
Way Down We Go
Si había algo que Draco Malfoy odiaba más que sudar bajo el sol del campamento, era escuchar a un grupo de idiotas hablar de él como si no estuviera a dos metros de distancia.
"No sé por qué Lady Afrodita se molestó en darle un arma" comentó un hijo de Hermes, recostado contra un árbol con aire aburrido. "Digo, Malfoy no es un guerrero, es un modelo"
Oh si, que original. Rodó los ojos. ¿Acaso tenían una lista de insultos predeterminados y la sacaban a relucir cada vez que lo veían?
"Si, claro"gruñó Clarisse antes de que él pudiera responder. "Díselo al Minotauro que mató. Ah, cierto, no puedes porque está muerto".
Hubo algunas risas, sin embargo no duraron mucho. La mayoría de los campistas simplemente se encogieron de hombros, como si matar a un monstruo no fuera suficiente prueba de su valía. Sintió algo amargo en la garganta.
"Draco Malfoy solo es un niño bonito, no debería estar aquí" soltó otro campista.
Respiró hondo una y otra vez. No era la primera vez que lo decían y no sería la última tampoco. Pero eso no significaba que doliera menos.
"Si vuelves a decir eso, te partiré la cara" gruñó Clarisse, dándole un empujón en el pecho al que había hablado. "Y luego, él escribirá una canción sobre cómo te humillé"
Soltó una risa automática, aunque por dentro, se sentía... cansado. ¿Alguna vez sería suficiente? . "Wow, ese fue el cumplido más raro y violento que me has dado"
"Cállate y sigue entrenando" bufo Clarisse.
Lo intentó, de verdad lo hizo. Pero no podía con las miradas, que seguían ahí. La burla. El desprecio.
"Oh, ¿crees que soy débil por qué mi madre es la Diosa del amor?" Se cruzó de brazos y sonrió al escuchar otro comentario en su contra, a pesar de que por dentro su estómago se retorcía. "Chico, el amor a iniciado guerras y ha destruido reinos. Si Afrodita quiere algo, el mundo se inclina ante ella, así que ten cuidado" Hubo algunas risas, y llegó a notar que muchos no le creían. ""El amor ha derribado imperios, la belleza puede ser más letal que una espada. Y yo tengo ambas cosas. Así que dime querido, ¿quién es el débil aquí?" Nadie pareció escucharlo.
"Uuyy, mira por allá, ahí va el hijo perfecto de Afrodita, que bien se veria si en mi cama..." ni siquiera quiso seguir escuchando. Podía imaginarse como terminaría.
Estupendo, ahora también era un objeto.
"Si, y estoy orgulloso de serlo, porque además de que sé pelear y soy inteligente también soy bonito e hijo de una de las Diosas más fuertes del Olimpo" dijo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. "A diferencia de ti, que solo eres un bruto que piensa con la de abajo".
El silencio fue pesado, Clarisse se rió y él igual, aunque en el fondo algo en él se encogió.
No importaba lo que hiciera, para ellos nunca sería suficiente.
"Ustedes son tan estúpidos" la voz de Annabeth atravesó el aire como un cuchillo. Todos voltearon. Ella estaba ahí, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, con ese brillo peligroso en los ojos que significaba problemas.
"Oh, vamos, Chase" se quejó uno de los campistas. "No es como si fuera mentira"
"Claro, porque ustedes han matado monstruos y han completado misiones, ¿verdad?" contraatacó ella, alzando una ceja. Silencio. "Draco luchó contra el Minotauro, peleo cada dia desde que llegó y arriesgó su vida para ayudarme y aún así siguen con esta ridiculez" continuó Annie con su voz goteando con desprecio. "¿Y saben qué? No me sorprende, siempre es lo mismo"
"Vamos, Annie, tampoco es para tanto..." intentó decir, pero ella le lanzó una mirada que lo hizo cerrar la boca. No era tan tonto como para meterse con una Annabeth enojada.
"No, sí lo es. Me cansé de oír estas tonterías"
"Vaya, parece que la señorita Chase tiene un nuevo favorito" se burló alguien.
"No me hagas reír" otra voz interrumpió, esta vez con un tono más relajado. "Todos sabemos que ella tiene la razón" hablo.
Luke Castellan.
Draco miró hacia un lado y lo encontró recargado en un árbol cercano, con una media sonrisa. Pero a diferencia del resto, no había burla en sus ojos. Solo... una molestia sutil.
"¿Tú también vas a defenderlo, Luke? " preguntó alguien con una mueca.
"¿Por qué no?" Luke se encogió de hombros. "Lo he visto pelear y he charlado con él, algo que ninguno de ustedes hizo al parecer. No es solo otra cara bonita, o toda la mierda que dicen de él". La manera en la que lo dijo, con un destello de enojo en la mirada, hizo qu sintiera un extraño calor en el pecho. Luke se apartó del árbol y caminó hasta él. "Lo que no entiendo es por qué te molestas en responderles" hablo en voz baja, solo para que él lo oyera. "Sabes que no valen la pena".
Solo soltó una carcajada sin humor. "Oh, no lo hago por ellos, lo hago porque soy fabuloso y me gusta escucharme hablar" intentó bromear.
Luke se rió. "Bueno, en eso tienes razón".
El ambiente ya no era tan hostil. Claro, muchos seguían mirándolo con desprecio, sin embargo Annabeth y Luke estaban ahí, Clarisse igual. Y aunque Draco no lo admitiera en voz alta, significaba mucho.
Pero aún así... algo dentro de él seguía pesando.
Draco caminaba junto a Luke, fingiendo que las palabras de los otros campistas no le habían afectado. Pero lo habían hecho. Claro, él tenía su orgullo, tenía su confianza y demás, sin embargo incluso las estatuas se agrietan si las golpeas lo suficiente. Y hoy le habían lanzado demasiadas piedras.
Clarisse había salido en su defensa, Annabeth también, e incluso Luke. De igual forma eso no borraba lo que habían dicho.
"Bueno, eso fue... divertido" hablo con fingida indiferencia, pateando una piedra en el camino. Luke, que caminaba a su lado con las manos en los bolsillos, soltó un resoplido.
"Si por 'divertido' te refieres a una demostración de estupidez colectiva, entonces sí, si lo fue" le lanzó una mirada de reojo.
"No sabía que tenías tanta paciencia con los de tu cabaña".
Él tensó la mandíbula. "A veces son unos idiotas".
"Oh vaya, qué revelación"
Luke no respondió de inmediato, parecía estar mascullando algo en su mente, como si dudara en decirlo y su mirada tenía un brillo que no podía reconocer. "Lo que dijeron... estuvo fuera de lugar" terminó diciendo finalmente.
Draco levantó una ceja. "Oh, ¿te refieres a la parte en la que me redujeron a un adorno o a la parte en la que alguien sugirió que 'me vería bien en su cama ?" Volvió a bromear, ese era un tema del que había hablado antes con sus padres, recibía ese tipo de comentarios más de lo que le gustaría admitir.
Luke se detuvo por un segundo, apenas perceptible, pero él lo notó. "A ambas" respondió con simpleza, aunque su tono era un poco más seco de lo habitual.
Ooh, eso se pondría interesante. Entrecerró los ojos con diversión "¿Y por qué te molestó tanto?" Pregunto con clara intención de molestar.
"Porque fue una falta de respeto" contestó sin mirarlo. Se cruzó de brazos y le lanzó una mirada evaluadora conteniendo su sonrisa.
"Ajá".
"¿Ajá, qué?"
"Nada, nada..." evitó si mirada. "Solo que, por un segundo, casi sonaste... no sé... ofendido".
