Draco Malfoy no es solo una cara bonita

Harry Potter - J. K. Rowling Percy Jackson and the Olympians - Rick Riordan
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Draco Malfoy no es solo una cara bonita
Summary
¿Qué pasaría si Lucius sin darse cuenta se enamora de una Diosa? ¿Y si tienen un hijo?¿Qué pasaría si esa Diosa fuera Afrodita? Los Panteones no pueden cruzarse, porqué hay una profecía en su nombre.Una Profecía sobre el hijo de un Mago y una Diosa. Una Profecía que podría cambiarlo todo....O solo como Draco Malfoy es el hijo de Afrodita... y cambia muchas cosas con su intervención. ○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●Hola! Esta va a ser una historia diferente a la otra con temática similar que tengo en mi perfil, ¿por qué? Simple, no quiero hacer de Luke un villano ni antagonista.Así que alguien tiene que ocupar su lugar.Es una historia con inicio lento, como siempre, pero igual espero que les guste.M. S. C
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What you Want

Draco estaba emocionado.

¿Cómo no estarlo? ¡Iba a ir por primera vez al jardín de niños! A sus padres no les gustaba mucho que saliera, y no entendía el porqué, puede que sea un poco tímido si, pero él amaba la atención, jugar y ser aplaudido. ¡Sé siente muy bien! Le encanta ver como todos están tan orgullosos de él, y esta nueva etapa seguro le gustará.

Entonces si, no pueden juzgarlo por levantarse temprano y alistarse de manera perfecta su uniforme, peinar su cabello rebelde pero lindo a la vista y obvio, oler rico. Sabía que las apariencias no lo eran todo, habia conocido a muchas personas atractivas y la mayoría no eran buenas personas y viceversa. Sin embargo, si consideraba que era un rasgo importante, como dijo su mami "𝘓𝘢 𝘣𝘦𝘭𝘭𝘦𝘻𝘢 𝘦𝘴 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘮𝘶𝘺 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦, 𝘶𝘯 𝘢𝘳𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘥𝘰𝘣𝘭𝘦 𝘧𝘪𝘭𝘰, 𝘢𝘴𝘪 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘴𝘢𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘯 𝘴𝘢𝘣𝘪𝘥𝘶𝘳𝘪𝘢, 𝘱𝘶𝘦𝘴 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘪𝘭𝘶𝘮𝘪𝘯𝘢𝘳 𝘢𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘰 𝘩𝘶𝘯𝘥𝘪𝘳𝘭𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥".

Y él la usaría para iluminar el mundo.

"¿Ya estas listo, pequeño Dragón?" Pregunto su padre al entrar en su habitación. Él asintió de manera efectiva. "Pero mira que galán que te has puesto, digno de un Malfoy, chocala" hablo para chocar las palmas.

El viaje a su escuela fue corto, demasiado a su parecer, aunque no podría decirlo bien, se la paso vibrando de la emoción por llegar. Seguro haría muchos amigos o amigas y todo seria genial.

Cuando fue la hora de despedirse de su papá (su mami estaba trabajando en su empresa, era muy trabajadora) él hombre se puso a llorar.

"No llores papi, ya estoy muy grande y me cuidare mucho, lo prometo" dijo el pequeño secándole las mejillas a su padre, con su pequeña manito. Se escucharon arrullos de ternura a su alrededor.

"Yo... yo lo sé, pero eso no significa que no me preocupe igual" lo abrazó por última vez. "Mi pequeño... cuando has crecido, siento que hace solo unos días te tenía en mis brazos" dramatizo. Bueno, de alguien lo tenía que sacar. "Creo que ya tienes que irte, ¿llevas contigo tus lentes especiales?" Hablo parándose. Draco asintió en respuesta, le encantaban esas gafas, ¡era como magia! Hacia que las letras dejasen de moverse por todos lados.

"Adiós papi" se despidió.

"Adiós, Draco" le contesto con una sonrisa.

Y con eso ya hecho, pudo por fin entrar.

El salón ya estaba alborotado de niños y niñas que parecían tener su misma edad, pero que eran muy diferentes entre sí. Todos dentro se quedaron callados con su llegada. Esta bien, no hay nada mejor que una entrada dramática, ¿no?

Una mujer de veintitantos años fue la primera en salir de su trance. "Buen día a todos niños, como verán, el joven aquí será su nuevo compañero, espero que lo resivan y traten bien" hablo tartamudeando un poco, y dándole chance para presentarse.

"Hola a todos, yo soy Draco Malfoy y es un placer conocerlos, espero que seamos amigos" afirmo de manera algo tímida, aunque completamente decidida. Draco pudo notar cómo muchos de sus compañeros actuaban de manera... extraña no había dicho nada de mala educación o insultado a alguien ni ningún comentario sarcástico. Así que no entiende porqué los otros niños lo evitan, no lo ven a la cara y se ponen rojos al verlo, ¿acaso estaban enojados? ¿Les caía mal? Él no les había hecho nada... ¿había algo mal en él? Apenas empezaba las clases.

La maestra le dice cual es su lugar, y él se sienta en una mesa, mirando de reojo a los otros niños. Algunos cuchichean, otros lo miran y desvían la vista, como si quisieran hablarle y sin embargo, ninguno lo hacia.

¿Por qué?

"¿es por mi ropa? ¿o es por mi acento?" piensa al aire, mirándose a si mismo, su uniforme está impecable junto a su cabello y su colonia sigue sintiéndose, además su acento británico solo lo hace sonar más sofisticado, ¿no?

La maestra inicia la clase, sin embargo él se siente incómodo. Esto no era lo que esperaba, no era lo planeado, él quiere impresionar y hacerse amigo de los otros niños, hacerlos reír, y apesar de sus mejores intentos, nadie se le acerca. Pero se la pasan observándolo, sin hacer nada.

Sabía que los niños eran raros, pero esto ya es un limite.

Siguió atrapado en sus pensamientos, hasta que escucho una voz a su lado, era una niña de su edad, con el cabello rubio en una coleta alta y ojos grises intensos, lo observa con los brazos cruzados. No está sonrojada ni nerviosa como los demás niños, Annabeth Chase decía el papel en su camisa.

"Te miran así porque pareces sacado de la televisión o una de esas revistas de gente linda" fue lo único que le dice.

Espera, ¿qué?

"¿Eh?"

La niña Chase lo señala con su lápiz, gesto muy descortés si le preguntan. "Eres demasiado... perfecto. Como los niños en los anuncios de ropa, esos que todos quieren ser y hablan de ellos, esoa que son tan 'inalcanzables' que le tienen miedo de hablar, algo muy estúpido a mi parecer" le explica con calma.

Draco solo se digna a parpadear, estaba sinceramente demasiado confundido, aunque si los pensabas bien tenía sentido. A pesar de eso, seguia sin saber si eso era un cumplido o una crítica.

"Bueno, me gusta verme bien" le responde orgulloso.

Chase lo mira por unos momentos y al final se encoge de hombros. "Está bien, pero si quieres que dejen de mirarte raro, actúa más normal, pareces un principe de loa cuentos así" y señala otra vez, todo su yo. ¡Ey, él no tenía nada de malo!

"¿Más normal?" ¿Qué se supone que significaba eso? ¿qué era 'más normal' para los niños?

Por mala suerte, antes de que pueda responder, la maestra les da un tonto ejercicio de escribir sus nombres en una hoja. Chase vuelve a su cuaderno y antes de empezar a escribir, ambos cruzan sus miradas.

"¿Competencia?" Preguntan a la vez, con las mismas sonrisas depredadoras en sus caras. Claramente diciendo yo seré el ganador.

Los dos terminaron al mismo tiempo, dejando caer sus lápices y se acercan a comprobar quien lo había hecho mejor.

"Mi letra es más clara" le dice la niña.

"Yo escribi mi segundo nombre también" le reprocha, eso tenía que darle algún punto de más. "Y la mía tiene más estilo"

"No importa el estilo, importa la precisión" le responde rodando los ojos.

"A veces lo más bonito es lo mejor" sabía que no siempre era así, por algo el 𝘢𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴.

"No si quieres ser arquitecto" Draco se sorprende. ¿Arquitecto? ¿Qué niño de cuatro años habla así? Y en definitiva, no quería algo tan difícil, mucho trabajo que le quitaría horas de su sueño reparador valiosas.

Y a pesar de eso, algo en ella le agrada. No lo trata con nerviosismo ni lo ignora como los otros.

Ella lo desafía. Y él adora los desafíos.

Cuando llega la hora del recreo, duda si debe ir con ella o intentar hacer amigos con los demás, aunque de manera muy probable sería ignorado. Y entonces nota que Chase también está sola, al diablo los demás, haría de esa chica su amiga. Se acerca, sin decir nada, y se sienta a su lado.

Ella lo mira de reojo pero no lo echa.

"Me llamo Draco Malfoy, ¿quieres ser mi amiga?" Pregunta de manera inocente extendiéndole su mano. Vé como la chica se ríe un poco, y al final para al hablar.

"Annabeth Chase, un gusto, y si, si me gustaría" le responde con una sonrisa igual a la suya, estrechando su mano.

Y sin darse cuenta, ya eran amigos.

...

"¿Estás seguro que no seré una molestia? Escúchame Dracooo" lo llama Annie corriendo detrás de él, que solo se ríe de cómo está exagerando.

Ya tenía seis, casi siete años e iban siendo amigos todos unos dos largos años, y apesar de que aún muchos le seguían sin hablar, ya no le importaba, estaba bien. Eran solo él y Annie contra el mundo. En estos momentos, la esta llevando a una salida de amigos, a escuchado como hay una tensión en su casa, y quería que su amiga saliera a divertirse un poco.

"Annabeth, ya conoces a mis padres, y ellos te aman, no te preocupes. Sabes que somos ricos" le resto importancia. No era para tanto, si quería algo bastaban algunos millones y listo, problema solucionado.

"Eso no significa que no pueda ser una molestia," refunfuñó la rubia, pero sin dejar de seguirlo.

Solo rodó los ojos. "Tonterías. En mi casa a nadie le molestaras, a menos que haga algo realmente imperdonable, como... no sé, tocar el piano de mi padre con los dedos sucios"

"¿Lo dices por experiencia?" Preguntó con una sonrisa.

