Unidas por el destino... Las vueltas que da la vida

t.A.T.u. (Band)
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Unidas por el destino... Las vueltas que da la vida
Summary
Lena es una joven madre de una niña de casi 8 años que desea fervientemente conocer a su padre, de quien sólo tiene el nombre incompleto pero Lena no le ha dicho que recurrió a un banco de donación de esperma para poder concebirla no sabe cómo explicarle que ella también desconoce quién es; la ilusión de la niña es tanta que Lena se ve obligada a investigar todo lo que puede para poder decirle a la niña y consigue darle una foto y algunos datos. Todo marcha bien o eso cree Lena pues su "matrimonio" no funciona como quiere y cada vez está en más decadencia hasta que la niña le escribe en secreto una carta a su "padre" pidiéndole que vaya con ella a una reunión familiar en la escuela, dicha carta llega hasta manos de Julia Volkova, una famosa jugadora de futbol quien resulta ser la madre de la pequeña. Su llegada provoca gran revuelo cuando llega a golpear la puerta de Lena y a ésta casi le da un infarto pero después de hablar sobre lo que le ha llevado allí, llegan a un acuerdo para que la niña conviva con Julia pero poco a poco, Julia sin proponérselo, va tomando el lugar que la pareja de Lena ha ido dejando vacío en la vida de la pequeña y en la de Lena pues desde que vio la fotografía de su donante, se enamoró de Julia.
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¡Eres tú!

Capítulo 4 Una visita inesperada: ¡Eres tú!
“No hay casualidad sino destino, no se encuentra sino lo que se busca y se busca lo que está escondido”
Ernesto Sábato

Katy está tan feliz que no puede evitar contarle a sus mejores amigos sobre lo de su padre y lo que su tía Sonya le ha dicho aunque los niños parecen incrédulos ante este hecho y no le creen.
―No te creo… ― comenta burlón, un niño de cabello castaño obscuro y ojos color verde un poco más alto que Katy sentado en la silla conjunta a la de la pequeña rubia.
―Sí, lo mismo digo… ¿Cómo podemos creerte? ― Secunda una niña de cabellos rubios más claros que los de Katy con unos ojos lindos violeta recargada en la paleta de la silla de Katy viendo la fotografía que les muestra Katy.
―Sí, bueno yo no sé si es verdad pero mi tía dice eso ― se defiende Katy comparando la foto con una tarjeta intercambiable con datos estadísticos de la futbolista Julia Volkova.
―Bueno, creo que si la vemos detenidamente… ― Repone el niño enfocando la mirada en la foto y la tarjeta de juego.
―Creo que… Te pareces en su pelo rubio ― Observa la niña ― Pero Julia Volkova tiene el cabello negro y tu papá lo tiene rubio ― se confunde la niña.
―Tal vez se lo pintó, puede ser… ― Los tres pequeños están tan concentrados intentando buscar el parecido entre Katy y la foto de su “padre”.
― ¿Qué hacen con esto, taraditos? ― Un niño de cabello negro y ojos miel de imponente estatura y complexión aparece frente a ellos arrebatándoles la tarjeta intercambiable de Julia mientras es rodeado por su sequito de bravucones.
―Dame mi tarjeta, Alexei… ¡Es mía! ― Reclama la rubia molesta.
― Oh, miren la que falta para mi colección ― la introduce en el bolsillo de su camisa ―Ahora sí, ¿Qué hacían? ― Toma un lápiz de la paleta de la silla de Katy.
―No es tuya, devuélvemela o le diré a la maestra ― Katy intenta arrebatarle la tarjeta del bolsillo de la camisa pero Alexei la esquiva.
―No, es mía… Oh pero mira, aquí tienes otra y es inédita ― intenta tomar la foto que Lena le ha regalado.
―Es mía y no te la daré… ― Le dedica una mirada enojada y casi de hielo que hace retroceder un poco al enorme infante un poco temeroso al ver la determinación de defender lo que es suyo ― y Devuélveme la tarjeta ― le pide lo más calmada que puede.
―No… ― Musita burlón y más confiado el niño.
―Alexei, esa tarjeta es de Katy ― interviene el niño de cabello castaño.
―Tu cállate, Iván… Oh ya veo, ¿estás defendiendo a tu novia? ― se burla al ver al pobre niño sonrojarse un poco.
―Ya, déjanos en paz Alexei… ― Habla la otra niña rubia.
