Draco Malfoy y el año donde todo empezó a salir mal

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y el año donde todo empezó a salir mal
Summary
-Harry Potter ha muerto-gritó Voldemort.Draco Malfoy viaja al pasado mediante un peculiar giratiempo.¿Qué pasaría si regresar al año de Hogwarts donde todo empezó a salir mal?¿Qué pasaría si Draco Malfoy finge estar a lado de Voldemort para traicionarlo?Todo el mundo de Harry Potter pertenece a J.K Rowling.
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Nueva apariencia

19 de diciembre de 1995

Mañana comienzan las vacaciones de Navidad, y es el momento de regresar con mi maestro.

Mi día transcurre con normalidad, asisto a todas mis clases puntualmente. La rutina es un refugio bienvenido, una forma de mantener mi mente ocupada mientras la tensión del mundo mágico sigue presente.

Ceno con mis amigos Blaise, Pansy y Theo, compartimos risas y anécdotas, pero al finalizar, me despido de ellos y me dirijo directamente a mi habitación, sintiendo la creciente urgencia en mi pecho.

Anoche fue una completa locura. 

Después de enviar a toda la manada de los Weasley y a Harry a la base de la Orden del Fénix, me enfrenté a Dumbledore con la noticia de la muerte de Nagini y el desgarrador grito de dolor que la acompañó. Su reacción, sin embargo, fue un silencio sepulcral que solo avivó mis dudas.

Ese maldito viejo parece guardar secretos tras su fachada de calma y sabiduría. 

No puedo permitir que esto quede sin aclararse. Necesito investigar personalmente lo que sucedió con Nagini cuando regrese, o, si es necesario, forzar a Dumbledore a revelar toda la verdad. 

—12 Grimmauld Place—digo mientras lanzo un puñado de polvos Flu en la chimenea.

La sala de la casa Black permanece tan lúgubre como siempre. Al salir de la chimenea, me quedo paralizado al ver la escena frente a mí, el trío dorado está reunido en la sala, disfrutando de una taza de chocolate caliente.

¿Qué hacen despiertos a esta hora? No planeaba encontrarme con Harry en este momento.

—¡Darcy!—exclama Harry, levantándose de un salto del sillón y dejando su taza sobre una mesita con entusiasmo.

—Hola, Harry—respondo con un saludo indiferente.

—Quiero presentarte a mis amigos—añade, sonrojándose ligeramente.

Qué adorable.

—Los conozco—digo mientras extiendo una mano hacia la castaña—Es un placer conocerte, Hermione Granger—luego suelto la mano de Hermione para estrechar la del pelirrojo—Y tú debes ser Ronald Weasley.

—Sí, así es—responde Ron con una sonrisa—Gracias por ayudar a Harry a proteger su mente de quien-tú-sabes.

—No me agradezcas, fue una petición de Dumbledore—digo con calma.

—¿Cómo los conoces?—pregunta Harry con curiosidad.

—Dumbledore me habló mucho de ustedes y de sus aventuras. Debo añadir que el año pasado, el nombre de Harry Potter fue muy mencionado en "Corazón de Bruja" y en el "Profeta"—explico con una pizca de ironía.

—No creas todo lo que dice "Corazón de Bruja"—murmura Harry visiblemente avergonzado.

—Entonces, ¿supongo que Hermione Granger no estuvo involucrada con Krum y Potter al mismo tiempo?—pregunto a la castaña quien se sonroja visiblemente.

—No estuvieron juntos, ni lo estarán—interviene Ron rápidamente.

—Entonces, ¿estás soltera, Hermione?—pregunto con un tono juguetón.

Ron se pone visiblemente incómodo mientras yo sonrío con picardía.

—S-Sí—responde Hermione echando un vistazo furtivo hacia Ron.

—¡No!—exclama Ron con su rostro enrojecido.

—Tranquilo, Ron—digo tratando de calmarlo—No me gustan las castañas, prefiero a los pelinegros—añado mirando a Harry con una sonrisa.

Ron y Hermione se miran entre sí, sorprendidos y tratando de procesar lo que acabo de insinuar.

Harry, por otro lado, parece confundido por mi comentario.

—¿Cómo aprendiste oclumancia? Solo eres dos años mayor, pero Sirius decía que eres un experto—pregunta Hermione, tratando de cambiar de tema.

—Desde muy pequeño me enseñaron—respondo con frialdad.

—¿Es cierto que Dumbledore es tu padre?—pregunta Ron de manera inesperada.

Una sonrisa divertida se dibuja en mi rostro.

