Leyendo Harry Potter con Muggles

Harry Potter - J. K. Rowling
G
Leyendo Harry Potter con Muggles
Summary
La idea de muggles involucrándose en el mundo mágico es extraña, incómoda, y curiosa. La idea de alguien leyendo la historia del niño que vivió era de locos. Pero la idea de muggles leyendo la historia del niño que vivió era casi desquiciada. Y es exactamente lo que pasó.
Note
Esta historia ya había sido publicada en Wattpad y Fanfiction.net, pero desde hace tiempo que quería publicarla aquí, espero les guste.
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Por las reuniones familiares

—Solo digo que no hace falta que exageres tanto —insistió Ron cuando Hermione le dio una mirada de enojo mientras los tres salían de uno de los invernaderos, luego de una interesante y violenta lección sobre el cuidado de los sauces boxeadores jóvenes.  

Harry los ignoró mientras se acomodaba la mochila al hombro, la verdad ni siquiera sabía por qué estaban discutiendo esta vez. Agitó la mano en despedida hacia Hannah Abbott y Ernie MacMillan cuando ellos le dijeron adiós, y se adelantó para caminar junto a Neville, dejando atrás a sus dos amigos, esperando que pudieran solucionar su problema, fuera cual fuera, por sí solos. 

—¿Qué tal, Neville? —dijo cuando lo alcanzó, oyendo a medias como Ron y Hermione habían cambiado el tema de su discusión a quién sabe qué. 

—¡Oh, hola, Harry! —exclamó el rubio alzando la cabeza de su mochila —. Interesante lección, ¿verdad? 

—Nada como una buena razón para no acercarse al sauce boxeador —sonrió Harry señalando dicho árbol sobre su hombro, recordando entonces cierta petición que Teddy había hecho esa mañana cuando se pasó por su cuarto y el de Ron —. Oye, Neville, hay algo que queríamos contarte. 

—Claro, Harry —Neville lo miró con atención —. ¿Necesitas ayuda con algo? Porque puedo… 

—Oh, no, no es eso —aseguró mientras entraban de nuevo en el castillo —. Es un poco más largo de explicar, ¿podrías reunirte con nosotros en la Sala de Menesteres en nuestra hora libre antes del almuerzo? Ginny estará ahí también después. 

Eso último le recordó que debería buscar a su novia para hacerle saber que no irían a la biblioteca, habiendo olvidado hacerlo en el desayuno. 

—Por supuesto —asintió su amigo con entusiasmo —. Ahí los veré. 

Y se adelantó para caminar junto a Hannah por la escalera de mármol (Ernie se había apresurado a bajar a las mazmorras para la clase de pociones, fiel a su costumbre de llegar diez minutos antes a cada clase), mientras Harry se detenía a esperar a Ron y Hermione. 

—¿Le dijiste a Neville? —preguntó Hermione interrumpiendo la réplica de Ron a media frase. 

—Nos verá en la Sala de Menesteres antes del almuerzo —asintió Harry como respuesta —. Iré a buscar a Ginny, adelántense. 

Y aunque claramente Ron quería ir con él en calidad de chaperón, Hermione lo tomó del brazo y lo arrastró al pasillo que conducía al aula de pociones. Casi riendo por la actitud de Ron, Harry miró a su alrededor para asegurarse de estar lejos del ojo público, y sacó el Mapa del Merodeador de su bolsillo, recitando las palabras que formaban la contraseña y preguntándose distraídamente si su padre habría asumido que lo tenía. Harry estaba seguro de que había oído a Ron hacer un comentario frente a él sobre eso, pero no sabía si su padre había entendido la implicación inconsciente.  

Ubicó a Ginny en el aula de Transformaciones, seguramente guardando sus cosas en su bolso, por lo que se apresuró a subir las escaleras y correr por los pasillos antes de que se alejara demasiado y los dos llegaran tarde a clase. Llegó a la segunda planta en el momento en que Ginny comenzaba su camino a la tercera planta para su clase de Encantamientos por el pasadizo que la dejaría directamente frente a la puerta del aula. 

—¡Ginny! —gritó cuando estuvo lo suficientemente cerca como para no parecer loco. Su novia se detuvo, mirándolo sobre su hombro, sorprendida por verlo. Sus amigos solo rieron y le dieron miradas pícaras antes de seguir adelante en su camino. 

—¿Está todo bien? —preguntó la pelirroja cuando lo tuvo en frente —. Creí que nos veríamos en la biblioteca en el almuerzo. 

