
Antojos nocturnos
Antojos nocturnos
― ¿Tus padres ya lo saben? ― Pregunta repentinamente Larissa bebiendo un poco de café.
―No, aun no se los comunico ― finge estar avergonzada y feliz ― esperaremos el mejor momento para hacerlo.
―Creo que estarán igualmente felices que nosotros
La cena de bienvenida en casa de los padres de Julia se extiende por una hora más pues Larissa no para de preguntar todos los detalles sobre cómo han concebido al bebé y mientras Valentina se inventa toda una historia romántica que jamás ha sucedido, los pensamientos de Julia vuelan hasta su casa mientras piensa en Lena y lo que puede estar haciendo recordando que hace algunos días le ha pedido cumplirle uno de sus más recurrentes antojos, el pastel de chocolate cubierto completamente de crema batida con todas las combinaciones de frutas que puede encontrar y que a ella misma le causan un poco de desagrado comer.
Una sonrisa boba aparece en su rostro y al estar en el sofá más alejado de la sala, su padre se acerca para sentarse a su lado sacándola de sus ensoñaciones al colocar su mano sobre su hombro.
― ¿Decías algo papá? ― Sale de su trance completamente desorientada ― Disculpa, tengo la cabeza algo hecha un lío.
―No pero te noto algo distraída, ¿preocupada tal vez? ― Señala mientras ambos voltean a ver a sus respectivas esposas.
―No… Eh… Bueno, la verdad sí…
― ¿Puedes confiárselo a tu padre? Mira que estas canas no aparecen sólo por la edad… ― Acaricia su entrecano cabello rubio ― Sea lo que sea puedes confiar en tu viejo.
― ¿Podemos hablar a solas? ― La actitud huraña de su hija pone algo tenso y preocupado al imponente hombre.
― ¿Quieres hablar en el despacho? ― Julia asiente y ambos se levantan.
― ¿A dónde van? ― Pregunta Larissa al ver a sus dos amores caminar hacia la salida ― Julia, debes estar al pendiente de tu esposa por su estado y consentirla mucho, procurar cumplirle sus antojos porque ya sabes lo que dicen… ― Le recrimina.
―Esto no me quitará mucho tiempo… Además ya estoy al pendiente de ella todo el día y Valentina sabe cuidarse muy bien sola y sí sé que debo cumplir sus antojos sino quiero que el bebé nazca con cara del antojo ― le dedica una mirada significativa que no pasa desapercibida por su padre pero recuerda a Lena y se siente feliz de complacerla en todo tipo de raros antojos y más tratándose de su apetito sexual que se ha visto incrementado últimamente aunque poco se puede quejar porque disfruta estar con ella así que para no exasperarse imagina que es Lena quien está a su lado.
―Julia no seas así con tu esposa…― le reprende su madre.
―No te preocupes Larissa, creo que Julia quiere platicar a solas con su padre… Ve cariño ― el tono que utiliza Valentina le molesta un poco porque sabe que es todo menos amoroso y le suena hasta cínico, ¿Cómo puede una persona llegar ser tan mala? No le da importancia y se retira con su padre.
***
Mientras tanto Lena no ha podido dejar de pensar en uno de sus recurrentes antojosha pesar de que ha adelantado su consumo nocturno a la media noche de hielo casi diario esa noche, da vueltas por la cama pero simplemente no lo puede sacar de su mente; sonríe al recordar cuando ha despertado a Julia cerca de las tres am para que le llevase un trozo del pastel de chocolate que le ha pedido le comprase cuando volvía de su hospital la semana pasada pues últimamente está de antojos muy raros como levantarse a media noche a buscar hielo para comer a pesar del frío que hace a altas horas de la madrugada, o comer sándwiches de pepinillos solos con crema ácida o mantequilla de maní que le causan náuseas a Julia aunque de igual forma también le pide a Julia que le lleve queso Phil adelfia para untarlo en pan tostado pero el antojo que más ha causado más impresión es que consume mucho picante con todo tipo de comida, Julia se sorprende al verla hacerlo pues a pesar de que consume un poco de picante es Lena quien ingiere casi diez chiles habaneros o hasta más.
Al parecer Julia comienza a acostumbrarse al hecho de que tiene que complacerla en todo si no quiere tener a una Lena molesta durante toda la noche además de un bebé mal formado a causa de un antojo, “creo que después de todo, estar embarazada no es del todo malo…”; sus mejillas dibujan unos pequeños hoyuelos risueños y acaricia su vientre, “mami y yo te cuidaremos muy bien, nada te pasará”, afirma para ambos.
