El último suspiro de la noche

Harry Potter - J. K. Rowling Twilight Series - All Media Types Twilight Series - Stephenie Meyer Twilight (Movies)
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El último suspiro de la noche
Summary
Se sentó en el viejo catre, abrazándose las rodillas. Cerró los ojos y trató de ignorar el eco de la voz de Harry en su mente."Es solo hasta que pueda volver con él."Se repitió una y otra vez.Pero no podía evitar sentir que esa posibilidad se alejaba cada vez más.. . .Antes de que pudiera moverse, otro hechizo golpeó su bolsillo trasero.Hermione sintió un tirón desgarrador en su interior. Un remolino la envolvió. El mundo desapareció.Y Hermione Granger se desvaneció en el aire.. . .Detuvo el auto por un momento, frotándose el puente de la nariz, intentando encontrar las palabras correctas.Entonces, algo cambió.El bosque denso, iluminado únicamente por la luz de la luna, se rasgó con un destello brillante. Un remolino apareció de la nada, retorciendo el aire como una tormenta en miniatura.Un grito. Agudo. Desgarrador. Edward giró la cabeza bruscamente justo a tiempo para ver algo—o alguien—caer desde la nada.
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Sombras del Pasado

La lluvia de Forks caía con su característico murmullo constante, arrastrando el aroma a tierra mojada y a bosques empapados. El sonido se filtraba por las ventanas de la mansión Cullen, envolviendo la casa en una atmósfera aún más silenciosa de lo normal.

Edward apenas lo notaba.

Estaba sentado en su silla habitual, inmóvil, con la mirada fija en la chica que ahora descansaba en la cama. Hermione ya no lloraba. Esme, con su ternura característica, había logrado calmarla, y ahora su expresión era diferente. Seguía siendo vulnerable, pero había algo más en su mirada. Algo más allá del miedo o el desconcierto.

Había pensamientos. Muchos pensamientos.

Edward sintió cómo su mente se inundaba de información a un ritmo caótico. Era como si, al recuperar la claridad, Hermione hubiera comenzado a procesar todo lo que había vivido de golpe.

“No puedo creer que logré escapar de él. De ese maldito monstruo.”

Edward se tensó.

“Greyback… Si me hubiera atrapado… No. No quiero pensar en eso. No quiero imaginar lo que me habría hecho.”

Las manos de Edward se cerraron en puños. Un nombre que no conocía, pero la intensidad de los pensamientos de Hermione le dio una pista de que era alguien peligroso. Un depredador.

Un hombre lobo.

Edward sintió su propia incredulidad. No porque no creyera en la existencia de licántropos—La tribu Quileute era ejemplo de ello—sino porque no entendía cómo esta pequeña ninfa, perdida y sola, había terminado en una situación tan aterradora. ¿Cómo había escapado? ¿Qué clase de vida había llevado antes de llegar aquí?

Los pensamientos en su mente eran un torbellino. No podía verlas con claridad, pero los fragmentos de su miedo eran suficientes. Eran suficientes para que Edward sintiera un nudo en el estómago.

Sangre.

Garras.

Hambre.

Huida.

El frío lacerante de la noche.

Ropa desgarrada.

La desesperación de correr, de no detenerse, de no ser atrapada.

Las posibilidades de lo que pudo haber ocurrido si Hermione no hubiera escapado eran aterradoras. Su miedo, su desesperación, sus pensamientos oscuros sobre lo que Greyback le habría hecho si la hubiera atrapado… Edward sintió su cuerpo en tensión.

Y entonces, de pronto, todo se silenció.

Los pensamientos de Hermione desaparecieron.

La conexión se cortó, como si alguien hubiera cambiado la frecuencia de una radio.

Edward la miró fijamente.

Hermione levantó la cabeza de golpe y lo miró directo a los ojos. Había algo en su expresión, en su mirada, que le hizo preguntarse…

"¿Lo sabe?"

Edward no reaccionó. No desvió la mirada.

Hermione tampoco.

Un silencio incómodo se instaló en la habitación hasta que la puerta se abrió suavemente.

Carlisle entró con su expresión calmada y profesional.

—¿Cómo te sientes, Hermione?

Hermione parpadeó y se tensó ligeramente, pero no apartó la mirada de Edward hasta después de unos segundos.

—Confundida —murmuró, con la voz aún rasposa.

Carlisle asintió y se acercó con calma.

—Permíteme revisarte.

Hermione no protestó cuando Carlisle comenzó a revisarla con la eficiencia de un médico experimentado.

Edward observó cómo ella se mantenía quieta, con la mirada baja, como si estuviera procesando todo lo que había ocurrido.

