Una novia para mi novia

Avatar: Legend of Korra
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Una novia para mi novia
Summary
¿Qué es lo más loco y tierno que harías por amor? Opal es una jovencita que sale y es novia de la mariscal de campo, Korra, ambas se quieren con locura pero Opal oculta un triste secreto, está muy enferma pero esconde muy bien su terrible y doloroso padecimiento aunque ahora que está entrando en fase terminal, lo que menos quiere es que ver sufrir a su amada jugadora por lo que idea un alocado y romántico plan para que Korra no sufra la soledad de su ausencia al momento de su partida así que decide que la mejor solución es que Korra debe tener a alguien más, por lo que no hay mejor candidata que su mejor amiga Asami, y es a través de varias citas estratégicamente planeadas que el amor surge lenta y clandestinamente entre Korra y Asami pero el único problema es que Asami siente que traiciona a su MA al enamorarse de su tierna y atractiva novia además de que su lógica no la deja ser libre y vivir su amor, ¿podrá Asami dejarse llevar por sus sentimientos y emociones una vez en su vida?
Note
La leyenda de Korra no me pertenece pero tomaremos prestados algunos de sus caracteres.La historia nació de un día para otro, esperando sea del agrado de los lectores y sino pues, ni que hacer. Perdonen cualquier falta ortográfica que pueda aparecer y estamos abiertas a cualquier comentario y critica.
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Capítulo 14

Capítulo 14

 

90 millas fuera de Chicago,
no puedo dejar de manejar
y no sé por qué.
Demasiadas preguntas,
necesito una respuesta.

Dos años después aún
sigues en mi mente.
Lo que sea que haya
pasado con Amelia Earhart,
quien sostiene a las estrellas
en el cielo,
es verdad que el amor sólo
pasa una vez en la vida,
¿el capitán del titanic lloró?

Algún día sabremos
si el amor puede mover montañas,
algún día sabremos
porque el cielo es azul,
algún día sabremos
porque no fui el indicado
para ti.

¿Alguien conoce el camino
a la Atlántida?
¿o lo que el viento dice
cuando ella llora?
Estoy manejando cerca del
lugar dónde te conocí
por 97ava vez... esta noche

Algún día sabremos
si el amor puede mover montañas,
algún día sabremos
porque el cielo es azul,
algún día sabremos
por qué no fui el indicado
para ti.


Algún día sabremos
porque Samson amó a Dalilah,
Un día iré
y bailaré en la luna.
Algún sabrás que yo fui
el único para ti

Compré un boleto para el
final del arcoíris,
Observé a las estrellas
caer al mar.
Si pudiera hacerle a Dios
una sola pregunta,
por qué no estás conmigo
…esta noche

Algún día sabremos
si el amor puede mover montañas,
algún día sabremos
porque el cielo es azul,
algún día sabremos
porque no fui el indicado
para ti.


Algún día sabremos
porque Samson amó a Dalilah,
Un día iré
y bailaré en la luna.
Algún sabrás que yo fui
el único para ti

 

 

***  POV Pre-deceso de Opal  ***

(https://www.youtube.com/watch?v=9lXbvq1jTiQ Someday We'll Know - A Walk to Remember)

Sin duda, lo que más extrañaré de esto son los momentos que Korra me regala sin saber lo que pasará en unos cuantos días más y aunque mi plan es unirla con Asami aunque es tan difícil verlas juntas a una distancia tan corta…

Me siento mal por haber “arruinado” la cita de ayer pero ¿podrían culparme por sentir celos? Vamos, Korra todavía es mi novia y la quiero, me parece que he reaccionado como cualquier mujer enamorada que actúa de manera irracional aunque dadas mis circunstancias debería haberme controlado un poco más sino quiero echar abajo mi detallado plan.

Esa mañana me he encontrado con la hoja que detalla las fases del plan y al analizarlo, me sorprendo de lo rápido que avanza al igual que el tiempo, un mes y medio desde que estoy con el tratamiento y las cosas no mejoran, sólo empeoran para mí, ¿Por qué lo digo? Por la sencilla razón de que mis actividades se ven limitadas por la deteriorada salud que poco a poco consume mi aspecto físico; he debido abandonar el equipo de las porristas obviamente porque los entrenamientos y ejercicios me desgastan, sé que para ellas ha resultado ser un imprevisto pues han debido sustituirme casi en mitad de la temporada de competencias.

