Leyendo Harry Potter con Muggles

Harry Potter - J. K. Rowling
G
Leyendo Harry Potter con Muggles
Summary
La idea de muggles involucrándose en el mundo mágico es extraña, incómoda, y curiosa. La idea de alguien leyendo la historia del niño que vivió era de locos. Pero la idea de muggles leyendo la historia del niño que vivió era casi desquiciada. Y es exactamente lo que pasó.
Note
Esta historia ya había sido publicada en Wattpad y Fanfiction.net, pero desde hace tiempo que quería publicarla aquí, espero les guste.
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Potter Manor

—Es… hermosa —fue lo único que pudo decir la señora Miller, junto con varias personas más, Petunia y Vernon incluidos (a pesar de que seguían sin poder hablar) al ver la enorme mansión que se alzaba ante ellos luego de que Teddy realizara un complicado hechizo que los llevó a ese lindo pueblo cubierto de nieve (al parecer eran las vacaciones de navidad) en medio de fuertes vueltas y una horrible sensación de mareo que hizo vomitar a un par de niños y a tres adultos.

James sonreía encantado ante todos los halagos.

—¡Vamos a leer en mi casa! —exclamó con emoción, examinando hasta el último detalle buscando algún cambio, sin reparar en las miradas incrédulas de los muggles y el mismo Harry. Lily ya había estado en la casa, por lo que no se sorprendió como la primera vez, y admiró el lugar lleno de nieve.

—Solo el primer capítulo —explicó Teddy divertido —. Hubo un retraso en el lugar donde leeremos todo lo demás, así que tendremos que usar la mansión.

La mansión tenía aproximadamente siete pisos, las paredes eran completamente blancas y tenían muchísimas ventanas, con hermosos balcones en los últimos dos niveles, que, bien sabía James, eran las habitaciones de la familia, amigos y huéspedes. Mientras más grande fuera la cantidad de personas a alojar, más habitaciones aparecerían, pues en algún momento en la historia pasada, los Potter habían sido una familia moderadamente numerosa y con muchos amigos.

Los jardines de la mansión eran gigantescos y no parecían tener fin, el poco pasto que se veía por culpa de la nieve era verde y parecía recién podado, hermosas plantas y flores de todos colores adornaban el lugar y se notaban muy bien cuidadas mientras decoraban el borde de un camino de piedra que guiaba a la puerta principal.

En el jardín de atrás, no muy visible al estar parcialmente oculto por la gran mansión y las altas murallas que rodeaban la casa, podía verse una gigantesca piscina congelada, cortesía del bisabuelo de James, y a los lados de esta un montón de juegos infantiles muggles como columpios y balancines, los cuales debían ser obra del futuro Harry, o del mismo James quizá, solo que él no podía saberlo, porque ¡duh!, estaba muerto y aún no tenía un hijo siquiera.

Además, también había un cobertizo que estaba al lado de un amplio terreno de césped completamente vacío, aparte tres aros como los que usaban los niños para hacer burbujas, pero gigantes en cada lado del campo. El regalo del bisabuelo de James para el abuelo de este, Henry, cuando él entró en el equipo de Gryffindor. Teddy dijo que ese lugar era para jugar el deporte favorito de los magos, el Quidditch, cuando el señor Martínez, profesor de Ed. Física, le preguntó, curioso por la forma de lo que él había creído era un estadio de fútbol, para horror de James, que se lanzó a explicar detalladamente qué era el Quidditch hasta que Lily lo interrumpió.

Cuando se acercaron un poco más, pudieron ver con detalle que la verja negra que dividía las murallas con enredaderas bien cortadas y cuidadas parecían tener letras en cursiva unidas en el centro formando la palabra, o más bien el apellido, “Potter”.

James sonrió aún más, mientras los muggles miraban a Harry como si lo vieran por primera vez. ¡¿Esa enorme casa era suya?! Los Dursley, por otro lado, intercambiaban miradas intencionadas, viéndose casi arrogantes pretendiendo que, al ser los guardianes de Harry, la casa era de ellos tanto como de él.

—¡Se ve increíble! —aseguró James acercándose a inspeccionar las enredaderas, Lily y Harry lo miraban con atención, Lily divertida y Harry melancólico —. Nunca se me ocurrió poner plantas alrededor de las murallas. ¡Mis padres estarían encantados!

