Leyendo Harry Potter con Muggles

Harry Potter - J. K. Rowling
G
Leyendo Harry Potter con Muggles
Summary
La idea de muggles involucrándose en el mundo mágico es extraña, incómoda, y curiosa. La idea de alguien leyendo la historia del niño que vivió era de locos. Pero la idea de muggles leyendo la historia del niño que vivió era casi desquiciada. Y es exactamente lo que pasó.
Note
Esta historia ya había sido publicada en Wattpad y Fanfiction.net, pero desde hace tiempo que quería publicarla aquí, espero les guste.
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¿Te suena Orden del Fénix?

—Lindo —afirmó Ron cuando entraron a la habitación rotulada con sus nombres. Hermione tendría una para ella y su versión pasada junto a la de los chicos, por lo que Harry pudo ver. 

Examinó la habitación con curiosidad. Se veía exactamente como su dormitorio en la torre de Gryffindor, solo que, en vez de cinco camas, había cuatro, y no había ventana, por lo que la única iluminación provenía de las lámparas en las mesas de noche. 

—Es de locos, ¿no crees? —dijo Ron, ya tirado en su cama —. Leer libros del pasado, con gente del pasado y del futuro. Es… de locos. 

Harry asintió, acercándose a sacar su pijama del baúl. La otra muda del uniforme estaba ahí también, por lo que a la mañana siguiente solo tendrían que correr a la torre antes del desayuno por sus libros y no a cambiarse. 

—Me agradaron tus padres —continuó Ron pensativo —. Son exactamente como Remus y Sirius los describieron. Y como lo que tú me has contado. 

—Son geniales —dijo Harry, una sonrisa emocionada apareciendo en su rostro —. Dumbledore dijo que mañana vendrían tus padres. 

Ron asintió, parándose a tomar su pijama también.  

—Según dijeron, mis padres de 1990 se van a ir poco antes de que ellos lleguen, y volverán para el segundo libro —explicó, tratando de recordar lo que Hermione le había dicho —. Solo vinieron para controlar a mis hermanos un poco, y como mamá y papá estarán, dudo que haga falta que haya dos versiones de mamá gritando. 

—Va a ser muy confuso —notó Harry caminando hacia el baño —. Dos versiones de cada persona. 

—Va a ser una pesadilla —corrigió Ron estremeciéndose de solo imaginar a Fred y George multiplicados por dos —. No, peor, será un infierno. 

Y Harry no pudo hacer más que estar de acuerdo. 

*** 

—¿Tienen hambre? —preguntó Teddy cuando Ron, Harry y Hermione se fueron a sus habitaciones y Dumbledore y McGonagall salieron de la sala —. Hay un desfase en las horas, porque aquí ya son las once de la noche, y en nuestro horario recién son las siete. Podemos cenar y luego irnos a la cama temprano para ajustar el reloj biológico o qué sé yo. 

—¿Se quedarán todos aquí? —preguntó el director Miller curioso. La sala no se veía lo suficientemente espaciosa para albergar a tantas personas. 

—¿Del 2021? solo yo, los demás se irán a casa y volverán en la mañana —explicó Teddy dejando el libro en el podio después de haberlo hojeado otra vez —. Entonces ¿cenamos, doy un recorrido y luego a la cama? 

 

 

—Suena bien para mí —dijo James I poniéndose de pie y estirando los brazos —. ¿Dónde queda esta sala? No la reconozco. 

—Es la Sala de Menesteres —respondió James II desde su lugar, se había acostado en el sillón cuando Fred II se puso de pie junto a Victorie —. Está en el corredor del séptimo piso. Frente al tapiz del Barnabás Chiflado. El hombre que intenta enseñar a los trolls a bailar ballet. 

El director Miller intercambió una mirada con su esposa. ¿Trolls bailando ballet? 

—¿Es nueva? —preguntó James I confundido reconociendo la ubicación, pero no recordando ninguna puerta —. No está en el mapa, ¿verdad? 

—No es nueva y no está en el mapa —aseguró Teddy —. Es indetectable. Si pasas tres veces frente a la pared vacía, con una necesidad en mente, la sala aparece para ti, adaptada a lo que requieres. Por eso también la llaman la Sala de los Requerimientos. 

—Genial —se entusiasmó James I —. ¿Puedo pedir lo que sea y me lo dará? 

—Mientras no forme parte de las cinco excepciones de la Ley de Transformación Elemental de Gamp —asintió Rose bostezando. Había madrugado tanto los últimos días en espera de estos momentos que el agotamiento la estaba sobrepasando. Y podía ver que sus primos estaban en el mismo estado —. ¿Podemos comer ya? 

La Sala de Menesteres tenía al menos cinco puertas visibles, contando la que llevaba al 2021 y la Sala de Charlas. Había una entrada que llevaba a un amplio pasillo como de hotel, donde había una gran cantidad de puertas. Una era el cuarto de Teddy, otra la habitación de Ron y Harry (la cual solo por esa noche tenía cuatro camas, ya que Harry y Ron volverían a la torre de Gryffindor, al igual que Hermione), la de Hermione y sus padres, la de James I y Lily I, además de las habitaciones de los señores Weasley y Ginny, Bill, Charlie y Percy, y Fred y George.  

Había otra entrada con otro pasillo, donde cada puerta correspondía a una familia muggle en orden alfabético. Los maestros de la primaria tenían habitaciones individuales ahí mismo. Cada puerta estaba rotulada con sus nombres y apellidos y tenían un número asignado. 

También estaba la puerta que Teddy dijo correspondía al pasillo de habitaciones para las personas de 1997 que vinieran a la lectura y en algún momento decidieran quedarse en el castillo o algo. Y finalmente estaba la puerta que llevaba al comedor, que James I reconoció como una versión agrandada del comedor de la mansión Potter, con la misma mesa de madera gruesa, sillas de aspecto antiguo, utensilios de oro y brillantes copas con el emblema familiar y su lema. 

