

 

...

 

Si había algo que Draco tenía que reconocerle a la misión, era que viajar sin la supervisión de un adulto responsable (o al menos, alguien que aparentara serlo) tenía cierto encanto. Claro, todavía estaba digiriendo el hecho de que la policía ahora los buscaba y de que, técnicamente, eran prófugos de la justicia. Pero, vamos, ¿qué era la vida sin un poco de emoción?

 

El bus los dejó en medio de la nada, con la carretera extendiéndose frente a ellos como una promesa de problemas venideros.

 

"Bueno" hablo él ajustándose su campera (la cual todavía tenía rastros de su gloriosa batalla con las Furias, algo que no le perdonaría al destino) ", ¿qué sigue, líder de la expedición?"

 

Percy que todavía tenía cara de que quería estar en cualquier lugar menos aquí, suspiró y sacó el mapa que Annabeth había conseguido. "Lo mejor sería seguir hacia el oeste y encontrar un lugar donde pasar la noche" dijo Ann con su tono de 'si no piensan con lógica, me dolerá la cabeza' que siempre usaba con Lav y él. "No podemos quedarnos en un solo sitio mucho tiempo".

 

"¿Y si conseguimos un auto?" Propuso con una sonrisa. No es como si quisiera conducir de forma ilegal y tal vez, solo tal vez estrellar algo. Para nada.

 

"¿Sabes manejar?" Preguntó Percy arqueando una ceja.

 

"¿Importa?" replicó alzando las manos. "Soy Draco Malfoy, podría convencer a alguien de que nos dé su auto" y eso, lo llamaba persuasión. Siempre le funcionaba.

 

"¿De la misma forma en la que convenciste a Annabeth de que escapara del campamento?" Le devoluo la pregunta Grover, lanzándole una mirada de reproche.

 

Solo volvio a sonreir con fingida inocencia. "Exactamente".

 

"No vamos a robar un auto" intervino Ann -buu, aburrida- antes de que la conversación se desviara aún más. "Vamos a caminar hasta encontrar una gasolinera o algo útil".

 

"Qué emocionante" murmuró en respuesta ajustándose la mochila al hombro. "Me encanta sentirme como un vagabundo en medio de la nada".

 

"Bienvenido a la vida de un semidiós en apuros" respondió el sátiro con una sonrisa amarga.

 

Draco suspiró de forma exageradamente dramática y se puso en marcha con los demás, dejando que el sonido de sus pasos en el asfalto llenara el silencio incómodo.

 

La caminata no era tan mala al principio, aunque después de media hora bajo el sol abrasador, empezó a preguntarse seriamente si los dioses podían hacer una excepción y darles un pase de cortesía a una limusina celestial o algo por el estilo.

 

"Bueno, esto es aburrido" se quejó. "¿No podemos encontrar una forma más… práctica de viajar?"

 

"Si encuentras un Pegaso, avísame" dijo Percy secándose el sudor de la frente.

 

"¿Pegaso?" ladeó la cabeza, seria una buena opción. "Oh, me encantaría tener uno. Solo imagina, yo en un pegaso volando directo a Miami para vivir la vida que en verdad me merezco".

 

Annabeth rodó los ojos. :No creo que los Pegasos quieran ser parte de tu espectáculo".

 

Fingió estar ofendido. "Ann, querida, si alguien puede convencer a un Pegaso de que me deje montarlo y huir a Miami soy yo" replicó. "Y si quieres te llevo conmigo y dejamos a estos dos varados aqui".

 

Grover se rió como si pensará que era una broma -no, no lo era- pero antes de que pudiera responder, divisaron un letrero de madera en la carretera.

 

JARDÍN DE GNOMOS DE LA TÍA EM – A SOLO 1 KM

 

Percy frunció el ceño. "Eso es… sospechosamente conveniente".

 

"Oh, sí" murmuró. "Porque claramente este no es el inicio de una película de terror". Fue entonces su estómago rugió. Percy y Annabeth se giraron hacia él, que solo se encogió de hombros. "¿Qué? ¡Tengo hambre!"

 

Grover olfateó el aire con cautela.

"Huele a comida"

 

"¿Comida gratis?" preguntó con renovado interés. ¿Hace cuanto tiempo no comía algo decente ya? Habían parecido años.

 

Annie dudó, mirando la dirección del cartel como si pudiera analizarlo con rayos X.

 

"Podría ser una trampa"

 

Draco suspiró y le dio una palmada en el hombro. "Ann, llevamos horas caminando bajo el sol. Si esto es una trampa, al menos nos dejarán morir con el estómago lleno".

