
¿Positivo o negativo?
¿Positivo o negativo?
Sus dedos golpetean nerviosamente el escritorio de su consultorio mientras consulta su reloj, la incertidumbre que la invade no le deja pensar con claridad; llevan cerca de tres años y nueve meses queriendo concebir un bebé pero no le ha sido posible, esto se ha vuelto casi una testarudez para su esposa que si la prueba de embarazo no da positivo, no sabe que podrá pasar.
Su esposa tiene mucha ilusión de poder darle un bebé al fin, que no se ha detenido ante nada, y no es que no ha disfrutado de las largas sesiones de sexo y jugueteos que han tenido a últimas fechas sino que al fin y al cabo, le han dejado agotada pero no han dado los resultados buscados; desearía poder hacer más por Valentina pero en estas cuestiones solo debe dejar que la naturaleza haga su trabajo y más no puede hacer, solo esperar.
Esto de la maternidad se ha vuelto algo obsesivo para Valentina desde que desafortunadamente han perdido al único feto de tres semanas que han concebido a causa del aborto natural de hace tres años pero a pesar de que le ha dado todo su apoyo, Valentina no lo ha superado del todo bien pues se ha visto sumida en fuertes depresiones por mucho tiempo y le duele verla así, por lo que si no funciona van a ir a ver a algún especialista o quizá la adopción no sea tan mala idea.
Desea un bebé tanto como Valentina pero no puede forzar a la naturaleza para que les dé lo que tanto desean, aunque no puede culpar a Valentina por lo que pasa quizá el problema no se a ella son muy por el contrario, el problema esté en su esencia y quizá deba hacerse unos análisis para corroborar eso. Siente miedo ante eso pero la alianza en su dedo le hace ver que todo irá bien y que no debe preocuparse, unos golpecitos le traen a la realidad.
―Doctora Volkova, su paciente de las cuatro le espera, ¿le digo que espere o le hago pasar? ― Se asoma la tímida cabeza castaña de su secretaria acomodándose los lentes, una joven de aproximadamente veintitrés años, piel morena y figura algo menudita.
―No, Natalia hazle pasar, ahora lo atiendo.
Se levanta de su cómoda y mullida silla para dirigirse al baño y lavarse las manos, se recarga en el lavamanos y moja su cara para refrescarla, refresca su cuello con un poco de agua y suelta el aire atrapado en sus pulmones mientras se contempla su cansado reflejo en el espejo y se alienta a sí misma para continuar con sus responsabilidades, por lo que sale para atender a su paciente.
―Buenas tardes, ¿Cómo se siente hoy?...― Sonríe amigablemente.
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Lleva cerca de dos horas dentro del cuarto de baño, una prueba de embarazo descansa a su lado y está sentada en el suelo con las manos sobre su rubia cabeza cubriendo sus oídos, lágrimas de rabia e impotencia resbalan por sus mejillas pues aunque no ha realizado el test sabe de antemano que saldrá negativa como las cuatro anteriores que ha probado esa misma mañana o como las que realiza cada mes desde hace ya más de dos años desde que ha sufrido el aborto, y a pesar de que lleva casada con Julia cerca de siete años, el sueño de ser madres no se ha visto cumplido.
Quiere darle el hijo que tanto desea Julia, lo nota y lo percibe cada vez que atiende a los pequeños en el área de pediatría, lo ve y lo intuye cada vez que les revisa los signos vitales, cada vez que los acaricia cariñosamente en medio de las consultas o cuando salen a pasear por la ciudad y terminan en el parque en medio de tantas parejas con hijos y Julia se une a los jugueteos de los pequeños que conoce en el parque; sabe que tiene su especialidad en ginecología y pediatría porque le fascina ayudar a concebir y en especial adora a los niños, esas pequeñitas personas llenas de alegría sincera e inocencia pura.
― ¿Por qué no puedo darle un hijo a Julia? ― Pregunta a la nada de manera ausente viendo la prueba de embarazo.
Ella no quiere ser el motivo por el cual Julia no pueda realizar un sueño de toda su vida, le hace ilusión ver a Julia cargar y jugar con un pequeño ser con sus rasgos unidos que tenga los mismos ojos azules de su esposa pero ese sueño se ha visto truncado y no sabe que fuerza se lo ha impedido; recuerda con amargura el episodio de su aborto como si fuese ayer, su vida casi se desmorona cuando les comunicaron que su pequeño bebé de apenas tres semanas no ha podido adherirse al cuello de su útero y que su mismo cuerpo ha contribuido a la interrupción de su corto embarazo.