Él giró la cabeza hacia él con el ceño fruncido. "No seas ridículo"
"¿Ridículo yo? Por favor Luke, si hubieras estado un poco más cerca, habrías lanzado una daga a la cabeza de ese idiota".
"No exageres"
"Casi pareció personal".
Él resopló y evitó su mirada. Lo observó por un momento antes de decidir no insistir más, aunque antes de dejar ir el tema del todo, se inclinó un poco hacia el mayor, con una sonrisa astuta en los labios.
"Tranquilo, encanto. No me meteré en la cama de nadie sin mi consentimiento" murmuró con fingida dulzura.
Luke chasqueó la lengua y le dio un leve empujón con el hombro. "Eres un fastidio, pretty boy".
Draco parpadeó. "¿Qué?"
Luke ya estaba caminando de nuevo, como si no hubiera dicho nada especial, corrió y lo alcanzó rápidamente.
"¿Me llamaste 'pretty boy'?"
Él sonrió apenas. "¿Y qué si lo hice?"
Lo miró fijamente, como si intentara leer algo en su expresión -cosa en la que falló- Luke solo le devolvió la mirada con esa calma suya que a veces resultaba exasperante.
"Oh, ¿entonces ahora me pones apodos? ¿Debo sentirme halagado acaso?"
"Haz lo que quieras con eso" se encogió de hombros el mayor. Él en cambio ladeó la cabeza, fingiendo pensarlo.
"Bueno, al menos es más creativo que 'hijo de Afrodita' como si fuera un insulto"
"Si, te queda mejor" sonrió Luke de lado, lo observó con una ceja arqueada.
"Eso sonó casi como un cumplido".
Él le sostuvo la mirada un segundo antes de sonreír. "No te acostumbres".
Y con eso, siguieron caminando, como si nada hubiera pasado. Aunque Draco no pudo evitar notar cómo, en algún rincón de su mente, la idea de que Luke Castellan se había molestado más de la cuenta seguía rondando.
.
Draco estaba harto. Y eso era decir poco.
La cabaña de Afrodita era un nido de víboras perfumadas, y Drew Tanaka era la reina de todas ellas.
"No entiendo por qué te molestas en entrenar" había dicho con su tono condescendiente mientras se limaba las uñas. "Ya tienes tu linda cara, Malfoy. Es lo único por lo que la gente te va a recordar"
Él, que había pasado todo el día lidiando con los comentarios de otros campistas, no tenía paciencia para eso. Y sabía que muy probablemente se arrepentiría luego de decirlo, pero lo hizo de todas formas. "Vaya, gracias por el consejo, Drew. Me sentiría halagado si viniera de alguien con relevancia"
Ella frunció los labios. "Solo digo la verdad. Afrodita no nos hizo para pelear. Nuestro trabajo es ser admirados"
"Oh, entonces eso no explica por qué nadie te admira" soltó sin pensar.
Hubo un murmullo colectivo en la cabaña y Drew se puso rígida. Él sabía que había cruzado una línea, aunque sinceramente ahora no le importaba. No con lo que había pasado en el otro día, que se volvió a repetir una y otra vez desde entonces. No cuando no había ni una señal de su madre, que ni siquiera Quirón o Afrodita sabían.
Y si, estaba al tanto de que no era ético o correcto descargarse con sus hermanas, ellas no causaron eso, y no era su maldito culpa, nada lo era. Y sin embargo ahí estaba él, haciendo exactamente eso. Porque no sabía que más hacer, porque ya no tenía el control de antes, porque...
"Si no te gusta estar aquí, ¿por qué no te largas?" espetó ella, con una sonrisa venenosa. La miró fijamente, sin parpadear, hasta que se dio cuenta lo mucho que eso lo podía ayudar.
"Buena idea" respondió sin más.
Y con eso, se fue.
Salió de la cabaña con pasos rápidos, sin un destino fijo en mente. Solo quería alejarse de ahí, rl desprecio de los campistas era una cosa, pero sentirlo dentro de su propia cabaña… eso era otra historia. Se dejó caer sobre un fardo de heno, limpiándose la frente con el dorso de la mano.
Odiaba limpiar. Lo detestaba con cada fibra de su ser.
Aunque después de su desacuerdo con Drew, necesitaba hacer algo que no implicara lanzar una maldición o terminar en otro enfrentamiento que lo llevara a la enfermería.
El establo de los pegasos no era precisamente un lugar glamuroso. Olía a heno, a cuero y a algo que no quería analizar demasiado. A pesar de eso, al menos le daba un respiro de las miradas y los comentarios del resto del campamento.
Apoyó la escoba en su hombro, agarro una escoba de por ahí y recordó el consejo que Lavender le había dado: 'limpiar es mejor si lo haces con música' asi que sin pensarlo mucho, empezó a tararear.
"This ain't a song for the broken-hearted. No silent prayer for the faith-departed I ain't gonna be just a face in the crowd. You're gonna hear my voice, when I shout it out loud"
Sin darse cuenta, su voz se alzó en el establo vacío. Giró la escoba y la usó como micrófono, caminando como si estuviera en un escenario.
"It's my life, It's now or never... I ain't gonna live forever I just want to live while I'm alive" comenzo a imaginar como si ya no estuviera allí. Sino devuelta en casa, sin ser un semidiós o un mago, siendo solo Draco Malfoy, el amantes de la música.
"It's my life..My heart is like the open highway, like Frankie said, 'I did it my way'. I just want to live while I'm alive, It's my life" Se dejó llevar por el ritmo, haciendo girar la escoba en el aire, y cantando junto a los pegasos -apesar de que estos no cantarán en sí.
Al darse la vuelta, Draco se congeló en seco, vio a que estaba Silena apoyada en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y una sonrisa divertida.
"Bueno, supongo que si alguien pudiera hacer su concierto personal en los establos ese serias tú" hablo con una pequeña sonrisa.
"Ah…" carraspeó, diría algo como sabes que tendré que matarte, ¿no? Si no fuera porque medio campamento lo habia escuchado el otro día."No es nada, solo... necesitaba algo para no volverme loco con toda esta limpieza" al final respondió, Silena alzó una ceja, pero no dijo nada más. "¿Qué haces aquí?" Pregunto, según él no muchos venían a esas horas.
Ella se acercó, sentándose en un barril cercano. "Vine a verte. Me contaron lo que sucedió y sé que Drew aveces puede ser… complicada".
Bufó. "Por decirlo de manera elegante"
"Mira, no quiero justificarla. Drew tiene su forma de ser y le cuesta aceptar a alguien nuevo como tú, y no es solo ella. Muchos en el campamento aún creen que los hijos de Afrodita solo servimos para vernos bien y dar consejos sobre relaciones" soltó un largo suspiro. "Sé han visto antes algunos a quienes les intereso luchar, sin embargo ellos siempre dejaban de lado y la cabaña y a nuestra madre, pero viéndote no es tu caso" lo miró de arriba a bajo.
Draco dejó caer la escoba sobre su hombro, observando a Silena con una ceja arqueada mientras ella lo miraba de arriba abajo. No era la primera vez que alguien lo escaneaba de esa manera, pero la diferencia era que esta vez no había intenciones ocultas ni juicio, solo… curiosidad.
"¿Qué?" preguntó con fingida inocencia, aunque ya sabía la respuesta.