"Por supuesto"

Aun tenia traumas de esa vez.

Ambos rieron, y Annabeth olvidó su incomodidad cuando entraron a la enorme mansión Malfoy. Su mami los recibió con una sonrisa suave y su padre con su expresión de siempre, una mezcla entre altanería y resignación por tener que lidiar con unos niños hiperactivos. Eso le pasaba por no usar condon.

"Hijo, ¿puedo saber por qué insistes en que salgamos esta noche?" preguntó él con una ceja arqueada, aunque ya estaban vestidos con ropa más casual de lo normal. Draco lo miró con una sonrisa encantadora.

"Porque quiero fortalecer los lazos familiares y pasar tiempo con mi amiga, padre. Es una experiencia enriquecedora para nuestra relación"

Annie lo miró con incredulidad y su madre parecía divertida. El mayor se digno a suspirar.

"No me gusta cuando hablas con ese tono de político"

"Lo sé" le guiñó un ojo. "Por eso lo hago"

Salieron en su limusina y él fue el encargado de darle al conductor la dirección, haciendole un gesto para que se quedara callado. Alfred lo conocia de toda la vida, ya sabia como era, entonces solo guardo silencio y condujo con una sonrisa en la cara. Cuando llegaron al lugar del evento, Annabeth se quedó mirando con los ojos entrecerrados la enorme pantalla con el nombre BON JOVI en letras gigantes.

"Draco" lo llamo empujándolo suavemente por el brazo.

"¿Sí, Annie?"

"Esto no es la ópera"

"Exacto" le respondió intentando ocultar su diversión, cosa en la que terminó fallando increíblemente. "Te dije que nos íbamos a divertir".

"Tu papá va a explotar"

"Probablemente"

Los cuatro se veían completamente fuera de lugar en medio de la multitud emocionada, con su mami sosteniendo su bolso Gucci como si temiera que se lo robaran y su padre mirando a su alrededor con clara desaprobación. Lo que hacia uno por sus amigos, bueno, en realidad no se arrepentía, él también quería hacer algo nuevo, la ópera ya lo aburría.

"Esto es ruidoso y asqueroso, con poca clase..." murmuró su padre en cuanto las guitarras rugieron en el escenario.

Draco, en cambio, estaba deslumbrado, y la palabra no le hacia justicia a lo que sentía en esos momentos. Esos tipos parecían dioses. Energía pura, una multitud que gritaba con ellos, el sonido de la guitarra eléctrica vibrando en su pecho.

"Esto. Es. Asombroso" Grito al aire viéndolos fijamente, sin apartar la mirada. Annabeth también parecía fascinada, moviendo los pies al ritmo de la batería.

.

Desde que llegó, supo que estaba a punto de vivir algo grande.

Las luces de neón parpadeaban con intensidad, reflejándose en la multitud vibrante que saltaba, gritaba y reía como si estuvieran en un hechizo colectivo. El sonido del murmullo general, mezclado con la música de fondo que sonaba por los altavoces, hacía que su piel hormigueara con anticipación.

No tenía idea de qué esperar. Su experiencia musical hasta ese momento se limitaba a ópera, piano, y eventos de gala donde la gente aplaudía con elegancia, como si cualquier muestra de emoción excesiva fuera ilegal.

Pero esto... esto era puro caos. Y le gustaba.

Esto le encantaba.

"Draco, esto es increíble" le gritó Annie por encima del ruido, y él solo pudo asentir con los ojos brillantes.

El escenario estaba oscuro, pero de pronto, una luz azul iluminó el centro, y las primeras notas de la guitarra retumbaron en el aire. La multitud rugió en respuesta. Draco sintió cómo su corazón se aceleraba.

Fue cuando Jon Bon Jovi apareció.

El hombre parecía una leyenda viviente. Su cabello rubio revuelto, su chaqueta de cuero y esa actitud confiada hicieron que lo viera con admiración instantánea. Era como un rey frente a su reino, frente a sus subditos. Y uando tomó el micrófono y saludó a la multitud, el sonido de la ovación fue ensordecedor.

Entonces, fue cuando comenzó la verdadera magia.

La batería marcó el ritmo con un golpe seco y contundente, las guitarras eléctricas rugieron como dragones despertando de su letargo, y la voz de Bon Jovi llenó el lugar con una energía que Draco nunca había sentido antes.

"𝗦𝗵𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 𝘁𝗵𝗲 𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁, 𝗮𝗻𝗱 𝘆𝗼𝘂'𝗿𝗲 𝘁𝗼 𝗯𝗹𝗮𝗺𝗲! 𝗬𝗼𝘂 𝗴𝗶𝘃𝗲 𝗮 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗮 𝗯𝗮𝗱 𝗻𝗮𝗺𝗲!"

Draco sintió la música atravesarlo como un relámpago.

Fuerte, encantador, asombroso.

Felicidad, perfección.

Era pura adrenalina, sin reglas, sin etiquetas, solo pasión en estado puro.

A su lado, Annie saltaba y movía la cabeza al ritmo de la batería, con una sonrisa tan amplia que parecía que había nacido para este tipo de eventos.

Draco, en cambio, se quedó quieto al principio, observando todo, intentando entender por qué esto le parecía tan diferente, tan impactante.

Entonces, sin darse cuenta, sus pies comenzaron a moverse.

Primero, su cabeza se balanceó ligeramente. Luego, sintió el ritmo vibrando en su pecho y empezó a saltar junto con la multitud que gritaba a todo pulmón.

"𝗔𝗻𝗱 𝗮𝗻𝗴𝗲𝗹'𝘀 𝘀𝗺𝗶𝗹𝗲 𝗶𝘀 𝘄𝗵𝗮𝘁 𝘆𝗼𝘂 𝘀𝗲𝗹𝗹. 𝗬𝗼𝘂 𝗽𝗿𝗼𝗺𝗶𝘀𝗲 𝗺𝗲 𝗵𝗲𝗮𝘃𝗲𝗻, 𝘁𝗵𝗲𝗻 𝗽𝘂𝘁 𝗺𝗲 𝘁𝗵𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 𝗵𝗲𝗹𝗹. 𝗖𝗵𝗮𝗶𝗻𝘀 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗴𝗼𝘁 𝗮 𝗵𝗼𝗹𝗱 𝗼𝗻 𝗺𝗲 𝘄𝗵𝗲𝗻 𝗽𝗮𝘀𝘀𝗶𝗼𝗻'𝘀 𝘀 𝗽𝗿𝗶𝘀𝗶𝗼𝗻 𝘆𝗼𝘂 𝗰𝗮𝗻'𝘁 𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸 𝗳𝗿𝗲𝗲"

"𝗪𝗵𝗼𝗮! 𝗬𝗼𝘂'𝗿𝗲 𝗮 𝗹𝗼𝗮𝗱𝗲𝗱 𝗴𝘂𝗻, 𝘆𝗲𝗮𝗵! 𝗪𝗵𝗼𝗮! 𝗧𝗵𝗲𝗿𝗲'𝘀 𝗻𝗼𝘄𝗵𝗲𝗿𝗲 𝘁𝗼 𝗿𝘂𝗻. 𝗡𝗼 𝗼𝗻𝗲 𝗰𝗮𝗻 𝘀𝗮𝘃𝗲 𝗺𝗲, 𝘁𝗵𝗲 𝗱𝗮𝗺𝗮𝗴𝗲 𝗶𝗿 𝗱𝗼𝗻𝗲"

No pudo evitarlo, miró a todos lados y comenzó a copiar a la gente a su alrededor, moviendo los pies, saltando, gritando, nunca había escuchado la canción y sin embargo, la cantaba como si fuera una de mil veces más que lo hizo.

Se sentía bien.

Se sentía genial.

Todo era tan espectacular, tan eléctrico, tan real, tan hecho para él.

Asi que cuando llegó el estribillo, gritó con Annabeth, sin importarle nada más. Porqué en ese momento no lo hacía.

"𝗦𝗵𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 𝘁𝗵𝗲 𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁, 𝗮𝗻𝗱 𝘆𝗼𝘂'𝗿𝗲 𝘁𝗼 𝗯𝗹𝗮𝗺𝗲! 𝗬𝗼𝘂 𝗴𝗶𝘃𝗲 𝗮 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗮 𝗯𝗮𝗱 𝗻𝗮𝗺𝗲!"

"𝗜 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝗺𝘆 𝗽𝗮𝗿𝘁, 𝗮𝗻𝗱 𝘆𝗼𝘂 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝗴𝗮𝗺𝗲. 𝗬𝗼𝘂 𝗴𝗶𝘃𝗲 𝗮 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗮 𝗯𝗮𝗱 𝗻𝗮𝗺𝗲 (𝗯𝗮𝗱 𝗻𝗮𝗺𝗲). 𝗬𝗼𝘂 𝗴𝗶𝘃𝗲 𝗮 𝗯𝗮𝗱 𝗻𝗮𝗺𝗲"

"𝗣𝗮𝗶𝗻𝘁 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝘀𝗺𝗶𝗹𝗲 𝗼𝗻 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝗹𝗶𝗽𝘀, 𝗯𝗹𝗼𝗶𝗱 𝗿𝗲𝗱 𝗻𝗮𝗶𝗹𝘀 𝗼𝗻 𝘆𝗼𝘂𝘁 𝗳𝗶𝗻𝗴𝗲𝗿𝘁𝗶𝗽𝘀. 𝗔 𝘀𝗰𝗵𝗼𝗼𝗹 𝗯𝗼𝘆'𝘀 𝗱𝗿𝗲𝗮𝗺, 𝘆𝗼𝘂 𝗮𝗰𝘁 𝘀𝗼 𝘀𝗵𝘆. 𝗬𝗼𝘂𝗿 𝘃𝗲𝗿𝘆 𝗳𝗶𝗿𝘀𝘁 𝗸𝗶𝘀𝘀 𝘄𝗮𝘀 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝗳𝗶𝗿𝘀𝘁 𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗴𝗼𝗼𝗱𝗯𝘆𝗲"

Si, esto fue hecho para él.

Los coros del público resonaban como un hechizo poderoso, como si cada persona allí estuviera conectada por la misma emoción. Draco nunca había visto algo así. Era libertad.