Ille qui amat, est fortis. El que ama, es fuerte. [Invento mío, apoyado en el traductor de google por lo que la traducción al latín no puede ser exacta] 

La comida pareció salir de la nada cuando se sentaron en la enorme mesa a cenar, asustando a los muggles, pero la mayoría de los magos reconocieron el método. Era lo mismo que ocurría con la comida de Hogwarts. 

—No comas nada que ellos te den, Dudley —advirtió Vernon cuando vio a su hijo acercarse a la comida —. Quien sabe que le han puesto. Tal vez estén envenenadas o nos conviertan en pollos. 

—Para eso son los caramelos, no el brócoli —se burló James I tomando la bandeja con dicha verdura —. Y para envenenar a alguien se usan las sodas, no el jugo de calabaza. El veneno se conserva mejor y es más efectivo y dañino mezclado con agua carbonatada. Y no veo por aquí un bezoar que pueda salvarte. 

Harry rio por lo bajo de la cara espantada de sus tíos y su primo, notando, al igual que Dudley (quien estaba comiendo a espaldas de sus padres), que James I estaba bromeando, o haciendo referencias a lo dañino del azúcar, a pesar de que pocos entendieron eso del bezoar. 

—¿Patatas, Harry? —ofreció Percy, que estaba sentado justo frente a él. Harry asintió recibiendo el plato, feliz de poder comer lo que quería sin que Dudley se lo quitara, aunque no le gustara. 

Pronto casi todos estaban comiendo, e incluso la resolución de Vernon comenzaba a flaquear. Y es que la comida se veía tan deliciosa y su hijo y esposa tan hambrientos. 

—¿Cómo es el orden educativo? —preguntó el señor Jones con curiosidad una vez superada la sorpresa de la aparición de los alimentos —. Se organizan por casas, ya lo dijeron, pero ¿cómo son los grados? 

—Son siete años de estudio —respondió Teddy sirviéndose ensalada antes de que Freddie, el adicto a la lechuga, atacara —. Primer año a los once-doce, séptimo año a los diecisiete-dieciocho. El tío Harry, el tío Ron y la tía Hermione están en sexto.  

—¿Qué hace un mago cuando deja la escuela? —preguntó la señora Miller un poco preocupada por la forma en que Fred II miraba el plato que Teddy sostenía —. Imagino que sus profesiones no son las mismas que las nuestras, ¿o sí? 

—Depende del rubro —se encogió de hombros Molly —. Yo soy la secretaria del tío Harry. 

—¿Y qué hace Harry? —preguntó Lily I con interés. Harry alzó la cabeza también, preguntándose si habría cumplido esa ambición de ser auror que su versión de dieciséis tenía. 

—Es el jefe del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica —dijo James II con orgullo —. El más joven en llegar al cargo, al igual que fue el más joven en ser jefe de la Oficina de Aurores. 

—El más joven tuvo treinta y cuatro cuando llegó al cargo —se asombró el señor Weasley, recordando el suceso, ya que había ocurrido en su primer año en el ministerio —. ¿A qué edad llegó Harry? 

—Fue nombrado jefe a los veintiséis —Teddy también se veía orgulloso —. Y solo diez años después lo ascendieron a jefe de departamento. 

—¿Y qué hace? —preguntó Dudley confundido, alterando a sus padres cuando se inclinó a tomar la bandeja con papas fritas —. Harry nunca mencionó querer ser algo luego de su escuela. 

—No es como si le hubieras preguntado —señaló James II, inconscientemente haciendo el mismo gesto que Dudley había visto en Ron horas antes cuando le dijo algo parecido —. Papá quiso ser auror desde que supo qué significaba. Un auror es una especie de policía del mundo mágico, capturan magos oscuros y esas cosas. 

Los aurores son la mejor defensa del Mundo Mágico contra los practicantes de las Artes Oscuras —citó Teddy con seriedad —. Es lo que el tío Harry y el tío Ron les dicen a los solicitantes. Es una carrera muy difícil de lograr. 

—¿Ron? —preguntó Bill sorprendido al igual que sus hermanos, mientras sus padres miraban radiantes a su hijo —. ¿Ron es auror? 

—El actual jefe de la oficina —dijo Rose, con el mismo orgullo que James II y Teddy habían demostrado al hablar de su papá. Ron estaba extasiado —. Y mi mamá es la Ministra de Magia. 

—Impresionante —rio James I, su voz casi incrédula —. ¿El jefe del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, el Jefe de Aurores y la Ministra de Magia en una misma familia? 

—Además del subsecretario de la ministra —Molly le guiñó un ojo a su padre, que se vio más que emocionado, parecía a punto de llorar. ¡Su sueño se cumpliría! —, un reconocido rompemaldiciones, un famoso draconólogo, una exitosa medimaga y los dueños de la mejor tienda de bromas nunca antes vista. 

Los chicos Weasley sabiamente comenzaron a comer más rápido, la mirada de su madre no auguraba nada bueno. Ginny se mantuvo tranquila, sin saber que ella no era la medimaga mencionada, sino que se trataba de su futura cuñada, Angelina. 

—Y no dejes a mi mamá afuera —fingió ofenderse James II, aunque su sonrisa no dejaba que hiciera bien su representación —. La mejor cazadora que las Holyhead Arpies han visto jamás. Pateó el trasero de docenas de equipos antes de retirarse. 

—Porque alguien quiso arruinar su carrera —canturreó Fred II haciendo reír a sus primos. James II le tiró un trozo de pan directo a la nariz. 

—¡Mi nacimiento no arruinó la carrera de mi mamá! —exclamó con indignación, haciendo a su vez que los demás rieran al entender el comentario de Fred II —. Se retiró meses antes de que yo siquiera hiciera aparición en su vientre. Y pudo haber jugado después de que nací, pero Al lo arruinó. ¡Auch! 