Ya para este momento se ha formado un círculo alrededor de los niños mientras le incitan a pelear pero Katy ni sus amigos quieren pelear.
―No estoy hablando contigo Tatiana.
―Ya vámonos, Alexei… ― Interviene uno de los niños de su sequito que es el hermano gemelo de Tatiana ― Dejémoslos en paz.
―A mí nadie me dice qué hacer, León pero si quieres defender a tu hermanita adelante ― le empuja y el niño se molesta un poco pero no hace nada aunque se para junto a su hermana ― ¿Es tan especial esto para ti? ― Saca la tarjeta de su bolsillo y la muestra ― Pues mira lo que hago ― toma la tarjeta y la parte por la mitad de manera vertical tirándola al suelo y pisoteándola.
― ¡No! ¡Mi tarjeta! ― Exclama arrodillándose al suelo pero se le cae la foto de su “padre”.
―Oh, mira la otra foto que quería… ― Toma la fotografía ― ¿Pero quién es? ― Desconoce la identidad de la persona.
― ¡Devuélvemela! ― Katy toma una esquina de la foto pero Alexei la hala y ambos comienzan a pelear por la foto, Alexei sólo por molestarla y Katy para recuperarla ― ¡Es de mi padre! ¡Dámela! ― Le ordena pero la fotografía no resiste tanto jaloneo y se escucha como se rompe de la esquina que ha tomado Alexei ― ¡No mi foto! ― Exclama Katy con lágrimas en los ojos.
―Era sólo una foto ― señala el odioso niño.
―Era lo único que tenía de él, ahora ¿Qué le voy a decir a mamá, cómo le voy a encontrar? ― Hace un puchero y lágrimas de tristeza e impotencia se asoman en sus ojos y todos los compañeritos de la niña incluidos sus amigos se siente mal al ser partícipes silenciosos de aquello.
―Además, tú no tienes padre… Tienes a dos mamitas ― se burla pero nadie se ríe de su comentario y uno a uno comienzan a alejarse del incidente para no tener nada que ver.
―Esto ya se puso feo, mejor vámonos… ― Habla uno de los niños que siguen a Alexei y los demás lo siguen al ver que Alexei no tiene intenciones de irse y mira retadoramente a Katy.
―Chicos, ¡esperen! ¡No se vayan ― Alexei se aleja para seguir a sus compañeros.
―Ya Katy, no llores… ― Intenta consolarle Tatiana ayudándole a levantarse junto a Iván.
― ¿Qué le voy a decir a mi mamá? Ella me dio su más grande tesoro y yo… Dejé que lo rompieran ― toma los restos de la tarjeta rota ya la foto con la esquina rota.
―Estoy seguro que se puede pegar… ― Iván toma un poco de cinta e intenta unir la esquina rota aunque no logra que quede alineada ― Mira ― le muestra su mediocre pero atento gesto.
―Puff eso no arregla nada Jajaja ― se burla León pero Tatiana le da un codazo para que guarde silencio y le hace caso.
―Gracias Iván, pero León tiene razón ― toma la foto “reparada” y besa la mejilla de su amigo después de secarse la lágrimas, quien sólo atina tocar su nuca nervioso.
― ¿Es cierto que es tu padre? ― Pregunta León de manera inocente recibiendo un zape por parte de su hermana por entrometido ― ¿Qué? ― Le reclama sobando su nuca.
―Sí, es mi papá ― responde orgullosa ― de hecho vendrá para la junta semestral y al día de juegos para competir conmigo… ― Miente atrayendo la atención de sus amigos.
―No te creo, ¿de verdad? ― Pregunta incrédulo León al saber eso ― Pensé que no tenía papá, ¿y tu mamá Sam? Pensé que ella era como tu papá ― recibe un zape por parte de su hermana.
―Ella está trabajando así que no podrá venir pero en su lugar vendrá mi papá.
― ¿Tu mamá está con tu mamá Sam y con tu papá? ¿Cómo se llama? ― Interviene inocentemente Iván.
―Sólo sé que se llama Julia V. pero le envíe una carta y sé que vendrá ― asegura.
― ¿Qué ese nombre no es de mujer? ― Pregunta confundido León Bueno, pues yo te creeré cuando le vea ― sentencia alejándose de ellos.
― ¿Estás segura que vendrá? ― Tatiana la mira de manera no muy convencida viendo a su amiga.
―Sí, lo presiento ― termina de limpiarse las lágrimas y se pone en pie con la ayuda de sus amigos.