—Son obra de Neville Longbottom —informó Teddy sonriendo con los brazos cruzados, en una pose que a Lily se le hizo muy propia de James, por alguna razón —. Cuando el tío Harry se casó, decoraron cada rincón de la mansión y el tío Neville pensó que las plantas se verían geniales.

—Pues acertó —aprobó James dándole una mirada divertida, percatándose, al igual que Lily, de apellido mencionado —. ¿Longbottom? ¿igual que en Frank Longbottom?

—Su hijo, el tío Neville, es un muy buen amigo de los Potter —afirmó Teddy contento de que captaran todo a la primera. Hacía su trabajo más sencillo.

—Cabría esperar —sonrió Lily —. Frank es un buen chico, muy valiente y caballero, ¿y Alice es su esposa? Hacen una preciosa pareja la verdad, Alice debe estar sobre una nube por casarse con él.

La sonrisa de Teddy flaqueó antes de asentir.

—Sí, son marido y mujer —dijo Teddy contiendo la risa al ver como los muggles y Harry miraban con estupor la enorme mansión —. Bueno, para empezar, la Mansión Potter no está vacía.

—Eso es obvio —asintió James, causando que Lily (y todos los demás) lo miraran.

—¿Por qué es obvio? —preguntó Harry en un susurro casi tímido.

James señaló la verja con una sonrisa, un poco preocupado de que Harry realmente no estuviera enterado de nada de lo que habían mencionado del mundo mágico.

—Cuando la mansión está vacía, se activa un hechizo de protección que evita que podamos ver la casa o siquiera el jardín —explicó acercándose a la verja, que brilló intensamente bajo su toque y se abrió con parsimonia, casi incitándolos a entrar y apreciar el lugar —. ¿Quiénes están dentro?

—Los hijos de la familia Potter y la familia Weasley, y un par de hijos de algunas personas que se involucran mucho en la historia —dijo Teddy sonriendo y guiando a todos a que cruzaran la entrada —. Los adultos están en el Ministerio de Magia.

Estaban cerca de la entrada de la mansión cuando comenzaron a oír las voces del interior, muchos gritos, conversaciones y alguien cantando una canción que nadie conocía, pero que sonaba desde alguna radio a todo volumen.

Teddy abrió la puerta sin inmutarse y los invitó a entrar, con James alzando las cejas. ¿Había abierto la puerta sin una llave? Solo los Potter y familia reconocida podían hacerlo. ¿Sería posible que Remus y él hubieran acabado emparentados de alguna manera que en ese momento no se le ocurría?

Las paredes estaban pintadas de color blanco perla, y de ellas colgaban distintos cuadros que mostraban coloridos paisajes, unos retratos con personas que por alguna razón les daban la espalda, y otros que, por alguna razón, solo mostraban fondos de apagados colores. James imaginó que sus parientes habían desaparecido mientras ellos estaban ahí, y los que estaban en las otras fotos no querían ser reconocidos. Se reconoció a sí mismo en varias, y a Lily también.

Dos amplias escaleras de mármol guiaban hasta el segundo piso, ambas cubiertas con alfombras rojas, sujeta a los escalones por delgadas varillas de oro, tal cual a su abuela le gustaba, recordó James, pues su padre alguna vez lo había mencionado. Los barandales de las escaleras estaban adornados con guirnaldas navideñas, al igual que todas las ventanas, lo suficiente para ser festivo, pero sin verse excesivamente decorado. Colorido, sin duda, pero sin dejar de verse elegante.

Entre ambas escaleras había un amplio espacio casi vacío, a excepción de la estatua de oro puro de un imponente león (cortesía de un mago particularmente agradecido por un gran favor concedido por el tatarabuelo de James), y, unos metros detrás de esta, un gran ventanal de puerta corrediza daba al enorme patio cubierto de nieve, lo que hacía que fuera una vista preciosísima. En una esquina de la sala había un gigantesco árbol de navidad hermosamente decorado con adornos de todo tipo, incluso algunos que eran a todas luces mágicos, si es que la gran estrella flotante que giraba sobre si misma les decía algo.

James se encargó de examinar cada detalle de la estancia, descubriendo, con alegría, que se veía casi igual a la de su tiempo, solo que el salón de su casa nunca había tenido tanta gente si no fuera por una fiesta.