De reojo, miró a sus padres.

Su mamá se veía estoica, con una sonrisa contenida, pero sus dedos tamborileaban ligeramente en su bolso, como si la música le afectara más de lo que quería admitir. Su padre, por otro lado, tenía la expresión de alguien que había sido traído a la peor pesadilla de su vida.

"Esto es un ruido infernal..." murmuró con una mueca, cruzándose de brazos con fastidio.

Él le sonrió con sorna.

"Oh, padre, esto es arte"

"Hijo, creo que tienes que redefinir tu definición de arte" Su padre le lanzó una mirada de incredulidad, pero ya no lo escuchaba.

No cuando escucho el mejor sonido de su vida.

Porque en ese momento, la guitarra se tomó el centro del escenario.

El guitarrista, con su chaqueta de cuero y su pose segura, tomó su instrumento y deslizó los dedos sobre las cuerdas con una facilidad hipnótica.

Draco no podía apartar los ojos de él.

Al principio, la música lo había atrapado en su caos vibrante, pero ahora solo podía ver a aquel hombre en el escenario. Su cabello desordenado se agitaba con cada movimiento de su cabeza, la chaqueta de cuero reflejaba la luz de los focos, y sus dedos...

Siguió atento el movimiento de esos dedos con una atención febril. Se deslizaban sobre el mástil de la guitarra con precisión quirúrgica, arrancando sonidos que parecían sacudir el aire mismo. La electricidad de cada acorde se sentía en el pecho, como si la guitarra no solo produjera sonido, sino que lanzara relámpagos invisibles en cada rasgueo.

El hombre inclinó la cabeza hacia atrás en un solo apasionado, dejando que su mano izquierda recorriera el diapasón con la confianza de alguien que había nacido para hacer exactamente eso. En ese instante, lo supo, supo que esa era la sensación que quería para sí mismo.

Él quería tocar la guitarra.

No como un pasatiempo, no como una distracción temporal. Quería dominar ese instrumento hasta hacer que el mundo entero lo escuchara. Quería que la gente lo viera en un escenario y sintiera lo mismo que él estaba sintiendo ahora: esa mezcla de admiración, adrenalina y un deseo incontenible de acercarse más al fuego.

Sintió la piel erizarse cuando las notas explotaron en el aire, rápidas, salvajes, llenas de una emoción que no se podía describir con palabras.

Era como si la guitarra hablara un idioma propio, uno que no necesitaba explicación.

Se quedó boquiabierto.

Era impresionante, imponente, maravilloso... no existían palabras suficientes para describirlo.

"𝗦𝗵𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 𝘁𝗵𝗲 𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁, 𝗮𝗻𝗱 𝘆𝗼𝘂'𝗿𝗲 𝘁𝗼 𝗯𝗹𝗮𝗺𝗲! 𝗬𝗼𝘂 𝗴𝗶𝘃𝗲 𝗮 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗮 𝗯𝗮𝗱 𝗻𝗮𝗺𝗲!"

"𝗜 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝗺𝘆 𝗽𝗮𝗿𝘁, 𝗮𝗻𝗱 𝘆𝗼𝘂 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝗴𝗮𝗺𝗲. 𝗬𝗼𝘂 𝗴𝗶𝘃𝗲 𝗮 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗮 𝗯𝗮𝗱 𝗻𝗮𝗺𝗲 (𝗯𝗮𝗱 𝗻𝗮𝗺𝗲). 𝗬𝗼𝘂 𝗴𝗶𝘃𝗲 𝗮 𝗯𝗮𝗱 𝗻𝗮𝗺𝗲"

"Annie..." logró decir sin apartar los ojos del escenario. Annabeth lo miró de reojo.

"¿Sí?"

"Quiero hacer eso"

Ella sonrió, emocionada.

"Entonces hazlo" se acercó a él, pasándo un brazo por su hombro. "Hagamoslo, tu la guitarra y yo la batería"

Él no respondió, sin embargo en su mente, la decisión ya estaba tomada.

Él iba a aprender a tocar la guitarra.

Y algún día, él sería el que estuviera en un escenario, haciendo sentir a la gente lo que él estaba sintiendo ahora.

Lo jura.

"Por esto eres mi mejor amiga Ann, eres una genia"

Ambos se miraron, y sonrieron a la vez. Era una promesa. Y hasta entonces, seguirían disfrutando del concierto.

.

Después de terminar el show, volver y dejar a su amiga en su casa, no pudo dejar de pensar en la guitarra eléctrica, en cuanto quería aprender y hacer música. Cuando mencionó la idea en la cena, su padre casi se ahoga con su vino. Tendrían que ver su cara.

"¡¿Quieres aprender a tocar qué?!"

"Guitarra eléctrica" repitió con su mejor expresión de inocencia que había estado practicando con esmero.

Su mami le lanzó una mirada de advertencia a su esposo antes de decir con su voz suave aunque igual de firme: "Si eso es lo que Draco quiere, deberíamos apoyarlo". Él cerró los ojos como si le doliera la cabeza.

"Esto es culpa de esa niña Chase, ¿verdad?"

Draco sonrió.

"Obviamente"

Ese día se fue a dormir más feliz que nunca, si, era muy chico todavía, pero ¿Qué importaba? Él lo haría igual, ya sea ahora o en seis años.

...

"Draco... necesito tu ayuda" le hablo su mejor amiga por llamada, llorando. Su voz sonaba rota, ahogada. "Por favor... ven a buscarme, me escape de mi casa y-yo..." no pudo terminar de hablar porque un sollozo se le escapó.

Draco sintió cómo su corazón se paro por un segundo, para recomponerse en un subidos de ira pura. No necesitaba detalles. Él ya sabía porqué Annie, su amiga, su casi hermana estaba así.

"Dime donde estas, llego en cinco" dijo para anotar la dirección en un papel. Corto la llamada y se fue corriendo a buscar a su chófer Alfred, necesitaba llegar rápido y ya.

Aunque el sitio no era muy lejos, los pocos minutos que paso en el auto se le hicieron eternos. No podía esperar, Annie estaba mal, necesitaba ayuda. El silencio del auto solo lo hacía más consciente de su propia rabia, su mano se apretaba en un puño contra su pierna. Annie estaba mal. Annie lo había llamado llorando.

Annie nunca lloraba.

Cuando llegaron, apenas esperó a que el coche se detuviera por completo antes de salir disparado, sus ojos buscaron frenéticamente hasta encontrar una figura pequeña, acurrucada contra la pared de una parada de autobús.

Annabeth.

Su chaqueta estaba mal puesta, como si la hubiera agarrado a toda prisa, y sus rodillas estaban dobladas contra su pecho. El cabello rubio le cubría parte del rostro, pero de igual forma llegó a ver las lágrimas en sus mejillas en cuanto se acercó.

Sintió que algo dentro de él se rompía.

"Annie" susurró, inclinándose junto a ella.

Annabeth levantó la cabeza y, al verlo, todo el control que le quedaba se desmoronó. Se lanzó a sus brazos con tanta fuerza que casi lo tiró al suelo, hundiendo la cara en su pecho. "No podía quedarme ahí" murmuró entrecortadamente. "No podía..."

Él no preguntó más. Solo la abrazó con fuerza, envolviéndola con su chaqueta, como si pudiera protegerla de todo. "Ya está" le hablo con una ternura que no mostraba con nadie más. "Estás conmigo ahora, nadie te hará daño".

La ayudó a ponerse de pie y la guió al auto con cuidado, asegurándose de que Alfred subiera la calefacción. Mientras se acomodaban en los asientos traseros, Annabeth dejó escapar un suspiro tembloroso y apoyó la cabeza en su hombro. Miró por la ventana, con la mandíbula tensa.

Lo que sea que la haya hecho huir... iba a pagarlo.

Lo jura porque es un Malfoy. Y nada ni nadie hiere a alguien preciado de un Malfoy. Nadie.

Pero eso podía esperar. Ahora mismo, lo único que importaba era que Annabeth estaba a salvo.

"Mi casa es tu casa, Annie. No tienes que volver si no quieres"

Ella no respondió con palabras. Solo lo abrazó más fuerte. Y Draco supo que esa era su manera de decir gracias.

.

"Dray, cariño, creo que tienes una explicación para darnos" hablo su madre entrando a casa junto a su papá. "Bienvenida, Annabeth" le sonrió a la chica.

"Bueno, es una larga historia..."

"Tenemos tiempo" le respondió.

Mierda, tenía mucho que explicar. Y a pesar de eso, sabía que si lo tuviera que volver a hacer, lo haría sin dudar.

Y desde ese día, Annie comenzó a vivir con ellos, y si por alguna razón había un problema legal... bueno, por algo eran ricos.

...

Draco Malfoy no era normal.

Lo sabía desde siempre.

No era solo por su cabello casi blanco o porque hablaba como si fuera un adulto atrapado en un cuerpo de niño, o por como parecia hipnotizar a todos con su presencia. Era algo más. Algo que no podía explicar.

Como la vez que, en un ataque de rabia, había hecho que la bicicleta de un chico del vecindario explotara sin tocarla. O cuando, después de una pesadilla, despertó en el techo de su habitación sin saber cómo había llegado allí.

No se lo contaba a nadie. Ni siquiera a Annabeth.

Pero un día, cuando tenía nueve años, la verdad lo encontró a él.

.

Draco caminaba por las calles de Nueva York con su padre, manteniendo la vista baja mientras Lucius hablaba con un hombre de negocios. Se suponía que solo era una salida rápida para comprar algunas cosas, pero él ya estaba aburrido.

Hasta que la vio.

Era una niña de su edad, con el cabello rubio castaño desordenado y una expresión de absoluta frustración. Parecía estar discutiendo con su madre, una mujer de cabello marrón claro y sonrisa paciente. No le habría prestado más atención de no ser porque, en medio de la conversación, la niña agitó las manos con enojo... y accidentalmente hizo levitar una bolsa de papel.

Los ojos de Draco se abrieron como platos.

No era el único.

La niña notó su mirada y entrecerró los ojos. "¿Qué miras?" Le pregunto a la defensiva. Si que tenis carácter.

