Harriet Potter, un nuevo comienzo (Primer año)

Harry Potter - J. K. Rowling
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Harriet Potter, un nuevo comienzo (Primer año)
Summary
En un giro inesperado del destino, una joven que ha perdido la vida se encuentra reencarnando en el mágico mundo de Harry Potter, ahora como Harriet Potter, la versión femenina del famoso mago. A diferencia de su predecesor, Harriet no cuenta con la valentía ni la fuerza necesarias para enfrentarse a los desafíos que se avecinan. Atrapada en una lucha interna con su propia depresión, su mayor obstáculo es su incapacidad para creer en sí misma.A medida que avanza en su nuevo entorno, Harriet descubre que la astucia puede ser su mejor aliada. Con la ayuda de nuevos amigos y la magia que la rodea, se embarca en una búsqueda para encontrar su lugar en el mundo y, sobre todo, para aprender a ser feliz. A lo largo de esta travesía, tendrá que confrontar sus miedos y aprender que, a veces, la mayor magia reside en la fuerza para seguir adelante.
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Quidditch

Cuando empezó el mes de noviembre, el tiempo se volvió muy frío. Las montañas cercanas al colegio adquirieron un tono gris de hielo y el lago parecía de acero congelado. Cada mañana, el parque aparecía cubierto de escarcha.

Iba a comenzar la temporada de quidditch. Aquel sábado sería el primer partido de quidditch del año: Gryffindor contra Slytherin. El equipo que ganara pasaría a ser segundos en el campeonato de las casas.

Harriet se alegraba de no ser parte del equipo, pero Draco hablaba todo el tiempo de quidditch como si fuera a jugar y no ser solo suplente. Claro que no dijo eso.

El día anterior al primer partido de quidditch, Draco, Pansy, Theo y Harriet estaban afuera, en el patio helado, durante un recreo. El frío la hacía comer más golosinas entre clases y actualmente tenía dos pequeñas paletas de corazón en la boca.

Draco hablaba de quidditch y Harriet lo ignoraba mientras leía su libro de adivinación. Estaba segura que con práctica podía hacer una predicción o fingir que la hacía.

—¿Estás escuchando? —insistía Draco.

—ajá, qué interesante —murmuraba Harriet sin prestar atención.

—¿Qué tienes ahí, Potter? —interrogó el profesor Snape.

Harriet se sacó las dos paletas de la boca con duda. Draco bufó divertido.

—Los libros de la biblioteca no pueden sacarse fuera del colegio. Dámelo. Y estos también están prohibidos —dijo Snape haciendo desaparecer las paletas de su mano.

—¡Genial! —dijo Harriet curiosa al ver desaparecer la materia con un hechizo sin palabras— ¿Cómo funciona el hechizo? ¿La materia desaparece o se transporta a otro lado? La ley de conservación de la masa dice que la materia no desaparece solo se transforma ¿Puede hacerlo otra vez? —preguntó Harriet sacando otra paleta.

—No —dijo simplemente quitándole la paleta de las manos y marchándose.

—Parece que lo enfadaste más —dijo Theo, mientras Snape se alejaba cojeando.

—Ese es mi don —se burló Harriet sacando otra paleta de su bolsillo.

—Seguro que se ha inventado esa regla —dijo Pansy.

—mmmh —asintieron todos.

Si la mordida de un perro pequeño dolía, uno de tres cabezas debería ser muy doloroso pensó Harriet mientras lo observaba alejarse. 

La mañana siguiente amaneció muy brillante y fría. El Gran Comedor estaba inundado por el delicioso aroma del desayuno y las alegres charlas de todos, que esperaban un buen partido de quidditch.

—Tienes que comer algo para el desayuno.

—No quiero nada.

—Aunque sea un poco de té y una tostada —suplicaba Hermione.

—No tengo hambre —contestaba Draco.

—No estés nervioso, ni siquiera vas a jugar —pero este comentario solo lo hizo enojar.

—Está bien —se retractó Harriet— tal vez a Higgs lo golpee una bludger y necesites reemplazarlo. Tendrás que comer algo para no desmayarte y caerte de tu escoba.

Pero Harriet hablaba tan fuerte que el resto del equipo de quidditch a unos metros de ellos lo escucharon y la miraban frunciendo el ceño.