Además de que el maquillaje ya casi no cubre el aspecto pálido de mi rostro, parece igualar a un payaso, bueno quizá exagero un poco pero sí uso bastante para ocultar el paso del cansancio y la avanzada enfermedad que me consume de manera silenciosa dejando marcas en mi cuerpo que gracias a mi ropa, que ya a estas alturas, me queda muy holgada y algo grande en mi delgada figura así que a veces prefiero no ver el reflejo de mi acabado cuerpo en el espejo todos los días que me recuerda mi lento final.

Me siento mal por dejarlas de lado pero tiene que ser así, si deseo que mi secreto se mantenga como eso, no quiero preocupar a nadie y quiero que el dolor de mi partida sea lo más mínimo que puedan sentir aunque sé que mi ausencia les lastimará sólo un poco, ésta es la manera en que lo he decidido y así terminará.

Con mis constantes viajes he notado que poco a poco han dejado de extrañar mi presencia, incluso Korra y Asami parecen comenzar a trazar su vida hacia un futuro prometedor que yo miro celosa al no poder disfrutar y yo haré que en ese futuro ambas estén juntas a pesar de mis celos…

***

―Korra quedará sin palabras al verte… ― Murmura la voz de mamá recargada en el marco de la puerta de mi habitación cruzando ambos brazos ― Hace bastante tiempo que no te veía sonreír de esa manera, te ves muy linda ― Se acerca a mi colocándose detrás de mi mientras yo permanezco sentada en la silla del tocador y sujeta mis hombros ― la hija más hermosa de las cuatros naciones ― me sacude un poco provocando que aflore una ligera sonrisa de mis labios y apartando un corto mechón tras mi oreja.

―Exageras… ― Murmuro mientras siento un poco de rubor teñir mis mejillas.

―Para nada, te ves muy linda ― secunda una segunda voz femenina entrando en mi habitación, puedo saber de quién se trata con el reflejo de su larga trenza de color ébano, Kuvira, la novia de Baatar Jr.

―Kuv ambas sabemos que tanto mamá como tu intentan levantar mi ánimo.

―Oye, simplemente decimos lo que vemos… No es ninguna mentira además Korra te adora ― Kuvira coloca su pulgar arriba.

―Lo que yo no entiendo es cómo sigue estando conmigo después de todas esas veces que le he dejado sola con esas excusas tontas ― trato de murmurar para mí misma pero tanto mamá como mi futura cuñada logran escucharlo.

―Korra te quiere, mi amor y puedo ver en sus ojos genuino afecto que la distancia no logra borrar ― mamá da un ligero apretón a mis hombros, el semblante de ambas se torna triste por un momento contagiadas por mi inseguridad hasta que el sonido del timbre nos alerta.

―Es Korra… ― Susurro levantándome de mi silla.

―Ve por ella, tigresa ― Kuvira da un ligero gruñido empujándome hacia la salida mientras mamá intenta de alizar las arrugas de mi vestido color verde olivo.

Las tres nos dirigimos a la puerta pero ellas se mantienen rezagadas ante mi andar, trato de ignorar el malestar en mi interior para evitar poner en evidencia mi salud aunque un ligero mareo me hace casi desvanecerme por lo que intento recargarme en la pared adjunta por el largo pasillo y las manos de mamá y Kuvira me sostienen por ambos brazos para evitar que caiga.

―Opal… ― Murmura Kuvira.

― ¿Estás bien, cariño? ― Mamá acaricia mi espalda en pequeños círculos.

―S…Sí ― acaricio mi frente ligeramente tratando de recuperarme.

―Tu nariz… ― Kuvira me ofrece un pequeño pañuelo para limpiar el pequeño rastro de sangre en una de mis fosas nasales.

―Gracias ― mi semblante no es el mejor, lo sé por la preocupación en sus expresiones además comienzo a toser y cubro mi boca viendo más sangre en el pañuelo después de que me he cubierto la boca con él.

―Opal ― la voz de mamá apenas y es audible, sé que le duele verme de ésta forma sintiendo la impotencia recorrer su cuerpo ― ¿Por qué mejor no se quedan aquí y evitas sobre esforzarte? ― Sugiere con su tono maternal preocupado.