Él, que nunca se quedaba callado, alzó una ceja. "A alguien que claramente no sabe controlar su..." bajó la voz "magia"

Ella parpadeó levemente sorprendida, y lo observo mejor. "¿Sabes qué es la magia?" Podría hacerse el egocéntrico o sacar el narcisista que tenia en su cabeza, pero algo le decía que esa no era la mejor opción en ese momento. Así que respondió con la verdad.

"No del todo, aunque sé que yo también la tengo" La madre de la niña lo miró con interés, para luego observar a su padre, y algo pareció hacer clic en su mente.

"¿Eres... un Malfoy?"

Su padre se giró con su habitual aire de superioridad, pero su expresión cambió levemente al ver a la mujer. "Brown" murmuró con un leve asentimiento, como si la reconociera.

Esperen, no estaba entendiendo nada, a pesar de eso, la mujer le sonrió con amabilidad.

"Así que tú debes ser el famoso niño, ¿eh?" Le pregunto directamente a él.

"Draco Malfoy señora, un gusto en conocerla" hizo su típico saludo, el que habia practicado con todo su esmero. La mujer soltó un arrulo y se presentó como Elis Brown.

"¡Yo soy Lavender Brown!" Grito poco después la niña con orgullo mirandolo de manera fija. "Y creo que vamos a ser amigos"

Draco la miró con suspicacia.

"¿Por qué?"

"¡Porque eres genial y lindo! Y me gustan las personas geniales y lindas" afirmo. "Además, no importa qué, algún día lo serás, no me voy a rendir" que obstinada.

Aun no entendía muchas de las cosas que estaban pasando, así que se giró a su padre, que la mayoría de las veces tenía una respuesta para darle. Por suerte, esta ocasión no parecía ser una excepción.

"Parece que es hora de explicarte algunas cosas, hijo"

Draco cruzó los brazos y levantó la barbilla.

"Creo que es lo mínimo que podrías hacer"

La niña Brown soltó una carcajada. "Me caes bien, Malfoy" él esbozó una media sonrisa.

"Tú aún estás a prueba, Brown"

A pesar de haber dicho eso, estaba seguro que en el fondo, sabía que iba a gustarle tenerla cerca.

.

Después de aquel primer encuentro en Nueva York, Draco y Lavender se volvieron prácticamente inseparables.

No porque quisieran.

Sino porque la madre de Lavender, que al parecer tenía una historia con su padre (algún día iba a indagar más en eso) insistió en que los niños pasaran más tiempo juntos. Y para él que hasta ahora solo había tenido a Annabeth como amiga, fue... raro.

Aun no presentaba a las chicas, a pesar de siempre asegurarse tener un tiempo para compartir con las dos. No sabía cómo Annie podría tomarse todo esto de la magia, y su mami le dijo que no le podía decir, era algo así como un secreto para todos.

Lavender hablaba mucho.

Y no tenía filtro.

Todavía no decidía si eso era bueno o malo.

"Entonces, espera, ¿realmente no sabías que eras un mago?" preguntó una tarde, recostada en el sofá de la casa de los Malfoy mientras hojeaba una revista de moda que tenía por ahí. Draco que estaba afilando un lápiz con la navaja de su padre (una actividad probablemente peligrosa para un niño de nueve años), le lanzó una mirada de fastidio.

"¡Claro que no! Nadie me lo dijo. Solo sabía que podía hacer cosas raras" seguía un poco molesto por sus padres por no contarle, ya que al parecer también eran importantes en ese mundo por algo de Sangre pura y demás. "Todo es tan raro, sé que soy un mago pero no me siento como uno" seguia todo igual.

Lavender se rió de él. "Eso es tan triste"

"Gracias por tu compasión, Lav" le tiro una almohada.

"Para eso estoy"

Draco puso los ojos en blanco y siguió con su tarea. Desde que su padre le había contado la verdad sobre el mundo mágico, había empezado a leer todo lo que encontraba al respecto, y habían encontrado a un tutor personal para darle algunas clases de magia, y segun decian lo estaba haciendo muy bien. Aunque había muchas cosas que aún no entendía.

"Entonces... ¿a qué Casa crees que iras?" insistió Lavender, incorporándose con interés. "Porque mi madre dice que yo voy a ser Gryffindor, algo como 'que solo ha visto esa valentia y obstinación en los leones' y demás"

¿Casas? ¿Gryffindor? ¿qué tenian que ver los leones en esto? Arqueó una ceja confundido, por favor, que no sea otra de sus cosas raras. "¿Qué es un Gryffindor?" Preguntó al final

Lavender abrió la boca como si él acabara de insultar a toda su familia y decendencia, ¡Dios, no era para tanto!. "¡¿No sabes qué son las casas de Hogwarts?!"

"Voy a necesitar que bajes el volumen, por favor"

Despues de un rato más de su dramatismo, por fin la chica se sento y comenzó a explicarle. "Draco, es lo más importante del mundo. Hay cuatro casas. Gryffindor, que es para los valientes, Ravenclaw, que es para los nerds. Slytherin, que es para los astutos y ambiciosos. Y Hufflepuff, que es para..." hizo una pausa, pensando sus palabras. "Para los que nadie recuerda"

Draco la miró fijamente. Debe de estar bromeando, ¡pobres Hufflepug! O como se diga, esperaba que pronto le llegara alguien que los haga destacar más. "Eso es la peor descripción que he escuchado en mi vida".

"Sí, bueno, no soy profesora" respondió haciendo un puchero. "Y tampoco es como si tuvieras cien años, apenas tienes nueve".

Draco frunció el ceño, sintiéndose extrañamente molesto por la idea de que Hufflepuff fuera una casa irrelevante, ¿por qué? De repente, una idea se le cruzó por la cabeza.

"¿Y si termino ahí?"

Ella se encogió de hombros. "Supongo que te ignoraremos el resto de la vida" se cayó al ver su mirada. "Bueno... no lo creo, toda tu familia fue Slytherin, pero si lo pienso bien no pareces mucho una serpiente, con toda tu historia con Annabeth..." Se quedó callada un rato más. "Si terminas en Hufflepuff, creo que los harías destacar, eres muy lindo, ¡como un muñequito! Y tranquilo, no te ignoraria" le aseguro abarazandolo.

Él la miró con expresión asesina. Le alagaba que pensará que era lindo, porqué en verdad lo era, ¿pero compararlo con un muñeco? Había cosas mucho mejores.

"Dioses, eres insoportable"

"Lo sé" respondió ella con una sonrisa satisfecha. "Pero me quieres así".

Dejó caer el lápiz y se masajeó las sienes. "Voy a necesitar otra amiga"

"Nah, Annabeth ya está ocupada, así que te jodes"

Draco resopló, pero en el fondo, le gustaba la presencia de Lavender. No lo diría en voz alta, claro, la chica ya tenía el ego bastante inflado.. Pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que tenía a alguien más en su equipo.

Y eso, aunque no lo admitiera, era importante para él.

.

Draco estaba en su habitación con Annabeth, practicando en la guitarra. Había conseguido una Fender Stratocaster de primera, en propias palabras de su padre "Puede que no sea de mi agrado, pero sigues siendo un Malfoy; y los Malfoy siempre tenemos solo lo mejor de lo mejor".

"No estás cambiando bien entre acordes" le señaló Annabeth, sentada en el suelo con una baqueta en la mano. Había estado golpeando el borde de una caja vacía como si fuera una batería.

"Cállate, Annie, me estoy concentrando".

"Si tocaras bien, no me quejaría"

Draco gruñó y volvió a intentarlo y Annabeth lo observó con una sonrisa satisfecha cuando esta vez si lo hizo bien. Por eso era su amiga, con cualquier cosa lo hacía mejorar.

En ese momento, la puerta se abrió de golpe y Lavender entró como si fuera dueña del lugar.

"¡Draco, tu mayordomo casi me echa!" se quejó.

"No es mi mayordomo, es Alfred, y honestamente, debería haberlo hecho" fue lo único que dijo para volver su atención a la guitarra que tenía entre sus manos.

Lavender ignoró su comentario y miró a Annabeth con curiosidad. Oh, habia olvidado que nunca las había presentado formalmente.

"Así que tú debes ser la famosa Annabeth" Annie la miró de arriba abajo, inspeccionandola con su cara sería.

"¿Y tú eres...?"

"Lavender Brown. Nueva mejor amiga de Draco" respondió con ojos desafiantes. Draco resopló.

"No eres mi mejor amiga"

"Lo soy".

Annabeth cruzó los brazos, divertida. "Así que ahora tienes otra amiga, Malfoy. ¿No me reemplazarás, verdad?"

"No" respondió él de inmediato, y luego, al ver la expresión de Lavender, agrego. "Digo... probablemente no" eso era una mejora.

De igual forma Lav le dio un golpe en el brazo. "Idiota".

Annabeth se rió de su miseria, traidora. "Me agradas"

"Obvio que sí" espondió Lavender con confianza. "Pero, ¿qué están haciendo?"

Draco levantó la guitarra. "Practicando"

"¿Música?"

"No, como montar a un caballo" annie lo miró mal y asintió.

"Draco toca la guitarra, yo la batería"

Lavender alzó una ceja. "¿Y tienen una banda?" Ambos negaron con la cabeza. "Genial. Ahora sí la tienen, yo toco el bajo" anunció con una gran sonrisa. Espera, ¡¿por qué no se lo había dicho antes?!

"¿Desde cuándo?"

"Desde que decidí que iba a ser genial como ustedes" respondió con solemnidad.

Draco suspiró y le pasó un bajo que había conseguido, más por estética que por otra cosa. "Vas a tener una prueba" por molestar nada más, obvio que esto último no lo agrego.

"A ver qué tienes, Brown"

Lavender lo tomó con una confianza irritante y empezó a tocar una línea de bajo simple pero sólida. Draco y Annabeth se quedaron en silencio, sorprendidos. Cuando terminó, la chica sonrió con arrogancia. Tenía magia en los dedos. "Bueno, ¿estoy dentro o qué?"

Annabeth sonrió. "Definitivamente"

Draco gruñó. "Dioses, voy a arrepentirme de esto"

Pero en el fondo, no podía evitar sonreír.

...

Estaba -literalmente- atrapado en su Casa.