Nadie parecía haberse percatado de su entrada. Un chico rubio dormía sobre la mesa de centro mientras un pelirrojo intentaba poner un gusano en su oreja al tiempo que hacía callar a una niña tras él. Otro pelirrojo estaba de pie en el sofá cantando a todo pulmón algo que James reconoció con horror como Celestina Warbeck. Una joven castaña le hacía los coros en son de burla.

Dos chicos pelinegros parecían enfrascados en una partida de Snap Explosivo versión pellizcos, mientras una chica pelirroja los miraba con avidez, como esperando que uno perdiera para ver la explosión y el grito de dolor, y así poder reírse a su costa. Otro rubio jugaba ajedrez con una pelirroja (había muchos pelirrojos, notaron todos) y claramente iba perdiendo. Una chica alta y rubia (también había muchos rubios) miraba con irritación al pelirrojo cantante y se aferraba con fuerza a su varita (los muggles aún no se acostumbraban al término), como si intentara decidir qué hechizo usar, mientras que, a su lado, otra pelirroja insistía en que el Desmaius era la mejor opción para asegurar que cerraría la boca y no volvería a molestar.

Teddy soltó un suspiro agotado mientras murmuraba:

—Se los deja solos una hora y la casa se convierte en un zoológico —miró a los muggles, James, Lily y Harry con exasperación —. Como verán, la familia es muy grande y hay que gritar para ser oído.

Acto seguido les guiñó un ojo y comenzó a gritar a todo pulmón:

—¡Frederick Weasley, aleja ese gusano de la oreja de tu primo y deja de gritarle a tu hermana! ¡Louis, despierta, con un demonio! ¡James, Al! ¡más les vale no estar jugando lo que creo que están jugando! ¡No estoy de humor para evitar que se maten cuando uno pierda! ¡Lily, no los alientes, Merlín! ¡Son tus hermanos!

Sacudió la cabeza y fijo su vista en el tablero de ajedrez.

—Rose despedazará tu alfil, Scorpius —avisó medio segundo antes de que sucediera. Los muggles y Harry se sorprendieron cuando se dieron cuenta que Teddy hablaba en serio con lo de “despedazar”.

—¡PERO ¿QUÉ?! —gritó el tal Scorpius con sorpresa —. ¡¿En qué momento moviste el caballo?!

—Deberías haber estado más atento, cariño —rio Rose, mientras Teddy comenzaba a frotarse las sienes con desesperación, pues el cantante no tenía muchas dotes para la música y subía cada vez más de tono —. Jaque mate.

—¡Hugo, por el amor de Dios, ya todos sabemos de tu odio a Celestina Warbeck, no arruines más la canción! —gritó Teddy finalmente, acercándose a zarandear a Hugo por los hombros —. ¡Y tú no le sigas el juego, Molly! Victorie, amor, Hugo ya se calló, puedes guardar la varita. ¡Lucy, si tanto quieres que hechicen a tu primo hazlo tú misma!

Victorie rodó los ojos acercándose a él y dándole un beso en la mejilla, antes de mirar amenazadoramente a su primo, que se sobresaltó y corrió a esconderse detrás de Scorpius, que aún se quejaba de su derrota y vio en su cuñado la oportunidad de ganar.

—¡Frederick George Weasley! —gritó Teddy haciendo que este se quedara quieto con el gusano entre sus dedos, a milímetros de la oreja de Louis, que aún no despertaba —. Será mejor que alejes esa cosa si no quieres que te la meta por el…

—¡TEDDY! —gritó Al con una sonrisa burlona —. ¡Será mejor que no termines esa frase o mamá va a estar muy enojada contigo!

—¡Cállate, Potter! —los recién llegados se sobresaltaron y miraron a los dos pelinegros que antes jugaban cartas (o algo parecido).

—¡Demonios, Lupin! —se unió James II con entusiasmo —. ¿Con esa paciencia serás profesor titular?

—No me provoques, Sirius —Teddy lo apuntó con un dedo mientras se acercaba a despertar a Louis de un violento zarandeo —. ¿Por qué la mesa de centro? Hay camas en toda la casa, incluso el sofá es más cómodo.

Louis miró a su alrededor con confusión.