 

Percy miró a Grover, quien olfateó el aire una vez más y luego asintió lentamente.

 

"No huele a monstruo" eso era más que suficiente para él.

 

Annabeth apretó los labios, claramente no convencida, aunque finalmente asintió.

 

"Está bien. Pero si algo raro pasa, nos vamos".

 

"¿Algo raro?" Repitió con diversión. "Querida, nuestra vida entera es algo raro".

 

Y con eso, se dirigieron hacia el Jardín de Gnomos de la Tía Em, sin tener idea de que estaban a punto de conocer a una de las criaturas más trágicas y letales de la mitología.

 

Pero bueno, ¿qué era la vida sin un poco de riesgo, verdad?

 

.

 

Draco se sentía inquieto.

 

Él no tenía nada en contra de la jardinería. En serio, respetaba a la gente que encontraba paz arrancando maleza y plantando flores. Sin embargo, había algo que le decía... que simplemente se vaya de ahí, lejos, muy lejos.

 

No porque estuviera en un lugar particularmente espeluznante -ya había visto cosas mucho peores en el mundo mágico y en el Campamento Mestizo-, si no porque había algo en el aire, en el ambiente, que le erizaba la piel.

 

Para empezar, había demasiadas estatuas. No de esas que adornaban elegantemente un jardín de buen gusto que tenía su Mansión (la cual extrañaba, mucho) sino de las que te hacían sentir observado. La mayoría de las estatuas en el jardín tenían algo raro. No porque estuvieran mal esculpidas, de hecho, eran tan realistas que se sentía observado, sino porque las expresiones en sus rostros transmitían puro terror.

 

Annabeth se movía con cautela a su lado, analizando cada detalle con la misma mirada que ponía cuando resolvía un acertijo. Percy, en cambio, parecía incómodo, como si su instinto también le gritara que debían salir de ahí. Grover se mantenía en silencio, olfateando el aire.

 

Y entonces, una mujer apareció.

 

Alta, elegante, con un vestido negro que flotaba alrededor de su figura, como si la tela misma temiera rozarla. Llevaba un velo que ocultaba su rostro, pero incluso así su presencia tenía algo... inquietante.

 

"Oh, pobres niños" dijo, con una voz suave y melancólica. "Deben estar exhaustos. Entren, descansen".

 

Él intercambió una mirada con Annie, nadie los había llamado niños en mucho tiempo. "¿Quién es usted?" preguntó su amigs con esa cautela tan característica de ella.

 

"Pueden llamarme tía Em" respondió la mujer, con una sonrisa casi maternal. "Solo soy una humilde escultora".

 

"¿Escultora?" Repitió Percy.

 

"Oh sí" suspiró ella. "Me dedico a capturar la belleza del mundo. Y vaya si ustedes son hermosos…"

 

Él alzó una ceja y sonrió. "Sí, lo sé"

 

Tía Em rió suavemente.

"Qué refrescante… Un joven que no teme reconocer su belleza".

 

"Bueno, la humildad es para la gente fea" respondió con naturalidad.

 

Percy le dio un codazo (que por si les interesa, dolio) mientras que Annabeth rodó los ojos, seguro acostumbrada a él. Sin embargo tía Em se quedó quieta, observándolo con intensidad.

 

"Sabes… Me recuerdas a alguien" Esperaba que a alguien bueno.

 

"¿Sí? ¿A quién?" En serio tenía curiosidad.

 

La mujer suspiró. "A mí misma".

 

Hubo un instante de silencio, en el sintió un escalofrío. "Qué deprimente para ti" respondió intentando aligerar la conversación, fallando en el intento y que tía Em no sonrió.

 

"No. No es deprimente. Es trágico" No supo qué responder. "La belleza..." continuó ella ", es un arma de doble filo. La gente la envidia. La teme. Te condena por ella" Bueno, ese ha sido algunas veces su caso, aunque no le parecía buen momento pars decirlo.

 

Asi que solo sintió un leve nudo en el estómago. "Te entiendo… Pero en mi caso, usualmente la gente me adora" terminó diciendo porque si.

 

Tía Em sonrió, aunque era una sonrisa triste. "Por ahora" Y ahí estuvo. Algo en su tono, en su forma de decirlo, hizo que la inquietud que tenía aumentara aún más. "¿Por qué no entran?" continuó ella, con suavidad. "Tengo comida caliente, y pueden descansar".

 

Grover olfateó el aire y murmuró: "Huele… bien".