—Sí, así es. Él es mi padre.

El trío dorado se queda boquiabierto.

—E-Eso es... Bueno... Dumbledore...—Harry se queda sin palabras, sin poder encontrar una respuesta adecuada.

—¡Esto es una locura! Nunca en mil años habría imaginado que Dumbledore podría follar—exclama Ron con una mezcla de sorpresa y asco—¡Es tan viejo!

—¡Ron! No puedes decir eso. Dumbledore es el padre de Darcy—reprende Hermione dándole un firme golpe en el brazo.

Harry se acerca a mí, tomando suavemente mi manga y tirando de mí hacia una esquina apartada de sus amigos.

—¿No fuiste a Hogwarts?—pregunta mirándome con sus intensos ojos esmeralda.

—No. Recibí clases particulares con mi padre. No puedo revelar mi identidad a nadie, es demasiado peligroso especialmente con Voldemort en la escena—explico con seriedad.

—Entiendo. Fue una verdadera sorpresa descubrir que eres hijo de Dumbledore—dice Harry asimilando la información.

—Sí, lo fue para toda la Orden. 

Nos quedamos unos momentos en silencio mirándonos fijamente mientras el peso de nuestras palabras se asienta entre nosotros.

—Gracias—dice Harry rompiendo el silencio de repente—Sin tu ayuda, no habría podido sacar a Voldemort de mi mente.

Siento un temblor en mi corazón ante su agradecimiento.

—Dumbledore me dijo que lo hiciste por iniciativa propia—continúa Harry su mirada llena de gratitud.

—No podía soportar verte sufrir—confieso mi voz suave y sincera—Has pasado por mucho, y no quería que siguieras cargando con ese dolor.

Harry asiente y en sus ojos veo una mezcla de alivio y profundo aprecio.

—Eres muy amable—dice mirándome con ternura que me desarma.

No sé cómo reaccionar. Nunca imaginé tener una conversación tan sincera con la persona que amo. Me siento fuera de lugar, como si luchara para encontrar un equilibrio entre ser sincero y no dejarme llevar por mis sentimientos.

Quizás pueda actuar con naturalidad, como lo hago ahora,  cuando estoy solo con el.

—No soy tan admirable—respondo con una sonrisa forzada—¿Podrías ayudarme a encontrar a Sirius, por favor?

—Claro, está en su habitación—responde Harry con rapidez su rostro volviendo a la seriedad—Sígueme.

Me guia hacia el pasillo, y mientras avanzamos, mi mente sigue dando vueltas a la conversación. Es un alivio poder actuar con cierta normalidad. 

Harry se da la vuelta y empieza a subir las escaleras, y yo lo sigo en silencio, concentrado en el propósito de mi visita. 

Llegamos frente a una puerta negra, y Harry toca varias veces con firmeza, pero no hay respuesta.

—Creo que está dormido—dice Harry con un tono de decepción—¿Podrías venir mañana?

—No puedo. Mañana me voy de viaje y no regresaré hasta enero—le explico. 

—Oh. ¿Entonces no vendrás a la base de la Orden durante las vacaciones de Navidad?—pregunta Harry su voz cargada de desilusión.

Lo miro fijamente percibiendo la decepción en su mirada.

—No. No vendré a menos que sea absolutamente necesario—respondo mientras mi mano se dirige hacia la manija de la puerta.

—¿Por qué? Eres un miembro importante, Sirius me ha dicho que eres un informante muy valioso—dice Harry, con una nota de sorpresa.

Sirius es un auténtico chismoso, siempre dispuesto a contar todos los detalles.

—No soy un miembro oficial de la Orden del Fénix—aclaro mientras giro la manija—Solo estoy aquí por la persona que amo.

Harry me observa con interés y antes de que abra la puerta comenta suavemente. 

—Debes querer mucho a tu padre.

Lo miro a los ojos antes de abrir la puerta.

—Sí, lo amo profundamente—admito con sinceridad.

Entro en la habitación de Sirius y me encuentro con una escena totalmente inesperada. 

Harry suelta un jadeo de asombro, su rostro se llena de incredulidad y su expresión refleja una mezcla de shock y desconcierto.

Lupin, desnudo de cintura para arriba, estaba montado sobre Sirius, quien estaba recostado con las piernas abiertas y rodeando la cintura del hombre lobo con ellas. Sirius, por su parte, solo llevaba puesta su ropa interior.

—¡Sirius!—exclamó Harry tapándose los ojos con ambas manos sorprendido por la intimidad de la escena.