*** *** ***
El salón donde se realiza la rueda de prensa está tan aglomerado que los flashes de las cámaras y las preguntas comienzan a molestarle un poco mientras se pregunta: “¿Todo esto porque me he cambiado de equipo? No le veo lo novedoso, no me interesa nada de esto, preferiría estar en un campo de futbol corriendo o tirando penales… ¡Por Dios!” Su rostro demuestra lo frustrada y agobiada que está pero su representante le hace señas para que muestre una sonrisa.
―… Y con esto, damos por concluida esta rueda de prensa, bienvenida al equipo ― se levanta un hombre de cabello entre cano y color castaño seguido de Julia mientras le toma la mano a manera de saludo y extendiendo la nueva camisa deportiva en color negro y con detalles rojos y unas líneas de color blanco con su famoso número 20 en la espalda con el que va a jugar.
Los que componen la mesa al frente del escenario abandonan la sala para ir tras bastidores donde Julia se topa con infinidad de ejecutivos que le palmean la espalda y la felicitan.
―Bienvenida al Galaxy ― se acerca una madura mujer con traje Oxford ejecutivo ― esperamos que nos des los resultados que esperamos y que te acoples al equipo sin problema.
―Lo haré… ― Responde Julia intentando zafarse de la plática en la que sabe se verá inmiscuida ― Grigori me voy… ― Se acerca a su representante, un hombre de 35 años y cabello rubio casi cano y le susurra en el oído.
―Jul, no puedes irte… ― Habla con la forzada sonrisa de oreja a oreja.
―Pues ya me cansé y me aburrí… ― Imita su acción.
―Estamos en medio de una fiesta coctel ― se alejan para conversar y señala a los ejecutivos.
―Mira, ya me harté además ya firmamos el contrato y no veo porque deba quedarme, el traje ya me cansó ― afloja un poco su corbata y abre el primer botón.
―Pero no puedes irte, la fiesta es en honor a ti además hay muchos patrocinadores… ― Intenta convencerle y saluda a los representantes de Adidas, Puma, Levi´s Jeans y bebidas rehidratantes.
―Yo veo que es más para ellos, no veo que soliciten mi presencia y pues los patrocinadores sobran, no te preocupes ― saluda a una de las hijas adolescentes de los ejecutivos ― tengo cosas que hacer.
― ¿Sí? ¿Cómo cuáles?
―Tengo que visitar a una personita… Es mi hija ― le suelta la bomba.
― ¿Tu qué? ― Casi escupe el contenido de lo que ha bebido ― Habla en voz baja, ¿una hija no reconocida? ¿Cómo es eso? ¿Por qué no me lo habías dicho?
―Pues porque no lo sabía, me envió una carta y quiero conocerla…
―Jul, eres famosa… Muchas lagartonas quieren algo de tu fortuna… No seas inocente, ¿Por qué crees que dice la verdad? ¿No te habrás revolcado con una mujer en un viaje aquí y ahora tendremos que pagarle para que se calle o sí? ― Calumnia el hombre nervioso ― ¿No era menor de edad o sí? Jul querida, debemos hacerte más cuidadosa con esto, ¿sabes para que se inventaron esto? ― Introduce su mano en su bolsillo y saca un sobrecito que contiene un condón ― Es para eludir la responsabilidad… Toma, si quieres puedo mandar traerte un paquete entero, no mejor un cuarto lleno de ellos, ¿Qué me dices?
―Digo que… A veces eres un insensible y un canalla, me voy de todas formas ― se quita la corbata negra y camina pero a los tres pasos regresa ―oh casi lo olvido, creo que a ti te va a servir más que a mí ― y le deja en medio de aquel salón con la música electrónica a todo volumen.
Julia ríe mientras camina hacia la salida para buscar su alfa romeo para ir a casa a cambiarse de ropa por otra más cómoda y presiona el botón de la alarma a distancia; si mal no recuerda, la noche semestral que ha mencionado Katy es mañana y quiere darle la sorpresa para entonces pero antes quiere ir a visitar a sus padres pues desde que ha pisado Moscú no les ha visto.
Así que dirige su alfa romeo hacia la zona residencial de la ciudad rogando porque sus padres estén en casa.
*** *** ***
― ¿Qué pasa cariño? ― Pregunta Lena viendo a través del espejo retrovisor la expresión triste de su pequeña mientras gira el volante de la camioneta familiar marca Honda modelo CR-V para dar vuelta después de recogerla en la escuela.