Se ha cansado de dar vueltas por la cama y la habitación entera sin poder calmar el hambre que siente aunque no sabe si es antojo o simplemente tiene hambre así que baja a la cocina para ver que le apetece comer para aminorar el hambre que siente por el antojo nocturno que le asalta esa noche y se encuentra con la señora Ana, quien le atiende amablemente.
―Buenas noches… ― Murmura al ver a la señora mayor terminando de hacer sus deberes.
―Buenas noches, señorita ― responde al saludo ― ¿Se le ofrece algo? ― Julia le ha informado que debe atender a Lena como toda una invitada además de que está al tanto de la situación y compadece un poco a la joven por las locuras de Valentina, sabe que está actuando mal pero también sabe que ella no es quien para impedir hacer su voluntad además de que quiere a Valentina como si fuese su hija y el hecho de que un bebé llegue a alegrar la casa le anima mucho.
―No… Sí… Eh, bueno… ― Lena lleva bastante tiempo y aun no puede acostumbrarse al hecho de tener a personas a su servicio que le atienden todo el tiempo.
―Dígame lo que quiere y yo haré ― se ofrece.
―No quisiera molestarle… ― Comenta algo avergonzada al ver a la cansada señora.
―No es ninguna molestia, estoy para servirle y ayudarle en lo que pueda ― añade acercándose a la joven pelirroja.
―Bueno, me gustaría comer un poco del pudín que ha preparado para la cena ― suena su voz suplicante.
La mujer sonríe y unas líneas de arrugas se asoman a los lados de sus ojos, la joven es tímida aun y a pesar de llevar bastante tiempo en casa todavía no le tiene confianza; camina hacia el refrigerador y busca el bowl del pudín.
― ¿Puede darme algunos pepinillos también? ― Añade sonrojándose y provoca la risa de Ana por el raro antojo que le ha invadido.
***
― ¿Sucede algo entre tú y Valentina? ― Comienza Oleg al cerrar la puerta.
―Todo… Creo que me he dado cuenta de que no es la persona que todos pensábamos y me duele admitir esto pero creo que cometí un error al casarme con ella.
― ¿Por qué lo dices? ¿Ya no te interesa? Para que digas eso, debió pasar algo muy malo ― Oleg le mira algo contrariadopor su escueta respuesta y toma asiento en su mullida silla.
―La verdad es que sí y esto del embarazo me ha dado la oportunidad de darme cuenta de mi error…― Cubre su rostro con sus manos cuando se sienta en la silla delante de su padre.
―Puedes hablar con tu viejo, anda…― Le alienta para que le cuente sus penas.
―No puedo decírtelo papá ― suspira con algo de desesperación ―quiero pero no puedo… ― Oleg le mira aún más confundido sin entender nada.
―¿Tan grave es o no me tienes la confianza?
―No es eso, es sólo que… ― Recuerda lo del contrato además de que su situación con Lena no es la mejor siendo ella menor de edad aún, aunque no ha considerado pedirle ayuda con el contrato a su padre como fiscal de distrito.
― ¿Hay otra mujer? ― No quiere hacerlo pero pregunta y le mira de manera algo molesta a su hija porque considera que ha debido divorciarse antes de comenzar una relación si ya no siente lo mismo por Valentina pues él mismo condena esa actitud como una traición hacia lo que le han enseñado.
―… ― Julia baja la mirada como si fuese una niña atrapada en una travesura pero no puede decirle a su padre que se ha enamorado de otra mujer casi una niña, a la cual su misma esposa ha obligado a meterse en su cama para concebir el bebé que falsamente presume en su vientre y que además esa misma mujer está viviendo en su propia casa.
―Vamos Julia, se sincera conmigo… ¿Hay otra mujer? ― Julia no responde y Oleg asume que está en lo correcto ― ¿Debo asumir eso como una afirmación? ― Julia no sabe que responder a tal afirmación pero bajando la cabeza como una niña siendo regañada ― Julia, sabes lo que opino con respecto a eso… Si ya no querías estar con Valentina debiste tomar una decisión madura y no engañarla, ¿Qué no piensas en el bebé que viene en camino? ¿Qué no es lo que estuvieron planeando hace mucho tiempo?
―Sí lo hago pero tú no sabes de lo que ha sido capaz para conseguirlo… Creo que debí pensarlo muy bien ― Murmura y calla antes de decir algo más.
― ¿A qué te refieres? ― Entrecierra los ojos esperando respuesta.