Al escuchar su nombre, Sirius se dio cuenta de que no estaban solos y se tensó, mirando hacia arriba con una mezcla de sorpresa y culpabilidad.

—H-Harry... —balbucea Sirius con voz temblorosa— ¿Qué haces aquí?

Con un movimiento brusco, Sirius empuja a Lupin hacia un lado casi con desesperación y se cubre apresuradamente con una sábana. 

Un Lupin desorientado cae al suelo por la fuerza del empujón sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y resignación mientras se encuentra con la mirada de Harry

—Necesito hablar contigo sobre nuestra misión—digo rápidamente mientras  Lupin lucha por levantarse con dignidad—Te dejaré para que te vistas.

Antes de que la tensión en la habitación pueda intensificarse más sujeto a Harry firmemente por la muñeca y lo conduzco fuera de la habitación cerrando la puerta tras nosotros.

Harry está visiblemente sonrojado sus ojos buscan los míos con una mezcla de vergüenza y confusión. Su silencio es casi palpable y sé que está intentando procesar lo que acaba de ver.

—Sirius y Remus... —murmura finalmente juntando tímidamente sus dos dedos índices—¿Están juntos? No puede ser... Sirius me contó que a mi edad estaba con muchas chicas. Él es hetero.

La incredulidad en su voz es evidente y sus ojos brillan con incertidumbre. La situación es difícil de entender para él.

—Puede ser bisexual —respondo con calma.

—¿Bisexual? —repite Harry mirándome con una expresión de duda genuina—¿Qué es eso?

Lo observo con asombro, sorprendido de que a pesar de todo lo que ha vivido algo tan básico como esto aún sea un misterio para él.

—¿En serio? ¿No lo sabes? —pregunto aunque ya conozco la respuesta por la forma en que niega con la cabeza casi como un niño confundido. Me tomo un momento antes de continuar queriendo ser lo más claro posible—Ser bisexual significa que te atraen tanto las chicas como los chicos, sexualmente y emocionalmente. No es blanco o negro, Harry. A veces, la gente siente atracción por más de un género, y eso está bien.

Harry parpadea procesando la información. El silencio se alarga entre nosotros pero no es incómodo. 

Es como si Harry estuviera intentando acomodar una nueva pieza en algún rompecabezas, y yo puedo ver cómo sus pensamientos se ordenan lentamente.

Finalmente, rompe el silencio con una voz más suave, casi vulnerable.

—Nunca lo había pensado—admite—Supongo que es posible. Pero es raro... ¿No?

—No tan raro como piensas—le aseguro dándole una sonrisa comprensiva—Todos somos diferentes, Harry. Y eso es lo que nos hace únicos.

El chico asiente lentamente su mente aún trabajando para asimilar todo lo que ha descubierto. Pero al menos ahora parece un poco más tranquilo un poco más en paz con lo que ha visto y lo que ha aprendido.

—¿A una persona le puede pasar eso?—susurra en voz baja para sí mismo.

—Sí. Por ejemplo, yo soy bisexual —digo con calma dejando que mis palabras se deslicen suavemente en el silencio que nos envuelve—Puedo estar con una chica atractiva sin problemas—Me acerco a Harry acortando la distancia entre nosotros hasta quedar a solo unos centímetros de su rostro—Pero si soy honesto, prefiero estar con chicos lindos... como tú.

Harry se sonroja intensamente  y sus ojos se abren de par en par en una mezcla de sorpresa y confusión. 

Su boca se entreabre pero antes de que pueda encontrar las palabras para responder, la puerta cruje suavemente.

—Puedes pasar, Darcy. Sirius te está esperando —dice Lupin. 

Su voz es firme pero con una ligera nota de incomodidad mientras sale de la habitación, ya vestido.

Entro sin mirar a Harry, evitando su mirada. 

Siento el peso de su sorpresa todavía colgando en el aire, pero decido no darle más vueltas. Es tan lindo cuando se sonroja, que no pude evitar soltarle ese comentario antes, solo para ver cómo se ruborizaba. Quizá fui demasiado lejos, pero verlo así me distrae momentáneamente de lo complicado que es todo lo demás.

Adoptar esta personalidad de Darcy me permite escapar, ser alguien diferente, aunque sea por un rato. Es una forma de olvidarme de lo jodida que está mi vida, de todo lo que he tenido que dejar atrás y de las sombras que siguen acechándome. Aquí, en esta identidad, tengo el control, aunque sea solo una ilusión.