—Cambio de planes —dijo Harry mirando a una niña de tercero que pasaba y trataba no disimuladamente de oír su conversación. Al verse atrapada por la pareja, corrió en la dirección opuesta —. Iremos a la Sala de Menesteres. Hay… algo importante que debemos contarte. 

—¿Tiene que ver con su misteriosa salida ayer? —preguntó Ginny bajando otro escalón y apoyándose en el barandal, su bolso deslizándose hasta su codo.  

Harry consideró mentirle, pero sabía que no tenía sentido alguno, considerando que se enteraría en solo unas horas. 

—Totalmente —asintió dándole una sonrisa y alzando la mano para acomodar correctamente el bolso —. ¿Tienes clase con Luna ahora? 

Ginny asintió, aún más confundida. 

—Pídele que te acompañe —dijo Harry nivelando su tono de voz ya que no había nadie a su alrededor —. Neville estará ahí también. 

—De acuerdo —Ginny sonaba enormemente dudosa, pero decidió confiar en él. Le sonrió de nuevo y le puso una mano en el hombro —. Vete a clase o creerán que soy mala para tu educación. 

—Seguro pensarían que es al revés —se burló Harry acercándose a besarla. Y justo en el momento en que Ginny se inclinaba apoyándose en su abrazo, Harry supo que había tentado su suerte. 

—¡Oh, Merlín! 

Se separaron de golpe ante la voz conocida y pronto Harry estaba rogando que una bomba cayera en el castillo y los volara a todos. Porque justo tras él, en una ruta directa al atajo al cuarto piso, estaban los gemelos y la señora Weasley. Y Teddy, aunque él se había tapado la cara con las manos y claramente se estaba riendo a juzgar por el temblor de sus hombros. 

—¡Mamá! —exclamó Ginny sorprendida y completamente sonrojada, al igual que Harry —. ¿Qué… qué hacen aquí? 

Harry miró fijamente a los gemelos, atento por si hacían algún movimiento. Por el momento, parecían haber sido golpeados por una bludger y no daban señales de entender lo que pasaba. 

—Eso… —la señora Weasley pasó la mirada entre ambos con clara incredulidad —. ¿De qué nos estamos perdiendo? 

Harry y Ginny intercambiaron una mirada sobresaltada, ¿qué hacían ahora? 

—Nosotros… —Harry se aclaró la garganta y miró a la señora Weasley, sin estar seguro de cómo decirlo. ¿Cómo se le decía a lo más cercano que tenía a una madre, que era el novio de su hija?  

—Estamos saliendo. 

Exacto, Ginny, sin filtro alguno. 

La señora Weasley soltó una exclamación de alegría y se lanzó a darle uno de sus famosos abrazos a ambos jóvenes, que no estaban seguros de cómo reaccionar, pero la abrazaron de vuelta mientras ella sollozaba de alegría en sus hombros. 

—Yo que ustedes cierro la boca —dijo Teddy controlando su risa y posicionándose entre los gemelos —, se les atorará la mandíbula. O tal vez entre una mosca. Lo que ocurra primero. 

—¿Cuándo ocurrió esto? —preguntó Fred claramente confundido, lo suficientemente alto para ser escuchado por su madre, su hermana y Harry. 

—Después de la final de Quidditch —dijo Ginny, mirándolos a ambos con advertencia, casi retándolos a decir algo. 

—¡Eso fue hace semanas! —exclamó George. 

—¿Por qué no nos dijeron nada? —cuestionó una emocionada señora Weasley golpeando con suavidad a Harry con su bolso —. ¡Es la mejor noticia que he oído en un buen tiempo! 

Harry le sonrió, sintiéndose más que contento. Si la señora Weasley estaba de acuerdo con su relación, tenía su vida asegurada. 

—Queríamos esperar al final del trimestre —explicó Ginny tomando la mano de Harry, aún sin quitar la mirada de los gemelos, notando entonces la presencia de Teddy —. ¿Quién es él? 

—¡Soy Teddy! —se presentó el metamorfomago con entusiasmo —. Y quedan dos minutos para que comience la siguiente clase. 

—¡Oh, por Dios, es verdad! —exclamó la señora Weasley mirando su reloj —. Corran, corran. No quiero que lleguen tarde. 

—Pero no me han dicho que hacen aquí —se quejó Ginny. 