―No, a nada… Creo que es hora de irnos, no es bueno que Valentina se desvele tanto con lo de sus embarazo… Así que hablamos después ― Oleg siete el cambio de actitud de su hija y siente que no ha sido del todo sincera con respecto al tema de su esposa pero debe ser algo muy grave para que Julia desvíe el tema ― Está bien, consiente a ese bebé mucho.
―Lo haré… ― Sus ojos brillan un poco pero es porque ha recordado a Lena ― Papá, hay algo que tengo que decirte y necesito tu consejo…
―Bueno, dime…
―No puedo hacerlo ahora… ― Suspira ― Pero dame tiempo para hacerlo ― suplica.
―Tomate todo el tiempo que necesites ― Le mira comprensivo mientas se levanta para colocarle la mano sobre el hombro y transmitirle confianza ―Tu viejo sabrá esperar ― le sonríe de manera confidente mientras le ve salir.
Julia camina hacia la sala y encuentra a Valentina conversando con su madre inventando todo tipo de detalles sobre el embarazo que en realidad nunca han sucedido y que no tiene la menor idea que pueden pasar, es ahí que desea con todas sus ansias desenmascarar al monstruo incontrolable en que se ha convertido su esposa pero lo que más anhela es poder estar al lado de Lena y que sea ella quien esté a su lado en ese momento.
Con una sonrisa boba en su rostro se acerca hacia su madre para despedirse y le reprende por la actitud fría que tiene hacia su esposa en ese momento aunque Julia se excusa diciendo que está algo cansada para hacerle mimos “no merece nada de mí, ni siquiera está embarazada realmente… A quien debería estar cuidando es a Lena.
―Creo que ha llegado la hora de irnos, estoy algo cansada y quiero dormir… ― Comienza Julia bostezando y mintiendo un poco aunque si está cansada.
―Bueno que le hacemos, Val querida debes traerme el primer ultrasonido cuando lo tengas y permíteme que te acompañe a escoger las cosas para su habitación y toda su ropita… ― La mente de Larissa comienza a divagar mientras tararea una canción de cuna imaginándose lo hermoso que será su pequeño nietecito ― Promete que me visitarás más seguido porque quiero estar al pendiente de ti.
―Mamá, no será necesario yo estoy cuidando de ella ― interviene Julia asumiendo que hasta quiera mudarse con ellas ― y además no quiero que vayas a vivir con nosotros…
―Ay Jul, eres muy cruel con tu madre… Yo que quiero estar cerca de mi nieto y tú que no me quieres cerca de él… ― Comienza a dramatizar ― ¿Qué no recuerdas quién te llevó en su vientre por siete meses porque no quisiste quedarte hasta cumplir los nueve meses? ¿Qué no recuerdas cuanto dolor tuve que pasar para vinieras al mundo, cuánto tuve que pujar y esperar para poder cargarte en mis brazos? ― Algunas lagrimillas resbalan por sus mejillas dando más drama a la actuada escena cubriendo su rostro con una mano como si fuese a desmayarse.
―Ya mujer, no es para que cada vez que te enojes saques a relucir ese tema ― reprende Oleg.
―No hagas más drama, te agradezco mucho que pasaras por todo eso pero ya no funciona eso conmigo ― Larissa levanta disimuladamente el rostro y ve que sus lágrimas no convencen al público y se limpia los rastros acumulados ― además ya habías ganado el óscar por algo parecido hace tiempo.
―No tienen sentimientos, son unos desalmados, ¿Qué no ven mi sufrimiento de madre y abuela? me voy a dormir… ― Camina molesta hacia los peldaños de la escalera con la cabeza muy erguida completamente indignada.
―Tu madre cada vez es más berrinchuda… ― Comenta Oleg negando con la cabeza ― Maneja con cuidado, gusto en verte Valentina ― besa la mejilla de su nuera ― y recuerda que tenemos una platica pendiente tu y yo ― susurra Oleg para su hija pero Valentina logra escucharlo y les mira con cierto recelo.
―Claro, un día de estos… ― Responde Julia abriendo la puerta.
Oleg puede detectar cierto ambiente tenso entre su hija y su esposa cuando sin ninguna gentileza Julia se sube a su auto sin abrirle la puerta a Valentina y comienza a pensar que la aludida ya sabe algo sobre la nueva relación de su hija sin pensar que clase monstruo tiene por nuera.
***
Después de satisfacer sus antojos, Lena se ha sentido algo soñolienta con sus “pequeños” refrigerios, si por pequeños se puede entender a comer al menos seis sándwiches de pepinillos y casi todo el pudín que ha preparado Ana, y ha decidido subir a dormir sabiendo que tal vez se levantará para pedirle a Julia un nuevo antojo nocturno.