*** *** *** *** *** *** Flashback *** *** *** *** *** ***
Se levanta de la cama porque no puede estar cómoda en ninguna posición pero siente algo más que rara esa fría mañana de invierno, claro, intuye que es por su estado de buena esperanza y a las náuseas matinales pues durante estos últimos días se ha levantado desde temprano al servicio de baño y prácticamente no se ha despegado de él.
Siente los típicos malestaresde su estado y las ganas de vaciar el estómago le invaden, se levanta con urgencia pero al hacerlo siente un flujo tibio bajar entre sus piernas aunque no le da importancia y corre a la baño con la expresión nauseabunda para vaciar el estómago en el retrete.
Se hinca frente al retrete y vacía el contenido de su estómago como si ha comido todo un festín aunque no ha consumido nada en toda la mañana, levanta la cabeza para recargarla en la pared y quita los mechones sueltos de su trenza que se han pegado a su sudorosa frente recargando la cabeza hacia atrás en la pared mientras sostiene su vientre imaginando como va a crecer dentro de unos meses y sonríe a su pesar porque sabe que perderá su exquisita figura de modelo pero por ver a Julia sonreír y ser feliz todo lo vale.
Cuando sus malestares han pasado, siente algo líquido y tibio entre sus piernas, baja la mirada horrorizada por lo que ve, hay sangre entre sus piernas y le duele el vientre bajo, intenta levantarse pero el dolor se intensifica y no puede por lo que grita a Julia, quien está en su estudio trabajando.
― ¡Julia! ¡Mi bebé, ven pronto! ¡Juliaaa! ― Grita y acaricia su vientre consolándose a sí misma ― Tranquilo bebé todo va a estar bien, quédate donde estás.
Una de las jóvenes de servicio se acerca y golpea la puerta del estudio para llamar la atención de Julia y decirle que su esposa le llama, por lo que rápidamente sube los peldaños de la escalera junto a la señora Ana para llegar a la puerta del baño y ver a Valentina sentada abrazándose las piernas rodeada de un charco de sangre y meciéndose con una mueca de terror en el rostro.
―Mi amor, aquí estoy… ¿Qué tienes, qué pasa? ― Julia se acerca hasta Valentina tocando su hombro mientras percibe el miedo de su esposa.
―Señora Julia… ― La mujer mayor de cabello entre cano señala hacia el piso de cerámica importada del baño.
Julia y Ana se miran preocupadas y Julia se acerca inmediatamente a Valentina para preguntarle lo que ha pasado pero no consigue respuestas de ella, está muy nerviosa y preocupada para poder contestarla por lo que la toma en brazos y la lleva a la cama.
Ana se adelanta a Julia y levanta el edredón y sábanas de la amplia cama pero las ven llenas de sangre al igual que el pantalón de su pijama, entonces Julia adivina lo que pasa, su esposa tiene amenaza de aborto y lo mejor es llevar a Valentina con su colega el doctor Romanov, quien está llevando su caso. Dice a Ana que llame al galeno para que atienda la emergencia porque la va a llevar hasta el hospital privado y que esté preparado para lo que pueda pasar; Julia se dirige a hacia su porshe y lo enciende para arrancar a gran velocidad mientras sostiene la mano de su esposa para tratar de calmarla porque justamente está teniendo un ataque de pánico y nervios.
A llegar a la clínica, el ginecólogo les espera con una silla de ruedas y dos enfermeras, quienes instantáneamente la llevan al quirófano para evaluar la posibilidad de operar o mantenerla bajo observación.
―Los dejo en tus manos, Vitaly ― coloca su mano sobre el hombro de su colega y lo presiona levemente, ante tal gesto el maduro galeno asiente sonriendo solemnemente.
Pasan las horas y Julia ahora entiende cómo se sienten los familiares de los pacientes cuando les dicen que esperen pues ella no puede ni estar sentada mucho tiempo y se levanta, la incertidumbre que puede llegar a invadirles por no saber nada, el miedo y la turbación que se puede apoderar de ellos por la situación y aunque es médica de profesión no puede evitar sentirse como principiante e ignorante por lo que pasa debido a que se trata de su esposa y bebé y no de cualquier persona, se vuelve a sentar.