Draco tenía muchas razones para estar molesto. De hecho, si alguien le preguntaba en ese momento, habría podido enumerarlas todas con una precisión digna de un Ravenclaw (y si, ya podía hacer este tipo de chistes, Lav lo educó bien). Pero lo peor, lo que realmente lo tenía de un humor de perros, era que no estaba en Hogwarts.

Ya había cumplido los once años, y le llegó una carta de esa escuela y otra llamada Ivellmory junto a las de Lavender. Que, por cierto, ahora estaba en Hogwarts. Sin él.

Mientras otros niños de su edad cruzaban las puertas del castillo, asombrados por la magnificencia de los techos encantados y la majestuosidad de las mesas del Gran Comedor, él estaba atrapado en la mansión Malfoy, rodeado de estanterías llenas de libros que ya había leído y de pasillos tan pulcros que daban la impresión de que nadie vivía allí.

No es que odiara su casa, ¡todo lo contrario! Le encanta, pero no podía evitar pensar en todo lo que se estaba perdiendo. Las clases de magia con profesores de verdad, los duelos en los pasillos, los chismes sobre qué profesor era el peor, los secretos que solo los estudiantes compartían en voz baja en la Sala Común. Y todas las cosas que están pasando allí con el supuesgo niño que vivió y un troll, ¡un maldito troll rela! Estaba al tanto de todo porqué su amiga siempre llegaba con una nueva actualización de como le iba en sus clases, con sus nuevos amigos y profesores... Él no tenía nada de eso.

Lo único que tenía era un tutor particular, un hombre de túnica gris y voz monótona llamado Edric Rosier, que debía ser la persona menos emocionante del mundo. Edric no tenía el más mínimo sentido del humor, nunca levantaba la voz ni siquiera cuando cometía un error, y lo peor de todo; se negaba a enseñarle hechizos divertidos. Si, lo hacia de defensa y protección, y algunos eran muy avanzados, ¡pero Dios! Era un niño, que sea un mago no significaba que alguna furia de Grecia vaya por ahí persiguiendolo (aunque, si se a encontrado... criaturas extrañas antes, muchas, no quiere hablar de eso).

"La magia es un arte, no un entretenimiento, señor Malfoy" le repetía una y otra vez, con una expresión de desaprobación cuando Draco intentaba colar algún encantamiento explosivo en la lección.

Y así pasaban sus días: estudiando en una gran biblioteca silenciosa, bajo la estricta supervisión de Edric, mientras Hogwarts se convertía en una leyenda lejana que solo podía imaginar.

Como extrañaba las vacaciones. No supo apreciarlas lo suficiente.

Sus clases consistían en horas interminables de teoría mágica, historia de la magia y pociones. El tutor se aseguraba de que dominara cada hechizo en papel antes de siquiera tocar su varita. Si se equivocaba en una respuesta, Edric lo hacía repetir la teoría hasta que la recitara de memoria.

Había momentos en los que Draco se preguntaba si su padre había planeado esto a propósito, como una especie de castigo por tocar antes todo el dia la guitarra. Su padre rara vez mencionaba Hogwarts, y cuando lo hacía, siempre añadía algo como "No hay necesidad de apresurarse, hijo. Hogwarts no va a desaparecer, y el conocimiento que obtengas ahora te pondrá en ventaja cuando finalmente vayas"

Ventaja Draco bufaba cada vez que escuchaba esa palabra. ¿De qué servía la ventaja si no tenía con quién compartirla? Si no podía experimentar lo que era estar en un grupo de estudiantes, si no podía salir a escondidas de la Sala Común por la noche como Annabeth seguramente estaría planeando hacer en el taller que tenis.

Porque sí, Annabeth sí tenía permitido ir a su escuela y hacer cosas divertidas, a pesar de que no era Hogwarts. Seguían yendo a la escuela juntos y los demás chicos seguian sin hablarles, había escuchado que decían que le tenían miedo o envidia, par de raritos, aunque volviendo al tema, ella después de eso podía hacer lo que quisiera y se la pasaba dibujando casas siempre, él la apoyaba con su sueño, era lo menos que podía hacer.

Él, en cambio, tenía a Edric Rosier, a su lado cada tarde con un libro de Magia Avanzada: Volumen I y a una pluma que raspaba el pergamino con cada línea de texto que se veía obligado a escribir.

Por las noches cuando terminaban sus lecciones, tenía algo de libertad para hacer lo que quisiera, pero ¿qué podía hacer un niño de once años en una mansión solitaria? Annie eran de las personas que se dormían temprano, así que a veces practicaba con su guitarra en su habitación, componiendo melodías sin letra. Otras veces intentaba leer algo interesante, pero la mayoría de los libros en la biblioteca eran sobre magia avanzada o política mágica. Nada que realmente le entretuviera.

Aunque también cuando tenía esos momentos de desesperación, simplemente se acostaba en la alfombra y miraba el techo, preguntándose cómo sería su vida si las cosas hubieran sido diferentes.

Si su padre no fuera tan estricto.
Si su madre no insistiera en protegerlo tanto.
Si hubiera nacido en una familia diferente.

Claro, en el fondo sabía que tenía muchas cosas que otros niños no tenían: comodidades, un linaje prestigioso, una educación privilegiada. Pero lo que realmente quería era ser normal.

Quería hacer bromas con sus compañeros.
Quería quejarse de los profesores.
Quería aprender magia con otros niños, no con un hombre que ni siquiera sonreía.

Pero en su lugar, estaba allí. Solo.

Los chicos lo evitaban por cosas que a pesar de los años seguía sin saber porqué.
Lavender se había ido.
Annie seguia allí, y sin embargo seguia habiendo veces en las que no era suficiente.

Quería más. Podía tener más.

Era asombroso, y con todas estas restricciones que tenía -muchas más ahora que estaba 'consiente de ser un sangre pura'- estaba desperdiciando su talento.

No sabía que hacer. No sabía que sentir.

Amaba a sus padres y tiene la vida que muchos matarían por conseguir, ¿así que por qué no es suficiente? ¿Por qué nada saciaba ese vacío en él?

...

 

Olvidenlo, él está perfectamente.

Eran vacaciones por fechas festivas y Annabeth no estaba más cargada de tarea por sus talleres, él ya no tenía que aguantar a Edric y Lavender le acaba de enviar una carta que decía que venía a Estados Unidos para pasar las fiestas.

¡Podrían salir todos juntos!

Así que lo primero que fueron al volver Lavender fue ir a su cafetería de confianza, y mientras pasaban por las calles de siempre notaron algo raro en la plaza.

"¡Mira! Son nuestros mismos instrumentos" chilló Lavender con nostalgia. "Chicos..." era claro lo que quería.

"Por mi esta bien, hace mucho que no toco y la practica me hará bien" solto Annie sin mucho problema. "Y no habría problema al usarlo, ahí mismo dicen que es para dominio público" sonaba segura, ¿Él? No tanto.

"¿Acaso tienes miedo, hijo?" Pregunto su madre riéndose. La traición. Ella sabía cómo manipularlo demasiado bien.

"¡Por supuesto que no! Solo que no sé quién va a cantar" y eso era verdad, en sus 'ensayos' nunca cantaban. Ninguno.

Lav y Annie se miraron para luego fijarse en mi, mirándome como si fuera un idiota. "¿Qué no es obvio? ¡Tú!" Me señaló Lavender.

¿Qué?

"Tienes esa... aura, como brillante, abrumadora, nadie que te ves puede quitar los ojos de ti" empezó Annabeth. "Y cuando hablas aveces pareciera como si hipnotizaras a la gente, se quedan impresionados siempre, así que debe ser lo mismo al cantar". Bueno, eso tenía sentido, pero...

"No te preocupes hijo, no hay nadie aquí, entonces si lo haces mal no habrá nadie pars verte" intentó consolarlo. No funcionó.

"Está bien... haremos la de siempre, ¿no?" Termino cediendo, nunca había cantado y no era una mala idea. Fue directo al centro a tomar la guitarra que estaba ahí, perfecta.

Las chicas asintieron emocionadas y lo siguieron, cada una tomando su instrumento correspondiente. Casi se da para atrás al ver a Elis -madre de Lavender- sacar su teléfono para grabar, pero no había muchas personas màs y seguro no lo mostraría.

Entonces se quedó. Lo primero que sintió al tocar la guitarra fue el alivio.

Era como si cada nota se anclara en su piel, como si el peso del mundo se volviera más ligero con cada acorde que rasgaba. La música era su idioma secreto, su hogar, su escape.

Y entonces, empezó a cantar

"𝗢𝗵, 𝗶𝘁'𝘀 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗺𝗲, 𝗺𝘆𝘀𝗲𝗹𝗳 𝗮𝗻𝗱 𝗜
𝗦𝗼𝗹𝗼 𝗿𝗶𝗱𝗲 𝘂𝗻𝘁𝗶𝗹 𝗜 𝗱𝗶𝗲
'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝗜 𝗴𝗼𝘁 𝗺𝗲 𝗳𝗼𝗿 𝗹𝗶𝗳𝗲
𝗢𝗵 𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮 𝗵𝗮𝗻𝗱 𝘁𝗼 𝗵𝗼𝗹𝗱
𝗘𝘃𝗲𝗻 𝘄𝗵𝗲𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗶𝘀 𝘀𝗼 𝗰𝗼𝗹𝗱
𝗜 𝗴𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝗳𝗶𝗿𝗲 𝗶𝗻 𝗺𝘆 𝘀𝗼𝘂𝗹"

Su voz salió más fuerte de lo que esperaba, con una claridad que lo sorprendió a sí mismo. Draco no había cantado antes, no en serio, no así, pero ahora todo se sentía... natural. Como si hubiera nacido para esto.

Lavender y Annabeth siguieron el ritmo de inmediato, sus ojos brillando con ese tipo de emoción que solo significaba una cosa: acababan de descubrir algo grande, algo que seguramente no le gustaría, aunque haría de igual manera por sus amigas.