―No, estoy bien además se lo debo a ella ― me reincorporo apoyándome en sus brazos ― estaré bien ― le aseguro a mamá pasando nuevamente la pequeña tela por mi rostro para limpiar algún rastro de sangre.

Caminamos hacia los escalones y Kuvira me ayuda a bajar lentamente uno por uno, y me siento un poco patética por depender de algo tan simple y sencillo para bajar por los escalones que muchas otras veces antes he subido con rapidez pero que ahora se alzan como una muralla.

― ¿Estás segura de que estás bien? ― Pregunta Kuvira observando mi lento andar mientras yo asiento.

Mientras nos acercamos a la sala puedo escuchar a Korra conversando con los gemelos sobre futbol sentados en el sofá de tres piezas, están observando un partido en la pantalla al igual que papá y Baatar, quienes ignoran las imágenes concentrándose en algunos papeles regados sobre la mesita de centro.

―… Te digo que la final la jugaremos contra los rinocerontes de komodo, esta temporada vienen fuertes ― asegura Korra observando las jugadas en la pantalla de manera embelesada, hay tanta familiaridad entre ellos y mi familia, a decir verdad, Korra tiene una relación más que cordial con todos incluso con Huan a pesar de que habla poco y casi no sale de su estudio de trabajo.

―Hola Korra ― saludo soltando el brazo de Kuvira para caminar hacia ella y besar sus labios viéndola tan atractiva en sus pantalones de mezclilla y un jersey de manga larga en color azul.

―Opal, te ves… ― Puedo percibir un ligero titubeo pero añade con una sonrisa ― tal linda como siempre ― besa mi mejilla y me abraza dejándome embriagarme en la fragancia fresca a pino y brisa marina.

―Gracias ― respondo con un poco de desilusión al esperar el beso en los labios.

Conversamos un poco antes de salir, Korra hace un espacio y me siento cerca de Wing mientras Korra pasa su brazo sobre mis hombros y me acerca a ella, su calor corporal es una de las cosas que más he extrañado además de sus besos aunque supongo que todavía tiene cierta pena de expresar su cariño cuando mi padre está presente porque la gran mayoría del tiempo así que debo suponer que es por ello que no me ha besado.

―Y entonces, ¿Qué tienes planeado para hoy? ― Pregunto tomando su mano entrelazando nuestros dedos y colocándola sobre su pierna.

―Pues es día de películas, no sé si tengas algo más en mente ― responde pero puedo detectar un poco de pereza oculta.

―Estaba pensando en que quizá podríamos ir a algunos de los lugares que fuimos una vez en una de nuestras citas, ya sabes recordar un poco… ― Sugiero con entusiasmo ― Y dejamos para más tarde las películas.

Puedo ver que en sus ojos se ha encendido una chispa de ideas, lo que amo de Korra es esa manera que tiene de tomar algo pequeño y convertirlo en grande, de convertir pequeños detalles en grandes sorpresas y momentos, la novia ideal que todos pueden desear y que a pesar de la distancia todavía no ha perdido su lado romántico conmigo aunque yo sé que con quien desea estar secretamente.

―Ya sé por dónde podríamos comenzar ― me levanta y me hala hacia la salida despidiéndose de todos mientras mamá me da una mirada preocupada.

―Opal… ― Niego levemente con la cabeza cuando giro para interrumpirle y le dedico una sonrisa de “estaré bien, no te preocupes”, ella comprende que deseo disfrutar al máximo estos momentos que atesoraré en mi memoria como lo mejor que pudo haberme pasado en todo mi desgraciada vida.

***

―Todavía no has aprendido a patinar muy bien, ¿Qué pasó con las clases privadas que te di? ― Susurra Korra cerca  de mi oreja mientras me sostiene por la cintura impulsándome sobre el hielo.

―Supongo que la maestra no era tan buena ― bromeo aferrándome a sus brazos en mi cintura.

―Excusas y pretextos… ― Responde besando mi mejilla.

Lentamente nos deslizamos por toda la pista de hielo interrumpiendo el silencio del lugar que a pesar de estar en pleno fin de semana se encuentra lo bastante vacío como para escuchar el sonido de un alfiler cayendo.