—Yo no arruiné nada —dijo Al, que había entrado al comedor a tiempo para oír lo dicho por su hermano y le lanzó el álbum con las fotos de Fred II, dándole en el hombro. Los Weasley, los Granger y Dudley miraron con interés al nuevo, captando el parecido con James I, Harry y James II —. Ella no jugó porque prefirió dedicarse al periodismo deportivo. 

—¿Por qué estamos hablando de esto? —preguntó Victorie sacudiendo la cabeza mientras su primo recogía el álbum del suelo —. Solo nos preguntaron las ocupaciones del mundo mágico. 

—¡Él empezó! —dijeron Teddy y James II señalando a James I, que alzó las manos con inocencia. 

—¡Yo solo hice un comentario! —se defendió casi riendo —. ¡Ustedes comenzaron a irse por las ramas! 

—¿Estamos presumiendo a nuestros padres? —preguntó Al inclinándose a tomar una salchicha con un tenedor que James II no estaba usando —. ¿A santo de qué? 

—No lo sabemos, solo surgió —se encogió de hombros Molly —. ¿Ya te vas o qué? 

—¿Me estás echando? —Al se llevó una mano al pecho en teatro —. Y yo que creí que te agradaba. ¡Solo vine a pasar tiempo en familia! 

—¿Mamá descubrió que dejaste entrar a un gnomo? —preguntó James II reconociendo el tono de voz que hizo su hermano. 

—Sí —dijo Al riendo —. Pero papá ya lo atrapó, así que ella está buscando al gato. 

—¿Qué pasa con el gato? —inquirió Scorpius, no era propio del gato de Lily esconderse de la señora Potter. 

—No lo sé, actúa raro cuando hay mucha gente en casa —se encogió de hombros Al robándole un poco de tocino a su amigo —. Es tan huraño como Teddy. 

—Te escuché —advirtió el metamorfomago resoplando —. ¡Y yo no soy huraño! 

—Sí lo eres —dijeron sus primos a la vez, sin sorprenderse esta vez. Tendrían que eliminar esa sincronización antes de que Louis llegara y los obligara a bailar. 

—Los odio a todos —aseguró Teddy sirviéndose jugo en su vaso, manteniendo una expresión malhumorada. 

—Ahí tienen al no huraño —dijo Victorie señalando a su prometido con la mano. 

—¡Vic! —Teddy realmente no estaba sintiendo el amor familiar. 

—Sabes que eres un encanto —rodó los ojos Al antes de palmear el hombro de su hermano, luego de sacar otra salchicha de su plato —. Bueno, mamá ya debe haber encontrado al gato endemoniado y es hora de enfrentar mi muerte. 

—Recuérdale que te ama más que a la vida misma —sugirió Lysander. 

James II, Al y Teddy comenzaron a reír. 

—Ese truco solo le funciona al tío Harry —explicó Teddy antes de señalar a Al con su tenedor —. Dile que abriste la puerta para ir al jardín y el gnomo entró. 

—¿Crees que tu mamá es tonta o qué? —preguntó Rose casi riendo —. ¡Los gnomos no entran porque sí a una casa! 

—Hay una primera vez para todo —señaló Fred II inclinando la cabeza en el espaldar de su silla para mirar a Al —. ¿Te creería si le dices que estaba metido en algo que entraste? Tal vez una planta. 

—Tenemos prohibido tocar las plantas —dijo James II pensativo —. No sería solo mamá si dice eso, también papá. 

—¿Qué tiene que ver tu papá? —cuestionó Scorpius confundido. 

—Las plantas son el elemento sagrado del tío Harry —dijo Molly con seriedad —. Nadie puede tocarlas sin sufrir las consecuencias. 

—Una semana cargando la tierra por todo el jardín hasta donde él nos lo pide —se quejó James II sacudiendo la cabeza como para alejar los malos recuerdos. 

—Paleando y paleando hasta entender por qué no tenemos que pisar las hojas y cortar las flores porque sí —lo apoyó Al con un puchero, sentándose entre James II y Victorie, cuando cada uno le ofreció la mitad de su silla. 

—De acuerdo, par de lamentados —dijo Teddy sirviéndose más carne —. Dejen los lloriqueos para después. ¡Es hora de comer! 

*** 

A la mañana siguiente. 

 
—Buenos días, Hermione —dijo la señora Granger cuando entró a la sala de lectura junto a su esposo y vio a la versión futura de su hija ordenando su mochila sobre una mesa, su uniforme escolar impecable. Era asombroso poder conocerla a los diecisiete, pero era aún más maravilloso hacerlo sabiendo que ella estaba bien, que tenía grandes amigos y estaba en una escuela que la hacía enormemente feliz. El que fuera una bruja daba sentido a tantas cosas que solo podían sentir alivio.  

—Hola, mamá —respondió su hija sonriéndole —. ¿No es un poco temprano? 

—Nos fuimos a la cama muy temprano —explicó su padre, mirando a todas las personas que recorrían la sala en ese momento —. No podemos dormir más. Por lo que vi en el pasillo y por lo que veo ahora, hay muchos en nuestro estado. 

Hermione asintió haciendo un ruidito de comprensión. 

—Lo entiendo —afirmó —. Nosotros debemos subir al Gran Comedor para el desayuno y luego tenemos clases. Tenemos un período libre antes del almuerzo, íbamos a adelantar unos deberes de Encantamientos en la biblioteca, pero creo que mejor vendremos a hacerlos aquí. De todas formas, el profesor Dumbledore tiene una reunión con los miembros de la Orden ahora temprano, y traerá a algunos a leer con nosotros.  

—¿Encantamientos? —preguntó la señora Granger, habiendo perdido el hilo en esa parte del discurso de su hija. Le enternecía notar que esa manía de hablar rápido y mucho no se le había quitado con los años —. ¿Es una asignatura? 