Miró de reojo su reflejo en una de las cubetas de agua del establo. Incluso cubierto de polvo y con la camiseta naranja del campamento, que honestamente era un crimen contra la moda, seguía viéndose bien. No era su culpa que todo le quedara tan bien, era un don natural. La tela de la camiseta, aunque de pésima calidad, resaltaba su piel pálida y su cabello rubio desordenado, que, en lugar de hacerlo parecer un desastre, le daba un aire de estrella de rock despreocupada. Sus pantalones, aunque no eran de diseñador (porque el campamento no tenía el más mínimo sentido del estilo), al menos eran lo bastante ajustados como para marcar su figura sin parecer ridículo. Y las botas… bueno, estaban cubiertas de heno y algo que esperaba fuera solo tierra, pero aun así lograban darle un toque de rebeldía.
Lo sabía. Y, aunque no lo admitiera en voz alta, le encantaba
Silena apoyó una mano en su brazo divertida. "Volviendo al caso, muchas veces se olvidan de lo demás. Y quiero demostrártelo"
"¿Cómo?" Pregunto curiosidad genuina.
Ella sonrió. "Ven conmigo"
Arqueó una ceja confundido, aunque igual la siguió fuera del establo. Caminaron hasta un claro escondido entre los árboles. "¿Qué estamos haciendo aquí?"
"Voy a enseñarte algo. Algo que nadie más fuera de nuestra cabaña sabe" uuuh, eso sonaba misterioso, le gustaba. "Los hijos de Afrodita no solo somos rostros bonitos. Tenemos influencia. Podemos cambiar la percepción de los demás sin que se den cuenta"
Frunció un poco el ceño. "¿Manipulación?"
"Me gusta llamarlo persuasión" corrigió ella con una sonrisa. "Solo observa" Silena se giró hacia un conejo que estaba cerca, husmeando entre los arbustos. Con un susurro, el animal se giró hacia ella y, sin dudarlo, saltó hasta su mano.
Draco parpadeó sorprendido "¿Cómo hiciste eso?"
"Le mostré lo que quería ver, que no tenía nada que temer" ella le tomó las manos y las puso sobre sus hombros. "Tú también puedes hacerlo"
"¿Puedo hablar con los animales?" Sonrió expectante, ¡siempre había querido hablar con ellos! Quería saber cómo los peces veían el aire, o no lo hacían tampoco.
"No es solo eso" respondió Silena. "Es carisma, es atracción, es saber leer a los demás y darles lo que buscan" ¿eso significaba que no iba a hablar con los animales?. "Imagina que tienes un aura a tu alrededor" le guió la chica. "Algo que hace que los demás quieran escucharte".
Él intentó visualizarlo. Al principio no sintió nada… pero luego, fue como si un calor sutil se extendiera desde su pecho.
"Ahora prueba con el conejo" susurró.
Acotó su orden y miró al animal pensando solo una cosa: Ven a mi.
Para su sorpresa, el conejo de inmediato dio un saltito en su dirección.
Abrió los ojos, sorprendido. "¡Lo hice!" ¡Lo hizo!.
"Te dije que no éramos débiles" sonrió ella con orgullo y el le sonrió de vuelta. "Lo lograste"
"¿Solo se puede hacer con animales o con personas igual?" Pregunto. "Y si es así, esto podría ser... peligroso".
Silena se encogió de hombros. "Depende de cómo lo uses. Afrodita no solo es amor. Es deseo, es obsesión, es tragedia".
"¿Y hay más?"
La chica sonrió con malicia. "Por supuesto. Sin embargo eso lo aprenderás con el tiempo"
No era la primera vez que pensaba en el poder de su madre, pero sí la primera vez que realmente lo sentía en sus venas
.
El sonido del lago era tranquilizador. No que Draco necesitara tranquilidad, pero después de una jornada de entrenamiento donde casi le volaban un ojo con una lanza y luego un incidente -otra vez- con Drew que lo llevó a limpiar los establos -también otra vez- donde descubrió que la mierda de pegaso era peor que la de caballo común y corriente, pues, un descanso no le venia nada mal.
Así que ahí estaba, sentado en una roca con la vista en el agua, pensando en todas las malas decisiones que lo llevaron hasta ese punto. Empezando con la primera: nacer...
Y luego llegó Luke.
"Vaya, tú en silencio. Eso es nuevo" dijo como saludo.
Rodó los ojos. —No me malinterpretes, estoy disfrutando de la paz antes de que algún otro campista decida subestimarme otra vez, o que Drew por fin decida deshacerse de mi y envenenar mi comida" bromeó, cree.
La cosa es que Luke se rió y se sentó a su lado. "¿Sabes? A la mayoría de los semidioses les gusta el reconocimiento. Tú, en cambio, actúas como si fuera un fastidio, lo que es algo irónico con tu reputación"
"Porque lo es" respondió sin dudar. "Me llaman 'solo una cara bonita' y luego se ofenden cuando demuestro que también sé pelear. Es agotador" dio un largo suspiro. "En cambio con lo otro es diferente, en vez de asfixiarme, me da vida, es el aire".
Él asintió, y hubo un momento de silencio entre ellos, uno que no encontró incómodo. Hasta que Luke lo miró con ese brillo curioso en los ojos. "Dime algo que nadie espere de ti"
Arqueó una ceja, okey eso era raro. "¿Por qué?"
"Porque quiero ver si hay algo en lo que no seas irritantemente perfecto"
"¿Irritantemente perfecto? Vaya Luke, si querías coquetear, solo tenías que decirlo" bromeó. Él puso los ojos en blanco, pero Draco vio la pequeña sonrisa que intentaba ocultar.
"No cambies de tema".
Fingió pensarlo. Luego, con una media sonrisa, dijo: "No me gustan, yo amo las comedias románticas"
Él parpadeó. "¿Qué?"
"Sí, ya sabes, esas como 'Cuando Harry encontró a Sally', 'Mujer bonita', 'Diez cosas que Odio de ti'..."
Luke lo miró como si acabara de confesar que le gustaba la ensalada de... no lo sabía, una ensalada fea.
"No puede ser" parecía en verdad sorprendido.
"Créelo" le sonrió con suficiencia. "La escena de 10 cosas que odio de ti, cuando Patrick le canta en las gradas… Es simplemente perfecta" hablo con un tono soñador sin querer.
Luke se rió, sorprendido aunque no burlon. "Espera, espera… ¿Me estás diciendo que el gran Draco Malfoy, rockstar y sarcástico profesional, quiere un romance de película adolescente?"
"Ni para que mentirte, si. Son tan... no lo sé, solo me encantan y espero algún día vivir uno".
El mayor lo observó, todavía con esa risa en los labios, pero luego su expresión se suavizó un poco. "No lo hubiera esperado de ti"
"Me gusta desafiar expectativas" respondió, encogiéndose de hombros. Si, le gustaría su romance de película
El silencio volvió, sin embargo esta vez había algo más. Algo… que siendo sinceros no quiso analizar demasiado.
Luke carraspeó. "Por cierto, ¿viste lo de Clarisse y Percy?" Lo miró ofendido, ¡obviamente que lo hizo! Clarrisse en el entrenamiento después de eso estuvo brutal. Y Silena le contaba mucha cosas.
"Oh, claro que sí. Percy Jackson ha conseguido el odio eterno de Clarisse. Ahora eso es una declaración de guerra" hablo emocionado. Si, si, si, mala suerte para Jackson. Ahora solo quería saber qué haría su amiga.
Luke sacudió la cabeza, aunque parecía divertido. "Clarisse está siendo un poco intensa con eso". Intensa era algo para quedarse cortos.
"¿Intensa?" se burló. "Ella le quiere arrancarle la cabeza y usarla como trofeo"
"Percy no es tan malo" lo defendió. "De hecho, creo que quiere ser tu amigo"
Draco sintió que algo se revolvía en su estómago. No por Jackson sino por la forma en la que Luke lo dijo.
