
Pasado, presente y futuro
Varias horas antes.
Harry no quería despertar. No quería abrir los ojos y comprobar con todos sus sentidos que lo que había sucedido era producto de su imaginación. Quería quedarse en ese mundo de sueños donde había conocido a sus padres, en ese bonito mundo de sueños donde se había sentido querido y apreciado. Ese mundo donde su madre lo tomaba de la mano y acariciaba su cabello y su padre estaba constantemente sonriéndole o pasando un brazo por sus hombros como si estuviera orgulloso de él.
Se quedó muy quieto. Sabía que si se movía oiría (y sentiría) los resortes del viejo y gastado colchón en el que dormía desde que tenía memoria. No estaba seguro de la hora, pero no debía de faltar mucho para que su tía bajara las escaleras y golpeara su puerta con fuerza, ordenándole que prepara el desayuno.
Arrugó levemente la nariz cuando sintió un suave ardor en el puente de esta, algo comúnmente previo a las lágrimas. Había sido un sueño tan bonito que casi dolía la idea de dejarlo atrás. Intentó repasar los detalles, temeroso de olvidarlos luego. Memorizó tanto como pudo cada detalle del rostro de sus padres, trató de grabar el sonido de sus voces en su mente; a su madre riendo, a su padre llamándolo hijo, cada momento que pudo recordar fue repasado una y otra vez, y casi lloró otra vez cuando se dio cuenta de que no recordaba el color exacto de los ojos de su padre, ni podía precisar el tono de rojo en el cabello de su madre. Se reprendió a si mismo pensando que debió prestar más atención.
Cerró los ojos con más fuerza, seguro de que su fantasía se rompería en cualquier segundo y se vería obligado a admitir la dura realidad. La magia no existía, sus padres no habían viajado en el tiempo y él no tendría amigos ni familia. Él solo era Harry, el pequeño y solitario huérfano que vivía con sus tíos a falta de más familia.
Finalmente resignado a la vida que le había tocado, se movió en la cama con un leve suspiro de tristeza y la verdad se estrelló contra él cuando en lugar de resortes, un cómodo colchón presionó contra sus costillas y la almohada prácticamente abrazó su cabeza. Abrió los ojos de inmediato y casi negándose a sentir esperanza, se sentó y miró a su alrededor.
No estaba en su alacena.
Ron dormía en una cama a su derecha, y frente a ellos había otras dos, una de ellas ocupada por Ron y la otra vacía y desordenada como si su ocupante hubiera reconsiderado muchas veces el ponerse de pie.
¡No había sido un sueño!
La emoción logró borrar cualquier vestigio de cansancio residual y se levantó, y aunque extrañó el calor de las sábanas, no dejo que eso lo detuviera. Miró su pijama con alegría, era nuevo y de su talla. Recordaba lo cómodo que se había sentido cuando se lo puso la noche anterior.
Se apresuró a abrir el baúl a los pies de su cama, encontrando todo tipo de ropa. Abrumado ante la variedad, comenzó a buscar algo que ponerse. Con emoción recordaba una mención a un baño mientras tomaba una toalla, y se volteó a buscarlo en el momento en que la puerta de este se abría.
Harry regresó a la habitación secando su cabello con una toalla, usando el uniforme de su escuela y llevando un cepillo de dientes en la boca. Lo miró con leve sorpresa antes de sacudir la cabeza.
—Esto es tan raro —dijo a través del cepillo, por lo que no fue muy comprensible. Dejó la toalla sobre el baúl y lo sacó de su boca —. Casi creí que era un sueño hasta que escuché a dos Ron roncando.
Harry rio levemente. Había sido difícil dormirse con tanto ronquido, pero su versión futura no pareció tener ningún problema con ello.
—También creí que era un sueño —admitió tan bajo que estaba seguro de que no lo había escuchado. Harry miraba a Ron como si considerara cuál era la forma más rápida de despertarlo.
