
Capítulo 4
Capítulo 4
La vida es un misterio, todos deben levantarse solos
Te escucho decir mi nombre
Y se siente como el hogar
Cuando dices mi nombre es como una pequeña plegaria
Estoy de rodillas, te quiero llevar a ahí
En la hora de media noche puedo sentir tu poder
Simplemente como una plegaria, tu sabes te llevaré a ahí
Escucho tu voz, es como un ángel brillando
No tengo otra opción, escucho tu voz
Se siente como volar
Cierro mis ojos, Oh dios creo que estoy cayendo
Fuera del cielo, cierro mis ojos
Paraíso ayúdame
Como un niño para susurrarme suavemente
Estás en control igual que un niño
Ahora estoy bailando
Es como un sueño, sin final y sin principio
Tu estas aquí conmigo, es como un sueño
Deja que el coro cante
Como una plegaria, tu voz puede llevarme ahí
Simplemente como una musa para mi, eres un misterio
Simplemente como un sueño, no eres lo que pareces
Simplemente como una plegaria, no hay elección, tu voz Puede llevarme ahí
Como una plegaria, te llevaré ahí
Es como un sueño para mi…
El dulce aroma de un desayuno recién preparado le hace despertar los sentidos completamente, no recuerda cuando ha sido la última vez que su apetito ha estado más que despierto desde hace un par de semanas por lo que tallando sus ojos termina de desperezarse sujetando su largo y oscuro cabello en una desaliñada cola de caballo al momento de salir de su cama.
Saborea por un momento las cosquillas que las suaves fibras de la alfombra en su piso de madera le proporcionan como si no tuviese problemas o dificultades por las cuales pasar como cuando niña, por un instantes desea volver a aquel tiempo en el cual sólo estaba indecisa sobre qué ropa usar; pero la realidad le golpea poco a poco y un nudo se forma en su estómago y el antes agradable aroma del desayuno le causa náuseas junto a un terrible dolor de cabeza por lo que se dirige hacia el baño para intentar lavar sus culpas.
Después de algunos minutos, sale con una toalla en su cuerpo con las gotas todavía resbalando por su tersa piel blanca procediendo con su rutina para arreglarse por lo que coloca un poco de crema humectante en las palmas de sus manos y mientras la aplica por todo su cuerpo, masajea ligeramente la epidermis culminando su pequeño rito de belleza con la parte que más adora pero que más tiempo y esfuerzo le toma, su adorado cabello.
Con una última pasada del cepillo, coloca un pequeño broche en parte izquierda de su cabello dando un ligero empujón a algunos sedosos mechones aplicando un poco de labial rojo, muy característico en ella al igual que los tonos oscuros aunque primordialmente el color carmín predomina en su guardarropa por tener ascendencia de la famosa pero temida nación del fuego.
Y así, con bolso en mano junto a su ligera mochila sale de su habitación caminando hacia la cocina encontrándose con la radiante y afable sonrisa de su madre Yasuko Sato, una mujer de delicados rasgos idénticos a los de su hija pero con un ligero toque de madurez en ellos a causa del paso de los años, que le recibe de la manera cálida ayudando a las jóvenes del servicio a disponer las viandas y cubiertos para el desayuno, por lo que saluda de manera cortés y educada antes de tomar asiento con un poco de pesadez.
―Hola cariño, ¿Cómo amaneciste hoy? ― Comienza la mujer mayor.
―Creo que bien ― Asami suelta un suspiro con pesadez elevando ligeramente los hombros ― me parece imposible creer que casi ha pasado un mes desde que Opal… Ya no está ― todavía le resulta difícil hablar sobre la partida prematura de su amiga sin contener sus sentimientos de dolor.
―Entiendo pero oye, Opal no quisiera verte así ― intenta animar su madre pero el timbre del celular de Asami, quien lo ha colocado sobre la mesa, les interrumpe y Yasuko puede observar la imagen de contacto de cierta morena con sonrisa ligeramente de lado viendo fijamente hacia el lente de la cámara cuando se ha capturado en el instante la fotografía ― ¿no responderás? ― Su mirada inquisidora de madre se cierne sobre su hija mientras eleva una de sus perfectas y delineadas cejas al ver el ligero sonrojo en las mejillas de Asami negando ligeramente con la cabeza ― ¿Por qué no?
―No podría, yo… Es… Difícil de explicar ― Asami intenta quitarle peso al tema tratando de desviarlo hacia otro lado ― ¿papá volverá pronto? ― Toma un cubierto para acercar un poco de fruta en su plato.