"Sí, porque necesito otro idiota en mi vida" le respndió con sarcasmo. No tenía nada contra él chico apesar de todo, solo... no les veía mucho futuro.
Luke se rió, aunque había algo tenso en su expresión. "Bueno, si lo rechazas, mejor para mí"
Draco lo miró, afilando los ojos. "¿Celoso, Luke? Tranquilo, solo tengo ojos para tí, y medio campamento" no desaprovechó la oportunidad para molestar.
El mayor desvió la mirada, con una sonrisa misteriosa. "¿Qué dices?"
Draco sintió un cosquilleo en la piel. Oh. Interesante. "Nada, nada" lo miró de reojo y negó con la cabeza.
"Sabes, Pretty Boy, a veces me arrepiento de haberte conocido"
"Sí, claro, encanto. Lo que digas"
Se quedaron en silencio un rato, hasta que Luke suspiró y se pasó una mano por el cabello, mirando hacia el lago. Su expresión era más seria ahora, como si estuviera debatiéndose internamente antes de hablar.
"He estado pensando en lo que me dijiste el otro día"
Él, que estaba entretenido dibujando círculos en la tierra con la punta del pie, arqueó una ceja sin demasiado interés. "¿Sobre lo increíblemente guapo que soy? Si lo sé, y lo entiendo, es difícil sacarme de la cabeza"
Su amigo rodó los ojos, aunque no sonrió como de costumbre. En su lugar, soltó un largo suspiro, como si lo que estuviera a punto de decir le costara más de lo que le gustaría admitir. "Sobre los dioses. Sobre… lo injustos que son"
Dejó de jugar con la tierra y levantó la mirada. Esa sí que no la vio venir, tenía un presentimiento.
"¿Y...?"
Luke apretó la mandíbula, su perfil iluminado por la luz del atardecer. Por primera vez, no lo vió como el líder carismático y confiado que todos admiraban, sino como alguien muy agotado. "Durante mucho tiempo pensé que lo mejor era alejarme de ellos" murmuró al fin, con la voz algo tensa. Le llegó una leve punzada de incomodidad, como que no le gustaba el rumbo de esta conversación estaba tomando.
"¿Alejarte cómo?" preguntó, aunque en el fondo ya sospechaba la respuesta.
Se tardó en responder. Bajó la mirada a sus propias manos, como si ahí pudiera encontrar las palabras correctas. "Había alguien… un dios, o algo peor, que me ofreció una salida. Me prometió que si lo ayudaba, todo cambiaría" ...
Su estómago se revolvió "¿Cronos?" Luke no dijo nada. Pero su silencio fue una respuesta más que clara. Sintió un leve mareo, como si acabaran de darle un puñetazo en la cara. "Por los dioses, Luke..." wow... ¿eso significaba qué..? Esperen, esperen.
Su amigo chasqueó la lengua. "No fue una decisión que tomara a la ligera"
"¿Eso se supone que me haga sentir mejor?" se cruzó de brazos, intentando ignorar la sensación de traición que amenazaba con instalarse en su pecho. Él tampoco era el mayor fan de los Dioses, ¿pero traicionarlos?
Luke alzó la cabeza y lo miró directamente. Sus ojos estaban llenos de algo extraño, como si estuviera desarmándose poco a poco.
"No lo hice"
Frunció el ceño. No lo hizo.
"¿Qué?"
Luke se encogió de hombros. "No acepté su oferta".
Draco lo miró con desconfianza, aunque no quisiera hacerlo. "¿Por qué?" Pregunto al final.
Él solo solto una risa seca. "Pasaste tú" ¿eso era bueno o malo, qué significaba? Parpadeó, confundido.
"¿Cómo que pasé yo?"
"Al principio pensé que eras otro chico mimado que no tenía idea de nada" admitió, con una sonrisa irónica. ¡Ey, si podía ser algo mimado pero no tan malo!. Sin embargo luego de la charla del otro día, y las de después... me hiciste pensar. Sobre si realmente vale la pena tirar todo por la borda".
Podria jurar que casi sintió que su corazón latía un poco más rápido de lo normal. "Así que… ibas a traicionarnos y cambiaste de opinión".
Luke asintió lentamente, él desvió la mirada, sintiendo una mezcla de alivio y rabia. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera logrado convencerlo?.
"Por Hecate, qué drama" susurró al final.
El chico a su lado se rió, con un poco más de alivio esta vez. "Dímelo a mí".
Draco sacudió la cabeza. "Eres un idiota"
Le sonrió. "Pero ahora soy un idiota de tu lado".
Solo rodó los ojos y le dio un ligero empujón en el brazo. A pesar de que en el fondo, su mente seguía dándole vueltas a todo lo que acababa de escuchar.
Luke había estado a punto de unirse a Cronos. Había estado tan cerca.
Pero lo detuvo.
Él.
Respiró hondo, tratando de sacarse esa sensación extraña que le recorría todo el cuerpo.
Porque aunque Luke había tomado su decisión… Algo en su instinto le decía que alguien más no lo haría.
"¿Eso quiere decir que no vas a irte con… él? Solo para confirmar".
Él negó con la cabeza, y sus siguientes palabras fueron claras, firmes. "No. Me quedo leal a ti".
Por un segundo, llegó a sentir que le faltaba el aire. La forma en la que lo habia dicho… no era solo que no fuera a unirse a Cronos; era como si estuviera diciendo que elegía quedarse a su lado. Oh no, no es el momento de pensar que estás en una telenovela Draco pensó para sí mismo.
"Vaya" soltó, sin saber qué más decir.
Luke dejó escapar una risa sin humor. "¿Eso es todo lo que vas a decir?" ¿Acaso tenía que decir algo más?.
"¿Qué esperabas? ¿Una ovación?" Esto no era lo suyo. "Si quieres le digo a Annie y te escribimos una canción".
"No gracias, aunque si te consuelo creo que lo harian bien" le respondio. "Decia algo menos seco, quizá".
Dió un largo suspiró y, con tono más serio, añadió. "Está bien, está bien, me alegra que hayas tomado esta decisión" decir eso estaba bien, ¿no? Su amigo lo miró en silencio un instante antes de esbozar una sonrisa cansada.
"Gracias".
Draco asintió, aunque su mente iba a mil por hora. Sabía que esto no era solo una confesión, Luke no era de los que compartían cosas importantes sin razón.
"¿Por qué me lo dices a mí?" No pudo evitar preguntar. El podía perfectamente quedarse callado y no decirle a nadie jamás.
Luke pareció pensarlo un momento antes de encogerse de hombros. "Porque, de alguna forma, sé que no vas a usarlo en mi contra" ¿eso era una ofensa o un cumplido?
Arqueó una ceja. "¿Y si lo hago?" ¡Podía hacerlo! No, no lo haría nunca.
El mayor le dedicó una media sonrisa. "No lo harás" chasqueó la lengua, el maldito tenía razón.
"Qué molesto que me conozcas tanto" bufo con un puchero.
Él dejó escapar una risa breve. "Es tu culpa por ser tan transparente".
El ambiente entre ellos se alivianó un poco, aunque Draco todavía sentía la tensión del momento. Era extraño pensar que, hace un par de días, Luke aún consideraba ponerse del lado de Cronos. "¿Sabes? Oficialmente, creo que esto me convierte en una muy buena influencia" hablo cruzándose de brazos con fingida arrogancia. "Te convencí de no unirte a un titán arrogante y viejo".
"Sí, sí, seguro fue por ti" se rió de el.
Draco se llevó una mano al pecho con dramatismo. "Me subestimas, Luke, tengo más poder del que crees" y no mentía.