—Yo estaba en una habitación —dijo extrañado. Fred salió corriendo de la sala y subió las escaleras a toda velocidad —. ¿A dónde va Fred?

—De seguro a ocultar el gusano que te pondría en la oreja, hermanito —dijo una pelirroja que segundos antes había estado riendo con un chico rubio de lo que pasaba.

Louis la miró alarmado poniéndose de pie de un salto.

—¿Gusano? —preguntó —. ¿En mi oreja?

—Eso es lo que dije.

—¡FREDERICK! —gritó un repentinamente furioso Louis palpando sus bolsillos y comenzando a correr por donde su primo se marchó, llegando a la cima de las escaleras en un instante —. ¡YA VERÁS, IDIOTA! ¡Locomotor mortis! ¡DEMONIOS!

El hechizo debió fallar, porque se escuchó el fuerte sonido de cerámica rompiéndose y luego a Louis gritar de espanto, seguramente verificando los daños. Mientras tanto, en la sala, Teddy, James II, Al y Lily II habían comenzado a recitar.

—Que sea un jarrón de tía Muriel, que sea un jarrón de tía Muriel, que sea un jarrón de tía Muriel…

—¡Es un jarrón de tía Muriel! —gritó Louis desde el piso de arriba.

—¡GRACIAS A DUMBLEDORE! —exclamaron los cuatro aliviados haciendo reír a toda su familia y amigos.

—Reparo.

—Oh, mamá no estará feliz —suspiró Al luego de escuchar a Louis reparando el jarrón —. Le encanta cuando rompemos los jarrones de tía Muriel.

Por alguna razón, un chico rubio intentó salir corriendo cuando Al y su hermano se fijaron en él, hasta que la pelirroja de antes le instó a sentarse y golpeó a ambos hermanos con un cojín del sofá.

—¡¿Qué demonios, Lily?! —gritaron ambos mirando a su hermana con fingida inocencia.

—De acuerdo, ya basta los tres —dijo Teddy subiendo a la mesa que antes había ocupado Louis —. ¡Hagan que los muggles los conozcan, maldita sea!

Los muggles se miraron con nerviosismo, mientras James sonreía como si fuera el mejor día de su vida, Lily examinaba a todos buscando una cara conocida (aparte de James II y Al) y Harry miraba a sus padres con fijeza, como si sintiera que al apartar la mirada estos desaparecerían de improviso.

—Iremos en orden —sonrió repentinamente Teddy antes de señalar a la rubia que antes había querido hechizar a su primo —. Ella es mi prometida, Victorie Weasley. 21 años.

Victorie sonrió encantadoramente, mientras una pelirroja igual de hermosa que ella se paraba a su lado.

—Ella es Dominique Weasley, hermana de Victorie. 18 años. —Dominique sonrió igual que su hermana y agitó los dedos como saludo —. Y el dormilón de antes es Louis Weasley, el hermano de ambas. 16 años. Los tres son hijos de Bill y Fleur Weasley.

Ambas se sentaron, en lo que dos chicas se paraban a cada lado de Teddy.

—Esta de aquí es Molly Weasley. 20 años —señaló a la castaña de pie a su izquierda —. Y esta es su hermana menor, Lucy Weasley. 18 años. Hijas de Percy Weasley y Audrey Miller.

Los señores Miller alzaron la mirada de golpe, sorprendidos al oír el nombre de su hija.

—¡Hola, abuelos! —sonrió Molly saludándolos, al igual que Lucy.

—Hola —dijo con nerviosismo la señora Miller. Esto era tan raro. El señor Miller miraba a ambas chicas con estupor, sin parpadear siquiera.

—¡SIGUIENTES! —gritó Teddy chasqueando los dedos, pero solo una chica se puso a su lado —. Ella es Roxanne Weasley. 15 años. Y Fred, el futuro gusano que huye de Louis, es su hermano. 17 años. Ambos hijos de George y Angelina Weasley.

Roxanne se sentó y se adelantaron dos más, una chica pelirroja y un niño castaño.

—Ella es Rose Weasley. 16 años —señaló a la pelirroja —. Y este es Hugo Weasley, su hermano menor. 14 años. Hijos de Ron y Hermione Weasley.

Ambos se sentaron y Teddy sonrió con burla ante las expresiones de sorpresa de los muggles cuando los siguientes tres se pararon junto al joven. James miró a Harry con emoción, mientras que él no entendía mucho.