𝗔𝗻𝗱 𝗮𝘀 𝗳𝗮𝗿 𝗮𝘀 𝗜 𝗰𝗮𝗻 𝘀𝗲𝗲 𝗜 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱
𝗽𝗿𝗶𝘃𝗮𝗰𝘆
𝗣𝗹𝘂𝘀 𝗮 𝘄𝗵𝗼𝗹𝗲 𝗹𝗼𝘁 𝗼𝗳 𝘁𝗿𝗲𝗲, 𝗳𝘂𝗰𝗸 𝗮𝗹𝗹 𝘁𝗵𝗶𝘀
𝗺𝗼𝗱𝗲𝘀𝘁𝘆
𝗜 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝘀𝗽𝗮𝗰𝗲 𝘁𝗼 𝗱𝗼 𝗺𝗲 𝗴𝗲𝘁 𝗮 𝘄𝗼𝗿𝗹𝗱 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝘁𝗵𝗲𝘆'𝗿𝗲 𝘁𝗿𝘆𝗻𝗮 𝘀𝗲𝗲

𝗔 𝗦𝘁𝗲𝗹𝗹𝗮 𝗠𝗮𝘅𝘄𝗲𝗹𝗹 𝗿𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗯𝗲𝘀𝗶𝗱𝗱 𝗼𝗳 𝗺𝗲
𝗔 𝗙𝗲𝗿𝗿𝗮𝗿𝗶 𝗜'𝗺 𝗯𝘂𝘆𝗶𝗻' 𝘁𝗵𝗿𝗲𝗲
𝗔 𝗰𝗹𝗼𝘀𝗲𝘁 𝗼𝗳 𝗦𝘁𝗮𝗶𝗻 𝗟𝗮𝘂𝗿𝗲𝗻𝘁, 𝗴𝗲𝘁 𝘄𝗵𝗮𝘁 𝗜
𝘄𝗮𝗻𝘁 𝘄𝗵𝗲𝗻 𝗜 𝘄𝗮𝗻𝘁
'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝘁𝗵𝗶𝘀 𝗵𝘂𝗻𝗴𝗲𝗿 𝗶𝘀 𝗱𝗿𝗶𝘃𝗶𝗻𝗴 𝗺𝗲, 𝘆𝗲𝗮𝗵
𝗜 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝘁𝗼 𝗯𝗲 𝗮𝗹𝗼𝗻𝗲, 𝗜 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝘁𝗼 𝗯𝗲
𝗮𝘁 𝗵𝗼𝗺𝗲

𝗨𝗻𝗱𝗲𝗿𝘀𝘁𝗮𝗻𝗱 𝘄𝗵𝗮𝘁 𝗜'𝗺 𝘀𝗽𝗲𝗮𝗸𝗶𝗻𝗴 𝗼𝗻 𝗶𝗳 𝘁𝗶𝗺𝗲
𝗶𝘀 𝗺𝗼𝗻𝗲𝘆 𝗜 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮 𝗹𝗼𝗮𝗻
𝗕𝘂𝗴 𝗿𝗲𝗴𝗮𝗿𝗱𝗹𝗲𝘀𝘀 𝗜'𝗹𝗹 𝗮𝗹𝘄𝗮𝘆𝘀 𝗸𝗲𝗲𝗽 𝗸𝗲𝗲𝗽𝗶𝗻'
𝗼𝗻
𝗙𝘂𝗰𝗸 𝗳𝗮𝗸𝗲 𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱𝘀, 𝘄𝗲 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝘁𝗮𝗸𝗲 𝗟'𝘀 𝘄𝗲
𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗺𝗮𝗸𝗲 𝗠'𝘀
𝗪𝗵𝗶𝗹𝗱 𝘆'𝗮𝗹𝗹 𝗳𝗼𝗹𝗹𝗼𝘄, 𝘄𝗲 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗺𝗮𝗸𝗲 𝘁𝗿𝗲𝗻𝗱𝘀
𝗜'𝗺 𝗿𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗯𝗮𝗰𝗸 𝘁𝗼 𝘄𝗼𝗿𝗸 𝘄𝗵𝗲𝗻 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸
𝗲𝗻𝗱𝘀

El sonido envolvió la plaza.

La guitarra vibraba contra su pecho, la madera cálida bajo sus dedos mientras cada acorde lo llenaba con una energía electrizante. La batería de Annabeth marcaba el pulso, firme y rítmica, mientras el bajo de Lavender añadía profundidad a la melodía.

Y él cantaba.

Cantaba como si siempre hubiera estado esperando este momento.

Cantaba con el alma.

Las pocas personas en la plaza que antes estaban distraídas ahora se habían detenido. Miraban. Escuchaban. Se inclinaban hacia adelante como si no quisieran perderse nada. Como si estuvieran hipnotizados, siempre había causado ese efecto en la gente, pero esto era diferente.

Lo entendía.

Porque él también se sentía así.

La música tenía ese poder sobre él. Sobre todos.

Cada nota lo hacía sentir más alto, más fuerte, más 𝘦𝘭 mismo. Era como si todo lo que alguna vez había dudado sobre sí mismo se evaporara en el aire.

No importaba que esto fuera improvisado.

No importaba que apenas estuvieran tocando en una plaza pública.

En ese momento, él era el centro del universo.

Las luces de la ciudad parpadeaban a su alrededor, pero Draco brillaba más.

Era imposible no verlo.

Era imposible no escucharlo.

Y cuando la canción llegó a su punto más alto, cuando su voz se elevó con el estribillo, sintió el fuego en su alma.

Y por primera vez en su vida, Draco Malfoy no tenía miedo de arder.

𝗢𝗵, 𝗶𝘁'𝘀 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗺𝗲, 𝗺𝘆𝘀𝗲𝗹𝗳 𝗮𝗻𝗱 𝗜
𝗦𝗼𝗹𝗼 𝗿𝗶𝗱𝗲 𝘂𝗻𝘁𝗶𝗹 𝗜 𝗱𝗶𝗲
'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝗜 𝗴𝗼𝘁 𝗺𝗲 𝗳𝗼𝗿 𝗹𝗶𝗳𝗲
𝗢𝗵 𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮 𝗵𝗮𝗻𝗱 𝘁𝗼 𝗵𝗼𝗹𝗱
𝗘𝘃𝗲𝗻 𝘄𝗵𝗲𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗶𝘀 𝘀𝗼 𝗰𝗼𝗹𝗱
𝗜 𝗴𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝗳𝗶𝗿𝗲 𝗶𝗻 𝗺𝘆 𝘀𝗼𝘂𝗹"

𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮𝗻𝘆𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗼 𝗴𝗲𝘁 𝗺𝗲 𝘁𝗵𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵
𝘁𝗵𝗲 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁
𝗘𝘅𝗰𝗲𝗽𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗯𝗲𝗮𝘁 𝘁𝗵𝗮𝘁'𝘀 𝗶𝗻 𝗺𝘆 𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁
𝗬𝗲𝗮𝗵, 𝗶𝘁'𝘀 𝗸𝗲𝗲𝗽𝗶𝗻𝗴 𝗺𝗲 𝗮𝗹𝗶𝘃𝗲
𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮𝗻𝘆𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗼 𝗺𝗮𝗸𝗲 𝗺𝗲
𝘀𝗮𝘁𝗶𝘀𝗳𝗮𝗰𝗲𝗱
'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰 𝗳𝗶𝗹𝗹𝘀 𝗺𝗲 𝗴𝗼𝗼𝗱 𝗮𝗻𝗱
𝗶𝘁 𝗴𝗲𝘁𝘀 𝗺𝗲 𝗲𝘃𝗲𝗿𝘆 𝘁𝗶𝗺𝗲

Canto con el corazón, con todo lo que tenia. Canto riendo de cómo esto era lo que necesitaba, canto con Lavender que tenía la misma sonrisa que él, canto porqué por primera vez en mucho tiempo, se sentía 𝘷𝘪𝘷𝘰, se sentía 𝘣𝘪𝘦𝘯.

Él ya no necesitaba nada más. Esta sería su droga por el resto de su vida, este sería su oxígeno desde ahora. Porque 𝘋𝘪𝘰𝘴, no podía explicarlo.

Era nada. Era todo. Era demasiado. Era poco. Lo asfixiaba. Lo hacia respirar. Lo mataba para devolverlo a la vida. Una y otra vez, cada una mejor que la otra.

𝗬𝗲𝗮𝗵, 𝗮𝗻𝗱 𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝘁𝗮𝗹𝗸𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗼 𝘀𝘁𝗿𝗮𝗻𝗴𝗲𝗿𝘀
𝗦𝗼 𝗴𝗲𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗳𝘂𝗰𝗸 𝗼𝗳𝗳 𝗺𝗲 𝗜'𝗺 𝗮𝗻𝘅𝗶𝗼𝘂𝘀
𝗜'𝗺 𝘁𝗿𝘆𝗻𝗮 𝗯𝗲 𝗰𝗼𝗼𝗹 𝗯𝘂𝗴 𝗜 𝗺𝗮𝘆 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗴𝗼 𝗮𝗽𝗲
𝘀𝗵𝗶𝘁
𝗦𝗮𝘆 '𝗳𝘂𝗰𝗸 𝘆'𝗮𝗹𝗹' 𝘁𝗼 𝗮𝗹𝗹 𝗼𝗳 𝘆'𝗮𝗹𝗹 𝗳𝗮𝗰𝗲𝘀
𝗜𝘁 𝗰𝗵𝗮𝗻𝗴𝗲𝘀 𝘁𝗵𝗼𝘂𝗴𝗵 𝗻𝗼𝘄 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝗜'𝗺 𝗳𝗮𝗺𝗼𝘂𝘀
𝗘𝘃𝗲𝗿𝘆𝗼𝗻𝗲 𝗸𝗻𝗼𝘄𝘀 𝗵𝗼𝘄 𝘁𝗵𝗶𝘀 𝗹𝗶𝗳𝗲𝘀𝘁𝘆𝗹𝗲 𝗶𝘀
𝗱𝗮𝗻𝗴𝗲𝗿𝗼𝘂𝘀