Este le lanzó una mirada burlona. "Tal vez te creere cuando crezcas, pequeñin" le revolvió el cabello con una sonrisa. "Eres como un pequeño saltamontes, o un hurón, o un Dragón"
Entrecerró los ojos. "¿Y cuándo crees que deje de serlo?" Decile qué a los catorce porfa.
Luke fingió pensarlo por un segundo antes de encogerse de hombros. "No lo sé, cuando crezcas"
Continuaron hablando un rato, aunque las palabras seguian suspendidas en el aire entre ellos, que en vez de hacerlo incómodo, solo reforzaba algo que ya sabía: Luke estaba de su lado.
Y por alguna razón, eso le importaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.
"¿Interrumpimos algo?" Pregunto una voz conocida detrás de ellos.
Ambos se voltearon al mismo tiempo, encontrándose con Annabeth y Clarisse de pie a unos metros de distancia. Annie tenía los brazos cruzados y una sonrisa burlona, mientras que Clarisse los miraba con una ceja alzada y los brazos cruzados, como si estuviera lista para arrancarle la cabeza a alguien. Esperaba que no fuera la suya, era muy bonito para morir aun.
"¿Qué hacen aquí?" preguntó Luke con su tono relajado.
"Buscándolos, obvio" espondió Clarisse. "Es hora de la cena y nadie los ha visto en toda la tarde" bufo.
"Oh, claro, porque sin nosotros el campamento simplemente deja de funcionar" replicó rodando los ojos divertido.
"No, pero el chisme sí" dijo Annabeth con una sonrisa afilada. ¿Qué chisme?
"¿Chisme de qué?" Sus hermanas le habrían contado, ¿no?
Clarisse lo miró con una expresión que ya conocía muy bien, era la misma que usaba antes de romperle la nariz a alguien en un combate. Y Annie tenía su mirada de 'A qué no te imaginas lo que tengo que contarte...'
"No lo sé, tú dinos Draco. Tú y Castellan solos, a la orilla del lago, mirándose como si fueran los protagonistas de una tonta película de amor"
Abrió la boca para responder, sin embargo Annabeth levantó una mano. "Antes de que lo niegues, por favor, ten en cuenta que te he visto coquetear incluso cuando no es intencional y me obligarte a ver muchas comedias románticas".
Luke dejó escapar una risa nasal, y él le lanzó una mirada de advertencia. "No tengo ni la menor idea de lo que estás hablando".
"h, por favor, Draco" bufó Clarisse. "Casi podíamos ver los subtítulos en el aire diciendo 'miradas cargadas de significado'".
Entrecerró los ojos. Eso no era cierto. "Bueno, qué pena que se lo perdieron, porque justo antes de que llegaran estaba a punto de pedirle matrimonio"
Annabeth sonrió. "Ajá".
"Y Luke iba a decir que sí" añadió sin perder el ritmo. "Íbamos a fugarnos juntos y dejar el campamento atrás" dramatizo.
Luke decidió seguirle el juego, llevándose una mano dramáticamente al pecho. "Pero nuestra felicidad se vio interrumpida por el cruel destino"
"¿Nosotras somos el cruel destino?" reguntó Clarisse, cruzando los brazos.
"Por supuesto" respondió con fingida tristeza. "Como siempre".
"Ja, ja mira como me rio" murmuró ella, y luego le lanzó a Luke una mirada de advertencia. "Y tú, Castellan ¿qué andas haciendo con mi chico? Que el inútil de Jackson no pelee bien no significa que tengas que robarte a mi disipulo" ¿Escucho bien? ¿Clarisse lo había llamado su disipulo? Podía morir en paz.
Luke alzó las manos en un gesto de rendición, con su habitual sonrisa tranquila, como si no tuviera a una semidiosa musculosa con su lanza lista para partirle la cabeza. "Relájate, solo estábamos hablando. Y Percy es muy buen guerrero".
Clarisse entrecerró los ojos. "Sí, sí, claro. Hablando. Como si no supiera reconocer cuando alguien está maquinando algo".
Ahora, esto era interesante. No porque Clarisse estuviera equivocada -en realidad, no lo estaba del todo-, sino porque, para ella, 'maquinando algo' significaba 'intentando convencerlo a de unirse a una causa cuestionable o robarselo' cuando en realidad lo más peligroso que Luke había hecho en esa conversación había sido mirarlo con esos malditos ojos azules y llamarlo leal.
No era como que le importara, por supuesto.
"Clarisse, no exageres", interrumpió Anncon una sonrisa burlona. "¿No ves que si Luke intentara algo, Draco lo haría sufrir?"
Sonrió con arrogancia. "Exacto. Soy irresistible, no indefenso"
Luke lo miró con diversión, inclinándose apenas hacia mí. "Claro, pretty boy, lo que tú digas." Intento ignorar la súbita sensación de calor en su cara y fingió toser.
"¿Ven? Esto es acoso"
Annabeth puso los ojos en blanco. "Deja de hacerte la víctima y apúrense. Si tardan más, se van a quedar sin postre" uuuh, postre.
Y ahí estaba. Su verdadera motivación para moverme: la comida. Porque, claro, después de un día entero de entrenamiento, peleas internas y crisis existenciales, lo único que realmente le importaba en este momento era si había o no pastel de chocolate.
Clarisse le lanzó una última mirada antes de darme un empujón hacia el campamento. "Tú, caminas conmigo" Como si tuviera opción.
Miró de reojo a Luke, quien todavía tenía esa media sonrisa en el rostro, y luego a Annie, que los observaba con algo más que burla en los ojos.
Ella sospechaba de algo, a pesar de que no había nada que sospechar.
Aunque bueno, ese era un problema para el futuro Draco Malfoy.
El presente Draco Malfoy tenía postre que asegura
Así que, con una última mirada entre ellos dos, Luke y Draco siguieron a las chicas de vuelta al campamento. Y aunque no lo admitiera en voz alta, sabía que la conversación que tuvieron antes cambiaría muchas cosas.
Tal vez no en ese momento.
Pero eventualmente.
Y eso le daba una sensación extraña en el pecho.
No desagradable.
Solo… extraña.
.
Draco estaba harto.
De todo.
Del campamento, de los semidioses que lo miraban con burla o sospecha, de no recibir noticias de sus padres, de los dioses que jugaban con sus hijos como si fueran fichas en un tablero.
De él mismo.
No estaba bien.
Y lo odiaba.
Odiaba que los comentarios de Drew aún se quedaran en su cabeza como un eco molesto. Odiaba que la gente siguiera viéndolo como si fuera un fraude, un error en el sistema, una anomalía que no tenía cabida en el campamento. Odiaba que ni siquiera tenía noticias de sus padres y que la posibilidad de nunca volver a verlos se sentía más real cada día.
Porque aunque se repitiera una y otra vez que no le importaba lo que dijeran, que ya estaba acostumbrado a que lo subestimaran, que él sabía lo que valía… no era cierto. No del todo. Había una parte de él que siempre dudaba. Que se preguntaba si, en el fondo, ellos tenían razón.
Si no era más que una cara bonita con suerte.
El peso en su pecho era sofocante, la presión detrás de sus ojos ardía. Se dejó caer en la orilla del lago, apoyando los codos en sus rodillas y hundiendo la cara entre sus manos.
No iba a llorar. Pero tampoco podía respirar.
"¿Cuántas veces te he dicho que cuando te metes en tu cabeza pareces un drama king de telenovela?" Llamo ella. Ni siquiera tuvo que levantar la vista para saber quien.
"Por lo menos siete" sonrió apenas.