—Este idiota de aquí es James Potter II. 17 años. —puso una mano sobre la cabeza del chico, evitando así que le diera un empujón por llamarlo idiota —. Este es Arthur Potter, llámenlo Al, así responde. 16 años. Y esta es Lily Potter II. 14 años. Hijos de Harry y Ginevra Potter.

[En vez de Albus Severus, su nombre es Arthur Ronald, pero como ya hay un Arthur y un Ronald en la familia, todos lo llaman Al (ya explicaré por qué). Recuerden que es un fanfic y eso da cierta libertad creativa que usaré 100% a mi favor].

Los muggles miraban a Harry con curiosidad, mientras él quería desaparecer. Por suerte, los magos parecían notar su incomodidad, por lo que no dijeron nada mientras sonreían a James y Lily, que reían porque apenas había conocido a su futuro hijo y ya estaban viendo a sus nietos.

—¡SIGUIENTES! —gritó Teddy, viendo su reloj. Comenzaba a agotárseles el tiempo para comenzar a leer, el tiempo fuera de la casa y el ministerio se detendría en exactamente treinta minutos —. Este es Lysander Scamander, 17 años. El cobarde que intentó escapar es su hermano mellizo, Lorcan Scamander. ¡Auch, Lily!

—No lo llames cobarde, idiota —rodó los ojos ella mientras guardaba su varita.

Teddy bufó antes de que Lily I preguntara:

—¿Scamander como en Newt Scamander? —James I la miró confundido, al igual que los muggles y Harry —. Es el autor de Animales Fantásticos y Donde Encontrarlos.

—¡Oh! —exclamó James I comprendiendo, pero los demás solo comprendieron que era un autor, reconocido aparentemente.

—Somos bisnietos de Newt Scamander —explicó Lysander con una sonrisa —. Somos hijos de Rolf y Luna Scamander.

—Y, por último —Teddy señaló al chico que antes había estado jugando ajedrez —, este es Scorpius Malfoy. 16 años. Hijo de Draco y Astoria Malfoy.

El rubio sacudió su mano izquierda con una sonrisa, y pudo haber sido su idea o no, pero le pareció que James I y Lily I se fijaban en su antebrazo (expuesto al haberse subido las mangas del jersey hasta el codo) con atención, viéndose casi aliviados cuando no vieron (él suponía) la Marca Tenebrosa que su padre ocultaba con tanto recelo y vergüenza desde que era un adolescente.

Supuso que su adorable abuelo ya estaba dando que hablar en su tiempo.

—¿Qué tal si algunos dicen algo? —preguntó Teddy rompiendo el silencio en el que se habían sumido —. ¿Tienen alguna pregunta?

—Yo tengo varias —James I sonrió de una manera que los del futuro conocían bien —. ¿Mi nuera es pelirroja?

—Lo es —asintió Al contento —. Te agradará, mamá es genial.

—Cuando no está enfadada —señaló Lily II.

—Cuando no está enfadada —concordaron sus dos hermanos.

—Digna Potter —sonrió James I orgulloso —. ¿Harry juega Quidditch?

—El mejor buscador que ha tenido Gryffindor —asintió James II —. Te superó con creces.

—¡Fantástico! —celebró James I, mientras Harry se veía muy confundido, pero sin atreverse a hablar aún. La sorpresa lo había dejado con un temor profundo a decir algo y que todo hubiera sido un estupendo sueño en el que finalmente podía conocer a sus padres.

—Teddy —llamó Victorie viendo su reloj —. Se nos hará tarde.

—Cierto —Teddy bajó de la mesa y conjuró un libro agitando su varita, lo que sobra decir impresionó a los silenciosos e intimidados muggles y a Harry mismo —. ¡YA VAMOS A LEER!

Como si hubiera realizado un hechizo convocador, Fred y Louis bajaron las escaleras como una exhalación y se sentaron con tranquilidad, como si uno no tuviera un montón de gusanos saliendo por las orejas o el otro tuviera tentáculos en vez de pelo. Victorie suspiró irritada e hizo que recobraran su apariencia normal mientras Teddy les decía a sus invitados que se pusieran cómodos, porque sería una lectura un poco larga y difícil.

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