 

"Sí, sí, todo es muy acogedor, pero… ¿por qué nos ayudaría?" preguntó Annabeth con desconfianza. Ann, no es momento de eso, tengo hambre pensó.

 

Tía Em suspiró. "Porque los dioses no lo harán".

 

El silencio fue denso y sintió cómo la tensión crecía entre ellos. Algo en esas palabras le golpeó más fuerte de lo que le gustaría admitir.

 

Annabeth se enderezó. "Creo que ya sabemos quién eres" no, no lo sabemos Ann. Tía Em en cambio inclinó la cabeza.

 

"Oh, querida… ¿también te lo han contado?"

 

Draco frunció el ceño, no estaba entendiendo. "¿Contado qué exactamente?"

 

Su amiga a su lado apretó los dientes.

"Es Medusa".

 

Draco sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

 

Aaah, claro, ahora todo tenía más sentido. Las estatuas, la obsesión con la belleza, la voz hipnótica. ¿Cómo no se dio cuenta antes? Oh, cierto, estaba demasiado ocupado pensando en lo aterrador que era todo y en comida. Bueno, no pueden culparlo.

 

Tia Em, ahora mejor conocida como Medusa suspiró.

"Ah, qué lástima… Yo realmente quería que confiaran en mí" se llevó las manos al velo.

Y lo quitó.

 

Él cerró los ojos al instante, tirándose al suelo. Percy maldijo, Annie rodó hasta una de las estatuas y escucho como Grover chilló.

 

"¡NO MIREN!" gritó Annabeth.

 

"¡Qué desastre!" exclamó él. "¡Yo solo quería comer!" Se quejó. Aún seguía teniendo hambre.

 

"¡Pues ahora vamos a ser la comida!" Le gritó Percy. Medusa rugió.

 

"Draco, querido… tenías tanto potencial" no preguntara como sabe su nombre. Lo dejará pasar con algo como que es una Gorgona, y estas saben cosas.

 

Así que mejor sacó su látigo, lo agitó con un chasquido y lo transformó en una espada.

 

"Bueno, tía Em, todos tenemos defectos".

 

Y con eso, comenzó la pelea.

 

El viento se arremolinó en el jardín de Medusa, levantando polvo y hojas secas. Draco sintió cómo la adrenalina le recorría las venas mientras apretaba la empuñadura de su látigo-espada.

 

La voz de su Clarisse interior resonó en su cabeza.

 

"¡No pienses, Draco! Actúa. O matas o te matan. ¡No hay espacio para la duda en el campo de batalla!"

 

No iba a decepcionarla.

 

Medusa siseó, avanzando lentamente. "Draco, Draco, Draco…" canturreó. "No tienes por qué sufrir, solo acepta tu destino. Serás la estatua más hermosa de mi jardín"

 

"Aprecio la oferta, tía Em, sin embargo si mi carrera como cantante no funciona, todavía tengo la opción del modelaje, y el mármol no me favorece" respondió con una sonrisa socarrona.

 

Medusa chasqueó la lengua, irritada. "Pues qué lástima…"

 

Draco escuchó cómo la grava crujía bajo sus pies mientras se movía en círculos, sin perder de vista los movimientos de la gorgona a través del reflejo de su espada. Sus ojos grises, llenos de cálculo, analizaban la situación.

 

Medusa era rápida. Fuerte. Letal.

 

Pero él también.

 

Piensa como un Batmam. Protege a los tuyos. Encuentra la mejor estrategia.

 

Piensa como un hijo de Afrodita. Usa el engaño. El estilo. Juega con su mente.

 

Y pelea como te enseño Clarrisse. Golpea primero. Golpea fuerte. No dejes que se levanten.

 

Asi que cuando Medusa se lanzó hacia él reaccionó al instante. Giró sobre su eje, esquivando el ataque con la gracia de un bailarín, y lanzó su látigo con precisión. La cuerda de cuero negro se alargó como una serpiente y se enroscó alrededor de la muñeca de Medusa.

 

"¿Qué-?"

 

Le sonrió con suficiencia y tiró con todas sus fuerzas, Medusa perdió el equilibrio y cayó de rodillas.

 

"¡PERCY, ANNIE, AHORA!" gritó manteniendo la presión.

 

El chico se movió como un relámpago, lanzando una estocada con Contracorriente. Medusa se soltó con un rugido y contraatacó, pero Annabeth ya estaba sobre ella, usando su cuchillo para cortar un mechón de serpientes. El grito de la gorgona fue desgarrador y sintió otra punzada de adrenalina en su cuerpo.