—Si lo cuelgo del tobillo va a gritar —murmuró con concentración. Harry parpadeó lentamente, ¿colgarlo de un tobillo? —. Si le lanzó un chorro de agua también va a gritar.
Chasqueó los dedos frente a la cara de Ron, midiendo la profundidad de su sueño. Sacudió su hombro también, pero solo logró que soltara un ronquido más fuerte. Finalmente se dio por vencido y de un tirón sacó la almohada donde estaba la cabeza de su amigo, despertándolo lo suficiente como para empujarlo sin problemas hasta el borde del colchón, desde donde cayó al suelo con un fuerte golpe que probablemente habría dolido más si no hubiera caído sobre un montón de mantas que arrastró en su paso.
—Buenos días, Ron —dijo Harry alegremente, como si no acabara de despertarlo tan brutalmente.
—Serán buenos para ti —se quejó Ron desde el piso con voz somnolienta —. ¿Qué hora es?
Harry miró el reloj en su muñeca.
—Treinta minutos antes de que se acaben las salchichas —informó con tanta seriedad que cualquiera pensaría que acaba de declarar que iban tarde a una clase de la profesora McGonagall —. Y no queremos eso.
—No queremos eso —repitió Ron poniéndose de pie y tomando su ropa para dirigirse al baño.
—Ve más a la... —Harry se interrumpió cuando su amigo chocó con la pared. Harry se mordió el labio para no reír —, derecha.
—Estúpida instalación —murmuró Ron tomando la dirección correcta y entrando al baño —. Todo sea por las salchichas.
Cerró la puerta en el momento en que Ron se despertaba.
—¿Alguien dijo salchichas?
Harry lo miró sorprendido, había estado seguro de que ya había despertado después de tanto ruido. Miró a su versión futura sin saber qué hacer.
—A mí no me mires, ese es tuyo —se excusó Harry bostezando.
Harry se pasó una mano por el pelo para ordenarlo un poco, ¿en qué se había metido?
Veinte minutos después todos estaban listos para salir, mientras Ron se quejaba de la hora.
—¡Estoy seguro de que adelantaste nuestros relojes a propósito! —decía una y otra vez mientras buscaba el zapato que le faltaba —. Puedo dormir más, pero tú no me dejas.
—Merlín, Ron —resopló Harry tirando en su cama y jugando con un trozo de madera alargado que Harry asumía era la varita con la que hacía magia —. Si tanto te cuesta creer...
Se levantó como si le pesara la vida , acercó a la puerta y la abrió un poco.
—¡HERMIONE! —gritó medio segundo antes de que Ron encontrara su zapato y se lo pusiera con renovada energía. Harry no dijo nada más hasta que estuvo seguro de que su amiga iba a responder —. ¡¿Qué hora es?!
—¡Tienen diez minutos para estar listos o nos perderemos el desayuno! —escucharon responder a Hermione segundos después.
Mientras salían de la habitación, Harry le dio una mirada de "Te lo dije" a Ron, ganándose un empujón juguetón de parte de su amigo.
—Esto es tan raro —dijo Ron un poco mientras los seguía.
—Lo sé —apoyó Harry caminando un poco más rápido para ir a su ritmo.
—¿Qué crees que harán ahora? —preguntó Ron mientras sus versiones futuras se quejaban de algo con Hermione —. Van a ir clases ¿o no? No creo que nos dejen solos todo el día ¿o sí? ¿Tú qué dices?
—La profesora dijo que tenían que asistir a sus clases —trató de recordar Harry, no muy seguro —. Tendremos que esperarlos, ¿tú qué crees?
—Será aún más extraño —aseguró Ron encogiéndose de hombros —. ¿Juegas ajedrez?
Harry negó.
—Traté de aprender una vez en la escuela, pero nadie quería jugar conmigo —admitió un poco bajito, como temeroso de que Ron se alejara si se daba cuenta de que no tenía amigos.
No fue así.