―Ay mami, es que… ― No puede contenerse más suelta el llanto lleno de sentimiento.
― ¿Qué pasa? ― Lena intuye que algo molesta a la niña y lo ha podido notar pues no ha salido corriendo como lo hace de costumbre hacia su encuentro.
―Ay mami… ― Apenada pero todavía con los ojos cristalinos busca la foto su “padre” y la tarjeta de Julia Volkova para mostrárselas a su madre ― Me rompieron mi foto y mi tarjeta… ― El llanto cierra la garganta de la pequeña.
―Oh es eso… ― Lena suspira pues no sabe qué decir ― Compraremos otra tarjeta…
―Pero no hay otra foto… Y… Y… Alexei rompió la única que teníamos… ¿Ahora cómo vamos a encontrar a mi papá? ― Lágrimas de impotencia surcan el pequeño e inocente rostro de Katy.
―No llores… Calma, nena… ― Intenta consolarle ― Veré puedo conseguirte otra igual…
― ¿En serio podrías? ― Su expresión cambia a una más alegre.
―Sí pero ya no llores… ― “Lena en que buen lío te has metido” piensa pero al ver la recompensa que obtiene al ver su carita radiante, bien valen todas las mentiras del mundo.
Estaciona la camioneta en el estacionamiento de aquel suburbio tranquilo y residencial y ayuda a cargar la mochila de su hija, ambas entran en la casa mientras Katy corre para encender la pantalla y ver que están pasando la noticia del cambio de partido de Julia Volkova, “estás aquí, ahora sí será más fácil encontrarte… Deseo que vengas aquí…” Piensa cerrando los ojos para que su deseo se cumpla.
―Lávate las manos, la comida estará lista en un momento ― anuncia su madre y Katy obedece.
La comida pasa tranquila mientras Katy le cuenta a su madre cómo es que Alexei le ha quitado y rompido las fotos, a Lena le da un poco de coraje el abuso del que es víctima su hija pero poco puede hacer como le han dicho en la junta escolar y se siente tan impotente pues se siente discriminada por su situación sentimental.
―Estoy segura de que cuando Alexei conozca a mi papá, dejará de molestarme ― sentencia Katy con cara sospechosa.
―Oye, ¿Por qué lo dices tan segura? ― Lena le ve manera sospechosa.
―No, por nada… Es una cosa que me dice mi corazoncito… ― Se toca el pecho ― Pero siento que si algún día le conoce, dejará de molestarme… Bueno, dejarán de molestarnos cuando papá esté aquí para protegernos.
Lena le ve algo dudosa pero sonríe por su actitud infantil y justiciera, ya es hora de ir a la cama así que la envía a dormir que mañana será otro día y la junta semestral de maestros, recuerda decirle a su padre o a su hermano que le acompañen para que participen además en los juegos que se harán al siguiente día de la junta, “como nos haces falta Sam, no sabes cómo la pasa Katy al no tener quien la defienda de los abusos y la pasa igual o peor que yo, si tan sólo supieras…” Suspira mientras piensa.
El día pasa volando aunque la familia, bueno la parte femenina de su familia, se ha reunido para ponerse de acuerdo con respecto a su asistencia a los juegos como toda una familia.
Catalina está charlando con Sonya sobre lo último en tendencias de moda de algunas revistas sentadas en el gran sofá de la sala, la abuela Nadezha está bebiendo un poco de café mientras le da consejos a Inessa sobre la receta del asado de navidad en los sillones conjuntos a la mesita del centro, la prima Dasha juega wii con los niños en la sala mientras Lena pica algunas verduras para la sopa que está preparando.
El tranquilo silencio del tranquilo suburbio residencial se ve interrumpido por el potente motor de una moto Kawasaki ninja ZX-6 r 3 conducida a gran velocidad mientras disminuye poco a poco al acercarse hasta la dirección que es señalada en la carta, la misteriosa identidad del conductor atrae la atención de algunas vecinas chismosas, quienes aburridas de su perezosa existencia salen para ver quien ha interrumpido la paz de su suburbio pues casi nunca pasa algo interesante por aquellos lares sólo en la vida de su vecina Elena Katina.
―Está es la dirección… ― Levanta el visor de su casco y revisa bien los números y el nombre de la calle para asegurarse y no cometer un error.