 

Medusa giró hacia él con furia, su rostro envuelto en sombras. "Oh, querido… me decepcionas"

 

"Sí, bueno… No sería la primera vez".

 

Al terminar ella se lanzó sobre él, pero Draco ya estaba listo. Flexionó las rodillas y giró el látigo en el aire, dejando que la magia forjada por Afrodita y Hefesto hiciera su trabajo. El arma se contrajo, las espinas a lo largo del cuero brillaron con un destello carmesí y en un latido el látigo se convirtió en una elegante espada curva.

 

Medusa se detuvo por un segundo, sorprendida, y él se aseguró de aprovechar bien ese instante de desconcierto. Con una velocidad feroz, se deslizó bajo su guardia y lanzó un tajo ascendente, sangre negra brotó del brazo de la gorgona. Medusa gritó y se tambaleó.

 

"¡PERCY! ¡LA CABEZA!"

 

Este no dudó. Draco saltó hacia atrás justo cuando la espada de Percy descendió en un arco mortal, el grito de Medusa se apagó en el aire.

 

Silencio.

 

El cuerpo sin cabeza cayó pesadamente.

 

Por fin respiró hondo, sintiendo el sudor resbalar por su frente. Luego miró su espada, aún vibrando con la magia de su madre y Hefesto y volviendo a mirar a la Gorgona caída.

 

"Clarisse va a estar tan orgullosa" pensó, y con eso, dejó escapar una risa temblorosa.

 

El polvo de la batalla aún flotaba en el aire cuando Percy con la espada en la mano y el pecho subiendo y bajando por la adrenalina, miró la cabeza de Medusa como si acabara de encontrar la respuesta a todos sus problemas.

 

"Tengo una idea" hablo de repente.

 

Él que estaba inspeccionando los daños en su arma con una expresión de absoluto sufrimiento, levantó una ceja.

 

"Espero que sea quemarla y fingir que esto nunca pasó" y luego ir a buscar comida agregó mentalmente.

 

"No" este señaló la cabeza. "¿Y si se la enviamos a los dioses?"

 

Hubo un silencio. Grover dejó de mordisquear una lata. Annabeth cerró los ojos como si le doliera el alma. Él se enderezó y lo miró fijamente. Luego, lentamente, una sonrisa apareció en su rostro. Eso.. eso era...

 

"Esa es…" hizo una pausa dramática" una idea absolutamente genial".

 

Annie a su lado lo miró con el ceño fruncido. "¡No, no lo es! Y no lo alientes!"

 

"¡Ann, piénsalo!" Extendió los brazos. "¡El pánico en el Olimpo! ¡El horror en sus rostros cuando abran el paquete! La de Zeus en particular… simplemente mítica" tenían más pros que contras.

 

"¿Lo dices en serio?" Grover estaba horrorizado.

 

"¡Obvio! Esto es lo más increíble que hemos hecho en toda la semana"

 

Percy soltó una carcajada. Annabeth resopló y murmuró algo sobre "dos idiotas sin sentido de la autoconservación", pero al final aceptó.

 

Se inclinó hacia Percy con una sonrisa burlona. "Espero que tengas un remitente falso, porque no quiero que nos fulminen con un rayo cuando lo reciban" no, no lo esperaba en realidad.

 

"No te preocupes. Me aseguraré de que sea anónimo" le siguió este con una sonrisa acercándose a él.

 

"Oh, sí, claro, porque nadie sospechará de nosotros, los que supuestamente andamos huyendo con el rayo maestro robado. Muy discreto, Jackson". Percy solo sonrió con total confianza, mientras que negaba con la cabeza, aunque no pudo evitar reír también.

 

Finalmente, con una nota enviaron el paquete

 

Suspiró dramáticamente y se cruzó de brazos. "Bueno, si no sobrevivimos a esto, al menos quiero que mi tumba diga 'murió como una leyenda' o algo asi".

 

Percy rió otra vez, Annabeth solo se masajeó las sienes, y Grover murmuró algo sobre que los sátiros no deberían estar involucrados en esto.

 

.

 

El paquete ya había desaparecido en la distancia cuando Draco notó que Percy lo miraba.

 

No de la manera exasperada en la que Ann lo hacía cuando él decía algo 'demasiado Draco' como lo llamaba ella, ni con la resignación con la que Grover lo escuchaba planear su próximo desastre. No.

 

Percy lo miraba como si estuviera viendo algo por primera vez.