Hermione asintió rápidamente. La sonrisa que tenía hizo que sus padres intercambiaran una mirada contenta. Era agradable ver que hablaba con libertad de hacer deberes con amigos, en vez de contarles con tristeza que los chicos de su escuela estaban constantemente hostigándola u obligándola a hacer sus deberes. 

—¡Buenos días! —dijo Hermione saliendo de la puerta que daba a su pasillo —. La cama es realmente cómoda, ¿no? 

Hermione le dio una mirada curiosa a su versión pasada, tal parecía que saber que tendría tan buenos amigos le había dado un empujón a su debilitada confianza. 

—Lo son —estuvo de acuerdo su padre abrazando a su hija de once años por los hombros. 

—¡HERMIONE! —escucharon gritar a Harry desde su habitación —. ¡¿Qué hora es?! 

—¡Tienen diez minutos para estar listos o nos perderemos el desayuno! —gritó de vuelta Hermione poniendo su mochila en su hombro —. En realidad, tienen como media hora, pero con ellos dos siempre es mejor prevenir. 

—Te escuché —acusó Harry saliendo del pasillo acompañado de Ron, que parecía estar más dormido que despierto, y sus versiones pasadas, muy tranquilos mientras conversaban como si se conocieran de toda la vida —. Y ya estábamos listos para tu información.  

 —Ron tiene los zapatos al revés —señaló Hermione con diversión. 

—Es la nueva moda —aseguró el pelirrojo arrastrando su mochila —. Tengo hambre, ¿bajamos ya? 

Hermione asintió. 

—¿A qué hora es la reunión con la Orden? —preguntó Harry, de pronto parecía bastante inquieto. 

—Aún falta mucho —lo tranquilizó su amiga —. Según McGonagall será después del segundo periodo.  

Harry asintió, dirigiendo una mirada casi anhelante a la puerta rotulada con el nombre de sus padres.  

Harry, por su parte, seguía hablando animadamente con Ron. Claramente ya se habían declarado los mejores amigos. Hermione los miraba un poco ansiosa, como deseando unirse, pero sin saber cómo hacerlo. 

—Vendremos en el recreo —dijo Ron cuando captó hacia donde miraba su amigo —. Lupin llegará más tarde, ¿no? 

—Ese es el plan —Harry asintió, decidiendo que sus padres podrían esperar. No es como si fueran a desaparecer de un momento a otro, ¿verdad? —. ¿Dudley? 

Dudley, que había estado mirando con atención un cuadro que estaba seguro le sacó la lengua, se dio la vuelta y saludó a su primo moviendo la mano torpemente. 

—Hola —dijo con nerviosismo —. Tu director dijo que debían llevarme a su oficina para que pudiera enviarme a casa antes de la escuela. Mis padres creen que dormí en casa de Piers. 

Ron se vio como si quisiera golpearlo otra vez. 

—Te llevaré —dijo Harry con rapidez, antes de que su amigo pudiera cumplir el impulso —. Los veo en el Gran Comedor. 

—Dame tu mochila, Ron y yo reuniremos tus cosas para que no te retrases —aseguró Hermione extendiendo la mano.  

—Gracias —sonrió Harry entregándole la mochila luego de sacar el Mapa del Merodeador y su capa, recordando la promesa de llevarla a todas partes incluso en el castillo, haciendo un gesto a Dudley para que lo siguiera. ¿Por qué no les dijo el día anterior que debía hacer eso? Se habría levantado más temprano, para que nadie los viera cuando lo llevara al despacho de Dumbledore. 

—Es una escuela linda —admitió Dudley en un murmullo cuando salieron al pasillo. 

—Sí, lo es —dijo Harry, notando que sería la única oportunidad para hablar con su primo sin sus amigos rondando —. Oye, Dudders, ¿vendrás de nuevo? 

—Ese es el plan —respondió Dudley mirando a su alrededor —. Mis padres creen que quedaré con amigos todos estos días. Inventé algo de una ronda de noches de chicos o algo así. 

Harry asintió, él ya había supuesto eso. La única vez que había llegado a Privet Drive una semana antes de que Dudley saliera de vacaciones, había notado que rara vez su primo llegaba por las tardes luego de la escuela, siempre pasando el rato con su grupito de matones y regresando a la hora que se le diera la gana, a veces durante la madrugada, con la excusa de que habían estado jugando videojuegos y habían perdido la noción del tiempo.  

—Bien, si vas a venir, por favor, evita hacer comentarios sobre mi tiempo en tu casa —pidió Harry —. Mi relación con tus padres siempre ha sido descrita como indiferencia total, nunca he dado detalles y no me siento cómodo con todos sabiendo todo. Ahórrate los comentarios sobre mis discusiones con tía Marge o lo que sea. Hazme ese favor, porque van a llegar más personas, y no quiero que se desboquen los hipogrifos. Vendrán los gemelos que te dieron ese caramelo que te hizo crecer la lengua, y solo lo hicieron porque sabían que tú y yo no nos llevábamos bien. No lo hagas peor y cierra la boca. 

Dudley lo miró aturdido. ¿Qué se desboque qué? Analizó entonces lo que dijo, y antes de poder contenerse, estaba asintiendo. Por una vez su primo tenía razón, debía callarse si quería sobrevivir. El puñetazo del pelirrojo seguía doliéndole, y había visto el hematoma en formación en el espejo esa mañana. Definitivamente no quería recibir otro golpe, y guardar silencio era la única opción. 

 

 

 

—¿Han pensado sobre lo peligroso que es todo lo que están haciendo ahí? —susurró Hermione casi media hora después, cuando los tres ya estaban sentados en su lugar habitual en la mesa de Gryffindor y desayunaban con toda la tranquilidad que podían fingir —. ¡Están jugando con el tiempo! 

—Baja la voz, Hermione —le advirtió Ron, cuando su exclamación atrajo un par de miradas —. Ellos deben saber lo que hacen, Dumbledore no habría aceptado si todo fuera algo a medias. 