—En mi casa ya nadie quiere jugar conmigo tampoco —dijo con simpleza, como si fuera de lo más normal —. Ya los he vencido tantas veces que comienza a aburrirles. Solo mis padres y Percy aceptan jugar conmigo, pero no es divertido cuando conoces todos sus movimientos. Si quieres puedo enseñarte. No es tan difícil.
Harry asintió con una sonrisa, esperanzado de que este fuera el comienzo de una amistad tan buena como la que parecían tener en el futuro.
—Hola.
Se voltearon cuando escucharon a Hermione dirigirse a ellos con timidez.
—Hola —respondieron ambos un poco incómodos.
—Dijeron que el desayuno estará listo en media hora —dijo la chica jugando con sus manos y hablando más rápido a cada palabra que decía —. Nuestras versiones futuras acaban de irse a algo llamado el Gran Comedor, dijeron que volverían antes del almuerzo. Los chicos del 2021 llegarán pronto también, aunque ya hay algunos en el comedor esperando el desayuno. También hablé con Teddy cuando me lo crucé esta mañana y dijo que leeremos en la tarde apenas las clases terminen. Al parecer traerán a más gente, pero no conozco a nadie de los que nombró, obviamente, aunque creo que vendrá tu familia, Ron, no estoy segura, lo dijo muy de pasada y parece que tenía prisa por ir a su casa. ¿Qué creen que haremos mientras tanto?
Harry y Ron intercambiaron una mirada aturdida por todo lo que había soltado a una velocidad apenas comprensible.
—¿Qué? —preguntó ella confundida por sus caras.
—Nada —se apresuró a decir Harry, un poco asustado de haberla ofendido —. Es solo que hablaste muy rápido.
Ron asintió con torpeza, mirando a su alrededor buscando a sus hermanos. Estaba seguro de haberlos oído por ahí.
—Oh —Hermione se sonrojó con nerviosismo y se aclaró la garganta —. Em... ¿de qué hablaban antes?
—Ron me enseñará a jugar ajedrez —dijo Harry mirando a su nuevo amigo. El pelirrojo asintió otra vez, mirando a Hermione con curiosidad.
—¿Sabes jugar? —preguntó inclinando un poco la cabeza.
—Solo lo básico —se encogió de hombros Hermione —. Una vez leí un libro de jugadas por curiosidad, pero no fue muy educativo sin un ajedrez en frente para ponerlo en práctica.
—¿Libro de jugadas? —Ron se sorprendió —. ¿Hay libros con jugadas de ajedrez?
—Muchos —asintió Hermione confundida —. ¿No lo sabías?
—Claro que no —bufó Ron —. ¡No puedes crear jugadas con un libro! Se aprende con la experiencia, el juego es muy del momento como para no hacerlo.
—Tal vez puedas enseñarle a ella también —sugirió Harry, sonriendo cuando vio que Hermione se entusiasmaba con la idea.
—¡Claro que lo haré! —aseguró Ron casi indignado —. Hay cosas que un libro nunca va a enseñarte.
Hermione se vio dispuesta a rebatir, pero la voz de James I la interrumpió. Había oído su conversación mientras salía de la habitación que compartía con Lily I y estaba muy interesado en dar su opinión.
—Estoy de acuerdo con Ron —dijo el adulto acercándose con una gran sonrisa —. Los libros son útiles, pero hay cosas que no se pueden explicar y son muy importantes.
—¿Cómo qué? —cuestionó Hermione, desafiante, pero sin perder el tono respetuoso.
James I trató de parecer solemne con más teatro que realidad.
—No puedes aprender a jugar Quidditch con un libro —aseguró poniendo sus manos en los hombros de Harry, que sonrió en grande con el gesto, emocionado de volver a ver a su padre —. Y si lo piensas bien, tampoco aprender valores, por ejemplo, no puedes saber cómo ser valiente o fuerte solo leyendo un libro, todo eso está en ti o no y siempre debes esforzarte.
Hermione frunció el ceño, claramente reconociendo que podía tener razón.
