
La hija de Malfoy
Scorpius tenía una mano a su vientre...podía sentir al bebé patear a su Interior, no sabía cómo había sobrevivido tanto, en estos momentos temía por el futuro.
En otra vida esto debió ser algo feliz, un bebé que no fue planeado, que era muy amado.
Ahora había perdido a su padre de una manera horrible y estaba secuestrado mientras estaba embarazado de un bebé que corría un gran peligro si su apariencia revelaba la verdad.
Un bebé que le aterraba se pareciera a su otro padre...o a la familia de él.
En otras circunstancias, adoraría que su bebé se pareciera a esa persona, pero en estos momentos era peligroso, estos meses protegió su mente, cambio algunos recuerdos para que su cara no fuera visible.
Cuando nació su hija, solo quedó una cicatriz en su estómago como muestra de que tuvo un bebé.
Ni siquiera pudo sostenerla antes de que se la llevarán.
Los años siguientes tuvo que ser un sirviente para los mortífagos, no volvió a ver al Augurey desde el día que se llevó a su hija.
Él estaba en una mansión abandonada junto con otros rehenes, eran maltratados a diario, les habían quitado, en las noches no pudo dormir, no sabía que estaban haciendo con su hija, por chismes escuchó que se llamaba Druella, era un nombre vacío en su opinión, sabía quien era Druella Black, nadie en su familia hablaba de ella, ni siquiera su hija Narcissa ...simplemente era un nombre más en su familia.
Así fue hasta que su hija cumplió 11 años...¿En serio pasaron tantos años?
Volvió a ver al Augurey, le tiró su varita rota a la cara, uno o dos Cruciatus fueron lanzados en su dirección por la cólera de la mujer:
—¡Desgraciado! ¿¡Los Malfoy no saben ser algo más que ser inútiles?!
Entonces un mortífago tiro a una niña en su dirección...¿Es posible?
Scorpius se levantó aún temblando por los ataques para llegar a ella, sostenía su brazo sangrante, tenía una palabra hecha con cortes.
Squib.
El apodo del padre vuelto realidad en la hija.
El heredero de los Malfoy la empujó detrás de él, solo sobre su cadáver van a lastimar a su hija.
El Augurey no se fue hasta después de torturar a su tan odiado primo...sin su varita no podría escapar, el lugar donde se encontraba tenía su salida oculta con pársel, sin contar a los Dementores de los alrededores...está vieja y abandonada mansión era usado para torturar y secuestrar personas.
No habían muchos recursos al inicio, por eso se robaron muchas cosas de la mansión Malfoy...ahora tenían algunos seguidores con dinero, gente que prefería darle asilo al Augurey y a su gente a qué ella lo tomara por la fuerza.
Siguió sirviendo a los mortífagos junto con otras personas, ellos también vivían sin varitas para evitar su huida. Todos eran parientes de personas que abandonaron el bando de Voldemort durante la batalla de Hogwarts.
Pudo quitarle a su hija mucho de la ideología de la sangre...el miedo que Druella le tenía a los mortífagos hizo esa tarea algo fácil, aunque eso también ocasiono su miedo a las varitas, las había visto ser usadas como herramientas de tortura, eso hizo que cada vez que una persona la señalaba con eso a ella o a Scorpius se pusiera histérica.
Era una niña que estaba siempre con el ceño fruncido...igual a alguien, eso lo aterró, talvez el veía el parecido por estar tantos años con esa persona.
Le enseño a leer y escribir lo mejor que pudo, el atender a los mortífagos no les dió mucho tiempo libre. Druella se aferró a él por ser la única persona que no lo trataba mal por ser una squib.
Le costó un poco explicarle que él era su padre, ella creía ser hija de Delphi, tiene sentido, ella también era rubia y tenían ciertos rasgos de los Black...no pudo decirle de su otro legado.
No pudo hablarle de su otro padre porque era peligroso, a este punto no recordaba bien su rostro, su voz mucho menos, las torturas y el haber modificado sus recuerdos no era una buena combinación...pero eso los mantenía a salvo.
Años antes del secuestro fallido en Hogwarts.
Delphini Riddle estaba esperando que el heredero de los Malfoy naciera, ese desgraciado no habia rebelado el nombre del otro padre, según fue solo una vez y no vió bien su rostro.
Desgraciadamente no pudo sacarle la verdad por otros medios ya que no querían afectar al bebé.
Fue una niña con el cabello rubio de la casa Malfoy.