—Pero no se trata solo de eso —continuó susurrando Hermione, cada vez más alterada —. Hay una enorme lista de posibles consecuencias. ¡Hay reglas por una razón! No se puede jugar con el tiempo, ¿qué tal si se crea una paradoja? ¿Han pensado en eso? Hay millones de maneras en las que este plan puede volverse un desastre. 

—Dumbledore sabe lo que hace —dijo Harry, aunque no estaba completamente seguro. Algo le decía que Dumbledore no estaba a cargo en ese momento —. Ayer no estabas tan molesta, ¿por qué ahora sí? 

—Ayer no sabía los detalles completos —espetó su amiga con preocupación apartando su tostada —. Estamos hablando de muchas líneas de tiempo entrando en contacto, hay muggles en esa sala, Harry. Muggles que nunca se habrían enterado de la magia de no ser por esos libros. 

—Tienen que tener sus razones para estar —señaló Ron sirviendo más huevos en su plato —. Y si te preocupa tanto, el Estatuto del Secreto fue levantado para ellos. Lo que sea que esté pasando en la sala, es totalmente legal. 

—Legal, tal vez. ¿Racional? No lo creo —bufó Hermione alzando la cabeza cuando las lechuzas llegaron con el correo y tres se detuvieron frente a ellos —. Si El Profeta se entera sería... altamente catastrófico. 

—De todas formas, no dicen nada de lo pasa en verdad —dijo Harry tomando su copia que la lechuza le tendía —. Y no van a enterarse. Relájate, Hermione, después harás todas las preguntas que quieras a Teddy, él parece saber más de lo que dice. 

—Me pregunto qué tan malo puede ser el futuro como para que se esfuercen tanto por cambiarlo —masculló Ron —. Los chicos del 2021 parecen estar bien, se ven bastante felices. Lo malo debió pasar antes. 

—Voldemort no debe ser una amenaza —supuso Harry, solo un poco entusiasmado ante la idea —. Si los libros contienen la información para derrotarlo, es porque ya lo hicieron en el futuro y solo quieren acelerar el proceso. 

—O reducir las secuelas —dijo Hermione mirando el periódico en sus manos con preocupación —. Los ataques por dementores aumentaron en todo el país y encontraron muerta a una familia completa de muggles en el sur. 

Harry y Ron intercambiaron miradas, ambos asustados ante lo dicho por su amiga. Las cosas estaban poniéndose muy serias muy rápido. Si el futuro cercano era la mitad de malo de lo que el mundo era en ese momento, cambiarlo sería casi una prioridad para ellos ahora. 

—¿Qué hay, trío del mal? —Ginny se sentó de pronto junto a Harry, recibiendo un beso en la mejilla como saludo antes de servirse una taza de té —. ¿Dónde estuvieron? No los vi en la torre después del toque de queda. 

—Llegamos muy tarde —aseguró Hermione, sin despegar la mirada del periódico —. ¿Qué tal va tu estudio, Ginny? 

—Te juro que si llego a leer una palabra más sobre el encantamiento sustancial se me caerán las pestañas —resopló Ginny llevándose la taza a los labios —. Tu horario es tan estricto que siento que apenas puedo respirar. 

—No estarías tan sobrecargada si no te escaparas con Harry cada vez que puedes —reprochó Hermione, dirigiéndole una mirada enojada a su amigo, como si fuera su culpa que Ginny no pudiera respirar. 

—No empieces otra vez —se quejó Harry al tiempo que Ginny decía “¡Yo no me escapo con Harry!”.  

Ron simplemente decidió ignorarlos a favor de comer. Esas discusiones podían durar horas cuando ninguno de los tres estaba dispuesto a ceder. 

*** 

—¿Nos dirás ya por qué la reunión de emergencia, Dumbledore? —preguntó Moody mirando fijamente a un muy nervioso Teddy. 

—En cualquier momento, Alastor, solo estoy esperando que mi invitado aquí organice su discurso mentalmente —dijo Dumbledore recibiendo la taza de té que la señora Weasley le entregaba con la mano no maldita —. Muchas gracias, Molly. 

—¿Le han dicho que su ojo es escalofriante, señor Moody? —comentó Teddy buscando relajar un poco la tensión que sentía —. Porque siento que está perforando mi alma. 

—Siempre podría intentarlo —afirmó Moody haciendo un movimiento brusco. Teddy chilló y su pelo se puso blanco por unos segundos antes de volver a su color natural. 

—¡Eres metamorfomago! —exclamó Tonks incrédula. ¡Era la primera vez que conocía a alguien con su misma habilidad! 

Teddy tragó saliva con fuerza, había estado los últimos veinte minutos evitando mirarla, pero ya no podía hacerlo cuando se estaba dirigiendo directamente a él. Asintió rápidamente poniéndose de pie y acomodando la silla para sentarse a horcajadas, con los brazos cruzados sobre el espaldar. 

—Sí, lo soy —dijo dándole una sonrisa rápida. ¡Sus padres estaban frente a él y estaba comportándose como un idiota! 

—¡Cool! —Tonks se vio un poco más animada mientras le sonreía —. ¿Vas a unirte a la Orden? 

—¡Nymphadora! —exclamó Moody, molesto por su poco disimulo —. ¡Te enseñé mejor que eso! 

Teddy sonrió levemente, aún un poco nervioso por la presencia de Moody. Si solo dejara de mirarlo con tanta fijeza con su ojo mágico… 

—No voy a unirme a la Orden —dijo, respondiendo a la pregunta que todos los presentes se hacían —. Solo vine a apoyarlos un poco y darles cierta información para que puedan derrotar a Voldemort. 

Teddy se vio terriblemente divertido cuando los señores Weasley, Bill, Fred, George y Fleur se estremecieron ante la repentina pronunciación del nombre. 