—Te enterarás en el almuerzo —le prometió Harry, agradecida por la oportunidad de escapar, y decidiendo que no debería tentar al destino, solo se inclinó a besarla en la mejilla antes de correr, esquivando a los gemelos, que lo siguieron con la mirada como si no lo hubieran visto jamás. 

—¡Estás de novia con Harry! —exclamó Fred, como si acabara de caer en cuenta —. ¡Con nuestro Harry! 

—¡Lo está! —la señora Weasley parecía incluso más feliz que Ginny —. Ahora, querida, vete a tu clase. 

Ginny asintió, aún confundida, y sobre todo frustrada por no comprender, y reanudó su camino al aula de Encantamientos. 

—¡Sale con nuestro Harry! —repitió George sacudiendo el brazo de un aturdido Fred —. ¡Ginny y Harry! 

—¡Ginny y Harry! —asintió extasiada la señora Weasley —. ¡Arthur estará tan feliz! 

*** 

Mientras hacía su carrera al aula de pociones, aún avergonzado por haber sido atrapado con su novia, Harry recordó abruptamente que había una más que alta probabilidad de que Ginny llevara el apellido Potter en el futuro, y comenzó a pensar que tal vez su suerte no era tan mala después de todo. Los gemelos no lo habían matado, la señora Weasley estaba de acuerdo, y Ginny era más que genial. Definitivamente tenía algo de buena suerte. 

Su atención estuvo desviada gran parte de la clase, decidiendo que cuando salieran les diría a sus amigos que los de la Orden estaban llegando y no antes, con Ernie tan cerca y con un oído tan fino. Pero tuvo que volver a concentrarse cuando escuchó al profesor Slughorn, quien aún era capaz de deshacerse en halagos sobre el “brillante y talentoso” Harry Potter, dirigirse a él mientras preparaban la poción crecepelo, ya que el maestro consideró necesario un repaso, y en medio de la lección, decidió contextualizar con la creación de dicha poción.  

—Esta maravillosa y más que famosa poción por supuesto, forma parte de la historia familiar alguien en este salón —dijo enigmáticamente Slughorn, mirando a Harry con tanta fijeza que él alzó la mirada (instigado también por un codazo de Hermione) —. Imagino que sabes de que hablo, Harry, muchacho. 

Harry frunció levemente el ceño, pensando por qué debía saber eso en específico, esforzándose por recordar. La respuesta llegó a él en el recuerdo de un viejo ensayo que había redactado tiempo atrás, donde les habían pedido que explicaran el origen, efectos y modo de preparación de la poción en cuestión.  

—Fue mi abuelo quien la creó —respondió, con una extraña sensación. Parecía que su historia familiar haría aparición la misma semana en que había conocido a sus padres, no es que Slughorn supiera eso, claro. A su lado, Hermione bajó la mano con decepción. 

—¡Precisamente! —aplaudió Slughorn — ¡Fleamont Potter! ¡De los mejores pocionista que ha tenido el mundo mágico! Coincidimos en la escuela, aunque él era un par de años menor que yo, ¡un duelista sin igual! ¡En su tercer año ya era capaz de vencer a muchachos que cursaban sus EXTASIS! 

Harry prestó mucha más atención entonces. ¿Duelista? Nunca había escuchado esa parte. Con un arrebato de emoción, recordó que sus padres estaban en la Sala de Menesteres, con información de sus abuelos, de sus bisabuelos tal vez y de toda la familia que había tenido la oportunidad de ver en el Espejo de Oesed en su primer año. 

De pronto sentía unas ansias inmensas de terminar las clases y correr al séptimo piso, pero se obligó a enfocarse. Si oía las alabanzas de Slughorn (“¡El talento en las pociones corre en la sangre de este muchacho!”), tal vez podría pensar en más preguntas que hacerles a James I y Lily I. 

*** 

—¡Harry y Ginny! —insistió George mientras Teddy convocaba la Sala de Lectura. 

—No es tan difícil de asumir —les dijo la señora Weasley, nada podría sacar la sonrisa que se había posado en su rostro —. Harry es perfecto para Ginny, y Ginny es perfecta para Harry. 

—¡Puede ser, pero…! —Fred sacudió la cabeza para aclararse —. ¿Ginny no salía con Dean Thomas? 

—Terminaron hace un milenio —se burló Teddy abriendo la puerta —. Pasado en el escusado.  

—¡DIOS, TEDDY! —gritó alguien desde el interior de la sala —. ¡Deja ese maldito dicho inventado! 

—¡Jamás! —exclamó el metamorfomago con ademán dramático, antes de sonreírle a los gemelos y la señora Weasley —. ¡Bienvenidos a los juegos del hambre! 