Se ha metido entre las sábanas y comienza a arroparse pero una repentina sensación de deseo ha invadido su cuerpo, necesita un poco de dulce para calmar aunque intenta apaciguarlo intentando dormirse pero es en vano porque esa sensación no desaparece, al contrario, se incrementa así que decide esperar a ver si se le pasa.
***
―Espero, por el bien de Lena y su familia… ― Comienza Valentina de manera dulce y cínica mientras ve por la ventana del auto ― Que tu padre no se entere de nada de esto ― le sonríe a su esposa provocando que su cuerpo se estremezca un poco con la amenaza y la mirada decidida y despiadada pues puede jurar que está ante el mismo diablo.
―Descuida, no sabe nada… ― Traga un poco pero recupera su postura decidida ― Pero lo sabrá y con su ayuda acabaremos contigo, mi amor ― responde Julia de manera firme mirando retadoramente a su esposa.
Valentina mantiene la mirada fija en Julia pues ha detenido el auto para poder confrontarla, sus miradas están que sacan chispas y si fueran fuego ambas arderían en llamas en ese preciso instante porque ninguna dará su brazo a torcer, Valentina porque necesita darle un heredero a su padre para conseguir su aprobación y Lena le ayudará a conseguirla con ese provechoso embarazo mientras que Julia se ha enamorado de Lena y quiere estar con ella y el bebé todo lo que le resta de vida.
La guerra se ha declarado esa misma noche en el regreso a casa, Julia puede darse cuenta de que Valentina es una persona de cuidado y un poco de temer pues no se sabe cómo ni en dónde puede dar su golpe bajo pero sabe que debe estar vigilándola muy de cerca para impedir que su veneno comience a regarse; por otro lado, Valentina sabe que Julia está enamorada y ahora que conoce su otra cara estará sobre ella tratando de impedir sus movimientos y ataques a la familia de Lena así que tendrá que mantener un perfil bastante bajo sino quiere que se arruinen sus planes.
―Entonces que así sea… ― Murmura confiada Valentina sabiendo que Julia tiene tanto que perder como ella.
***
Han pasado cerca de tres horas desde que las ganas de comer algo dulce han invadido a Lena pero no se ha atrevido a despertar a Julia porque últimamente le despierta a altas horas de la madrugada para que le lleve lo que le pide sin importarle si tiene que levantarse temprano.
Siente un poco de remordimiento pero no puede apaciguar sus ganas de comer así que se levanta y se dirige a la habitación de Julia, se detiene frente a la puerta y la abre lentamente percatándose de que está en un profundo sueño; se acerca lentamente hacia la cama y le mueve un poco para despertarla.
―Julia… ― Susurra sentándose en la cama pero Julia no despierta ― Julia… ― Vuelve a susurrar y le mueve.
―Mmm, ¿Qué pasa? ― Se levanta alarmada al ver a Lena en sentada en su cama.
―No pasa nada pero quisiera comer algo dulce… ― Responde apenada.
― ¿Se te antoja algo en particular? ― Bosteza comenzando a calzarse las pantuflas.
―No pero quisiera algo de pastel de chocolate que me trajiste la semana pasada ― suplica con ojos brillantes.
―Iré por él, trata de dormir…
Lena ve salir a Julia con su pijama completamente soñolienta, sonríe porque no ha recordado ponerse al menos un pantalón o un short más largo.
Julia camina hasta el refrigerador buscando el último trozo de pastel que recuerda ha quedado pero se da cuenta de que no está donde lo ha dejado, busca y rebusca pero el pedazo no aparece, desordena sus cabellos de manera desesperada porque sabe que si Lena no obtiene lo que quiere explotará enojada con ella.
Busca algo que pueda agradarle pero no encuentra nada más que verduras y sabe perfectamente que a Lena no le apetecerá en lo más mínimo así que busca las llaves de su auto y sale de casa para subir en él e ir a buscar algo que pueda gustarle.
Pasa establecimiento tras establecimiento en el centro que aún se encuentra dormido y golpea el volante cuando conduce hasta la pastelería donde ha comprado el pastel que tanto quiere Lena pero la encuentra cerrada y en el horario se especifica que abren hasta las seis am, observa su reloj y se da cuenta de que apenas son un cuarto para las cuatro am.
Acciona la reversa y conduce sin rumbo hasta encontrar algo que llevarle a Lena, recuerda un supermercado que abre las veinticuatro horas para ver si puede ser su salvación y con algo de suerte, lo encuentra abierto así que se baja del auto y camina hacia la puerta para volver pronto a casa.