—¿Cómo podrías ayudarnos? —preguntó el señor Weasley con amabilidad, una vez superado el susto, mirando a Dumbledore por si consideraba que no debían hacer preguntas al invitado, pero el anciano estaba concentrado bebiendo su té —. No pretendo ofenderte, pero no pareces ser mucho mayor que mis hijos. 

Teddy sonrió en grande. 

—¡Es fantástico que hagas esa pregunta! —se paró de un salto, casi tropezando con su silla, por lo que la alejó y comenzó a buscar en sus bolsillos —. Solo tengo veintitrés, sí, pero conozco a gente muy bien informada en el futuro. Esta es mi identificación del Ministerio de Magia. Del 2021. 

Les mostró una pequeña tarjeta, que Moody le arrebató sin miramientos, leyéndola en voz alta bajo la mirada ofendida de Teddy. ¿Hacía falta ser tan brusco? 

—Edward… —Moody se detuvo mirando rápidamente a la esquina donde estaban de pie Remus y Hestia Jones —. Edward Remus Lupin. Veintitrés años. Nacido el seis de abril de 1998. Auror calificado, experto en hechizos defensivos. Certificado por Ronald Bilius Weasley, jefe de la Oficina de Aurores, al año 2019. Identificación aprobada por Harry James Potter, jefe del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, al año 2020. ¿Qué clase de basura es esta? 

—¡No es basura! —exclamó Teddy quitándole la tarjeta y apretándola contra su pecho como si fuera un bebé —. Es mi identificación. Y es muy elegante y bonita, muchas gracias. 

Remus se adelantó, su rostro evidenciando cada vez más confusión. 

—¿Por qué te llamas…? 

—¿Edward Remus Lupin? —completó Teddy decidiendo armarse de valor y mirar a su padre a los ojos —. Porque en un mes y algo vas a casarte, y en menos de un año serás padre. Vengo del futuro, trabajo en el cuartel de aurores, mi jefe es el tío Ron y mi jefe supremo es el tío Harry, mi padrino, quien —rebuscó entre sus bolsillos otra vez y sacó un trozo de papel arrugado —… me pidió que te dijera que no fueras idiota y aceptaras que amas a mi mamá, o vendrá desde el 2021 a hacerte entrar en razón, a golpes si es necesario… pero dilo bien, Teddy… —Teddy frunció el ceño y volvió a leer el papel —. ¡Me escribió instrucciones de cómo debo decirte esto! ¿Es que acaso no confía en mí? 

—¿Las seguiste? —preguntó Tonks, luchando contra el impulso de sonreír como loca. Remus tendría un hijo, un hijo metamorfomago, y Harry insistía en que aceptara que amaba a alguien.  

Teddy la miró rápidamente y leyó, su rostro ruborizándose y su pelo volviéndose rojo. 

Será mejor que lo digas suavemente, o tu padre creerá que lo estoy amenazando (técnicamente lo hago, pero no importa) —Teddy sacudió la cabeza —. ¡Él sabe que la suavidad no es lo mío! ¿Quién cree que soy? ¿La tía Audrey? ¡Si quería suavidad, hubiera enviado a su hija! Ella es experta en dar todo tipo de noticias, una vez le dijo a su hermano que el hámster había pasado a mejor vida porque el gato tenía hambre y no podían competir contra el proceso natural de la naturaleza gato-ratón mutante. Al la lanzó a la piscina y estuvo castigado una semana por eso, pero por lo menos pudo asumir… 

—Señor Lupin —interrumpió Dumbledore, casi riendo al verlo divagar —. Tal vez no sea momento para anécdotas familiares. 

—La esposa de mi padrino dice que siempre es momento para anécdotas familiares —informó Teddy muy digno, evitando decir el nombre de Ginny. Tenía a tres de los hermanos mayores de la chica en frente y él amaba a su padrino —. Aunque creo que lo dice para que el tío Harry hable de su… ¿cómo lo llama? ¡Ah, sí! Su época de rebelde sin causa que ruega a Merlín no se haya transmitido a sus hijos. Que es la época que ustedes conocen como sus años en Hogwarts… 

—Eres muy distraído ¿verdad? —dijo Remus, casi luchando ante tanta confirmación de que eso de “venir del futuro” era real. El miedo comenzaba a presionar su pecho, ¿había condenado a un niño a tenerlo como padre y a una mujer, obviamente Tonks, a llamarlo su esposo? 

—El tío Harry y el tío Ron dicen que es la idiotez natural saliendo a flote cuando me siento presionado —respondió Teddy encogiéndose de hombros —. Pero la tía Hermione dice que es una tendencia a divagar posiblemente heredada de mi madre. 

—¿Que es…? —muchos sonrieron ante la expresión ansiosa de Tonks. Teddy la miró con diversión. 

—¿El pelo no fue suficiente prueba? —preguntó cambiando el color a su habitual azul eléctrico —. La metamorfomagia es capaz de anular el gen de la licantropía. ¡Hola, mamá! 

Y Tonks comenzó a saltar, mientras Remus analizaba con mucha lentitud lo dicho por Teddy. ¿Sería posible? ¿podría tener un hijo sin su condición? 

—Oh, mira, hay una parte que debo leer palabra por palabra —Teddy le sonrió a su padre mientras volvía a leer la hoja de papel —. Remus, no sé qué estupidez te habrá dicho Teddy… ¡Oh, vamos, padrino! —muchos se rieron de su expresión enfurruñada —. Pero quiero que sepas que mi amistosa amenaza es real. Acepta que te aman y díselo a Tonks o convenceré a Ginny de lanzarte su mejor moco murciélago y a Hermione de practicar sus pajaritos asesinos contigo —Teddy rio y miró a su padre casi como si estuviera evaluándolo —. Yo que tú le hago caso, el moco murciélago es aterrador y el tío Ron aún tiene pesadillas sobre los pajaritos asesinos.  