Mi mente comienza a divagar y retrocede a nuestra primera cita, en este mismo lugar con ella sujetándome como si no me quisiera dejar ir y lo curioso es que ahora soy yo quien no quiere dejarle ir sabiendo que de nada sirve aferrarme a las cosas cuando ya sé que lo inevitable se acerca y pensar en ello me hace deprimirme poco a poco pues el próximo mes que viene, nos mudaremos a Zaofu para seguir con la fase terminal de tratamiento, que realmente no sirve pero que me ayuda a desvanecer el dolor físico que siento porque el emocional nunca se irá ni aunque se use la morfina más potente.

―Un centavo por tus pensamientos… ― La voz de Korra me trae a la realidad.

―Para qué gastar tanto dinero si no valen tanto ― me sujeto al barandal de la orilla una vez que Korra nos ha traído cerca de la salida.

― ¿Sucede algo? ― Me extiende la mano para ayudarme a salir ― Te noto algo ausente y preocupada desde que salimos, ¿quieres regresar?

―No, ¿Qué podría pasarme? ― Respondo con una sonrisa, “excepto por el hecho de que moriré y que tú te estás enamorando de mi mejor amiga, no hay nada más en mi mente…”

Nos calzamos los zapatos y camino a la salida, Korra me sujeta entre sus brazos pasando uno tras mis piernas y me carga al estilo nupcial mientras me gira haciéndome reír e intentando cubrir lo que deja al descubierto m vestido en el acto; se encamina conmigo en sus brazos hacia su satomóvil sin quejarse sobre el peso de mi cuerpo a pesar de que yo sé que nota una gran disminución en mi masa corporal.

― ¿Recuerdas que aquí estuvimos en nuestro primer mes? ― Señala Korra hacia un pequeño café mientras conduce.

― ¿Cómo olvidarlo? El café estaba muy amargo y esa mesera no te quitaba los ojos de encima… ― Refunfuño cruzando mis brazos y evocando la imagen de una joven rubia con la falda muy por encima de las rodillas a medio muslo dándole ciertas miradas a mi chica, tal vez si la cosa hubiese sido más discreta otra cosa hubiese sido mi reacción pero, esa tipeja se comía a MI Korra con la mirada.

―Jajaja sí… Le tiraste el café encima después de decirle que deberían hacerlo mejor… ― Recuerda Korra dirigiendo su mirada hacia mi durante una luz en rojo ― Jamás pensé en ti como una chica celosa.

―Oye yo no estaba celosa simplemente defendía lo MIO ― sonrío ante el comentario que me hace sentir muy orgullosa.

―Ok, ok yo no he dicho nada…

El trayecto nos lleva hacia un centro comercial para comprar un poco de la comida típica de mi nación, evocando los recuerdos de nuestra primera comida y el primer berrinche que he armado por decidir sobre el restaurante para sentarnos; el aroma de algunos bollitos calientes inundan el lugar y a pesar de que Korra no es gran fan de la comida sólo come un poco de mis bollitos.

―Esto está delicioso, no sabes de lo que te pierdes… ― Comento dando otro bocado mi platillo.

―Te creeré pero ni así me convencerás ― le veo reír y levanto el par palillos hacia su boca para darle una pequeña probada y a pesar de sus negativas termina comiendo pero comenzamos una guerra de comida terminando todas embadurnadas de algunas verduras y pastas.

Me alegra saber que Korra todavía no ha olvidado nuestros lugares que tienen historia y que yo, personalmente, he marcado como nuestros sitios: la arena de pro-control donde se celebran los partidos de mayor importancia durante la temporada de futbol, la florería donde compra las flores que me lleva, la fuente de sodas y donde ha sido nuestra primera pelea pero también nuestra primera reconciliación además de ciertas tiendas de ropa que hemos utilizados como lugares para besarnos y los lugares donde casi nos han atrapado a ambas dentro del diminuto espacio.

La tarde pasa volando y ahora estamos en un centro de juegos probando la gran mayoría de los juegos, cada una intentando vencer a la otra mientras recolectamos boletos para los premios; Korra corre tras de mí y me sujeta por la cintura para halarme hacia otra atracción y no puedo evitar recordar esa ocasión en que ha recolectado los suficientes boletos para regalarme una pequeña lamparita de noche con la figura de un pequeño gatito.