—No sé qué es el Quidditch —dijo finalmente con la barbilla en alto.
James I dio un leve grito ahogado mientras Ron la miraba con horror.
—Pero ¿qué le enseñan a estos niños? —preguntó sacudiendo la cabeza, antes de girarse a ver a Lily I, que en ese momento salía por la puerta de su habitación —. Cariño, ¡los muggles no enseñan cultura!
Lily I lo miró un segundo, como considerando si valía la pena responder (o pensando en las razones por las que se había enamorado, era difícil de decir solo mirándola ). Fuera cual fuera, solo se acercó a besarlo en la mejilla antes de tomar a Harry de la mano y llevárselo al comedor, mientras Ron y James I le explicaban en detalle qué era el Quidditch a una confundida Hermione.
***
—¡No voy a quedarme aquí ni un minuto más! —gritaba Vernon cuando el desayuno terminó y todos daban vueltas para buscar algo que hacer en el día —. ¡Y mi familia tampoco, no, señor!
—¿Qué le pasa? —preguntó James I luego de volver de la cocina, deteniéndose junto a Lily I y pasando un brazo por su espalda —. ¿A quién le grita?
—A nuestro nieto —dijo su prometida, sonando casi divertida al referirse a James II como su nieto —. No le está prestando mucha atención, por eso está tan enojado.
Harry se hundió en su silla, avergonzado por el comportamiento de su tío, pero sin saber cómo intervenir. Él no quería irse, y podía ver que su primo tampoco, pero sus tíos parecían decididos a llevárselos.
—Ya te dije que no está en mi el llevarte a tu casa —resopló James II poniéndose de pie para pasar al lado del hombre y dirigirse a la cocina con un tazón vacío —. Interrumpes mi desayuno, no me escuchas y gritas como desesperado. Hombre, ¡ten un poco de humanidad, no todo en la vida es ir por ahí gritando como idiota!
—Es gruñón por las mañanas.
Solo entonces muchos notaron la presencia de Lily II en la mesa. Estaba recostada en su silla, con los pies sobre la mesa y un gato dormido entre su estómago y su regazo. Cuándo había llegado, no tenían idea. Los chicos del futuro parecían preferir el desayuno en la mansión.
—NO ME INTERESA SI ES GRUÑÓN POR LAS MAÑANAS —gritó Vernon, morado del enojo. Harry vio con miedo la vena que palpitaba en su cuello —. QUIERO QUE NOS LLEVE A CASA AHORA.
—¡Pero si ya te dijo que no puede! —exclamó Lily II comenzando a frustarse —. ¡Y no me grites, yo no soy nada tuyo como para que creas tener el derecho!
—¿Por qué hay tanto griterío? —preguntó Victorie entrando en el comedor, pasando junto a James I con expresión preocupada, estaba tan cargada de bolsas y mochilas que parecía que se iba del país —. Liz, ¿qué pasa?
—¡El tío de papá cree que puede venir aquí y gritarnos! —acusó Lily II apuntando a Vernon con su pie —. Quiere irse a su casa, pero en su cerebro de maní no cae que ninguno tiene el poder.
—Ni tampoco las ganas —Victorie le frunció el ceño a Vernon —. El contrato que firmaron decía que se irían todos al mismo tiempo cuando hubiera mayoría acordada. Y tu esposa y tú no son mayoría.
—¡YO NO FIRMÉ NADA! —gritó Vernon con aún más enojo, sin importarle que Victorie estaba sacando una carpeta de una mochila —. ¡NO SÉ CÓMO SE HAGAN LAS COSAS EN ESTE MUNDO DE FENÓMENOS, PERO EN MI CASA...!
Un simple destello surgió de la varita de James I y de la nada donde estaba Vernon había un grueso gusano que se retorcía para todas partes.
—¿Qué? —preguntó bruscamente James I cuando todos voltearon a verlo —. Sus gritos estaban molestando a Harry.