𝗕𝘂𝘁 𝗜 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗶𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗿𝘂𝘀𝗵 𝗶𝘀 𝗮𝗺𝗮𝘇𝗶𝗻𝗴
𝗖𝗲𝗹𝗲𝗯𝗿𝗮𝘁𝗲 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁𝗹𝘆 𝗮𝗻𝗱 𝗲𝘃𝗲𝗿𝘆𝗼𝗻𝗲 𝗿𝗮𝗴𝗲𝘀
𝗜 𝗳𝗼𝘂𝗻𝗱 𝗵𝗼𝘄 𝘁𝗼 𝗰𝗼𝗽𝗲 𝘄𝗶𝘁𝗵 𝗺𝘆 𝗮𝗻𝗴𝗲𝗿
𝗜'𝗺 𝘀𝘄𝗶𝗺𝗺𝗶𝗻𝗴 𝗶𝗻 𝗺𝗼𝗻𝗲𝘆
𝗦𝘄𝗶𝗺𝗺𝗶𝗻𝗴 𝗶𝗻 𝗹𝗶𝗾𝘂𝗼𝗿 𝗺𝘆 𝗹𝗶𝘃𝗲𝗿 𝗶𝘀 𝗺𝘂𝗱𝗱𝘆
𝗕𝘂𝘁 𝗶𝘁'𝘀 𝗮𝗹𝗹 𝗴𝗼𝗼𝗱 𝗜'𝗺 𝘀𝘁𝗶𝗹𝗹 𝘀𝗶𝗽𝗽𝗶𝗻' 𝘁𝗵𝗶𝘀
𝗯𝘂𝗯𝗯𝗹𝘆

𝗧𝗵𝗶𝘀 𝘀𝗵𝗶𝘁 𝘂𝘀 𝗹𝗼𝘃𝗲𝗹𝘆, 𝘁𝗵𝘂𝘀 𝘀𝗵𝗶𝘁 𝗮𝗶𝗻'𝘁 𝗿𝗮𝗻𝗱𝗼𝗺,
𝗜 𝗱𝗶𝗱𝗻'𝘁 𝗴𝗲𝘁 𝗹𝘂𝗰𝗸𝘆
𝗠𝗮𝗱𝗲 𝗶𝘁 𝗿𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗵𝗲𝗿𝗲 '𝗰𝗮𝘂𝘀𝗲 𝗜'𝗺 𝘀𝗶𝗰𝗸 𝘄𝗶𝘁𝗵 𝗶𝘁
𝗖𝘂𝗱𝗶
𝗧𝗵𝗲𝘆 𝗮𝗹𝗹 𝘁𝗮𝗸𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗺𝗼𝗻𝗲𝘆 𝗳𝗼𝗿 𝗴𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲𝗱
𝗕𝘂𝘁 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝘄𝗮𝗻𝘁 𝘁𝗼 𝘄𝗼𝗿𝗸 𝗳𝗼𝗿 𝗶𝘁 𝘁𝗲𝗹𝗹 𝗺𝗲
𝗻𝗼𝗲, 𝗶𝘀𝗻'𝘁 𝗶𝘁 𝗳𝘂𝗻𝗻𝘆? 𝗡𝗮𝗵

Riendo se acercó a Annie, que lo miraba con una sonrisa en sus ojos mientras seguía tocando, y cuando llegó la siguiente parte, salto con una emoción de la cual no sabía que contenía. Una emoción que no sabía que seguía teniendo, que aún estaba ahí.

𝗢𝗵, 𝗶𝘁'𝘀 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗺𝗲, 𝗺𝘆𝘀𝗲𝗹𝗳 𝗮𝗻𝗱 𝗜
𝗦𝗼𝗹𝗼 𝗿𝗶𝗱𝗲 𝘂𝗻𝘁𝗶𝗹 𝗜 𝗱𝗶𝗲
'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝗜 𝗴𝗼𝘁 𝗺𝗲 𝗳𝗼𝗿 𝗹𝗶𝗳𝗲
𝗢𝗵 𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮 𝗵𝗮𝗻𝗱 𝘁𝗼 𝗵𝗼𝗹𝗱
𝗘𝘃𝗲𝗻 𝘄𝗵𝗲𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗶𝘀 𝘀𝗼 𝗰𝗼𝗹𝗱
𝗜 𝗴𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝗳𝗶𝗿𝗲 𝗶𝗻 𝗺𝘆 𝘀𝗼𝘂𝗹"

𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮𝗺𝘆𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗼 𝗴𝗲𝘁 𝗺𝗲 𝘁𝗵𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵
𝘁𝗵𝗲 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁
𝗘𝘅𝗰𝗲𝗽𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗯𝗲𝗮𝘁 𝘁𝗵𝗮𝘁'𝘀 𝗶𝗻 𝗺𝘆 𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁
𝗬𝗲𝗮𝗵, 𝗶𝘁'𝘀 𝗸𝗲𝗲𝗽𝗶𝗻𝗴 𝗺𝗲 𝗮𝗹𝗶𝘃𝗲
𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮𝗻𝘆𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗼 𝗺𝗮𝗸𝗲 𝗺𝗲
𝘀𝗮𝘁𝗶𝘀𝗳𝗮𝗰𝗲𝗱

'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰 𝗳𝗶𝗹𝗹𝘀 𝗺𝗲 𝗴𝗼𝗼𝗱 𝗮𝗻𝗱
𝗶𝘁 𝗴𝗲𝘁𝘀 𝗺𝗲 𝗲𝘃𝗲𝗿𝘆 𝘁𝗶𝗺𝗲

Miró directamente a la cámara de su madre, sonriendo en grande. Sin importarle ahora toda la gente que se empezó a amontonar cerca de ellos.

No importaba. Él solo sentiría.

𝗟𝗶𝗸𝗲 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 (𝗬𝗲𝗲!)
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮

'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰 𝗳𝗶𝗹𝗹𝘀 𝗺𝗲 𝗴𝗼𝗼𝗱 𝗮𝗻𝗱
𝗶𝘁 𝗴𝗲𝘁𝘀 𝗺𝗲 𝗲𝘃𝗲𝗿𝘆 𝘁𝗶𝗺𝗲

𝗬𝗲𝗮𝗵, 𝗹𝗼𝗻𝗲𝗹𝘆 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁𝘀 𝗜 𝗹𝗮𝗶𝗱 𝗮𝘄𝗮𝗸𝗲
𝗣𝗿𝗮𝘆 𝘁𝗵𝗲 𝗟𝗼𝗿𝗱, 𝗺𝘆 𝘀𝗼𝘂𝗹 𝘁𝗼 𝘁𝘀𝗸𝗱
𝗠𝘆 𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁'𝘀 𝗯𝗲𝗰𝗼𝗺𝗲 𝘁𝗼𝗼 𝗰𝗼𝗹𝗱 𝘁𝗼 𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸
𝗞𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗴𝗿𝗲𝗮𝘁 𝗯𝘂𝘁 𝗜'𝗺 𝗯𝗿𝗼𝗸𝗲 𝗮𝘀 𝗵𝗲𝗹𝗹
𝗛𝗮𝘃𝗶𝗻𝗴 𝗱𝗿𝗲𝗮𝗺𝘀 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝗜'𝗺 𝗳𝗼𝗹𝗱𝗶𝗻𝗴 𝗰𝗮𝗸𝗲
𝗔𝗹𝗹 𝗺𝘆 𝗹𝗶𝗳𝗲 𝗜'𝘃𝗲 𝗯𝗲𝗲𝗻 𝘁𝗼𝗹𝗱 𝘁𝗼 𝘄𝗮𝗶𝘁
𝗕𝘂𝘁 𝗜'𝗺𝗺𝗮 𝗴𝗲𝘁 𝗶𝘁 𝗻𝗼𝘄, 𝘆𝗲𝗮𝗵 𝗶𝘁'𝘀 𝗻𝗼 𝗱𝗲𝗯𝗮𝘁𝗲
𝗬𝗲𝗮𝗵

Podía ver como algunos otros también sacaban sus teléfonos y cámaras para grabarlos, y se aseguraba de mandarle algún que otro guiño directo hacia ellos.

Entonces, miró a Lavender, Lavender miró a Annabeth y Annabeth lo miró a él. Era la parte final, donde lo darían todo.

𝗢𝗵, 𝗶𝘁'𝘀 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗺𝗲, 𝗺𝘆𝘀𝗲𝗹𝗳 𝗮𝗻𝗱 𝗜
𝗦𝗼𝗹𝗼 𝗿𝗶𝗱𝗲 𝘂𝗻𝘁𝗶𝗹 𝗜 𝗱𝗶𝗲
'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝗜 𝗴𝗼𝘁 𝗺𝗲 𝗳𝗼𝗿 𝗹𝗶𝗳𝗲
𝗢𝗵 𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮 𝗵𝗮𝗻𝗱 𝘁𝗼 𝗵𝗼𝗹𝗱
𝗘𝘃𝗲𝗻 𝘄𝗵𝗲𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗶𝘀 𝘀𝗼 𝗰𝗼𝗹𝗱
𝗜 𝗴𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝗳𝗶𝗿𝗲 𝗶𝗻 𝗺𝘆 𝘀𝗼𝘂𝗹"

𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮𝗺𝘆𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗼 𝗴𝗲𝘁 𝗺𝗲 𝘁𝗵𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵
𝘁𝗵𝗲 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁
𝗘𝘅𝗰𝗲𝗽𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗯𝗲𝗮𝘁 𝘁𝗵𝗮𝘁'𝘀 𝗶𝗻 𝗺𝘆 𝗵𝗲𝗮𝗿𝘁
𝗬𝗲𝗮𝗵, 𝗶𝘁'𝘀 𝗸𝗲𝗲𝗽𝗶𝗻𝗴 𝗺𝗲 𝗮𝗹𝗶𝘃𝗲
𝗜 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗻𝗲𝗲𝗱 𝗮𝗻𝘆𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗼 𝗺𝗮𝗸𝗲 𝗺𝗲
𝘀𝗮𝘁𝗶𝘀𝗳𝗮𝗰𝗲𝗱

'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰 𝗳𝗶𝗹𝗹𝘀 𝗺𝗲 𝗴𝗼𝗼𝗱 𝗮𝗻𝗱
𝗶𝘁 𝗴𝗲𝘁𝘀 𝗺𝗲 𝗲𝘃𝗲𝗿𝘆 𝘁𝗶𝗺𝗲

Y en ese instante, Draco no pensó en su apellido, en Hogwarts, en la magia o en cualquier otra cosa. Solo era él con sus dos mejores amigas, la música y el instante. Se lanzó con fuerza al último verso, sintiendo cada palabra vibrar en sus huesos. Moviendo los hombros al ritmo.