Carlisle le explicó con voz tranquila quiénes eran.

—No debes preocuparte. Estás a salvo aquí. Mi nombre es Carlisle Cullen, soy doctor. Y esta es mi familia.

Edward notó cómo Hermione frunció levemente el ceño.

—Familia —repitió en voz baja.

—Sí —continuó Carlisle—. Mi esposa Esme, y nuestros hijos. Edward —hizo un leve gesto hacia él—, Alice, Rosalie, Emmett y Jasper.

Hermione entrecerró los ojos un poco, como si estuviera analizando la información.

—¿Dónde…? —Su voz se quebró por un segundo—. ¿Dónde estoy exactamente?

Edward vio el cambio en su expresión antes incluso de que Carlisle respondiera.

—Forks, Washington.

La reacción de Hermione fue inmediata.

Su tez, ya de por sí pálida, se volvió casi fantasmal.

Edward sintió cómo el ritmo de su respiración cambió, como si su mente estuviera procesando la información de la peor manera posible.

—No… —susurró ella, sus dedos aferrándose a las sábanas. Sus labios se entreabrieron, pero no emitió ningún sonido.

Edward frunció el ceño.

¿Por qué esa respuesta la había afectado tanto?

Carlisle le lanzó una mirada rápida a Edward antes de continuar.

—Edward fue quien te encontró.

Hermione desvió su mirada hacia Edward.

Él no se movió.

Y entonces, Carlisle hizo la pregunta.

—¿Sabes qué te pasó?

Edward vio cómo Hermione se estremeció y tragó saliva.

—Yo… —Hermione frunció el ceño, claramente confundida—. No… no lo sé.

—Mi hijo —Carlisle señaló a Edward— dice que caíste del cielo.

Hermione parpadeó varias veces.

—¿Qué?

—Te encontramos en medio del bosque, sin rastros de cómo llegaste allí —explicó Carlisle—. Edward dice que simplemente… apareciste.

Hermione abrió la boca, luego la cerró, y luego volvió a abrirla, tartamudeando.

—Yo… no… eso no tiene sentido —murmuró, claramente frustrada—. No puedo estar tan lejos. No es posible.

Edward observó cómo su respiración se volvía más errática, como si estuviera a punto de hiperventilar.

Fue casi instintivo cuando extendió la mano y tomó la de Hermione entre la suya.

Sorprendentemente, ella no se estremeció.

Edward, acostumbrado a que los humanos reaccionaran ante su piel helada, se preparó para que ella se apartara.

Pero no lo hizo.

Hermione simplemente lo miró.

Por un segundo, parecía que el caos en su mente se había detenido.

Carlisle intercambió una mirada con Esme, quien había entrado en la habitación silenciosamente.

—No tienes que forzarte ahora —dijo Esme con suavidad—. Lo importante es que estás a salvo.

Carlisle asintió.

—Descansa esta noche. Mañana podremos hablar con calma.

Edward vio cómo Hermione apretaba los labios, pero no protestó.

Carlisle sacó un frasco de pastillas del botiquín y se las ofreció con un vaso de agua.

—Son para ayudarte a dormir.

Hermione dudó por un momento, pero finalmente tomó las pastillas y las tragó con un pequeño sorbo de agua, que amablemente Esme ayudó a bieber.

Carlisle se levantó y miró a Edward.

Esme le dedicó una última sonrisa y salió tras su esposo.

Edward no se movió.

Pero entonces, Carlisle se giró en la puerta.

—Edward.

Edward ya sabía lo que iba a decir.

—Necesita descansar.

Edward entrecerró los ojos.

—Solo quiero quedarme un poco más.

—No. —La voz de Carlisle fue firme, pero sin dureza—. Has pasado aquí demasiado tiempo.

Edward frunció el ceño.

—Me quedaré.

—No —respondió Carlisle con firmeza—. Necesita descansar.

Edward apretó la mandíbula. No quería dejarla sola. Pero la mirada de Carlisle era seria. Finalmente, Edward se levantó con reticencia y salió de la habitación.

Se quedó un momento en el pasillo, escuchando cómo la respiración de Hermione se volvía más pausada hasta que finalmente se quedó dormida.

Se apoyó en la pared, mirando la puerta cerrada.

No entendía por qué, pero algo en él le decía que no debía alejarse de ella.

Que no debía dejarla sola.

Y que no importaba lo que pasara después…

Hermione había cambiado su mundo para siempre. Y, sobre todo…

¿Por qué Hermione estaba tan aterrada de estar en Forks?

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