Ann se dejó caer a su lado con la naturalidad de alguien que había ocupado ese mismo lugar toda su vida, ya que lo había hecho.
Desde que eran niños, Annabeth siempre había estado ahí. Cuando él era un mocoso testarudo que intentaba competir con ella en todo. Cuando aprendieron a tocar juntos. Cuando el campamento se convirtió en su hogar. Y ahora, cuando él se sentía demasiado roto para fingir que estaba bien.
No dijo nada más. Solo estuvo ahí. Y él odiaba lo mucho que eso le dolía.
"Si vas a soltar una frase filosófica de Shakespeare sobre cómo tengo que 'buscar la luz en la oscuridad' o algo así, ahórratelo. Porq-"
Annabeth bufó y lo corto. "Por favor, te conozco desde hace años y lo sé. Lo único que quiero decirte es que te levantes".
Entrecerró los ojos. ¿Por qué? "¿Por qué?".
Ella sonrió. "Vamos a bailar".
El rubio parpadeó varias veces.
"Annie. Estoy teniendo una crisis existencial".
"Sí, lo noté" Se puso de pie y le tendió la mano. "Por eso vamos a bailar". Draco la miró como si le hubiera pedido que sacrificara a un unicornio. Su amiga era rara, sin embargo nunca lo fue tanto.
"…¿Qué?"
"Bailar, mover el esqueleto, agitar los brazos como un idiota hasta que te olvides de lo que sea que está pasando en tu cabeza" Le dio un empujón suave con el pie. "Anda, arriba".
"Esto es una locura" susurró con una leve sonrisa.
"Y por eso funciona".
Él suspiró, pasó una mano por su cabello y, con toda la resignación del mundo, tomó su mano y se puso de pie. Annabeth sacó su iPod -el bendito aparato aún sobrevivía al campamento- y puso una canción, reconoció la melodía de inmediato.
Draco sintió una chispa de diversión en su pecho, siempre bailaban esa canción para molestar a Lavender, ya que su madre la traemos con tanto reproducirla.
Do-do-doh, do-do-doh, do-do. Do-do-doh (aow), do-do
This hit, that ice cold
Michelle Pfeiffer, that white gold
This one for them hood girls
Them good girls, straight masterpieces
Y entonces ella comenzó a moverse.
No con torpeza, no como alguien que solo agitaba los brazos sin pensar. No, Annabeth Chase sabía bailar, y muy bien. Se movía con ritmo, marcando cada paso con precisión quirúrgica.
Y Draco no se iba a quedar atrás.
Con una sonrisa arrogante, comenzó a seguirla. Primero despacio, como tanteando el terreno, y luego con más confianza.
Hasta que, sin planearlo, se sincronizaron. Era como si sus cuerpos ya supieran qué hacer.
Giraban al mismo tiempo. Daban pasos en espejo. Se inclinaban hacia atrás justo cuando la canción decía don't belive, just watch! y luego se enderezaban con un chasquido de dedos.
"Girls hit your hallelujah woah" corearon juntos, señalándose con dramatismo y ambos rieron a la vez.
Era estúpido, era ridículo. Era perfecto.
Se movieron con más energía, ahora añadiendo expresiones exageradas. En el coro, Ann saltó y él la giró en el aire como si estuvieran en una película musical. Luego ella le devolvió el favor y lo hizo girar -Sí, era igual o más fuerte que él, ya había aprendido a aceptarlo-
Cuando la canción llegó a volver a la parte de don't believe, just watch!, ambos se señalaron el uno al otro con poses dramáticas y luego se llevaron las manos al pecho, como si fueran los protagonistas de un musical de Broadway.
Fue en ese preciso momento cuando la voz de Clarisse rompió la escena. "¿Qué demonios está pasando aquí?" Draco y Annabeth congelaron a mitad de un paso. La chica los miraba con el ceño fruncido, los brazos cruzados y la confusión pura en su rostro.
Él, todavía sin aliento, solo logró responder. "…¿Terapia, supongo?"
Ella parpadeó. Miró a Annabeth, luego a él y luego a su iPod, de donde aún sonaba la canción. Fue cuando con una rara mezcla de horror y fascinación, murmuró: "Por los dioses… ustedes lo tenían planeado"
Draco y Annabeth se miraron. No lo habían hecho. "Obviamente no" dijeron al unísono.
Clarisse frunció más el ceño. "Pero… ¿por qué se mueven igual? Es raro".
"Tal vez porque hemos sido amigos desde que éramos niños y tenemos el mismo cerebro" respondió Annie encogiéndose de hombros. La gente aveces olvidaba eso.
"Sí, es como telepatía, aunque para cosas inútiles" añadió él con una sonrisa.
Ella los observó otro segundo más, como si intentara decidir si eso era una estupidez o una genialidad. Y luego, con el mayor suspiro de resignación que Draco había escuchado jamás hablo. "Por Ares, denme eso".
Antes de que alguno pudiera reaccionar, la chica agarró el iPod y retrocedió la canción.
Los miró con una expresión completamente seria y dijo: "Si van a hacer el ridículo, al menos háganlo bien. Repitamos desde el principio"
Draco abrió la boca, incrédulo. "¿Me estás jodiendo?"
"¿Crees que voy a dejar que ustedes dos sean los únicos con coreografía?"
Y así, sin más, Clarisse se unió a ellos. Sin embargo, a diferencia de Annabeth, ella no sabía bailar con precisión. No Clarisse bailaba como si estuviera peleando con el aire. Cada movimiento era demasiado brusco, demasiado fuerte, vando chasqueó los dedos, casi se disloca la muñeca.
Y cuando intentó girar, estuvo a punto de tropezar con Draco.
Pero aun así… era divertido.
Los tres terminaron el coro con los brazos alzados, sin aliento y riendo.
Y por primera vez en todo el día, no sentía que el peso del mundo estaba sobre sus hombros.
.
Después de la locura del baile y la cena, Draco finalmente tuvo un momento a solas.
El campamento estaba tranquilo a esa hora. Las fogatas aún chisporroteaban en la distancia, y el sonido de las olas contra la orilla era el único ruido constante, se dejó caer en la arena, con la vista clavada en el cielo estrellado. No pensaba en nada en particular… o mejor dicho, intentaba no pensar en todo.
Sus padres.
Su doble vida.
El campamento.
Luke.
Los dioses y sus jodidos problemas.
Su cuerpo estaba agotado, sin embargo aunque quiera su mente no le daba tregua. Cerraba los ojos y veía las burlas, la desconfianza. Sentía la presión de tener que demostrar, una y otra vez, que era fuerte. Que era capaz. Que era más de lo que todos creían.
Un suspiro escapó de sus labios. No podía seguir así.
Y entonces, sin previo aviso, el aire cambió.
No fue un cambio brusco, sino algo sutil, casi etéreo. El ambiente en la cabaña se volvió más ligero, como si una brisa invisible recorriera el espacio, el aroma a rosas frescas, jazmín y algo dulce, como vainilla y miel, llenó sus pulmones.
Ni siquiera necesitó abrir los ojos. Sabía exactamente qué significaba eso.
"Mamá" Su voz salió más suave de lo que esperaba.
El aire pareció vibrar con una calidez reconfortante. No había ninguna figura visible a su lado, pero su presencia era inconfundible. No necesitaba verla para saber que Afrodita estaba ahí. La sensación de su energía lo envolvía como una manta en una noche fría.
"Mi niño hermoso…"
Se permitió a si mismo relajar un poco los hombros. Solo un poco.