―Te has quedado muy pensativa ― besa mi mejilla mientras niego levemente.

―Recordaba… Cuando ganaste esa lamparita de noche, las peripecias que pasaste para reunir esa cantidad de boletos.

―Es bueno recordar ― comenta reuniendo los boletos ―Sí, que lo es… Porque cuando viejos, los recuerdos son lo único que nos acompaña hasta el inicio del túnel de la luz ― me quedo un poco estática ante sus palabras.

―Ciertamente ― secundo.

Terminamos con las atracciones de los juegos y nos llevamos una pequeña caja-joyero, lo bastante sencilla pero con cierto aire de elegancia con sus detalles dorados sobre ese terciopelo verde.

***

― ¿De qué sabor serán los helados? ― Pregunta el hombre del pequeño camión que vende helados y paletas.

―Vainilla y chocolate ― Korra paga los dos pequeños conos y se acerca conmigo entregándome mi helado de chocolate.

― ¿Quieres probar un poco? ― Acerco mi cono hacia su boca pero con la intención oculta de embarrarle la nariz o la mejilla.

―Espera, tienes un poco de… Sí, por allí… ― Korra acerca su helado y ensucia mi mejilla dando una ligera lamida y un beso después de hacerlo.

En un fallido intento de llenar de helado su rostro, es ella quien termina estrellando su helado en mi nariz aunque para después de limpiarnos terminamos dándonos un beso que yo quiero profundizar ante la negativa de Korra, extraños nuestros besos que nos han quitado el aliento en ocasiones anteriores pero siento a Korra algo distante y en completa negativa a responder a mis gestos amorosos, lo sé, sus besos ya casi pertenecen a alguien más.

― ¿Quieres ir a nuestra colina? ― Sugiero en un intento de recuperar un poco de mi antigua novia Korra.

Me toma de la mano y me guía por el camino que muchas otras veces hemos seguido para ver la puesta de sol en completa soledad pues pocas personas saben el sendero; mano con mano, ella me hala pues mi cansancio es palpable por mi paso lento y yo sólo puedo rogar porque mis males se queden escondidos y me dejen disfrutar.

― ¿Recuerdas la primera vez que estuvimos aquí? ― Pregunto acercándome a ella y recargando mi cabeza en su hombro.

―Cómo olvidarlo, detuvimos el tiempo en esa ocasión ― sonrío ante su comentario pues ha tomado una foto de nosotros en esa ocasión ― ¿quieres que vuelva a detenerlo por ti? ― Su rostro gira hacia el mío clavando su mirada directamente en la mía, el sol comenzando su descenso, como desearía que eso fuese posible para permanecer a su lado para siempre.

Y sacando su celular nos captura dándonos un beso, un ligero rose para la foto y es allí que siento a mi regresar por un pequeño instante, esa Korra enamorada de mí y sólo con la atención para mí se encuentra recargando su frente contra la mía.

―Porque tus deseos son órdenes, ya hemos detenido el tiempo… ― Sonríe cerrando los ojos mientras siento un ligero temblor en mis piernas y un vuelco en el corazón pero no es por la enfermedad es por el amor que siento por esta tierna y linda morena frente a mí.

***

Camino a casa no puedo evocar todos los nuevos recuerdos que hemos hecho recordando los anteriores y es por eso que amo a Korra, por lo detalles que tiene conmigo y ahora mismo estamos recostadas sobre mi cama, ella detrás de mí y yo recargando mi cabeza sobre su brazo, mientras vemos una película romántica.

Mouline Rouge

Esa pieza romántica que yo sé que Korra adora en secreto a pesar de su triste final y jamás admitirá que la ama por la trama, bueno excepto que su argumento suele dirigirse a esa película hacia los atributos de la protagonista, Nicole Kidman como Satine y pues hay que admitir que la actriz es hermosa así que debo concederle la razón.

―Nunca me cansaré de ver esa película ― comento dando pie a la conversación una vez que el protagonista escribe el final de su historia mientras acaricia la piel sobre el brazo que funge como almohada ― es tan romántico ver a Ewan escribiendo sobre su historia de amor, ¿no crees que sería lindo que alguien hiciera lo mismo por la persona que ama?