―No lo sé, estos viajes regularmente se extiendo por semanas e incluso meses… ― Yasuko sabe que algo sucede con su hija y tiene nombre y apellido así que trata de volver hacia lo de hace un momento ― Entonces, Korra ¿eh? ― Asami casi se atraganta con el pequeño pedazo de sandía fresca y recién partida.
― ¿Qué hay con Korra? ― Intenta restarle importancia.
―No, nada, ¿Qué podría haber con ella? ― Yasuko aparente no estar interesada pero sólo quiere comprobar si sus sospechas son ciertas ― Pero, pobre muchacha, debe ser muy duro perder a alguien tan especial e importante en su vida como lo fue Opal, no puedo imaginar cuánto dolor está sintiendo… ― Acerca un trozo de melón a sus labios pintados en la misma tonalidad que su hija ― Creo que no le vendría mal un poco de compañía y consuelo ― su mirada divertida se posa sobre su hija, quien tose ligeramente por casi atragantarse con el jugo que hacía un instante había bebido.
―Bien madre, ¿A dónde quieres llegar con esto? ― Asami bufa levemente mientras coloca ambas manos sobre la mesa golpeando ligeramente la madera haciendo que los cubiertos, vasos y platos tiemblen ligeramente pero una vez más el tono de llamada entrante, la canción Human de Krewella, vuelve a sonar interrumpiéndoles pero la joven pelinegra no aparta sus pupilas esmeraldas de su madre, quien sonríe con una expresión divertida y triunfal.
― ¿No piensas responder? ― Asami resopla pero desvía su mirada ― Creo que has estado evitando esto por mucho tiempo y ahora va siendo tiempo de enfrentarlo con madurez, mi pequeña fire lily… Has evadido tanto a Korra que no entiendo cómo es que no se ha dado por vencida.
―Es que no entiendes… ― Se excusa.
―Claro que lo entiendo ― Yasuko se acerca y coloca su mano sobre el hombro de su hija ― y sé que no es nada fácil aceptarlo, tienes miedo y estás aterrada al igual que Korra pero piensa al igual que ella, la vida les ha dado una oportunidad para sanar sus heridas mutuamente, ser el mástil que la otra necesita para asirse cuando viene la tormenta…
―Pero Opal…
―Opal lo entenderá ― Asami vuelve su mirada a su madre ― creo que ella lo entendía perfectamente mejor que ustedes y por eso…
―¡¿Entendía?! ― La molestia en su voz es palpable cuando se levante súbitamente de la silla ― ¡¿Entenderá?! ¿Qué entenderá? ― Hay cierta tristeza en sus palabras ― ¡¿Entenderá que su mejor amiga está enamorada de su novia, entenderá que no pudo esperar ni un mes para echarse en sus brazos, entenderá que la traicioné a ella y a su confianza…?! ¿Quién lo entenderá, mamá?
― Yasuko se apresura para abrazarle y consolarle pero Asami sale a gran velocidad con rumbo al enorme jardín sin darle tiempo de nada mientras las lágrimas fluyen libres por sus mejillas.
Yasuko suspira impotente viendo en la dirección hacia donde ha salido huyendo Asami, le duele ver a su pequeña en aquel estado donde sólo se lastima a sí misma autodestruyéndose al guardar todos esos sentimientos y emociones negativas dentro de sí, y si le une el hecho de que su duelo de su despedida para Opal está incompleto parece que es un volcán a punto de explotar pero sabe que su razonamiento no le permite ver más allá de lo que son las cosas gracias a su pensamiento lógico en este tipo de aspectos.
―Opal entendía más de lo que crees ― murmura para sí ― por eso quería unirlas más y creo que lo logró ― su atención regresa al insistente sonido del tono de llamada en el celular de Asami, lo toma para examinarlo y sin poder evitarlo sus pupilas verdes se centran en la imagen de Korra.
Analiza los rasgos morenos de la chica, sus facciones claramente resaltan orgullosamente su herencia tribal de las tierras heladas del Sur; no le sorprende que su Asami hubiese caído rendida ante la joven pues tiene que admitir que realmente es atractiva y agradable a la vista además de ese par de azul cielo que posee por ojos y sumando la sonrisa de revista que se asienta en su rostro, en definitiva, es difícil no caer en su encanto y piensa tontamente si tuviese un par de años menos quizá… Sonríe de manera maliciosa con ese pensamiento pues ahora tiene algo con que hacer sonrojar y enojar a su hija pero esto no aminora su preocupación.