Su madre no hablaba con él todo el tiempo, pero cuando lo hacía, él la escuchaba. Siempre. Porque, a diferencia de muchos otros dioses, ella no le hablaba en acertijos ni le daba respuestas a medias solo para confundirlo. Ella lo conocía. Y por mucho que el resto del mundo se burlara de ella, él sabía que su madre no era una diosa frívola y vacía.
"Te he estado observando" continuó ella, con esa voz suave que siempre hacía que se sintiera algo menos solo. "Has estado cargando demasiado peso sobre tus hombros".
Solltó una risa baja y cansada, eso lo sabia. "Bueno, no es como si tuviera opción. Si no lo hago, ¿quién lo hará?"
"Draco" Solo su nombre, dicho con tanta ternura y preocupación, fue suficiente para que un escalofrío recorriera su piel. "No tienes que demostrar nada, mi amor" Draco apretó la mandíbula. "Ya eres suficiente, siempre lo fuiste y siempre lo serás".
Sus labios se separaron, sin embargo no dijo nada. No sabía qué decir. Sus dedos se cerraron en la tela de su camiseta, justo sobre su pecho. Afrodita nunca le pedía que fuera más de lo que ya era. Nunca le exigía que fuera perfecto, que probara su valía, que se sacrificara por ser digno. Ella simplemente… lo amaba. Tal y como era.
Y, maldita sea, qué fácil era aveces olvidar eso.
"Lo sé" murmuró, a pesar de que ni él mismo se lo creyó del todo.
La esencia de su madre pareció brillar con más intensidad. "Draco…"
Él pasó una mano por su rostro, frotándose los ojos. "Estoy bien, mamá" Silencio. Pero no un silencio incómodo, sino uno que se sentía como si ella estuviera eligiendo con cuidado sus palabras.
"Algo malo se acerca".
¿Qué? Frunció el ceño. Su cuerpo, agotado hacía un momento, se tensó de inmediato. "¿Qué tan malo?" ¿Por qué se lo decía?
Hubo un segundo de duda. Un segundo demasiado largo. "Lo suficiente para hacerte dudar de muchas cosas".
Eso no le gustó. Para nada.
Afrodita nunca hablaba en acertijos con él, y esta vez… esta vez su voz tenía un matiz de algo distinto. No solo preocupación. Había miedo ahí.
Se levanto en su cama, apoyando los codos sobre sus rodillas. "¿Me puedes decir qué es exactamente lo que va a pasar?"
"Lo lamento, no lo sé con certeza". Eso solo lo ponía más ansioso, su madre sonaba realmente mal. "Pero pase lo que pase, no dejes jamás que te quiten lo que eres, tu brillo" continuó ella, su tono más firme. "No dejes que te hagan olvidar lo fuerte, lo especial que eres, Draco".
El nudo en su garganta volvió con más fuerza. "Mamá…"
"Estoy aquí mu amor. Siempre lo estaré".
El aire a su alrededor pareció abrazarlo, envolviéndolo en esa calidez única de su madre. Y luego, como una brisa que se disipa lentamente, Afrodita desapareció.
Sin embargo, su esencia permaneció. Exhaló un suspiro largo y cerró los ojos, permitiéndose por un momento creerle, se preocuparía por eso luego.
.
Ese luego llegó demasiado rápido.
El grito de victoria de la cabaña de Ares hizo eco en el bosque cuando Clarisse y su equipo emboscaron a Jackson, Draco observó desde su escondite, disfrutando el espectáculo.
"Lo siento, Jackson. Juego sucio, reglas sucias", pensó con una sonrisa ladina mientras lo veía caer en la corriente del río. Había logrado engañar a Jackson distrayéndolo lo suficiente para que Clarisse y sus hermanos pudieran atraparlo. Aunque, para ser justos, el chico no era tan idiota como parecía. Un poco lento, sí, pero no completamente inútil.
Draco se ajustó la espada y miró a su alrededor. Aún tenían que asegurarse de que el equipo de Atenea no recuperara el estandarte. Fue entonces cuando todo cambió.
Una luz verde y azul iluminó el cielo. entrecerró los ojos, el resplandor reflejándose en sus pupilas. Un tridente brillaba sobre la cabeza de Jackson.
Oh, fantástico.
El bosque entero quedó en silencio. Los campistas miraban boquiabiertos, algunos asombrados, otros aterrados. Clarisse soltó un bufido, sin embargo su expresión traicionaba su incredulidad.
"Poseidón" susurró alguien.
Oh si, sintió que su oportunidad acababa de aparecer frente a él.
Una misión. Jackson estaba a punto de ser enviado fuera del campamento. Y si él lograba convencer a Quirón…
Los murmullos comenzaron, preguntas flotaban en el aire. "¿Un hijo de los Tres Grandes?", "Esto no puede ser bueno", "Habrá problemas".
A él sinceramente le importaba muy poco eso, lo que si trnia su c9mpleta atención era que podía salir del campamento. Podía buscar pistas de donde o qué les pasó a sus padres -y confirmar si su madre murió, aunque le duela-.
Un rato después, cuando se reunieron en el Pabellón, la tensión era insoportable. Quirón explicó lo inevitable: Jackson debía partir en una misión. Y ahí estaba su oportunidad.
"Yo iré con él" hablo con firmeza de inmediato.
Silencio.
Clarisse fue la primera en reaccionar. "No" espetó, cruzándose de brazos. Rodo los ojos, sabía que ella reaccionaria así.
"Bonita objeción, ¿quieres desarrollar tu argumento o eso es todo?" No tenía permitido no ir a esa misión.
"No irás" repitió ella. "No es seguro" apesar de que era claro que se estaba empezando a enojar, había un leve avismo de preocupación en su voz.
"No estamos en un campamento de verano, Clarrise. Nada es seguro"
"Draco…" Luke lo miró con advertencia. "No creo que sea buena idea" Claro que no. Porque Luke sabía. Porque Luke había notado la urgencia en su voz, la forma en que su mano apretaba la tela de su pantalón, el brillo de desesperación en sus ojos.
Draco iba a buscar a sus padres.
Y Luke no quería que él se fuera.
Sintió la presión en su pecho aumentar. No, no, no. Tenía que salir. Tenía que hacerlo. "Puedo ayudar" insistió, con voz más dura.
"Tu profecía…" murmuró un hijo de Hermes. El aire pareció volverse más denso. "Cuando la estrella del norte y la luna de sangre se encuentren, nacerá un hijo del amor y la magia…"
Un escalofrío le recorrió por su espalda, ya le habían dicho todo, el no debía ser. Su existencia retaba las leyes del Olimpo y la magia. Era un caos andante. Pero esa misma profecía decía que con su elección, paz o caos hallarían su camino.
"Justamente por eso" intervino Jackson de repente, con esa mirada determinada que ya estaba empezando a reconocer. "Quiero que venga" Dioses, podría besarlo ahora mismo.
Aunque de igual forma arqueó una ceja, sorprendido. "¿Tú quieres?" Su plan era obligarlo a elegirlo, con algo de que lo maldeciria o algo así. Nunca pensó que el chico lo elegiría por quererlo.
Percy se encogió de hombros. "Eres fuerte. Y… me agradas" respondió apartando la mirada.
Oh, no. No, no, no.
Ese tono. Esa miradita esquiva. Ese sonrojó. Esa maldita sonrisita de cachorro.
Draco decidió ignorar la posibilidad de que Percy Jackson tuviera un crush en él y en su lugar enfocarse en la victoria.
Misión aceptada.
Miró a Annie, quien lo observaba con el ceño fruncido. Sin embargo él no necesitaba palabras con ella, beneficios de vivir juntos por años.