Pero rápidamente aparto esos pensamientos de mi mente. No puedo dejarme llevar. Debo enfocarme en lo importante. Hay cosas más grandes en juego ahora. La misión. Sirius. Azkaban.

Me acerco a Sirius, que me espera en la habitación, y me preparo para la conversación que cambiará el curso del futuro que conozco. 

20 de diciembre de 1995

20 de diciembre de 1995

Aparezco frente a los imponentes portones de la Mansión Malfoy después de bajarme del Expreso de Hogwarts. La sensación fría del mármol bajo mis pies me recuerda que este lugar es más una prisión que un hogar. 

Los portones se abren automáticamente reconociendo la sangre Malfoy que corre por mis venas como si la propia mansión estuviera viva y al tanto de mi llegada.

Entro con el rostro impasible controlando cada emoción que podría delatar mis verdaderos sentimientos. Este es el momento de actuar con cautela, debo recolectar toda la información posible. 

Sé que dentro de menos de un año el destino me alcanzará y Voldemort me encomendará la misión más peligrosa de mi vida, el armario evanescente. Pero hasta entonces, debo jugar mi papel a la perfección.

—Bienvenido, hijo —me saluda mi madre desde la sala con voz tranquila y  apariencia impecable. Está vestida pulcramente como si esperara mi llegada con la misma precisión con la que organiza todo en su vida—Es bueno tenerte otra vez a mi lado. 

Narcissa sonríe con una amabilidad que no me conmueve. Esa sonrisa la usa como una máscara, para ocultar el caos que todos sabemos que se cierne sobre nuestra familia.

—No estoy de humor para tu hipocresía —respondo con frialdad, mi voz cortante mientras me dirijo a las escaleras. 

Este lugar con sus secretos y sus mentiras me asfixia más que nunca. 

Subo las escaleras cada paso que doy resuena en el silencio opresivo de la mansión. Mi corazón late con fuerza mientras me acerco al despacho que alguna vez fue de mi padre, pero que ahora pertenece a Voldemort. El aire aquí siempre parece más frío, más denso, como si la oscuridad misma se hubiera asentado permanentemente en las paredes.

Al llegar a la puerta, respiro hondo y la empujo para abrirla. Al cruzar el umbral, me quedo petrificado. La visión frente a mí desafía todo lo que esperaba.

—Llegaste, Draco —dice una voz juvenil cargada con una extraña mezcla de familiaridad— Admito que te he extrañado.

Parpadeo, confuso. La voz no coincide con la imagen que tengo de Voldemort, de esa serpiente encarnada en forma humana.

—¿Voldemort? —pregunto, mi voz temblando ligeramente, mientras intento reconciliar lo que veo con lo que sé.

El joven frente a mí sonríe, una sonrisa que es a la vez encantadora y aterradora.

—Supongo que no conoces mi verdadera apariencia —comenta Voldemort acercándose lentamente, sus pasos apenas haciendo ruido en el suelo de mármol. Hay algo hipnótico en su movimiento, como si cada gesto estuviera calculado para atrapar la atención de quien lo observa.

—¿Verdadera apariencia? —repito la incredulidad es evidente en mi voz.

—Sí —responde con un tono suave, casi seductor.

Lo que tengo delante no es el Voldemort que conozco, la figura esquelética y aterradora con la que me he cruzado tantas veces. Este Voldemort es diferente. 

Un joven de no más de veinte años, con cabello oscuro como la noche y ojos rojos que brillan con una intensidad sobrenatural. Es increíblemente hermoso, casi etéreo, con una delicadeza que contrasta fuertemente con la brutalidad que siempre he asociado a su nombre.

Me quedo inmóvil, luchando por entender lo que estoy viendo. El peligro sigue siendo palpable, pero ahora está envuelto en una apariencia que desarma, que confunde. Es como si el mal mismo hubiera decidido vestirse con una máscara de belleza para jugar un nuevo tipo de juego.

—¿Sorprendido, Draco? —pregunta Voldemort, su voz ahora un susurro que parece resonar en cada rincón de la habitación—La apariencia puede ser una herramienta poderosa. Úsala bien, y dominarás el mundo.

Las palabras se enredan en mi mente mientras trato de procesar esta nueva realidad. Este no es el monstruo que esperaba enfrentar pero sé que detrás de esa  hermosa fachada hay algo mucho más peligroso de lo que jamás imaginé.

 Este no es el monstruo que esperaba enfrentar pero sé que detrás de esa  hermosa fachada hay algo mucho más peligroso de lo que jamás imaginé

 

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