―Yo creo que sería genial ver más acción y emoción que sólo ver besos y lágrimas además Ewan no parece amar tanto a Satine, digo, si la amara de verdad no la hubiera tratado como una cualquiera y la hubiera dejado así como así ― siendo la punta de sus dedos deslizarse por el contorno de mi brazo hacia mi hombro ― además de que desperdició el poco pero valioso tiempo que tenía con su amada sintiendo celos aun sabiendo que ello lo amaba solamente a él.

―Bueno, hay que ver que la protagonista no era todo un ángel santo, su trabajo en un ambiente de la vida alegre no ayuda mucho a que Ewan sienta plena confianza y es fácil caer en los celos ― trato de argumentar pues su comentario sobre hablar sobre la enfermedad y desperdiciar el tiempo me hace pensar y reflexionar en lo injusta que he sido al no ser completamente sincera y que como Satine, yo intento hacer un bien aunque a estas alturas ya no sé si es correcto lo que estoy haciendo pues caigo en un dilema.

―Pero cuando hay plena confianza y amor todo lo demás se puede superar, incluso la muerte porque te quedas con el más hermoso de los recuerdos cuando las personas parten además que la satisfacción de que se les puede acompañar en todo el proceso y creo que se aligera la pesada carga en lugar de mentir porque hay sinceridad y apoyo y no haces sufrir a las personas que supuestamente dices amar…

―Bueno sea como sea, las cosas nunca cambiarán el final de la película y el tener más drama parece darle es toque masoquista que todos tenemos al verla una y otra vez ― trato de poner punto final a la conversación porque no me gusta el rumbo que está tomando.

―Siempre es lo mismo contigo ― sonríe besando mi cabeza ― pero eso no hace que siga pensando y dudando sobre el amor de Ewan por Nicole ― puntualiza levantándose de la cama ― ha llegado la hora de que me vaya, mariposita.

―No te vayas ― me recargo sobre mis codos dedicándole una mirada de cachorrito abandonado.

―No quiero pero tengo que… ― Se acerca y besa mis labios, esta vez no hay dudas o rechazo aunque el contacto dura muy poco para poder disfrutarlo y le veo girarse hacia la puerta dando un beso volado que atrapo con mi mano para colocarla sobre el espacio que corresponde a mi corazón.

Al verle marcharse, otro mareo vuelve a mí y siento que algo de sangre baja por mi nariz manchando mi vestido mientras intento llamar a mamá el mundo se desvanece y todo se vuelve negro y dejo de ver, sentir y oír.

Despierto recostada sobre mi cama completamente desubicada y alcanzo a divisar en el reloj de mi pared que ya es pasada la media noche, busco sobre la mesita de noche la medicina que estoy tomando cuando la puerta se abre dejando pasar a mamá con un vaso de agua.

― ¿Ya te sientes mejor? ― Me dedica una sonrisa pero su mirada es triste y preocupada mientras asiento ― Ay mi bebé… ― Murmura mientras tímidas lagrimas bajan por sus mejillas, yo sé que ver a alguien deteriorarse de esta manera no es fácil y mucho menos para alguien que tu madre ― Lo siento, lo siento es sólo que…

―Tranquila mamá, lo entiendo ― en mi momento de debilidad, trato de sonreírle pero aparece una mueca de dolor ― supongo que esto se está acelerando y ya es tiempo de irnos, de irme…

―Hablé con el doctor Hong y ya está preparando todo para nuestra llegada, lo antes posible ― mamá busca mi mano y la sujeta como si mi vida pendiera de caer en un abismo ― ya verás que te sentirás mejor…

―No, ya la siento cerca mamá, ya se terminó el tiempo de esconderse y huir de lo inminente… Ya estoy lista ― murmuro mientras mamá cubre sus sollozos con su mano cerrando sus ojos.

―Mi bebé, no puedo dejarte ir así como así… No sin antes luchar, por favor ― suspiro de manera cansada pero asiento sabiendo que todo será en vano así que debo hablar con Korra y Asami lo más pronto posible antes de irme de Ciudad República aunque planeo que sea después de la competencia estatal y del partido eliminatorio.

 

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