"Déjame ir" no podía hacerlo sin que ella lo acepte. Sus padres fueron también unos para ella.
Ann suspiró, rodó los ojos y, finalmente, asintió.
"Estas loco. Se lo contaré a Lavender"
"Lo sé".
"Si el niño bonito quiere irse a la misión suicida bien por el, adelante. Lo acepto" dijo sin mucho entusiasmo el señor D.
"Gracias por su apoyo señor D, usted siempre tan alentador" le sonrió sarcástico y feliz a la vez.
"Bien" anunció Quirón. "Draco Malfoy, Percy Jackson y Grover Underwood partirán al amanecer"
Cuando pudo volver a respirar una sonrisa triunfal cruzó su rostro. Era su oportunidad.
Y no iba a desperdiciarla.
.
Draco Malfoy no era un ladrón, o de esas personas que se metían a tu casa sin previo aviso.
Bueno… técnicamente sí lo era, sin embargo solo cuando la situación lo ameritaba. Y esta lo ameritaba.
Deslizándose en silencio entre las camas de la cabaña de Atenea, se preguntó si estaba a punto de morir a manos de su mejor amiga. Annabeth no era precisamente dulce al despertar, y considerando que él planeaba sacarla de su cama en plena madrugada para convencerla de romper unas cuantas (muchas) reglas… sí, probablemente lo asesinaría.
Pero no tenía opción.
"Psss, Annie, psss" le toco la mejilla a su amiga. "Despierta Ann, que no tenemos mucho tiempo" le volvió a tocar la mejilla con un dedo, luego con dos dedos, y luego con la mano entera en un intento desesperado de levantar la sin despertar a los otros. "Es hora de la aventura Annie, tenemos una misión que completar y reglas que romper" no recibió respuesta. "Sabes que no me iré hasta que te levantes" Ella gruñó y se revolvió entre las sábanas. Draco rodó los ojos. "Por todos los dioses, mujer, despierta"
Finalmente, sus párpados se entreabrieron y su mirada somnolienta lo enfocó. Primero confusión, luego reconocimiento y finalmente incredulidad.
"¿Qué demonios haces aquí?" susurró levantándose de repente. "¿Sabes la cantidad de reglas que estás rompiendo?"
Él le dedicó una sonrisita inocente. "Ann, querida, ¿me has visto alguna vez preocupándome por las reglas?"
Ella frunció el ceño y se incorporó un poco, frotándose los ojos. "¿Qué pasa?" Y ahí estaba el problema, no sabia como decirlo, si directamente o con alguna broma. Pero Annabeth era su mejor amiga. Sabía la verdad antes de que él la dijera. "Es por tus padres" No era una pregunta.
Draco apretó la mandíbula, si, si lo era. "No puedo quedarme aquí y esperar respuestas que nadie me dará. No sé si están vivos o muertos. No sé nada. Y no lo voy a descubrir si sigo atrapado en este maldito campamento"
Hablarlo en voz alta lo hacía más real.
El campamento mestizo era seguro, y apesar de eso con el tiempo para él se había convertido en una jaula. Y su profecía… la odiaba. Le pesaba sobre los hombros como una condena de la que no podía escapar.
La estrella del norte y la luna de sangre.
El hijo del amor y la magia.
Un destino escrito será quebrado...
Las palabras ardían en su cabeza, así qje las apartó. Se inclinó un poco más hacia su amiga sosteniéndole la mirada.
"Ven conmigo".
Ella ni siquiera intentó disimular su sorpresa. "¿Qué?"
"Tienes tu gorra de invisibilidad, ¿no? Puedes escabullirte con nosotros. Nadie se enterará hasta que sea demasiado tarde".
Annabeth lo miró como si acabara de proponerle prender fuego al Olimpo. "Draco, esto es una locura" intentó razonar, para su mala suerte había llegado dos horas tarde -si, se le había ocurrido mientras dormia-.
"Sí, bueno, bienvenidos a mi vida".
Ella abrió la boca para soltarle una lista de porqués era una idea terrible. Podía verlo en su expresión. Pero también vio cuando su mirada cambió.
No dijo nada. No tenía que hacerlo.
Él la conocía tanto como ella lo conocía a él. Y en ese momento, entre el silencio y la tensión, la conversación ocurrió en un nivel más profundo.
"Por favor" repitio en voz baja.
Ella cerró los ojos, exhaló lentamente… y cuando los abrió, la determinación en ellos le dio su respuesta.
"Está bien" suspiró resignada levantándose de la cama en silencio, preparando sus cosas.
Le sonrió enormemente.
"Sabía que no me dejarías ir solo, Ann".
"Pero le voy a decir a Lav algún día. Y ella si que va a matarte" le devolvió la sonrisa malévola.
Mierda, ella si que era capaz dr hacerlo.
.
"Bueno, parece que esta es la gran despedida" comentó Luke, con una sonrisa torcida, los brazos cruzados sobre el pecho.
Él le sostuvo la mirada. "Nos vemos pronto, rubio" ya pensaría un mejor apodo para Luke luego.
Este se quedó en silencio un segundo más de lo necesario antes de sonreír de lado. "No hagas nada estúpido" ¿en serio? ¿Él, Draco 'odio las estupideces -si no las hago yo- Malfoy? Nunca.
Le devolvió la sonrisa con un deje de burla. "¿Y arruinar mi reputación? Jamás"
Clarisse a su lado bufó y le dio un golpe en el hombro. "No te mueras, Draco. No quiero que Percy Jackson tenga que cargar con la gloria solo. Y si te mueres, dire algo muy feo en tu funeral" Ah, ella siempre tan linda.
"Oh, qué dulce. ¿Eso fue una confesión de afecto, Clarisse?"
"Cállate y vete antes de que cambie de opinión"
Silena, de pie con su perfecta postura, los observó con un aire evaluador antes de sonreír. "Intenten volver enteros. Especialmente tú, Draco, no me gusta la idea de que el hijo de Afrodita ande todo golpeado por ahí" aunque solo dijo eso, sabía que estaba preocupada por él.
"Intentaremos no arruinarnos el cutis, Lena"
Fue entonces cuando Will Solace, claramente incómodo, se acercó hacia él. Con sus manos temblaban un poco mientras sacaba algo del bolsillo. "Hola, Draco" saludo tímido.
Solo lo miró con una ceja arqueada. "Hola, Solace. ¿Qué puedo hacer por ti?" Le caía muy bien el chico, y hablaban mucho en la enfermería, sin embargo presentía algo raro.
Will tragó saliva. "Sé que no hablamos mucho, aunque… quería darte esto. Me la pasó alguien que cree que podrías necesitarla en algún momento"
Draco miró el pequeño objeto en su mano, era un pequeño brazalete que no parecía peligroso, pero la idea de recibir regalos anónimos nunca le había gustado. "¿Quién te lo dio?"
Will titubeó. "No sé exactamente, aunque confían en que te servirá" eso no le daba mucha información, así que decidió dejarlo pasar por el momento.
Le sonrió, tomando la cápsula y guardándola en su bolsillo. "Gracias, Will. Me caes bien, ¿sabes?"
Este parpadeó, sorprendido, y luego le sonrió nervioso. "Ten cuidado, ¿sí?"
Draco asintió antes de girarse hacia Jackson y Grover, que ya estaban listos para partir. Su mirada se deslizó un instante al espacio vacío a su lado.
Annabeth estaba allí, oculta bajo su gorra, esperando el momento exacto para moverse.
Respiró hondo, dejando que la emoción recorriera su cuerpo. "Hora de hacer historia, chicos" bromeó.
Y con eso, cruzaron la frontera del Campamento Mestizo.