 

Asi que ladeó la cabeza. "¿Qué?"

 

Este parpadeó, aunque no apartó la mirada. "Nada, solo… eres diferente" mmm, tomaría eso como un cumplido.

 

Hubo un silencio breve. Annabeth que había desarrollado el 'radar de chismes' mejor que cualquier semidiosa llegandole hasta compararse con sus hermanas gracias a él mismo y a Lavender -gracias, gracias-, alzó la cabeza en el acto.

Grover chasqueó la lengua y murmuró: "Ah, no…"

 

Él por su parte, se cruzó de brazos. "Obvio que lo soy. Soy hermoso" le respondió con burla.

 

"No lo decía por eso" el chico sonrió, un poco avergonzado.

 

Y ahí fue cuando Annie entrecerró los ojos, observando todo con la precisión de una científica analizando una reacción química.

 

Draco no lo notó, porque algo en esa frase se le clavó en la memoria.

 

Diferente.

 

No era la primera vez que alguien se lo decía. Porque hace tan solo unas semanas atrás, bajo el sol del Campamento Mestizo, alguien más lo había mirado con esos mismos ojos brillantes, con esa misma sonrisa que no terminaba de formarse en los labios.

 

Luke.

 

Sintió un cosquilleo molesto en la nuca.

 

Era la misma expresión que Luke le había dado cuando le enseñó a cuidar de las fresas, cuando lo había retado a una pelea solo para reírse después y decirle:

 

"Eres diferente Drsco, creo que por eso me agradas. Eres especial, único".

 

Ambos habían sonreído como un par de tontos en ese entonces.

 

Sin embargo, no lo estaba haciendo esta vez.

 

Frunció el ceño de inmediato. ¿Qué era lo que significaba eso?

 

"Bueno, Percy" se aclaró la garganta, apartando la mirada ", si tanto te impresiona mi existencia, hazme un favor y ayúdame a buscar comida. Muero de hambre". Él sonrió divertido, pero no insistió.

 

Annabeth quien era su supuesta amiga sin embargo si lo hizo.

"Ajá…" murmuró, con una sonrisita en los labios. "Interesante..."

 

Grover se masajeó las sienes. "Annabeth, por favor no…"

 

"¿Qué? No estoy diciendo nada. Solo que… es curioso, ¿no?"

 

"¿Qué es curioso?" preguntó él realmente perdido. ¿De qué estaba hablando?

 

Annabeth y Grover se miraron y este suspiró cuando en cambio Annie sonrió.

"Nada, Draco. Nada en absoluto"

 

Él los miró con sospecha, aunque luego se encogió de hombros. No tenía tiempo para descifrar sus rarezas.

 

Ni para pensar en Luke.

 

Y definitivamente no para analizar la forma en la que Percy lo había mirado.

 

Siguieron caminando.

 

Pero Annabeth ya tenía una teoría.

 

Y no la iba a soltar tan fácil.

 

...

 

El camión olía a mierda. Literalmente.

 

"Dime que ese aroma no es lo que creo que es" le suplico a su amiga arrugando la nariz mientras se encogía en su asiento.

 

"Depende" respondió Annie. "¿Crees que es excremento de tigre?" Él la miró con puro horror.

 

Percy bufó, sin embargo se interrumpió cuando el camión se sacudió, haciendo que se golpearan contra los costados de la jaula en la que estaban encerrados. Sí, porque, por supuesto, en lugar de viajar como personas normales, estaban enjaulados como animales junto a una jauría de criaturas exóticas que olían peor que los calcetines de Percy.

 

"Esto es ridículo" se quejó por cuarta vez frotándose la sien. "Podríamos habernos subido a un bus. O haber robado un auto" no iba a soltar esa idea, jamás.

 

"Sí, claro, porque eso no habría levantado más sospechas de que somos profugos de la justicia" replicó Annie con sarcasmo.

 

Draco estaba a punto de soltar un comentario venenoso en respuesta cuando un sonido lo hizo girar. Una cebra lo observaba a través de los barrotes con ojos llenos de súplica.

 

Parrpadeó varias veces al 'entender' al animal.

"Ah, no, no me mires así, amigo:

 

"¿Qué pasa?" preguntó Percy, dio un largo pasándose una mano por el cabello.

 

"Por favor, ayúdanos. Nos tienen aquí cautivos"

 

"Dice que quiere ayuda" según recuerda, Silena le había dicho que podían entender ciertos animales, no sabe exactamente porqué. Hubo un silencio incómodo.