—Se parece a Narcissa...pero los ojos son muy oscuros, del otro padre deben ser.—dijo Rodolphus Lestrange.
La mención de ese nombre causó desagradó a Delphini, era el nombre de una mujer despreciable en su opinión.
—Esperemos sea solo la apariencia y no la personalidad, no necesitamos a otra traidora sentimental que no pudo sacrificar a su hijo por algo mayor...es una pena que ella y su inútil esposo no hubieran visto lo que le hice a su hijo.—dijo la mujer riendo.
—Esos ojos me son familiares, son de los sagrados veintiocho.—dijo Rabastan Lestrange.
—Ya que la bebé salió, es hora de confirmarlo.
No estuvo ni 30 minutos en la habitación antes de que Delphi volviera a salir de la habitación donde estaba Scorpius.
—No lo sabe, intenté usar la legeremancia pero solo hubo sombras, no respondió a la tortura.
—Lo importante es educarla correctamente, remover cualquier idea que Scorpius Malfoy recibió de su madre traidora.—dijo Rodolphus.
Por eso Delphi cuido a la niña como suya, la nombró como su abuela, Druella, una mujer que no seguía a su corazón, la madre de Narcissa Black, que contrario a su hija, defendería la ideología de sangre pura aunque tuviera que despreciar a su propia familia.
Con el tiempo se dieron cuenta que la niña era diferente, tenía 7 años y no había rebelado su magia.
Delphini no le había enseñado cosas como leer o escribir, si quería aprender, debía revelar su magia primero, no perdería su tiempo en una inútil.
A los 11 años, Druella había demostrado ser una decepción como todos los Malfoy...no había carta de Hogwarts, no podría ser usada como espía.
Ese día la niña fue devuelta a su padre, ya no era útil, pero antes de entregarla Delphi rompió la varita, no los dejaría irse así como así.
Ese traidor a la sangre y su engendro no se irían nunca, no después de que por culpa de la traición de Narcissa ella tuvo que crecer sin sus padres.
Por eso vivirán con miedo el resto de su vida.
Así paso él tiempo hasta que logró encontrar la manera de usar a esa chica inútil.
—Necesito entrar a Hogwarts.—dijo Delphi caminando por la habitación.
—¿Para qué? Potter no tiene nietos.—dijo un mortífago.
—Cierto, si solo tuviera un pequeño nieto... haría que toda su familia lamentara lo que hicieron con mis padres por el resto de su vida.
Nadie vió el ligero movimiento del párpado de Malfoy.
—¿Entonces para que arriesgarnos? Sería mejor atacar a los hijos de Potter.—hablo Lestrange.
—No, el atacar a un chico de Hogwarts es un mensaje, sacar a alguien del lugar más "seguro" del mundo y matarlo, demostrará que no hay lugar al que huir.
—Será difícil entrar al castillo.
—No atacaremos al castillo, estaremos en las afueras y lo llevaran a nosotros.
Entonces Delphi señaló a la chica rubia a lado de Malfoy.
—Ella lo llevará con nosotros.
—No será difícil llevarse a uno de primer año.—dijo un mortífago.
—No, quiero al descendiente de los traidores de la sangre, quiero a Remus Lupin, el hijo de Ted y Victoire, hijo del ahijado de Potter, es lo más cercano a un nieto que encontraremos.
Druella solo miró a la mujer asustada, alguna vez le tuvo cariño a la mujer que creyó era su madre, ahora solo le tenía miedo, Delphini Riddle la miro fijamente:
—Yo no, digo si, digo no...no la defraudaré.—dijo Druella nerviosa.
Semanas después el atentado fracaso Druella se abrazaba a si misma mientras la llevaban de vuelta.
Los únicos dos herederos de Malfoy, fueron torturados, Druella seguía abrazándose a si misma con todas sus fuerzas solo lograron separar uno de sus brazos para marcarla como una paria, una marca tenebrosa hecha con cicatrices, ya en la noche la dejaron en una bodega vieja, su padre llegó después, estaba desmayado.
Scorpius se despertó confundido, estaba oscuro, su brazo dolía, rompieron la manga de su camisa y dejaron a plena vista su "marca tenebrosa", cauterizaron la herida para revivir el dolor, Delphini ya decidió su final...él y su hija serían besados por los Dementores.
—¿Papá?—dijo una voz entre sollozos.
—¿Druella?
Aún con sus pocas energias y una vez su vista se acoplo a la falta de luz abrazo a su hija...ella le mostró lo que logró traer...una varita.
Podrían huir de este infierno.