***
Mientras tanto Asami se dirige hacia el único lugar que parece brindarle paz, ese lugar al que acude cuando quiere estar sola o simplemente quiere alejarse de todos y todos para pensar, su viejo columpio en el árbol; está tal cual lo recuerda excepto las cuerdas que le sostienen parecen más que desgastadas, sin poder evitarlo intenta recordar cuando ha sido la última ocasión que ha estado ahí así que toma asiento y comienza a mecerse lentamente dejándose arrullar por el suave rumor de las hojas de los arboles cercanos a ella y la ligera luz de los rayos que se cuelan entre las ramas.
― ¿Por qué la vida es tan cruel? ― Pregunta a la nada ― ¿Qué gana con poner este tipo de pruebas? ¿Hay algo que probar?
“La vida no es cruel, nosotros somos lo que nos ponemos nuestros propios obstáculos…”
Le parece escuchar la voz de su amiga Opal, así que para salir de sus dudas abre sus ojos viendo en todas direcciones en un intento por probar que es una alucinación.
“Las ganancias que obtenemos es mayor madurez y experiencia para probarnos a nosotros mismos que podemos superarlo todo…”
Vuelve a escuchar la dulce voz de la desaparecida Opal, con manos nerviosas empuña con fuerza las cuerdas de las cuales se sujeta ignorando por completo los susurros que han respondido a sus preguntas y deja que la cálida brisa le abrace mientras se mece con calma; su mente comienza a divagar y se remonta a los recuerdos que más atesorará por el resto de su vida: sus momentos al lado de Korra y su amor prohibido…
***
Mientras en otra parte de Ciudad República, Korra desiste de su enésima llamada a Asami y con lo cual se da cuenta de que por un momento ha sentido crecer en ella el valor para hablar con Asami sobre lo que está pasando por su cabeza pues la situación le resulta cada vez más incómoda al comenzar a distanciarse, está consciente de que no son las mejores amigas pero hay una amistad, si se puede llamar así al afecto mutuo entre ambas jóvenes, que les une o les unía y ese lazo ha sido Opal aunque ahora que ya no está, no sabe en qué posición les deja aquello y más aún que sentimientos desconocidos para ella le han invadido, lo más extraño es que todos esos sentimientos los ha despertado la hermosa pelinegra de labios carmesí y ojos color esmeralda.
Es como… es como si en el tiempo que han compartido juntas hace unos meses atrás, un sentimiento más profundo que la amistad hubiese florecido entre ambas y que por temor a ponerle nombre y herir a Opal, han optado por evitarse e ignorarse mutuamente restándole toda la importancia que se merece, las dudas antes casi aclaradas reaparecen en su mente.
―En todo caso, ¿Qué es lo que siento por ti Asami? ¿Esto es…? Nah, no podría ser posible ― se dice a sí misma ― uno no puede enamorarse de dos personas, un momento, ¿dije enamorarse? ¿De dónde saqué eso? Yo no puedo, no debo enamorarme de ella… Pero, ¿Cómo sé que estoy o no enamorada de Asami? Para eso tendría que conocer y amar hasta los más pequeños detalles, tendría que saber que sus colores favoritos son el rojo y el negro, que prefiere dejar su cabello suelto y cuando lo sujeta le encanta dejar libre un pequeño mechón, que cuando tiene una gran idea para los nuevos diseños de algún satomóvil la escribe en su pequeña libreta de anotaciones que lleva consigo a todas partes, que cuando a veces está nerviosa o ansiosa y se trata de la escuela inconscientemente muerde sus lápices o plumas, que adora las fire lilys y su madre lo usa como su apodo… ― Con cada palabra que le hace recordad los pequeños detalles que sabe de la joven pelinegra, su corazón da un ligero vuelco y la advertencia de la realidad le golpea crudamente ― Un momento, ¿Cómo es que sé tanto de ella? ¿Cuándo fue que lo memoricé todo?
(https://www.youtube.com/watch?v=Gz3E709b7PY College 11 | ❝Juliette❞)
Comienza a divagar y sin poder suprimir una ligera sonrisa, los recuerdos le llevan hacia los momentos que han estado compartiendo y lo cual le confunde más así que para evitar pensar en ello, coloca sus auriculares y sube el volumen mientras comienza a trotar, siempre ha pensado que hacer ejercicio le ayuda a despejar su mente además de que el entrenamiento no le viene mal para los próximos partidos eliminatorios cercanos al final de la temporada así que pone manos en acción tratando de olvidar y desechar sus propios pensamientos.