 

"¿Qué?" dijeron Grover y Annabeth al mismo tiempo.

 

Percy, sin embargo, se tensó. "Espera, ¿tú también puedes entenderlo?"

 

Ahora él lo miró sorprendido. "¿Tú también?" Aunque bueno, Jackson era hijo de Poseidón, tenia algo más de sentido.

 

Grover los miró a ambos con los ojos muy abiertos. "¡Es porque son mestizos! Algunos tienen habilidades con ciertos tipos de animales" 

 

Percy asimiló eso y luego miró de nuevo a la cebra. "Nos están pidiendo ayuda, ¿verdad?" Él asintió lentamente.

 

"Los están llevando a Las Vegas para venderlos. No quieren eso" Draco quería ir a Las Vegas (¿quien no? Casinos, juegos, todo lo que puede querer un niño con problemas de la autoconservación) pero no si es para venderlo -aunque, si lo llegasen a vender, sería comprado en un muy alto precio. Lo sabe-.

 

"¿Y qué esperas que hagamos?" intervino Annabeth. "No podemos abrir las jaulas con nuestras manos" Bueno... con las manos no.

 

Draco suspiró, observando la cerradura de la jaula con una expresión pensativa. En su estadía en el campamento Silena le había enseñado más que un par de cosas.

 

Entonces hizo algo muy poco Malfoy.

 

Se inclinó y susurró algo en el idioma del amor.

 

Era un truco que le había enseñado más recientemente, justo antes de irse a la misión, una habilidad especial de los hijos de Afrodita para persuadir con dulzura. La diferencia era que él lo usaba para manipular cosas que normalmente no deberían ser influenciadas por el encanto.

 

Un clic sutil sonó en la cerradura.

 

Grover se atragantó. "¿Qué...? ¡Por los dioses!"

Él sonrió satisfecho. "Silena me enseñó un par de cosas".

 

Annabeth lo fulminó con la mirada.

"¿Y no pensaste en usar eso antes?" 

 

Se encogió de hombros. "Bueno, no se me ocurrió" estaba más ocupado quejándose del olor.

 

Percy rodó los ojos, ¡pero ey! No podían negar que funcionaba.

 

Asi que uno por uno, fueron liberando a los animales. Cuando finalmente el camión se detuvo en Hecate sabrá dónde y lograron abrir la parte trasera, las criaturas salieron corriendo hacia la libertad. Percy y Grover les desearon buena suerte. Mientras que simplemente se cruzó de brazos y observó con satisfacción.

 

"Espero que hagan una revolución" le dijo a su amiga.

 

Annabeth a su lado suspiró. "Eres imposible"

 

Aunque en el fondo, Draco sabía que a ella también le gustaba la idea.

 

.

 

Comer en un restaurante de carretera con pésima iluminación y olor a grasa rancia no era la peor experiencia de su vida… pero estaba en el top 5.

 

La mesa tenía una capa pegajosa que nadie se atrevía a investigar. Annabeth picoteaba su comida con una mirada perdida, Grover miraba su hamburguesa como si estuviera considerando el tirarse de una ventana en ese mismo momento, y Percy masticaba con su típica cara de "odio a todos los dioses" (o así la había decidido llamar Draco) Él, en cambio, disfrutaba de su batido de chocolate. Porque si la vida te da limones, te compras un batido y finges que por un momento todo está bien.

 

Fue entonces que el ambiente cambió.

 

No era algo que pudiera explicar con palabras, pero la energía en la habitación se tensó. Como si alguien hubiera bajado la temperatura unos grados y de repente todos los presentes se hubieran dado cuenta de que algo estaba terriblemente mal.

 

Percy dejó su hamburguesa a medio camino de su boca y se puso rígido. "¿Lo sienten?"

 

Annabeth dejó su comida con cautela mientras Grover olisqueó el aire y se encogió en su asiento.

 

"Sí…" murmuró ella.

 

Y entonces, las puertas del restaurante crujieron cuando un hombre entró. Era enorme, de esos tipos que parecen haber nacido para intimidar a los demás. Chaqueta de cuero con una calavera en la espalda, botas pesadas, gafas de sol y un aire de 'soy mejor que tú' que se notaba a kilómetros de distancia.

 

Por alguna razón, los otros clientes bajaron la cabeza. El tipo se acercó con una sonrisa que hacía que toda su alma gritara 'Peligro, peligro, abortar misión'. El hombre se detuvo justo delante de Percy.

 

"Tienes la cara de tu papá"

 

Percy se puso tenso.