Entraron a la sala seguidos por Teddy, curiosos por lo que dijo, pero él solo explicó que era algo muggle y no tenía importancia. 

—¡Ted! —Molly II se acercó, viéndose bastante molesta —. ¡Tu estúpido hermano se está comiendo mis dulces! 

Teddy la miró con el ceño fruncido. 

—¡Tienes veinte años, Molly! —exclamó —. ¿Por qué te quejas conmigo de que se come tus dulces? Ve y hechízalo. 

—El papá del tío Harry está ahí —se quejó Molly II, ignorando que era objeto de estudio por parte de los gemelos y la señora Weasley —. No voy a hechizar a su nieto frente a él. 

—Demonios —Teddy sacudió la cabeza y miró a sus acompañantes —. Esta es Molly, la hija del tío Percy. 

—Hola, abuela —sonrió la chica, como si no hubiera pasado nada, algo nerviosa por ver a su tío Fred, sin saber cómo reaccionar —. ¿Qué tal, tíos? 

La señora Weasley se adelantó y la abrazó con fuerza, llorando de emoción otra vez. 

—¡Tengo una nieta! —exclamó con gran alegría.  

—Siete en realidad —volvió a sonreír Molly II devolviéndole el abrazo con naturalidad —. Y cinco hombres. Y Teddy también cuenta. 

Teddy asintió con seriedad. 

—Me adoptaron como si fuera otro nieto Weasley-Potter —explicó cuando los gemelos lo miraron con curiosidad —. ¿Están todos en el comedor? 

—Algunos están en sus cuartos —se encogió de hombros Molly II —. Los abuelos de 1990 se fueron después del desayuno, así que el tío Bill está teniendo cierto descontrol con los tíos. 

—¿Bill está solo a cargo? —preguntó la señora Weasley con interés —. Debe estar a punto de gritarles a todos. 

—Lo está —asintió Molly II divertida —. Victorie está ayudando, pero no le hacen mucho caso. 

—Debe estar muy feliz —rio Teddy, conociendo la poca paciencia de su prometida. 

—¿Victorie? —preguntó George muy atento —. ¿Quién es ella? 

—Mi prima —dijo Molly II contenta con la brillante sonrisa que puso su abuela al escucharla —. Es la mayor de todos los primos Weasley. Hija del tío Bill y la tía Fleur. 

Molly II y Teddy se vieron terriblemente divertidos cuando la sonrisa de la señora Weasley vaciló, antes de iluminarse otra vez, aceptando que Fleur sería la madre de sus nietos, y encontrándose incapaz de no sentirse feliz de que su hijo fuera feliz y formara su familia. 

—¿Cómo se llaman mis demás sobrinitos? —preguntó Fred con curiosidad. Molly II lo miró unos segundos más de los requeridos, interesada en conocer al tío del que su padre hablaba con tanto cariño y tristeza. 

—Bueno, yo tengo una hermana, Lucy —comenzó a enumerar decidiendo que solo actuando natural podría acostumbrarse a su tío y conocerlo —. Y están Victorie, Dominique y Louis, hijos del tío Bill. También Fred II y Roxanne, tus hijos, tío George. 

George se vio sorprendido mientras Fred y la señora Weasley irradiaban felicidad. 

—Así se hace, hermano —celebró Fred palmeando la espalda de su gemelo, que en ese momento era estrechado por su madre. Ninguno notó la mirada triste que Teddy y Molly II compartieron. 

—Rose y Hugo son los hijos del tío Ron —continuó Molly II cuando la miraron de nuevo —. El tío Charlie no tuvo hijos y… —se aclaró la garganta algo incómoda —, tú tampoco, tío Fred. 

—¿Qué hay de Ginny? —preguntó Fred, en lo más mínimo afectado, seguro de que había sido su decisión no tener hijos —. Faltan tres niños para completar doce nietos. 

Molly II asintió, divertida por lo atento que estaba. 

—James, Arthur y Lily —dijo mirando inocentemente al igual que Teddy, ambos sabiendo de sobra que harían una conexión. 

—¿James y Lily? —preguntó la señora Weasley con ilusión —. ¿Como en los padres de Harry? 

Teddy asintió muy tranquilo y sonriente. 

—¿Nuestra hermanita se casó con Harry? —preguntaron los gemelos con sorpresa. 