Harry le sonrió levemente a su padre mientras se quitaba las manos de las orejas, donde las había colocado cuando su tío elevó demasiado la voz.
—PAPÁ —exclamó Dudley asustado.
—¡MI MARIDO! —gritó Petunia lanzándose al suelo junto a Vernon, luciendo desesperada, pero incapaz de tocar un gusano —. ¡¿QUÉ LE HAS HECHO A MI MARIDO, MONSTRUO?!
—Lo convertí en gusano, ¿qué no ves? —dijo James I con obviedad sentándose junto a Harry en la mesa. Lily I se cubría la boca con una mano para ocultar su sonrisa, mientras varios intentaban ver al gusano por sobre el cuerpo de Petunia.
—¡PUES DESCONVIÉRTELO! —volvió a gritar Petunia acercando su mano a su gusano marido, pero quitándola al instante.
—Va a vomitar —aseguró Fred a su gemelo mientras veían con entusiasmo el espectáculo. Era una suerte que sus padres acabaran de irse luego de despedirse de Ron y asegurarle que sus hermanos iban a cuidar de él y Ginny hasta que sus versiones futuras llegaran (Bill se estaba tomando muy en serio la tarea luego de ver la mirada de advertencia de ambos padres).
—Pero no quiero —dijo James I en respuesta a Petunia, cruzándose de brazos con expresión molesta —. Se ve mucho mejor así.
—TE LO JURO, JAMES, SI NO LE QUITAS ESO QUE LE HICISTE...
James I no se detuvo y simplemente la convirtió en un gusano también. Y a Dudley cuando él se volteó y miró a Harry como si él fuera el culpable y fuera directo a golpearlo.
—¿Qué ibas a hacerme, cuñada? —preguntó James I alzando las cejas mientras miraba a los tres gusanos en el piso —. ¿Gritarme hasta quedar afónica? Fui al mismo internado con Lily por siete años, puedo soportarlo... AUCH.
—Yo no gritaba tanto —se defendió Lily I sonrojada luego de haberle dado un manotazo. James I la miró con diversión.
—Sirius no opina lo mismo —aseguró riendo.
—Sirius es un caso aparte —dijo Lily I sonriendo levemente —. Siempre hay una razón para gritarle.
James I volvió a reír y asintió.
—Hablando de Sirius —se volteó a Victorie, ya que Lily II se había parado y ella y su hermano intentaban que su gato se fijara en el gusano Vernon ignorando los movimientos de gusano Petunia para cubrir a su marido —. ¿Él vendrá?
Victorie suspiró mientras comenzaba a dejar todas sus cosas en la mesa.
—Sí, lo hará —dijo casi con reticencia.
—¡Genial! —se entusiasmó James I —. ¿Cuándo? Por favor dime que será calvo, ¡podré burlarme de él por eso por siempre!
Victorie sonrió con nerviosismo, mirando a sus dos primos en busca de ayuda, pero ellos estaban muy concentrados en el gato (o más bien, fingiendo estarlo).
—Es complicado —respondió finalmente pellizcando a Fred II cuando se acercó y la sujetó de los hombros para moverla de modo que pudiera pasar detrás de ella en su camino al otro lado del comedor —. Mire, señor Potter, hay... ciertas cosas que no le hemos mencionado.
James I frunció el ceño ante su tono serio e intercambió una mirada preocupada con Lily I.
—¿Qué pasa? —preguntó la pelirroja asustada —. ¿Sirius está bien?
Victorie se mordió el labio un segundo antes de negar.
—Sirius murió el año pasado, en 1996 —dijo con suavidad.
—Oh —murmuró James I tragando saliva con fuerza, sin saber cómo reaccionar. Lily I había cerrado los ojos mientras sujetaba la mano de un confundido Harry.
—Ha sido muy difícil para el tío Harry aceptarlo —continuó Victorie cuando vio que estaban asimilando la noticia —. Y también para el papá de Teddy. Y no sabíamos cómo hacer todo esto, porque no queremos entorpecer su duelo.