― ¿Qué pasa Dios, por qué no me dicen nada? ― pregunta a la nada tomándose de los negros y cortos cabellos mientras permanece inclinada hacia el frente descansando los brazos en sus rodillas.
Unos pasos lentos se acerca a la sala de espera, y ella se levanta al instante como impulsada por un resorte al ver a Vitaly girar por el pasillo en dirección a ella, su expresión seria no le da buen augurio y menos al ver su vestimenta azul de operación manchado de sangre; cruzan pocas palabras y sencillamente le dice que han tenido que practicar un legrado y que Valentina está estable pero aún no ha despertado por la anestesia.
―Vitaly… ¿Cómo están? ― Se acerca expectante al maduro hombre.
―Hicimos todo lo que pudimos y estuvo a nuestro alcance, no pudimos detener la hemorragia interna y… ― Suspira cansadamente, ha tenido que dar este tipo de noticias pero en esta ocasión las palabras no salen debido a la relación cercana que tiene con el joven matrimonio pero debe hacerlo ― El feto no pudo adherirse lo suficientemente bien a las paredes uterinas de Valentina, no tuvo la suficiente fuerza para soportar la hemorragia y eso puso en peligro la vida de Valentina, por lo que debíamos decidir entre la vida de Valentina o la del joven feto… Así que tuvimos que practicarle un legrado… ― Toca el hombro de Julia en señal de apoyo ― Lo siento tanto Julia…
Julia sabe que esto ha sido la mayor ilusión de Valentina, poder ser madre después de tantos intentos y tener que abortar para salvar su vida la deprimirá más si suma el hecho de que este es el único de ellos que les ha dado resultados favorables.
―Descuida Vitaly, debía estar preparada para esto… ― Se encoje de hombros ― Ella y yo sabíamos que algo así podría pasar debido a sus problemas de salud y no estaba exenta de las posibles amenazas de aborto pero…
―No, Julia, aunque lo sabías no podrías estar preparada para esto… Ella te necesita fuerte, te necesitará mucho ― aconseja.
― ¿Puedo entrar a verla? ― Se recompone poco a poco.
―Claro, ahora mismo la están pasando a una habitación privada…
―Doctor Romanov, se le necesita en la sala de CI.
―Ahora voy, lo siento Julia el deber me llama…
Le da las condolencias algo decepcionado y apenado porque sabe cuánto han intentado tener un bebé y se retira dejando a Julia con el corazón encogido y triste por la noticia, y ahora, ¿Cómo le va a explicar a Valentina que han perdido a su bebé después de muchos intentos fallidos? No tiene cara para darle tan fatídica noticia, recarga su cuerpo en la blanca pared y se deja caer lentamente por ésta lentamente tocando su cabello intentando prepararse para ir con Valentina y comunicarle lo sucedido.
Toma aire y lo suelta resoplando pesadamente mientras camina hacia la habitación donde han colocado a Valentina, se detiene frente a la puerta café y toma el picaporte pero no puede abrirla, sus nervios le detienen pero sabe que debe mostrarle su apoyo a su esposa.
― ¿Se puede, preciosa? ― Gira el picaporte y asoma la cabeza intentando sonreír pero su corazón se encoje al ver a Valentina acostada en la pequeña cama.
El rostro demacrado y pálido de Valentina le da una sonrisa cansada por lo que intuye Julia que aún no sabe nada sobre el aborto y el legrado practicado, eso lo hace todavía más difícil para comunicar la noticia.
Julia entra completamente en la habitación y cierra tras de si la puerta, camina hasta situarse junto a la cama y besar la sudorosa frente de su esposa mientras acaricia su despeinados cabellos rubios y le dedica una sonrisa ligera.
― ¿Qué ha pasado? ― Valentina gira su cuerpo en dirección de su esposa mientras contrae su cara por el dolor ― He despertado aquí, solo recuerdo el cuarto de baño, la sangre… Y nada más ― su atención se centra en Julia cuando ve que su semblante tranquilo cambia por uno tenso ― ¿Qué pasa Julia? Dime la verdad, ¿Cómo está nuestro bebé? ¡Habla! ― Exige al ver el silencio de los labios de Julia.
―Cálmate, cariño… Tranquila, tú estás bien y eso es lo que importa…
―Julia te he preguntado cómo está mi bebé ― ataja nerviosa.