—Lo hizo —dijo Molly II —. Pero estamos guardando el secreto a las versiones pasadas, para ahorrarles vergüenzas ya saben. 

Les dirigió una mirada tan seria a sus tíos que ellos ya no tuvieron ninguna duda sobre que Percy era su padre. 

—Comprendo perfectamente —la señora Weasley aplaudió, su sonrisa radiante no se borraría en un buen tiempo —. ¡Harry y Ginny! ¡Es tan maravilloso! 

—¿Qué pasa con mi hijo y Ginny? —James I había salido de la cocina cuando oyó cierto revuelo, a tiempo para escuchar lo dicho por Molly I.  

—Oh, Merlín —George lo miró con la boca abierta —. Siempre creí que exageraban cuando decían que Harry era idéntico a su padre. 

—Pero no lo hacían —asintió Fred, que también lo había pensado —. Son copias. 

—Gracias —sonrió James I divertido —. Ustedes deben ser Fred y George. Sus versiones de doce años están haciendo un buen desastre allá atrás. 

Lily I se acercó a la señora Weasley, seguida a escasa distancia por Harry de once años, que se había separado de Ron cuando vio a sus padres salir de la sala. 

—Es un placer conocerla, señora Weasley —dijo la joven cuando estuvo cerca de ella. Teddy y Molly II se alejaron camino al comedor para comunicar a todos de los nuevos integrantes —. Soy Lily Evans. Harry, Ron y Hermione nos hablaron muy bien de usted ayer. 

—El placer es completamente mío, querida —respondió la señora Weasley, sus ojos brillando con lágrimas de solo pensar en la reacción de Harry al conocer a su mamá —. Y llámame Molly, cielo, no hace falta que me trates de usted cuando los Potter ya son como mi familia gracias a Harry. 

—Entonces solo llámame Lily —sonrió ella aceptando su abrazo y aprovechando para susurrar en su oído —. Gracias por cuidarlo como yo no pude. Él realmente te ve como una madre. 

—Y yo lo veo como mi hijo —aseguró la señora Weasley, las lágrimas finalmente escapando de sus ojos —. Es un muchachito maravilloso, en serio. 

—Lo sé —sonrió Lily I volteándose levemente para ver a Harry, que se había parado junto a su padre y veía divertido su expresión encantada con la descripción que los gemelos hacían de su tienda de bromas —. Se parece tanto a James. 

—Pero tiene tus ojos —asintió la señora Weasley, sintiendo que su corazón dolía viendo a Harry tan pequeño e inocente, un pequeño que no había sido tocado por la muerte y no había pasado por tanto dolor —. Debe estar tan feliz de tenerlos aquí. 

Lily I suspiró con pena, la deprimía saber que Harry había sufrido tanto por no tenerlos. 

—¿Te preocupa? —preguntó Lily I, advirtiendo entonces cierto recelo en la voz de la mujer mayor. 

—No, claro que no —negó de inmediato la señora Weasley —. Solo estoy pensando en lo que pasará cuando ustedes tengan que irse. Teddy ya advirtió que esto no es permanente. 

—Lo sé —Lily I volvió a suspirar —. Lo pensé también, y lo hablé con James, pero él quiere que Harry tenga recuerdos de nosotros, en lugar de pensar cada segundo que en algún momento vamos a irnos. 

—Es lo que Harry necesita —aseguró la pelirroja mayor —. Crear recuerdos, ser feliz así sea por unos momentos. Merlín sabe que el pobre niño ha pasado por tanto. 

—Mi hermana es la culpable de eso. Mira que hacerlo dormir en una alacena —se quejó Lily I de acuerdo con la señora Weasley —. James la transformó en un gusano esta mañana, a ella, su hijo y su tonto marido… 

—Disculpa, querida —la interrumpió Molly I pálida como papel —. ¡¿Dijiste “dormir en una alacena”?! 

—Sí —dijo Lily I dudosa, advirtiendo que Fred y George las miraban fijamente, habiendo oído también lo que dijo —. ¿No lo sabían? 

—No —dijo George, completamente serio mientras intercambiaba una mirada oscura con su hermano —. Pero gracias por la información, señora Potter. Los Dursley tendrán muchas explicaciones que darnos.  

—Los convertí en gusanos —exclamó James I muy contento —. Están en una caja en el comedor. Era la única forma de callar a Venin. 

—Vernon —corrigió con una risa Harry, sabiendo que sería inútil. 

—Eso —James I asintió, sonriendo también. Apenas lo conocía, pero le encantaba la risa de Harry. 

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