—Remus vendrá ¿cierto? —preguntó James I, casi preocupado de enterarse que había perdido otro amigo —. Lo mencionaron tanto que no me preocupé. ¿Y Peter? ¿Qué pasa con él?
Victorie miró de reojo a sus primos, James II estaba sentado otra vez, comiendo una manzana, mientras Lily II dejaba en paz al gusano Vernon y recibía la caja de zapatos que Fred II le entregaba. Se percató indignada de que era una de sus cajas.
—Remus vendrá —dijo con cuidado, volviendo a enfocarse —. Pero es imposible que traigamos a Peter aquí.
—¿Por qué? —demandó James I un poco brusco —. ¿Qué hace imposible que traigan a mi amigo? ¿Y por qué no trajeron a Sirius ahora? ¿qué es lo que están ocultándome?
—James —dijo Lily I preocupada —. Debe tener sus razones.
—Por supuesto que las tendrá —aceptó James I, relajándose un poco, dándose cuenta de que había reaccionado muy fuerte —. Lo siento, Victorie, pero odio no saber qué está pasando con mis amigos.
—Lo sé —asintió la rubia sonriéndole para demostrar que no había problema —. Es solo que toda esta historia es muy complicada. Y no puedo hablar sobre Peter aún. Y Sirius... bueno, es por el tío Harry que no lo traemos aún.
—¿Harry? —preguntó Lily I preocupada, mientras Harry se veía desconcertado, e incómodo de estar en medio de esa conversación. Solo sabía que Sirius era el mejor amigo de su padre, no entendía cuál era el problema para traerlo.
—El tío Harry ha vivido toda su vida consciente de que ustedes no están y no van a volver —dijo Victorie mirando a Harry para estar segura de que no lo estaba molestando al decir todo eso —. Aceptar eso mismo con Sirius ha sido un proceso muy difícil emocionalmente. Tardó meses en recuperarse lo suficiente como para hablar de él y queremos que vaya a su ritmo. Se acostumbrará a ustedes y le permitiremos decidir si quiere que venga el Sirius que él conoció, o el joven que dejó de ser cuando ustedes murieron. Será su decisión.
—Entiendo —dijo James I, su voz casi distante antes de añadir casi con amargura —. También entiendo por qué hablaban de él en pasado.
Victorie le dio una sonrisa triste.
—Lamento que no lo hayamos dicho antes —se disculpó, viéndose bastante culpable —. No sabía que le preocuparía tanto.
James I le sonrió y se encogió de hombros, aunque se podía ver que eran gestos forzado.
—Supongo que debí de asumirlo. Solo me sorprendió, no te preocupes —miró a Harry con tranquilidad, preocupado de haberlo hecho sentir mal —. ¿Tienes hambre? Puedo hacer más huevos si quieres.
Lily I lo tomó de la mano cuando vio la pena en sus ojos. Saber que su mejor amigo iba a morir lo había afectado a pesar de que él ya no estaba para vivir su pérdida.
***
Horas después
—Los convertí en gusanos —exclamó James I muy contento —. Están en una caja en el comedor. Era la única forma de callar a Venin.
—Vernon —corrigió con una risa Harry, sabiendo que sería inútil.
—Eso —James I asintió, sonriendo también. Apenas lo conocía, pero le encantaba la risa de Harry.
--
—Yo, Teddy Lupin, te ordeno por mi suprema autoridad de hermano mayor ¡QUE LE DEVUELVAS LOS MALDITOS DULCES A TU PRIMA! —gritaba Teddy cuando entraron en el comedor. James II estaba sobre la mesa, sujetando la bolsa de dulces sobre su pecho. Al lo miraba desde su lugar junto a Teddy, claramente esperando el momento para saltar sobre su hermano y quitarle los dulces, sin advertir que los cordones de sus zapatos estaban sueltos y Molly II los estaba pisando.