Remus solo siguió mirando a Teddy con tanta atención e incredulidad que él se sintió nervioso. Miró de nuevo el papel, buscando qué más decir, pero la nota terminaba ahí. ¿Qué había dicho el tío Harry sobre los sentimientos de su padre?  

Dudo que se sintiera merecedor de la felicidad que sentía cuando estaba con Tonks o cuando llegaste tú. Tendrás que convencerlo de que tiene que darse una oportunidad. Eres su hijo, él te amará más que a nada, aunque le cueste asumir que realmente eres suyo. Se trata de confianza, de la fe en que tú puedes amarlo tal cuál es.” 

Confianza. El tío Harry ciertamente sabía qué decir para hacer entrar en razón a su padre, por lo que podía seguir sus consejos. 

—Sé que es complicado —dijo, tratando de no sonar tan brusco o directo —, sé que no crees que tener una familia sea posible, pero confía, estoy aquí, tengo veintitrés y solo me pongo de mal humor en luna llena y tengo cierto desorden con el color de mi pelo. Oh, y a veces me dan antojos de carne un poco cruda. Pero nada más. 

Remus seguía mirándolo casi con horror, como si su mayor terror se hubiera hecho realidad. 

—¿A qué casa fuiste? —preguntó Tonks mirando a Remus de reojo, se veía como si necesitara un minuto. Y si Fred y George no dejaban de silbarle, ella los iba a golpear. 

—Hufflepuff —respondió Teddy irguiéndose con orgullo —. Prefecto y premio anual. 

—Sonaste igual que el pomposo de Percy —señaló George con burla. Teddy lo miró confundido, olvidando la pelea que en ese momento había entre los Weasley. 

—¿Eso es malo? —preguntó inclinando un poco la cabeza. Entonces recordó y sintió ganas de golpearse repetidas veces en la cabeza —. ¡Cierto! Ignoren lo que dije, olvidé que estaban peleados en esta época. 

—¿Solo en esta época? ¿Eso significa que va a volver? —preguntó la señora Weasley, su ilusión era tan grande que sus hijos no pudieron evitar sentirse más enojados con su hermano. El señor Weasley se debatía entre la esperanza y el dolor al recordar por qué estaban en esa situación —. ¿Mi niño volverá? 

Teddy sonrió, feliz de hacer feliz a la pareja que consideraba sus abuelos. 

—Lo hará —aseguró —. Necesitaba un poco de tiempo para darse cuenta de que vivió mucho tiempo creyendo que el ministerio tenía la respuesta a todo. Idealizó su vida de una manera que una alteración tan repentina le hizo replantearse todo lo que alguna vez creyó cierto y real. Una vez me dijo que sin darse cuenta había basado su vida entera en una pared de logros y medallas, solo para hacerlos sentir orgullosos de quien era. Y… ¿cómo fue que dijo? Mi mundo… no, no, no —se detuvo un momento, luchando para recordar claramente lo que su tío Percy le había dicho semanas atrás. Tal vez debió grabarlo o escribirlo —. ¡Ah, sí! “El mundo se vino abajo al tiempo que mi cuidadoso plan de ser exitoso se contrapuso a todo lo que mi familia creía correcto, y créeme que nunca podré perdonarme el elegir mi plan idealizado por sobre mis ideales”. 

El ambiente de pronto se tornó incómodo para quienes no pertenecían a la familia Weasley. Eso definitivamente sonaba como una conversación privada y familiar. Teddy también lo notó, por lo que decidió que debía cerrar el tema e iniciar la reunión oficialmente. 

—Solo no sean muy duros con él cuando regrese —pidió, mirando directamente a Fred, George y Bill (un poco sorprendido al ver a los gemelos juntos, y triste porque nunca había visto a George tan feliz como cuando bromeaba con Fred momentos antes) —. Se arrepentirá y se torturará eternamente por haberlos dejado, y tratará de compensarlos por el resto de su vida. Eso ya será suficiente para ustedes. Son una familia a pesar de todo, no lo olviden. 

Teddy miró a Moody con atención, su nerviosismo por su mirada fija volviendo. 

—No cree ni media palabra, ¿verdad? —inquirió con más confianza de la que realmente sentía. 

—No —dijo de inmediato Moody, sin ningún miedo —. No has mostrado nada más que una tarjeta con cosas que fácilmente pudiste inventar. 

—¿Podría inventar el hecho de que al detalle cómo fue la reconciliación de los Weasley? —cuestionó Teddy, sintiéndose ofendido por la insinuación. Él podía ser muchas cosas, pero mentiroso jamás —. ¿O que sé exactamente cómo derrotar a Voldemort? ¿o fingir que no fui criado por el hombre que lo mató? ¿Cree que vendría aquí, sabiendo cada detalle que Harry Potter conoce sobre ustedes, solo por una trampa o algo así? 

—Pruébalo —pidió Hestia Jones, hablando por primera vez en la reunión —. Cuéntanos algo. 

Teddy se esforzó por ocultar una sonrisa. Eso era exactamente lo que habían planeado en el futuro que hiciera. Hora de lanzar el discurso escrito por la tía Hermione. 

—Bill y Fleur Weasley —comenzó, mirando directamente a la pareja, que automáticamente le prestó atención —. Se casarán el primero de agosto, un día después de que El Elegido llegara a la mayoría de edad. Su boda se realizó el mismo día que el ministerio cayó en el poder de Voldemort. No es sorpresa para nadie el hecho de que Harry tuvo que huir en el momento en que se supo. Y obviamente Ron y Hermione lo acompañaron, aunque hubo este plan que evito que se supiera que Ron estaba con ellos, por lo que se decía que solo eran Harry y Hermione. Los meses que siguieron fueron los más oscuros en la historia de la magia. La gente ya no salía de sus casas, y si lo hacía, era para huir del país o en un ataúd. El trío estuvo en la clandestinidad durante mucho tiempo, sus apariciones fueron tan escasas que algunos especulaban que Harry había muerto y Hermione había huido con sus padres, porque los hijos de muggles estaban siendo cazados como si fueran presas, sin excepción. Sin contar que le pusieron precio a la cabeza de Harry y quienes fueran leales a él. 