𝗟𝗶𝗸𝗲 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 (𝗬𝗲𝗲!)
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮
𝗕𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮 𝗯𝗮

'𝗖𝗮𝘂𝘀𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰 𝗳𝗶𝗹𝗹𝘀 𝗺𝗲 𝗴𝗼𝗼𝗱 𝗮𝗻𝗱
𝗶𝘁 𝗴𝗲𝘁𝘀 𝗺𝗲 𝗲𝘃𝗲𝗿𝘆 𝘁𝗶𝗺𝗲

La explosión fue instantánea. Aplausos, gritos, manos en el aire. Draco dejó caer la cabeza hacia atrás, respirando con dificultad, una sonrisa salvaje en su rostro. Annabeth le dio un empujón en el hombro, riendo. Lavender alzó los brazos como si hubieran ganado un premio. Al final miró a la multitud, a sus amigas, y luego al cielo soleado, que hacia que los rayos del sol le den directo en la cara.

Sentía que podía con todo.

No había legado, ni destino, ni nada.

Solo el rugido del mundo respondiéndole.

"Ahora sí lo entendiste, ¿verdad?" susurró para si mismo con una sonrisa arrogante, mirando a la multitud que los aplaudían con fervor.

Los aplausos. El reconocimiento. Todo.

Y entonces, entre el bullicio, alguien gritó

"¡¿QUIÉNES SON USTEDES?!"

Los tres se miraron a los ojos, habían pensado en este día por años, y ya habían acordado un nombre desde hace tiempo. Asi que se inclinó hacia el micrófono con la confianza de un rey y en conjunto respondieron.

"¡Nosotros somos Myth and Fire!"

...

"¿Padre? ¡Papá! ¿Qué te pasa? ¿Qué haces? ¡papá" Grito mientras Lucius lo empujaba junto a Annabeth.

Se había vuelto loco, empezó a buscar algo tirando cosas por todos lados, y cuando vio que eran sus maletas. No pudo evitar preguntarse, ¿qué carajos estaba pasando? No tenían ningún viaje, y él más cercano era en unos dos meses para ver a Lav, ya que terminaba su primer año en Hogwarts.

Su padre comenzó a sacar ropa del armario, algún que otro libro, y -gracias al cielo- no toco sus instrumentos. Annabeth lo abrazaba junto a ella, ninguno entendía nada de lo que pasaba, de lo que lé pasaba.

Por suerte, su madre entró rápido a la habitación, y contra todo pensamiento lógico se puso igual que su padre, metiendo sus cosas a las maletas.

Intentaron hablar, pero no podían. Todo era tan extraño...

"Vayan al auto, ahora" hablo su padre con tono autoritario, ese el que solo usaba con sus compañeros o aliados políticos. Acataron la orden, ¿qué más podían hacer? Al los minutos, ambos llegaron con maletas. No para cuatro sino solo para dos. "Bueno, esta bien, creo que hay mucho que explicar" empezó luego de tomar el lugar de Alfred al volante.

El auto se movía a toda velocidad por la carretera oscura. Draco se abrazaba a sí mismo en el asiento trasero, con Annabeth a su lado, ambos en completo silencio. La tensión era sofocante, y el rugido del motor apenas podía tapar los latidos acelerados en su pecho.

"¿Podemos saber qué está pasando?" Preguntó Annie, cruzándose de brazos.

Su madre apretó los labios y miró de reojo a su padre, pero él solo fijaba la vista en la carretera. Su mandíbula estaba tensa, y sus nudillos blancos por la fuerza con la que sujetaba el volante.

"Hay algo que debieron saber hace tiempo" dijo finalmente, por fin. "Draco... Annabeth... ustedes son..." no llego a terminar porqué de repente, un fuerte ruido retumbó desde el frente. Su padre giró el volante con rapidez, pero no pudo evitar que el vehículo chocara con otro, el sonido de la colisión retumbó en sus oídos, que miró a Annabeth con un brillo de confusión en los ojos.

"¡¿Qué demonios?!", gritó ella, al ver a un chico con una maldita espada y una criatura monstruosa a su lado, el Minotauro, que se acercaba rápidamente.

Antes de que pudiera procesarlo, el Minotauro los embistió con furia, lanzando a su madre contra el asiento, mientras que él, por instinto, saltó fuera del auto, sin pensarlo.

¿Donde estabs su padre?

¿Qué carajos estaba pasando?

Miro por ultima vez a su madre, que yacia ahi en el suelo sangrando. Una ira inconprendible salio de él,su madre lo miro con cariño, como si no sintiers lo mal que se encontraba. El maldito minutauro lo iba a pagar, y con sangre tambien.

Nadie lastima a algo suyo. Nadie.

Sin que nada lo detuviera, se lanzó al monstruo con una rapidez inesperada, usando su agilidad para esquivar el primer embate del Minotauro, clases de educación física, por fin servían de algo.

Lo que pasó después fue un espectáculo de movimientos rápidos y precisos, sin dudarlo mucho, le quito de las manos la espada al chico de antes y atacó con todo lo que tenía, buscando debilitar al monstruo con cada golpe. Annie y el desconocido lo miraban sorprendidos mientras el Minotauro retrocedía. Más vale que retroceda, él lo iba a destruir. No sabía con quién se metió al hacerle daño a su madre.

En un giro final, aprovechó una abertura, se lanzó sobre el monstruo y, con la espada en mano le corto la cabeza de una vez por todas. El Minotauro cayó al suelo, retumbando con su peso.

Estaba respirando pesadamente, muy feo esta vez, todo lo contrario al cansancio después de cantar una canción. Miró hacia donde antes se encontraba Annie con el chico que había llegado con el Minotauro. Ella parecía estar bien, pudo volver a respirar con tranquilidad, ella estaba bien, Annie estaba a salvo. Ahora si, con el desconocido él estaba mirando con asombro, sin palabras.

Bueno, no es por ser egocéntrico, pero simplemente siempre dejaba ese efecto en las personas.

"¡Draco Orion Malfoy! Eres un idiota, no vuelvas a hacer algo como eso" le grito su amiga abrazandolo, pero de la nada, apareció una puerta abierta invitandolos a entrar. "¿Campamento Mestizo?" Preguntaron a la vez.

Estaban en medio de la nada, con un desconocido que aún no hablaba y... "Annabeth, dime que estoy alucinando, ¿ese chico tiene patas en vez de piernas?" Dijo al ver a otro desconocido, genial.

Perdidos y alucinando en medio de la nada con personas que capaz y quieren matarlos. Draco no pudo evitar preguntarse cómo había acabado en ese lugar.

"Perfecto", murmuró, sin saber si su cabeza estaba funcionando bien o si eso todo era parte de algún extraño sueño.

"Esto no puede ser real", añadió Annabeth, pero sabía que ya estaba demasiado inmersa en todo como para hacer marcha atrás.

Sin más opción, sin decir mucho más, ambos se acercaron a la puerta, siendo seguidos por los otros dos.

La puerta los condujo sin más remedio a una vasta explanada, rodeada por árboles que, por alguna razón, parecían tener una presencia casi mágica. El aire fresco y pesado de la madrugada se sentía más denso aquí, como si el lugar mismo estuviera lleno de secretos y por alguna extraña razon, habia muchas personas ahi dentro. Sin embargo, antes de que pudieran reaccionar completamente, algo extraño ocurrió.

Una luz dorada iluminó la oscuridad de la noche, un resplandor cálido que lo envolvió como una manta suave. De repente, el aire a su alrededor se volvió denso, como si el mismo campamento contuviera la respiración.

Él apenas podía comprender lo que estaba sucediendo. Estaba de pie, con Annabeth a su lado y el extraño chico de las patas de cabra mirándolo. Su mente no podía procesar el caos de la situación, y por un momento, todo se detuvo. El tiempo parecía haberse detenido, y los susurros de los otros semidioses se desvanecieron, dejando solo ese resplandor cegador.

"¡No!" gritó Annie a su lado, pero su voz estaba distorsionada, como si proviniera de muy lejos.

El brillo de la luz aumentó, y en un abrir y cerrar de ojos, la figura apareció. Una mujer deslumbrante, vestida con un resplandor blanco y dorado que la hacía parecer una diosa hecha de luz misma. Su cabello era una cascada dorada que caía perfectamente alrededor de su rostro, y sus ojos, como dos espejos, reflejaban una belleza celestial. La misma sensación de calor que había sentido en su pecho se intensificó, como si cada célula de su cuerpo estuviera siendo tocada por una divinidad. La mujer estaba ahí, ante él, mirando con una mezcla de ternura y diversión. Se parecía mucho a...

Afrodita.

¿Qué? ¿Cómo era eso posible?

"Draco Orion Malfoy" hablo ella con una voz suave y envolvente, como si cada palabra que pronunciara fuera un canto. "Has sido reclamado por mí, por la belleza que llevas dentro y fuera" fue lo único que dijo para desaparecer.

Luego de eso, todo volvió como lo era normalmente. Iba a hablar, pero una figura extraña como una momia venia hacia él, haciendo que todos los presentes además de ellos ahí tragaran saliva.

Oh no, una criatura aterradora venía hacia él. Otra vez.

Antes de que pudiera hacer o decir cualquier cosa, una neblina verde apareció.

...

Cuando la estrella del norte y la luna de sangre se encuentren,
nacerá un hijo del amor y la magia,
un lazo entre mundos que no debieron cruzarse.

De ojos de luna y sangre antigua,
su existencia retará las leyes del Olimpo y la magia.
A través de la belleza romperá reinos,
y con la espada protegerá lo eterno.

Un destino escrito será quebrado,
y el curso de los héroes se torcerá como las olas en tormenta.
El que no debía ser, elegirá lo que los dioses temen:
el amor como arma, el sacrificio como condena.

Ni magos ni dioses podrán resistir su voluntad,
y con su elección, paz o caos hallarán su camino de verdad.

...

Con el temor de sonar repetitivo, ¿qué diablos estaba pasando?

Quería decir algo más, pero no pudo. No porque no quisiera, sino que literalmente se desmayo después de eso.

Si le preguntan en ese momento lo que piensa de ese raro lugar, solo dira que tiene un pésimo servicio de entrada.

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