—¡JAMÁS! —gritó James II abrazando más los dulces —. ¡Ella se comió las últimas galletas de la abuela ayer!
Casi a coro, el resto de los primos Weasley presentes (Victorie, Rose, Fred, Dominique, Teddy y Al) jadearon con fuerza. Scorpius y Lysander se miraron con nerviosismo. Esto iba a acabar mal.
—¡Molly Jessica Weasley! —gritó Dominique horrorizada —. ¡¿Las galletas de la abuela?!
—¡ÉL MIENTE! —exclamó Molly II nerviosa, mirando a todos lados hasta encontrar a alguien a quien culpar —. ¡Fue Hugo!
—¿Yo qué? —preguntó Hugo entrando en la sala y deteniéndose entre Fred I y George, asustándose cuando se percató que eran dos —. Oh, h-hola... tío-s.
—Hola, niño —saludaron ambos, mientras Molly I sonreía en grande. Ni siquiera parecía notar la discusión que había estado desarrollándose.
—¡Oh, recién llegados! ¡Hola! —saludó también James II agitando la mano que sostenía los dulces. Al intentó dar un salto entonces, pero sus cordones seguían bajo el pie de Molly II, por lo que terminó cayendo y arrastrando a su prima y a Teddy con él cuando se sujetó. Si él caía, ellos también.
—Eso fue por las galletas de la abuela —dijo Al con la voz ahogada, ya que Teddy había caído sobre él y su codo estaba presionando su estómago. Solo por ese comentario Molly II le dio un rodillazo en el muslo —. ¡AUCH!
—Hola, abuela —saludó Dominique acercándose a Molly I aprovechando el alboroto —. Soy Dominique, tu nieta favorita en todo el universo.
—Un universo paralelo donde yo no exista tal vez —Rose le dio a su prima un leve empujón antes de abrazar a su abrumada abuela —. Soy Rose, tu pequeña consentida.
—¿Han escuchado ese dicho sobre que la mayor es la favorita? —cuestionó Victorie indignada.
—Solo lo escuché con la menor —dijo James II volteándose con el ceño fruncido, luego de haber estado riéndose de sus hermanos y su prima, que tenían dificultad para pararse otra vez porque se enredaban entre ellos y volvían a caer —. ¿Eso quiere decir que yo sería el favorito de mis papás?
—¡Hey! —Teddy se libró de las garras de Al y señaló a James II con su índice —. El mayor soy yo.
—Vas a casarte e irte de la casa, ¡ya no cuentas! —James II le sacó la lengua abriendo los dulces, que resultaron ser gomitas, y metiendo un puñado en su boca. Retrocedió al centro de la mesa cuando Molly II trató de sujetar su pie.
—Muero ignorado —dijo Al finalmente poniéndose de pie —. Siempre es "la hija menor" o el "hijo mayor". ¡¿Qué hay de los medianos?!
—¡Eso! —gritó Dominique alzando el puño —. ¡Debemos formar la revolución de los hijos del medio!
—¡Los únicos planeados en esta familia! —exclamó Al chocando puños con su prima.
—¿Y a ti quién te dijo que fuiste planeado? —preguntó James II dejando el paquete de gomitas sobre la mesa. Molly II fue a recogerlo, frunciendo el ceño cuando vio que su primo solo le había dejado la mitad, más encima del tipo que no le gustaba y la hacía vomitar, y entendió que era porque ella solo le había dejado la mitad de la galleta de su abuela, añadiendo un toque de venganza. Bastardo.
—¿No que estaban hablando de dulces? —preguntó el señor Miller con confusión. Había mirado con diversión la conversación, pero se había perdido hace bastante.
De la nada, los chicos del 2021 decidieron olvidar lo que sea que estuvieran hablando, y simplemente se acercaron a saludar a la señora Weasley y los gemelos como si nada hubiera pasado, dejando a todos con una gran confusión. ¿Esa falta de concentración sería una cosa de familia o tendría que ver con sus años de nacimiento?