Teddy frunció el ceño, no le gustaba esa historia, pero era necesario. Podía ver que su padre parecía a punto de derrumbarse de solo pensar en el peligro en que Harry estaría. 

—Se instauró un tabú —continuó, todos estaban tan callados, sintiendo tanto horror que no se oía ni un suspiro —. Todo aquel que pronunciara Voldemort era localizado y atrapado. Los hechizos protectores eran historia en el momento en que lo decían. Eran días oscuros que dejaron huella en todo el mundo. 

—¿Dónde estaba Albus? —preguntó la señora Weasley, el miedo filtrándose en cada sílaba. Sus niños… 

—Muerto —dijo Teddy con simpleza —. Si no hubiéramos venido, el director Dumbledore habría sido asesinado a fines de este mes. 

Y el infierno se desató. 

¡No es posible! 

¿Quién tendría el poder? 

¿Cómo? 

¿Qué pasó con Hogwarts? Es imposible que… 

—Sí es posible —dijo Dumbledore, el sonido de su voz silenció todos los gritos. Nadie parecía creer el hecho de que Albus Dumbledore iba a morir —. Aunque sea un mago poderoso, modestia aparte, sigo siendo un simple mortal. 

—Con un gran plan —reconoció Teddy casi a regañadientes. Odiaba que un plan tan brillante incluyera la muerte de su padrino —. Sin Dumbledore y con el ministerio en manos de Voldemort, Hogwarts quedó con muy pocas defensas. Asesinaron a docentes, y mortifagos tomaron cargos. La profesora McGonagall no pudo ejercer como directora. Los hijos de muggles ya no eran aceptados obviamente, y los que ya cursaban, huían con sus familias. La maldición cruciatus era un castigo para estudiantes rebeldes, y los castigos físicos eran tan brutales que incluso Filch dejó de solicitarlos y dejó de perseguir con ahínco a los alumnos que rompían las reglas. El trío no volvió a la escuela, y Neville Longbottom, Luna Lovegood y Ginny Weasley tomaron el mando del Ejército de Dumbledore. Defendían a los niños que eran torturados y presentaban el último gramo de esperanza para el mundo mágico.  

La señora Weasley gimió al oír el nombre de su hija, mientras su esposo e hijos sentían una mezcla de orgullo y feroz miedo. 

—¿Qué pasó con Ron? —preguntó Fred, serio como pocas veces lo habían visto —. Dijiste que fue con Harry, pero que no nos persiguieron. ¿Cómo es eso posible? 

—Ron ideó un plan para que todos creyeran que tenía spattergroit disfrazando al ghoul del ático —explicó Teddy, volviendo a sentarse en la silla que anteriormente había descartado —. Cuando los mortígafos vinieron a buscarlo después de tomar el ministerio, no se atrevieron a acercarse y se tragaron la mentira. Su estatus de sangre los salvó de ser castigados por su cercanía a Harry, aunque eran vigilados de cerca. Como todos los que pertenecen a la orden. 

—Brillante —aseguró George, maravillado por el plan de Ron. 

—¿Cómo ganamos? —preguntó Tonks, su ceño profundamente fruncido en concentración —. El futuro suena horrible. 

—Harry no se quedó sentado esperando a que alguien más matara a Voldemort mientras él se escondía —dijo Teddy con obviedad, sonriendo con verdadero orgullo —. La huida del trío estaba planeada, todos sabían que en algún momento el ministerio caería. Tenían una misión. Y lucharon, buscaron, planearon, se infiltraron e hicieron cosas increíbles para completarla. 

—Y lo hicieron —dedujo correctamente Dumbledore, su mirada reflejando su satisfacción —. Cumplieron con lo que prometieron. 

Teddy asintió, captando que se refería a encontrar todos los horrocruxes y destruirlos. 

—Un trabajo tan impecable que acabó con Harry, Ron y Hermione consiguiendo que Voldemort muriera frente a cientos de personas, y obteniendo millones de premios, una Orden de Merlín Primera Clase, cromos en las ranas de chocolate, medallas de agradecimiento, un sinfín de fanáticos y una biografía en honor al legendario Trío De Oro, los héroes del mundo mágico —se rio al decir lo último, recordando la irritación de su padrino ante toda la atención que recibió. Dedalus Diggle y Hestia Jones sonrieron, siempre supieron que el agradable Harry llegaría lejos. Bill, Fred y George intercambiaban miradas abrumadas. ¿El pequeño Ronnie un héroe? Sabían que su hermano era valiente, que era astuto y fuerte, pero al parecer no habían tomado el peso a todo lo que Ron había logrado a su corta edad. 

—¿Cómo lo hicieron? —cuestionó Moody, casi enojado ante la idea de tres chicos haciendo el trabajo que los demás debieron hacer por ellos —. ¿Cómo tres muchachitos de diecisiete años lograron lo que todos los aquí presentes, y los que ya no están, llevamos años, décadas, intentando? 

—Harry tiene un don para conseguir cosas que nadie ha logrado —afirmó Remus, su orgullo solo siendo comparable con su miedo por la vida de Harry —. Pero tampoco entiendo cómo lo hizo. 

—Eso —comenzó Teddy acomodando su capa, ya que sin darse cuenta había hecho que una pata de la silla estuviera sobre el dobladillo —, es lo que se leerá en los libros. 

De pronto fue objeto de mirada de los diez miembros de la Orden que habían sido reunidos en el salón de la Madriguera. Teddy sabía que lo habían dejado hablar, confiando en el juicio de Dumbledore, pero también sabía que no creían del todo lo que decía y que tendría que explicarse con cuidado. ¡Lo matarían apenas comenzara a hablar de los muggles, James I y Lily I, y los chicos del 2021! 

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