El último suspiro de la noche

Harry Potter - J. K. Rowling Twilight Series - All Media Types Twilight Series - Stephenie Meyer Twilight (Movies)
G
El último suspiro de la noche
Summary
Se sentó en el viejo catre, abrazándose las rodillas. Cerró los ojos y trató de ignorar el eco de la voz de Harry en su mente."Es solo hasta que pueda volver con él."Se repitió una y otra vez.Pero no podía evitar sentir que esa posibilidad se alejaba cada vez más.. . .Antes de que pudiera moverse, otro hechizo golpeó su bolsillo trasero.Hermione sintió un tirón desgarrador en su interior. Un remolino la envolvió. El mundo desapareció.Y Hermione Granger se desvaneció en el aire.. . .Detuvo el auto por un momento, frotándose el puente de la nariz, intentando encontrar las palabras correctas.Entonces, algo cambió.El bosque denso, iluminado únicamente por la luz de la luna, se rasgó con un destello brillante. Un remolino apareció de la nada, retorciendo el aire como una tormenta en miniatura.Un grito. Agudo. Desgarrador. Edward giró la cabeza bruscamente justo a tiempo para ver algo—o alguien—caer desde la nada.
All Chapters Forward

Magia y Barro

Edward la observaba con fascinación.

Hermione estaba sentada en el jardín trasero de la casa, con el ceño fruncido en concentración mientras extendía una de sus manos al frente. Un pequeño fuego danzante apareció sobre su palma, parpadeando como si respondiera a su energía. Luego, con un suave movimiento de muñeca, la llama se extinguió, dejando tras de sí una sensación de calor que Edward podía percibir incluso a varios metros de distancia.

—¿No necesitas una varita para hacer eso? —murmuró, más como una observación que como una pregunta.

Hermione bajó la mano y giró la cabeza para mirarlo.

—Perdí mi varita —dijo simplemente.

Pero Edward notó el matiz en su voz. Había algo en su tono que no sonaba del todo sincero, como si esa no fuera la historia completa. No insistió. Sabía que presionarla demasiado haría que se cerrará a él.

Se limitó a seguir observándola mientras realizaba otro hechizo. Esta vez, una corriente de agua brotó de la punta de sus dedos y empapó la hierba frente a ellos. Hermione suspiró, como si aquello la agotara un poco, pero cuando Edward la estudió detenidamente, vio que su fatiga no era extrema.

—¿Te cansa mucho? —preguntó, sin poder evitar la curiosidad.

—No tanto —respondió Hermione, encogiéndose de hombros—. Pero la magia sin varita es más inestable. Requiere más concentración.

Edward asintió, aunque en el fondo estaba maravillado. Nunca había visto algo tan extraordinario. Y eso que él mismo era una criatura imposible para la lógica humana.

Quería hacer más preguntas. Saber más. Pero no quería espantarla.

Así que guardó su curiosidad para otro momento y la llevo de regreso a la casa.


La casa de los Cullen estaba en su acostumbrada calma… hasta que la puerta principal se abrió de golpe y Emmett entró a trompicones.

—¡Por Dios, Emmett! —gritó Rosalie con indignación.

Edward apenas pudo contener una sonrisa al ver el desastre que su hermano había traído consigo. Emmett estaba cubierto de barro de pies a cabeza, dejando un rastro fangoso en el suelo inmaculado de la casa.

Hermione, que estaba sentada en el sofá junto a Jasper, levantó la vista de su libro con curiosidad.

—¿Qué te pasó? —preguntó con diversión en la voz.

—Lucha con un oso —respondió Emmett con orgullo.

Rosalie chasqueó la lengua, claramente molesta.

—¡Ve a limpiarte antes de que…!

Pero antes de que pudiera terminar la frase, Hermione sacó su mano de entre las páginas del libro, la agitó ligeramente y, como por arte de magia—porque literalmente lo era—, la mayor parte del barro desapareció de inmediato.

Emmett parpadeó.

Miró el suelo, luego su ropa, y luego a Hermione.

—¡Espera, espera, espera! ¿Acabas de…?

Edward ya veía venir lo que ocurriría a continuación.

Emmett se acercó de un salto y se plantó frente a Hermione, con los ojos brillando de emoción.

—¡¿Puedes hacer más de eso?! —preguntó, su entusiasmo era el de un niño en Navidad—. ¿Vuelas? ¿Tienes un caldero? ¿Y un gato?

Hermione dejó escapar una suave risa, aunque Edward detectó un destello de melancolía en su mirada.

—Si. Debería. Si. Tenía un gato.. —respondió, con voz un poco más apagada.

Edward sintió que algo se apretaba en su pecho al notar la tristeza en su expresión. Se preguntó qué la había entristecido, pero antes de que pudiera decir algo, Emmett soltó un comentario que lo hizo querer desaparecer.

—Sabes que Edward te llamó ninfa cuando te encontró, ¿verdad?

Edward se quedó paralizado.

Hermione también.

—¿Qué? —preguntó ella, mirando a Emmett con incredulidad.

Edward se giró hacia su hermano con una mirada de advertencia.

—Lárgate.

Pero Emmett, por supuesto, no se calló.

—Dijo que parecías una ninfa de los bosques. Pequeña, mágica y con el cabello alborotado.

Hermione lo miró con una expresión que mezclaba sorpresa y diversión.

Edward sintió que algo dentro de él se encogía cuando vio el leve rubor en las mejillas de la bruja.

Pero Emmett no había terminado con su tortura.

—Oh, vamos, Edward, ¿por qué no se lo habías dicho? ¡Es un cumplido!

Hermione dejó escapar una risa nerviosa, y Edward estaba a punto de fulminar a su hermano con la mirada cuando, de repente, la zapatilla de Emmett se prendió en llamas.

—¡¿Qué demonios?! —gritó Emmett, dando un salto y corriendo por la sala en busca de agua.

Los Cullen estallaron en carcajadas mientras veían a Emmett salir disparado hacia el patio para apagar su zapato.

Incluso Rosalie, a pesar de su molestia, tenía una sonrisa en los labios.

Pero lo que atrapó la atención de Edward fue la risa de Hermione.

Era suave, ligera, casi musical.

Y algo dentro de él revoloteó al escucharla.

Sí, Emmett era insoportable.

Sí, ahora tres de sus hermanos le robaban la atención de Hermione.

Pero… si eso significaba que ella sonreía más, Edward no estaba del todo seguro de que le molestara tanto

Forward
Sign in to leave a review.