 

Él se giro hacia Annabeth, ya que no era el mejor en reconocer a los Dioses de la Mitología. Ella se puso pálida, lo reconoció  en su rostro ya que tenia esa mirada que decía 'estamos jodidos'.

 

"Ares" susurró.

 

Genial.

 

Nada como una reunión casual con el dios de la guerra.

 

"¿No van a invitarme a sentarme?" preguntó el aparente Dios con una sonrisa de tiburón. Ellos solo se quedaron en silencio. Ares no esperó respuesta ya que se dejó caer en la silla más cercana, con la confianza de alguien que sabe que nadie se atreverá a decirle que no. "Vaya, vaya" empezo con tono divertido. "Miren lo que tenemos aquí:

 

Percy que ya de por sí parecía siempre enojado con la vida, se puso aún más tenso, Grover se tenso de igual forma mientra que el se tomo su tiempo para limpiarse la boca con una servilleta. Si íban a morir, al menos lo haría con la poca dignidad que le quedaba.

 

Ares se apoyó en la mesa con ambos brazos inclinándose lo suficiente para que su presencia se sintiera aún más sofocante. "Así que estos son los héroes que tienen a todo el Olimpo pendiente" los estudió uno por uno hasta que su mirada se detuvo en Ann y en él. "Los conozco" dijo y su tono no daba indicios de si eso era bueno o malo.

 

Ambos intercambiaron miradas idénticas. "¿Nos conoce?" pregunto con cautela.

 

Este bufó. "Mi hija es fan de su música. La ha puesto tantas veces en casa que hasta el perro aprendió la letra, tuve que comprarle una guitarra para que deje de molestar" cuanto amor.

 

Annabeth a su lado soltó un jadeo entre emocionado y nervioso. "¿Escuchaste eso?"

 

"Lav se va a encantar" murmuro de vuelta. Bueno... tal vez no podrían decirle nada de eso, pero tampoco tenían porqué hacerlo, su amiga se enteraba de todo de alguna u otra forma siempre.

 

"En fin" el Dios ignoró su breve conversación y giró la cabeza hacia Percy. "Quiero que hagan un trabajito por mi" eso no sonaba bien.

 

Tomo otro sorbo de su batido. "¿Te refieres a algo ilegal o solo algo muy irresponsable?"

 

Ares giró la cabeza lentamente hacia mí y luego sonrió. "Tienes agallas, principito"

 

Se encogí de hombros, ya lo sabía. "Lo sé. ¿Qué necesitas?"

 

Este se acomodó mejor en la silla para comenzar a hablar. "Mi escudo. Lo dejé en un parque acuático, ustedes lo traen y yo los ayudo a salir de este basurero".

 

Parpadeó un par de veces junto a Ann. "Espera, espera…" hizo un gesto con las manos. "¿Me estás diciendo que el dios de la guerra perdió su escudo… en un parque acuático?" Eso no sonaba algo creíble.

 

"No lo perdi" gruñó este. "Lo dejé allí" o por supuesto, claro.

 

"¿Para qué? ¿Para que lo usaran de flotador?"

 

Vió como Percy ahogó una carcajada, y Annabeth le pateó por debajo de la mesa -auch, eso si habia dolido-. Ares, sin embargo, sonrió otra vez.

 

"Tienes agallas, mocoso" repitió como si no supiera que más decir.

 

"Sí, ya me lo dijiste. Ahora, ¿qué nos garantiza que no nos vas a joder después de que te lo traigamos? ¿Por qué no lo hace usted, se le rompió la muñeca o algo?"

 

Este se rió como si en verdad esto le pareciera divertido. "No tienen otra opción, y no voy porque no quiero, me gusta ver a los Héroes hacer el trabajo sucio". El nivel de flojera de los dioses era algo que nunca dejaba de sorprenderlo.

"Hagamos un trato" continuó. "Si recuperan mi escudo, les consigo transporte a Los Ángeles".

 

Grover, que hasta ahora había estado masticando su hamburguesa en un intento de no llamar la atención, se removió incómodo en su asiento. "No tenemos que hacer esto" murmuró. "Podemos encontrar otra forma de viajar".

 

Ares sonrió. "Oh, claro, pueden hacerlo. O pueden aceptar mi oferta y llegar a Los Ángeles sin problemas, ¿qué prefieren?"

 

Percy lo miró con desconfianza. "¿Y si nos negamos?"