No se da cuenta de que lleva todavía su curiosa pijama, sus pantuflas y su albornoz hasta que la joven dependienta de la pastelería del supermercado se sonroja al verla con esa ropa y claramente avergonzada trata de apurar su momento de pena pidiendo un pastel de chocolate cubierto con crema batida y algunas frutas que para su suerte es el último pero antes de que pague por él, un hombre joven se aproxima hacia la pastelería totalmente agitado.
― ¿Tiene pastel de chocolate? ― Pregunta esperanzado a que solucione su problema.
―Lo siento pero ella se ha llevado el último… ― Responde apenada por la expresión del hombre.
― ¡No! Mi esposa me va matar… ― Exclama derrotado.
―Si gusta puedo compartirlo con usted… ― ofrece Julia al haber escuchado el tono de desesperación del hombre ― Después de todo, creo que estamos en las mismas condiciones…
― ¿Lo haría? ― El hombre le mira como su única esperanza y su salvadora.
El hombre ha insistido tanto en pagarle por la mitad del pastel que ha terminado por aceptar pero con la mitad del antojo perdido, Julia compra un litro de nieve sabor chicle pues sabe que los sabores raros y exótico en el helado son del antojo de Lena así que comienza a rezar para que no se enoje y no termine de recriminarle en todo el día hasta que le vuelva a comprar su pastel.
Se dirige a su auto y conduce lo más rápido que puede a casa, revisa la hora y se da cuenta de que lleva cerca de una hora y media fuera de casa cuando estaciona el coche; toma el pastel y el helado para dirigirse hacia su habitación y entregarle el pedido a Lena rezando porque no se enoje; con la cabeza agachada se adentra en su habitación y ve a Lena dormir del lado izquierdo de la cama, se acerca sigilosamente para despertarle con cariño y le mueve para darle lo que le ha solicitado.
―Creí que volverías pronto, estaba comenzando a pensar que habías huido y tirado la toalla…― Murmura soñolienta Lena.
―Lo siento pero no había pastel y tuve que salir a buscarlo, recorrí como diez pastelerías pero no lo encontré hasta que fui a un supermercado que está abierto las veinticuatro horas y el que encontré lo compartí con un hombre que estaba igual o más desesperado que yo… ― Le muestra el pastel cubierto con crema batida y frutas exóticas ― Porque cuando no obtienes lo que quieres te pones de malas pero te traje esto como compensación ―comenta de manera apenada y le acerca el litro de helado con sabor a chicle ― espero se compense y perdones mi tardanza…― Le mira de manera dulce pero su expresión cambia cuando Lena comienza a reírse tomando el bote de helado.
―Ay mi Jul, te pedí algo dulce porque me apetecía comerlo pero si no había podrías traerme otra cosa, no tenía antojo lo que tenía era hambre… ¿No sabes distinguir un antojo del hambre? ― Lena toma su rostro entre sus manos y dándole un ligero beso ―¿Saliste así a buscar el pastel? ― Señala la pijama compuesta de un short café algo ajustado y diminuto, una franela blanca, sus pantuflas y su albornoz sobrepuesto ligeramente a lo que Julia asiente totalmente avergonzada y apenada ―Creo que debemos aprender a distinguirlos ― Julia se toca la nuca algo avergonzada pero le sonríe de manera cansada a Lena.
―Bueno, esto fue como una carrera de locos y tengo algo de sueño así que me voy a dormir… ¿No vienes? ― Le invita acercándose al lado derecho de la cama.
―No, ahora que estoy despierta me ha dado hambre y como tengo esto a la mano, lo aprovecharé ― Señala su postres y comienza a devorarlos mientras que Julia le responde con una mueca cansada y le besa la frente y cae completamente rendida y fastidiada en la cama.
―Últimamente estás comiendo un poco más de la cuenta esos antojos, ¿no te parece? ― Le comenta Julia con los ojos cerrados ignorando la expresión molesta de Lena.
― ¿No te has dado cuenta de que como por dos? ― Señala su incipiente vientre mientras Julia le sonríe y lo acaricia suavemente.
Julia no ha querido comenzar una discusión por el tema de la gran cantidad de comida que Lena ha estado ingiriendo últimamente porque comprende que está embarazada y ser consentida es lo menos que se merece así que guarda silencio y cae en el sopor del sueño de su desvelada completamente feliz porque sabe que será madre y podrá ver a su hijo en un ultrasonido aunque no sabe que hay una muy buena razón por la que Lena está aumentando la cantidad de comida pero pronto todos, en especial Valentina que no se espera ni ha contemplado lo que viene, serán sorprendidos con una feliz y doble sorpresa.