Ella rió nerviosa.

—Es una broma, eres el mejor Higgs —dijo levantando ambos pulgares en su dirección.

Draco logró tomar al menos el té y Harriet lo tomó como una victoria.

Se reunió con los demás alumnos de primero en la grada más alta. Al haber pocos alumnos en primero eran más unidos.

La señora Hooch dio un largo pitido con su silbato de plata. 15 escobas se elevaron, alto, muy alto en el aire. Y estaban muy lejos. 

—Y la quaffle es atrapada de inmediato por Angelina Johnson de Gryffindor… Qué excelente cazadora esa joven y, a propósito, también es muy guapa…

—¡JORDAN!

—Lo siento profesora.

Harriet trataba de aguantar el frío cruzándose de brazos y sacudiendo las piernas. La grada más alta también era la más fría y estar sentada entre Crabbe y Goyle no le tapaba del todo el viento.

El partido sería aburrido para Harriet de no ser por los comentarios de Jordan, ya que Draco no estaba jugando.

Los dos buscadores se lanzaron hacia la snitch. Parecía que el partido iba a terminar pronto, pero Marcus Flint había cerrado el paso al buscador de Gryffindor, para desviarle la dirección de la escoba, y este se aferraba para no caer. 

Al hacer este truco, el buscador de Slytherin no vió cuando una bludger vino en su dirección, golpeando el frente de su escoba y en línea recta, se dirigió hacia Harriet. Logró tirarse al piso antes de que impactará en su cabeza dejando destrozado al banco donde estaba sentada. La bludger volvió a levantarse persiguiéndola, pero el profesor Flitwick y Snape que estaban unas gradas más abajo lograron destruirla alertados por los gritos.

El corazón de Harriet latía velozmente por el sobresaltó y fijó su mirada en Quirrell. Hasta ahora había hecho todo lo posible por ignorarlo pero él no la había olvidado. 

Comprobaron los daños pero no sabían qué lo causó. Se cambiaron de asiento unas gradas más abajo cerca de los profesores y el partido se reinició. 

Harriet, al ver a Draco entrar al campo con su nueva escoba, soltó un grito de emoción y los profesores rápidamente miraron en su dirección para comprobar que estaba bien. Al parecer, Higgs se lesionó la muñeca al ser golpeado con la bludger, cayó de su escoba y ya no pudo continuar el partido.

Todos los de primer año se levantaron para animarlo.

Harriet se llevó dos dedos a la boca, los juntó y soltó un silbido corto y agudo que hizo que Draco mirara en su dirección.

—Debí haber hecho un cartel —comentó a sus compañeros sentados a su lado.

Harriet podía escuchar el latido de su corazón cuando Draco esquivó una bludger, que pasó peligrosamente cerca de su cabeza.

Pronto se inició una persecución por la snitch.

—¡Tú puedes! ¡Tú puedes! —murmuraba Harriet, llena de nerviosismo.

Cuando Draco cogió la snitch y toda la grada de Slytherin gritó. Habían ganado por ciento sesenta puntos a setenta.

Más tarde, Ron y Hermione la detuvieron cuando se dirigía a la biblioteca para volver a recuperar su libro de adivinación.

—¡Harriet! Lo vimos, era Snape —soltaron ambos de repente. 

—¿Qué? —preguntó simplemente.

—Fue Snape quien maldijo a la bludger para que te persiguiera —aclaró Hermione—. Vimos que la observaba fijamente y cuando no funcionó la destruyó para que no lo culparan.

Harriet sonrió por la imaginación de los niños. Cuando creían que alguien era sospechoso verían todas las pruebas en su contra.

—Bueno, me alegro de que no pienses que fui yo como lo hace Higgs —dijo calmadamente— Soy genial pero no tanto como para hacerlo sin varita y con tantas personas viendo.

—Descubrimos algo sobre él —dijo Ron—. Trató de pasar ante el perro de tres cabezas, en Halloween. Y el perro lo mordió. Nosotros pensamos que trataba de robar lo que ese perro está guardando. 

Harriet pensó que estaban tratando de reclutarla para su aventura.

—No deberían meterse en problemas. Confíen en que los adultos los protejan. —dijo Harriet severamente y siguió su camino hacia la biblioteca

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