 

"Oh, bueno no pasaría nada, absolutamente nada. Excepto a que…" Él Dios hizo una pausa, como si pensara en algo. "Podría simplemente tomar lo que quiero". Percy frunció el ceño, visiblemente molesto, el aire a su alrededor se volvió aún más pesado. Él, por instinto, llevó una mano a su bolsillo, aunque no tenía nada ahí. "No hablo del rayo, chico. Hablo de él" 

Y entonces señaló a Grover.

 

El sátiro casi se atragantó con su refresco. "¿Q-qué?"

 

Ares sonrió con una malicia evidente. "Verás, siempre he querido un sátiro mensajero. Son buenos espiando, siempre saben cosas que los demás no deberían saber… y me vendría bien uno".

 

Grover palideció. "Yo no… no soy bueno en eso".

 

Este lo ignoró de manera Olímpica "¿Sabes lo útil que sería tener a un sátiro informándome de todo lo que pasa en el Campamento Mestizo? Sobre lo que hace Dionisio, sobre lo que planean los dioses menores, sobre lo que hacen mis propios hijos. Hmm… suena bien, ¿no?"

 

Percy golpeó la mesa. "¡No puede hacer eso!"

 

"¿No?" Ares arqueó una ceja, fingiendo curiosidad. "Soy un dios niño. Puedo hacer todo lo que se me venga en gana".

 

Grover temblaba. Annabeth y él nos miramos. Ya conocía bien ese tono, era manipulación pura. No tenía intención real de llevarse a Grover, solo los estaba obligando a aceptar su trato de la manera más cruel posible.

 

"Esto es un chantaje descarado" dijo.

 

El Dios solo sonrió aún más. "Si, ¿y?".

 

Record[ lo que Silena (e había enseñado. "Los hijos de Afrodita pueden influenciar a los demás. Pueden hacer que te escuchen, que te deseen, que te obedezcan… si lo hacen bien". Se inclinó un poco hacia Ares y le dedicó su mejor sonrisa encantadora, una que decía 'Tú y yo somos amigos, ¿cierto?"

 

"Ares, querido" hablo con una voz más suave y persuasiva de lo normal. Ni el mismo sabia de donde habia sacado el 'querido' en la oración. "No te conviene llevarte a Grover. Es aburrido, huele a cabra, no va a decir nada interesante y mucho menos va a ayudarte".

 

El Dios frunció el ceño.

"¿Qué estás haciendo, mocoso?"

 

"Nada, solo…  apoyo un codo en la mesa. "Estoy diciendo que puedes perder el tiempo con él o puedes largarte ahora y dejarnos hacer nuestro trabajo. Tú decides".

 

Ares lo miró fijamente.

El aire se volvió aún más pesado.

Y entonces, se rió.

 

"Tienes agallas, mocoso" repitio por tercera vez. "Con razón Dita está pendiente de ti, príncipito". Sintió una extraña calidez en el pecho. Él sabía que su madre lo amaba, Afrodita siempre era cálida, siempre dulce. Pero escucharlo de alguien como Ares, un dios que solo respetaba lo fuerte, era otra cosa totalmente diferente.

"Eres su favorito" continuó este. "Lo ha dicho muchas veces".

 

No sabia qué cara puso, sin embargo que Annie le chocará su codo contra su brazo con una sonrisita burlona le daba una señal. "¿Lady Afrodita te quiere más que a tus hermanos? Qué sorpresa". Su boca se abrió y se cerró sin sonido, su cerebro estaba en cortocircuito.

 

Ares rió con burla. "Sí, definitivamente te pareces a tu madre".

 

Parpadeo. "¿Guapo? ¿Carismático? ¿Rodeado de seguidores?" Intentó bromear.

 

"Terco y manipulador" respondió este.

 

Y, contra todo pronóstico, soltó a Grover.

 

El sátiro se derrumbó en su silla, respirando entrecortado y rl Dios les lanzó una última sonrisa para alejarse luego. En cuanto salió del restaurante, Percy lo miró como si acabara de hacer magia negra, que en términos magos, en realidad sería magia blanca, cree.

 

"¿Qué diablos fue eso?"

 

"No lo sé., solo improvisé" respondió.

 

"Bueno, pues funcionó" susurró Ann apoyándolo.

 

Grover solo lo abrazó aún temblando. Respirl hondo y miro hacia la puerta por donde Ares se había ido.

 

"Tú madre está pendiente de tí, principito".

 

"Supongo que hay que ir por un escudo, ¿no?" Pregunte dejando lo demás de lado.

 

"Así parece".

 

Genial, porque ellos siempre eran los idiotas encargados de las misiones aparentemente suicidas.

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