―Bueno, el bebé… ― Julia muerde sus labios por un momento ― Sufriste una severa hemorragia interna, el feto no pudo resistirlo porque no estaba bien adherido a las paredes uterinas y… ― Toma aire intentando calmarse ― Debieron decidir entre salvar te a ti o al feto y optaron por salvarte a ti, así que… Tuvieron que practicarte un legrado por el aborto natural… ― El rostro de estupefacción de Valentina no se hace esperar y sus ojos se torna acuosos en inconscientemente se toca el vientre.
Por un momento su mirada parece perdida al tocarse delicadamente el vientre bajo, se muestra ausente y su mente divaga. Pues tener al bebé habría significado su realización total al lado de Julia pero ahora todo está perdido y se siente culpable por haber perdido al pequeño no nato.
―Lo siento Julia, he perdido a nuestro bebé… Perdóname ― El llanto la invade y se cubre el rostro con las manos.
―No, no ha sido tu culpa… Fue algo natural y repentino… ― Se acerca y la abraza fuertemente mientras evita que le vea llorar ― No sabíamos que algo así podría pasar, tú no tienes la culpa de nada… Tal vez así lo quiso Dios, tú no tienes por qué pedir disculpas, estaremos juntas para superarlo…― besa su cabello castaño mientras le abraza más fuerte y se saca las lágrimas― No te preocupes, tendremos más bebés cuando te recuperes, todos los que quieras― le alza la barbilla para verle el rostro y le sonríe mientras le besa los labios.
Valentina le regala una sonrisa forzada pero sabe que Julia por dentro está sufriendo tanto o más que ella pues lo que más desea es ser madre pero ahora no lo podrá hacer realidad y se siente culpable por lo que ha pasado pero ha sido algo natural y no algo que ella misma se hubiese provocado. Se siente desolada y aturdida pero teniendo el apoyo de Julia, sabe que lo superarán y como ha dicho, después de esto podrán tener todos los bebés que quieran, eso le hace feliz pues aún tiene a Julia y su amor.
*** *** *** *** *** *** Fin de flashback *** *** *** *** *** ***
Toma con fuerza la prueba de embarazo con respuesta negativa y se suelta a llorar como niña pequeña, se abraza las piernas mientras se pierde en su llanto esperando poder solucionar su problema pronto pues cada día nota más melancólica y nostálgica a su esposa cada vez que Julia ve un carriola de bebé o incluso a un bebé y lo toma en sus brazos cuando hace una revisión en su consultorio; le parte el alma verla así, se siente impotente y atada de manos al no poder absolutamente nada por lo que comenzará a tomar cartas en el asunto.
Antes de esto, nunca antes ha evaluado otras opciones como la adopción pues esto le puede atraer problemas con sus conservadores padres con respecto a la herencia genética pero Vitaly le ha hecho ver que hay otras posibilidades como la maternidad subrogada por medio de la inseminación artificial pero el temor de que no acepten a su pequeño por su origen de probeta le asusta. No, definitivamente no, tiene que pensar en cómo hará para que su bebé sea un producto de un proceso natural.
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La tarde casi termina al igual que el trabajo en el consultorio, se siente cansada y más por los pensamientos que han mantenido ocupada a su mente y le han hecho trabajar de manera autómata, masajea su sien derecha mientras descansa su codo sobre el escritorio y cierra los ojos con evidente cansancio.
―Doctora, ¿necesita algo más? Es hora de retirarme… ― Irrumpe su joven secretaria asomando su cabeza tímidamente.
―No, Nadia… Puedes retirarte, yo me quedo un momento más… ― Le sonríe cansinamente.
La joven le regresa la sonrisa y cierra la puerta, Julia suspira mientras se dirige al vestidor que tiene en el cuarto de baño para quitarse su traje azul de operaciones, se viste pausadamente: se coloca los pantalones de tela grises y comienza a abotonarse la camisa blanca y sube el cuello de su camisa para hacer su corbata de líneas diagonales en tonos rojos y grises, acomoda su cuello y se coloca el saco negro para salir del vestidor.
Suspira cansadamente pues sabe que al llegar a su casa, encontrará a Valentina en el cuarto del baño con muchas pruebas de embarazo; últimamente se ha comportado así desde el aniversario del aborto, le duele verla así pero no hay mucho que pueda hacer pero ha considerado la posibilidad de adoptar y este es un tema que hablará esa misma noche.
Toma su portafolio y coloca su bata impecablemente blanca en el perchero tras la puerta y toma el picaporte antes de cerrar la puerta dirige una mirada evaluativa a su moderno consultorio sencilla, moderna y sobriamente decorado con un par de archiveros, un elegante escritorio que junto a su silla que exuda poder y control, y una moderna sala de chequeo.