Lena levanta la vista de la tabla de verduras al sentir un patadita de su pequeña no nata bebé como si quisiese indicarle algo o que al menos mirara hacia afuera, el inocente golpe le hace acaricia su vientre y poner una expresión de dolor pero cuando se recupera puede ver al motociclista ver hacia la entrada de su casa y bajar la mirada para ver un papel como si revisara algo y quisiera comprobar algo.
Puede ver a algunas de sus vecinas chismosas “salir” para revisar sus jardines o “buscar” el correo mientras sus ojos ruedan hasta el motociclista misterioso, puede ver también que algunas vecinas más discretas sólo mueven las cortinas para no perder detalle.
Al fin ve descender a aquel motociclista enfundado en una chaqueta de cuero negra junto a lo que distingue un camisa de igual color con un estampado que no logra distinguir, jeans desgastados y botas color negras también de acuerdo a su estilo rudo, camina a paso lento con el casco aún puesto y esto le causa algo de temor así decide ignorar aquello y camina hacia su abuela, madre, cuñada y hermana para evitar pensar cosas catastróficas.
El timbre la hace sobresaltar pero todos los inquilinos son ajenos al sonido de este, quien llama a la puerta parece ser paciente pues es precisamente Lena quien se levanta con algo de temor pero con su tasa de té en la mano que ha tomado para calmarse un poco, al menos la puerta queda frente a la sala y a la sala de entretenimiento.
― ¿Sí? ― Pregunta al recargar su cuerpo tras la puerta y abriendo poco la puerta.
―Busco a la pequeña Katy, no, a Ekaterina Katina… ― El misterioso motociclista se saca el casco y por fin deja ver su rostro.
El rostro de Lena muestra una clara estupefacción al ver quien toca su timbre, curiosamente la bebé en su vientre comienza a moverse como retorciéndose de felicidad, su taza resbala de sus manos y cae al suelo rompiéndose en mil pedazos y atrayendo la atención de los presente hacia la puerta, quedándose de igual manera que Lena pues conocen a la famosa persona pero permanecen atónitos al no saber qué hace ahí en la puerta de la casa de Lena, excepto Katy, quien sabe por qué está ahí.
―Julia Volkova ― susurran al unísono todos.
― ¿Es esta la casa de Elena Katina? ― Pregunta intentando sacar a Lena de su sorpresa ― ¿Sí es aquí donde vive Ekaterina Katina? ― Vuelve a preguntar mientras relee el nombre en el arrugado papel.
Un grito de felicidad se escucha en la toda la casa y con carrera estruendosa, Katy emprende una carrera desde la sala de entretenimiento para lanzarse a los brazos de la recién llegada famosa futbolista, quien la recibe en un paternal abrazos y mientras la estrecha, la pequeña no puede contener su felicidad y se aferra a su cuello como no queriendo dejarla ir, Julia sonríe por su acto y sin saber cómo es posible aquello siente una extraña unión hacia la pequeña como si la sangre les llamase.
―Eres tú, eres tú, eres tú, eres tú, eres tú, eres tú, eres tú, eres tú… ― Murmura incrédula pero feliz Katy aferrando sus brazos al cuello de Julia ― Sabía que vendrías.
―Sí, soy yo ― susurra Julia aferrando su pequeño cuerpecito entre sus brazos sintiendo una enorme felicidad embargar su cuerpo al conocer a tan encantadora pequeña, es una sensación indescriptible la que siente al tenerla así y de una cosa está segura, es su hija, una tímida lágrima resbala por su mejilla pero Katy la limpia de inmediato y le sonríe, Julia se siente orgullosa de ver su sonrisa en la pequeña.
Se separa del abrazo y coloca a la niña en el suelo para hincarse a su altura mientras toma la punta de su rubia trenza para acariciarla y ver los rasgos que ha heredado de ella, le limpia los rastros de lágrimas de felicidad que han surcado sus mejillas y acaricia de manera paternal su cabecita rubia mientras levanta en brazos nuevamente a Katy para colocarla sobre sus hombros y saluda a los aún atónitos espectadores de la sala.
―Hola, soy Julia Volkova… Al parecer el “padre” de Katy ― sonríe de la manera más encantadora que puede y mira hacia Lena, sus miradas se enganchan formando un halo hipnotizador que siempre ha atrapado a Lena mientras veía su foto y la pequeña bebé no nata en su vientre, se mueve mucho al escuchar la voz de Julia.
―Eres tú… ― Susurra Lena acariciando su vientre y abriendo más la puerta para dejarle pasar a la sala bajo la atenta mirada de todos.

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