Apaga las luces en los apagadores tras la puerta y cierra la puerta para poner el seguro, camina hacia el ascensor y presiona el botón del estacionamiento. Las puertas se abren y le dan paso, al estar dentro se recarga en una de las paredes esperando llegar hasta la planta baja pero el sonido de la campanita le hace reaccionar y erguir su postura; las puertas se abren en el sexto piso, el área de psicología y dejan entrar a una jovencita de cabello rojo rizado de piel es blanca y algo pálida pero se alcanza a percibir una pequeña capa de pecas apenas perceptibles que la baña, por su cara de expresión inocente y nerviosa deduce que tiene alrededor de dieciocho o diecinueve años, es muy linda sin duda pero su belleza se empaña con la expresión de cansancio y preocupación junto a las pequeñas bolsas grises causadas por la falta de unas buenas horas de sueño. Le regala una sonrisa que hace sonrojar a la joven pero corresponde con una mueca nerviosa.
El silencio invade el pequeño espacio del ascensor hasta que Julia decide romperlo mientras bajan.
― ¿Eres nueva? ― Comienza mientras se introduce la mano derecho en el bolsillo de su pantalón.
―Eh, no… Bueno, sí, quiero decir soy una pasante… ― Balbucea nerviosa bajando la mirada.
―Jajaja no te pongas nerviosa… Soy Julia, jefa del piso de pediatría.
―Mucho gusto doctora, soy Elena Katina pero puede llamarme Lena y soy estudiante del tercer semestre de psicología o bueno eso estoy tratando de ser ― su semblante cambia.
― ¿Por qué esa cara? ¿Está todo bien? ― La mira detenidamente pues verla apagada le causa preocupación pero deduce que es porque quiere ayudar.
―Es que soy becada sabe y pues mi beca, digamos que ha sido anulada porque la institución se ha quedado sin fondos, tengo que hacer las prácticas pero también buscar cómo pagar mi matricula en la universidad porque si no la cancelan y pierdo mi año y pues ahora estoy buscando como solventar mis gastos y ayudar a mi mamá y mi hermana… ― La preocupación se palpa en su voz.
Julia no sabe que decir pues la chica le ha agradado mucho por no decir que le ha llamado la atención, se toca la nuca pero luego piensa en los programas que maneja junto a su esposa y las becas que estos proporcionan, puede hablar con su esposa para ayudar a la joven.
―Mira, no es que quiera entrometerme pero creo que puedo ayudarte un poco… ― La joven levanta la mirada y le mira esperanzada.
Sus miradas se enganchan por un momento, Julia se pierde en la mirada verdigris de la joven y se percata de lo hermosa que esta es, Lena también queda atrapada en la penetrante y profunda mirada azul de Julia, nunca antes ha visto un color así y queda impactada por ello pero Julia rompe el encanto.
―Bueno, mi esposa dirige algunos programas en la facultad de leyes, ¿estás estudiando en la universidad estatal o en alguna otra? ― Vuelve al tema anterior viendo la mirada un poco decepcionada de la joven.
―Sí, estoy estudiando en la estatal… ― sonríe fingidamente mientras piensa “¿Cómo no lo pensé, debía estar con alguien? ¿Por qué alguien como ella se fijaría en mí? ¿Qué diablos estoy pensando? Bueno es que nunca nadie ha sido amable conmigo, parece que hace esto más por cortesía pero cualquier ayuda es mejor que nada…” es interrumpida.
―Entonces si puedo hacer algo por ti, le diré a mi esposa sobre tu situación… ― Es interrumpida por las puertas del ascensor que se abren en el piso de recepción.
―Se lo agradecería mucho ― Lena le mira agradecida y esperanzada.
―Esta es mi tarjeta con mi teléfono y aquí… ― detiene las puertas del ascensor para dejar salir a Lena antes de que baje al estacionamiento ― Y esta es la dirección de la oficina en la universidad o puedes ir al piso de pediatría y buscarme, no necesitas cita sólo lleva esta tarjeta y decir que vas a verme, yo te atenderé pero no vayas mañana porque es mi día de descanso… ― Le hace algunas anotaciones al pequeño papel ― Fue un placer conocerte, esteré esperando tu visita ― le guiña el ojo a Lena antes de que las puertas se cierren y dejar a Lena estática con la pequeña conversación.